Epilogo

Este pequeño espacio se lo dedico a todos aquellos lectores que han aceptado este fic. Gracias por seguir la historia hasta el final. Espero pronto volver a escribir para esta pagina. Sin más por el momento, continuamos con el epilogo, la sombra del futuro.

Decidí mostrarles una época que muchos esperan con gusto. La verdad el hecho de presenciar esto con una persona especial para mi fue la época más linda del mundo. Ella se llamaba Kaede, la mujer que conquistó mi corazón. Es por eso, que les muestro un poco de aquella época. Espero les guste.

"Sonríeme con tu boca de pecado, digna de mil besos y merecedora de un millón de placeres, sonríeme con tu amor y acaba de enamorarme."

Esperando el regreso de Naruto, Sakura comenzaba a notar cosas maravillosas cambiando. Los pueblos, aunque aún quedaban algunas rivalidades, los conflictos entre las aldeas comenzaban a reducirse. Yen el palacio había susurros del futuro… susurros de una voz infantil reducida en los muros de un mundo aparte. Eso por las noticias que le dio Tsunade a Sakura.

-Naruto… Parece que Kaede no estará sola nunca más.

Sakura miraba el reloj, esperando que el tiempo pasara lo más rápido posible, tomando a Kaede para convivir más con su hija, pensando que Naruto ya debería estar cerca de su regreso el día de mañana. Ese mandato debía ser sencillo, pero el limite se dio para ello era el día de mañana, y ya había pasado dos semanas desde que había partido.

-Vuelve pronto, amor.

Kaede estaba en el suelo recorriendo los pisos de madera del palacio, explorando al lado de su hermanito Kanon, el zorro de dos colas. Mientras la abuela Tsunade y la abuela Kushina estaban charlando en el pasillo exterior del palacio. Sabían que Kanon les avisaría mucho antes de que Kaede se accidentara, o la ayudaría en caso de problemas antes de que algo sucediera. Esto debido a que, aunque nunca lo aceptó, él quería demasiado a su hermanita como para dejarla en un peligro grave. Solo que, Kanon es un poco sobre protector.

Si Kaede se acercaba a las escaleras, este se ponía enfrente de ella para evitarlo. Si se acercaba al estanque, Kanon la retiraba de allí arrastrándola. Si pasaba por debajo de una mesa, él estaba a su lado, cubriendo su cabeza con las colas para evitar un golpe por más mínimo que sea. En un estornudo, Kanon pegó carrera directo a donde estaba Sakura charlando con un carpintero.

-Mi lady. Kaede ha estornudado. Sabía que acercarse tanto al estanque le daría un golpe de aire, o tal vez sea gripe, o influenza aviar. ¡¿Qué vamos a hacer?

-Relájate, Kanon. Kaede está más saludable que nadie en este castillo.

-Pero mi señora, la niña puede estar en problemas. Ese estornudo sonó demasiado fuerte como para ser normal para un bebé de esa edad. Siento que le dará algo.

-Kanon, puedes pasar ese estornudo de largo. Si la cuidas como hasta ahora, lo único que conseguirás es hacerla alérgica a ti. Mejor, ve a jugar con ella antes de que comiences a enloquecer.

-Tiene razón, mi lady. Me exalté un poco. Nya! –Descuidarse con un niño cerca es una lección que este zorro nunca aprenderá. Apenas se había calmado, Kaede tomó al zorro por las colas con una fuerza estándar. El problema fue cuando ella comenzaba a meterse la cola de Kanon a la boca, mordiéndola con sus primeros dientes. – ¡Ataque a traición!

-Kan…

-¡Kaede, te suplico que me sueltes la cola! –Kanon comenzaba a soportar el coraje de ser mordido por la cola, hablando lentamente y con un tono de molestia, cierto tic en el ojo y temblando de las patas. Ante esta cara, Kaede no pudo continuar tomándole de la cola, y soltándolo comenzó a alejarse. Kanon revisaba su cola, lamiéndola para curar sus heridas nada graves. –Te juro, que si no fueras la hija de mi amo…

-La señora te está escuchando. –Dijo Sakura revisando unos diseños de una revista proporcionada por el carpintero. –deja de estar molestando y diviértete de lo lindo mientras está pequeña. Cuando crezca… posiblemente sea igual a mí.

