No sé si esto cuente como mi regreso oficial al mundo de los fics, porque el 95 por ciento de este fanfic lo escribí entre 2007-2008. Después de finalizar mi último fanfic futurista, simple y sencillamente quise hacer otro, pero esta vez con los hijos de los elegidos hechos adolescentes. Es un fic más oscuro. Después de meses de espera pude recuperar mis viejos archivos, les di una revisada y concluí en que no tenía caso que estas ideas se quedaran en mis documentos virtuales, sin que nadie las leyera. Escribir estas historias me gusta y es importante para mí, así que haré mi máximo esfuerzo por escribir con más continuidad fics como este y Digital Cuatro. Espero sus comentarios. Cabe destacar que no es imprescindible leer Fusión Prohibida y Memorias Borradas para entender Apócrifo, pero es altamente recomendable.
Los dejo con la lectura.
"En ocasiones es complicado mirar hacia atrás. Hay que seguir caminando.
Pero a veces, caminar sin la posibilidad de retroceder es muy doloroso. Vivir sin el pasado. Duele".
A p Ó c r I f O
Por CieloCriss
Odaiba, durante el día
-¿Una carta?- preguntó el chico de 12 años a la salida de la escuela. Miró con suspicacia a una niña temblorosa que sostenía un sobre rosado con un corazón –Ah, lo entiendo, quieres que le dé esa carta a mi padre para que te dé un autógrafo…
La jovencita de cabellos y ojos oscuros negó temblorosa.
-Ishida-kun, por favor… acéptala.
Atrabancadamente estiró las manos y fue cuando el adolescente vio su apellido en el sobre.
-Todo el curso me la he pasado diciéndole a todo el mundo que no soy mensajero de mi padre, es muy problemático que mi papá tenga fans de mi edad, ¿sabes?, así que si te interesa contactarlo tendrás que hacerlo por tus propios medios.
-Etto… Ishida-kun… umm, la música de Ishida Yamato-sama es sorprendente… y cuando me enteré de que eras su hijo me pareció increíble, pero…
-¿Increíble? ¿Por qué?, realmente no me parezco a mi padre - bufó el chico, mirando hacia la salida de la escuela –Así que lo siento, pero no puedo aceptar tu carta.
-¡Pero esta carta es para ti, no para tu papá!- soltó la niña totalmente enrojecida mientras dejaba el papel arrugado en las manos del muchacho, quien nada más abrió más los ojos. –Ishida-kun, está bien tener un papá famoso, pero tú también eres genial… - la chica se silenció -¡esa carta es para ti!- chilló, se inclinó ligeramente y salió volando con sus piernas pálidas, pero bien formadas.
El chico hizo hacia atrás su cabello rojizo y sus ojos cobrizos miraron con nerviosismo el sobre.
-Y me lo dice ahora que es el último día de clases- comentó irónico pero inquieto.
-¿Quién iba a pensar siquiera en que mi hermanito recibiría cartas de amor en su último curso de la primaria?- interrumpió una voz suave, aunque irónica.
Kotaro Ishida palideció al sentir la mirada inquisidora de su hermana mayor, una joven de unos 15 años, que tenía una melena rubia descuidada, pero un rostro de muñeca de porcelana.
-¡Eso no es cierto, May!- gritó el chico queriendo defenderse. La muchacha por su parte arrebató la carta con presteza y leyó.
-'Con cariño para Ishida Kotaro-sama', wooo, sorprendente, Kotty- sonrió –Vas a resultar todavía más popular que nuestro padre.
-No me digas Kotty, ya tengo 12- renegó Kotaro, tomando el sobre con torpeza y echándolo a la mochila –Ta-Tardaste mucho, hermana, casi cierran el colegio.
La joven alzó los hombros a modo de disculpa y bostezó.
-¿Así que me cambias de tema? ¿Es incómodo hablar de mujeres con tu hermana?- siguió toreando la joven, acomodando el forro de una guitarra que llevaba colgando de uno de sus hombros.
-Por supuesto que sí- se adelantó Kotaro, comenzando a caminar hacia la salida del colegio –Sobre todo es incómodo contigo y mis padres, ustedes siempre me ven como si no hubiera crecido, pero la verdad es que ya casi soy adulto, Mayumi- renegó.
-Oh, sí, a los 12 uno está tan cerca de ser adulto- ironizó la muchacha –En fin, démonos prisa, o papá se enojará.
La chica aceleró el paso hasta rebasar a Kotaro, quien tuvo que apremiar su caminar para ir al ritmo de su hermana. Había sido el último día del periodo escolar, por lo que tendrían vacaciones, a Kotaro no le gustó que el día estuviera tan nublado y mucho menos le agradó la cita que su padre le había dado a él y a su hermana en el estudio de música.
-¿Por qué tenemos que ir a ensayar justo hoy?
-Porque papá quiere que grabemos el demo durante vacaciones- respondió indiferente Mayumi, mientras avanzaba por el asfalto de Odaiba como si no quisiera tocarlo.
-Tú al menos tienes talento, oneesan, pero yo no tengo oído musical… - se quejó Kotaro.
El día estaba tan gris que no parecía ser mediodía, sino que parecía un ocaso pardo o en blanco y negro. Mayumi, que era rubia y de ojos azules, respiró con profundidad el aire lluvioso antes de contestarle a su hermano menor.
-Si no quieres participar en el proyecto del viejo lo mejor será que se lo digas- comentó –yo le prometí que esta vez le ayudaría, por eso lo hago.
-Pero si tienes una voz privilegiada, ¡además tocas todos los instrumentos a la perfección!
Mayumi volvió a bostezar.
-Démonos prisa en llegar a la estación, parece que va a llover.
