NI Naruto ni ninguno de sus personajes me pertenecen, sino a Masashi kishimoto.

Advertencia: Lemon

-Hinata….cásate conmigo.

La peliazulada se quedó estática observando a Gaara a los ojos. Los instantes en los que ellos se miraron a los ojos, se hicieron interminables, eternos.

Hinata no contestó de inmediato, las palabras se le habían atragantado, para saborear el dulce momento que nunca se hubiese imaginado. Los ojos aguamarina se clavaban con pasión en los suyos, comiéndola con la mirada, devorándola y torturándola.

-No es necesario que contestes de inmediato. No deseo presionarte. Tómate el tiempo que creas oportuno. Solamente me quedaré hoy aquí a descansar, mañana regresaré a Suna, y si lo deseas puedes enviarme una carta con una contestación. Esperaré hasta entonces.

Gaara dio media vuelta, para abrir la puerta corredera del salón, pero entonces sintió como unos brazos se estrechaban alrededor de la cintura, impidiéndole el paso y produciéndole una embriagadora calidez.

Ladeó la cabeza y miró a Hinata, que enterraba su cabeza entre sus brazos, y sonreía.

-Si…

-¿Nh?

-Si….quiero….casarme contigo.

El pelirrojo se volteó y levantó su barbilla con sumo cuidado, mirándola a los ojos. Esos ojos perla que lo habían hipnotizado desde el momento en que la vió.

Sin embargo, Hinata se soltó de su amarre y agachó su cabeza mirando hacia el suelo apesadumbrada.

-Pero….el problema son las leyes del clan. ¿Has hablado con mi padre?

-Aún no. Prefería que fueras tú la primera en saberlo, ya que la decisión es tuya.

-¡Pero mi padre no dejará que me case contigo!!

-Tendrá que aceptar

-¿Cómo piensas hacerlo?

-Hablaré con él, con el resto del clan y con quien sea necesario. Yo soy el kazekage, y teniendo en cuenta que Naruto es el hokage, estará de acuerdo en ayudarnos. Ahora ve a llamar a tu padre.

-pero…

El pelirrojo la hizo callar poniendo un dedo sobre sus labios.

-No me discutas, Hyuuga.

Hinata se inclinó y salió del salón rápidamente.

Al cabo de un rato, el señor Hiashi entró en el salón, seguido de Hinata.

-Mi hija me ha dicho que tenía usted que hablar conmigo. ¿Y bien? ¿Qué puede ser el asunto que requiera una audiencia del kazekage de la villa oculta de la arena con el líder del clan Hyuuga?

El pelirrojo miró fugazmente a la Hyuuga, que aún seguía tras su padre chocando sus dedos, nerviosa.

-Hinata, ¿te importa?

Hinata lo entendió enseguida. Durante tanto tiempo trabajando con él, eso significaba que quería quedarse a solas con su padre. Intentó replicar pero sólo le salió un –está bien-, para, seguidamente, salir del salón y cerrar la puerta, aunque no se fuera. Quería oír la conversación, y se pegó a la pared que estaba cerca de la puerta.

-No voy a andarme con rodeos, he venido para pedirle matrimonio a su hija Hinata.

Las sienes del señor Hiashi palpitaron de furia, y rápidamente montó en cólera.

-¿Cómo se atreve a venir aquí a pedirme la mano de mi hija, mi heredera?

-No he venido a pedírselo, sólo a informarle. He venido a pedírselo a ella, dado que es ella quien debe decidirlo.

-¡Insolente!!!

-No he venido a discutir con usted Hiashi sama.

-¡La barrera de sangre jamás se ha roto. Y deben respetarse las leyes del clan. El ojo blanco no debe salir de Konoha, y eso es la ley. La ley de nuestro clan.

La arena del pelirrojo se agitó con violencia dentro de la calabaza. Por un momento, el señor Hiashi sintió pánico, pues aún podía recordar las historias que decían que el kazekage poseía un demonio sellado en su interior, al igual que Naruto, aunque sabía que desde hacía tiempo ya no lo poseía, aunque sus ojos seguían enfurecidos y violentos.

Hinata al otro lado de la puerta apretó sus puños fuertemente. Nunca se había sentido de esa manera. Sólo por unas estúpidas leyes ¿ella no podía casarse a quien realmente amaba?

