Hola ^^ ya se me diran, que por que no escribi la continuación de "olas sonoras" jii, pero veran acabo de leer un libro que me dejo enamorada y pues no pude resistirme, asi que hize una adaptación de esa obra que lleva el mismo titulo, de la autora "Carol Townedn", le cambie unas cosa que creo que se darán cuenta jii, espero y les agrade, pronto continuare con el otro fic jiji, dejen sus comentarios pliss.
Bueno ya saben Naruto y sus personajes no me pertenecen, si no que a Masashi Kishi, jii y la historia originalmente es de Carol Townedn, :p auque cambie algunas cosas jeje okis ya pueden leer.
"Corazón traicionado"
-Votos incumplidos y la trágica noticia-
La novicia Hinata estaba arrodillada en la capilla St. Ouke cuando el griterío comenzó en el exterior. El reloj marcaba casi las doce del mediodía, y Hinata, quien antes de entrar en el convento se llamaba lady Hinata Hyuga, estaba de retiro espiritual. Había hecho un voto de silencio y lo cumpliría hasta la mañana siguiente, cuando las monjas rompieran su ayuno. Para eso faltaban unas 18 horas, y Hinata, una mujer que vestida con hábito de color gris, estaba dispuesta a no interrumpir su retiro espiritual.
Las lámparas daban una iluminación tenue al lugar y, sobre el altar, la luz de noviembre se filtraba por un ventanuco estrecho. Ignorando el frío que se filtraba a través de las losas del suelo, Hinata inclinó la cabeza sobre su rosario.
-Dios te salve, María, llena eres de gracia. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es…
Al oír que llamaban a la puerta con fuerza, Hinata volvió la cabeza.
-¡Hinata! ¿Estás ahí? Tengo que hablar contigo, la mujer se calló de pronto.- Y aunque aquella voz no pertenecía a ninguna de las monjas, a Hinata se le hizo familiar. Trató de escuchar con atención.
Dos voces, discutiendo, y no muy calmadas. Una pertenecía a la hermana Yusure, la guardesa del convento. La otra voz era de una extraña que hablaba con tono elevado y nerviosísimo. Hinata se puso de pie con curiosidad. ¿No tendrían malas noticias otra vez?, ¿Acaso la noticia de la muerte de su padre y de su primo en la batalla de Ganamakure no era suficiente...?
Había recorrido la mitad del pasillo cuando se abrió la puerta. Su hermana de sangre, lady Shion Hyuga, se soltó de los brazos de la guardesa del convento y entro en la capilla.
Shion de 19 años, era un minuto mayor que Hinata es decir era su hermana gemela aunque había rasgos que las diferenciaban como por ejemplo el color de sus ojos quien los de Shion eran purpuras y de su cabellera que era rubia a comparación de la de la novicia; iba vestida de color rosa y una capa de color burdeos. Tras tirar la fusta y los guantes sobre el suelo de piedra, corrió hacia Hinata.
-¡Hinata! ¡Oh, Hinata, tienes que hablar conmigo!.
Envuelta en un abrazo desesperado, Hinata miró el rostro de su gemela. Una mirada basto para que abandonara su voto de silencio.
-Por supuesto que hablaré contigo.- respondió Hinata a lo que Shion sollozó.
-Ella…-giró la cabeza hacia la hermana Yusure y continuó.-Me dijo que estabas de retiro espiritual y que no debía molestarte, que por fin ibas a tomar los votos.
-Así es.- dijo Hinata, era evidente que Shion había estado llorando porque tenía los ojos hinchados.
Durante los 7 años que Hinata había estado en el convento, se había distanciado mucho de su gemela, pero la delicada belleza de su hermana había permanecido en sus recuerdos y al ver su rostro demacrado hizo que se le congelara la sangre.
La hermana Yusure cerró la puerta de la capilla y permaneció junto a ella en el interior. Con los brazos cruzados, negó con la cabeza y miró a Hinata, la novicia una vez más no había cumplido con su retiro espiritual.
Hinata agarró la mano de Shion, sus dedos eran como el hielo.
-Ha sucedido algo más, ¿No es así? Algo terrible.
Los ojos de Shion se llenaron de lágrimas.