Los hermanos Ishida tardaron alrededor de 10 minutos en caminar hasta la estación del metro. En esos minutos apenas se habían dirigido la palabra a pesar de que Kotaro era de lengua suelta. Mayumi iba distraída, como pensando en sus propios asuntos y el chico menor dirigía de vez en cuando su mirada rojiza a su mochila, el cual era el lugar donde había dejado su carta. Su carta de amor.
-Ya léela- se rió Mayumi, al descubrirlo –Te mueres por saber que palabras cursis te puso esa niña.
-El que tú nunca hayas enviado una carta de amor a un chico no te da derecho a burlarte de las cartas de otras personas- dijo con dignidad Kotaro.
-Claro, claro, léela, Kotty, yo no diré nada.
El Ishida sacudió la cabeza incrédulo y se deslizó por la estación del metro, donde se amontonaban cientos de personas para transportarse.
-Qué raro- soltó el chico, olvidando la carta y centrando su atención en la niebla que había dentro de la estación -¿Qué significa esto?
Mayumi avispó sus ojos celestes. La estación del metro estaba bañada en una niebla espesa, decenas de personas se apretujaban en la salida, mientras que la entrada estaba vacía. La chica tomó a su hermano de la camisa, para que no siguiera avanzando.
-¡Señor!- llamó Kotaro a uno de los hombres que intentaba salir de la estación -¿Qué sucede allá adentro?
-Aléjense de este lugar, chicos, hay un monstruo en la estación- dijo tembloroso el hombre que vestía un traje marrón.
Kotaro dejó salir un grito de impresión y en su mente se llenó de una palabra que no mencionaba en alto muy a menudo pero que siempre tenía presente.
-¡May!- le dijo a su hermana, quien estaba quieta y todavía no lo soltaba.
Del otro lado de la estación la gente fue evacuando apresuradamente las escalinatas para salir del metro. Los trabajadores del lugar, por su parte, estaban intentando hacer llamadas en sus radios para enterarse de lo que estaba pasando allá adentro.
-Nos reportaron un incendio, chicos, así que salgan rápido- ordenó un guardia.
-Por supuesto, oficial- respondió Mayumi, jaloneando a Kotaro tras ella.
-¡Espera, May! ¡El hombre dijo que hay un monstruo, ¿te das cuenta de que puede tratarse de un digimon?
-Claro, pero no podemos dejar que nos vean pasar si está prohibido - mencionó con calma la muchacha, quien jaloneó a su hermano hasta los sanitarios de la estación. –nos esconderemos aquí.
-¿Pero por qué en el sanitario de mujeres, hermana?- rezongó Kotaro.
Mayumi sonrió.
-Porque es divertido que te pongas colorado.
Kotaro se sonrojó como sus cabellos cuando él y su hermana se escondieron en uno de los cubículos de escusados. Lo más cómico del asunto era que la puerta del baño tenía un póster de Matt Ishida, lo que hizo aún más bizarra la situación.
-Esperaremos un poco- ordenó May, sigilosa.
Kotaro asintió un poco más tranquilo, sin embargo su serenidad comenzó a flaquear minutos después, cuando la niebla comenzó a invadir los sanitarios.
Se puso la mano en el pecho, para intentar escuchar su corazón, pero Kotaro Ishida lo único que escuchó fue el llanto de una criatura. Cerró sus ojos, los apachurró, pero oyó el lloriqueo con más fuerza, por lo que abrió la mirada inmediatamente.
'Caluuuuu, caluuuuu' escuchó claramente y luego una ráfaga de polvo sopló en la cabina del sanitario. Observó un polvo brilloso, que parecía echo de mariposas de luz.
-¡Hay un digimon que nos necesita!- exclamó exasperado, abriendo la cabina del sanitario para escabullirse en la niebla.
-¡Espera, Kotty!- exigió Mayumi, quien se mordió los labios antes de seguirlo.
Kotaro (Kotty) Ishida.- Hijo menor de Yamato Ishida y Sora Takenouchi. Tiene 12 años, es un niño que está entrando a la adolescencia y se cuestiona todo el tiempo. Es pelirrojo, de ojos castaño rojizos y piel tostada. Cuando era pequeño era conocido por todos por ser tierno, llorón y extrovertido, fama que aún le sigue pisando los pies, para decepción del mismo Kotaro, quien se esfuerza por ser adulto. Al chico le gustaría parecerse a su papá, ya que admira a éste por sobre todas las cosas, sin embargo, le desconcierta saber que, según él, no es tan talentoso como su progenitor. Detesta que le digan Kotty y cuando tuvo la oportunidad de ser un niño elegido portó el emblema del Amor y su digimon era un Tsunomon.
Su hermano siempre había sido así: impulsivo. Se dejaba llevar por las provocaciones y por los supuestos, pero Mayumi Ishida no culpaba a Kotty, porque parte de ella misma también era sí. Ella también actuaba con premura cuando estaba sola o la situación lo exigía; sólo era cautelosa cuando había algo qué proteger que no fuera su persona.
La niebla estaba densa. No podía ver a su hermano, ni escuchar sus pasos. Se mordió con más fuerza los labios y corrió al azar, como supuso lo había hecho Kotaro.
-Dijo que escuchó a un digimon- se dijo en voz alta, porque no podía percibir sus pensamientos por la misma niebla –Ojalá lo hubiera escuchado yo también.
La joven se detuvo entonces, cerró los ojos e intentó concentrarse, tenía que ser capaz de escucharlo, de sentirlo… debía ser capaz porque ella todavía creía en los digimons.
… 'Caluuuuu' 'caluuuuu', oyó May después de un esfuerzo de su parte.
-Eso debe ser- comentó decidida y trató de seguir el impulso de su corazón.
