"¿Y bien Sammy, vas a matarme o te pueden más los sentimientos por tu hermano?" El demonio sonrío, sabía que tenía la batalla ganada y que su señor Lucifer estaría encantado por el trabajo bien hecho.

Sam se quedó paralizado, las piernas no le reaccionaban y su mente había dejado de funcionar, pues a esas alturas, ya no veía salida posible, en la que Castiel, Dean y él mismo pudieran salir de allí con vida.

Se preguntó como habían terminado así, cuando el trabajo era, a simple vista, bastante fácil, un simple fantasma, les había dicho Bobby, nada que ver con el Apocalipsis, nada tan complicado como lo que estaban haciendo durante aquellos meses. Y ahora todo parecía haber salido mal.

Miró a la figura que se mantenía de pie delante de él, sonriente, con aquella expresión horrible y despiadada que poco tenía que ver con la imagen de su hermano. Apenas podía reconocer a Dean, con la sangre manchando su camiseta, sangre que Sam prefería no saber a quien pertenecía y el cuchillo en la mano. Definitivamente, aquel no era su hermano, por mucho que fuera su voz, su rostro, su cuerpo, ese no podía ser Dean.

Sin apartar la vista del demonio que tenía poseído a su hermano, Sam se volvió ligeramente hacia Castiel, que había quedado inconsciente y en un aspecto bastante lamentable, hacía unos minutos. El golpe había sido duro, sobretodo para alguien que nunca había sabido lo que era el dolor humano y ahora que Castiel era un ser humano normal y corriente, seguro que había sido mucho peor.

Desde que se había golpeado la cabeza contra la pared, no se había movido. Sam temió que tuviera alguna conmoción o se hubiera roto algo, pero ahora mismo no podía comprobarlo.

"¿Qué me dices Sammy? Puedo quedarme con tu hermano y tu y el ángel humano podríais iros o puedes intentar luchar conmigo. Aunque sincieramente Sam, no se si tu amigo Castiel aguantará mucho tiempo en su estado." El demonio volvió a sonreír, sabedor de que Sam jamás podría hacer aquella elección sin pensar que estaba haciendo algo malo. "¿Sammy?"

El menor de los hermanos se mordió el labio llevado por la desesperación, ¿Qué hacer? No podía abandonar a Dean, su hermano jamás lo haría con él, como iba a dejarlo allí, a manos de un maldito demonio.

Volvió a preguntarse otra vez lo mismo ¿Qué podía hacer, perder para siempre a su hermano, sabiendo que al menos estaría vivo o intentar destruir al demonio sin lastimar a Dean? cualquiera de las dos opciones le resultaban igual de malas, sobrertodo si tenía en cuenta que si era cierto que Castiel estaba herido y era muy probable que eso no mintiera el demonio, tenía que pensar rápido.

Como si se tratara de una respuesta, el ángel protestó al moverse; le dolía todo el cuerpo, era algo nuevo para él y tal vez por eso le parecía que era un dolor horrible, en la cabeza, en el brazo, en costillas, en realidad podía decir que le dolía todo el cuerpo. Sam se volvió hacia él, preocupado por su estado, por lo que durante un momento dejó de prestar atención al demonio, un error demasiado grande para la experiencia de Sam, que un momento después ya había lamentado haber cometido.

"Creo que voy a tener que mostrarte las cosas más claras Sam, porque la verdad es que no tengo todo el día para tus tonterías." El demonio levantó la mano y como si de una marioneta se tratara, Castiel fue levantado por unos hilos invisibles hasta perder el contacto con el suelo. "Es muy simple, si me das el cuerpo de tu hermano, el ángel vivirá, si dices que no… no creo que aguante más de cinco minutos."

Castiel protestó, apenas podía respirar ya, pero sobretodo se sentía completamente inútil en las manos de aquel demonio. Por primera vez en toda su existencia, se daba cuenta que su vida, estaba en manos de un demonio y sobretodo en manos de Sam Winchester.

