Capítulo 1:
Il Mentore
(El Mentor)
Mitokado Homura lo había decidido. Ya no había vuelta atrás que lo hiciera retrasarse de su decisión. Ella lo había llevado lejos con su rebeldía, su actitud era una amenaza y mala influencia para los demás niños que tenía bajo su cuidado, en el orfanato Mitokado. La injuria hacía él y su persona había llegado hasta el límite a consecuencia de esa chiquilla descontrolada. La insolencia, el descaro e impudicia, quedaban cortos para resumir y definir lo que ella causaba con sus "Pequeñas Travesuras". Intentó de recatarla, de hacerla toda una señorita, pero esta ni siquiera la honestidad, el ser reservada y moderada, había aprendido en sus largas y agotadoras asesorías que le daba día a día. Su indulgencia lo había llevado lejos al dejarle pasar v h todas esas faltas erróneas que él nunca le corrigió debidamente; jamás, en sus cuarenta y cuatro años, le había llegado una niña como ella, y creyó por un momento que sería fácil lidiar con Sakura, que obtendría el control sobre sus acciones y su respeto, pero se equivocó y ahora pagaba arduamente sus culpas y errores al haberla aceptado solo por el hecho de haberle causado una profunda pena en el corazón que lo obligo a amparar a esa niña que en ese entonces tenía seis años de edad y ahora con trece años ya era todo un problema que no podía cargar más.
Haruro Sakura lo había llevado hasta el límite de irla a buscar a la delegación y tener que haber ir a corte por ella haber robado un carro… ¿Cómo demonios ella había aprendido a desactivar la alarma de un carro, haberlo encendido y sacado del garaje sin llave alguna? Para su suerte, el carro era suyo por lo que su bolsillo se había ahorrado dinero en tener que pagarle los honorarios a un abogado y al del demandante, más el arreglo del carro ya que la joven Haruro había encargado de estrellarlo contra una barra metálica, que dividía la carretera de la autopista número siete que salía fuera de la ciudad de Tokio. No sólo tuvo que encarar a la policía, sino que también tuvo que lidiar con el servicio de cuidados de menores quienes le hicieron una investigación profunda y lo metieron a un cuarto de interrogación donde paso seis largas horas siendo acosado una y otra vez con las mismas preguntas dichas en diferentes formas con el propósito de confundirlo y atraparlo en algo sospechoso cómo en maltrato y descuido a menores lo cual creían de su persona. Su respetado currículo, como buen acogedor y cuidador de niños huérfanos, se vio afectado, o mejor dicho arruinado, por esa niña quien por su culpa el Orfanato Mitokado quedo como noticia de primera plana por los reporteros quienes narraron la historia a su forman, quitando y agregando cosas que nunca pasaron. Cuando una de sus ayudantes le entrego el periódico, lo primero que vio en primera plana fue la foto de su camioneta y a Sakura siendo llevada del brazo por un policía y para los colmos los periodistas hicieron el gran trabajo de informar al público con sus exageraciones sobre el desorden y caos que causo una joven de trece años quien desemboco una peligrosa persecución donde no solo la policía estatal de Tokio fue participe de esta, sino que tres helicópteros del FBI se unieron a la persecución cual veían como una amenaza al esta haber ocasionado varios accidentes mientras se iba a la fuga. En primer lugar, Homura estaba consciente de que las cosas no ocurrieron como narraron los talentosos y aplicados reporteros, ya que si las cosas hubieran surgido como ellos narraron, probablemente Homura no estuviera sentado en la silla de su despacho disfrutando un buen café, sino más bien estuviera bajo las rejas y pagando una gran fianza a la cual se agregarían los daños que la jovencita Traviesa ocasiono. nunca hubieron accidentes, no más el de ella cuando se estrelló, tampoco tuvo detrás a todo el departamento de policía, solo a doce patrullas, y nunca hubieron helicópteros del FBI, sólo el del departamento de la policía y el de un noticiero quien gravaba en vivo la persecución que desato su " adorable niña". Por las exageraciones de los reporteros quienes por ganar dinero y hacer a su cadena de radio y canal informativo famoso, es que su reputación y currículo ha quedado en la ruina total, sin contar con Sakura quien fue la primera en armar todo este escándalo ya que si ella, en primer lugar, nunca hubiera robado su carro aquella madrugada, no estuviera en ese grave aprieto ni mucho menos estuviera ahora mismo sentado en su despacho, llamando como loco a cada Orfandad que conocía para que aceptaran a Sakura…ya era un hecho y estaba decidido, Ella se iría del Orfanato Mitokado, sin importarle que tanto le duela, ni su cargo de conciencia, ya no podía más con ella.