La puerta del salón se abrió de repente. Hinata miraba hacia su padre enfurecida.

-¡Hinata!!

-¡¡Durante toda mi vida me has repetido que soy una inútil, y que jamás he servido para nada, ni como heredera!!!¡Estoy harta de seguir las leyes del clan!!!¡Estoy harta de tener que cargar con el título de heredera, cuando ni siquiera me importa!!!¡Y estoy harta de ver como cada día que nace un niño de la rama secundaria se le impone el castigo del pájaro enjaulado!!¡Nadie se merece esa crueldad!!!¿Acaso le has preguntado a Neji, padre? ¿Acaso le has preguntado alguna vez como se siente?

Los ojos de Hinata se llenaron de lágrimas, de repente.

-No hace falta.

Una voz ronca provenía desde la puerta del salón. Neji permanecía apoyado junto al marco de brazos cruzados, y, junto a él, estaba Naruto Uzumaki, vestido con una capa anaranjada en cuyos bordes había llamas negras.

-¿Naruto?-Preguntó el pelirrojo.

El rubio Hokage seguía teniendo aquella sonrisa jovial y alegre.

-Temari me envió una carta desde Suna, y me contó , Neji ha venido a mi despacho a informarme de la visita de Gaara. Señor Hiashi.

El aludido giró su cabeza hacia el hokage.

-He tenido una reunión con los miembros más antíguos del clan y con el consejo. Me ha llevado su tiempo, pero, se ha decidido que ya no existirán más leyes en ninguno de los clanes. Eso incluye las leyes del clan Hyuuga, así que la división entre ramas y los matrimonios concertados quedan anulados.

-¿Cómo?-El señor Hiashi puso los ojos en blanco.-¡Usted no puede hacer eso!

-Soy el hokage. Puedo y lo he hecho.

Hiashi suspiró derrotado.

-Hiashi sama.

Neji, que hasta ahora había permanecido en silencio, comenzó a hablar de pronto con su voz grave.

-Siempre he crecido pensando que el destino no se puede cambiar. Pero mi padre, su hermano, dijo que se podía cambiar el destino que se elige en la vida. A usted también se lo enseñó, cuando decidió sacrificarse por el clan.

Al oir tales palabras de la boca de su sobrino, Hiashi reaccionó y cambió su postura. Observó al pelirrojo y a su hija y, acto seguido asintió.

-Está bien. Si el clan y el hokage lo han decidido tendrá que ser así. –Dirigió sus ojos hacia los de su hija.

-La decisión es tuya, Hinata.-Segundos después desapareció por la puerta del salón.

Hinata se abalanzó a los brazos de Naruto. El rubio hokage se sonrojó ligeramente mientras rascaba su cabeza.

-Gracias, Naruto

-He, no te preocupes Hinata chan. Ya dije hace tiempo que cuando fuese hokage

cambiaría las leyes del clan. Me ha costado, pero lo he conseguido.

El pelirrojo sonrió a su fiel amigo y puso una mano en su hombro.

Luego, Hinata se abalanzó y abrazó a su primo.

-Neji…

-Está bien, no digas nada Hinata.-Dijo mientras acariciaba su cabeza.

-Tú, tambien mereces ser libre de decidir tu destino. Siempre has sido como un hermano para mí.

Naruto carraspeó con fuerza, para llamar la atención de los presentes.

-Bueno, Neji, será mejor que nos vayamos. Me imagino que querrán estar a sólas.-Dijo mientras daba pequeños codazos a Neji en la cintura.

-Estoy de acuerdo.-Dijo Neji poco antes de salir de la habitación.

-Espero que celebréis aquí vuestro matrimonio.-Dijo el Uzumaki con una sonrisa zorruna, para salir seguido de Neji.

Hinata comenzó a chocar sus dedos con nerviosismo, Gaara se la estaba comiendo viva con la mirada. Poco a poco, fue acercándose hacia ella, y notó como los instintos de temblor volvían a la Hyuuga. Aún temblaba cuando él la miraba tan fijamente. Soltó una sonrisa de medio lado, con orgullo mientras se acercaba a una peligrosa distancia de Hinata. Ella levantó sus ojos con timidez, ocultados por su flequillo, cuando notó el aliento cálido de Gaara sobre ella.