-Por su bien, espero que no.

Estas palabras activaron el modo "Kill anyone in my way" de Sakura. Volvió su mirada al suelo, encontrando a un temeroso Kanon que sentía que su vida se le iba. Y apretando los nudillos hizo que el pobre zorro corriera a velocidad luz, tropezándose con un recogedor y cayendo boca arriba frente de Kaede, que al verlo así comenzó a manosearle el vientre.

Un sonido bastante familiar azotó los muros del palacio. Una especie de relámpago cantador, similar al chidory. De inmediato todos sabían que el Narukage estaba en casa.

-Llegó. –Dijo Sakura dándole la revista al carpintero. -¡Por fin ha llegado!

Naruto, el llamado por todos narukage (Cuyo significado se puede traducir como la sombra de la felicidad) hacía su arribo al palacio desde la torre más alta. El relámpago amarillo, Hiraishin no jutsu, se había convertido en una técnica de gran ayuda para él. Y haberse convertido en un gobernador le había dado la motivación necesaria para salir adelante. Esos días estaba desarrollando una técnica de su autoría, alguna idea que pudiera poner en práctica en el momento menos esperado. Pero hasta que esa idea le llegase a su cabeza, la vida le parecía la mejor idea.

Bajando de la torre norte, Naruto comenzaba a explorar a los trabajadores del palacio. Muchos de ellos eran campesinos que habían perdido su hogar gracias a ataques de bandidos alrededor del imperio (Aún se está buscando el sustantivo adecuado para nombrar a las tierras en cargo del Narukage. Si alguno de ustedes, lectores, tiene una idea del sustantivo adecuado que suplante a "imperio," sería agradable que me dejaran este en un Review). Otros, los guardias imperiales eran ninjas de categoría elite con un chico a su lado como aprendiz, que en un futuro pudiese suplantarlo en caso de llegar a faltar. Y las jardineras, doncellas que amaban su oficio alimentadas por el Narukage. Algunas, mujeres rechazadas por sus aldeas que estaban viviendo con los demás trabajadores en unas tierras que Naruto había mandado arreglar y construir allí casas para los trabajadores (Algunas aún no terminadas).

-Parece estar demasiado pacifico. –Decía el rubio saludando con la mano a algunos de los trabajadores. –Espero que esta paz continúe al menos un tiempo.

-¡Naruto!

Al escuchar su nombre, pudo ver a lo lejos acercándose una niña que él mismo dejó a cargo de Kakashi, guardián de Konoha.

-Midory, ¿Cómo estás?

-Mi señor Naruto, me da gusto verlo nuevamente. –La niña se inclinó frente de Naruto. Era una niña bastante linda, ahora que estaba a cargo de Kakashi. Tenía una cabellera negra demasiado corta (Si alguien reconoce a Videl, en ella me basé para este personaje). Sus ropas parecían ser recientes, y le quedaban un poco grandes. A ese momento bien podía tener unos ocho años. –Mi señor Kakashi me ha enviado para que me observe. Pronto comenzaré mis prácticas con él. En verdad me convertiré en ninja de Konoha.

-Kakashi te ayudará con eso. Pero primero está el estudio. Iruka te recibirá, trata de no molestarlo tanto.

-Si mi señor.

-Bien, ahora disfruta del palacio. ¿Te quedarás a comer?

-Si me lo permite, en casa me están esperando. Pero algún otro día tal vez. –Midory se inclinó otra vez y pasó a retirarse. –Nos vemos, señor. ¡Ah, por cierto! Mi lady Sakura lo está esperando en el palacio.

-Sakura.

Naruto había partido del palacio a una patrulla personal. De allí tantos trabajadores tan dedicados en el palacio. Midory, por ejemplo, una niña en mitad del camino buscando ayuda para comer y robando panes en el pueblo de Ikurume. Había pasado dos semanas lejos de su mujer, y a decir verdad, le comenzó a extrañar desde el primer día.

