Durarararaasdfghjklsfg no me pertenece, unicamente uso los personajes para mis historias gaes xD

Espero disfruten este capi tanto como yo disfrute escribirlo :)!


+ Chapter IV: Loneliness +

Después de la "trágica noche" como nombraron los medios de comunicación por sus perdidas tanto en equipo como en sus empleados. Bueno… mas que nada en equipo ya que no hubo ningún muerto pero si muchos heridos ¡Vaya, como les gusta exagerar!

La cara de Shizuo Heiwajima estaba tanto en canales televisivos como en los periódicos amarillistas. Los civiles se encontraban conmocionados sabían que el rubio era uno de los hombres mas peligrosos en Ikebukuro y aquella noticia no les caía del todo bien, solo quedaba cuidarse mejor y jamás meterse en el camino del monstruo de la fuerza bruta.

- Ese hombre siempre tan problemático – Soltó un largo suspiro con una nota cansada - ¿Crees que Izaya tenga algo que ver con esto? – Tomo el control para apagar la televisión, suficiente de malas noticias por hoy.

La Dullahan comenzó a escribir de manera rápida como habitualmente lo hace, escuchándose el resonar de un "tac, tac, tac" por toda la sala. Al instante le mostró su móvil "Es difícil saberlo… por lo que me he enterado, Izaya no apareció en la escena" El medico enarco una ceja acomodándose sus lentes ahora si que entendía menos. Si no fue Izaya, entonces ¿Shizuo había causado un caos solo porque si?

¡Que estupidez!

- Cuando creo que Izaya y Shizuo no pueden ser mas… como son, hacen algo que se rebasa y simplemente me dejan sin aliento – En sus palabras se encontraba toda la veracidad en base a sus experiencias con ellos. Estudiaron juntos por lo que tuvo que acostumbrarse a esos dos, tomando en cuenta que de cierta forma eran unos raros.

Orihara Izaya el tipo con la mentalidad perversa y aparentemente sin sentimientos, en pocas palabras; un psicópata en potencia.

Shizuo Heiwajima o mejor conocido como el hombre más fuerte en Ikebukuro, pésimo temperamento, poca paciencia; un arma humana con muy mal humor.

El, Shinra Kishitani un medico clandestino que desde niño fue educado para esa labor y lo mas importante; enamorado de una jinete sin cabeza.

En sus tiempos de escuela el mas normal había sido Kadota, él aun poseía sentido común. Sino es que los perdió teniéndole paciencia al trío de especimenes con los que lidiaba.

- "¿Shinra?"

- Ah – Salio de sus vagos pensamientos, volteando la vista a la mujer que consideraba el amor de su vida y su más preciada razón de existir – Celty… te has llegado preguntar ¿Realmente Izaya y Shizuo se odian tanto como dicen? – La pregunta era completamente seria, pues, desde hace años que ellos comenzaron sus peleas eran por razones como "Se río de mi" "Lo detesto" "Me arruino la vida" Las cuales se comenzaron a transformar en vanas razones estúpidas tales como "Me miro feo" "Su sola existencia me molesta" Al punto que el hecho de solo verse ocasionaba una pelea sin motivo.

Celty aguardo en silencio, sentándose junto a su amante en el cómodo sofá negro. Era verdad todos estaban tan acostumbrados a sus peleas sin sentido que ya era algo normal.

Tap…tap…tap.

– "Quizás son amigos, a su retorcida manera" – Ambos se quedaron quietos y en cuestión de segundos Shinra soltó la carcajada mientras que Celty hacia ademanes de estar riendo.

¡Cuan imposible era eso!

– Imposible, yo no creo que eso exista. Lo imposible se me figura más bien a algo aun no conocido – Susurro con aires de misterio una suave voz aterciopelada. Giraba en la silla ubicada detrás de su gran escritorio, había fotografías regadas. Hizo uso de sus habilidades como informante para sacar todo lo que necesitaba, haría una pequeña investigación del incidente que causo Shizu-chan.

