Capítulo 1. Returning.

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Todos los personajes pertenecen a Stephenie Meyer, yo, por mi parte, solo paso el tiempo y me divierto haciéndolos sufrir como malvada de telenovela barata r.r.

Hoy regresaba a Estados Unidos. Mi hermano se casaba con una chica que según las fotos que me envió, era linda.

Soy Isabella Swan, pero prefiero que me llamen Bella. Tengo 23 años y vivo en Inglaterra; ahí tengo 2 casas; una en Liverpool y otra en Londres. Es lo bueno de ser una familia rica.

Cuando yo tenía 3 años, mis padres se divorciaron. Vivíamos en Forks, Estados Unidos, pero mamá me llevó con ella y su familia a Italia y Emmett se quedó con papá. En unas vacaciones visitamos Londres, Reneé conoció a Phil y yo me enamoré del lugar, así que nos quedamos.

La boda era en California, en la playa. Pero mi hermano y la novia seguían viviendo en Forks.

No sabía mucho de mi hermano, solo los sucesos de su vida que el me contaba por mails o videoconferencias. Sabía que la novia se llamaba Rosalie Hale, que fue una de sus mejores amigas en la infancia junto con su hermano Jasper Hale, el cual, tenía una novia llamada Alice Cullen-la segunda mejor amiga de Emmett-que a su vez, tenía un hermano llamado Edward Cullen. Los 5 era inseparables desde que se conocieron. Se preguntarán porque se tanto de ellos y bueno, cualquiera se lo sabría se memoria si el chico que te manda mails solo habla de eso…

Llegué a California a las 6:30 pm, en un día bastante soleado, y le mandé un texto a Emmett para que me recogiera. Me senté en una banquita del aeropuerto a esperar.

5 minutos después, llegó su respuesta.

Hola Belly-bells! Me alegra que ya estés aquí.

Lamentablemente no puedo ir por ti, ya sabes

Preparativos para la boda y todo eso

Culpa a Rose :Z n_n

Tranquila, no te dejaré a la deriva, un buen

Amigo mío te recogerá.

Lo reconocerás pronto, es de cabello broncino

Y todas las chicas lo mirarán, tú no puedes ser

La excepción, o tal vez si, quisiera verlo…

¡¡Te veo pronto hermanita!!

Te amo: Emmett.

Vaya, ese era un mensaje extenso y raro. No me quedaba más que esperar.

Pasaron…

10…

20…

30…

40…

50 minutos antes de desesperarme, tomar mi maleta y caminar a la cafetería por un café. Era adicta a la cafeína aunque por las noches no pudiera dormir…

Fue entonces cuando un chico hizo su entrada de película.

Yo quedaba justo frente a las puertas principales y las puertas se abrieron cuando el quiso entrar-claro que no tuvo nada que ver que fueran automáticas-y traía unos Ray-Ban Negros que se le veían increíbles.

Su ropa se veía fina, claro; una camisa azul claro con los 2 botones del inicio abiertos y un pantalón de mezclilla, para complementar su look, unos converse rojos que solo lo hacían verse más lindo.

Todas las chicas presentes mancharon el piso con su saliva al paso del chico en línea recta. No había nadie que no lo mirara. Entonces recordé a Emmett: Todas lo mirarán… Y supe que ese era el chico que me recogería. Quizá hoy tendría suerte…

Se acercó a mí y se quitó los lentes muy dramáticamente, dejando al descubierto unos ojos verdes hermosos. Olvidé que su piel era demasiado blanca, como el papel.

--Tú debes ser Isabella Swan—dijo sonriendo torcidamente, mi voz se quedó en algún lugar muy muy lejano… Soltó una risita—No me sorprende que te quedes sin palabras ante mi, a todas les pasa y bueno, tu no podrías ser la excepción…

Entonces mi sonrisita idiota cayó hasta el piso y mis pensamientos fueron pintados de rojo por la ira…

--¿Ah, si?—le pregunté.

--Claro, pero a final de cuentas, si eres un poco distinta, te sonrojas por mi y eso es dulce…--oh, el chico malinterpretó mi sonrojo…

--Deberías saber que no soy igual—su rostro reflejó duda y entonces reflexioné sobre lo que podía decir y cambié el tema—como sea, ¿y tu eres?—su sonrisita salió de nuevo.

