¡Hola lectores! Regresa Abby-chan con el último capítulo de ésta historia u_u. La verdad fue muy divertido escribirla, además de que me trajo infinidad de recuerdos. Espero que como yo, guarden esta historia en sus corazones, ya que para mí, esta historia significa demasiado. Agradezco a todos aquéllos compañeros que siguieron esto hasta el final, y que me han dejado sus preciados comentarios en cada capítulo que subo. Es difícil despedirse de una parte de ti, pero esto ha terminado. Humildemente, espero que les guste. El epílogo lo agregué aquí, porque sino no se completaban las 10 hojas del capítulo xD. Pero no todo son malas noticias! Ya comenzaré a subir mi otra historia de Death Note, "Because I love you". Espero que también le den una oportunidad ^^.
Fairy Tail no me pertenece, todos sus derechos a Hiro Mashima.
Disfruten, por favor!
Capítulo No. 11: "Siempre para ti…"
Lucy POV
La mañana nos llegó. El Sol, resplandeciente, nos iluminó el rostro, haciendo que abriésemos los ojos. Había soñado contigo, de nuevo. Desde que te secuestraron, no paraba de hacerlo. Y el sueño, siempre era el mismo: Tú, tus ojos borrados, tus llamas extintas, tu sangre regada…tu vida, apagada. Si, tú…estabas muerto. En mis sueños, te veía morir; y yo no podía hacer nada, mi cuerpo no me respondía. Solo te observaba morir. Y sentía miedo, angustia, desesperación. Me sentía tan inútil. Me miraba en mis sueños, llorando, gritando de la impotencia. Y tú, en tu lecho de muerte, me mostrabas una última vez esa sonrisa tan tuya. Era como sí, te estuvieses despidiendo de mí.
Yo no quería creer que ese sueño se podía hacer realidad. Yo no quería. Tenía miedo de perderte. Tenía miedo de perder a alguien importante otra vez, como a mi madre. Pero tú no. Tú no.
De pronto, MyraJane interrumpe mis pensamientos…
-Lucy-chan, ¿ocurre algo?- me preguntó, mientras yo parpadeaba un par de veces, volviendo a la realidad.
-No Myra-san.
-Te veías muy pensativa…
-Ah bueno es que; no déjalo, no importa.
Pero ella se quedó viéndome preocupada. Yo no quería inquietarla. La conozco, y sé que si se lo cuento solo se preocupará más. Además, era solo un sueño. ¿Qué tanto puede hacer un sueño?
-.-
Empezamos a caminar. Ya habíamos recogido todo, y emprendimos camino hacía la fortaleza. Ya te sentía cerca. Ya casi, sentía tu aliento, tu tacto. Ya casi te sentía a ti.
El último pedazo de bosque era más denso que el anterior. Las ramas eran más grandes, y ocupaban casi todo el espacio del camino. Gray tenía que cortarlas para que pudiésemos pasar. Los árboles eran enormes, ni siquiera podía distinguir sus copas. Y el silencio, era sospechoso. Tan solo se podían escuchar de vez en cuando soniditos de animales, pero nada más. Ningún rastro de bandidos, o personas relacionadas con la fortaleza.
No me había dado cuenta de lo largo que era el último lapso del bosque. En el mapa no era más que una mancha pequeñísima que casi no se notaba. Pero, sí que era grande. Además, el calor se estaba apoderando del ambiente. Era casi insoportable. Happy ya se veía algo cansado de usar su magia para volar. Myra jadeaba constantemente. Juvia se limpiaba el sudor, y yo, me acababa de acabar mi porción de agua. Demonios.
Gray no se veía tan afectado por el clima, pero si algo desesperado por ver el bosque interminable. Y es que, teníamos planeado llegar al medio día, pero creo que ahora nos llevara más tiempo. Gray miraba constantemente a todos lados, y luego volteaba a ver el mapa del bosque. Yo casi ni le prestaba atención. Seguía pensando en ti, y en ese sueño. Era extraño, muy extraño. Ese sueño, era de la clase de predicción, o eso leí. 'Sí un sueño es constante, se trata de una predicción, de una visión al futuro', decía en uno de esos tantos libros de sueños que mi abuelo me prestaba. Pero yo no lo quería creer. La visión era tan aterradora, que me parecía imposible. Tú muriendo. Yo sin poder salvarte. No deseaba que sucediera. Yo quería salvarte, quería protegerte. Pero no soy tan fuerte como lo eres tú. Tú siempre me protegías, me cuidabas; y yo, nunca pude hacer nada. Siendo tú tan fuerte, siempre podías salir adelante. Pero ahora, yo era quién debía protegerte. Pero tenía miedo de fallar. ¿Qué tal si no soy lo suficientemente fuerte para salvarte?¿Qué tal si fallo, y tú mueres? No quería pensar en eso, pero era imposible no hacerlo. Yo soy débil. Siempre lo he sido. Más sin embargo, quería salvarte. ¿Cómo quería salvarte, sin antes conseguir fuerza?¿Cómo pretendía protegerte, sin antes haberme fortalecido? Era estúpido. Alguien como yo.
"Pero yo te amo, ¿eso no es suficiente?", me dije a mí misma, triste. Esa única razón, fue la que me trajo hasta aquí. Te salvaría, porque te amaba…¿qué acaso eso no era suficiente? Pensé que amándote como lo hago, conseguiría fuerza, o tendría la capacidad de salvarte. Pero ahora, ya no estaba tan segura. No me sentía fuerte. No para ti. Quería hacerme más y más fuerte, porque quería protegerte. Una vez escuché decir a alguien que "La verdadera fuerza nace en una persona, cuando tiene alguien a quién proteger". ¿Eso era verdad?¿Acaso, me volvería fuerte? No lo sabía. Pero mi deseo de salvarte, seguía aquí.
Suspiré. Estaba dándole muchas vueltas. Pero era inevitable. Yo quería volverme fuerte para ti. Siempre para ti.
-.-
La tarde se nos vino encima. Estábamos exhaustos. Me dejé caer al suelo, soltando un suspiro de alivio.
-¡Estoy muy cansada!- exclamé.
-¡Aye!- gritó Happy, tumbado en mi hombro.
-Hemos caminado sin descanso por horas- se quejó Juvia, suspirando agitadamente.
-Es verdad- agregó Myra, sentándose a mi lado.
-Pero debemos seguir.
Todos volteamos a ver a Gray. Ni siquiera sudor tenía. ¿Qué acaso este hombre nunca se cansaba?
-Acabo de percibir el humo de las llamas de Natsu. Sin duda alguna, él se encuentra ahí.
Mis ojos no pudieron contener las lágrimas. Empezaron a caer, una a una. Por fin. Por fin. Te había encontrado. Myra gritó de la emoción y me abrazó llena de júbilo, al igual que Happy. Juvia tomó mi hombro, y me sonrió con alegría. No pude contener mi sonrisa de felicidad.
-Lucy- me llamó Gray. Dejé aparte el festejo de los demás, y me acerqué a él.
-Dime Gray.
Me miró, serio. Me estremecí.
-A partir de ahora, las cosas se pondrán difíciles- me dijo, sin despegarme los ojos. Asustada, tragué saliva.