– ¿Crees encontrarte en un estado capaz para hacer bien tu trabajo? – Uso un pequeño énfasis en lo último puesto que no consideraba eso como trabajo lo veía como los momentos de ocio de un psicópata acosando a su presa, obviamente, Shizuo –. Estas enfermo –en muchos sentidos– y aun así te tomas la molestia de hacerle la vida imposible – El aludido soltó una seca risa junto con un estornudo.

– Solo prepara el caldo que te pedí y todo estará bien Namie ~ – La mujer bufo molesta y salio de la oficina. El pelinegro miro la puerta recientemente cerrada con un dejo de indiferencia –Tsk – Regreso su vista a las fotografías mientras se dejaba caer de lleno a su asiento. Las fotografías variaban, había unas que eran desde antes de iniciar la función, él rubio estaba acompañado de una mujer despampanante. Frunció el ceño, partiendo la foto a la mitad dejando de un lado a la dama – Lo siento my lady, pero es mi tarea hacerle vivir un infierno – Tomo un encendedor y comenzó a quemar la fotografía. En sus ojos escarlatas se reflejaba la llama que extinguía el retrato hasta quedar hecha cenizas. Sonreía de manera maliciosa y prepotente.

– Así de fácil es apagar la llama de la vida – Murmuro para si mismo, soplando de su mano los residuos grisáceos –. Pobre, pobre, humanidad ¡Un día vendrán a mí, rogando misericordia! – Aguardo una leve pausa a su discurso dado a una sola persona, él mismo -. Y ese día será cuando les de la espalda.

La sombría oficina se manifestaba al compás de Izaya. Cada aspecto perfectamente ubicado de manera estratégica, las estanterías donde tenía su basta colección de libros recubrían toda la parte derecha siendo de dos pisos, a la sección superior se podía acceder por medio de la escalera en forma de caracol. El resto de la decoración no pasaba a ser exagerada tenia el toque ideal de elegancia reservada. En la médula del lugar se encuentra un sofá de color vino con una mesa de centro. En si no había colores que denotaran alegría, incluso las paredes eran grisáceas. Lo que la hacia perfecta desde su punto de vista era que se encontraba en un edificio lo bastante alto para ver a las personas, a sus humanos, a los débiles. Pero así, de esta manera tan inusual él se sentía cómodo, en su ambiente.

Observada detenidamente la mitad de la fotografía que se había salvado, era el rubio al que catalogaba como monstruo, retorció los labios, sintiendo su mirada arder en carmesí. Ese bastardo; sonreía con total calma.

¡Como podía!

Lleno de rabia tomo el marcador, dibujándole en el rostro cejas encurvadas hacia abajo, simulando una expresión enojada y ya que en esa estaba aprovecho para ponerle un bigote.

- ¡Hahaha, esta es la forma en la que mejor te ves! – Alego con regocijo mientras que un pequeño moquillo le escurría de la nariz, estornudo estrepitosamente haciendo volar la fotografía al suelo, no muy lejos del escritorio. Miro la dirección a la que había caído siendo lo primero que noto; las piernas blancas de Namie.

- Que acto tan infantil – Se agacho para recoger la foto notando la "obra de arte" que su –por desgracia- jefe hizo -. Al menos si huye a México sabremos que aspecto tendrá – Dijo al notar el bigote pintarrajeado, dejando el caldo en el escritorio y con la intención de dejar el retrato, que la verdad le importaba un reverendo cacahuate. Izaya le arrebato la fotografía con pugna.

Enfoco su mirada rojiza con los ojos claros de su empleada la cual llena de indiferencia ignoraba sus expresiones de repulsión. Siguió cada uno de sus movimientos desde sus cortos y pausados pasos hasta que tomo asiento en el sofá, cruzando sus piernas causando que su falda se contrajera de manera que las delicadas piernas de las cuales era portadora quedaran más expuestas.

- ¿Ocurre algo? – Pregunto enarcando una ceja y mirándole por el rabillo del ojo. Pudo percibir que el rostro de Izaya persistía con una mueca de aberración, juraría que casi estaba asqueado.

- Nada – Contesto rápidamente, desviando la vista de la mujer. Tecleo con desinterés palabras que se le vinieran a la mente. Al prestar atención al monitor; ni una frase concreta había formado.