-Esto…

No le dio tiempo a decir nada más. Gaara la había tomado por la barbilla y ya había invadido sus labios. Se apegó más hacia ella, estrechándose más mientras aferraba sus manos con fuerza por la cintura de la chica.

-Uhh

Un tímido gemido escapó sin querer de los labios de la peliazulada, y entonces El pelirrojo se soltó.

-¿Sucede algo?

A una distancia prudencial el pelirrojo hizo una mueca de satisfacción.

-Si. Es sólo que si sigues así, no voy a poder contenerme.

Un pelirrojo permanecía sentado en la mesa de su despacho. Habían llegado cartas de Konoha, la mayoría felicitaciones por su enlace matrimonial.

Con cuidado abrió una de ellas y comenzó a leer.

Cerró los ojos con suavidad y mordió sus labios cuando notó como algo se colaba bajo la mesa y sintió como su túnica era levantada, y una mano juguetona se colaba en la bragueta de su pantalón.

De un fuerte agarre, sujetó la muñeca de la Hyuuga antes de que siguiera por ese camino, y poco antes de que Temari y Kankuro entrasen en el despacho.

-Gaara, ¿Has visto a Hinata? Han venido a verla sus compañeros de equipo, pero no la encontramos.

Una gota de sudor recorrió la mejilla del pelirrojo rápidamente, cuando sintió como una mano se introducía dentro de su pantalón, provocando en él el mayor placer que jamás hubiese experimentado.

-No. Dijo a duras penas mientras se mordía el labio inferior.-Si la veo, os avisaré.

Temari y Kankuro se encogieron de hombros y salieron de su despacho.

-Hina, no seas traviesa. –Dijo el pelirrojo con una mueca en sus labios, mientras la levantaba bruscamente para sentarla encima de la mesa.

La Hyuuga sonrió con satisfacción y acercó sus labios comenzando a mordisquear el cuello de Gaara y el lóbulo de su oreja.

-Lo he aprendido de alguien.

-Hina, para, me estás torturando y tengo trabajo que hacer.

-¿A si?

Con una sonrisa traviesa, Hinata se bajó la mesa para posicionarse a horcajadas sobre él, en la silla. El pelirrojo soltó un suspiro y miró a Hinata a los ojos. Estaba notando algo palpitar con furia debajo de sus pantalones.

-Hina, si sigues así, te acordarás de mí.

Hinata no le hizo caso, y desprendió su túnica, y las correas de su chaleco, para comenzar a dar besos y lamidas por su pecho.

-Ya está bien.

De un impulso, Gaara la sujetó con fuerza, y se levantó de la silla. hizo unos sellos para aparecer dentro de su habitación nupcial, que estaba en la parte más alta de la torre, y a la que sólo tenían acceso ellos.

-El pelirrojo la seguía manteniendo a horcajadas, con sus piernas enredándose en su cintura, y sus manos sujetaban con fuerza sus glúteos.

Pronto la besó apasionadamente, dejando que sus lenguas penetrasen una dentro de la boca del otro. Con suavidad, posicionó a la Hyuuga en la cama y comenzó a besar su níveo cuello. La observó durante unos minutos, para despojarla después de sus vestiduras de un tirón violento, y comenzar a manipular sus pechos, deteniéndose en los deliciosos botones rosados relamiéndolos y succionándolos con furia y avidez.

Su mano experta se deslizó debajo de su ropa interior, presionando su húmeda entrada.

Con cuidado la deshizo de sus braguitas, para introducir sus dedos y moverlos describiendo círculos, mientras sonreía al ver como la Hyuuga se retorcía de placer mientras pronunciaba su nombre.

-Hnmm Gaara.

Acercó su boca a su ombligo, besándolo, hasta llegar a esa zona que tanto lo enloquecía.

Pasó su lengua rojiza mientras Hinata se aferraba con fuerza a las sábanas, el placer era indescriptible, y sujetó al pelirrojo por los cabellos, mientras sentía como su ser se inundaba de calidez, y fervor, y entonces notó como el clímax llegaba a ella, inundando la boca del pelirrojo que la relamía con ansia.

Los cabellos de Hinata perlaban de sudor, y las contracciones de su cuerpo hacían de ella una visión completamente erótica.

