Jojojojo~ mi primer fic de Hetalia, espero que esto haya salido bien. Realmente tenía un par de dudas, pero la idea es simplemente tentadora. Espero que les guste el fic ^^
Este fic fue creado con la ayuda de xSlaughter asi que el crédito también es para ella.
Disclaimer: Los personajes utilizados en este fic no me pertencen, le pertenecen a su respectivo creador, yo solo hago de uso de ellos de una forma meramente recreativa sin ningún beneficio monetario.
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Capítulo 1
Una Extraña carta
Era una noche oscura, y Lituania caminaba despreocupadamente por las oscuras calles de la ciudad. Bueno tal vez no tan despreocupadamente, iba a visitar a Polonia para asegurarse que estuviera bien, no había llamado antes pero no creía que su... amigo estuviera ocupado.
—Más le vale no haber comprado toda esa camada de ponis por eBay –murmuró mirando al suelo—, ya le dije que no hay espacio para...
Se detuvo abruptamente a unos metros de la casa de Polonia. Todas las luces estaban apagadas y la única iluminación provenía de las farolas colocadas por toda la calle. Hubiera dicho que Polonia no estaba en casa y se habría dado media vuelta, de no ser por esa... silueta.
Apenas sus ojos la vieron, un escalofrío le recorrió la espalda. No era Polonia, pero estaba agachado frente a la puerta principal, y eso que ondeaba alrededor de su cuello, ¿era una bufanda?
Sí, lo era. Por suerte, la silueta estaba de espaldas a él, aún podía huir y traer ayuda o lo que sea. Pero mientras esos pensamientos se formaban en su mente, la sombra se dio la vuelta, y, a pesar de ser incapaz de verle el rostro, supo que sus ojos se clavaron en los de él.
Y las farolas se apagaron.
Fue sólo un segundo, pero suficiente para que mientras su cuerpo estaba paralizado de la impresión, la sombra que estuviera frente a la puerta de Polonia desapareciera. Se encontró temblando en la calle completamente solo.
—¡POLONIA! —gritó corriendo hacia su casa.
De pronto sintió un dolor intenso en la parte de atrás de la cabeza y se desplomó.
—Demasiado cerca... —dijo la voz de la silueta—. ¿Qué hago con esto?
A sus pies estaba el cuerpo ahora inerte de Lituania, ah, que molestia. Pero tenía que hacer algo o su superior lo mataría.
Italia del Norte no se sentía bien. Estaba sentado en el sofá frente al televisor engullendo enormes cantidades de pasta y viendo alguna novela de esas que México hacía y lo ponían sentimental.
Es que simplemente no tenía nada mejor que hacer. Cuando Alemania le dijo que se pasaría unos días visitando a su hermano Prusia y lo dejaría solo, trató de convencerlo de que lo dejara acompañarlo, pero no pudo.
—Y estoy solito... ¡Buaaahh Alemania vuelve! —sollozó con la boca llena de pasta.
Después de hacer un drama propio y ver el de la televisión, dejó la olla de pasta vacía en un rincón y se quedó viendo los demás programas hasta terminar dormido.
Se despertó unas horas después, afuera ya todo estaba oscuro y en la casa sólo se escuchaba el sonido de la televisión, donde emitían uno de esos comerciales de diez minutos o más.
—Ve... —murmuró mientras se tallaba los ojos y se estiraba, vio en el reloj que faltaban unos minutos para la medianoche. La única luz provenía de la luz del patio encendida que se filtraba por bajo la puerta y las ventanas, además de la del televisor encendido.
Entonces escuchó un ruido, pasos para ser más específico. Pasos en el patio.
"¡Debe ser Alemania!" pensó feliz mientras bajaba todo el volumen a la televisión, "¡Debió extrañarme mucho y vino antes de tiempo!". Se puso de pie, limpiándose la salsa de tomate que aun tenía en su rostro, cuando vio una sombra, era obvio que alguien estaba del otro lado.
Se preparó para recibirlo con un gran abrazo, esperando ansioso a que tocara el timbre, pero nadie tocó.
Sin embargo la sombra seguía ahí.
¿Pero qué espera...? —murmuró, tal vez estaba nervioso o algo así. Bueno, le facilitaría las cosas y abriría él mismo la puerta.
Pero antes de poder hacerlo, un sobre se deslizó por debajo de ella.
Era blanco, no tenía escrito nada y consiguió provocarle un escalofrío.
Se quedó observándolo durante unos segundos, sin saber si recogerlo o no. Entonces se fijó en que la sombra seguía ahí, completamente inmóvil, de esa forma tan tétrica...
Comenzó a temblar, definitivamente no era Alemania, ni Japón, ni su hermano. No supo si gritar pidiendo ayuda o correr a encerrarse en su armario, cuando de pronto la sombra se movió y desapareció desde debajo de su puerta.