Namie soltó una carcajada llena de soberbia, la cual resonó en la oscura oficina, movió su cabellera negra con el brazo derecho, sonriendo retadoramente al pelinegro.

- ¿Nervioso? – Cuestiono burlonamente – No sabía que el gran Orihara Izaya se sintiera cohibido por una mujer.

El mencionado se exaspero, parando en seco por un momento. Pensó las palabras de la pelinegra, la volvió a mirar con repulsión.

- ¡Oh Namie, no te conocía tu faceta de piruja! – La ojiverde se mostró indignada –, pero, jamás me mostraría nervioso por tu causa.

- Eso lo se de sobra – Mascullo enfadada. No tenía interés en Izaya, más, si le molestaba que la hiciera menos como mujer.

- Indignarte no va contigo.

- Y cohibirte no es lo tuyo.

Ambos guardaron silencio, ninguno tenia las de ganar. Aunque, claro, Izaya no es del tipo de persona que puedas callar bajo ninguna circunstancia. Iba a replicar y otro molesto estornudo salio de su boca ¡Maldición! Detestaba estar enfermo. Dio por muerta la plática, se entretendría con algo diferente. Abrió uno de los cajones del escritorio sacando unas puntiagudas tijeras, comenzando a recortar el resto de las fotografías con sumo placer.

- Vi en la televisión a Shizuo Heiwajima ¿Fuiste tú el causante de ese alboroto? – Se le hacia irrelevante decirle, hasta la pregunta ofendía. Conociéndolo, seguro que había sido el. Escuchaba el seco sonido del papel siendo cortado incesantemente ¿Qué tan divertido era eso? Lo que nunca terminaría de entender son las diversiones por las que optaba Izaya, siempre haciendo cosas extrañas. Ese hombre era todo lo bizarro, enfermo, maniático, amaba tanto la desgracia en los demás como si fuera el mayor de los placeres.

- Me encantaría haberlo sido – Confeso con un ligero puchero -. No es justo que Shizu-chan se divierta sin mi ¡Así no es interesante para mi!

La ojiverde rojo los ojos, que sujeto tan egoísta. Debía admitir que el hecho de que ese hombre no haya sido el causante la tomo por sorpresa. Izaya comenzó a comer ese caldo que tanta falta le hacia para reponer su salud. Caer en la enfermedad; eso es lo que lo hacia tan humano como el resto. Por más que lo imaginaba, no quería meter a Izaya en la categoría de humano, le daría, más bien, la de criatura. No estaba en su juicio catalogar, no era nadie para juzgar las fallas de dios.

Se paro del sofá en el que no hace mucho tomo asiento. Era hora de emprender la partida.

- Me retiro – Dijo sin rodeos –, espero disfrutes tu soledad.

El aludido le presto poca atención, estaba mas ocupado terminándose la comida que escuchar a Namie. Sinceramente, todo era más interesante que ella. PERO, era Namie y no le daría la oportunidad de disfrutar quedarse con la última palabra.

- Te recuerdo que estas mas hundida que yo. Tú eres la incestuosa aquí, mientras que yo cuento con el amor de mis queridos humanos ~

Disfruto la mirada de recelo que la pelinegra le dedico antes de salir.

Las calles congestionadas de habitantes le abrían paso al ver pasar a una de las pesadillas de Ikebukuro. En parte, los ciudadanos se sentían calmados, pues, estaba solo. Si hubiera cerca rastro del otro demonio escurridizo, todo estaría hecho un caos.

- ¡Sushi, delicioso sushi! – Exclamaba un hombre verdaderamente grande, de tez oscura. Meneaba volantes de un lado hacia otro con suma alegría, algunos se los daba a los citadinos. Reconoció a la cercanía al hombre vestido de barman, imposible que pasara desapercibido, pues, todos le sacaban la vuelta.

– Shizuo-kun – Le llamo para obtener su atención, una vez volteo, le entrego uno de sus volantes -. Hoy tenemos 2 x 1

El rubio le miro, tomando su comentario como una broma – Si no te has dado cuenta, vengo solo.

– Puedes comer dos porciones y que te la tomen como un 2 x 1 solo a ti te daré esa oportunidad – A pesar de su intento el rubio declino y siguió su vía. Formo una mueca de desaprobación.

