DESPISTES DE SABUESOS

DISCLAIMER: Los personajes y demás cosas del Potterverso son de JK Rowling.

CAPÍTULO 1

EN LA MADRIGUERA

Julio 1999

-Sí que se lo has dicho.

Su madre parecía ciertamente sorprendida. Percy, que en ese momento estaba demasiado ocupado viendo cómo Arthur Weasley monopolizaba por completo la atención de Audrey, miró de reojo a su progenitora y sonrió de medio lado.

-Pues sí.

-Y está aquí.

-Efectivamente.

Molly se quedó sin palabras. Agitando la cabeza con desconcierto, se metió de nuevo en la casa y continuó cocinando. Percy no sabía qué pensar respecto a ella. Supuestamente Audrey no le había gustado nada no porque fuera muggle, sino porque según su punto de vista iba a tomarse muy mal todo eso de la magia, pero era obvio que estaba equivocada y todo su mundo debía haberse vuelto del revés. Percy sólo esperaba que se hiciera pronto a la idea, porque Audrey estaba allí e iba a quedarse durante mucho tiempo.

Cuando volvió a centrar su atención en ella, la descubrió cogiendo con torpeza una pluma y garabateando cosas en un trozo de pergamino. Su padre, que tan silencioso se había mostrado en su primer encuentro, se había convertido en una especie de entusiasmado admirador. Y Audrey, que en principio no supo muy bien cómo reaccionar, decidió tomárselo con la misma naturalidad de la que hacía gala tan a menudo y procedió a responder todas sus cuestiones. Percy no tenía ni idea de lo que estaban hablando y no le importaba. Se alegraba, eso sí, de que el brujo no hubiera tardado nada en convertirse en cómplice de Audrey.

No sabía muy bien qué pensar respecto a los demás. La noticia de que tenía una novia muggle los había pillado desprevenidos y, aunque amables, estaban siendo bastante cautelosos. Debían pensar que Audrey era una especie de Percy en femenino y mantenían las distancias. O tal vez no terminaban de creérselo, porque ni siquiera George había hecho bromas aún.

En cuanto Audrey, debía reconocer que la había metido en un buen lío. Percy pensó que presentarla a la familia Weasley de esa forma sería una buena idea, pero ahora empezaba a dudarlo. Audrey no sólo tenía que lidiar con su primera inclusión en el mundo mágico, sino que tenía que aprenderse los nombres de sus hermanos y respectivas parejas y, francamente, no era tarea fácil. Porque, a pesar de que la chica nunca fue precisamente tímida, esa tarde se mantuvo discretamente callada hasta que Arthur la secuestró.

Recordando que la había dejado prácticamente sola durante casi media hora, Percy se acercó a ellos y se sentó junto a Audrey.

-¡Oh, Percy! Es fascinante –Arthur le acercó el pergamino en el que Audrey había estado dibujando- ¿Sabías que los muggles pueden viajar por debajo del agua utilizando submarinos?

Percy hizo un ruidito poco comprometido y supuso que aquella cosa caóticamente trazada debía ser uno de esos submarinos.

-La verdad es que tienen mejor pinta que esto –Dijo Audrey como disculpándose por su escaso talento- Le decía a Arthur que hay un montón de películas sobre submarinos. A lo mejor le apetece ver una alguna vez.

-Eso sería extraordinario –Arthur agarró el pergamino nuevamente y se puso en pie- Voy a enseñarle esto a tu madre. Le encantará.

Percy alzó una ceja. A Molly Weasley le darían igual los submarinos o cualquier otro medio de transporte muggle, pero agradeció que su padre lo dejara a solas con Audrey. Entonces, le cogió la mano y le dio un beso en los nudillos. Audrey nunca había conocido a nadie que hiciera cosas como aquella y le encantaba.

-¿Qué tal?

-Tu padre es guay. Quiere que un día de estos lo lleve de compras a un centro comercial. ¿Puedes creerlo?

-A papá siempre le han gustado mucho las cosas muggles.

-Sí –Audrey sonrió- Yo diría que incluso me quiere más que tú.

Percy bufó y tuvo el impulso de decirle que eso era imposible, pero se conformó con poner los ojos en blanco y negar con la cabeza.

-De todas formas, no te lo lleves de paseo muchas veces o no podrás deshacerte de él.

Audrey rió y apoyó la cabeza en su hombro. A Percy ni le importó que sus hermanos lo miraran con extrañeza.

