Hola Chicas:

aquí esta el final de esta historia. Para mi ha sido una historia, que he disfrutado mucho escribiéndola. Aunque normalmente me gusta más el humor, este drama con final feliz, lo he disfrutado. Espero realmente que haya sucedido lo mismo a vosotras.

Os agradezco el apoyo mostrado con cada uno de vuestros Rw. Al igual que las votos me me habéis dado en FF twilight awards, gracias a vosotras se ha cerrado la votación, siendo Rebeldes, como el mejor fic de humor. Miles de gracias.

os dejo el Epilogo, espero os sorprenda y os guste.

besos

Raquel

Epilogo

En este mundo puedes encontrarte muchas cosas. Mires donde mires veras diferentes personas con diferentes historias que contar. Unos son alegres llenas de color, amor y esperanza. Otras son oscuras y tristes. Cuando ves un mendigo en la calle, te paras a pensar que es lo que le habrá llevado a una situación así. Pero hasta ellos pueden haber tenido historias felices.

A veces las personas se encuentran en un mundo rodeado de oscuridad y maldad. Nadie debería vivir una vida así. Nadie debería desear su propia muerte para escapar de un destino peor. Cuando una persona vive amenazada constantemente, cuando su cuerpo sufre el dolor de los golpes. Cuando tu propio padre te viola, o tu hermano te toca indecentemente, en esos momentos deseas la muerte inmediatamente. Cuando oyes los llantos de tu madre que sufre lo mismo que tú, y no puedes hacer nada más que esconderte en un rincón, asustada y rezando para que después no te busquen a ti, deseas la muerte. Cuando los doctores te suturan o escayolan tu brazo, tienes tanto miedo y vergüenza, que deseas morir.

Yo así me sentía, con cada golpe, con cada vejación, hasta con escuchar simplemente la voz de mi hermano o de mi padre. Pero mi mundo cambio. Alguien me enseño que hay otra vida a la que yo llevaba, o mejor dicho sufría. Que había amor, respeto y sueños que cumplir.

Edward me había enseñado lo hermoso que es amar y ser amado. Él me entrego todo, me curo de mis heridas y me ayudo a escapar de la oscuridad. Era feliz por una vez en la vida. Aunque siempre he sabido que mi historia, tendría un final breve.

Lo que no me esperaba es que me llegara tan pronto. Cuando nos embistieron en el cruce, lo único que podía pensar, es que Edward sobreviviera. Él era la persona más noble y más buena, que había conocido. Él no se merecía la muerte. Y aunque mi bebe tampoco, se lo merecía, por ser una ser puro e inocente. Al estar anclado a mi cuerpo, sufrió el mismo destino que yo. Pero no debía permitir que él muriera.

Creo que mi muerte fue inmediata, pues inmediatamente después del golpe, no sentí dolor, no sentí nada. Todo lo que recuerdo es la mirada dulce de Edward, su caricia en mi mano y luego todo se volvió oscuro. No vi toda mi vida pasar, ¡gracias a Dios!, las últimas imágenes que se permitió mi mente, fueron las que rebosaban felicidad. Algunas con mi madre, y muchas con Edward y su familia.

-Hola Sara! ¡Bienvenida!- una voz cálida me atrajo hasta un punto de claridad. No sabría definir si era hombre o mujer, pero era reconfortante. - ¿quieres esperar a Edward?

-No!- grite.- ¡él no debe morir! Por favor, no le dejes entrar!- había comprendido que me encontraba en el limbo, donde las almas esperan para ser juzgadas y que puedan ser dirigidas al cielo o al infierno.

-Sara, él está más malherido que tú. Además tu estas embarazada, y el Bebe aún sigue vivo. Tus constantes vitales son débiles, pero aún queda una posibilidad de vivir. Debemos esperarle aquí, y solo uno de vosotros, traspasara la puerta. Y las posibilidades apuntan a él. Tiene muchas heridas, aunque aún esta consciente.

-no, por favor! No. él no. – solloce. Me sentía mal por mi bebe, pero si era realista yo sin Edward no sabría vivir. Mi padre me perseguiría y mi hijo o hija, podría acabar igual que mi hermano. Y si era niña… no, no quería pensar que es lo que harían con ella. Tal vez la venderían y ese sería un final feliz para ella.- no le haga venir, por favor. Él tiene tanto que dar, tanto amor que entregar. Si a mí me ha dado la luna, sin amarme como yo lo hago. ¿Qué no hará por su verdadera alma gemela?