¿Es que todos se sentían desdichados?

Primero Kida y ahora Shizuo. Quizás solo quizás… ¿Pudiera estar todo relacionado? Solo un nombre vino a su cabeza de manera instantánea.

- Izaya – Gruño Shizuo mientras golpeaba cada señal automovilística que veía en las esquinas. Justo cuando necesita desquitarse con alguien al desgraciado de Izaya no se le ocurre aparecer en Ikebukuro.

Detuvo su caminar en una esquina junto con el resto de la gente, el semáforo cambio a rojo y los automóviles pasaban a gran velocidad. El viento volaba sus rubios cabellos y su irritada expresión denotaba el enojo por el que pasaba.

Vivió el minuto mas largo de su vida. El semáforo cambio, cruzo la transitada calle. Que desesperación sentía ¡Ya no lo soportaba!

Soltó un fuerte puñetazo al cofre de un carro estacionado, este quedo estampado en el suelo con grisáceo humo brotando, amenazando con explotar. Estaba a punto de repetir la acción con otro coche cuando vio en el local de junto que aparecía en la televisión, de nueva cuenta. Era un local de venta de aparatos electrónicos, en todas televisiones que había se repetía el mismo canal con los acontecimientos de la noche pasada. Suficiente. Aplastaría cada uno de esos aparatos.

Abrió los ojos como un par de platos, detrás de uno de los reporteros volando al ser lanzado estaba ella. La jovencita que solo pudo ver por pocos segundos le volvía a cautivar con su figura delgada, tez blanca como la leche, cabello oscuro y sus radiantes ojos. Cuando los veía fijamente una sensación de disturbio se apoderaba de sus sentidos ¿Era lo que llaman amor a primera vista? No tenia idea, pero no le molestaba. Le gustaría poder verla de nuevo y tener la oportunidad de escuchar su voz.

Dejo atrás toda su reciente ira y sereno camino pensando en como podría volver a verla.

¿Su hermano la conocería?

Si estaba dentro de ese cine, cabía la posibilidad de que fuera actriz, talvez cantante o algo referente a esos medios.

Hace tanto que no se sentía así, abrigado por una calida sensación de paz. Si así estaba por solo haber tenido la oportunidad de verla ¿Cómo seria cuando pudiera cruzar palabra con ella? Tenía ansias por conocer esa faceta de si mismo.

Saco el celular marcando al número de su hermano menor con la esperanza de que le diera las respuestas que necesitaba.

– ¿Kasuka? – Pregunto una vez entro la llamada.

– Si.

– Quería preguntarte algo… ¿Conoces a una actriz con cabello azabache y ojos rojizos? – Fue directo al grano.

– Si – Aun en teléfono, era de pocas palabras. Shizuo no cabía en su asombro, los labios se curvaron ¡Era una sonrisa! No se había equivocado.

– Gracias Kasuka…

– Puedo hacerte una cita con ella, hoy, a las 9 p.m. en el hotel principal, es donde me encuentro hospedado – Dicho aquello, corto. El teléfono solo emitía un "pi…pi…"

Dejo caer el brazo a su costado, sosteniendo fervientemente el celular.

¿Ahora, que se suponía que debía hacer?

Llamo a Tom y solo le dijo lo necesario "hoy no iré a trabajar"

El plato que antes se encontraba lleno, estaba completamente vació. Reposo recargando su cuerpo en su mullida silla. Namie podría ser muchas cosas negativas, pero respecto a la comida, la mujer si se recibía halago. Obvio; jamás se lo diría.

Termino todo el trabajo de escritorio que tenia pendiente. Era hora de lo activo, lo que verdaderamente disfrutaba. Se levanto de la silla con todo los ánimos posibles, exclamando a todo pulmón: ¡Ikebukuro, haya voy!

No tardo más de una hora en llegar a su destino. El núcleo de aquella ciudad tan grande, la observo desde lo alto de un edificio, disfrutando la vista panorámica ¡Hace tanto que no la veía así!