-¿A qué te refieres con eso?
-Las personas que tienen a Natsu preso, no son comunes. Hay un alto porcentaje de que la razón de su secuestro, fue para quitarle sus poderes mágicos.
Mis ojos se ensancharon del terror. ¿Quitarle sus poderes mágicos, pero porqué? Gray miró al frente.
-En realidad no sé si eso sea verdad, pero te lo digo para que te vayas dando cuenta de la magnitud de este problema.
Asentí, ida. Quitarle sus poderes mágicos.
-Probablemente, ellos ya sepan que estamos cerca.
Volví a asustarme. Lo miré de nuevo, con la mirada llena de miedo.
-Tendremos que luchar Lucy, para traer a Natsu de vuelta con nosotros- hizo una pausa, para mirarme- y con vida.
Bajé la vista, derrotada. Nunca creí que las cosas fueran así. ¿Por qué estaba pasando esto?¿Por qué tenía que ser a él?¿Por qué a él? No podía responder. No podía entender qué era lo que deseaban de él. Porqué quitarle sus poderes mágicos. ¡No!¡No podía permitirlo! Tenía que detenerlos a toda costa. No podía dejar que se aprovecharan así de él. Natsu no había hecho nada malo. ¿Por qué matarlo, por qué?
Lentamente, comencé a llorar. No pude contenerme más, las lágrimas luchaban por salir. Sollozos ahogados comenzaron a tronar en mi pecho. Me sentía tan impotente. Gray se dio cuenta, y me miró con compasión.
-¡Sabía que no debía decírtelo!¡Diablos!- se quejó, al notar mis lágrimas caer. Yo seguía lamentándome. Él solo se volteó, para no tener que mirarme.
-Y-Yo no q-quiero…
Él me prestó atención.
-¡Y-Yo no quiero que eso pase!¡Voy a salvar a Natsu!- grité, entre sollozos. Tapé mi rostro con ambas manos, tratando de detener los gimoteos que no podía evitar. Mis hombros temblaban. Mis pies se rendían. Poco a poco, sentía como se me iban las fuerzas. Mis piernas no pudieron más con mi peso, y dejaron caer mi cuerpo al suelo. Era demasiado. Gray se acercó a mí, y me levantó.
-Lucy, debes ser fuerte.
-¡Eso intento Gray, eso intento!- le dije, aún llorando-Pero…es tan difícil.
Gray me levantó, y me puso de pie. Mi cuerpo aún estaba tambaleante, es por eso que me sostuvo un poco más. Podía sentir su apoyo. Podía sentir como me lo brindaba.
-Debemos ser fuertes Lucy. Eso espera Natsu- me dijo, mirándome el perfil. Yo seguía viendo a la nada, con las lágrimas en las mejillas.
-Si, lo sé.
Él suspiró.
-Te prometo, que haré lo que sea por salvarlo. Te lo prometo Lucy.
Yo lo miré, asustada. Sus palabras, crearon un miedo extraño. El mismo miedo, que me daba un mal presagio. Algo malo iba a suceder…
-.-
Ya casi anochecía, y nosotros seguíamos en camino. El silencio se había impregnado por completo en el ambiente, y nadie era capaz de romperlo. Gray ya les había explicado las cosas a las chicas y a Happy. Myra se lamentaba. Juvia estaba muy preocupada. Y Happy se le veía decaído. Yo los observaba de reojo, enfadada. Y en un arranque, me volteé y los encaré.
-¡Ya dejen a un lado esas caras largas!- los regañé. Ellos me prestaron atención, aún con el mismo semblante.
-¡Acaso creen que podremos salvar a Natsu con estos ánimos?
Ninguno habló. Eso me hizo casi gruñir.
-¡Debemos ser fuertes por él!¡Natsu espera mucho de nosotros! Y si seguimos así de deprimidos, de seguro ni siquiera soportaríamos el primer golpe. ¡Ánimo!
Y poco a poco, las sonrisas volvieron a sus labios. Lo que menos quería era que Fairy Tail se sintiera débil. Ahora más que nunca debemos estar unidos, por él, por Natsu. Debemos conseguir la fuerza para salvarlo. Myra me miró, y después me sonrió.
-Cada día me sorprendes más, Lucy-chan.
Y yo sonreí divertida. Sí, no podíamos perder los ánimos. Él necesita de nosotros, y nosotros debemos de estar ahí, Siempre para ti.
El último lapso del bosque, ya no fue tan pesado. De alguna manera, el cambio en nuestro ánimo, ayudó un poco a soportarlo. La sonrisa de mi cara no se iba. Me estaba sintiendo más fuerte, con cada segundo que pasaba. Tal vez sonaba obsesivo, pero en serio lo sentía. Me gusta esta sensación. Me gusta sentirme fuerte, siempre para ti. Miré hacia mis llaves, y le sonreí como nunca.
"También quiero ser fuerte por ustedes amigos, que siempre han estado ahí para mi, brindándome esa fuerza que tanto me faltaba. Pero ahora, les prometo que no los defraudaré. Definitivamente me voy a volver mucho más fuerte. Aye!", fue lo que les transmití en mis pensamientos. Ellos siempre me han ayudado, me han prestado su fuerza cuando a mi me ha faltado. Ahora era mi turno de prestarles la fuerza. Ahora, es mi momento.
Cuando divisamos el final del bosque, me sentí tan feliz que ni yo misma cabía en mi propia felicidad. El paisaje cambió por completo: De ser un frondoso bosque lleno de verdes pastos y colores vivos, nos hayamos con un desierto casi gris, opaco, que solo tenía arena por todos lados. Y ahí, al fondo, se veía la Fortaleza. Era un enorme castillo al estilo medieval, hecho completamente de roca, con unos signos rojos que jamás había visto. Lo divisé con los dos ojos. Ahí te encuentras tú, atrapado. Rechiné los dientes de solo pensarlo. No veía la hora de ir a patearles el trasero a esos desgraciados que te hicieron eso. Casi hasta me estaba encendiendo, cuando tú te enojabas. Gray me miró el ceño, y sonrió.
-Aquí es.
Y cuándo se adelantó tan solo un paso, algo de pronto le encadenó. Y cayó al suelo sin poder moverse. Yo me sorprendí. A lo lejos, se veía como algo se nos acercaba; y no se trataba de uno, sino de muchos hombres con una armadura extraña, montando a caballo. Se detuvieron justo delante de Gray, y uno de ellos desmontó.
-¿Quiénes son ustedes y de dónde vienen?- exclamó, prepotente y con ese estúpido acento ruso. De la nada, Gray congeló las cadenas y las hizo romperse en muchos fragmentos. Se puso de pie, y mostró una de las peores caras que le he visto.
-Somos miembros de Fairy Tail.
El hombre hizo su ceño más profundo.
-¿Y a qué ha venido Fairy Tail al reino de Russia?
-El desgraciado dueño de ese castillo, envió a una mujer a secuestrar a uno de los nuestros.
Los hombres se echaron a reír. Rumié de tanta rabia, y estuve a punto de golpearlo, pero Myra-san me detuvo.
-¿Te refieres al señor Kürsh, dueño de casi media Russia?- exclamaron con sorna.
