Disclaimer: Pot no es de mí Propiedad
Eres mía…y de nadie más…
"En su corazón no existía ese sentimiento, no existía el amor. Al verla con ese hombre se dio cuenta que ella era suya…y de nadie más"
Prologo 1: Ryuzaki Sakuno.
Todavía era temprano, las clases ni siquiera daban inicio, y ella ya se encontraba allí, mirando con cierta admiración él como esos jóvenes atletas disfrutaban el partido con tanta emoción que no resentían el frío de esa gélida mañana. Se encontraba en el mismo lugar, sentada en una banca muy cerca de dónde las canchas de Tenis se encontraban. Le gustaba ese lugar. Su presencia no molestaba, y aparte, todo se podía ver casi a la perfección. A pesar de que muchos de los titulares se encontraran dentro de partidos en las diferentes canchas, ningún sonido salía del lugar. Para ella, en el momento, todo era silencioso. El viento jugaba un poco con sus trenzas, haciéndole danzar un poco, haciendo que su fleco tapara un poco su mirada, y eso, le incomodaba un poco.
El tiempo pasó más rápido de lo que estaba se estaba esperando, y cuando menos creyó, la campana escolar había dado su aparición. Los que con anterioridad se encontraban jugando en deportes se estaban encaminando a los vestidores para cambiar sus ropas deportivas y ponerse nuevamente su uniforme escolar para encaminarse después a clases. Ella ya no tenía más necesidad en ese lugar, tampoco tenía que esperar a nadie; y sin más preámbulos, se encamino devuelta al instituto escolar.
Mientras caminaba, el aire seguía chocando contra su cuerpo, haciéndole temblar por el frío de este. A pesar de que traía un saco café y unos calentones, no podía evitar el seguir temblando. La primera suposición que le llegó fue que su calor corporal no era mucho, y por ello, no podía calentar bien su cuerpo. Cuando se encontraba dentro del edificio, ya no sintió el mismo frió que hacia afuera, y por ello, se sintió feliz. Retiro con lentitud sus zapatos escolares para después meterlos dentro de su pequeño casillero y retirar sus otros zapatos para ahora poder ponerse esos. Cuando termino todo volvió a tomar su mochila que con anterioridad había dejado en el piso.
Subió las escaleras, ignorando la gente que se encontraba a su alrededor. Al parecer, de lo único que se dio cuenta, fue que ella era la única rara que se encontraba usando un saco aparte de la sudadera escolar. Siguió su camino hasta que se detuvo frente a un salón que decía "1D" y a los segundos, deslizo la puerta dejándola por completo abierto. El salón estaba completamente vació y todavía, estaba sumido en la oscuridad. Ella se sonrió para sí y una vez dentro, cerró la puerta detrás de ella. Se encamino a su pupitre, dejando su mochila sobre este y miró por la ventana. Todavía había varios alumnos que ingresaban dentro del instituto. Aun era hora de entrada, y como de costumbre, todos llegaban tarde mientras que ella era la primera en estar allí dentro.
A los minutos, la puerta se volvió a abrir, dejando que más luz entrara al salón. Ella no volteo, ya que ya sabía de quién se trataba.
-Ryuzaki.
Ahora volteó, nada exaltada, nada sorprendida. Actuaba normal.
-Buenos días, Ryoma-kun.- asintió con la cabeza mientras lo saludaba, embozando una corta sonrisa.
Él solo dejo su mirada en la chica por pocos segundos y después, se sentó frente a la chica, tomando su lugar. Sakuno aun lo observaba, pero cuando sintió que el chico se iba a sentir molesto, la retiro al instante y siguió viendo por la ventana.
No paso mucho tiempo después, y todo el salón ya se encontraba inundado en plática. La gente no había tardado en llegar. Cuando su atención se posó frente al salón, se dio cuenta que la maestra ya estaba callando a todos los alumnos ya que su clase estaba por dar inicio.
De allí, ella misma sabía que el día iba ser igual, nada iba a cambiar. Nada de su normal vida se iba a volver interesante.
Deseaba un cambio, pero igual, ella misma creía que algo así sería imposible en su vida.
Prologo 2: Oshitari Yuushi.