No supo cuánto tiempo pasó hasta que el río de niebla la desembocó en una esquina donde estaba despejado y pasaba el tren. Kotaro Ishida estaba hincando y llevaba algo en los brazos.
-¡Kotaro!- llamó Mayumi.
-¡Cuidado atrás de ti, hermana!- gritó el pelirrojo.
May dio un salto a la derecha y observó una masa amorfa de color negro que parecía estar con vida.
-¿Qué es eso?
Kotaro corrió hacia su hermana y le mostró lo que llevaba en los brazos.
-Esa cosa casi se come a este digimon, mira, lo ha dejado sin una de sus patas- Mayumi entonces vio a un pequeño digital, o al menos eso parecía. Era blanco y pequeño, con unos enormes ojos verdes.
-Creo que se llama Calumon- dijo Kotaro, pasando al pequeño a los brazos de su hermana – O al menos es lo único que dice. Cuídalo, ¿quieres, May?
May sujetó al digimon sin pensar mucho, porque estaba inquieta viendo al monstruo digital. Sólo cuando notó que su hermano había regresado con un extinguidor, reaccionó.
-Kotty, ¿qué estás haciendo?
-Lo voy a destruir- respondió el hijo de Matt y Sora con seguridad -¡Esa cosa se está tragando a los digimon que logran entrar a nuestro mundo, así lo creo yo!
May negó impaciente, echó al pequeño digimon en su maletín y corrió para alcanzar su hermano.
-¡May, ya no soy un niño, yo puedo hacerlo!
-No seas bobo, eres un niño, pero eso no importa… ¡sin embargo, es mejor que lo hagamos juntos!- la chica apuntó hacia la masa amorfa, que parecía dirigirse hacia ellos nuevamente; Kotaro aplastó el extinguidor y una flama de humedad azotó contra la oscuridad metálica, que comenzó a diluirse en lugar de desaparecer. El suelo mismo se puso negro. May sintió que le temblaban los tobillos.
-No funciona- dijo e inmediatamente tanto ella como su hermano dejaron caer el extinguidor –Hay… hay que salir de aquí, Kotty, esto… algo nos está absorbiendo la energía, me siento débil.
Kotaro cayó en rodillas, May lo tomó del brazo.
-No puedo…- susurró el menor.
May lo trató de incorporar, fue entonces cuando se dio cuenta de que su bolso brillaba.
-¿Calumon?- cuestionó Kotaro, antes de que del maletín escolar de su hermana saliera volando la pequeña criatura, al cual de repente le habían crecido las orejas y las aleteaba como si se trataran de alas.
Mayumi sintió una calidez en su pecho, una especie de luz azul que la cegó; al instante miró que a su hermano le pasaba algo similar, ya que todo el cuerpo del niño tenía un resplandor rojizo.
Agarró fuerzas.
-Nuestros emblemas están brillando, ¡el poder de los emblemas regresó!- consideró Kotaro.
Mayumi sacudió la cabeza, con una mano hizo que su hermano se levantara y con la otra atrapó al digimon. La esencia negra estaba debilitándose.
-Es nuestra oportunidad, nos vamos de aquí- ordenó y comenzó a correr.
-¡Debemos quedarnos a luchar!
-No sin nuestros digimons, Kotty, y sabes muy bien que ellos no van a aparecer en el mundo real, lo que debemos hacer es poner a salvo a esa criatura antes de que esa cosa la lastime.
El chico muy a su pesar asintió. Casi siempre Mayumi tenía razón.
Mayumi Ishida.- Hija mayor de Yamato Ishida y Sora Takenouchi. Tiene 15 años. Físicamente se parece a su padre, ya que es rubia y tiene unos encantadores ojos azules, sin embargo tiene la madurez de su madre y usa el mismo corte de cabello. Le apodan May y es portadora del emblema de la Amistad; su digimon es un Pyokomon. May es una chica un tanto apática, rebelde e irónica, es algo descuidada con su físico, pero aún así es bastante popular. Es una joven consciente y vivaz a quien le gusta la tranquilidad, pero que es capaz de internarse en la más peligrosa aventura.
Los hermanos Ishida salieron tosiendo de la estación del metro que ya estaba rodeada de bomberos y policías.
-¿Chicos, están bien?- preguntó uno de los encargados -¡Debieron salir antes de ahí, la operación del tren se ha suspendido!
-Estamos bien- respondió Mayumi, sin soltar a su hermano y a Calumon, que parecía un mono de felpa.
-May, la niebla se está disolviendo- hizo la observación Kotaro, pero Mayumi no se detuvo hasta que se alejaron de la multitud que rodeaba a la estación.
Los dos dejaron salir un suspiro emergente cuando estuvieron a salvo, inmediatamente dirigieron su atención a Calumon.
El pequeño digital estaba sudando y sus orejitas habían vuelto a la normalidad, no tenía una de sus patitas, y sólo se le veía un hoyo negro en la ingle, como si estuviera siendo consumido por las sombras.
-¿Qué vamos a hacer?- preguntó Kotaro.
-El señor Joe Kido era un doctor de digimons, tenemos que ir a su casa.
-¿Y qué pasará con el ensayo de papá?
-Mientras yo ubico un taxi, le hablarás a papá y le dirás lo que descubrimos, seguro que él prefiere ver a un digimon que enseñarnos a tocar una canción.
-De acuerdo.- aceptó el pelirrojo, mientras la rubia le daba el cuerpecito de Calumon y se dirigía a la avenida, a buscar transporte.
Long Beach, California, de noche
-Wanna dance?- preguntó una mujer de piel morena y ojos verdes; se veía como de 25 años. El chico se sonrojó un poco, levantó los labios con indignación.