-Oh, Hinata, es mamá…
-¿Mamá? ¿Qué? ¿Qué le ha pasado a mamá?.- pero al ver la cara de Shion, Hinata no necesito más explicaciones. Su madre había muerto.
Con las piernas temblorosas, Hinata agarró los brazos de Shion y las hermanas se abrazaron.
-Mamá no.- dijo Hinata con la voz entrecortada.-Shion, por favor, mamá no…
Shion asintió, y las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas.
-¿Cuándo?
-Hace tres días.
-¿Cómo? ¿Ha sido por el bebé?.- tenía que ser eso; su madre, Hanabinaru de Hyuga, tenía 37 años y estaba embarazada de siete meses cuándo sucedió la batalla de Ganamakure. Era de ascendencia del país del agua, y la guerra había sido muy difícil de sobrellevar. Hinata sabía que su madre habría hecho todo lo posible para ocultar sus emociones, pero la muerte de su esposo y de su sobrino, habían sido demasiado sufrimiento para ella.
Muchas mujeres fallecían en el parto, y a la edad de su madre, y en su estado de ánimo… Shion se secó las lágrimas y asintió.
-Sí, le llegó la hora muy pronto, el parto fue largo y difícil, y después…oh, Hinata, sangraba tanto. No pudimos hacer nada para cortar la hemorragia, si tú hubieras estado allí. Aprendiste mucho durante el tiempo que pasaste junto a la hermana Zhisune, sin embargo, yo…- no pudo terminar la frase.
Hinata negó con la cabeza, era cierto que ella había aprendido todo lo que la hermana Zhisune le había enseñado, pero también sabía que no se podía salvar a todo el mundo.
-Escucha, Shion. La muerte de mamá no es culpa tuya. Una vez que empieza la hemorragia interna, es casi imposible detenerla… Y además, es posible que ella hubiera perdido las ganas de vivir después de que matarán a nuestro padre y a Neji. -Shion sollozó.
-Sí, íbamos a enviar a alguien a buscarte, Asuma estaba preparado para marcharse a caballo. Pero cuando nos percatamos del peligro…Era demasiado tarde.- Shion agarró las manos de Hinata.
-No fue culpa tuya.
-¡Nadie me enseño! Oh, Hinata, si hubieras visto después de que el mensajero viniera de Ganamakure. No podía comer, ni dormir, paseaba como un fantasma; era como si después de la muerte de nuestro padre, una luz se hubiera apagado en su interior. Padre no era un hombre fácil y mamá no solía expresar sus sentimientos.
-Demostrar sensiblería es algo vulgar, y no es propio de una dama.- murmuró Hinata, repitiendo la frase que siempre pronunciaba su madre.
-Así es; Pero ella lo amaba. Si alguien lo dudaba…- Shion miró a Hinata consciente de que Hinata y su padre, Hiashi Hyuga, se habían enfrentado más de una vez.-Si alguien lo dudaba, al verla habría salido de dudas, y Neji.-los ojos de Shion expresaban lástima.-Se que tú también lo adorabas.
-A mamá se le partió el corazón.
Shion tragó saliva.
-Sí.
-¿Por qué los invasores fueron sus propios compatriotas?
Shion apretó las manos de Hinata.
-Sabía que lo comprenderías.
-Lady Shion…-la voz de la hermana Yusure las interrumpió, recordándoles que la guardesa del convento estaba presente.
La hermana Yusure era la encargada de dar, o denegar, el permiso para que las visitas entraran en el convento. Puesto que no era una orden de clausura, habitualmente se daba permiso de entrada, pero nunca cuando una monja o una novicia estaba de retiro espiritual. Con las manos entrelazadas y una cruz de plata colgada del cuello, la monja miró a Shion seriamente, pero con amabilidad, Hinata sabía que lo había oído la había conmovido.
-Lady Shion, puesto que ya ha interrumpido el retiro espiritual de su hermana, ¿podría sugeriros que continuarais hablando con ella en mis aposentos?, el ángelus está a punto de sonar, y el resto de la comunidad necesitará la capilla.
-Por supuesto, hermana Yusure, le pedimos disculpas.- dijo Hinata, tras agacharse a recoger la fusta y los guantes de Shion, Hinata agarró a su hermana de la mano y la guío fuera de la capilla.