-Estás segura de ello.- Yo asentí, ya que el nudo de mi garganta no me permitía decir nada más.- sabes que el sufrirá, que el dolor de perderte será muy fuerte.

Ese ser anodino me miraba con ternura, me recordaba a Esme. Y al igual que con ella abría mi corazón, lo hice con ese ser de luz.

-Lo sé, desearía poder mandarle un ángel que lo proteja. Desearía que realmente encontrara a otra mujer a quien amar. Desearía que fuese feliz, por todo el amor que a mí me ha dado. Sé que sufrirá, pero él se merece seguir viviendo. Se merece otra oportunidad. Gracias a él se que había una vida mejor de la que yo vivía, y él se la merece. No lo haga venir, por favor.

-Está bien Sara! El jefe está muy contento por tu entrega. Después de las cosas que has vivido, sigues teniendo una alma pura. No eres egoísta, ni vengativa. Por eso te concederemos un deseo. ¿Deseas regresar junto a él?- la pregunta me pilló de sorpresa, pero la verdad es que no deseaba volver. Hasta cuando mis familia nos dejaría tranquilos. No sabía que mi padre solo estaba esperando su oportunidad para sacar más provechos, de la situación en la que me encontraba actualmente. Había sido feliz, si. Mi hijo me había llenado de esperanza, también sí. Pero no quería arrastrar a Edward a algo que sabía que tarde o temprano pasaría. N él necesitaba felicidad, el necesitaba que yo no estuviera a su lado para poder volver a ser feliz.

-No, deseo que encuentre el amor verdadero. Aquel que le ayudara a enfrentar cualquier obstáculo. Aquel que le hará tan feliz como él me lo ha hecho a mí.

-Así se cumpla. Ahora, él está al llegar, acaba de caer inconsciente, si ha de volver debes ser rápido. Despídete de él. Tú has elegido vuestros destinos.

Y así lo hice, no le deje avanzar hasta mi. Le hice regresar y vele por él durante mucho tiempo. Me dejaron ver y estar cerca de él durante todo el tiempo que duro su recuperación.

Lo vi ingresar en urgencias, y vi como una castaña, se acercaba a él con preocupación.

-Ella es tu deseo, Sara!- me dijo el ángel que me acompañaba en esos momentos. Yo aún no había ingresado en el cielo. Hasta que Edward no se repusiera y se entregara al amor, no pasaría las puertas. Para no ser arrastrada al purgatorio, uno de los ángeles me acompañaría durante todo el tiempo. Me fije en esa castaña, y sonreí. Podía ver su aura, era blanca, inmaculada como era la de Edward. Había otras que les rodeaban de diferentes tonalidades.

-¿Por qué algunos tienen el aura rojiza?

-dependiendo de la maldad que posean, su aura es más roja. También hay diferentes colores para los estados de ánimos. Si te das cuenta, la de Bella, se está volviendo azulada. Es porque está preocupada. Y la de Edward es amarilla, porque esta triste, por tu partida.

En un momento, los auras de Edward y Bella, pegaron un fogonazo, aunque no cambiaron de color. Me gire a Evan.

-Eso que acabas de ver, es lo que sucede cuando las almas gemelas se encuentran. Acaban de unirse. Si empiezas a fijarte. La de Bella, empieza a sentir lo mismo que la de Edward. Él dolor de uno es él dolor de otro. Así sucede con el resto de sentimientos. Ya están unidos, lo que suceda ahora, solo dependen de ellos.

Sonreí complacida, al fin Edward se encontraría con lo que más merecía. Lo acompañe durante todo su estancia en el hospital. Fui primera testigo, como poco a poco él se iba haciendo consciente de la proximidad de ella. Veía como sus lazos se unían aún más. Con el don que poseíamos las almas, me introduje algunas veces en su mente. Sabía que Edward se atormentaría por empezar a sentir atracción por bella. Pero no dejaría que su obstinación por hacer lo mejor, le apartara de la felicidad plena.