Los gritos de las fanes aturdían sus oídos, estresándolo por completo. No perdía su estilo, pero no podía evitar el sentirse por completo frustrado. A pesar de que el entrenamiento ya había terminado y que ahora todos los titulares se encontraban cambiándose de vestimenta, los gritos de las mujeres se seguían escuchando. Miró de reojo a sus compañeros, la mayoría se encontraban igual que él, pero ninguno, más que Shishido y Hiyoshi, demostraban en expresiones faciales su completo disgusto.
Su capitán se encontraba apreciándose a sí mismo frente al espejo de su inmenso casillero mientras que Kabaji estaba a un lado de él, cargando ambas mochilas escolares. Y los demás…eran igual, los mismos de siempre. Soltando un suspiro, cerró la puerta de su casillero, tomando su mochila en hombro. Al salir del cuarto, con lo primero que se encontró fue con mujeres. Todas gritando su nombre con amor y admiración. Sonrió de lado, mostrando su coqueta y dominante mirada. Todas soltaron más grito, la mayoría de ellas cayendo a sus pies. Para él, las mujeres eran demasiado simples, creaturas que podrían ser dominadas con simples dulces palabras y seductoras miradas. Él era el Womanizer, aquel que se encargaba de su dominación.
Cuando entro al instituto, todo seguía igual. Mujeres como hombres gritando su nombre en admiración. La frustración que sentía no podía incrementar, aunque de hecho, lo hizo. Esa falsa sonrisa seguía postrada en su rostro, mirando a todos de la misma forma.
Cuando subió las escaleras se dio cuenta que no había nadie en los pasillos, y eso, le había extrañado por completo. Siguió su camino, adentrándose en ese silencio que añoraba escuchar desde la mañana. Cuando estaba por abrir la puerta, un sonido detrás de él se había escuchado y al instante, se detuvo, girando un poco su cabeza para encontrarse con una pequeña chica que sostenía frente a su cara una caja de chocolates. Se lo estaba esperando. Típico de cada mañana.
-Uhm…O-oshitari-s-sama…- arqueó una ceja al ver como la niña movía los labios. Era su primera vez confesándose a un hombre. Se dio cuenta de ello al instante. Su mirada estaba tapada por su carmesí fleco pero lo más notorio era su fuerte sonrojo.
-¿Sí?- sabía lo que quería, pero igual le estaba siguiendo el juego ya que no quería arruinar su pequeña ilusión tan rápido.
-E-este…yo…- sus manos seguían alzadas sosteniendo esa caja de chocolates y él se podía dar cuenta que estaba estrujándola con sus manos por la vergüenza que sentía.
Oshitari, ahora, no pudo evitar el soltar un suspiro. Giro por completo su cuerpo y encaro frente a frente a la menor, la cual, seguía en una disputa mental sobre que decir.
-¿Q-quisiera…s-salir conmigo?- dijo rápido, apretando la mirada. Yuushi no dijo nada, solo miro a esa chica que le acababa de confesar su amor. Otra mujer, otra cosa, que se moría por su amor. Sonriendo de lado, posó una de sus manos sobre la barbilla de la chica. Esta, ante el tacto, se sobresalto. Levanto su cristalina y esperanzada mirada para ver fijamente al peli-azul, el cual, aun seguía sonriendo.
-Lo siento,- comenzó diciendo simple, sintiéndose feliz al ver aquella mirada que la chica de corazón destrozado le daba –no tengo ningún interés en ti.- apenas y termino esa oración se adentro a su salón de clases, cerrando la puerta en la cara de la chica, dejándole llorar.
Ese era su trabajo, y casi, su deber. Él era el womanizer, aquel que decidía el amor de las mujeres, y si le llegaban a aburrir, solo podía tirarla como la basura que era.
Prologo 3: Niou Masaharu.
-Kyaaa!- apenas era en la mañana temprano, y los gritos de temor femeninos ya eran escuchados alrededor del campus de la gran escuela Rikkai.
Las mujeres, que con anterioridad se encontraban en los vestidores femeninos de Tenis, se encontraban saliendo de forma precipitada del lugar. Unas lloraban, mientras que otras no podían el evitar temblar por el gran susto que habían tenido.
Cerca de dónde se encontraban, se escucharon grandes carcajadas. La mayoría de las mujeres voltearon a ver quién era portador de aquella escandalosa y burlesca risa para encontrarse más ni menos que al gran Trickster. Habían sufrido una broma del chico y ahora, ellas se encontraban haciendo el ridículo frente a ese chico que parecía disfrutar su sufrir.
