Bueno, este es mi primer fic, ojalá les guste.
Sólo desarrollo mi imaginación, este programa pertenece totalmente a sus creadores.
Luego de haber ganado las seccionales todos estaban muy entusiasmados por todo lo que vendría este año: todas las competencias por ganar y sobre todo, la posibilidad de no ser mirados en menos sólo por ser del club Glee.
Pero Puck... él sabía que pronto llegaría el día en que su hija nacería. También tenía muy claro que Quinn no le iba a permitir verla, ya que era "una mala influencia", o eso trató de decirle cuando hablaron hace unos días…
- ¡Quinn! – el chico se acercaba a ella corriendo por el pasillo –. Le traje esto a la bebé.
Noah buscó en uno de sus bolsillos y sacó un pequeño medallón colgado de una cadena. Tenía grabada la letra "P" mayúscula. Era de Puckerman, claramente.
- Es un gesto muy bonito, pero no, gracias, creo que es mejor que mi hija no sepa quién es su padre, ya sabes. Espero que no te moleste lo que te diré pero… creo que no eres el mejor ejemplo para un niño – dijo la chica mientras seguía caminando.
- Espera, enserio quiero que lo conserves.
Quinn se detuvo.
Es lo menos que puedo hacer después de todo el daño que cause, ¿no?, pensó la chica.
- Muchas gracias, Puck, es muy bonito – tomó el medallón y lo guardó en el bolsillo de su pantalón.
- Gracias a ti por aceptarlo.
Si, Puck estaba definitivamente enamorado. Pero era demasiado torpe como para comportarse de manera educada con respecto a sus sentimientos. Le gustaba que todas las chicas quisieran tener sexo con él; era el semental del colegio y definitivamente no quería que eso cambiara.
Pero si seguía así, ¿Cómo iba a conquistar a Quinn Fabray, la chica difícil? Sería duro, pero Puck debía cambiar su actitud de macho indiscutible y volverse el chico más educado, honesto y sensible en la vida de la presidenta del club de Celibato
¡No, no le pediré ayuda a Finn!
Eso era lo que tenía que hacer. Por algo Finn había logrado enamorar a la chica.
Esa misma tarde fue a visitar a Finn.
- ¿Qué haces aquí? – con sólo abrir la puerta, Hudson se puso rojo de cólera.
- Sólo quiero pedirte un favor.
- Sí, yo también quiero pedirle a Dios que ese bebé se vuelva, de un día para otro, mi hijo, pero no podemos conseguir todo lo que queremos, ¿verdad?
Finn estuvo a punto de cerrar la puerta, pero Puck lo impidió.
- Ayúdame a ser... caballeroso – soltó de una vez.
- Tú, Noah Puckerman, ¿quieres ser caballeroso? – el más alto parecía no creer sus palabras.
- Si. quiero conquistar a una chica, pero no sólo por mi atractivo masculino, sino también por el hombre educado que creo que llevo adentro.
- ¿Qué me darás a cambio?
Supongo que esto me tenía que costar algo…
- Lavaré tu ropa sucia y tu uniforme de fútbol por un año – auch.
- Entra.
Puck comenzó a recordar esos tiempos – no hacía mucho – cuando Finn y él eran los mejores amigos que podían existir. Ya cuando llegaron a la habitación del capitán del equipo de futbol, comenzó la clase de modales.
- Lo primero que debes saber, es que nunca debes quedarte mirando a todas las chicas que pasan a tu lado, por muy sexys que se vean.
- ¿Y eso cómo se hace? – eso, para Noah, parecía imposible.
- Si tanto te gusta esa chica, podrás hacerlo – dijo Finn con seguridad.
Entonces, como estoy enamorado, voy a poder lograr eso… supongo.
- ¿Y qué sigue? –preguntó Noah con curiosidad.
- Mañana te digo, veamos cómo te va con eso primero. Nos vemos, adiós.
Era obvio que le estaba diciendo que se fuera de una manera menos grosera.
Ese chico es educado.
- Gracias por todo – Puck ya estaba saliendo, esbozó una leve sonrisa y salió de la habitación.
Para Puck, la primera instrucción era algo complicada, pero si se concentraba en mirar sólo a Quinn durante todo el día, lo demás sería fácil.
Y llegó la mañana del día siguiente. Puck tenía sólo un objetivo y debía llegar a él de todas maneras. Entró al salón de español y se sentó al lado de Rachel.
- Hola, Rachel – dijo el chico amablemente.
- Hola – extrañada, la chica tomó asiento.
- Y ¿cómo estás? - siguió Puck.
- Ok, esto es extraño ¿Qué rayos te pasa a ti?
- Estoy siendo educado, eso es todo.
- Y desde cuando tú te comportas educadamente – Eso sonó grosero, se dio cuenta la chica –. Lo siento. Bien, creo que es bueno ver un cambio en ti, Noah. Pienso que cambiar le hace muy bien a las personas y ya que estás pasando por un momento difícil...
- ¿A qué te refieres con eso? – no dejó que Rachel terminara de hablar. Ya se había enojado –. No espera, discúlpame, se supone que estoy cambiando.
- Genial. Puedes controlarte a ti mismo. Creo que ahora podremos ser amigos, claro, empezando desde cero ¿no?
- Si, podríamos intentarlo.
Así transcurrió el resto de la clase. Puck de vez en vez miraba a Rachel cuando esta se paraba a preguntarle cosas al Sr. Schuester, pero en el momento en que recordaba a Quinn, en seguida ponía los ojos en su cuaderno y repasaba las preposiciones en español.
A, antes, con, contra… Wow… Rachel tiene un tras… ¡No, Puck, concéntrate
Puck tenía una fuerza de voluntad incríble. Para un chico como el debía ser complicado cambiar de un día para otro sólo por una chica, una chica que no se interesaba en absoluto por él.