Pudo escuchar los pasos y siguió la trayectoria hasta llegar a la ventana, donde vio una silueta.
La silueta de alguien que corría. Y llevaba bufanda. Fue sólo un segundo antes de que desapareciera.
El miedo aumentó de forma incontenible, subiendo por su estómago hasta atorarse en su garganta, y apenas iba a liberarse en forma de un grito de auxilio cuando un relámpago iluminó la habitación y el timbre del teléfono sonó. Todo al mismo tiempo, casi provocándole un infarto al pobre Italia.
Dio un salto de sorpresa y se escondió tras su sillón soltando un alarido. Su corazón palpitaba con tanta fuerza en su pecho que le parecía iba a romperle una costilla.
"T-tranquilo, es sólo el teléfono..." murmuró después de varios timbrazos por parte del teléfono, tratando de tranquilizarse. Estiró su mano hasta la mesita de noche y lo tomó con cuidado después de varios intentos.
—¿C-ciao? —dijo con un hilo de voz, mirando hacia la ventana por si la sombra volvía.
—¡BASTARDO! —gritó la voz al otro lado—, ¡MALDICIÓN, NO VAS A CREER ESTO!
Por irónico que suene, ese insulto le subió el ánimo.
—¡NIICHAN! —gritó a su vez—, ¡tengo miedo! ¡¿Qué ocurre?
—¡El idiota de España no está! —gritó Romano del otro lado del teléfono—, ¡Se ha largado el muy imbécil, y no es que me importe, pero necesito que vengas!
—P-pero... ¡¿Porqué? —comenzaba a preocuparse, tal vez el misterioso sobre había llegado con Romano también.
—¡No preguntes, tú sólo ven! —gritó Romano sin darle tiempo de contarle su historia, y colgó bruscamente.
Al parecer no le quedaba de otra.
Mientras tanto, en algún otro lado, Suiza estaba furioso, y confundido con su escopeta cargada en mano y un sobre abierto sobre la mesa. Era el mismo sobre que Noruega había leído con indiferencia hacía un rato y el mismo que Hong Kong había encontrado junto con su nuevo lanza llamas.
—Ya verán... esos desgraciados... —murmuraba mientras la leía de nuevo, y la vena en su frente palpitaba mostrando todo su enojo, tanto que Liechtenstein observaba intimidada desde la puerta, sin atreverse a decir nada—, ¡NADIE SE BURLA DE MÍ!
Dicho esto, se dio la vuelta arrojando el sobre arrugado al suelo y abriendo la puerta de una patada.
Liechtenstein se encontró de pronto sola, su hermano iba a asesinar a alguien, así que tardaría un poco en volver. Se acercó al papel arrugado lentamente, como si temiera ser descubierta y lo abrió, leyendo lo que estaba escrito en él.
Sólo se llevó las manos a la boca, dejándolo caer de nuevo al suelo.
Y alguien más leía la misma carta en algún otro lado.
Inglaterra se encontraba caminando por su casa aún en pijama, con sus lindas pantuflas de conejito y una deliciosa taza de té en la mano. Salió a buscar su correo como siempre hacía. Sentado en la sala empezó con la ardua tarea de leer su correo, su aburrido correo. Una cuenta, cuentas y más cuentas era lo que siempre recibía, oh, pero y esta carta, no tenía ni remitente ni información alguna. La abrió, deseoso de saber el contenido de la misteriosa carta. Tal vez era una de esas cartas donde te decían:
"QuErIdO qUiEn Tú SaBeS qUe OdIaMoS:
tEnEmOs Lo QuE tÚ sAbEs QuE tEnEmOs, Y sI nO nOs dAs Lo QuE tÚ sAbEs qUe QuErEmOs, HaReMoS lO qUe Tú SaBeS a Lo QuE tÚ sAbEs QuE tEnEmOs. AsÍ qUe LlÉvAlO a DoNdE tÚ sAbEs A lA hOrA qUe Tú sAbEs.
P.d. (1): No InTeNtEs NaDa, tE eStAmOs ViGiLaNdO.
p.D. (2): tÚ sAbEs CoMo.
AtTe.: Tú SaBeS QuIeN."
Oh si, la idea sonaba tan tentadora, pero cual fue su sorpresa al ver que el contenido del sobre era totalmente diferente a lo pensado.
"Querido uke:
Tal vez este sorprendido al recibir una carta como esta, sin remitente ni nada. Pero me veo en la tarea de informarle, que usted ha estado en observación por varias semanas y después de varios estudios, los mejores científicos especializados en la materia han definido que usted señor, es un mal uke.
Las razones se le serán señaladas el día de la reunión, así que esperamos su asistencia en el almacén abandonado a las 9:00 a.m. el día de mañana."