En toda la mañana había telefoneado a varios Orfanatos, y entre ellos estaba los más destacados y los menos reconocidos, ninguno de ellos tenía cabida, otros aseguraban tener cabida, pero en el momento de Homura decir su nombre y el de la joven, se retractaban de inmediato diciendo que se había equivocado, otros simplemente se limitaban a echarse la culpa de su error, enganchándole de inmediato…Sakura era como la peste bubónica, nadie quería saber de ella. El señor Mitokado llegó hasta el límite de comunicarse fuera de Japón, a la Italia de donde la madre de Sakura procedía, si porque ella era mestiza, de nacionalidad y con sangre Japonesa, pero mitad Italiana. Intentó por todos los medios de encontrar un hogar para ella, pero los orfanatos de la Italia no aceptaban niños del occidente que fueran de la edad de Sakura ya que no tenían los recursos debidos para tratar con un niño que no hablase Italiano o Ingles u otro idioma que no fuera tan difícil como el Japonés, mandarín, tailandés, chino, etc. Ellos aceptaban sólo a niños de occidente de un mes de nacido, hasta aceptaban a niños con uno, dos o tres año de edad; ninguno de ellos harían la gran excepción con Haruro Sakura como para contratar un maestro bilingüe para que instruyan a una sola huérfana en su idioma, sólo tomarían ese paso si la ley se ven obligada a hacerlo y para eso tendría que recibir una cantidad de niños exacta, teniendo así que tomar riendas en el asunto, forzándolos a invertir la cantidad de dinero que piden los bilingües expertos en Japonés, u otro idioma occidental. Otros en Italia aceptaban a Haruro Sakura, pero para ello tendría que someterla a una investigación profunda ya que no aceptaban a niños con problema de actitud, enterándose ellos por medio del informe de Sakura y otros más que la joven que describía Homura como un ángel, no era más que una aberrante oprobio. En Japón, era más que obvio que ningún orfanato la aceptaría ya que muchos de ellos probablemente habrían escuchado de ella, y si no, ya se habrían enterado de quien es la Famosa Haruro Sakura gracias a los grandes reporteros que hoy día son parte de la gran muchedumbre que abarcan en las ciudades de Japón.
Abrumado y hastiado, suspiro, tomo en manos su quinta taza de café ya tibia y bebió varios sorbos de aquel café negro, cargado con mucha azúcar, como le gustaba a él. Dejó su tasa en el escritorio, levantó sus manos y restregó con agobio y fática aquel rostro con ojeras cual se reflejaba que no había dormido en lo absoluto desde hace tres días. Volvió a su trabajo, fijando sus cansados y rojizos ojos en aquel papel blanco con nombres y números de teléfonos, percatándose que en su listado solo había uno sin tachar, dándole la esperanza que aquel número podría ser la salvación a su tortura por ese demonio que tenia por niña viviendo en el orfanato a quien ahora por la seguridad de todos tenia encerrada en su cuarto. Ese orfanato cual faltaba de llamar podía ser la que lo liberase del averno en que vivía, y era el Orfanato Utatane de la señora Utatane Koharu. Por varias personas, había escuchado que el Orfanato Utatane era muy bien hablado por ser sumamente estricto y enfatizar en la educación y crianza de los niños huérfanos de su orfandad, incluso muchos aseguraban que su alta calidad en educación y corrección asía los niños huérfanos era casi parecida a la de un internado militar por la fuerte actitud de la señora Utatane quienes muchos la llamaban: Sargento Utatane. Eso era lo que necesitaba Sakura, una mujer con ese carácter que la corrigiera al estilo antiguo, con gritos, golpes y castigos, como si estuvieran en un internado militar donde todo lo que haces lo pagas por el bien de tu corrección; tal vez y con suerte la Señora Utatane logre lo que por años él nunca ha podido lograr, y surja el milagro de poder corregir a esa diablillo, claro está, si no es que antes Sakura se le adelanta y termina infartando a la señora Utatane con una de sus "Travesuras".