--Edward Cullen, claro—Así que este era…

--¿Podrías llevarme con mi hermano por favor?—ya estaba irritada.

--Seguro—iba a tomar mi maleta, pero el fue más rápido—Las damas no cargan estas cosas—se excusó. Me encogí de hombros y comenzamos el camino al estacionamiento, supuse.

Las chicas de todo el lugar me mandaban miradas envenenadas que era imposible no notar. Pude ver en ellas que al menos estaban satisfechas de la falta de contacto entre el chico y yo.

Bajamos con el elevador al piso -3 y lo seguí hasta un Volvo C30 plateado donde había una chica en el asiento del copiloto.

--Espero que no te moleste que haya traído compañía—exclamó.

--Para nada—contesté. Él me estaba haciendo un favor. No era justo que reclamara…

Miré como metía mi maleta a su cajuela, cuando lo hizo, miró a su alrededor, se envaró y me miró con el cejo fruncido.

-¿Solo traes una maleta?—preguntó

--No me pienso quedar mucho—expliqué. Alzó las cejas como entendiendo algo obvio y se concentró de nuevo en mí.

--Puedes entrar por el lado derecho—dijo caminado hacia la puerta del conductor.

Caminé hacia ella y me metí. Era justo que saludara.

--Hola—se oyó tímido y débil. La chica volteó y me examinó minuciosamente con sus ojos azules. Su cabello era una maraña de rizos color fresa y la piel era muy blanca, era todo lo que podía ver.

Edward entró y cuando terminó su inspección me sonrió con sus labios rojos, pero la cautela no dejaba sus ojos.

--Hola—respondió, su voz se oía casi musical y firme. Me avergoncé de mí.

--Isabella, ella es Tanya, mi novia. Tanya, ella es…--

--Isabella Swan, lo se. Hermana de Emmett—quitó sus ojos de mí y miró a su novio casi con devoción. Él le sonrió y la miró con la misma intensidad. Decidí desviar la mirada.

Saqué mi iPod de mi bolso de mano y distraídamente comencé una lista de reproducción. Creo que fue una clara muestra para ambos de que no quería comenzar una conversación…

A las 8:00 en punto llegamos a un hotel lujoso, Edward estacionó y los 3 bajamos del auto. El botones se me acercó.

--Buenas noches señorita—saludó. Era guapo. —Mi nombre es Alex, ¿Quiere que lleve su equipaje a su habitación?—iba a responderle, pero alguien se me adelantó.

--No, gracias, ella no quiere—Edward casi muerde al pobre chico y lo miraba con ojos entrecerrados. Alex no se intimidó e hizo lo mismo. Su voz fue fría al hablar, no dulce como antes.

--Claro, estaré aquí si cambias de opinión—obvio, lo último me lo dirigió a mí.

--No lo creo—Edward sacó mi maleta de el maletero y se dirigió al interior del hotel. Tanya iba a su lado y yo detrás.

--No se porque no dejas que ella cargue su propia maleta—le susurró la chica, el volumen todavía era adecuado para que lo oyera, y quizá esa era su intención. Tenía le sensación de no caerle muy bien a pesar de no conocernos en absoluto.

--No quiero que Emmett me diga de cosas por no ayudar a su hermana—respondió

--Ya hicimos suficiente con traerla, ¿no?—alegó la pelirroja.

--Si, lo se—suspiró pesadamente. Ahora me sentía un estorbo

--Yo sola puedo cargar mi maleta—hablé deteniéndome y ellos junto a mi. Caminé y hábilmente se la quité a Edward—Iré a recepción a llamar a mi hermano—Me di media vuelta y recordé que olvidaba algo—Por cierto, gracias por traerme, aunque no se hubieran molestado si eso les arruinaba el día, pudieron haberme mandado un texto con el hotel y tomaba un taxi—caminé hacia recepción con la satisfacción de no quedarme callada.

En la recepción había otro chico lindo:

--Hola, mi nombre es Bella Swan, y creo que mi hermano, Emmett Swan, se encuentra hospedado aquí. Quisiera saber si el dejó un recado para mi, una habitación o algo así—le sonreí tímidamente. Él me devolvió la sonrisa.

