Pequeño historia, de pocos capítulos y cortos, resultado de un mal día.
Los personajes, como siempre, son de Kishimoto.
Espero que os guste.
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"Hay sonrisas que no son de felicidad, sino un modo de llorar con bondad"
Gabriela Mistral
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No quiero. No.
Las palabras se repiten como gritos en su cabeza, de forma insistente y perturbadora. A penas escucha la voz del hombre que tiene delante, sus pensamientos desgarradoramente altos se lo impiden.
_ Acepto_ sale de su boca titubeante mientras en su cabeza hacen eco las palabras contrarias.
_ Y tú Uchiha Itachi, ¿aceptas a Hyuuga Hinata como tu esposa?
_ Acepto.
La mujer lo observa de reojo. Luce tranquilo, seguro de sí mismo, seguro de lo que hace. Como si aquello fuese una boda real, con dos novios enamorados y no un matrimonio concertado por el bien de dos apellidos.
La besa en la mejilla cuando el sacerdote anuncia que puede hacerlo y salen caminando uno al lado del otro en silencio. Ella pasa su brazo por el de su marido, no como un gesto amoroso, sino porque el suelo baila y la humedad de sus ojos le impide ver claramente donde posa sus pies.
Está casada y de nuevo ella no ha elegido. Nunca ha tenido esa oportunidad. Su destino estaba escrito mucho antes de su nacimiento. La primogénita Hyuuga sería la esposa del primer hijo de los Uchiha. Esa había sido su sentencia, desde siempre.
Una vez en el exterior siente los brazos de su madre rodearla en un abrazo que es incapaz de corresponder.
_ Sonríe_ es el susurro imperativo de su madre antes de soltarla. Automáticamente, como si se tratase de un comando que dan a un robot, una sonrisa ilumina el rostro de Hinata justo cuando Uchiha Mikoto la abraza.
_ Estás hermosa, Hinata
_ Gracias.
Le gusta aquella mujer, la recuerda en su vida desde siempre. Igual que Itachi. La familia Uchiha ha formado parte de su vida desde pequeña. Siendo una niña le solían decir que Itachi sería su marido algún día y ella, bendecida por su inocencia infantil sonreía y lo tomaba como un juego. No recuerda en qué momento aquello dejó de parecerle divertido y se convirtió en un veredicto inapelable. Quizá fue cuando comprendió lo que aquello significaba.
_ Es una verdadera lástima que vuestra casa aún no esté terminada_ gira su cabeza hacia, su ahora suegro, Fugaku_ durante un par de semanas tendréis que quedaros en nuestra casa.
_ Es vuestra noche de bodas, ¿seguro que no queréis coger una habitación en un hotel?_ Hiashi los observa, pero sobretodo a ella. La mira fijamente. Y esa mirada le dice a ella más que cualquier conversación de mil palabras.
_ No será necesario_ habla Itachi_ la mansión Uchiha es lo suficientemente grande.
Hinata nota una mano apoyarse sobre su hombro y se gira. La imperturbable cara de Uchiha Sasuke la observa. Ella le dedica una sonrisa, la primera sincera que esboza aquel día.
Sasuke es un ser frío, arrogante y bastante antisocial. Pero es uno de sus mejores amigos, aún sin saber muy bien como han llegado a aquello. Él suele decirle que es la única mujer que no le parece molesta. Y ella siempre responde que es culpa de las mujeres molestas del mundo que un atractivo hombre como él sea gay. Y se ríen. Se ríen juntos como no ríen ante nadie.
La mano del Uchiha más pequeño sigue sobre su hombro y ella alza la suya y la apoya sobre ella.
_ El blanco no es tu color_ le dice. Ella sonríe y asiente.
_ Desluce mis ojos_ bromea Hinata y el contacto de la mano de Sasuke se hace más fuerte.
No le da la bienvenida a la familia ni la felicita, porque no eran más que deseos cargados de balas. Ella no es feliz. Su amigo lo sabe.
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Llegan a la mansión Uchiha antes que nadie. Hinata sabe que aquello es un intento de darles una intimidad que no desean tener. Entran en la habitación que pertenecía a Itachi y que será la de ambos mientras no les entregan su casa.
_ Hay toallas en el baño, por si deseas ducharte.
Hinata lo observa y asiente. Coge un ligero camisón que su madre le ha regalado para la ocasión y un batín que le llega hasta arriba de las rodillas y se va a la ducha. El agua caliente resbalando por su cuerpo compite con las frías lágrimas que ruedan por sus mejillas. Cierra el grifo, se seca y cepilla el pelo; finalmente retira algunos rastros de maquillaje que el agua no ha deshecho y sale a la habitación.
Itachi lee el periódico tumbado sobre la cama con su espalda apoyada en el cabecero de la misma. Levanta la vista por encima de los papeles al oírla salir. Se levanta y entra en el baño. Hinata se queda de espaldas a la puerta, observando la cama. Suspira y retirando la bata se mete entre las sábanas.
Itachi sale unos minutos después, con el pelo húmedo y algo desordenado, y un simple pantalón de pijama. Se mete en la cama, en su lado, guarda las distancias. Se acomoda dando la espalda a su esposa. Hinata lo mira de reojo y aprieta las sábanas con sus fríos dedos.
_ Buenas noches_ le oye decir y ella queda algo perturbada.
_ Yo…
_ Tú no quieres hacerlo y sinceramente, yo tampoco tengo especial interés. Así que olvídalo y duerme.
Hinata asiente con la cabeza, aunque sabe que él no la ve. Da la espalda y duerme. O al menos lo intenta. Porque sabe que mañana cuando se levante será Uchiha Hinata, nunca más Hyuuga. Y sabe que no ha sido su decisión, y por eso, sólo por eso cierra los ojos con fuerza y se promete que no va a volver a llorar. Lo hace mientras la última lágrima resbala traicionera por su mejilla.
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No sé muy bien a donde me llevará esta historia, ni siquiera tengo muy claro de donde salió. Simplemente surge.
¿Un review?