Gray oscureció más su ceño.
-¡No sé quién diablos sea ese estúpido, pero ha secuestrado a un camarada!
De pronto, otro de los idiotas de su ejército se le acercó al oído y le dijo unas cuántas cosas al líder. Él solo asintió, y nos volteó a ver.
-Tal vez hables de un mocoso que usa magia de Dragon Slayer. ¿no?
Tan solo al escuchar eso, salté, y di un paso adelante.
-¿Qué hicieron con Natsu?
-El señor no nos da detalles de sus asesinatos, pero de seguro era muy valioso, ya que no permitió que nadie se le acercara.
-¡¿Cómo que de sus asesinatos!
Myra contuvo mis brazos, y me hizo para atrás. De pronto, todo se volvió oscuro. Y para cuando clareó, nos encontramos, según percibo, dentro de la fortaleza. Era un lugar enorme, lleno de detalles occidentales y cosas antiguas. Los hombres de armadura se hicieron a un lado, y en ese momento pude percibir una presencia inquietante. Volteé hacia donde se hallaba, y divisé a un hombre no muy mayor, que iba acompañado de un niño. De inmediato sentí una punzada de ira.
-¿Qué sucede, Klaus?- preguntó el señor, con un tono amable tan fingido y asqueroso, que me dio repugnancia solo escucharlo hablar. El niño permaneció en silencio.
-Kürsh-sama…
El tal Klaus nos dirigió una mirada, y el hombre nos volteó a ver. Su mirada transmitía extrañeza con un poco de repugnancia y desagrado. Yo le miré exactamente de la misma forma. De pronto, su semblante cambió al notar el sello de Fairy Tail en el pecho de Gray. Sus ojos se expandieron, pero no pude percibir la emoción que transmitían. Sin poder aguantar más, di un paso al frente y lo encaré con valor.
-¿Qué diablos quiere de Natsu?- casi le grité, pero traté de moderar mi volumen. Él solo me sonrió con burla.
-Así que Fairy Tail…
Lo miré con más rabia aún.
-No ha respondido a lo que le pregunté.
Él hombre me miró, y después miró a mis compañeros, quiénes tenían el mismo rostro serio que yo.
-Yo no tengo porqué darle explicaciones a Fairy Tail…
-¡Cómo se atreve a decir eso, sabiendo que ha secuestrado a uno de nosotros!- ésta vez si alcé la voz. Mi paciencia me estaba abandonando.
Riendo sonoramente, dio unos pasos hacía atrás, y con un movimiento extraño, hizo que un mecanismo se activara, y empezara a surgir del suelo una especia de cápsula. En cuánto fue subiendo, mis ojos se iban expandiendo más, hasta que subió por completo. No lo podía creer…
-Natsu…
Ahí estabas. Tus brazos trabados con una especia de muñequera. Tu cabeza cabizbaja. Tu piel se veía casi sin color, y al lado de la puerta, había una especia de medidor, que tenía en su pantallita "15%".
-He aquí mi obra maestra casi por terminar…
Se acercó a la cápsula, y puso una mano sobre el cristal. Volvió su mirada hacia nosotros, que casi le gritábamos una explicación. Volvió a sonreír con sorna.
-La fuerza y los increíbles poderes de este muchacho, me han sorprendido de sobremanera. Nunca había visto a un Dragon Slayer tan fuerte y poderoso cómo él. Y me obsesioné tanto con sus poderes, que quise hacerlos míos. Así que creé a un prototipo de un androide, y lo llamé RS540.
Y con sus ojos señaló al pequeño niño que se encontraba en donde se había quedado desde que llegó. Era un chiquillo con piel extremadamente pálida, con cabello negro e intensos ojos rojos. Su rostro era completamente inexpresivo. Kürsh continuó.
-Voy a extraer por completo la fuerza y poderes de éste muchacho, y se los implantaré a Sasha, como le puse de cariño a mi androide.
Mis ojos, ardiendo de por todas las lágrimas que estaba conteniendo, ya las dejaron caer. Histérica, lo encaré.
-¡¿Pero para qué diablos quiere los poderes de Natsu?
Kürsh nos mostró una sonrisa tan macabra, que un escalofrío me recorrió la espalda entera.
-Quiero tener al Dragon Slayer más poderoso de todos los tiempos, y así tener el poder para dominar Russia, y tal vez en un futuro, al mundo.
Fue ahora Gray quién reaccionó.
-¡Qué cobarde y ruin es tu plan!
El hombre soltó una carcajada lunática.
-¡Y qué más me da lo que piensen unas sabandijas de Fairy Tail cómo ustedes!
-Esto definitivamente no permitiré que pase…
Y de inmediato, Gray comenzó a crear su atmósfera gélida, cuando va a invocar uno de sus hechizos.
-¡Ice Maker: Lance!
Y la enorme lanza salió de sus manos, dirigida directamente hacía Kürsh. Pero lo que no esperábamos era que Yunna apareciera justo en medio para detener a Lance. Una nube de vapor se creó.
-¡Yunna!- exclamé, enojada. Ella solo me sonrió burlesca.
-Vaya, pero si la princesita vino a buscar a su galán. Lastima que no te lo llevarás vivo de aquí; es más, ni siquiera tú vas a salir viva de aquí.
Y rió con todo el descaro del mundo. Entonces, fue a la cápsula y la abrió sin problemas. Mi corazón tembló cuando sus manos tocaron a Natsu. Le levantó el rostro, y noté sus ojos cerrados. Luego volteó a verme, y con una risita estúpida, lo besó. Mi expresión no cambió, pero mi corazón se rompía a pedazos. De la nada, escucho su voz por detrás de mi oído.
-Natsu-kun ya es mío Lucy. Y cuando mi padre logre quitarle toda su magia, no le quedará ni el aliento.
Esas palabras, retumbaron en mi cabeza. No. No. No te podía estar pasando esto, no a ti. Llena de impotencia, tomé rápidamente una de mis llaves…
-¡ESO NO LO VOY A PERMITIR!¡Puerta del Toro yo te abro: Taurus!
Y ahí apareció Taurus, justo delante de mí para defenderme.
-Ya era hora de que me llamaras, Lucy-NiceBody.
Una mueca escapó de mis labios.
-¡Derríbala Taurus!
Y obediente, fue a encararla. Mientras, Gray se enfrentaba con Kürsh. Myra, Juvia y Happy se hallaban en un rincón.
-¡Debemos desconectar a Natsu de eso!- exclamó Happy, señalando la cápsula donde se encontraba Natsu. La pantalla del medidor marcaba 25%.
-Tienes razón Happy.
Y los tres, corrieron hacía él. Pero justo antes de que pudieran si quiera intentar abrir la puerta, Sasha los detuvo.
-No puedo permitir que lo hagan.
Y de su mano, comenzó a emerger una especie de llama pequeña, pero ésta era verde.
"Así que éste mocoso fue creado con un estereotipo de los poderes de Natsu…", pensó Happy. Juvia dio un paso adelante.
-Sí él es igual a Natsu, entonces mi magia será la que más ayude- dijo, seria. Y se puso en posición de batalla, examinando a su rival.