Tomó el teléfono en manos dispuesto a llamar al Orfanato Utatane, pero una menuda interrupción surge en aquel momento, tocando alguien amablemente la puerta de su despacho.
— ¿Quién llama? — preguntó en voz seria el señor Homura.
—Perdone la interrupción señor Mitokado, sé que me ha dejado en claro que nada de interrupciones, pero a usted le ha llegado una visita que dice ser importante. — comunico aquella voz joven.
— ¿Visita? — dijo confuso Homura
—No esperaba a nadie hoy, dile que vuelva mañana Shizune. — le ordeno a una de sus empeladas quien trabajaba en la enfermería como secretaria y enfermera.
—P-pero señor Mitokado, ella dice venir de muy lejos de la ciudad, no cree que sería una falta grave decirle que le recibirá mañana habiendo ella recorrido nueve horas de camino para llegar aquí. — dijo de inmediato Shizune quien ya había tenido la oportunidad de hablar con la visita inesperada de su patrón.
—Jmp…ni modo, dile que pase. — dijo agobiado, suspirando ante la idea desagradable de posponer la importante llamada que tenía que hacer al orfanato Utatane.
La visita entro, Homura escucho sus pasos y el cerrar de la puerta detrás de estos, no se limitó a mirarla, sino que continuo escribiendo varias notas que tenía pendiente en la semana. Con sus ojos puestos en el papel que hacía las anotaciones, y su mano ocupada en la taza de café que levantaba para tomar su sorbo, le dijo a su inesperada visita:
—Se breve por favor, no dispongo de mucho tiempo. — aquello no fue nada cortes por su parte, se limitó a las presentaciones y demás cordialidades, hiendo directo al grano.
La visita tomo asiento frente a su escritorio, el señor Mitokado seguían aun entretenido en sus anotaciones mientras tenía su oído atento a la visita que ni siquiera por cortesía le había mirado…no fue hasta que esta se presentó y dijo su apellido.
—Lamento mucho que no disponga de tiempo, sé que no he sido prudente al venir sin una cita ni llamarle para avisarle. Soy Uchiha Kohana y he venido a ser breve y hablar de cierto asunto que me interesa. — se presentó ella, luego de haberse disculpado.
Homura dejó de escribir y levantó su mirada, fijando sus ojos en aquella mujer de cabellos ondulados, de color trigo, acentuado a un color miel claro…mujer cuya persona se había presentado con el distinguido y honorable apellido Uchiha cual resonó en su oído. Le evaluó con el silencio con la mirada, quedando impactado no solo por la belleza natural y radiante de aquella mujer, sino por su porte y estilo. Su vestimenta era bastante recatada en todo sentido y a la vez elegante, con un gracioso estilo autentico Italiano cual le daba unas características únicas a aquel rostro color crema y liso, con una que otra pequeña peca en las mejillas cual acentuaban más su perfecto rostro cuidado cual ahora lucía un maquillaje sencillo y natural, estilo Italiano. Retomando el tema de su llamativa ropa, esta consistía en un estilo profesional, un traje parecido al de una ejecutiva, sencillo. Su camisa era de color blanco perla, de mangas largas cual tenía dobladas hasta sus codos, dejando ver aquellos brazos bien cuidados y delgados, un moño intricado de color café, ajustaba su cuello, teniendo un estilo Italiano muy recatado y femenino, aquella fina prenda era acompañada de un chaleco de algodón, sin manga y ajustado a su hermosa figura, este era de color café al igual que su falda no tan larga, hasta sus rodillas, esta era acompañada por unas botas de color café, en cuero y de tacón alto. Ella era toda una diva en moda Italiana, toda una belleza de mujer que solo podías apreciar en revistas de moda o en cine, era muy hermosa, de ojos grande, llenos de vida y alegría, de un color azul intenso. Sin duda, ella tenía que tener unos vientres años, más por su asentó ya era un hecho que la nacionalidad de esa mujer era Italiana sin cruce alguno de razas, y más por sus características que no encajaban con ningún mestizo como Sakura. La mujer sonrió ante el silencio del señor Mitokado quien al ver aquella radiante sonrisa, volvió en sí y carraspeo varias veces mientras se acomodaba en su asiento, prestando ahora la debida atención que la señorita se merecía. Se acordó de cierto asunto sobre su apellido cual retoco de inmediato.