-No, thanks. I don't like dancing.
-Whats your name, kiddo?
-I don't hafta answer you, do I?
-Too bad, if you change your mind...- comentó la chica, mientras el castaño interrumpió haciendo un puchero de fastidio –Oh my god! you're soooo cute!
-Sure...- respondió con el rostro altivo, mientras se arreglaba la corbata y con pasos agigantados se alejaba de la enorme pista de baile del salón de eventos del Queen Mary, donde se realizaba la fiesta.
Llegó hasta su mesa, donde observó a su hermano menor dormido en dos sillas; su padrastro estaba entretenido con el celudigital, mientras que su madre estaba ausente.
-¿Trajiste mi piña colada?- preguntó una chica pelirroja que también estaba hundida en la mesa, con cara de sueño.
-¿Bromeas?, tres tipas casi me raptan para ir a bailar por culpa de que quería ir al baño, ni de loco me arriesgo a volver a salirme de esta mesa para pedirte una bebida, esperaremos a que un miserable mesero se digne a pasar por aquí.
-Pero Ben- reclamó la joven –Yo tengo que cuidar de Tulo, me lo encargó mamá-Mimi, ¿de verdad no me puedes hacer el favor?
-¿Dónde está mi bella madre, Cerebrito?
La chica, que vestía un vestido del color de la menta, encogió los hombros.
-Seguramente con el señor Michael, de hecho creo que te andaban buscando para que te tomaras una foto con ellos.
-¡JA!- renegó el chico -¿Crees que sería coherente?, es totalmente absurdo… si lo piensas con detenimiento es enfermizo que mis padres divorciados vayan a sus respectivas bodas con otras personas… no sólo mi bella madre se casó con tu padre, ahora mi propio papá se acaba de casar con otra fulana… es terrible ser fruto de una relación así.
La interlocutora le sonrió, se hizo para atrás el cabello rojo.
-¿Todavía te molesta que mamá-Mimi se haya casado con mi papá?
Ben le echó la mirada a Koushiro Izumi, un hombre de aproximadamente 40 años que estaba prestando atención a su celudigital y no parecía estar enterado del mundo real.
-Izzy me cae bien, ya lo sabes- gruñó.
-Y así como tu mamá rehizo su vida, Michael también tenía derecho a hacerlo, ¿no crees?, y su novia es muy guapa, papá me dijo que también era una niña elegida de Latinoamérica.
-Como sea, ya me quiero ir de Estados Unidos…
-Pero la noche apenas va empezando- agregó la joven, llamada Osen – por eso quiero que me traigas una piña colada.
-¡Benji!- gritó Mimi Tachikawa, traía un vestido entallado y de un púrpura metálico, tras ella venía un hombre rubio y con un traje negro.
-Mamá, no tienes qué gritar- Ben suspiró.
-Te dije, Michael, nuestro hijo Benji te estaba buscando para felicitarte, lo que pasa es que está en la etapa difícil y por eso no lo hizo después de la ceremonia religiosa de la boda, ¿verdad, hijito?
Michael sonrió abiertamente.
-Let's talk, Benjamín- pidió el hombre.
-Ok, dad- respondió el de cabello marrón claro, siguiendo a su progenitor.
-¡Vamos a bailar, cielo!- oyó Ben que su madre le decía a Izzy, quien rezongó al instante porque lo desprendieron del celular.
Michael Tanner se detuvo cuando llegaron al lobby.
-¿Aquí está bien?- preguntó el hombre con un japonés débil.
-Sí- respondió el chico.
-Iré directo al grano, hijo, ¿te molesta que me haya casado?
Ben soltó un resoplido.
-Dad, me avisaste que te casabas hace siglos, créeme que ya me había hecho a la idea, pero es incómodo, ¿lo entiendes, verdad?
Michael sacudió la cabeza de Benjamín, quien era un joven de 15 años que parecía un principito de cabellos ondulados y del color de la miel.
-Es un día importante para mí, ¿sabes?, y lo ideal sería verte contento, sé que lo que te molesta es que tu madre y yo seamos tan buenos amigos aunque estemos separados, ¿cierto?
-Yeahhh, I guess- susurró el muchacho.
-¿Por qué no intentas pasártela bien?
-I'll try- dijo Ben un poco más relajado.
-Ése es mi campeón.
-Dad!, nada de 'campeón' a estas alturas de mi vida- rogó Ben –y ya en serio, ¿cuántos millones de dólares te gastaste en esta boda?, este hotel es carísimo, Long Beach en sí es caro, aunque bueno… supongo que una boda en New York habría sido más costosa…
-Regresemos a la fiesta, quiero que bailes con tu nueva madrastra.
-¿Bromeas?, odio bailar- renegó Ben, regresando a la fiesta de la boda de su padre –Ah, olvidaba que la Cerebrito, ¡es decir!, Osen, la hija de Izzy, me pidió que le llevara una bebida… se la llevaré, Dad, tú ve adelantándote.
-No querrás perderte el baile, ¿verdad?
-Claro que no, sólo intento ser un buen 'hermanastro' con esa chica, a diario le hago la vida de cuadritos.
-Ok- dijo Michael, y volvió a revolverle los cabellos a Ben.
Cuando su padre se retiró, lo primero que hizo el principito fue acomodarse el pelo. Desde que era pequeño su padre tenía ese vicio de despeinarlo constantemente, cosa que a Ben le molestaba.
En lugar de ir a la cocina por la piña colada que le habían encargado, el chico decidió tomar aire fresco, por lo que salió del enorme hotel donde se realizaban los festejos de la boda.
-Such a nice place to get married…- soltó en inglés el Principito, volteando a ver el hotel, que era un enorme barco llamado Queen Mary, al cual habían adaptado como un complejo turístico de Long Beach, California.