-Shi-Shinto*…- exclamó quedamente, mientras su comenzaba a crear agua a su alrededor.
-.-
Las peleas se habían puesto intensas. Gray lanzaba sus mejores Ice Maker, mientras que Kürsh con su magia oscura los detenía. Gray ya se veía algo cansado. Le estaba poniendo todas sus fuerzas a su magia. Pero simplemente no se veía resultado. Juvia contrarrestaba bien los ataques de Sasha, quién con sus llamas verdes se ponía a la par con ella, pero claramente se veía la desventaja de Juvia, ya que el niño no era humano. Mientras yo, con Taurus defendiéndome, trataba de parar a Yunna de una vez por todas. Pero su magia de espectros de humo, no me daban un respiro. Taurus la acorraló contra la pared, y estuvo a punto de derrotarla con su hacha, pero ella logró escapar con su magia de humo, pero no sin antes dejar fuera de combate a Taurus, con uno de sus espectros. Tuve que devolverlo. Flotando en lo alto, me miró con superioridad.
-No entiendo porqué sigues luchando, aún cuando te dije que sería inútil.
Yo la miré directamente a los ojos.
-No me importa lo que me digas, yo lucho por él, porque lo amo.
Yunna se echó a reír.
-¡Por favor Lucy! En serio eres cursi. Con amarlo no vas salvarlo.
-¡No me importa!¡Yo voy a salvarlo a como de lugar!
-Él ya me pertenece a mí. Mi padre me lo ha dado. Claro, sin poderes ni fuerza, pero será mío.
-¡Cómo pueden jugar de esa manera con Natsu!¡El no es ningún objeto que se pueda regalar así como si nada! Además, puedes presumir de qué es tuyo, pero su corazón nunca lo ha sido y nunca lo será.¡Su corazón es mío!- grité, sintiendo la verdad de esas palabras. Y claro que eran verdad. Él me lo demostró demasiadas veces, que estaba enamorado de mí. Y eso era algo que nadie, ni si quiera ella, me podían quitar. Y al mirar la expresión de su rostro, me di cuenta del peso enorme que tuvieron esas palabras en ella.
-Sí, sé que su corazón te pertenece…- lo dijo, con un semblante de melancolía, algo que me sorprendió.
-Yunna, tú…
-¡Ya sé! No tienes porqué echármelo en cara. Que me enamoré de él, sabiendo que nunca me querría.
Su rostro, lo conocía bien, ya que yo lo tuve hace un tiempo. Entendía bien su sentimiento. Amar a alguien que nunca podría ser tuyo. Más sin embargo, las cosas fueron diferentes para mí. Por eso la entendía.
-Yunna…tú no quieres hacerle daño, ¿verdad?- le pregunté, bajando la guardia. Lo único que quería era charlar un poco con ella. Y ella hizo lo mismo, bajó su guardia, y agachó su rostro, lleno de pena.
-No.
-Entonces, ¿por qué permites que tu padre haga lo que quiera con él?
Guardó silencio un momento. Dejó de flotar, y dejó que sus piernas soportaran a su cuerpo.
-No puedo ir en contra de él.
-¿Por qué no? El que sea tu padre, no quiere decir que piensen igual.
Ella me miró, llena de temor.
-Él no es mi padre Lucy, así lo llamo porqué él me creó. Yo soy igual que Sasha-sama.
Le dedicó una mirada al niño, quién luchaba con Juvia.
-Kürsh-sama nos dio la vida. Por eso no podemos desobedecerlo; es una manera de agradecerle.
Una sombra oscura rodeó sus ojos. Se veía indefensa de esa manera; se veía frágil, débil. Por fin descubría a la verdadera Yunna. Esa Yunna dulce y comprensiva. Yo le sonreí, comprensiva.
-Ven con nosotros a Fairy Tail…- le susurré, con una sonrisa. Ella se sorprendió por eso, y me miró con sorpresa.
-P-Pero…
-Tú deseas libertad más que nada, ¿no?
Cohibida, asintió con la cabeza. Yo le puse una mano sobre el hombro, en señal de camaradería.
-Eso y más puedes tener en Fairy Tail. Ahí hay calor, hay amistad, hay risas y alegrías; pero sobre todo, hay amor. Ahí Yunna, podrás encontrar el amor.
Y así, sin más, se le escapó una sonrisa sincera. Pero ese momento de paz se vio frustrado, al escucharse la voz chillante de Happy.
-¡Myra-san, ya va 75%!
Les presté atención por un momento. Y al escuchar eso, dirigí mis ojos al reloj de la puerta donde estaba Natsu. 75%. Mis ojos se ensancharon de sorpresa.
-Natsu…- susurré, sin saber qué hacer.
Pero justo ahí, una de las manos de Natsu se movió. Pude percibir claramente como uno de sus dedos se levantaba. Mi corazón dio una punzada. Me aparté de Yunna, y mis pies empezaron a caminar hacía Natsu. Caminaba solo por impulso. Ni siquiera pensaba. Mi cuerpo estaba siendo atraído por el de él. Siempre había sido así. Mis pies se arrastraban, mis brazos caídos a mis costados. Y mis ojos, fijos en él. Volví a notar otro movimiento de parte de él. Sus ojos parpadeaban, aunque estuviesen cerrados. Mis sentidos, solo percibían sus movimientos. Cuando estuve frente al cristal que separaba mi cuerpo del de él, lentamente, sus párpados se fueron abriendo. Y al fin, sus ojos estuvieron abiertos. Pegué una palma sobre el cristal, viéndolo fijamente. Cuando él levantó la cara, y me vio, no pudo comprimir su sonrisa. Por fin. Por fin. Por fin volvía a ver su sonrisa. Mis ojos se empañaron de lágrimas. Aún sin poder escucharlo pronunciar mi nombre, pude leer sus labios. Dijo 'Lucy'. Él dijo Lucy. No podía con mi propia felicidad. Ver de nuevo sus relucientes ojos, su ancha sonrisa…me hacían tan feliz. Y de repente, la puerta de cristal se abrió. Yo volteé a un lado, y divisé a Yunna, quién lo había hecho. Estaba sonriendo. Cuando se estuvo completamente abierta, casi pude sentir su aliento estrellarse contra mi cara. Di un paso adentro, y luego otro. Hasta quedar a milímetros de rozarnos. En ningún momento dejé de mirarlo.
-Lucy…
-Natsu- pronuncié su nombre, con la voz quebrada. Sollozos empezaban a tronar en mi pecho.
-Hey, ¿por qué lloras tonta? Se supone qué debes estar feliz, ¿no?
-Estoy feliz, Natsu…- le dije, dejando que mis lágrimas empaparan mis mejillas, y mis sollozos salieran.
-Perdóname, no puedo abrazarte; estas cosas me lo impiden…- dijo, quejándose de los brazaletes que tenían sus brazos crucificados. Yo no pude evitar reír. Como extrañaba a mi Natsu.
-Pero yo sí puedo abrazarte…- le susurré al oído, al abalanzarme a él, y rodear su espalda. Inhaló mi cabello, cerrando sus ojos. Yo acariciaba dulcemente su espalda.
-Extrañaba tu olor dulce…
Sonreí.