También fui testigo de su primer beso, de sus lágrimas y sus caricias. Los acompañe durante la guerra con mis padres. Los guie siempre que se me permitió. Casi logran apartarlo, pero la fuerza del amor que ya sentían y una pequeña colaboración mía, hicieron que Edward regresara de nuevo a su cuerpo. Su amor crecía, y rompían todas las barreras.

A veces era un poco violento esta tan cerca de ellos, los ratos que comenzaban a pasar eran cada vez más íntimos. Pero nunca sentí celos, solo deseaba realmente dejarlo a solas.

-Ellos no saben que estamos, así que no te sientas violenta. Es normal cuando dos personas se aman.- me decía Evan una y otra vez.

Al final llego el día de su entrega plena. Fue hermoso como se entregaron uno a otro. Como se complementaban y como sus auras brillaban con más intensidad.

-Es tu hora! – me dijo Evan

-si, ahora descansare tranquila. Sé que Bella le hará feliz durante toda su vida. Cuando quieras podemos irnos.

-No Sara! Yo me marcharé, tu no.

-¿Cómo? ¿Qué haré entonces?

-Volver a nacer

39 semanas después

Las palabras de Evan se repetían en mi cabeza una y otra vez. Después de decirme eso, lo cual no entendí en un primer momento, empecé a desvanecer. Cerré los ojos ante la visión nublada que tenia, y cuando los abrí, estaba de nuevo en la oscuridad. Sus palabras resonaban en mi mente una y otra vez. "volver a nacer" "volver a nacer", pero no llegaba a entender eso. ¿Acaso me reencarnaría? Y si era así, ¿en qué o quién?. El tiempo era algo subjetivo desde el accidente, así que no sabría decir cuánto había pasado, y que había ocurrido en qué momento. Pero otras voces comenzaron a llegar a mí.

-¡no seas tan sobreprotector! Estoy embarazada no enferma.- Esa sonaba como un eco, muy cercano. Me hacía vibrar la piel. Sentía como sus emociones normalmente me cubrían, como una capa protectora. Llena de calor, cariño, devoción. Todas ellas eran emociones hermosas.

-Es que son lo que más amo.- esa era dulce y masculina. Y rebosa amor en cada palabra.

-Ten hija come algo!- esa otra voz era muy maternal

-¡para cuando viene mi sobrino?- Infantil

-¡sobrina! Ya te he dicho que va ser sobrina.- impetuosa

-tranquilos! Ya queda poco para que salgamos de dudas. ¿De verdad no queréis saber el sexo?- paternal

-Están en su derecho, no los agobien.- conciliadora

-sea lo que sea será bien venido, déjenlo estar.- tajante

¿Quién serian todas esas personas? No lo sabían, pero sentía que me amaban. Pues estaba segura que hablaban de mi. Paso el tiempo rodeada de esas voces. Cuando el espacio al que estaba hacinada se sentía más reducido. Intentaba moverme para en contra mejor postura. Inmediatamente escuchaba risas, y el tacto a través de la oscuridad.

Había conseguido comprender las palabras de Evan. Estaba en el útero materno, y por lo que escucha los que serian mis padres de nuevo, estaba a punto de nacer. Lo cual agradecía, pues el espacio era cada vez más limitado. Me sentía amada, y protegida. Dos cosas que solo sentí cuando conocí a Edward.

Por más que intentaba recordar su imagen, me era cada vez más borrosa y más confusa. Mi memoria se desvanecía, según mi pequeño cuerpo crecía.

Otra vez vi un túnel y una luz al final. Algo me empujo a ir al encuentro de esa luz. La última vez que la vi, me había sentido muy tranquila. Y ya no estaba tan a gusto aquí dentro. Poco a poco me acerque a ella. Hasta que el pequeño haz de luz, se convirtió en cegadora. Cerré lo ojos, y escuche mi propia voz, en forma de llanto.

-¡Dios Bella, es preciosa!

-¿quieres hacer los honores hijo?

Estaba aturdida, confusa. ¿Acaso Edward seria….? No, no podía ni decirlo.

-Hola Sara, bienvenida a la familia Cullen.

Mi ojos se abrieron de golpe, y lo vi. Vi el amor, la felicidad plena, la seguridad y la tranquilidad, en sus hermosos ojos verdes. Deje de llorar y me arrulle él. Me habían concedido una segunda oportunidad, y esta vez si la viviría junto a él. Volví a nacer.