Si veía al Queen Mary desde lejos, parecía que el barco seguía navegando, pero la realidad era que estaba en tierra firme, justo como sus pies, como su cabeza y su vida. Ben odiaba la realidad cuando no le convenía.
-Bien, ellos tienen razón, es un hecho que mis padres no se aman y son felices con otras personas, pero ¿por qué eso me molestará tanto?- monologó mientras comenzaba a caminar por los alrededores, por el estacionamiento del complejo turístico –Sería peor si se odiaran, o si estuvieran muertos y…
El sonido de un metal hizo que Ben se detuviera y despertara un poco sus sentidos.
-¿Qué demonios?
-¡Japonés!- oyó que gritaban.
El hijo de Mimi dio un paso atrás y giró la cabeza 180 grados, para ver si alguien le llamaba a él, aunque en realidad sus rasgos eran más occidentales que orientales.
-¡No te saldrás con la tuya, japonés!- como la voz se oía a la derecha, Ben se giró un poco y distinguió sombras, eran aproximadamente cinco sombras, que estaban agrupadas en una de las esquinas del estacionamiento del lugar. El sonido metálico provenía de unos botes de la basura que habían caído.
Se asomó con cuidado. Una de las sombras tenía sujeta la silueta de un chico, como amenazándola, el resto de los presentes también estaban acechando.
-¿Qué van a hacer?- se escuchó un voz de timbre de cascada, que hablaba en japonés, -¿Rajarme, asaltarme?
-¡Me la pagarás, japonés!
El farol que alumbraba la esquina permitió que Ben viera mejor a los sujetos. Había dos afroamericanos fornidos, un rubio flacucho, pero con mal aspecto y un oriental musculoso, que traía sujeto a un chico de su edad, de piel morena y exactamente parecido a… a…
-¿Taiki?- preguntó Ben, distinguiento al hijo de Taichi Yagami -¿Qué hace el insecto de Taik aquí?
Se acercó más. Seguro había visto mal o necesitaba lentes. Frente a él no podía estar su amigo Taiki, porque el chico vivía en Japón, allá en Odaiba.
-Japonés o no, perdieron- rugió el presunto "Taik", a la defensiva –ya suéltenme y aprendan a perder.
-¡Yo te voy a enseñar quién perdió!- el musculoso sacó una navaja, lo que le puso los pelos de punta a Ben. Luego el sujeto se acercó al muchacho, quien nada más apretó los ojos.
-El que me hieras o mates no quita que hayas perdido- justo en ese momento el musculoso rajó al chico en el vientre, no de manera profunda, pero sí lo suficientemente sagaz como para causar temor.
-¡Dejen a Taiki!- Ben salió de su escondite sin pensar mucho -¡Ya le llamé a la policía, insectos!... Hey, police, over here!- gritó.
Los atacantes soltaron al chico, quien cayó en el suelo con la respiración descompuesta.
-¿No me escucharon, insectos?- gruñó de nuevo –Over here, police!
-Te salvas esta vez, Japonés, vámonos, no vale la pena, es una zona turística patrullada.
Los sujetos se dieron media vuelta y se retiraron trotando. Ben corrió entonces hasta el muchacho herido.
Lo observó bien. Tenía el rostro idéntico a su amigo Yagami. Incluso era parecido a Hidemi y al señor Taichi. ¿Pero qué hacía Taiki en Estados Unidos?
-¿Te metiste en la maleta de Osen o algo así?- preguntó el chico –Contesta, Taiki.
El aludido subió la mirada castaña y se cubrió la herida que le sangraba.
-Te agradezco la ayuda, chaval, pero no soy Taiki o quienquiera que digas…
-¿Bromeas?, yo sé distinguir a un Yagami cuando lo veo.
El chico se puso de pie, pero la misma herida le impidió caminar, salía demasiada sangre de la cortada.
-Esto no es bueno…- comentó el joven, metiendo la mano a su pantalón, de donde sacó una jeringa y una ampolleta.
-¿Ahora te drogas o algo así?
-Estabas en la fiesta del Queen Mary, ¿no es así?, ¿por qué no te vas a bailar con una americana y me dejas tranquilo?
-Dame esa jeringa inmediatamente, Taik…
-Es mi medicina- comentó con seriedad el muchacho –no estás para saberlo, pero esta cortadita puede matarme.
-No está nada profunda- gruñó el hijo de Mimi.
-Está lo suficientemente profunda si no se te coagula la sangre.
El chico se recostó en uno de los autos, se mal-buscó la vena de su muñeca izquierda y se inyectó. Ben retrocedió un poco, ese chico de verdad era el doble de Taiki.
-¿Quién eres si no eres Taiki?
-Me llamo Soji- respondió el chico, terminando de inyectarse. Se tocó el estómago, pero la hemorragia seguía. –Creo que debo irme por ahora, ¿tu nombre?
-Soy Ben… mira, lo mejor será que pidamos ayuda, ¿qué no tienes es esa enfermedad donde con una cortadita la gente se desangra?, sería de insectos dejarte solo.
Soji sonrió.
-No me voy a desangrar literalmente…
-Hablas un japonés perfecto… estoy seguro de que puedo conseguirte un doctor, doble de Taiki.
-Estaré bien, Ben-kun…- se dio media vuelta, para irse, pero al segundo paso se desplomó en el asfalto.
-Y yo que quería una noche tranquila- bufó Benjamín Tachikawa.
Benjamín Tachikawa.- este muchacho de 15 años es fruto de una relación que hubo entre Mimi Tachikawa y Michael Tanner. Es arrogante, presumido y rezongón. De pelo y ojos color miel, el chico tiene la apariencia de un principito de la edad moderna. Tiene gran corazón, pero le cuesta trabajo aceptar que su madre está casada con Koushiro Izumi y su padre también tiene una relación con otra persona.