-Y yo el tuyo a humo- bromeé; y al despegarme de él para ver su rostro, me encontré con sus labios pegados a los míos, y sus ojos cerrados. Extrañaba tanto sus besos. Llorando, también cerré los míos, y saboreé su boca como nunca antes. Me sabía al cielo mismo. Abracé su nuca con ambos brazos, aferrándome a él. No quería soltarlo; no quería que nuestro contacto se deshiciera. Y él como siempre, llevando la iniciativa en los besos. Siempre me dejaba como una principiante. Me aparté por falta de aire; y entrelacé mis ojos con los de él.
-Te amo Natsu…- le dije, aún llorando. Podría decirle mil veces 'Te amo', con tal de estar a su lado.
-Y yo a ti Lucy.
Y en ese momento, recordé donde estábamos y lo que debía hacer.
-Natsu, debo sacarte de aquí- le dije, y traté con todas mis fuerzas de destruir los brazaletes. Pero era imposible.
-¿Qué tratas de hacer, princesa Heartphilia?- escuché esa tenebrosa voz a mis espaldas. Volteé lentamente mi rostro, y me encontré con los oscuros ojos de Kürsh.
-No…
Natsu lo miró con odio.
-Tú- lo llamó despectivamente Natsu, al reconocerlo.
-Vaya, qué bueno que despiertas Dragneel.
Yo cubrí con mi cuerpo a Natsu, tratando de protegerlo.
-Te estabas perdiendo de todo el espectáculo que estaban dando tus amigos.
Y señaló a Gray y a Juvia, quiénes estaban inconscientes en el suelo. Happy y Myra no se veían; supuse que se habían escondido.
-¡Gray, Juvia!- exclamó Natsu, horrorizado por ver a sus colegas caídos.
-¡Eran tan débiles!
-Bastardo…- se quejó Natsu, sin dejar ir el odio de su mirada. Kürsh solo sonrió con sorna.
-Y esta princesita que intentaba salvarte, awwn qué linda…
Y entonces, me tomó salvajemente por el cuello, y me levantó con un solo brazo. El aire estaba dejando de correr hacía mi garganta, impidiéndome respirar.
-¡Suéltala!- gritó Natsu.
Kürsh solo rió con burla.
-¡La voy a hacer pedazos!- gritó, creando una esfera de magia oscura en una de sus palmas. Natsu veía lleno de horror esa escena. Y lleno de desesperación, con una fuerza que quién sabe de donde, logró destruir la pequeña cápsula en donde se encontraba. Kürsh no vio con buenos ojos su acción. De entre la enorme nube de humo que había creado, salió tronando sus dedos, que ya empezaban a brillar por lo calientes que estaban.
-Sólo inténtalo, y verás como te arranco el alma.
Yo volteé a verle, con la vista nublada. Se veía completamente serio, como la vez en la cuál nos enfrentamos al bandido del secuestro del hijo del señor Bway.
-Ya lo veremos niño.
Y así, sin más, Kürsh me aventó a los brazos de Natsu. Él me sostuvo con delicadeza. Yo, asustada, me aferré a su cuello, mostrándole mi angustia a través de mi mirada.
-No te preocupes, todo estará bien.
-Pero Natsu…
-Te amo y eso es lo único que importa ¿no?
Escucharlo decir eso, de algún modo me tranquilizaba. Y sus ojos, decididos como siempre solían estar. Simplemente, no pude evitar confiar en él. Me dejó aparte, junto a Gray y a Juvia. Antes de que fuera a con Kürsh, yo lo besé profundamente. No quería que fueras. Quería que te quedaras a mi lado. Algo adentro me decía que pasaría algo malo. Tú, contra tu voluntad, detuviste nuestro beso con dulzura. Tomaste mi mejilla y me sonreíste como solo tú sabes hacerlo.
-No te preocupes, déjamelo a mí.
Escucharlo decir esas palabras de nuevo, le dieron a mi temor una dosis de esperanza. Sé que puedo dejártelo a ti.
-Natsu…-hablé, sin miedo- Quiero que sepas, que mi corazón estará Siempre para ti…mi corazón, mi alma y mis fuerzas. Siempre serán para ti.
Cuando terminé, me sonrió de la manera más hermosa posible. Besó mi frente, y se alejó. Lamenté mucho cuando su mano dejó de acariciar mi mejilla. Me sentí tan miserable cuando su calor se alejó de repente. Sentía como si lo estuviera dejando ir. Y no quería sentirme así.
Y su batalla contra Kürsh empezó. Ambos respondían a los ataques del otro con ferocidad. Natsu se veía en buena forma, parecía que el haber estado dormido por vario tiempo no le había afectado mucho; pero Kürsh luchaba con todas sus fuerzas. Yo solo era capaz de observar. Era como lo había predicho. Yo siempre a un lado, y Natsu peleando. Pero, ahora sabía que mis fuerzas eran para él. Siempre serán para él. Myra y Happy aparecieron de una de las esquinas, y se acercaron a mí.
-¡Lucy, qué bueno que estás bien!- exclamó Myra, abrazándome.
-¿Y ustedes están bien?- les pregunté de inmediato, preocupada.
-¡Aye! Nosotros estamos OK- respondió Happy, sonriente.
Y los tres dirigimos nuestra mirada hacia los combatientes. Kürsh empezaba a verse en desventaja, ya que Natsu lanzaba cada vez ataques más poderosos. Myra y yo nos pusimos a curar a Gray y a Juvia. Pero mi inquietud no se iba. Esa angustia que no dejaban a mi corazón estar en paz. Desde que había vuelto a tener ese sueño, tenía este presentimiento.
De repente, de la nada, un estruendo se escuchó; y una enorme nube de humo se creó. Los tres volteamos. Kürsh incrustado en la pared, respirando con dificultad, y sangre en la comisura de su boca. Natsu con llamas en sus puños, y viéndolo hacía abajo, con ojos serios. Kürsh rió sarcásticamente.
-Eres muy fuerte Dragneel.
Y él no le dijo nada.
-Por eso te traje aquí. Porque quiero ese poder tuyo.
Y Natsu seguía inescrutable. Sus ojos eran que daban miedo.
-Eres solo un desgraciado perdedor…
Pero la sonrisa de Kürsh no se fue. Detrás de Natsu apareció Yunna, que claramente se veía que estaba siendo manejada en contra de su voluntad. Sujetó a Natsu por los brazos, y el ruso se puso en pie. Mi angustia creció.
-Natsu…-susurré, viéndole con preocupación.
Kürsh se acercó a él, y le habló.
-Yo gano Dragneel.
Y en ese momento, él lo atravesó sin piedad. Mis ojos se expandieron por el shock. Vi claramente como su sangre salía de él, mientras sus ojos perdían las órbitas. Y entonces, Natsu se envolvió en llamas, soltando un grito ensordecedor. Kürsh estaba absorbiendo su magia, su vida. Y solo se vio como al final solo quedaba el humo de sus llamas. Kürsh, con una maquiavélica sonrisa de victoria, se acercó a su oído y le susurró algo que yo no alcancé a escuchar.
-Igneel ya no volverá, no ahora que yo tengo todo el poder de los Dragon Slayers.