Al verla en la puerta de entrada, abrazando a Kaede y acompañada de su madre y abuela Tsunade, el sentimiento de haber esperado dos semanas para volver a verlas comenzó a inundarlo. El ninja más poderoso hasta ahora de todo el imperio, se soltó a llorar como un infante. En cuanto las tuvo al alcance abrazó a cada una de ellas, las mujeres que gobernaban su vida. Ese día cumplía tres semanas de su coronación el día posterior de su boda. Y, créanme, a mí me dio nauseas cuando idee esto dos semanas atrás, dándole un largo beso a Sakura le dijo un:

-Feliz aniversario de la tercera semana.

-¿Estás contando los días que llevo casada contigo?

-Estoy casada con la mujer más hermosa del mundo, claro que llevo contando los días de todo.

-Perdóname si reacciono, voy a vomitar. –Dijo Tsunade retirándose de escena.

-Naruto, tengo algo importante que decirte.

-Claro. Solo un momento. –Naruto tomó a su hija en brazos, que no dejaba de tocar el rostro de su padre. Para este momento, Kaede estaba a punto de cumplir un año (Tiene once meses), por lo que la niña comenzaba a comunicarse con palabras sencillas y entrecortadas.

-Papá. Kanon.

-¿Qué sucede? ¿Kanon te está molestando de nuevo?

-Naruto, en verdad se trata de algo serio. –Sakura comenzaba a molestarse.

-Mama… shh.

-No, Kaede. A mama no se le calla jamás. Cada noticia es importante para mí. –Naruto bajó a su hija al suelo dejándola vagar por el palacio con su zorro guardián cerca. –Dime, Sakura.

-Bueno, no se cómo debería decírtelo. Estoy segura que cambiará nuestra vida… y tal vez cambie para bien, espero. El hecho es que… -Sakura no tenía tacto para estos temas. Mucho menos teniendo alrededor a varios trabajadores limpiando cercas, jardineras ocupándose del jardín del palacio y a la suegrita abriendo las orejas. –Naruto, hay momentos de la vida en la que una mujer se siente realizada… no, creo que así no. Verás, cuando…

-Sakura, no hace falta que me prepares. Solo dilo, no creo que sea algo que me sorprenda.

-En ese caso, quiero darte la noticia más importante de mi vida. En poco tiempo, habrá algunos pasitos más en ese palacio.

-¿Es en serio? –Naruto estaba impactado, pero nada fuera de lugar.

-Si, Naruto. Cien por ciento segura.

-¡Oh, mi amor! Significa que Kaede está aprendiendo a caminar.

-¿Eh?

-Significa que pronto estará corriendo por todas partes. Un paso para esta pequeña, y un gran salto para la mejor kunoichi de la historia.

-Naruto…

-Ya me lo imagino. Serás una mujer agradable, te casarás con un buen chico y me abandonarás por su culpa.

-Naruto…

-Aunque eso no me agrada del todo. Será mejor que aleje de tu alrededor chicos no tan convenientes. Como todos los hombres de cabello negro, o los que tengan cara de malencarado…

-¡Naruto estoy embarazada!

….

….

Un silencio espectral se hizo presente en todo el palacio y sus alrededores. Los trabajadores de alrededor de ellos dejaron todo lo que estaban haciendo, Kushina se quedó paralizada, Tsunade tiró su trago al suelo y Kanon estaba siendo mordido por Kaede y eso no le "hacía mella." Simplemente estaba paralizado el palacio, incluso Midory antes de abandonar el palacio se detuvo, sorprendida por la noticia y el tono de voz usada por esta mujer.

-Naruto… -Sakura ahora estaba apenada, pero al ver la forma en que Naruto reaccionó el vigor regresó a ella.

-Vamos… a ser… padres. –Naruto seguía escéptico, pero comenzaba a sentir una enorme sensación de alegría comenzando a invadir su cuerpo y expandiéndose de forma exponencial. –Voy a ser padre. –Y como si de una bomba de tiempo se tratase. -¡Vamos a ser padres!