—No sabía que los Uchiha tenían una hija, no los que conozco. — habló Homura quien conocía a la familia Uchiha bastante bien, y de los que quedan vivo, ninguno de ellos tuvieron ni una hija, no más que Uchiha Mikoto, prima tercera de Uchiha Fugaku con quien se casó. Otro importante detalle era que si tuviera una hija, jamás seria mestiza ya que ellos eran personas bastante afiliadas a su cultura y no toleraban esos cruces cuales veían como una deshonra a su civilización y apellido, claro está.
—Soy esposa de uno de ellos. — aclaró con una amable y cortesía sonrisa acompañada de esa gracia que inundaba los alrededores del despacho
Aquella aclaratoria sorprendió a Homura quien quedo con los ojos bien abiertos ante lo que la mujer dijo.
—Creo que usted conoce muy bien a mi esposo…Uchiha Itachi. — si lo primero lo había dejado boque abierto, lo segundo lo dejó de infarto…eso debía haber sido una broma y de muy mal gusto.
Si su apellido le causo impresión, su nombre casi lo desborda al suelo ante la sorpresa…ella, esa mujer y nadie más había dicho Uchiha Itachi, el respetado y honorable hijo de la familia Uchiha, el líder de la familia y único legado de Uchiha Fugaku. Entonces era verdad los rumores en los cuales se cuenta la separación y disputa que hubo entre hijo y padre quienes al final terminaron alejándose al su hijo no estar de acuerdo con las decisiones de su padre, solo así Itachi cometería el descaro de casarse con una extranjera al no tener lazo alguno con su familia. Homura dio un suspiro largo, y miro a la mujer…aún estaba sin poder creerlo.
— ¿Perdona? Has dicho Uchiha Itachi, el respetado hijo de Uchiha Fugaku. — solo quería corregir, aunque muy estúpida pareciera su pregunta…aun no podía creerlo.
—Sí, así es. — corroboro ella, suspirando Homura ante la confirmación.
—Veo que aun siguió causando impresión a la gente. — dijo ella con agradable sonrisa, en ningún momento se sintió ofendida por la reacción del señor Mitokado, sino al contrario, le entendía a la perfección y respetaba sus creencias culturales.
—N-No, perdone…no fue mi intención reaccionar de esa forma, no es lo que usted piensa, es solo que…— Intento de disculparse, pero ella amablemente le interrumpió con una sonrisa y aquella voz aterciopelada.
—Es sólo que se le hace casi imposible creer que esta mujer extranjera sea la esposa oficial del hijo del respetado y honorable Uchiha Fugaku, ¿No es así señor Mitokado? — le interrumpió y finalizo ella las palabras del buen hombre.
—Bueno, si usted lo ve de ese modo, yo solo quería aclararle que no le estoy discriminando. — Carraspeó
—En lo absoluto. — negó ella con la cabeza mientras le daba una sonrisa al hombre que tenía frente.