Se enderezó, y lo aventó cual muñeco de trapo. Viéndolo caer, inerte, se detuvo el tiempo. Veía a cámara lenta como caía, sin vida, su cuerpo. Sentí como si mi corazón se desquebrajara. Cayó al suelo, con su rostro volteado hacía mí. La sangre no dejaba de salir. Y miré sus ojos, que ya no tenían ningún rasgo de vida en ellos. Ya no estaban vivos, no como siempre suelen estar. Y me miró. Mis ojos temblaban de miedo, y las lágrimas se empezaban a crear dentro de ellos. Y entonces, la peor escena de mi vida nació. Su sonrisa en su rostro, sin vida, mientras su sangre creaba un charco alrededor de su cuerpo. Era mi sueño. Esto era mi sueño.
Yo no reaccionaba. Mi cuerpo estaba entumecido. El shock no me dejaba coordinar. Y de un impulso que me nació del pecho, corrí hacía ti. Mis piernas se levantaron como de reflejo, y comenzaron a correr en tu dirección. Sentía que nada en mi cuerpo encajaba. Y las lágrimas ya salían a gotas por mis ojos. Al llegar junto a ti, me dejé caer de rodillas al suelo. Hiciste un débil movimiento de tu cabeza, levantando un poco la vista. Yo, aterrada, tomé tus mejillas entre mis manos. Pero estabas tan débil, que ya ni podías hablar. Los sollozos nacieron en un segundo, y ni siquiera se detuvieron; salieron por mi pecho como truenos en una tormenta. Mis lágrimas corrían como cascadas por mis pómulos, manchándolos de rojo.
-Natsu…- susurré, con la voz quebrada y moqueando. Tú solo con tus últimas fuerzas, fuiste capaz de juntar una de tus manos con la mía que cubría tus mejillas, y susurraste 'Te amo' con una muda voz. Y así, sin más, te fuiste. No quería creerlo. No quería aceptarlo. Negaba con la cabeza, tratando de espabilar. Pero me era imposible. Sollozos y más sollozos crecían y tronaban en mi pecho, desenfrenados. Y con voz histérica, grité con todas mis fuerzas.
-¡Yo también te amo Natsu!- le grité al cielo, para ver si me escuchabas. Con mi rostro lleno de dolor, lloraba sin consuelo. Al final, no pude salvarte. Al final, terminé fallando. Solo al final, me di cuenta, que ni aún amándote más que a mi vida, más que a nada…no era capaz de conseguir tu redención. Que solo con amar a alguien, no significaba que lo salvarías. Era doloroso, pero eso era la verdad. Quise patearme el trasero mil veces, quise agarrarme a cachetadas y darme de golpes como no te imaginas. Quise que la muerta fuera yo y no tú. Quise que tú fueras el fuerte ahora. Ahora, ¿para que quería la fuerza, sino era para ti?¿Para que quería un alma, un corazón, un aliento…si ya no te los podría dar a ti?¿De qué me servía la vida, si tú no estabas aquí para llenarla? Ya no sé para qué. Tú no estás aquí ya. Pero no podía aceptarlo. Ahora, tu mundo, lleno de calor y de luz gracias a tus llamas, se extinguió. Tus llamas ya no alumbrarían más. Tú, ya no brillarías más. En ese momento, pensé en Fairy Tail. ¿Qué sería de él si ya no estabas? Seguramente, se encontraría en tinieblas de ahora en adelante, ya que tú eras el único que lo alumbraba. Pero eso que más daba. Me incliné despacio, y besé tus labios inmóviles. Aún me sabían a ti. Y eso golpeó a mi corazón sin piedad, que ya estaba colgando de un pedacito dentro de mi pecho. Ya no existes tú. Ya no. No. No.
-Mis fuerzas siempre serán para ti Natsu, al igual que mi corazón y mi alma. Siempre para ti…- susurré, aún sabiendo que ya no me escuchabas. Y ahí me quedé, acostada en tu pecho, como la última vez que estuvimos juntos. Quería irme junto contigo.
Pero algo, me agarraba para que no me fuera. Alguien de repente, me sostuvo el hombro. Yo sentí la calidez de su mano. Volteé a ver quién era. Y era ella, mi madre.
-¿Madre?- exclamé quedamente, sin creerlo.
-Lucy-chan…- ella me dijo, sonriendo. Me levanté, y la miré.
-Madre…
Y sin aguantar más, me agarré a llorar en su regazo, como cuando era niña. Yo no paraba de sollozar alto, y ella acariciaba mi cabeza con toda la dulzura que era de ella.
-Madre, me siento tan triste.
-Ya no llores más, Lucy-chan.
-Pero, es que él se fue. No fui lo suficientemente fuerte para salvarlo, aún cuando lo amo con toda el alma.
-Pero, ¿de qué hablas Lucy-chan? Si esta pelea aún no termina. Hablas como si ya no hubiera esperanzas, pequeña.
Esta vez, la sorprendida fui yo. Levanté la vista para verla, y ella solo me sonreía como solía hacerlo.
-¿De qué hablas madre?
Sonrió, y sacó algo de su bolsillo.
-Toma.
Me entregó una llave sin signo, que era de platino. Yo la miré por todos lados. Era una llave que nunca había visto, y que tampoco conocía.
-¿Ésta llave cual puerta abre?- le pregunté, sin entender.
-Abre la puerta hacía la esperanza- me dijo, dulcemente. Yo, incrédula, no comprendía.
-Pero, como la llamo…
-Usa el nombre que tú desees, ya que esa llave es tuya. Tú la has creado con tu propia fuerza.
Atónita quedé. ¿Una llave mía, creada con mi propio fuerza? Era algo que jamás si quiera, en sueños, imaginé. Algo tan especial, tan poderoso, creado por una fuerza tan débil. La examiné por todos lados, sin creerlo; pero mi madre, puso su mano sobre la mía y con una sonrisa dulcísima me miró.
-Las cosas aún no están dichas Lucy. Yo sé que tú encontrarás la forma de usar esta llave correctamente, ya que solo se puede abrir si tu deseo es puro, sin codicia ni envidias. Algo que tú desees con todo el corazón…
Y fue en ese momento, cuando me di cuenta de cual era mi deseo; pero no estaba muy segura si mi fuerza era tan grande como para hacer tal acto. Así que, temerosa, la miré.
-Pero, ¿si mi deseo es más grande que la fuerza de esta llave?- le pregunté, con desánimo en mi mirada. Pero ella al contrario, rió.
-No hay deseo grande, que venga con una fuerza pequeña.
Y esas palabras, esas simples palabras, le hicieron a mi corazón entender. Qué, no importaba cual sería tu deseo, cuánto tardes en tenerlo…siempre tendrás la fuerza suficiente para alcanzarlo. No hay fuerzas pequeñas para deseos grandes. Y salvarte a ti, era el único deseo que tenía ahora. Eso era lo único que pedía. Pero, no lo hacía por mi…lo hacía por ti. Tú mereces vivir más que nadie. Eres tan especial, que creo que el mundo perdería su balance si tú te vas. Así que, espera, espera por favor; aún no te vayas.