El viento invernal movía las hojas en el jardín. Salía humo de la cocina, y el frío hacia que se formara vapor al respirar.
Shion se abrigo con la capa que llevaba sobre los hombros, Hinata que no tenía capa con la que abrigarse, se estremeció y guío a su hermana gemela hacia la verja del lado sur del jardín.
La casa de la guardesa era una cabaña de madera y tejado de paja. A su lado, estaba la casa de huéspedes del convento, un edificio un poco más grande y acogedor. Hinata hizo entrar a su hermana gemela; aunque la puerta estaba abierta, la habitación estaba oscura, ya que solo entraba luz por las rendijas de los postigos. Puesto que no había huéspedes, no estaba encendida la chimenea central.
Noviembre marcaba el comienzo de los meses oscuros, pero Hinata sabía que no debía provocar la cólera de la madre Chiyo encendiendo una preciada vela, si sumaba el pecado de desperdiciar la vela a la luz del día, al pecado de haber quebrantado el retiro espiritual, tendría que hacer penitencia durante muchos años.
Tras dejar la fusta y los guantes de Shion sobre la mesa, junto al rosario, Hinata abrió los postigos; Shion paseaba de un lado a otro, y Hinata se fijó en que llevaba el vestido manchado de barro, el velo torcido y la diadema que lo aseguraba doblada.
-Se nota que has venido deprisa para traerme las malas nuevas.- dijo Hinata. -y puesto que mamá murió hace tres días, has retrasado mucho el viaje hasta aquí; ocurre algo más, ¿no es así?.- Shion dejó de pasear.
-Sí, el bebé ha sobrevivido…es una niña.
-¿Una niña? ¿Y está viva? Es un milagro… ¡Una nueva vida después de tantas muertes! ¿Pero tan pequeña? Shion, ella no sobrevivirá.
-Eso pensaba yo, es pequeña y me tome la libertad de bautizarla y la llame Hanabi, en caso… en caso…- Shion se calló de golpe pero no era necesario que dijera nada más.
Después de haber vivido en el convento durante 7 años, Hinata conocía las costumbres de la iglesia mejor que nadie. Si el bebé moría, era mejor que estuviera bautizado, ya que, si no, sería un alma perdida durante toda la eternidad.
-Hanabi.- murmuró Hinata. –A mamá le habría gustado.
-Sí, y no es nombre de Hasengakure, así que si sobrevive… pensé que tendría más oportunidades si llevaba un nombre del agua.
-Ha sido buena idea reforzar el linaje materno en lugar del paterno.- contestó Hinata. -el hijo de un residente de Hasengakure, podría no prosperar si el país del agua llega a dominar por completo al país del fuego, pero el hijo de una mujer del agua…
Shion se acercó y acarició el brazo de su hermana. Hinata percibió su aroma a rosas, la suavidad de su vestido, la blancura de sus manos, y la perfección de sus uñas. Ni siquiera el barro podía ocultar la calidad de la ropa de Shion, ni su estatus.
Ella se frotó la falda de tela gruesa que llevaba en un intento de sacudirse el polvo y ocultar el agujero que se le había hecho en la rodilla al arrancar las plantas de hinojo en el jardín de hierbas aromáticas. Tenía tantos agujeros en la ropa que era casi imposible Zurcirlos.
-Habría venido a contártelo inmediatamente, Hinata, si no hubiera tenido que cuidar de nuestra nueva hermana.
-Hiciste bien en darle prioridad a Hanabi, ¿Crees que saldrá adelante?
-Rezo por ello, la eh dejado con Kurenai, ella dio a luz a un niño hace unos meses, y se ha convertido en su nodriza. Al principio, ella no quería comer, pero Kurenai insistió y ahora… ahora…- su mirada se ilumino una pizca. –creo que, después de todo, saldrá adelante.
-Al menos, eso son buenas noticias.
-Sí.- Shion se volvió y tras agarrar la fusta se dio unos golpecitos en la pierna, permaneció de espaldas a Hinata, mirando hacia la puerta y observando cómo el humo de la cocina salía al jardín. –Hinata…confieso que en realidad no he venido para contarte lo de Hanabi…
-¿No? entonces, ¿qué?.- Hinata hizo ademán de acercarse a su hermana, pero Shion hizo que se detuviera con un movimiento de la mano. -¿Shion?