Naruto aceleró su velocidad casi al triple de lo normal, y en un instante estaba cargando a su mujer en el aire, abrazándola con fuerza del cuello y haciéndola girar mientras seguía gritando a los cielos "¡Vamos a ser padres! ¡Tendremos un bebé!" Y con el tiempo la explosión comenzó a decaer y apagarse.

-Tendremos… un… bebé… Yo… yo… yo…

El nivel de azúcar de Naruto cayó a cero, obligándolo a visitar el suelo por sorpresa y emoción fuerte. Tsunade, que después de reaccionar y guardar un minuto de silencio por el trago derramado llegó a la puerta viendo la escena. Naruto desmayado en el suelo siendo atendido por Kanon y Kushina, mientras Sakura recuperaba el aliento perdido por la asfixia directa.

-¿Qué sucedió? ¿Él se encuentra bien? –Preguntó Tsunade preocupada.

-Si. –En Sakura apareció una sonrisa de felicidad como nunca antes le presentó a nadie más.

El embarazo de Sakura trajo varias situaciones divertidas y en parte grandiosas. Cabe destacar que fue a Naruto al que le dieron los mareos del embarazo, mientras que Sakura se quedó con los antojos más interesantes que la humanidad ha visto jamás. De entre todas estas anécdotas se encuentras tres increíbles historias. La primera fue el primer cumpleaños de Kaede. Para entonces Sakura tenía dos meses de embarazo. Sakura al fin estaba caminando por el palacio como cualquier niña con chaperón siamés pegado a la sombra. Los trabajadores, guardias y familiares de Naruto fueron invitados a la fiesta, mientras que Kaede estaba por los jardines traseros recorriendo el mundo en su palacio.

Sakura comenzaba entonces con algunos cambios súbitos de humor. Y se mostraba en esos pequeños instantes melancólicos que atacaban en el mejor instante posible.

-Nuestra pequeña está creciendo cada día. –Sakura terminaba de decorar un pastel (Adivinaron, un pastel de betún de fresa) y comenzaba a escribir con merengue de chocolate blanco. –Recuerdo bien la primera vez que la vi. Era tan hermosa que simplemente me hipnotizó.

-Al igual que tu, el primer día que te vi.

-Espero que le guste el pastel que le hice. A veces pienso que tantas fresas terminarán hartándola en un futuro.

-Si es tan hija mía como sé que lo es, terminará adorándola por siempre.

-Tienes razón. Son las fresas su debilidad, mientras que la tuya es el Ramen.

-Te equivocas. –Naruto abarcó desde atrás las caderas de Sakura. –Mi única debilidad son ustedes dos, las mujeres que gobiernan mi mundo.

Sakura comenzaba a llorar bastante en ese momento. Se entendía en un momento bastante añorado por ella desde su infancia, aunque no exactamente lo que pensó. Y por ello su psicología le hacía sentir culpable.

-Lo siento, Naruto. –Naruto comenzó a preocuparse un poco. –Lamento haberte hecho pasar varios años de sufrimiento haciéndote perder la esperanza conmigo. Honestamente llegué a creer que esta escena la pasaría con Sasuke y no contigo. Creí que serías el padrino de mi hijo, el nuevo ser Uchiha. Pero… veo que no salió según el plan.

-Sakura…

-Kaede está creciendo. Y ahora se encontrará con que tendrá una hermana compitiendo por el amor de los padres. No quiero que ella pase por ese momento. Me hará sentir mal.

-Sakura, ella no estará compitiendo por el cariño de nadie. Solo, que los dos no le podremos prestar el ciento por ciento de atención todo el tiempo.

-Abrázame, Naruto.

Sakura comenzaba a abandonar la personalidad fuerte y encarada por una más tierna y candida. En lo personal, a Naruto le encantaba esta clase de cambios psicológicos.

A los tres meses de embarazo, mientras atendía un pedido de Tazuna para la aldea de la tierra de las olas, Sakura se presentó a interrumpir.