Me puse de pie, decidida. Solo te tenía a ti en la mente. Cerré mis ojos, y un aura blanca de magia se empezó a crear a mí alrededor. Alcé la llave al frente, y ésta empezó a brillar. Y al abrir mis ojos, me encontré con una gran puerta. Era enorme. Justo delante, se encontraba una pequeña niña que se parecía mucho a mí. Supe de inmediato que se trataba de mi yo infante. Me acerqué despacio a ella, quién estaba de frente a mi, con sus ojos encima de los míos. Cuando estuve cerca de ella, habló.
-¿Qué es lo que deseas?
-Quiero que él viva.
-¿Con qué propósito?
Guardé silencio. No lo podía hacer por nada mejor.
-Porque lo amo.
Ella suspiró.
-Eso es egoísta de tu parte.
Sonreí.
-Yo no te estoy pidiendo que él me ame, solo pido que le regreses la vida, para yo poder amarlo. No me importa si él me corresponde ahora o no, solo quiero verle sus ojos abiertos, llenos de vida como siempre, su hermosa sonrisa que le daba luz a mi existencia. Eso, es lo único que deseo.
Y mi yo pequeño, se impresionó. Pero después, cambió su impresión por una sonrisa cálida.
-No has cambiado en nada a mí.
Fui yo la que sonrió esta vez.
-Eso es cierto.
Entonces, ella se hizo a un lado, permitiéndome el paso hacia la puerta. Di los pasos que faltaban para alcanzarla, y entonces volteé a verla a ella.
-Solo debes colocar la llave en el cerrojo de esta puerta.
-Pero…¿mi deseo se cumplirá?
-Eso lo juzgará la puerta misma.
Después de que me dijo eso, miré la puerta fijamente. Y pegué mi frente a ella. En pensamientos, le dije…
"Por favor, eso es lo único que deseo. Bríndame esa dicha. Te lo pido con el corazón"
E introduje la llave en la cerradura. Así, se abrió y del otro lado solo se veía luz. La pequeña Lucy me detuvo antes de que partiera.
-Me siento feliz de que nuestro futuro sea así de grandioso.
Yo sonreí.
-Yo también. Él me ha dado este futuro.
-Nos ha dado.
Reí. Y ella se despidió meciendo su mano, en señal de despedida. Yo crucé esa puerta, y volví a cuando tenía a Natsu sobre mis piernas. Bajé los ojos, y lo vi. Aún tenía sus ojos cerrados. Pero ya su herida estaba cerrada. Mi corazón se aceleró. Pero todavía no estaba segura si era cierto o no. Justo en ese entonces, algo ocurría en el subconsciente de Natsu, que estaba por regresar…
Natsu POV
Este camino está bastante largo. Y todo está lleno de luz. Al final, se ve una puerta. Es blanca y grandota. Me acerco a ella. En el camino, me encuentro con una hermosa mujer rubia, con una cálida sonrisa en su rostro. Me acerco. Justo estando delante de ella, me mira.
-¿Qué tanto me ve?- le pregunté, extrañado. Ella rió sonoramente.
-Solo quería pedirte algo, antes de que regresaras.
Yo me acerqué más. Ella me recordaba a alguien…
-Diga usted.
Se acercó a mi, y me abrazó con dulzura. Yo me sonrojé. Esa sensación, de alguna forma, ya la había sentido. Yo no reaccioné. Ella susurró a mi oído.
-Cuida bien de Lucy, que ella te ama con todo su corazón.
Al que ella nombrara a Lucy, se me hizo extraño. Se separó un poco de mi, para mirarme a los ojos.
-Ella te ha dado todo.
-Si, lo sé.
Sonrió una vez más, parecía agradecida conmigo de alguna manera.
-Bien, adelante, que ella te está esperando.
-Ok.
Y continué con mi camino. Pero, justo antes de cruzar aquélla puerta, me giré para preguntarle algo.
-Oye dis-
Pero ya había desaparecido. Quería saber como se llamaba. Pero en fin…
Lucy POV
Esperaba, y esperaba; pero no abría sus ojos. Gray y Juvia ya se habían recuperado, y ya estaban conscientes. Todos estaban alrededor mío, esperando a que tú despertaras.
-¿Segura que Natsu va a despertar?- me preguntó Happy, de alguna manera desanimado.
-No te preocupes, él lo hará- le aseguré, no muy segura de ello.
Quería creer que mi deseo se había cumplido, pero tú no despertabas. Eso solo significa que no. Lágrimas volvieron a nublar mi vista. No quería regresar a casa sin ti. No quería que te quedaras bajo metros de tierra. Quería estar contigo. Quiero estar contigo. Porque te amo, tanto, que ni yo misma puedo soportarlo. Es algo tan enorme, que mi corazón es muy chico para retenerlo. Pero lo siento, a fin de cuentas. Acaricié tu mejilla, derramando lágrimas. Te amo. Te amo. Te amo. Me lo repetía a cada momento. Creía que si lo gritaba todas las veces que fuera necesario, tú escucharías mi voz, allá donde estuvieses. Y volverías. Pero seguías en silencio. No. No. No. No quería que mi primer amor se convirtiera en un recuerdo. No podía permitirlo. Te amo tanto, tanto, tanto…
De repente, mueves una de tus manos, y la deslizas hasta mi palma. Mi corazón da un salto. Entonces, levantas tu otra mano, y limpias las lágrimas que salían de mis ojos. No podía creerlo. Pero quería hacerlo. Al ver tus ojos brillando de nuevo, llenos de vida, y tu sonrisa tan ancha que no te cabía en la cara, no pude contener mis sollozos, y los dejé salir sin remordimientos.
-¡Natsu, Natsu!- gritaban todos, y te abrazaban con todas sus fuerzas. Ves, todos te extrañábamos.
-Chicos…- susurraste, mientras te dejabas querer. Yo me aparté un poco, quería que ellos te dieran la bienvenida primero. Y entonces, cuando se hubo silencio, me miraste fijamente. Mi sonrojo no podía faltar. Te acercaste, lentamente, dando cada paso a su tiempo. Yo no podía esperar a que llegases ya. Estando parado frente a mi, me extendiste los brazos. Te miré, conmocionada.
-Ahora sí, puedo abrazarte- bromeaste, con ese estilo tan propio de ti. Riendo, y llorando al mismo tiempo, corría hacia ti, y me envolviste en tus brazos. Yo me colgué de tu cuello, cubriendo mi cara con uno de tus hombros. Estaba tan feliz. La puerta cumplió mi deseo. Estoy tan feliz. Me apartaste un momento, para mirarme a los ojos.
-Gracias Lucy. Tú me has devuelto la vida.
Derramé más lágrimas, feliz.
-Te amo tanto, tanto.
-Yo también te amo.
Y lentamente, nos acercamos uno al otro. Miré tus labios, tú los míos. Y como si hubiésemos esperado siglos, nos besamos. Pegaste tus labios firmes sobre los míos, moviéndolos lentamente. Yo lloraba, porque de nuevo te estaba besando.
Pero ese momento se interrumpió. Kürsh aún no estaba del todo vencido.
-¡Cómo diablos…pero tú estas muerto!