La pelirroja miró con indiferencia cómo su padre era arrastrado por su mamá adoptiva a la pista de baile. Luego tomó el celudigital de su papá para conectarse a Internet.
La chica de 14 años no estaba en contra de las bodas, al contrario, se le hacían lindas y hasta románticas –aunque nadie lo sabía-. Sin embargo, tenía el pendiente de revisar su e-mail.
Con su mirada oscura observó que su padre había estado jugando en el celudigital, lo que le provocó una sonrisa de complicidad.
-No sabía que a papá le gustara jugar al pac-man- comentó, mientras tecleaba el aparato para que la conectara.
Osen Izumi quería revisar su correo desde hacía dos días, pero no había podido por el viaje que había hecho con su familia para asistir a la boda del padre biológico de Ben.
Puso su password y se abrió su bandeja de entrada. Con letras occidentales y en mayúscula, leyó 'Óleo' en un link, al cual le dio clic inmediatamente.
'Mi querida Osen-chan, espero te vaya bien en América y te puedas conectar de vez en cuando. ¿Vas a una boda, cierto?, ojalá un día vayamos a una boda juntos y…'
-¡Hermanitaaaa!- interrumpió una voz atiplada que sacó a Osen del e-mail y la obligó a voltear a su lado para descubrir a su hermano menor. El chiquillo de 5 años lucía desorientado y soñoliento, su traje estaba hecho un desastre y al incorporarse de las sillas había enredado la pequeña corbata en el mantel de la mesa -¿y mis papitos?
-Tulo, despertaste- muy a su pesar, la chica dejó el celudigital en la mesa y se puso a ayudar a su hermano a sentarse con propiedad. –Papá y mamá están bailando, ¿ves?
-Vámonos a casa… tengo sueño
-Nos iremos a la habitación del hotel hasta que la fiesta se termine.
-Pero es una fiesta aburrida porque no hablo inglés- renegó el pequeño –Ben sólo me enseñó a decir "fack-iu" (fuck you)
-Tuls, no digas eso, no tienen un significado lindo, es una grosería.
-Pero si me lo enseñó mi hermano… hermanita, estoy aburrido, ¿puedo jugar con el celular?
La joven respiró larga y profundamente, con decepción cerró su e-mail a medio leer y conectó el celudigital de su padre a el canal de juegos.
Justo cuando iba a pasarle el móvil a su hermanito, el celular timbró, Osen descubrió que se trataba del número de Ben.
-¿Eres tú, Ben?, ¿fuiste por mi piña colada?- dijo al contestar la llamada.
-Cerebrito, pasó algo acá en el estacionamiento, necesito que le hables a papá-Izzy o no sé, pero hay un clon de Taiki semi muerto y desangrándose en la salida del hotel, y para variar no se ve ningún policía por aquí y eso que es un dizque es una zona segurísima.
-¿Que qué? ¿un clon de Taik desangrándose y semi muerto?
-Así como te digo, dile a Izzy que venga porque yo no sé qué hacer.
-Etto… está bien, ¿dónde estás?
-Afuera del Queen Mary, en el estacionamiento, creo que en una de las esquinas, ¡date prisa!
Osen colgó la llamada, se había puesto tan pálida que su hermanito lo notó.
-¿Estás enferma?
La chica negó.
-Juega un poco, nene, iré a buscar a papi y mami, ¿quieres?
-Sí, hermanita.
A como pudo reconectó el pac-man que antiguamente había estado jugando Koushiro y pasó el celudigital a Tulo, quien se concentró en el videojuego, lo que le permitió a la pelirroja ponerse de pie y correr hacia su padre para contarle lo que había dicho Ben.
Osen Izumi.- La chica de 14 años es pelirroja y tiene los ojos de un negro profundo. Es de complexión delgada, de baja estatura y piel pálida. Es la hija mayor de Koushiro Izumi. A veces la apodan O-chan y cuando era niña elegida tenía un Motimon y era la elegida del emblema del Sabiduría. Osen es una chica enfermiza, de carácter curioso y responsable.
Padre e hija salieron del Queen Mary algo consternados; a Osen le costaba trabajo seguir a Koushiro y soltarle lo que había dicho Ben.
El estacionamiento estaba débilmente alumbrado, como si los faroles tuvieran pereza. Osen terminó de informar a su padre y suspiró el aire algo ansiosa, tocándose el pecho.
-¿Eso te dijo Ben?.
-Hai… Dijo que un clon de Taik estaba desangrándo…- la joven ese detuvo de repente y sus ojos negros se dilataron -¡Oh!
Koushiro se giró un poco y vio a su hijastro hincando y sosteniendo la cabeza de un joven que bien pudiera haber sido Taichi cuando joven.
-Es probablemente la única vez en la que Ben ha hablado de manera literal- observó Koushiro, apremiando el paso tras Osen, quien llevaba la delantera.
-¡Ben, llegamos!- exclamó Osen, inclinándose inmediatamente hacia el chico herido que sostenía su hermano.
-Tiene una herida leve del navajazo que le hicieron pero no ha parado de sangrar, me dijo que su sangre no coagulaba y luego este clon tuvo la gran idea de caer desmayado; también se inyectó sabe qué cosa…
-Ben, ayúdame a llevar al chico a la habitación- mandó Koushiro –Hija, coméntale a Mimi lo que está pasando, seguramente hay algún doctor entre los invitados de la boda.
Osen asintió, pero sus ojos negros quedaron estáticos viendo a ese chico que era idéntico a su Taiki.
-¿Quién es él, papá?- indagó con curiosidad.
