Notas de la autora: ¡Bienvenidos! Hola queridos lectores, bueno... para los que ya leyeron "Pasante" y para los que no lo han leído, lo voy a estar modificando. Para que tengan una lectura más... digna.

Warning!: Lenguaje inapropiado, OoC, Suspenso (Sólo un poco... xD), Lime, Lemmon, Pedofilia.

Kaoru (16) Butch (22)

Momoko (17) Brick (24)

Miyako (16) Boomer (20)

Fanfic Dedicado a: Marinav92


Disclaimer: Los personajes de Demashita! Powerpuff Girls Z NO me pertenecen.

Demashita! Powerpuff Girls Z © Yoko Kamio


Pasante

By_PerFecTHeLL

Sin Cordura_(*)

Era un día de clases como cualquier otro: maestros aburridos, materias aburridas, clases aburridas… en fin, no pasaba nada interesante. La chica Matsubara se encontraba demasiado frustrada por que el maldito reloj no avanzaba y aún le faltaban tres clases más.

El receso ya había pasado, así que eso significaba "no más descansos". Lo único primordial con lo que contaba la chica, es que… de esas tres clases estaba incluida la de gimnasia. Es la única de la cual no se quejaba, ni tenía ganas de matar al maestro.

— ¡Buenas tardes, jóvenes! — saludó el entrenador, llegando en ese momento con una carpeta. Seguramente, las listas de los grupos que le tocaba.

— ¡Buenas tardes, profesor!

—Hoy comenzaremos con atletismo… así que los que estén dispuestos a desmayarse durante la rutina mejor sálganse de una vez de aquí—advirtió el entrenador, viendo a los chicos sentados en el suelo. Un chico de piel morena y ojos cafés alzó la mano, pidiendo la palabra.

— ¡Oiga profesor!

—Habla…

— ¿Y con cual comenzaremos? Es decir saltos, carreras, lanzamientos… o con ¿Cuál?

—Me alegro que lo preguntes… pero antes de responderte tu pregunta déjenme presentarles al joven Akamiya Butch— dijo el profesor, un joven de tez pálida, ojos verdes y alto apareció detrás de él. Arrancó un gran suspiró de todas las alumnas–excepto una–. Recibió una mirada de rencor departe de los chicos y… algo de envidia se les podía notar en el rostro.

Kaoru lo empezó a examinar con la mirada, éste llevaba: un pantalón deportivo negro con unas franjas color verde a los lados, una sudadera de color verde fuerte, llevaba tenis negros y al parecer tenía una playera de tirantes color negro. Su rostro no mostraba expresión alguna, sus ojos eran penetrantes y si se fijaban un poco mejor tenía varias perforaciones en su oreja izquierda. Notó a sus compañeras con cara de idiotas enamoradas. Kaoru hizo una expresión de molestia, por alguna razón no le agradaba ese tipo. Es decir, ahora no le daría clases el profesor y ella quería que la entrenara un profesional, no alguien tan patético como se veía ese chico.

—Él los entrenará para el maratón que se llevará a cabo el siguiente mes, y… él también se encargará de entrenarlos en clases de kickboxing…—informó el entrenador, sacando de sus pensamiento a Kaoru, sin mencionar que los gritos de emoción de sus compañeras ayudan a su despertar brutal.

— ¡Qué! ¡Profesor, yo no pienso entrenar con ese tipo! —se levantó de donde estaba, recibiendo una mirada sorprendida del profesor. Sintió la mirada del joven sobre ella, como si quisiera examinarla con la mirada.

—Señorita Matsubara, él…

—Claro que no, el atletismo es una cosa, pero el kickboxing es otra… he estado ganando desde que me entrena usted y la verdad no pienso perder en este año— terminó de decir Kaoru, apretó su mandíbula fuertemente–como si fuera una fiera–y se cruzó de brazos.

—Lo sé, señorita Matsubara. Pero entienda esto, él es un profesional, le aseguro que ganará. Y además aquí yo soy el maestro y entrenará con quien yo diga o simplemente se puede salir del equipo de kickboxing.

— ¡Argh! Da igual, me va a seguir dando atletismo— bufó la chica—Como sea, supongo que hoy no haremos nada así que me largo.

Kaoru se paró y se fue de ahí. Las miradas sorprendidas de sus compañeros la siguieron, por el contrario las miradas de las chicas eran más gélidas, sin embargo… ella le tomó poca importancia; continuó caminando tranquilamente hacia la entrada.

¡No podía creer que tanta desgracia le pasará en un solo día! Sabía que el profesor desaprobaba su comportamiento, pero… al menos debía ser razonable de que ella, no iba a dejar a cualquiera que le diera órdenes.

Caminó en silencio por los pasillos, aunque el lugar era silencioso, su mente era un mar de insultos. Llegó a su casillero y lo abrió, viendo entre sus libros uno que decía "Demencia total". Lo tomó, abrazándolo contra su pecho para llevárselo al salón. Sabía que en ese momento no había nadie en el salón, todos estaban en la estúpida clase de gimnasia escuchando como iban a trabajar con el pasante o aprendiz o lo que fuera. Ella se sentó en su lugar el cual se ubicaba cerca de la ventana, podía ver lo que estaban haciendo.

Miró desinteresada y, todavía estaban hablando con el nuevo asistente. Ella dio un suspiro y negó con la cabeza, definitivamente esas clases no le gustarían para nada.