-He venido a despedirme de ti.
-¿Cómo?.- preguntó Hinata con el ceño fruncido.
-Marcho al norte.- dijo Shion. –Después de que mamá…Después de que Hanabi naciera, llegaron más mensajeros, mensajeros del Mizukage Shodaime Namikaze.
-¿Del agua? ¿En Hasengakure?
-A estas alturas ya habrán llegado.
Hinata agarró a Shion del brazo para que se volviera, pero Shion se resistió y continuó mirando hacia la puerta.
-Ya han llegado las aves carroñeras.- dijo Shion con amargura. –al menos son eficientes y no han perdido tiempo para adueñarse de nuestras tierras. El Mizukage sabe que nuestro padre y Neji están muertos, a través de un enrevesado mensaje que hablaba de la perfidia del Hokage, me informaron de que a mí, la hija de Hiashi Hyuga, me han convertido en pupila del Mizukage Shodaime y que me entregarán en matrimonio a uno de sus caballeros; y ni siquiera será a un buen hombre de sangre del agua, como mamá, ¡sino un vulgar Suno (N/A de Sunagakure y no, no es Gaara ^^) sin educación!
Shion se dio la vuelta y con una mirada dura y salvaje, se golpeó la fusta en el muslo.
-Hinata, no lo haré; no puedo…¡No lo haré!.- Hinata le agarró las manos.
-¿Lo has conocido?.- al oír esto Shion se estremeció.
-¿Al Suno? No, el mensajero del Mizukage Shodaime me dijo que me seguiría de cerca, así que debía marchar cuanto antes, Hinata, no puedo casarme con él, ¡así que no me digas que es mi deber!
-¿Quién soy yo para decirte eso cuando he retrasado mi compromiso con Dios durante años?.- dijo Hinata.
-Lo sé, nunca quisiste convertirte en monja; cumpliste el deseo de nuestro padre. He pensado muchas veces que era injusto que por qué naciéramos siendo gemelas nos condenaran así, me refiero a que yo por ser la primera en nacer tuviera que casarme mientras que tú, por nacer después, tuvieras que entregarte a la iglesia y a una vida contemplativa aunque no fuera tu vocación.
-Ambas sabemos que lo mismo le ocurrió a él, pues nació como gemelo del tío Hizashi, así que nuestro padre asumió el poder mientras que su hermano por nacer después vivió su vida como su escudero por ello el dio su vida por nuestro padre dejándolo al cuidado de su único hijo, porque así era la ley para los gemelos varones que nacieran en la nobleza, y para las mujeres pues, ese es nuestro caso, además que la dote estaba contemplada para ti, y la iglesia me aceptaba por una menor que cualquier caballero.
-Piensa, Hinata. Padre ya no está; y la iglesia ya ha recibido tu dote, entonces… ¿Qué te impide que te marches?
-¡Shion!
-No estás hecha para ser monja, se que padre te entregó a la iglesia con una promesa, pero ¿Qué promesa has hecho tú?
-Prometí intentarlo y seguir su voluntad.
-Sí, y ya lo has hecho, has estado siete años confinada en un convento, y mírate.- Shion tiró una pizca del hábito que llevaba Hinata. –La tela de arpillera gris no va contigo, y estoy segura de que pica como si fuera una plaga de piojos…
-Así es, pero la mortificación de la carne fomenta la humildad…
-¡Tonterías! ¡Eso no te lo crees ni tú! Y mira el estado de tus manos, son manos de campesina…
-Del jardín.- Hinata alzó la barbilla. –trabajo en la huerta de hierbas aromáticas, es útil, y me gusta.
-Manos de campesina.- Shion bajó el tono de voz. –Hinata, sé valiente; Podrías abandonar este lugar.
-¿Y adónde iba a ir? A Konoha, ¿con tu caballero Suno? Sé realista, Shion, ¿Qué puede ofrecerle el mundo a una novicia sin dote?.- sonrío. –Además, te conozco bien, me sugieres que lo haga para acallar tu conciencia.
-¿Qué quieres decir?