Si al menos Dean estuviera con él y no encerrado dentro de su propio cuerpo por culpa de ese demonio que había jugado con sus sentimientos; si pudiera hablarle de los descubrimientos que había hecho el cazador. Tenía que haber sido sincero con él, tenía que haberle dicho la verdad sobre su relación con John desde un principio.

Ahora se daba cuenta que tenía mucho que aprender sobre los humanos, pero sobretodo tenía que aprender de Dean, de lo mucho que había llegado a quererle en tan poco tiempo y lo fácil y trágico que había sido para este ángel romperle el corazón sin tan siquiera darse cuenta.

¿Podría perdonarle Dean si conseguían salir con vida de allí? De repente dejó de respirar, todo se volvió negro. ¿Sería posible morir como un ser humano y no retornar jamás a su estado de ángel? ¿Qué ocurriría con él si realmente moría como humano? ¿Significaba eso no volver nunca al cielo y no ver jamás a sus hermanos de nuevo?

No le había podido decir a John que le quería, porque era cierto, le había querido y ahora estaba muerto. Si salía de aquella, sería sincero con Dean, le diría la verdad, hablaría con él y dejaría de pensar que estaba haciendo algo malo.

No pudo contestar a ninguna pregunta, pues en un momento, quedó inconsciente, aunque si escuchó la voz de Sam gritando algo que no fue capaz de escuchar, también creyó escuchar la voz de Dean, aunque sabía perfectamente que ese que hablar y que gritaba algo, no era realmente el cazador del que, aunque no se lo había dicho, se había terminado por enamorar.

- o -

UNAS SEMANAS ANTES

Dean se despertó sobresaltado, seguro de que acababa de tener un sueño horrible, una pesadilla estaba dispuesto a decir. Sin embargo, no sabía lo que había visto, no era capaz de recordarlo. Simplemente estaba ahí, sentado en la cama, mirando a la red, seguro de que le faltaba algo.

Volvió a tumbarse, aunque todavía tardó unos momentos, la inseguridad y la necesidad de saber qu era lo que se le había pasado, podían más que el sueño, que le había hecho caer redondo en la cama, después de un día tan pesado como aquel. Aún así, agotado, volvió a caer sobre la cama, con los ojos todavía abiertos y la mente puesta en la oscuridad en la que se había convertido ese sueño; como si hubiera sido borrado por la propia censura de su mente.

De repente y sin saber porque motivo, pensó en Castiel; salido de la nada apreció en su cabeza, su figura, sus ojos azules, su expresión impertérrita y siempre serena. Hacía dos días que no lo veía y podría decir que le echaba de menos.

"Nos acostamos, de acuerdo, pero no somos nada más." Recordaba haber dicho casi una semana antes, en una cama de motel, en la última ciudad en la que Sam y él habían estado trabajando.

Castiel yacía a su lado, observándole en silencio como siempre, con sus ojos clavados en los del cazador, como si apartarlos de Dean, fuera a significar que el cazador desapareciera de su lado; y una camiseta de Dean puesta, pues le había dicho que quería saber lo que se sentía llevando ropa de cazador, cuando en realidad quería simplemente, tener algo que fuera de Dean.

Dean apenas podía creerse que realmente se estuviera acostando con un ángel; no era el primer hombre al que besaba, pese a no habérselo dicho nunca a Sam y mucho menos a su padre; pero un ángel…

Sonrió, dando gracias por estar sólo en la habitación, Sam estaba fuera, investigando según le había dicho su hermano, pero Dean estaba seguro que había una chica por medio. Por eso, sonrío complacido y libre de poder expresar lo que comenzaba a sentir por Castiel.

Pero había algo más, algo relacionado con Castiel y el sueño que no lograba recordar; que por más que lo intentaba no terminaba de encajar. ¿Por qué algo en su vida no podía ser simple y fácil? Ya era bastante complicado reconocer que mantenía relaciones íntimas con un ángel. ¿No era eso ya suficiente?

Volvió a cerrar los ojos, el cansancio estaba ganando la batalla contra las ganas que tenía de saber lo que no es taba bien. Se durmió menos de un minuto más tarde y de nuevo, la imagen de Castiel estaba ahí delante de él. se sintió mal, no sabía porque, pues no se trataba de un dolor físico, como tal, pero se sentía fatal por estar viendo en sus sueños a Castiel.