—En fin… ¿Qué le trae por aquí? — cambió de tema y enfatizo el punto del porque ella estaba presente en su despacho.
—Vaya, creí que ese tema nunca lo retomaríamos. — dijo en un suspiro, mirándole una fijamente a los ojos.
—Seré breve, como usted me lo ha pedido. Haruno Sakura. — el nombre de esa niña endemoniada lo dejo sorprendido y a la vez confuso.
— ¿Qué hay con ella? — pregunto algo intrigado.
—Vera, siempre he trabajado en orfanatos, incluso mi padre es dueño de doce reconocidos orfanatos en la Italia y Francia. — se Explicó ella lo cual no tenia lógica alguna para él.
—A qué viene todo esto, que tiene que ver Haruro con lo que me ha dicho de usted y su padre. — le interrumpió, no quería ser irrespetuoso, pero ya se olía algo raro en el asunto.
—Con calma, ya le explicare. — le calmó ella, dejándola que continuara explicando sin interrupciones.
—Llevo viviendo en Japón por cuatro años en los cuales tengo a mi cuidado siete niños que aún no han sido adoptados. Todos ellos viven conmigo, en mi residencia que a la vez es un orfanato y…— Homura le interrumpió con uno de sus carraspeos, ya sabía por dónde ella iba a atacarle y eso era algo que no se lo iba a tolerar y más sabiendo que todo esto no fue idea de esa mujer extranjera, sino más bien de Itachi.
—Sé por dónde viene señora y con todo respeto que se merece en el mundo le hago saber mi respuesta. NO. — le interrumpió, dejándola a ella impresionada…era verdad de su esposo cuando decía que el señor Mitokado era un hombre muy testarudo y difícil de convencer.
—P-pero. — Intento ella de tomar el control, pero el contraataco de inmediato.
—Pero nada. Tengo cuarenta y seis años y a mi edad conozco todo truco y Azaña vieja. Ella no está para ustedes. — le aclaró con palabras frías y firmes.
—No puede negarme algo que por derecho tengo de pelear. Usted busca un hogar para ella y yo se lo estoy ofreciendo. — Soltó ella con voz aún más fría y recta.
—Mire señora dígale a Itachi de parte mía que el hacerse cargo de esa muchachita no hará traerle a su hermano de vuelta. Que lo acepte de una buena vez y que viva con la realidad. — Esta vez su tono fue un poco más duro para dirigirse a una mujer como Kohana.
—Usted no sabe nada de mi esposo y…— intentó de defender a su esposo, pero la interrumpió.
—Le conozco bastante, y a decir verdad más que usted como para reconocer que lo que quiere hace es una estupidez. Fui su mentor por trece años y le conozco bastante bien, mejor dicho, le conozco desde que era un niño, y trabaje con su padre quien me dio los grandes honores de ser el mentor de su hijo predilecto. Así que ahórrese su drama en venirme a decir que no le conozco. — se defendió Mitokado.
—No tiene alternativa, además usted…— intentó de luchar contra la decisión de ese testarudo hombre, pero una voz serena y recta le interrumpió detrás de ella.
—No es necesario que me representes, Kohana. Te lo advertí, no es un hombre fácil de convencer. — Interrumpió Itachi, deteniéndose detrás de su esposa, coloco ambas manos en los hombros de ella, es inclino un poco y besó la mejilla de ella, acercándose a su oído le dijo:
—Porque no me esperas afueras, tengo un asunto pendiente que hablar con mi viejo mentor. Yo terminare el asunto. — le pidió su esposo amablemente, accediendo ella de inmediato a su petición.
Sus miradas se cruzaron, era casi imposible para el señor Mitokado tener a Uchiha Itachi frente a él, tan cambiado y distinto como una vez le conoció. Itachi tomo asiento en el que antes ocupaba su esposa, suspiro y le dio una sonrisa a su antiguo mentor, le dijo:
—El tiempo no te ha cambiado, siegues siendo igual de testarudo…eso no es bueno para tu salud. A tus cuarenta años podría fácilmente sufrir un infarto — habló Itachi con una sonrisa.