-Te guste o no, Shion, tu deber está en Konoha. Como has dicho, eres la hija mayor, y has nacido para casarte. La gente de Konoha te necesita, ¿Quién más hablara por ellos? ¿y qué pasará con nuestra nueva hermana? Te apuesto a que el Mizukage ni siquiera sabe de su existencia, ¿cómo crees que reaccionará su caballero cuando descubra que Konoha tiene un heredero después de todo? Ya que al ser gemelas ambas perdimos esa condición, por ello el siguiente hijo de nuestro padre seria el oficial heredero. No, Shion, tu deber es sencillo y no puedes eludirlo. Debes regresar a Konoha y esperar al caballero que el Mizukage ha escogido para ti.- Shion se puso pálida.
-No.
-¡Sí!
-¡No!
Hinata negó con la cabeza, pensando en lo poco que conocía a su hermana, Shion estaba más preocupada por evitar el matrimonio con un caballero del Mizukage que por su hermana pequeña.
-Shion, por favor, piensa en nuestra gente, y en Hanabi. ¿Qué posibilidades tendrá esa criatura cuando se conozca su identidad? Una de nosotras debería estar cerca para protegerla.
Shion frunció el ceño y su mirada se volvió fría.
-Guárdate las palabras para tus rezos. No voy a someterme a un Suno de humilde cuna, y menos a uno cuyas manos pueden estar manchadas por la sangre de nuestra familia, y aunque todos los santos del cielo rezaran contigo, no continuaría adelante con esto.
-¿Ni siquiera por el bien de Hanabi?.- Hinata suspiró. –Debes casarte con ese caballero, si sales huyendo, lo mejor que podría pasar es que condenaras a Hanabi a una vida falsa como hija de Kurenai, y lo peor…- Hinata se quedó en silencio. -¿Qué desearía nuestro padre, Shion? ¿y mamá? ¿Crees que ella habría deseado que su hija llevara la vida de un siervo? Además, ¿a dónde podrías huir?.-la miró al pensar en otra posibilidad. –Tienes un amado, ¿no es así? Alguien que…
-¡No seas ridícula!.- Shion apretó los dientes. –Puesto que estás tan dispuesta a proteger a nuestra hermana, deberías regresar… Sí, ¡tú! Vuelve al mundo real y mira si te gusta, vuelve a Konoha, cásate con el maravilloso caballero del Mizukage, después, podrás asegurarte de que Hanabi esté a salvo, para eso eres tan hermana suya como yo.
Sorprendida, Hinata la miró, la sugerencia de que ella, una novicia, abandonara el convento, si era sincera, la sorpresa se mezclaba con la sensación de emoción. ¿Cómo sería aquel caballero Suno?
-No…no.- Hinata se sonrojó. –No puedo…
Shion arqueó una ceja y esbozó una sonrisa, como si supiera que Hinata se había sentido tentada.
-Shion, no puedo hacerlo. ¿Qué se yo acerca de los hombres?.- Hinata gesticuló con la mano como para englobar el convento. –He estado en compañía exclusiva de mujeres desde que tenía doce años. Rezando, cantando, ayunando, cultivando, y haciendo penitencia por mis pecados.- esbozó una sonrisa. –Ésas son las cosas que conozco. Pero, para mí, la vida fuera de este lugar es un misterio.
Shion se encogió de hombros.
-No eres una completa ignorante, seguro que recuerdas algo acerca de tu vida en Konoha antes de venir aquí. Has visto cómo los sementales montaban a las yeguas…
Sonrojada, Hinata se mordió el labio inferior y negó con la cabeza.
-¿Sabes cómo se llama el caballero que el Mizukage ha elegido para ti?
Shion frunció el ceño y se frotó el rostro.
-Sí, pero lo he olvidado. No, espera… Creo que se llama Uzumaki, Naruto Uzumaki… Y te lo cedo, Hinata, porque yo no lo quiero.
Que tal estuvo eso ^^ jiji, espero y les aya llamado la atención este nuevo fic que estoy escribiendo jiji, bueno porfitas dejenme sus comentarios ya sean, criticas constructivas y bueno todo es bien recibido, solo porfavor no sean tan malos jiji hasta el siguiente... bueno siempre y cuando quieran que ahiga un siguiente capi :s jij.