-No lo sé. Pero probablemente él sea nuestro mejor descubrimiento en mucho tiempo.
Odaiba, de tarde
Takeru Takaishi se revolvió el cabello. Una, dos, cinco veces. Después de que dieron las 3 de la tarde salió de la oficina dándole vueltas a su preocupación. No sabía si hacía frío o calor. Caminó por las calles del distrito, mientras seguía despeinándose el pelo, como si con ello estuviera buscando soluciones. Dobló la siguiente esquina, a la izquierda. Miró el reloj: estaba a tiempo. Siguió su camino varios minutos más.
El bar estaba justo frente a él nunca cerraba y las prohibiciones para menores no eran muy rígidas. Se recargó en un poste de luz cercano, fingió que encendía un cigarrillo a pesar de que había dejado el hábito del tabaco.
Lo vio venir a lo lejos. El muchacho traía la expresión perdida, más que de costumbre, los cabellos rubios estaban desparpajados, el uniforme desecho, traía la boca algo arrugada.
"¿Qué haces en un lugar como este otra vez?" se preguntó Takeru, agachando el rostro para que el joven no lo notara "¿Qué buscas aquí?, dímelo".
El joven entró al bar. Takeru palideció. Tragó saliva y decidió seguirlo. Después de todo la situación ya estaba fuera de control; si le preguntaba directamente al joven, éste terminaría mintiendo.
Takeru odiaba las mentiras.
Sin pensárselo mucho entró a la cantina en mero día sin dejar de posar la cabeza hacia el suelo. Se acomodó en una de las mesas de las esquinas.
Ahí estaba el muchacho, sentado en la barra principal, al lado del cantinero.
"¿Qué diablos estás haciendo?" se cuestionó Takeru, apretando los puños "¡Eres menor de edad!, ¿Por qué te dan la bebida con tanta fácilidad? ¿es por tu sonrisa?".
Se atascó las uñas dentro de la piel, por la impotencia. No era sencillo para él ver que el chico de apenas 17 años conseguía una cerveza, y dos, y seis.
Una tras otra, casi sin parar. El muchacho había bebido lo suficiente como para que su rostro pálido se volviera rosa. Takeru lo miró levantarse del sitio; lo vio tambalearse mientras pagaba.
Suspiró. Suspiró otra vez. Pagó su estancia en el bar sin que el chico se diera cuenta y lo siguió.
Afuera el sol estaba un poco más bajo. Otra vez no supo si hacía frío o calor.
El muchacho rubio estaba recargado en la pared, como perdido. Se le veían los ojos rojos, la frente sudorosa y las mejillas encendidas.
"Estás sufriendo… deberías estar feliz, porque me has engañado, has engañado a todos en casa, nos dices que estás en tu curso de cinesta" se dijo Takeru, parado en la salida de la cantina. No podía quitarle la vista de encima; desde que lo había descubierto, días atrás, no podía dejar de mirarlo, de espiarlo.
Esperó a que el chico se moviera, pero por el contrario, el joven se dejó caer en el suelo.
Takeru ya no pudo más. Corrió hacia él, se inclinó a su lado en esa banqueta oscura aunque era de día.
–¡Seiyuro!– llamó notablemente alterado. Sostuvo los hombros del chico, éste abrió los ojos todavía más.
–¿Papá?– Takeru notó que el chico trataba de incorporarse, de verse tranquilo –¿Qué haces tú aquí?
–Estás completamente borracho, Seiyuro– regañó Takeru, al notar que el chico se bamboleaba por la ventisca.
–A lo mejor…– respondió el joven, algo ansioso.
Takeru no dijo nada, ayudó a que el joven se levantara y comenzaron a caminar con lentitud.
–¡Taxi!– gritó cuando vio uno a mitad de la calle.
A como pudo metió al chico ahí dentro, luego se subió también.
–¿Cómo supiste dónde estaba?– preguntó Seiyuro, cabizbajo, como si estuviera siendo violado por la mirada de su padre.
–Te seguí– respondió Takeru –Te he estado siguiendo desde que descubrí que me mentías.
Seiyuro Takaishi.- Es el hijo mayor de Takeru, su madre era una cineasta que falleció cuando el chico tenía 2 años de edad. Diez años después, Tk se casó con Hikari, para regocijo del mismo Seiyuro. Sei es un chico alegre, muy apuesto y juguetón, es rubio, como su padre. Tiene clubes de fan a montones, es mujeriego, pero jovial y sencillo. Es el dueño de la Esperanza y su digimon solía ser un Tokomon. Tiene 17 y a pesar de que lo distinguen por su positivismo, desde hace un par de semanas su familia está descubriendo que Sei tiene más problemas de lo que aparenta.
–Ahora está durmiendo– dijo Hikari, mientras se sentaba al lado de su esposo –Está muy tomado, tiene fiebre… nunca pensé que Sei estuviera metido en líos.
Takeru apretó las manos, las juntó y comenzó a moverlas. Todavía estaba impresionado.
–Mi Seiyuro… mi hijo, Kari, se está convirtiendo en un desconocido– murmuró nostálgico –Apenas tiene 17 años, Kari, ¿te das cuenta?, 17 años… no sabes la amargura que sentí cuando lo descubrí bebiendo con esas prostitutas hace tres días. Hoy, en lugar de estar en el colegio estaba en un bar ahogándose en licor, ¿qué está ocurriendo?
Hikari quedó en silencio. Takeru hubiera querido que hablara, porque el silencio era aún más incómodo que las palabras.