Serio, te colocaste delante de mi, protectoramente. Yo miré a Kürsh temerosa. No quería que te volviera a hacer daño.
-Estaba- rugiste, firme.
-¡Pues lo volverás a estar!
Y se acercó con una velocidad inverosímil a ti. Pero, sin poder percibirlo el ojo humano, te colocaste detrás de él. Y sin más, reíste. Calentaste rápidamente tu puño, y acabaste con Kürsh con un increíble y mucho más poderoso Puño del Dragón de Fuego. Su cuerpo inerte cayó. Y todos, alegres, suspiramos de alivio.
Te volviste a mi, y rodeaste mi cintura con tus brazos. Yo subí mis palmas a tus hombros. Pegué mi frente a la tuya, y sonriendo susurré…
-Siempre seré para ti.
Reíste.
-No podías ser para nadie más. Eres mía…
Y me besaste fugazmente.
-Y yo soy tuyo.
Sonreí, avergonzada.
-¡Lucy, Natsu!- nos llamó Happy. Nosotros volteamos, y se veía a Gray, Juvia, Myra y Happy en la puerta de la Fortaleza.
-¡Regresemos a Fairy Tail!
-¡Claro!
Exclamamos, ambos con una sonrisa.
-.-
Ya había pasado un mes desde entonces. Todo en el gremio se había calmado.
-Oye Lucy- me llamo Gray, animado. Yo volteé sonriendo.
-Dime Gray.
-Ey Natsu te tiene una sorpresa esta noche.
Sonrojada, me sorprendí. ¿Qué clase de sorpresa sería?
Y así pasó mi día, preguntándome que sería aquello que tenía Natsu para mi. Estaba en mi casa, preparando la cena, mientras él venía. Cuando la tuve lista, corrí escaleras arriba y me metí a la ducha. Él apenas venía en la calle.
-¿Qué traes Natsu, porqué estas tan nervioso?- le preguntó su acompañante azul. Él solo respondió con un sonrojo.
-P-Por nada- dijo, avergonzado.
Cuando estuvo frente a mi casa, yo ya estaba casi lista. Estaba maquillándome en la habitación, cuando escuché el sonido del timbre.
-¡Voy!- exclamé, decorando mis labios. Cuando terminé, le eché una sonrisa al espejo, y corrí apresurada a la sala. Llegué a la puerta inmediatamente, y le abrí.
-¡Natsu!- lo recibí con una sonrisa. Él, sonrojado, saludó.
-H-Hola Lucy.
-Ven, pasa.
Le tomé la mano, y lo introduje dentro. Lo lleve a la mesa y dejé que se sentara. Le serví de lo que había hecho y yo me senté a su lado. Toda la cena platicamos y reímos, como en los viejos tiempos. Él se notaba algo ansioso, y no supe adivinar porqué. ¿Será acaso por la sorpresa que dijo Gray?
Cuando terminamos, le propuse sentarnos a ver una película, y el aceptó. Preparé el sofá y el DVD.
Durante la primera mitad de la película, nos rodeó un silencio acogedor. Yo entrelacé mis dedos entre los de él, y recosté mi cabeza sobre su hombro. La película era una de mis favoritas, y verla a su lado, era como un sueño en realidad. Pero él seguía algo ansioso. Miré su perfil, fijamente. Algo tenía.
-¿Natsu, pasa algo?- le pregunté, volteándole el rostro para que me mirara. Y así lo hizo, pero su rostro seguía sonrojado.
-P-Pues…
Divagó. Tomé sus manos, y le sonreí.
-No te preocupes más, ¿sí?
Y así sin más, lo besé. Fue algo fugaz y tierno. No era nada más para tranquilizarlo un poco. Pero entonces, él se acercó a mi, y me miró fijamente a los ojos.
-Es que, hay algo…que quiero decirte…
-Dime- lo animé.
Él tragó saliva un momento. ¿Tan grave sería?
-Es que, bueno…
Yo esperé. Él cada momento se ponía más nervioso, y su rostro enrojecía más. Hasta que explotó.
-¡Ya, no puedo más! Lucy, quiero estar a tu lado, quiero que vivamos tú y yo juntos como la pareja que somos, y…y…- su sonrojo cubrió todo su rostro entero. Impresionada, también me sonrojé.
-¿Y?- seguí, emocionada.
Él se acercó a mi cara, y me besó con verdadera pasión. Yo correspondía a su beso. Cuando nos separamos, él me miró con seriedad.
-Quiero convertirte en mi mujer, Lucy. Quiero tener hijos contigo- me declaró, completamente avergonzado se podía notar. Yo, pasmada, quedé en shock sin saber qué responder. ¿Acaso…acaso él me estaba pidiendo…que me convirtiera en su esposa?
-¿Natsu…?
-Te amo, y quiero estar contigo siempre. Siempre quiero estar para ti.
-Entonces, eso significa que…¿quieres que sea tu esposa?
-No sólo eso, sino también en mi mujer, en la madre de mis hijos, en mi compañera de vida. En mi luz Lucy.
No pude con las lágrimas. Sí, tal vez no habría traído un anillo hermoso de diamantes costoso; pero eso no me importa. Con solo que me lo pida, con eso basta. Me acerqué a él, y lo besé apasionadamente.
-Claro que sí, Natsu- le dije, aún pegada a sus labios. Y él, feliz, me sostuvo de la cintura y me sentó en su regazo.
-Soy el hombre más feliz del mundo.
-Entonces…a partir de hoy…¿te quedarás aquí, conmigo?- le pregunté, refiriéndome a que si viviríamos juntos de ahora en adelante.
-Solo si tú así lo quieres.
-Si, si quiero.
Y con una sonrisa, recibí sus labios de nuevo. Nuestro beso se alargó, mientras él acariciaba mi espalda y yo su cuello. Entonces, me levantó en brazos.
-¿Crees qué…?
Lo silencié con mis labios.
-Estoy lista, Natsu.
Y él, sonrojado, asintió. Y así, me subió a la habitación, que de ahora en adelante sería de los dos. Cerró la puerta, y lo que sucedió después, formó parte de nuestras vidas. Aquello trajo sus frutos, claro. Trajo consigo a lo más hermoso que siempre deseé: Una familia. Natsu y yo formamos nuestra propia familia.Y aún seguimos siendo miembros de Fairy Tail. Y seguimos yendo a misiones. Tal vez no sé que venga mañana, pero si hay algo que puedo afirmar: Qué eres lo que le da razón a mi existencia, lo que ilumina mi vida y qué no importa que venga más adelante, aquí estaremos los dos juntos para sobrellevarlo. Al final de todo lo que nos pasó, logré darme cuenta que mi fuerza, mi corazón, mi alma, mi todo te pertenecen a ti, y que siempre, siempre…siempre serán para ti.
~The End~
Bueno, aquí hemos terminado. La verdad, nunca me imaginé un final como este, para serles sincera; pero igualmente me gustó. ¿A ustedes no? Bueno pues espero me puedan regalar un comentario aunque sea pequeño, ya que por ellos yo sigo escribiendo. Gracias por leer esta historia, y los espero por la otra que subiré a partir de…no sé cuando xD. Jaane!
AbbyKoikeSan