Gaara se levantó mientras relamía sus labios. Hinata todavía se sonrojaba con facilidad.

-Dulce.

Fue lo único que dijo, poco antes de sentir como era tumbado hacia atrás por unas manos femeninas.

No le dio tiempo a replicar, pues Hinata ya le había despojado de sus pantalones y comenzaba a describir círculos con su lengua por su esculturado pecho.

Cuando llegó a los bóxers del mismo color de su pelo, los deslizó con cuidado.

-Hina…Hnmm

Hinata había tomado el miembro altivo, que se erguía orgulloso. Con una gran agilidad comenzó a describir círculos en la punta rosada y movió su mano de arriba a abajo, primero con suavidad y luego más deprisa.

Acercó su boca hacia el miembro y comenzó a recorrerlo con su lengua.

Gaara cerró sus ojos y se apoyó sobre sus manos, para dar la accesibilidad que Hinata necesitaba.

Un gemido ahogado y ronco, escapó de los labios de Gaara al sentir la boca de la Hyuuga deslizándose sobre su miembro. Jamás había experimentado una sensación tan exquisita, un placer tan tortuoso. Mordió su labio inferior mientras cerraba sus ojos y echaba su cabeza hacia atrás.

Levantó su mano derecha y la colocó sobre el cuello de la Hyuuga, impulsándole así para darle más placer.

-Hinata…-gruñó advirtiendo que llegaba a su fin mientras hacía el amago de que Hinata se quitase, pero no dio síntomas de querer hacerlo.

Gaara notó como el clímax lo alcanzaba y llenaba la boca de su amante.

Hinata se levantó y paseó la lengua por sus labios.

El pelirrojo la miró entre una mezcla de sorpresa y confusión.

-Delicioso.

Gaara soltó un gruñido y la echó sobre la cama abriendo sus piernas. Se posicionó de rodillas y colocó las piernas de la Hyuuga sobre sus hombros.

-Hmmm Gaara por favor.

No se hizo esperar. De una brutal embestida entró en ella, moviéndose con fiereza y rapidez. El cálido interior de Hinata era un verdadero éxtasis para él.

Los gemidos se hicieron presentes en la habitación. Los pechos de Hinata se movían con el vaivén de una manera realmente sensual.

Gaara se posicionó más adelante, recostándose sobre ella, aún con sus piernas sobre sus hombros para embestirla con más profundidad.

Hinata gimió con fuerza, el placer de sentirlo en ella, era tortuoso, delicioso, que desearía que el momento no terminase nunca.

Hinata rodeó entonces sus piernas alrededor de la cintura del pelirrojo y se aferró con fuerza a su ancha espalda, clavando sus uñas en ella.

Gaara apretó sus ojos con fuerza, y comenzó a gruñir sintiendo el calor del clímax que los llevaba.

La llenó con su semen, mientras las contracciones de su palpitante miembro permanecían dentro de ella. Aún no quería salir. Estaba demasiado a gusto en su interior.

Se recostó sobre el pecho de Hinata, muy a su pesar, saliendo de su cálido interior, y se apoyó sobre él, mientras Hinata recorría su cicatriz con sus dedos.

Lo besó en la frente, mientras hundía sus manos en los suaves cabellos rojizos.

El pelirrojo se levantó y la miró a los ojos, fundiéndose con la mirada. No hizo falta un te quiero para saber que ambos se amaban con locura, y que la tortura era una manera de hacerlos sentir más vivos.

Hinata abrió sus ojos sorprendida cuando notó como despertaba el altivo miembro del pelirrojo, y se rozaba contra ella.

Gaara sonrió de forma sádica.

-Eres para mí una tortura.-Dijeron ambos a la vez, poco antes de fundir sus labios y sentir como Hinata era embestida de nuevo salvajemente.

No me ha gustado mucho como quedó el final, pero en fin, espero vuestros comentarios. Si queréis continuación, la pedís, o sino, lo dejo así, vosotros veréis.

AGRADECIMIENTOS:

Dika no sora

Sumebe

Gaahina eterniti

Chetza

AkasuLoveCristina

Pame

Rashi Izumi

Layill

Mishkis

Uzumaki Zoe

Yhara Hyuga

Dana

Gracias de veras a todos. Nos leemos!!Matta ne!!!

Love Sephiroth