–Tenemos que hacer algo con Sei– susurró Hikari por fin –Algo tiene que estarle afectando…
–Pero siempre está sonriente– interrumpió Takeru –Saca buenas notas, se comporta bien, sale con muchas chicas, es amable… y yo que pensaba que después del instituto iba a su curso de cinematografía, pero no, me engaña, usa la tarde para dañarse a sí mismo con alcohol…
–Aún así, Takeru, Seiyuro no lleva mucho tiempo visitando bares y desobedeciendo– creyó Hikari –Empezó con esta rutina desde hace 15 días más o menos; desde hace dos semanas llega a casa con la carita desfigurada y con el olor a sake.
–Lo voy a castigar– dijo Takeru –¡No va a salir a ningún lado! ¡No lo dejaré respirar hasta que me cuente su problema!
–Takeru…
–Es que es mi hijo, Kari, y lo amo– reafirmó Tk –Durante mucho tiempo él fue mi único sostén, mi única meta… mi consuelo.
–Te entiendo, mi Takeru, porque yo viví o mismo con Toshiro…– Hikari acarició el cabello del Takaishi con ternura –Pero ahora que nos casamos, Seiyuro también se ha convertido en mi hijo y no tienes que afrontar las cosas tú solo.
–Ya lo sé– admitió el hombre rubio, irguiéndose –Aunque no parezca lo tengo muy presente.
–Además, no te olvides de una cosa, Takeru– el hombre se giró y encaró el rostro acaecido de su esposa, con los ojos de almendras en lumbre –También está Toshiro.
–Tienes razón; nuestro Toshi y nuestro Sei son los mejores hermanos después de todo.
Toshiro estuvo largo rato sentado en su cama; estaba mirando a Seiyuro, lo analizaba. Se acercó a su hermano del alma y le tocó la frente. "Fiebre otra vez" se dijo mientras retornaba y se aposentaba en su propio colchón.
Respiró ruidosamente, cruzó los brazos. Horas anteriores Papá-Takeru había aparecido con Seiyuro en brazos, en el umbral del departamento; Toshiro todavía tenía presente el hedor a alcohol de Seiyuro y la incoherencia en el rostro juvenil.
No sabía qué hacer… pero definitivamente él, como hermano menor de ese chico, tenía qué hacer algo.
Toshiro Takaishi.- Lo apodan Toshi y tiene 17 años. Presuntamente Toshiro es hijo de Hikari Yagami y su primer esposo, Kiúguro Sugiyama, pero Takeru Takaishi tiene posibilidades de que el chico sea suyo. Aunque Toshi conoce esa posibilidad, afirma que no necesita saber quién es su verdadero padre a través de una prueba de DNA, porque ahora Hikari está casada con Takeru, él por fin decidió adoptar el apellido de la familia y quiere mucho a su nuevo papá. Este chico, desde Fusión Prohibida y Memorias Borradas, es muy inteligente, maduro y reflexivo. Físicamente se parece a su madre. Su digimon solía ser un Salamon y tenía el emblema de la Luz. Toshiro quiere ser sicólogo o antropólogo.
–Toshiro, ¿estás despierto?
–Hai
–Debo lucir terrible– murmuró Seiyuro, con voz temblorosa mientras se escondía en la cama.
–Peor que terrible– dedujo Toshiro, con frialdad.
–… Es la única manera– explicó Seiyuro, sentándose de golpe.
–¿La única manera de qué?, Sei, no te entiendo.
–Es la única manera de vivir sin el pasado– mencionó –El licor me entume… mi cabeza se siente incluso más ligera.
–Nadie puede vivir sin el pasado– Toshiro se puso de pie, se acercó a su hermano –. De cualquier manera, Sei, tú no tienes un pasado tan terrible como para querer olvidarlo… tu pasado, ha sido en su mayoría feliz, con tu padre, con nuestra nueva familia, con los digitales… ¿O es que me estás ocultando algo?
–Sí. Te estoy ocultando mi peor recuerdo.
Seiyuro Takaishi se dejó caer en la cama y volvió a cerrar los ojos, como si se le hubiera acabado la energía. Los ojos azules se le escondieron tras los parpados, el rostro seguía sudado, los cabellos rubios en total desastre. Toshiro volvió a mirarle con ansiedad.
"Fiebre… todavía no se le quita". Salió de la habitación con ese pensamiento en la cabeza mientras el mediodía se fundía con el atardecer y la carita de su hermana menor, Mina, se asomaba con preocupación desde el sofá de la sala.
Seguramente la pequeñita estaba tan preocupada como él por Sei.
Continuará…
Gracias por leer. Espero no haya quedado incoherente, ¿qué puedo decir?, pegué las escenas de varios fics distintos que tenía empezados, sólo por las ganas de tener un nuevo proyecto.
Quiero comentar que el personaje de Soji existe desde que decidí que Taichi tendría hijos gemelos (como el 2002, más o menos), al final me ganó la idea de que fuera "gemela" en lugar de "gemelo", y fue la razón del surgimiento de Hidemi Yagami. Pero, bueno, Soji era un personaje que no quería quedarse en mi mente por siempre y finalmente salió.
Las preguntas: ¿por qué apareció un digimon en el subterráneo del tren? ¿Por qué apareció ese chico Soji, que parece un clon de Taiki y Hidemi? ¿Qué rayos le pasa a Sei Takaishi?, ¿cómo reaccionará Taichi al saber que a lo mejor tiene otro hijo? ¿Qué enfermedad tiene el chico?, ¿cómo le hará Toshi para ayudar a Sei?
Espero no se hayan enredado con mis viejos personajes y aún los recuerden. También espero que sigan leyendo, poco a poco saldrán todos los personajes y se describirá mejor la trama. Lo bueno es que todavía tengo stock de escenas viejitas =D, pero llegará el momento en que tenga qué escribir de nuevo.
Gracias n_n
Saludos, CieloCriss