--Claro que si, permíteme revisar—tardó cerca de 2 minutos en su computadora—Srta. Swan, su hermano le reservó una suite en el piso 26. Esta es su tarjeta de entrada—me ofreció una pequeña tarjeta--La reconocerá fácilmente, es la única habitación de ese piso con 2 puertas.

--Gracias—respondí—y una última cosa. ¿Él está aquí?

--No, salió cerca de las 5 de la tarde y avisó que no planeaba llegar temprano.

--Oh, bueno, gracias—volvió a sonreír.

--Mi nombre es Austin y estaré aquí para lo que quieras Bella—me sonrojé porque intentaba coquetear conmigo. Asentí y salí disparada hacía el elevador.

Al menos tenía un poco de pegue en California…

Subí a mi habitación por el elevador, estaba solo y para mi fue mejor.

Llegue al piso 26 y al final del pasillo pude distinguir una habitación de 2 puertas, así que esa debía ser la mía.

Caminé hacia ella y saqué la tarjeta. La pasé por el lector pero no abrió. Lo hice 1, 2, 3, 20 veces y nada.

--¡Maldición! ¿Porqué no abres?—iba a bajar a recepción para que la cambiaran, porque la tarjetita ni número de habitación tenía…

--No abre porque esa es mi habitación, no la tuya—dijo una aterciopelada voz detrás de mí y volteé lo más rápido que pude.

Edward estaba recargado sobre la pared del lado derecho, como si ya llevara ahí un buen rato. ¿Esa era su habitación?

--Pero me dijeron que la mía era la del piso 26 de dos puertas—dije más para mi que para el.

--Si, bueno. Podrías ver que hay dos habitaciones con 2 puertas si miraras a tu derecha—lo hice y pude ver que un pequeño pasillo se extendía y que hasta el final había otra habitación doble. Me puse roja de vergüenza…

Con toda la dignidad que me fue posible, caminé hacia ella y pasé mi tarjeta; mágicamente abrió…

Regresé mi vista a la otra habitación y el chico de cabello broncino tenía una sonrisa de suficiencia en su cara que me hizo querer ir a destrozar su lindo rostro… Digo, cualquiera se puede equivocar, ¿no?

--Siento si te molesté con mi torpeza—dije con sarcasmo. Soltó una risita.

--Yo digo que esto ya estaba planeado—mencionó

--¿Qué quieres decir?—pregunté

--Que es obvio que te soy irresistible, que sabías donde estaba mi habitación y trataste de ver si te podías colar en ella—ahora su sonrisa fue deslumbrante, y mi vergüenza se fu dejando paso a la ira de nuevo.

--No tienes tanta suerte niño bonito—dije antes de dar media vuelta para entrar a mi habitación.

--¿Así que te parezco bonito?—lo oí gritar. Mi respuesta fue un portazo.

Ese tipo era algo irritante, y cambiaba mis emociones de un modo muy extraño…

Dejé mi maleta en el closet y me dirigí a la cama, donde había un pequeño papel.

Lo abrí y leí:

Bells: Me alegro de que ya estés aquí, pero no de que esté fuera a tu llegada.

Hoy es el último día de mi soltería y voy a disfrutarlo ^^.

Mandé a Edward por ti porque la amargada insegura de su novia no quiso

Que fuera a mi despedida de soltero. Te amo niña, y espero verte mañana.

Descansa.

Emmett.

Bueno, era obvio que mi hermano tenía su despedida de soltero. Solo esperaba que fuera cuidadoso con lo que hiciera, según sus mails, su novia lo traía cortito, osea que era un dominado.

Eran cerca de las 8:30 y yo estaba cansada tras un viaje tan largo; había viajado de Londres a Nueva York y luego a California.

Tomé un baño relajante y al salir me puse mi pijama consistente en un short pequeño de perritos y una blusa de tirantes. Al fin y al cabo hacía calor y nadie me iba a ver.

Prendí la televisión solo para que fuera mi luz de noche, puse mi iPod en el buró y saqué de mi maleta a mi pequeño vampirito de peluche. Su nombre era Eddie, ¿porqué? No lo se, desde que tengo conciencia ha sido mío y lo he llamado así.