—Y bien que a ti el tiempo no te cambia ni te hace reflexionar en nada. — contestó Mitokado.
—Ya se para lo que viniste, así que ahórrate el tiempo y ahórramelo a mí. — dijo luego de una corta pausa mientras arreglaba los papeles que tenia regado en su escritorio y los metía en un sobre.
— ¿Dime desde cuanto te has vuelto tan caritativo en dedicar tu vida a los huérfanos? — Itachi se disponía a hablar, pero Homura lo interrumpió, la verdad era que no quería dejarle hablar.
—Me conoces de niño, sabes que me preocupo por todos y sus penas. — contesto Itachi mientras recorría con su mirada los alrededores de su despacho encontrando con la mirada un gran cuadro que se encontraba arriba de la chimenea. Se levantó y caminó en dirección al cuadro, deteniéndose y mirando los rostros de cada niño que aparecía en ese cuadro junto a Mitokado y sus trabajadores.
—Y a decir verdad Itachi, empiezo a creer que tus traumas te han afectado bastante. — Homura continuaba hablando solo, no se había percatado que Itachi se había levantado de su asiento.
—La niña de cabello rosado, es Haruro Sakura, ¿No es así? — pregunto Itachi en tono serio mientras miraba el cuadro.
— ¿Eh?, ¿Qué? — dijo confundido Homura, levantando su mirada, notando que Itachi se había levantado y caminado asía el cuadro que Homura consideraba como un cuadro familiar.
Homura se levantó y caminó hacia Itachi, deteniéndose al lado de este, miro el cuadro y le dijo.
—Tenía seis años cuando tomaron esa foto, aun me acuerdo el problema que tuve para que se quedara quieta mientras tiraban la foto. — Recordó Homura.
—Tengo lo necesario para yo y mi esposa hacernos cargo de ella…intentaremos adaptarla a nuestra nueva forma de vida, ella se adaptara y con el tiempo nos vera como familia. — aquello hizo volver en si a Homura…acaso él había dicho familia.
—Piensan en adoptarla… ¡Pero te has vuelto loco! — Exclamó Homura.
—Con el tiempo le adoptaremos. — confirmó Itachi mientras miraba el cuadro.
—No…esto es una locura. Estás loco y lo peor de todo es que no lo aceptas. — dijo enojado Homura.
—Itachi, se realista…por una vez en tu vida acepta la realidad. Nada de lo que agás traerá a tu hermano a este mundo. ¡Está Muerto! — dijo enojado y con voz desesperada.
—Lo sé…pero, si logro cambiarla a ella, sentiré que he salvado a mi hermano. Solo así me perdonare a mí mismo de lo descuidado que fui en ese tiempo. — contestó Itachi con aquella voz apagada y fría.
— ¡P-pero no te das cuenta de lo que dices! — Exclamó enojado Homura.
—Itachi, no fue tu culpa. Tú nunca le fallaste ni te desocupaste de él. Fue tu padre quien le hecho a un lado y le menosprecio, por culpa de él es que tu hermano no está con vida. — Explicó Homura, quería hacerlo entrar en razón.
—Tu padre vivía obsesionado día y noche con el hijo perfecto, vivía toda su vida dedicada a ti y tu futuro, hecho a un lado a Sasuke quien por su rechazo empezó a hacer malas amistades. — Continuó Homura
—Nunca velo por Sasuke quien empezó a meterse en problemas, ni siquiera le importo que su hijo anduviera en malos pasos con malas influencias. — Intentó de continuar, pero Itachi con su mirada fría le detuvo.
—Tengo la culpa por no haber presionado más a mi padre para que le aprestase atención…nunca estuve lo suficientemente pendiente a mi hermano, le descuide y como hermano mayor que era, nunca vele por él. — le interrumpió Itachi.
