Disclaimer: El universo de Crepúsculo no me pertenece, ya que es propiedad de Sthepanie Meyer. La trama es mía al igual que algunos personajes creados por mi. Y el fic es sin ánimo de lucro, sólo para entretener a los lectores.
EL AMOR ES CIEGO.
Esa tarde lluviosa, tenía un frío espantoso, pero no podía irme a casa, tenia que ganar más dinero ó me arriesgaba a una golpiza por parte de mi padrastro, quien me obligaba a vender flores en la plaza del pueblo.
Aunque vivíamos en Forks, un lugar alejado de ciudades, era el paso seguro de turistas y viajeros hacia otros lugares. Eso hizo prosperar el comercio aquí.
Sin embargo para mi, era una tortura, diario al levantarme, a las cinco de la mañana, debía dejar el desayuno listo para que Steve se desayunara, bajo pena de una golpiza si no lo hacia como él quería. Mi madre había muerto cuando tenía cinco años y desde entonces al estar sin más familiares, mi padrastro creyó conveniente en hacerme trabajar.
-Tienes que desquitar lo que comes, escuincla piojosa-me decía seguido mientras me golpeaba con saña por cualquier motivo, por ese motivo, solía ser diligente y limpia, Steve no permitía que "su casa" estuviera sucia ó que no hubiera de comer, aunque la mayoría de las veces, sólo me daba mendrugos de pan, y yo terminé por aceptar esta vida, porque no conocía más.
En medio de esa lluvia, mis flores, rosas rojas, estaban preciosas, al detenerse un carruaje, me acerqué prontamente a ofrecerla, con suerte comprarían y podría irme a casa.
-Una flor, ¿desea comprar una flor?-alcé mi mano hacia el carruaje y tomaron la rosa. Recibí mi moneda y corrí contenta a casa. Lo único que quería era un poco de té caliente y dormir, aunque eso no seria lo que obtendría.
Cap.1 SALVAJE
-Una flor, ¿desea comprar una flor?-alcé mi mano hacia el carruaje y tomaron la rosa. Recibí mi moneda y corrí contenta a casa. Lo único que quería era un poco de té caliente y dormir, aunque eso no seria lo que obtendría.
Me iba cuando escuché al hombre decir:
-Esme querida, esta flor no se compara con tu belleza, pero dejemos que piense que si.-Un suspiro por parte de la dama y una sonrisa cantarina fue lo ultimo que escuché.
Al llegar a la casa, si es que se le podía llamar así a una humilde choza, Steve me estaba esperando.
-Anda idiota ¿crees que te esperaré toda la vida?- y de un manotazo me arrebató el dinero. Sin contemplaciones me arrojó hacia la estufa para preparar su café. Apresurada me moví intentando ser muy cuidadosa, pocos minutos después, estaba listo su café, mientras él veía hacia afuera cómo caía la lluvia.
A los pocos minutos llegaron sus amigos, unos tipos despreciables y borrachos que solo acudían para beber hasta quedar tirados en el piso. Cuando eso pasaba me arrinconaba cerca de la estufa, porque a parte de estar calientita, podía estar cerca de la salida. Les tenía miedo.
-Vamos Bella, ve a la taberna por vino y no quiero que te tardes-me dio dos monedas y tomé la jarra, afuera diluviaba pero eso a él no le importó.
Me tapé con un mísero chal desvaído que había sido de mi madre y ahora lo usaba yo, sólo eso , ropa vieja, harapos, pues mi padrastro jamás me compraba ropa, tenia suerte cuando alguien se apiadaba y me regalaba algo usado. Caminé por las calles desiertas y empedradas. Caminé a prisa pero disfrutando mi soledad, era mejor mojarme en la lluvia que estar presente en las borracheras de esos tipos.
Odiaba estar ahí, pero no tenía donde más acudir.
Al llegar a la taberna, Mary Beth, la que despachaba, se acercó a mí y me quitó la jarra para llenarla.
-Otra vez van a beber-no era una pregunta, esa mujer era muy buena, y creo que de haber podido me hubiera adoptado, pero con 8 hijos, era una situación difícil, sin contar con el marido que era un verdadero gañan y le golpeaba cuando no le daba dinero.
-Ten, por favor cuídate Bella.- era una mujer muy cariñosa, y yo maldecía mi destino, anhelaba que ella fuera mi madre, pero la verdad era que no lo era. Eso me hacia sufrir.
Al llegar, le di de inmediato la jarra, pero recibí una bofetada que me tiró. Me acurruqué en el suelo, pegada a la pared, cerca de la estufa y de la salida.
-Es una inútil, ya estoy cansado de mantenerla-murmuró Steve, mientras William, un gordo lascivo miró al rincón.
-¿Y porque no sacas provecho?-eso me dejó fría de la impresión.
Espero les guste el fic, se mega agradecen los reviews, todos y cada uno de ellos, haganme saber si les gusta. Ambientado tambien en el siglo XIX. A ver que les parece.
Besos y no les cuesta ni un minuto darme un review y yo se los agradeceré eternamente.
Bella Cullen H.