Me acosté y sintonicé la televisión en un canal de venta de productos y me quedé dormida en el del trapeador mágico.

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Desperté con unos golpes en la puerta, la televisión seguía encendida y nada había cambiado. Revisé la hora en mi iPod y eran las 10:00 de la noche.

Los golpes en la puerta se volvieron a oír.

¿Quién podría ser? ¿Emmett? Lo dudaba. No es que lo conociera bien, pero suponía que los hombres no llegaban a las 10:00 de su súper despedida de soltero.

Me paré con cuidado y abrazando fuertemente a Eddie. Quizá creen que exagero, pero les tengo pavor a los hoteles de noche, ya saben, eso de los asesinos en los hoteles o los fantasmas. Reneé me traumó con ello cuando yo era pequeña.

Abrí con cuidado y me encontré con algo mucho peor que un asesino o un fantasma; Edward Cullen. Curiosamente ahora anhelaba a los otros 2…

--Linda pijama—mencionó y me miré. Sobra decir que me puse color rojo tomate--¿Y todavía duermes con peluches?—su sonrisa burlona adornó su rostro. Intenté aparentar que no me afectaba lo que decía.

--¿Se te ofrece algo Edward? ¿No tienes una novia que atender o algo así? Porque yo no te necesito. Según lo que me cuentan, tú eres de esas personas que… tienen…

--¿Qué? ¿Una vida sexual muy activa?—asentí frenéticamente, el frunció su seño—Vaya, ¿te lo contó Emmett?—no hice ninguna seña y lo tomó como una afirmación—Debería agradecerle por la introducción que me dio contigo.

--Si corre, ahora si me disculpas—iba a cerrar la puerta pero me detuvo.

--Espera, ¿no tienes hambre?

--Ah, no. Ciertamente no.

--¿Segura? No pienso soportar a Emmett reclamándome por no cuidar bien a su hermanita.

--No tengo 5 años, tengo 23 y se cuidarme sola. Ve a dormir en paz.

--¿De verdad tienes 23? No los aparentas, pareces mucho más pequeña.

--¿Y tú cuantos tienes?

--24—solté una risita y me miró curioso--¿Qué?

--Pues a ti si que te ha tratado mal la vida, tampoco los aparentas—era mentira, obvio, se veía como de 20. Se me acercó mucho y mi risa paró, mi corazón comenzó a latir como loco y me sonrojé.

--¿De verdad me veo tan viejo?—su aliento contra mi cara hizo que perdiera la capacidad de hablar y asentí débilmente. Soltó una risita y se alejó—Puedo ver en tus ojos que mientes. —una vez recuperada contesté.

--Cl-claro qu-e n-no. —no se si les había comentado que soy pésima mintiendo…

--Claro que si, ahora, si no necesitas nada, me voy. Tengo una vida sexual de la cual ocuparme—el leve sonrojo de antes aumentó a 1000. Soltó una carcajada y se fue despidiéndose con la mano.

Cerré de otro portazo y me aventé a mi cama junto con Eddie.

--¿Sabes Eddie?—le hablé—Hay gente extraña en este mundo que te confunde, como ese Edward—bufé al terminar de decir su nombre—que tiene el poder de hacerme enojar y desbocar mi corazón al mismo tiempo…--y sin más, me quedé dormida…

Si bueno, aquí tengo otra historia, y la verdad no se si continuarla, porque no tengo idea si tendré el tiempo suficiente. Yo creo que si; librada de la presión de una fiesta, ya puedo estar tranquila con mi mundo de fics n_n.

La idea surgió de la nada, ya saben, un día de esos en el cole, donde no tienes nada mejor que hacer que ignorar a tu profesora de química y pensar en la inmortalidad del cangrejo. Básicamente así se me ocurrió, creo…

Sobre mi otro fic, si es que alguien sabe de el, está suspendido temporalmente, porque todo me sale con mucho drama y no me agrada… Igual y pronto les aviso que onda con el.

Ya se extendió mucho esto, así que me voy y espero seguir con este plan porque como que si me tiene algo emocionada ^^.

Díganme si les gusta o no, estoy aquí para eso, ¿no?

Prometo intentar actualizar esto pronto.

See u!! :D