—Itachi, Haruro no es Sasuke. Ella no utiliza drogas, ni anda embriagándose, tampoco se la pasa metiéndose en problemas en las calles ni en bandas peligrosas…ella es una niña rebelde como cualquier otra. No es Sasuke. — su confusión no le hizo explicar bien lo que realmente quería decirle a Itachi.
—Es mi decisión, solo te pido que me entiendas y cooperes. — Itachi cambio su mirada y la dirigió nuevamente al cuadro.
—Ella no es un conejillo de india, búscate el perdón en otro lado. Me entendiste. — Dijo en tono serio.
—Malinterpretas mi pensar. — Contestó Itachi.
—De verdad crees poder con ella, Itachi. No sabes qué persona es Haruro Sakura ni de donde ha venido, ¿no es así? — dijo con un tono de ironía.
—A pesar que es una joven con un intelecto impresionante, ella tiene la peor reputación del mundo. Se ve callada y tranquila, pero la realidad es que es toda una cajita de pandora…es una busca problemas, todo lo resuelve a gritos y golpes, es una malcriada, no tiene educación asía lo mayores, hace lo que se le pega la gana, golpea a cualquiera sin importar su edad o sexo. Ella no tiene límites ante nada, nada la detiene ni la hace retrasarse de sus actos. — Explicó Homura.
—En un día te creara más problemas que un niño común en tres años. Sakura no es de esas fácil de manipular, y si lo intentas terminaras ganándotela de enemigo…te llevara hasta el límite de querer golpearla, y eso es algo que a tu persona no le conviene ya que terminarías con un caso grave creado por ella misma. No sabes la mente retorcida que se esconde detrás de ella, terminara infectando a los otros niños que tienes a tu cuidado con sus malas influencias. — Exageró un poco.
—Sabes porque nadie la recibe en ningún orfanato, no solo porque tiene una mala reputación, sino porque es hija de una prostituta y esquizofrénica, como padre tiene asesino. Quien quería a una niña como esa viviendo bajo el mismo techo, a una niña que muchos aseguran ser producto de una violación. Se consiente Itachi, Sakura tiene más problemas que cualquier otro niño huérfano. — Finalizó Homura, Itachi continuaba en silencio.
Homura noto que el Uchiha había levantado su mano y buscaba algo dentro de aquella chaqueta de color negra, sacando un sobre cual extendió hasta Homura. Intrigado lo abrió y empezó a leer su contenido, sorprendiéndose ante lo que había hecho Itachi.
—Quise hacerlo por las buenas, pero por lo visto nada resulto como había planeado. — Habló Itachi con voz seria.
—El departamento informo a todos sobre la reubicación de Haruro Sakura, no solo eras tú el que le buscaba amparo, su trabajador social fue el que le informo a mi esposa, ella me lo conto todo. — finalizó Itachi, Homura arrugo aquella carta y la tiro al suelo.
—No te la puedes llevar de aquí…cometes un error grave al hacerlo. — dijo enojado Homura.
—Tengo todo el derecho para llevármela conmigo, y será hoy. — dicho esto, Itachi se voltea y antes de salir por aquella puerta, Homura le interrumpió.
—Te arrepentirás. — dijo enojado Homura, Itachi se voltea y le miro serio, dándole una sonrisa de lado.
—Me alegro que estés bien. — se despidió Itachi, saliendo por aquella puerta.
Estaba más que enojado, quiera deshacerse de Sakura, pero no de ese modo, y más al saber que ella arruinaría la vida de Itachi…Sakura era capaz de todo y sabía que si Itachi se mostraba duro y frio con ella, le aria vivir un verdadero infierno. Salió de inmediato por aquella puerta, encontrándose con la esposa de Itachi hablando con Hatake Kakashi, el trabajador social de Sakura, al notar su presencia se voltea y extendió su mano para saludar a Homura quien en uno de sus arranques lo tomo bruscamente por el cuello de su camisa.
— ¡Qué demonios has hecho! ¿Tienes idea de lo que has hecho? — preguntó enojado mientras tiraba de aquella tela.