Concentro la vista en un punto amarillo con negro. Sonrió complacido, vaya casualidad. No se esperaba encontrarse con Shizu-chan tan pronto, pero que mas daba ¡Benditas sean las coincidencias! Pues no se consideraba alguien que creyera en el destino, pero si en la esencia de las cosas y que todo tiene un porque de ser. Hizo uso de sus binoculares para poder verlo más de cerca, casi al instante resbalaron de sus manos.

No podía ser posible.

¡Shizuo no debería estar sonriendo de esa manera!

¿Qué hizo mal?

Se dedico a hacer cada instante de la vida de Shizuo lo más miserable que le fuera posible. Hacer añicos sus anhelos, quebrantar cualquier brote de ilusión, negarle el regocijarse de los placeres que otorgaba la vida. Entonces ¿Qué hizo mal? Repitió la pregunta confundido y en especial; molesto consigo mismo, con su fracaso.

¿Fracaso?

No. Aun era demasiado pronto para asumir una derrota y el perder, no entraba en su diccionario personal.

Con una pequeña risa, palpo la palma de su mano. Tuvo un diminuto momento de debilidad, solo eso. Se encargaría de que no se volviera a repetir. Podía asegurar que se conocía a si mismo a la perfección, más, últimamente se desconocía.

– Que iluso Shizu-chan, si crees que tu felicidad se escapara de mis manos – Las volvió a palmar esta vez mas fuerte, sonando como si hubiera aplastado un insignificante insecto –. Mah ~ – Bajo por las escaleras de emergencia ubicadas en la parte trasera del edificio. Al llegar al suelo da pequeños brinquitos, algunos más grandes; saltaba de lo más eufórico.

El rubio se encontraba entrando a una tienda, Izaya pospuso un poco el llegar tan repentino como suele hacer. Observo detenidamente que clase de tienda era "que extraño" pensó al instante pues era un negocio de zapatos. Entro pasando desapercibido ocultándose detrás de uno de los estantes acercándose cautelosamente a la posición del rubio. Hablaba con un encargado el cual asintió y le entrego un paquete.

¡Cuanta curiosidad!

Ansiaba saltar y sacarles un tremendo susto. Se mordió el labio inferior, resistiría sus impulsos. No por nada es un gran informante –por no decir stalker–.

Finalmente el mas alto abandono el local con al paquete en manos, imito su acción con la cautela debida ¿Qué diablos hacia Shizuo?

– Tsk – Se quejo para si mismo. Como detestaba a ese hombre, tanto como odiaba a… no, esperen, no existe nada que aborrezca mas que a Shizuo Heiwajima. Volvió a dirigir su vista al mesero nuevamente. Arrugo su frente, encorvando las cejas, no estaba.

– ¿Me buscabas, pulga? – Gruño una vez a sus espaldas, sintió un leve escalofrió e instintivamente río.

– Woah Shizzy ~ no es educado insultar sin saludar – Dijo con aires de ofendido, sin siquiera intentar hacer una buena actuación, su voz denotaba burla.

– Dime, en tu concepto de correcto ¿Es educado espiar, maldito hijo de puta?

– Siempre tan antipático, yo también te he extraño Shizzy – En un abrir y cerrar de ojos se encontraba estampado contra la pared, en una especie de sándwich humano; la pared, él y Shizuo, el cual cabe destacar que no se veía muy feliz. Como de costumbre.

El aludido apretó el agarre que tenia en el cuello de Izaya, mientras que su otra mano lo sujetaba del cuello en V de su playera. Disfrutaba de querer hacerlo sufrir. Frunció el ceño, no obtenía una mueca de dolor del pelinegro, al contrario, sonreía con esa prepotencia que siempre cargaba ¡Le molestaba!

Sus malditos ojos rojos como el mismísimo infierno ardiente de rencor, podía sentir como le miraban con desprecio, eso le cabreaba.

¡¿Quién se creía ese desgraciado?

Siempre queriendo hacerlo menos con sus humillaciones. No se lo permitiría, hacia fuerza en la muñeca con la intención de asfixiarlo ahí mismo. Quería ver que su rostro se tiñera de temor ¿Era demasiado pedir?