-Si necesitas esa comida tan urgentemente, no veo problema por el cual no debas llevarte estos cargamentos.

-No quiero abusar de esto, Naruto.

-No es abuso, hay sembradíos para eso y más. Para eso es todo el terreno que vez al fondo.

-¡Naruto!

Sakura había caminado enfurecida un kilómetro completo con un pañuelo rosado en manos. Tazuna reconocía ese rostro, Naruto estaba en problemas.

-Mi amor, ¿te encuentras?

SSLAPPP!

Manotazo al canto y Naruto cayó directo al suelo sin escalas ni anticipo.

-¡¿Quién es ella?

-¿De quien hablas? Necesitas tranquilizarte o le podría hacer daño al bebé.

-Encontré este pañuelo perfumado entre tus ropas cuando las lavanderas estaban aseándola. Dime quien es la trepadora que se ha interesado en ti y que comienza a provocarte. ¿O será que…?

-Mi amor, ese pañuelo es tuyo.

-¡No seas mentiroso! Este pañuelo no tiene grabado mi nombre. Cada uno de ellos tiene mi nombre gravado en una esquina.

-Es que ese pañuelo era un regalo. Venía en un morral de viaje, allí también hay ropa de bebé, un poco de aceite perfumado y una ración de dulces de la aldea de la niebla que tanto se te antojaron.

-Sakura recordaba haber extraído un frasco de cerámica vacío. Era posible que el frasco se derramara y perfumara no solo el pañuelo, sino otras cosas. Y la bolsa de dulces de la aldea estaba allí también.

-¡Qué lindo! –Sakura había suplantado por completo la ira irracional por la alegría enfermiza. Dándose media vuelta comenzaba a alejarse disfrutando de los suspiros de perfume que aún estaba incrustado en el pañuelo. –Antes de que regreses, ¿podrías traerme de la repostería unos melocotones Melva? Tengo antojos dulces el día de hoy. ¡Te veo en la noche, amor de mi vida!

Naruto todavía tenía los dedos de Sakura marcados en la mejilla izquierda, y una enorme hinchazón proveniente de la fuerza de la séptima sombra del fuego. Tazuna, que había presenciado ese enorme espectáculo se acercó a Naruto sin dejar de ver a Sakura alejándose.

-Estuvo cerca. –Dijo Tazuna refiriéndose a la posible muerte de Narukage a manos de Sakura. –Y pensar que es el tercer mes.

La vida al lado de una mujer embarazada es bastante interesante y riesgosa. Naruto, que después de superar la etapa de los mareos, comenzaba a antojarse un poco de los antojos preparto de Sakura, pero nunca pudo acercarse si quiera a ninguno de ellos sin correr el riesgo de perder un brazo por conducto de ella. Ante esto, Naruto siempre se escondía de su mujer para escabullirse a la cocina y tomar alguno de los postres que ella mandaba pedir directamente a la repostería de un pueblo cercano. La victima de esa noche era unas Fresas "Jubilées" preparadas por la dueña de la repostería.

-Es difícil vivir así. Sakura con sus antojos, Kaede que comienza a antojarse lo que como… y yo estando en un estado de coraje por no poder disfrutar de nada de esto. Pero ahora es mi turno.

Naruto introdujo una cuchara para café en la copa y levantando un bocado de fresas se llevó a la boca el bocado. Apenas comenzaba a tomarle sabor…

-¡Naruto!

-¡Sakura, no es lo que parece! ¡Te juro que solo le di ese bocado y nada más!

-No, Naruto, no es eso. Ya es hora.

-¿Ya es hora?

-Si… ya llegó la hora.

-… … … … ¿Las ocho de la mañana?

-¡No idiota! ¡El bebé está en camino!

-¡¿Qué cosa?

Naruto tomó a su mujer, y encargó a su madre el bienestar de Kaede. Hasta ese día, ella nunca había estado sin los dos. Parecía entender que una persona estaba en camino, y su inquietud feliz estaba explotando. Daba pequeños saltitos en los brazos de su abuela, quería estar con los dos y conocer al nuevo integrante de su familia.