Algo alterado arrugó la hoja de papel en su mano y la lanzó lejos de ahí. Pero que absurdo sonaba eso, él un mal uke, pfff esto debía ser alguna estúpida broma del idiota del vino o del estúpido come hamburguesas. Pero sentía una enorme curiosidad de ir a ver de qué trataba todo esto, además de ir a maldecir al idiota de la broma.
Porque tenía que ser una broma.
Así que no fue sorpresa que a la mañana siguiente estuviera en aquel almacén, antes de la hora acordada, para destruir al bromista. Lo que si fue una sorpresa fue ver a Vash sentado en una de las cajas afuera del almacén con su arma cargada y lista para matar. Dudó un poco si debía hablarle o debía huir por su vida, pero al parecer Vash se había dado cuenta de que estaba ahí, por que de un instante a otro pudo sentir el frío metal del arma en su frente.
—¡Tú, maldito bastardo! —gritó Vash con enojo mientras apretaba mas el arma contra la frente del inglés—, ¡Tú escribiste esta endemoniada carta! —sacó de uno de sus bolsillos la misma carta que él había recibido.
No supo como reaccionar. Demasiadas emociones juntas, estaban a punto de matarlo y Vash había recibido la misma maldita carta ¿Qué significaba todo esto? Si esto no era no broma ¿Qué era? ¿Realmente iba esto enserio? ¿Quién en su sano juicio podría...? pero no tuvo tiempo de seguir indagando, pudo sentir en su frente como el seguro de la pistola era retirado, así que sin otra opción sacó de su bolsillo trasero la misma carta.
—¡Espera! —gritó poniendo la carta entre él y el suizo—, yo también recibí la misma carta que tú.
Sintió un gran alivio cuando Vash bajó la pistola de su frente, había estado cerca. Se habían quedado en silencio, obviamente pensando de lo mismo ¿Quién había escrito esto? ¿Habría más victimas en esto? Obtuvieron una respuesta rápida al ver a los hermanos italias discutiendo sobre algo.
—¡Te dije que esto no era una buena idea, bastardo! —gritó un histérico Lovino a su hermano, quien gimoteaba por el miedo que tenía.
—P-pero, nii-san...—lloriqueaba Feliciano
Pero ambos se detuvieron súbitamente cuando estuvieron frente a Inglaterra y Vash. Así que como supusieron no habían sido los únicos en recibir la carta.
—¡Gah! ¡Es Inglaterra! —gritaron los italias al mismo tiempo que salían corriendo. Pero fueron detenidos por Vash, quien los había agarrado del cuello de la camisa.
—¿Ustedes también recibieron la carta? —preguntó algo enojado e impaciente.
Tanto Feliciano como Lovino sólo pudieron asentir temblando por el miedo que tenían.
—Osea, tipo como que esa carta era un poco rara —dijo Polonia saliendo de la nada acompañado de un Hong Kong que había encontrado en el camino.
Lovino y Feliciano se soltaron del agarre del suizo para correr con Polonia y Hong Kong.
—Entonces ustedes también reci-...—empezó a hablar Iggy pero fue interrumpido.
—Recibimos la carta —terminó Noruega—, eso parece.
Todos tenían las mismas dudas. Ya eran las nueve de la mañana, la hora acordada. Todos entraron al almacén, algunos con miedo otros con curiosidad, en cambio había algunos que sentían que iban a estallar del coraje en cualquier momento, y claro nunca faltaba el que lo miraba todo con indiferencia. Pero todos tenían la misma duda ¿Quién había tramado todo esto?
—Me alegra que hallan venido —se escuchó una voz una vez que todos estuvieron a dentro—, veo que no falta nadie, podremos empezar en un instante— y tras de aquellas palabras la puerta, antes abierta del almacén, se cerró de golpe haciendo que los Italias soltaran un grito de terror.
Después de un rato, las luces se encendieron rebelando a un muy aterrado Lovino aferrado a Inglaterra y a otro aterrado Feliciano abrazando a Vash como si su vida dependiera de ello. Después de otro grito de terror tanto Feliciano como Lovino se soltaron del agarre y se alejaron lo más que pudieron de ellos.
—Me alegra saber que accedieron a venir — escucharon a una voz—, no me hubiera gustado tener que hacer uso de la fuerza para traerlos aquí —y todos pudieron ver como alguien salía de la oscuridad para hacer acto de presencia frente a los confundidos ukes.
—¡Tú! —gritó un muy enojado Vash.
—¿Qué? Creí que era muy obvio que se trataba de mi —dijo mientras una pequeña sonrisa surcaba sus labios—, ¿Gustan sentarse? —señaló unos mesa bancos que reposaban junto a los ukes.
Los Ukes no supieron exactamente que hacer y se veían entre ellos confundidos. Realmente era muy obvio que se trataba de aquella persona.
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Jojo decidí dejarlo hasta aquí, si les gusto dejen un review...y si no también dejen uno D