La canción
Una noche fría en la ciudad, la oscuridad se divisa por todas partes haciendo resaltar al hombre de cabellos blancos y una gabardina roja larga, el cielo amenaza con llover y el silencio total en cada una de las calles.
-Maldito clima…- el hombre se quejo quebrando el silencio de la noche –porque no hay ninguna puta pizzería abierta-
-No esperabas que alguien tuviera su negocio abierto a estas horas, estúpido Dante- otra figura se formaba al lado del hombre, mismo cabello blanco pero gabardina azul –son las tres de la mañana-
-Ese no es pretexto, un buen negocio abre a cualquier hora, idiota Vergil- El hombre de gabardina contesto mientras se rascaba la cabeza.
-Regresemos a la agencia antes de que termine golpeándote- Vergil comento dejando atrás a Dante que caminaba aun más lento para no ir al lado del hombre, cayendo de nuevo en silencio total
-¿Por qué no hay nadie en la calle?- pregunto el hombre de gabardina roja, rompiendo de nuevo el silencio –No hay ningún borracho-
-Extrañas a los borrachos- con sarcasmo pero sin perder el tono de seriedad dijo el que iba adelante –No te preocupes mañana regresaran-
-Estúpido Vergil… quieres pelear- Dante tomo el mango de su espada, que se encontraba en su espalda
-Vamos… adelante idiota- el hombre de gabardina azul volteo hacia el otro, tomando su katana dispuesto a desenfundar, se miraron el uno al otro esperando una reacción, con sus ojos plateados penetrantes se observaron varios minutos sin acción, con el silencio resaltando el sonido del aire fuerte.
Soshite bouya wa nemuri ni tsuita
ikizuku hai no naka no honoo, hitotsu, futatsu to ukabu fukurami
itoshii yokogao
daichi ni taruru ikusen no yume, yume.
-Ey, Dante escuchas eso- Vergil pregunto volviendo a su postura recia
-No me digas que te dio miedo… es una estúpida canción de cuna- Dante contesto sin romper la posición de lucha mirando a su adversario, que lo estaba ignorando
Gin no hitomi no yuragu yoru ni
umare ochita kagayaku omae, ikuoku no toshitsuki ga
ikutsu inori wo tsuchi e kaesshitemo
-Se oye cercas la canción…- el de gabardina azul comento mientras buscaba de donde provenía tal música.
-Debe ser un antro para niños…- en tono sarcástico y entre risas comento el de gabardina roja quitando su posición de lucha –o un teléfono celular con tono… tú tienes celular Vergil-
Watashi wa inori tsuzukeru
douka konoko ni ai wo
tsunaida te ni kisu wo
Soshite bouya wa nemuri ni tsuita
ikizuku hai no naka no honoo, hitotsu, futatsu to ukabu fukurami
itoshii yokogao
daichi ni taruru ikusen no yume, yume
-Ahí está esa canción, y no tengo celular idiota… solo a ti se te ocurre tanta estupidez- Vergil contesto comenzando a caminar.
-Ey a dónde vas…- pregunto el de gabardina roja sin recibir respuesta –tenemos que encontrar una pizzería…- siguió insistiendo –te estoy hablando estúpido Vergil- se dio por vencido y siguió a su hermano
Gin no hitomi no yuragu yoru ni
umare ochita kagayaku omae, ikuoku no toshitsuki ga
ikutsu inori wo tsuchi e kaesshitemo
-Se oye más cerca- rompió su silencio el de gabardina azul
-Crees que tengan pizza… mira que muero de hambre- Dante dijo sin importarle lo mas mínimo donde se encontraban ni mucho menos a donde se dirigían.
Watashi wa inori tsuzukeru
douka konoko ni ai wo
tsunaida te ni kisu wo
-De aquí proviene la música…- Vergil se detuvo buscando con detenimiento el lugar donde provenía la música
-Crees que venga de ese lugar… mira que se escucha de ahí- señalando una luz de un callejón
Watashi wa inori tsuzukeru
douka konoko ni ai wo
tsunaida te ni kisu wo
-Si es de aquí…- el de gabardina azul se detuvo ante lo que parecía unos cristales flotando con un numero grabado en la punta
-Wow, deben de ser ricos como para tener una entrada tan espectacular- Dante dijo admirado mientras observaba con detenimiento lo que parecía ser una puerta –Ey Vergil no hay nada atrás- dijo sorprendido al ver que no había nada detrás de los cristales
-Se está empezando a ir- Vergil señalo a los cristales que empezaban a hundirse lentamente en el piso
-Crees que debamos entrar- dijo Dante que se detuvo a ver tal espectáculo, al lado del hermano
-Tienes miedo- burlonamente pero sin perder seriedad el de gabardina azul le pregunto al otro
-No- grito mientras atravesaba los cristales, Vergil dio una sonrisa –sabía que si decía eso sería el primero en lanzarse- y se fue detrás del otro hombre