En el hospital, nadie más adecuada para recibir al retoño de cerezo que la directora del hospital general de la aldea de la hoja, Tsunade… que tuvo que viajar como relámpago hasta el hospital del pueblo más cercano al palacio para atender a su alumna. Asistiendo estaba también Shizune, para evitar algún atentado sorpresa.

-¿Qué te duele? –Preguntó Shizune.

-Mi mano, y es constante. –Dijo Naruto entre el dolor, a lo que Sakura reaccionó liberando un poco su mano.

-Amor, necesito que estés conmigo. –Dijo Sakura, siendo introducida en la sala de parto. Naruto se metió junto con Shizune para la asepsia necesaria. Pronto naruto estaba al lado de su mujer esperando el momento en que su hijo o hija viera la luz por primera vez. Tomó entre sus manos la zurda de la pelirosa, estando por completo a su lado durante la labor de parto.

-¡HAAAAAAA!

-¡Naruto, deja de gritar!

Un rato después, se escuchó un llanto rompiendo el silencio. Tsunade fue la primera en ver al infante, una linda niña pelirosa con unos enormes ojos azules y un espiral por pupila (El espiral tenía el tamaño de la pupila, la zona negra del ojo que se dilata. Tenía alrededor de dos capas de espiral, nada extenso). La primera descendiente de sangre del nuevo clan Uzumaki.

-Muchas felicidades. –Tsunade se acercó a Sakura entregándole al bebé. La niña era una belleza de bebé (a ciencia cierta está comprobado que los padres ven hermosos a sus hijos hasta que pierden la capacidad de ver). Un cabello lacio color rosado que iluminaba a todo aquello alrededor. El primer contacto que tuvo con sus padres por medio de la visión, ambos notaron el enorme parecido de su madre en la niña. Solo esos ojos azules en espiral hacían constar que Naruto era el padre, por que de lo contrario parecería que la madre hubiese hecho todo el trabajo.

-Mi hija adorada. Por fin te tengo en mis brazos.

-Es preciosa. Espera a que Kaede la conozca.

-Por cierto. ¿Cómo llamaremos a esta morusita de gente?

-Un nombre. Nunca lo pensé.

En su cabeza descansaba el nombre de una mujer, que fue parte de su pasado y le entregó al rayo de luz que encandecía más que el sol. –Me agradaría llamarla Mamori, en honor a la madre de mi hija.

-Mamori (Significa protectora). Me parece lindo. Mamori serás. Mamori Uzumaki.

Fue hasta que mandaron a la habitación a Sakura que el encuentro se dio. Al introducirse caminando en la habitación de su mamá, se encontró con la escena más importante de su corta vida. Papá estaba colocando un banquito al lado de la camilla, y mamá tenía en los brazos un calido bultito que era pieza de su objetivo. Subiendo el banquito, Kaede se asomó a ver a su hermanita. Al no alcanzar a ver, subió al regazo de su madre recostada en la camilla, y acercándose al bultito, Sakura descubrió una orilla, encontrándose con un bebe tan pequeño como sus muñecas.

-Parece muñequita de porcelana, papi.

-Se llama Mamori…

-¿Mamori?

-Si. –Sakura vio el enorme interés de Kaede en la niña, y cómo esta cruzaba miradas con su mayor tesoro. El bebé parecía estar reconociendo a Kaede, y elevando una mano tomó uno de los pequeños dedos de Kaede.

-Bienvenida a mi familia, hermanita. Bienvenida seas.

El final ha llegado, y frente a las huellas de mi pasado, he de darles las gracias por el éxito que esto resultó ser. Nunca esperé que este fic superara las expectativas que tenía a traves del último. Como cada vez, tomaré un pequeño descanso para que se me ilumine el foco y pueda volver a escribir algo de su agrado. Me retiro no sin antes recomendarles leer otras publicaciones, ya sean mías o de otros autores.

Por su atención, muchas racias.

ATTE: La sombra que merodea las profundidades de la noche

Kaito J