-Puri- dijo simple, dejando a las mujeres sufrir por su cuenta.
Otro nuevo día, una nueva broma ocurría. Como era de costumbre. A pesar de que fueran su diversión, una de las mayores prioridades dentro de su vida, comenzaba a sentirse harto. Harto de que siempre tuviera las mismas reacciones, de que siempre fueran las mismas personas. Todos dentro de la escuela Rikkai, o tan siquiera en su mayoría, habían sufrido de sus famosas bromas. Los únicos que todavía eran excluyentes de esa lista eran su capitán, sub-capitán y compañero de dobles. Ya no había entretenimiento. Ahora ya todo era igual y eso le frustraba.
-Niou.- escucho una voz grave llamarle, y con toda la pesadez, levanto la mirada. Sonrió de lado. Sabía que algo faltaba, y ese "algo" acababa de llegar. Yukimura como Sanada se encontraban frente a él, ambos cruzados de brazos. Se sintió un tanto aliviado, ya que Mura no le miraba con la misma seriedad que Sanada.
-¡Yo!- saludo como de costumbre, con una sonrisa casi igual a la del mocoso del equipo.
Ninguno de los dos presentes dijo nada. Niou dejo de sonreír.
-¿Qué acaso no pueden seguirme el juego antes de mi castigo?- cuestiono, recibiendo una frustrada mirada de Sanada.
-Nos han informado que es la doceava vez en la semana que haces bromas de mal gusto al equipo femenino de Tenis…- comentó Yukimura, soltando un suspiro.
-Un nuevo record, ¿no lo crees, Yukimura-buchou?
-Estás haciendo del equipo una vergüenza, Niou.- Sanada por fin había hablado, su voz mostrando molestia.
Niou ahora se cruzo de brazos, poniéndose frente a Sanada. Y en menos de lo que se imagino, su cara había sido volteada con mucha brusquedad. Sanada le había dado una bofetada por sus actos.
-Niou,- otra vez era Yukimura, esta vez un tanto más calmado. -¿Acaso te gusta tanto meterte en problemas para que Sanada haga eso?
El peli-plateado miro la cara de preocupación de su capitán, y luego la regreso al molesto Sanada. Con la manga de su chamarra de titular limpio un poco de la sangre que caía por su barbilla y volvió a sonreír.
-Fue lindo haber hablado con ustedes, pero si me disculpan.- realizo una baja reverencia, como si fuera un caballero despidiéndose de una dama, y después se marcho. Dejando al capitán como sub-capitán un tanto molestos otra vez.
Niou seguía caminando por el campus escolar, de en vez en cuanto recibiendo miradas curiosas o de odio de las personas por las que pasaba a los costados. Seguía pensando en lo que Mura le había comentado, y él mismo, siéndose honesto, no sabía del porque siempre él deseaba meterse en innecesarios problemas.
Cuando creyó tener la respuesta, se detuvo en su lugar. Quizá…lo hacía ya que deseaba un cambio, buscaba a cualquier costo un cambio en su maldita vida. Sí, eso era…
Bien...para comenzar con los comentarios de este nuevo fic: ¡Lo siento! Se que en la historia de Niou como la de Yuushi insulto a las mujeres, mostrandolas como simples juguetes del hombre y coas así...pero...así es como yo creo que ellos piensan de nosotras, no que sea verdad...así que si insulte a alguien, espero me perdonen (y de cierto modo, mientras escribia esto yo también me senti un tanto ofendida, pero tenía que escribirlo).
Siguiendo con lo demás...
¿Alguien conoce el anime de Durarara! Bueno, si no, se los recomiendo, es una muy buena serie que apenas lleva 18 capitulos pero sigue transmitiendose ^^. *cough cough* Como sea, ese no era mi punto. Si es que lo han visto, creo que habrán notado que me baso un poco en su historia, o del como son dos episodios (los de Ryugamine Mikado y Sunohara Anri) pero no soy plagio! . Solo me baso un poco, pero no los copeo, así que...si les hayan parecido, no los comparen...sino me sentire que estoy copeando la trama de algo u.u
Bien, creo que estos son todos los comentarios del momento. Si tienen alguna duda o blah blah, no duden en preguntar encontes XD.
Mata Raishuu~