El pelinegro entrecerró un ojo, conteniéndose del dolor físico que le propiciaba, por mas grande que fuera su orgullo su cuerpo actuó por inercia, levantando los brazos y posando ambas manos sobre el brazo del barman, intentaba quitarlo, pero la necesidad de aire no le daba las fuerzas necesarias para quitárselo, ni siquiera para empujarlo. A esas causas podía agregarse el hecho de que seguía un tanto enfermo.

Por otro lado el rubio disfrutaba de su actual triunfo, lo tenía ahí, a su merced. Frunció más el ceño –si es que era posible–, a pesar de que ese infeliz estuviera al borde de morir, no rogaba. Hacia sus intentos por quitárselo pero parecían un chiste. Le analizo mas el rostro, percibiendo un tenue carmín claro en sus mejillas. Estaba… ruborizado.

– Joder – Mascullo soltándolo. Se escucho un seco golpe. Izaya cayó al suelo tan inútilmente como un saco de patatas. Dio una gran bocanada de aire una vez estabilizada esa necesidad viro hacia arriba, el rubio abría una cajetilla de cigarros, metiendo uno a sus labios y encendiéndolo impaciente.

El de tez más pálida bufo molesto llamando la tensión del más alto.

– Que débil eres – Rompió con aquel silencio, no de la mejor manera.

– ¡No me jodas! – Grito haciendo de su mano un puño y con la gran fuerza que se le atribuye golpeo la pared. Causo que esta se agrietara, perforando la parte que magullo.

No se inmuto ante las acciones bestiales del barman; estaba más que acostumbrado. Dispuso a pararse, sacudiendo su ropa. Se le veía bastante apaciguado a como normalmente se comporta, en especial si esta junto a Shizuo.

Comenzaba a agotarse la nula paciencia que tenia ¿Qué no haría nada? Solo estaba ahí parado, de lo mas tranquilo. Con una mierda como le frustraba ese invesil.

– No vuelvas a venir a Ikebukuro – Pauso para después agregar –, y menos estando enfermo ¡No puedo matarte estando así! – Aumento el tono de su voz. No exclamaba más que la verdad. Si asesinaba a esa pesadilla andante estando en un estado tan deplorable como ese, su victoria seria tan vana.

– Excusas – contesto –. No eres capaz de matarme, sinónimo de tu propia impotencia – Poso las manos en la cadera.

Tenía tantas formas de responderle aquello, principalmente violentas. Cerró los ojos, probando ese pequeño tubito de tranquilidad que adormecía sus labios ¡Bendita nicotina! Sino fuera por ella ya hubiera respondido con un sin fin de insultos. Le dio la espalda, caminando lejos de él. No dijo absolutamente ninguna palabra, simplemente se retiro.

¿Se iba? Cuestiono el morocho a si mismo.

¿Sin persecución?

¿Sin golpes?

¿Sin navajazos ni palabras de desprecio?

¿Sin recorrer la ciudad causando estragos?

Las dudas se acumulaban de la cual ninguna procesaba una respuesta. Pero mas que nada, sentía un profundo vació.

Alzo la mano y un sonoro golpe retumbo. Su mejilla se tornaba roja. El mismo se había castigado no se permitiría ningún síntoma de inferioridad.


Asfghjklsdg tarde en actualizar pero mis vacaciones me la pase en la pereza xDD ese par ya tuvo su primera discucion -la primera de muchas que vienen- esto apenas va empezando asi que xDD nisiquiera saben que son gays (?)

¡En fin! Ojala lo disfrutaran y este capitulo va completamente dedicado a Keremi pues no dejaba de insistirme en que actualizara en calidad de YA.

Agradecimientos especiales a los humanos que me dejaron review 8D : Ichiru95, BONAMANA (Oh mah gawd tu nick es por la cancion de los super junior? xD estan bien buenos), DiabloCarmesi, Kere, YoshiBlack (Hahaha al chile! nadie como el mexicano para insultar xD), Pilikita, , miku.

En serio ;u; gracias por sus comentarios me animan a continuar! Y ah necesito gente con quien ñoñear durarara ): no tengo y me aburro (?) agregenme al face si quieren es: mr. malvavisco (todo pegado) haha me siento como los limosneros xDDD

Nos seguimos leyendo!