Era demasiado extraño y confuso al mismo tiempo; imposible de explicar el motivo de aquellos sentimientos, aunque no hicieron más que empeorar al ver aparecer también la imagen de su padre. Se sobresaltó al ver a John Winchester junto al ángel con el que se estaba acostando, como si su padre estuviera allí para decirle que ya conocía su relación con Castiel, como si fuera a decirle que lo desaprobaba, que tenía que dejarlo.

Pero no fue así, John estaba quieto, mirando a su hijo, como si quisiera decirle algo, como si fuera su propio padre no se sintiera seguro de decirle algo.

"¿Papá que haces aquí? Quiero decir… tu estás… no deberías estar aquí." Confundido y sin saber que decir ante lo que estaba viendo, Dean dejó de hablar, esperando a que fuera su padre el que dijera algo por fin.

En lugar de eso, Castiel dio un paso adelante, miró a Dean y sonrió con tristeza. El cazador estaba seguro que nunca había visto a Castiel sonreír, por lo que aquello no podía significar nada bueno. Castiel miró a John y su padre le devolvió la mirada, sonriendo también.

"¿Qué está pasando aquí?"

"Hiciste un gran trabajo borrando la memoria a los chicos." Dijo por fin John, a Castiel, como si Dean hubiera desaparecido de aquella escena. El cazador contempló a los dos hombres, que desde luego escondían un secreto común, algo que durante mucho tiempo le habían escondido a Dean.

"Te dije que era algo fácil para mi. soy un ángel he hecho cosas mucho más complicadas que borrar ciertos recuerdos de la mente de tus hijos."

"¿De que estáis hablando?" Dean dio un paso hacia los dos hombres, pero ninguno de los se percató de la presencia de Dean allí. Algo le decía que aquello no era exactamente un sueño, si no algo más parecido a una recuerdo que durante mucho tiempo había estado perdido en su mente. "Papá, ¿De que va todo esto?" Su padre no dijo nada, pues no había quitado la vista de encima a Castiel. "Cass, vamos déjate de adivinanzas que tu no eres así."

Estaba convencido que Castiel tampoco le iba a decir nada, pues para ninguno de los hombres, Dean estaba allí. Sin embargo el ángel se dio la vuelta y lo miro, con la misma pesadumbre a la que Dean estaba acostumbrado, a aquellos ojos de cachorrillo abandonado con los que tantas veces le había mirado, de la misma forma que lo había hecho cuando sabía que Sam terminaría por convertirse en el recipiente para Lucifer.

"Dean lo siento."

"Cass, por favor, estoy muy cansado y por si no te has dado cuenta estoy pasando unos meses horribles con el tema del fin del mundo. ¿Te importaría ponerme las cosas un poco más fáciles y decirme de que va todo esto?"

"No debí hacerlo y lo siento, ahora se que fue un error."

"Es la única posibilidad." Dijo la figura de John Winchester, que más parecía ser un holograma, un momento perdido en el tiempo, la simple imagen que recordaba a lo que había sido su padre. "Lo que tu y yo hagamos, no puede amenazar la seguridad de mis hijos."

La mano de John sobre el hombro de Castiel dejó descolocado a Dean, pero fue peor todavía, cuando la imagine dejó de ser negra a su alrededor y se convirtió en una habitación de motel. De alguna forma era conocida para Dean, creía recordarla, pero no sabía cuando había estado allí y menos con su padre.

Vio un cuadro en pared, la pintura de unas montañas y a sus pies un rebaño de vacas. Conocía ese cuadro, lo había visto, pero el problema era cuando. Se dio cuenta que la mano de su padre seguía estando en el mismo sitio, sobre el hombro de Castiel, aunque poco a poco se fue deslizando por su brazo sin que el ángel hicieran nada por evitarlo. Tan sólo miró a John. Los ojos de ambos se encontraron en la penumbra de la habitación y sus miradas se quedaron enganchadas, como si dos imanes de polos opuestos se trataran.