Abrió su libro y empezó a leer:

"La locura, me estaba consumiendo… quería gritar en ese momento, pero era inútil. Veía rostros desconocidos a mí alrededor, quería apuñalarlos a todos. Quería que desaparecieran y me dejaran tranquila, pero por alguna extraña razón esos espectros seguían a mi alrededor…"

La chica suspiró y volteó su vista hacia las afueras de la ventana. Vio a sus "amigas" alborotarse como perras en celo tras el pupilo del maestro, que estúpidas eran, se le veían veintidós años, no más no menos–eso significaba sólo una cosa, el pasante nunca se podría fijar en unas mocosas como ellas–. Se quedó mirando por la ventana y por extraño que parezca él, la volteó a ver, él la estaba mirando, un escalofrío corrió por su columna vertebral y volteó su mirada rápidamente. Su mirada vagó–de nuevo–hacia la ventana y el pasante ya no estaba.

—Tal vez… sólo fue mi imaginación— se dijo a sí misma la chica. Escuchó unos pasos acercarse al salón ¡Genial!, ahora sí tenía miedo… se escondió bajo su pupitre y abrazó su preciado libro–como si con eso pudiera protegerse–. Miró al suelo esperando que cualquier maniático le dijera «Ya te vi y ahora te matare» pero, no pasó nada…

— ¡Hola Kaoru! —le gritó efusivamente, su amiga Momoko.

— ¡Aaaahhhh! — gritó Kaoru, aterrada. Su cuerpo se movió hacia arriba por inercia y su cabeza se golpeó contra el respaldo del pupitre.

—Je, je, je… lo siento, ¿te asuste? —preguntó Momoko, riéndose de la acción de su amiga.

—No, sólo quise gritar y golpearme con mi pupitre—comentó Kaoru, sarcásticamente. Sobó su nuca tratando de sanar el dolor.

—Lo siento…— se disipó Momoko, algo extrañada del comportamiento de ella.

— ¡Oye Kaoru! —gritó Miyako, ahora siendo ella la causante de que se golpeara la cabeza.

— ¡Aayyy! ¡Qué demonios les pasa! ¡Me quieren dejar loca o qué! —gritó Kaoru, exasperada. Salió de su pupitre antes de que otro apareciera y la asustara de nuevo.

—Ja, ja, ja. ¡Vaya! Kaoru, tu conciencia no está muy tranquila… me enteré que te saliste de la clase de gimnasia—dijo Miyako con esa sonrisa tan típica en ella.

—Pues sí… ¿ustedes fueron a sus talleres?— preguntó Kaoru, después de todo, no entendía el por qué estaban ahí.

—Sí, pero… nos salimos, estaban dando indicaciones de cómo iban a trabajar los maestros nuevos… pero como nosotras copiamos rápidamente los apuntes pudimos salir antes—Kaoru respingó, esas dos chicas sí tenían suerte, les habían cambiado la clase de gimnasia por unos talleres. Miyako había optado por el taller de cocina, mientras que Momoko por el de ciencias. A todos les habían propuesto eso, pero ella decidió no cambiarse, amaba la gimnasia cómo para cambiarla… pero ahora no estaba tan segura.

— ¿Nuevos profesores? —preguntó al darse cuenta por fin de lo que había dicho Miyako.

—Sí, en mi clase llegó un pasante a Chef y él nos dará clases, tiene la cara de un niño— dijo Miyako y recordó la apariencia del joven: rubio y con pecas en sus mejillas, aunque su rostro parecía el de un niño su cuerpo era bastante proporcionado.

—Y en la mía también— dijo Momoko, recordando al atractivo joven–clasificación de Momoko–: cabello pelirrojo y largo, sus ojos eran rojos se veían como si hubiera sangre en ellos.

—Ya veo, en la mía también hubo… es por eso que me salí—confesó Kaoru con un toque de fastidio en su voz—Qué fastidio…— terminó por decir ella.

—Pero… ¿Qué hacías debajo de tu pupitre? —preguntó Miyako, recordando cómo habían encontrado a su amiga.

—Amm… chicas, sonara raro, pero cuando me asomé por la ventana vi perfectamente como ese tipo se me quedaba mirando.

— ¿Qué? —expresó Momoko, sorprendida.

—Sí, y sentí un poco de miedo… la verdad se ve como un maniático. A lo mejor y lo sacaron de la cárcel. —bromeó Kaoru, aunque en realidad ni una risa salió de sus amigas.

—Mmm… tal vez le gustaste— fue la absurda respuesta de Miyako.

— ¡Estás loca!—gritó Kaoru, molesta—es obvio que me guardo rencor por cómo me exprese de él. Ese idiota me detesta en este momento y yo le hago el favor detestándolo también.

— ¿Hablaste mal de él?

— ¡Nah!, sólo unas cuantas palabras del momento. — dijo Kaoru, por supuesto que no había hablado mal de él… sólo había expresado lo que pensaba. No le veía nada malo a eso.

—Como sea, Kaoru. A lo mejor, sólo fue tu imaginación—dijo Momoko, intentando de tranquilizarla.

—Sí, eso quiero pensar. — escuchó las puertas abrirse y observó a sus compañeros entrar corriendo súper emocionados.

Kaoru miró a todos conversar acerca de los nuevos pasantes, sobre todo del de gimnasia. ¡Eso era frustrante!

Afortunadamente, miró al profesor llegar y hacer que todos tomaran asiento en sus respectivos pupitres, aun así… los comentarios positivos del pasante, no cesaron. Kaoru bufó molesta, volteó desinteresada hacia las afueras de la ventana.

«Sólo fue mi imaginación ¿Cierto? » se preguntó de nuevo, empezando a morder el lápiz de manera nerviosa.


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