George Weasley, por su parte, no daba crédito a lo que estaba pasando. Ya había sido lo suficientemente impactante descubrir que Percy tenía novia como para enterarse de que la chica era muggle y simpática. Y ahora, encima de todo, la veía abrazarse a su hermano de esa forma y veía a su hermano responder al gesto con naturalidad y sólo podía pensar en que Percy debía estar bajo los efectos de una imperius o algo.

-Sé lo que sientes.

Bill le había dado una palmada en la espalda, logrando sacarlo de su extraña ensoñación. Su hermano le sonreía con condescendencia y señalaba a Percy con la cabeza.

-Es tan raro –Masculló George, parpadeando para asegurarse de que aquello era verdad- ¿Te había dicho algo?

-¿Percy? ¿Bromeas?

No. Percy no le había dicho nada a nadie. Siempre había sido un chico muy reservado, extremadamente celoso de su intimidad y poco dado a compartir confidencias con los demás. George se había enterado de que estaba saliendo con Penélope Clearwater después de interceptar accidentalmente una de sus cartas y Percy jamás había hablado de chicas con él, aunque en los últimos tiempos estaba un poco más abierto. No lo suficiente como para mencionar a Audrey, claro.

-Hay que reconocer que la chica tiene valor –Comentó Bill tendiéndole una cerveza de mantequilla.

-¿Por estar con Percy?

-Por soportar a papá.

George soltó una risita y miró a la chica. Siempre había imaginado a la novia de Percy como a una persona tan estirada y pomposa como su hermano, pero Audrey no tenía pinta de ser nada de eso. Se la veía un poco asustada –y no era para menos- pero le había parecido una persona bastante normal.

-Percy debe quererla un montón para traerla a casa. ¿No crees?

George se encogió de hombros y vio a Bill levantarse y acercarse a ellos. Bien por Bill. Ejercer esa clase de labores diplomáticas debía ser cosa del primogénito.

Bill consideraba que ya se habían mantenido las distancias durante demasiado tiempo. Si no hubiera sido por su padre, Audrey y Percy habrían pasado toda la noche solos y, por más extraña que fuera la situación, los Weasley no eran tan maleducados.

A pesar de no saber muy bien de qué hablar con Audrey –ni con Percy, si debía ser sincero consigo mismo- saludó a ambos con una sonrisa y se sentó con ellos. Sólo esperaba que los demás dejaran de alucinar de una vez y le echaran una mano.

-¿Qué tal va todo?

Bill esperaba que fuera Percy quién respondiera, pero fue la voz de Audrey la que escuchó.

-Aún estoy intentando comprender cómo es posible que vuestra casa se mantenga en pie. Por lo demás, yo diría que bastante bien.

-Has sobrevivido a la neurosis pro-muggle de papá. Yo diría que estás mejor que bien.

¿Eso había sido una broma? Bill quedó tan impactado ante ese descubrimiento sobre su hermano que no se le ocurrió nada que decir.

-Arthur me ha dicho que encontráis un poco molesto que los muggles le gustemos tanto. ¿Es verdad?

Aunque la pregunta había sido hecha con suma inocencia, Percy se vio un tanto incómodo. Después de todo, si algún día los gustos paternos le habían parecido inadecuados, era obvio que le había ganado por goleada.

-No era su gusto por lo muggle lo que nos molestaba, sino su obsesión por lo muggle –Comentó Bill, conciliador y divertido ante la expresión de Percy- ¿Te ha hablado ya de su colección de enchufes?

-¿Arthur colecciona enchufes?

Audrey miró directamente a Percy y él sólo se encogió de hombros. Después, la chica soltó una carcajada. Percy bufó y a Bill le pareció que hacían buena pareja. Eran tan distintos que parecían encajar a la perfección.

-Y patitos de goma –Dijo Percy sonando un tanto mortificado- Tiene el cobertizo repleto de trastos viejos. Dudo que sepa lo que son la mitad de ellos.

-Estoy segura de que podré echarle una mano con eso.

-De verdad, Audrey, no lo intentes. Hermione es hija de muggles y Harry no supo que era mago hasta los once años. Meterte en ese berenjenal sólo te traerá problemas.

Audrey puso cara de ir a hacer lo que le diera la gana, pero no le discutió nada a Percy. A Bill le dio la impresión de que su hermano iba a necesitar muchísima paciencia para lidiar con esa chica y encontró la idea divertidísima.

-Percy me ha dicho que vas a tener un bebé –Audrey decidió que era un buen momento para cambiar de tema.

-Para finales de año, sí.

-Enhorabuena –Audrey le sonrió con calidez –Los niños me gustan mucho. Estoy pensando en solicitar un puesto en la planta de pediatría, pero hay un montón de candidatos.

-Audrey se planteó hacerse profesora. ¿Sabes?