—Le buscabas un lugar nuevo a la joven Haruro, yo como orientador que soy me encargue de buscarle un nuevo hogar. — contesto Kakashi quien se soltó amablemente del agarre de Homura y arreglo su camisa.
—Después de todo hice una buena elección, Sakura se sentirá familiarizada con la señora Uchiha quien es italiana. — comentó Kakashi con una sonrisa, Kohana aún se encontraba algo confundida con la reacción de Homura.
Unos furiosos gritos se escuchaban en el cuarto piso de aquella gran residencia…Sakura Haruro andaba gritándole a aquella trabajadora social que la llevaba a rastras por el pasillo.
— ¡Dije que me soltara Infeliz! — gritó Sakura furiosa mientras intentaba darle con su maleta. Uno de los trabajadores de aquella residencia cargaba las demás pertenencias de la joven cuales montaban en el carro de la pareja Uchiha.
— ¡No me iré de aquí vieja sorda! ¡Señor Mitokado, ayúdeme por favor! — gritó Sakura con su rostro contraído con la rabieta que tenia.
Apretó su maleta, la levanto y sin escrúpulos le dio con esta a la mujer por la espalda, tumbándola al suelo.
— ¡Dije que me soltara! — Exclamó triunfantemente Sakura, se voltea para correr en dirección a su habitación, tropezándose de frente con aquel hombre vestido con una gabardina de color negra.
—Tienes muchas energías, jovencita. Te recomiendo que las guardes para cuando llegues a tu nuevo hogar. — Sakura levantó su mirada y miró a Itachi fijamente…quien era ese payaso de mirada fría y autoritaria. Quien se creía para hablarle de ese modo.
—Fuera de mi vista. — dijo amenazantemente Sakura, Itachi Frunció el ceño y la miro directo a los ojos.
—No lo agás más difícil. — dijo Itachi con una sonrisa de lado, como queriendo ganarse la confianza de ella tratándola como una niña.
— ¿Acaso eres retardado o qué? ¡F-U-E-R-A-D-E-M-I-V-I-S-T-A! — le deletreó lentamente para que ese hombre captara su petición.
Que inteligente resultaste ser…sabes deletrear, yo también se. — dijo Itachi, siempre con aquella sonrisa presente que tanto enfermaba a Sakura. ¿Acaso el payaso quería burlarse de ella con sus estúpidos sarcasmos? Eso era algo que ella nunca permitiría.
—Vivirás conmigo y con otros niños en mi residencia…seré tu custodio y claro, tu mentor desde ahora. — Informó Itachi mientras se inclinaba para tomar la maleta de ella cual seguía tirada en el suelo.
Sakura aprovechó el acto cordial de él, concentro toda la fuerza que pudo en su mano y la descargo en una fuerte cachetada cual recibió Itachi en su mejilla derecha, partiéndole el labio inferior.
—Cojudo de mentor eres. No más te veo como un acéfalo irritante. —Ignominia ella con el ceño fruncido, mirándolo victoriosa por sus hechos.
Itachi se reincorporó y limpió la sangre que salía de su labio con su mano, dándole una mirada fría a aquella joven quien no se sintió intimidada ante ella.
—Estarás castigada. — soltó Itachi con aquella voz fría, tomo la maleta de ella y continuo su camino, dejando atrás a la joven Haruro quien quedo confundida ante aquello.
— ¿Qué? — Exclamó ella mientras era llevaba por el brazo por su trabajador social quien había subido para calmar el desorden que Sakura había formado.
Aquel cargo que había tomado Itachi, exigía una responsabilidad abrumadora y el doble de su esfuerzo para lograr tener la aceptación de esa joven violenta quien curiosamente le acordó a su hermano menor cual se enojaba.
El primer día de Sakura en conocer a su mentor y ya le había insultado y golpeado, aun así eso a ella ni le importaba ya que el muy bastardo se lo merecía por según ella, haberse burlado de sus palabras y persona, lo cual más adelante se vengaría y le aria a su Mentor la vida de cuadritos.