Dean volvió a mirar alrededor. Definitivamente recordaba aquellas camas, de colores tan opacos y el sonido del tren que pasaba tan cerca. Habían estado allí, cuando Sam era todavía pequeño, pero por algún extraño motivo que no era capaz de averiguar, no era capaz de recordar cuando.

"No podemos seguir con esto. Me siento mal, como si estuviera manchando la memoria de Mary."

"¿Mamá? ¿Qué tiene que ver mamá con todo esto?"

"Tu mujer murió hace años. ¿Nunca, en todo esto tiempo, has pensando en rehacer tu vida?"

Castiel dio un paso hacia John y para casi delirio de Dean, puso sus dos manos sobre los hombros de su padre y lo empujó hasta la cama donde le hizo sentarse. Se quedó de pie, mirándolo desde la altura, como el ser celestial que era y de nuevo sonrió. Castiel nunca le había sonreído a él. ¿Desde cuando le sonreía a su padre? Y lo que era más importante todavía ¿Desde cuando su padre conocía a Castiel?

Entonces tuvo su respuesta, en el mismo momento en el que el corazón le daba un vuelco, por no poder creer lo que estaba viendo. Castiel se arrodilló frente a su padre y sin que ninguno de los dos dijera nada, ambos se acercaron para besar al otro.

"¡Papá! ¡Cass!" Dijo Dean en un grito tan alto que estaba seguro que los dos le escucharían, pero ninguno de los dos se inmutó, por lo que el cazador se dio la vuelta; sin estar del todo seguro que era lo que más le molestaba ver, si a su padre estando con otra persona que no fuera su madre o a Cass besando a otro hombre que no fuera él y en este caso que fuera su propio padre.

"Dean ¿Qué haces aquí?"

El cazador se dio vuelta, creyendo que realmente estaba formando parte de aquella escena, tal vez hubiera viajado de nuevo al pasado de nuevo sin darse cuenta. Pero al hacerlo, vio que no se refería a él, sino a un niño de once años, que se había levantado en mitad de la noche para decirle a su padre que había tenido un mal sueño.

Se vio a si mismo, recordaba a ese niño, casi inocente, que todavía no sabía lo que había más allá de la oscuridad y que buscaba a su padre para sentirse mejor por un mal sueño.

"Papá, he tenido una pesadilla."

John se arrodilló frente a su hijo.

"Vuelve a cama, no dejes a tu hermano solo, que es muy pequeño y ahora voy yo para allá."

El niño, más tranquilo ahora, se dio la vuelta y se marchó, esperando a su padre. John se levantó, miró a Castiel y este fue hacia la puerta, pero antes de llegar, John le cogió del brazo y tiró de él para besarle de nuevo.

"No puede ser; de ninguna manera." Dean no podía apartar la mirada de aquella escena, sin estar seguro si le parecía aberrante o simplemente imposible. "Hijo de…"

"Te espero aquí. Siento que tengas que hacer esto otra vez pero creo que Dean siente cuanto estás aquí, parece como si estuviera comunicado contigo de alguna forma que no me puedo explicar."

Castiel fue hacia la puerta y Dean creyó ver que el ángel sonreía en silencio ante el comentario de John, como si supiera la respuesta a aquella pregunta, como si ya supiera entonces que casi veinte años más tarde, estaría en la cama con el hijo de John Winchester.

De nuevo, Dean se despertó de golpe y se dio cuenta que Castiel estaba ahí, junto a él.

"¿Venías a borrarme otra vez la memoria? Pues lo siento pero esta vez no te lo voy a permitir."

"¿De que estás hablando?"

"Vamos Castiel, se lo que hacías con mi padre y se que me has borrado muchas veces la memoria." Dean se levantó de la cama y fue hasta la puerta sin mirar a Castiel.

"Dean espera."

Pero Dean no se detuvo y al llegar a la puerta, la abrió, dispuesto a salir. Sin embargo, no llegó a hacerlo, pues alguien estaba al otro lado. una figura negra, una figura que lo arrastró con fuerza, fuera de la habitación y cerró la puerta tras él, dejando a Castiel sólo en el interior de la habitación.