-Sólo de Educación Infantil, pero al final me decanté por la Enfermería.

-Se le dan muy bien los niños. –Percy frunció el ceño y se mordió el labio inferior- Menos cuando les grita y amenaza, claro.

-¡Ey! –Audrey le dio un codazo al chico- Todavía no te he oído quejarte la primera vez después de que te haya rescatado de esa pandilla de salvajes del barrio.

-Yo no he dicho que haya nada malo en que les grites y eso.

-Mamá nos crió así –Intervino Bill, divertido ante el intercambio de palabras.

-¡Qué remedio le quedaba a la pobrecita! ¡Siete hijos! –Audrey se levantó, se estiró el vestido y echó a andar hacia la casa con una confianza inusitada- Voy a ver si le echo una mano.

Bill no podía creerse que Percy fuera capaz de poner semejante cara de estúpido. Lo encontró casi tierno.

-Eso ha sido una sorpresa, hermanito. ¿Una chica muggle?

Percy resopló y pareció ponerse a la defensiva.

-¿Qué pasa?

-Nada –Bill se sintió momentáneamente descolocado- Pero no me negarás que es un poco raro viniendo de ti. ¿Desde cuándo te ha interesado algo el mundo muggle? ¿Cómo la conociste?

Percy le miró como si le perdonara la vida y, como era de suponer, no le dio ninguna explicación.

-Debería ir a ver cómo se las apaña con mamá –Intentó levantarse, pero Bill se lo impidió.

-Lo que deberías hacer es dejar que se conozcan. Mamá no será fácil.

-Ya. Claro. –Percy se mordió el labio inferior -¿Qué tal se lleva con Fleur?

-Creo que ya se ha hecho a la idea de que es una Weasley, aunque ayudó bastante el hecho de que aún quisiera casarse conmigo después de las cicatrices.

Percy miró el rostro desfigurado de su hermano y sintió una repentina vergüenza coloreando sus mejillas. Habían pasado muchas cosas desde su regreso a la familia, pero aún no se había disculpado con Bill por haberse mantenido lejos cuando pasó aquello.

-Sé que es tarde, pero lo siento. Debí…

-Debiste hacer muchas cosas que no hiciste, Percy –Bill se tornó serio- No voy a decirte que no tiene importancia, porque yo no soy ni mamá ni papá, pero hace un año decidí que no iba a perder a ningún hermano más y ni tu estupidez absoluta cambiará eso. ¿Entiendes?

-Claro.

-Además, es evidente que algo sí que has cambiado. ¿Antes le has dado un beso a Audrey? ¿En público?

El rubor se intensificó en las mejillas de Percy, aunque la vergüenza actual era de una naturaleza diferente.

-No es fácil negarle cosas. ¿Sabes?

Bill pensó que Audrey era la persona ideal para evitar que Percy volviera a salirse del redil, así que le dio un golpe en la espalda y deseó que el noviazgo les durara durante mucho más tiempo. Aquel nuevo Percy le gustaba.

OoOoOoOoOoOoOoO

Hola de nuevo a todos.

Este fic está pensado como un spin-off de "Dos sabuesos despistados", así que seguiré el hilo argumental de dicha historia. En realidad esto no es más que una excusa para seguir escribiendo sobre Percy y Audrey, aunque ahora lo haré en forma de viñetas y siguiendo un formato similar al que Sorg-esp utiliza en uno de su fic. Si queréis saber cuál, echadle un vistazo a todas sus historias porque son muy originales y merecen muchísimo la pena. En cuanto a ti, Sorg, espero que no te importe que te haya copiado un poquito ;).

En este primer capítulo quería mostrar que los hermanos de Percy nunca podrán perdonarlo del todo, tal y como sus padres hicieron. Sus hermanos no pueden olvidar con facilidad todo lo que Percy les hizo sufrir y eso me servirá para desarrollar más en profundidad la relación entre Audrey, Lucy y Molly y Percy. Porque aunque los Weasley estén muy unidos, en mi cabeza la "verdadera" familia de Percy son su mujer y sus hijas. Espero poder explicar esto un poquito mejor en el futuro.

Por lo demás, espero que os animéis a seguir leyendo. Conoceréis más cosas de Lucy y Molly y también dedicaré capítulos a personajes como George o alguno de los que inventé para "Dos sabuesos despistados".

Gracias por leer y ¡Recordad! El botoncito verde no muerde :P

¡Oh! ¡Y VIVA ESPAÑA, LECHES! A por los alemanes, y si nos ganan no pasa nada, que esos tíos son la hostia y nosotros ya hemos hecho mucho más de lo que yo esperaba.

Besos

Cris Snape