Impossible is nothing

Roxas consigue lo que quiere, sí. Pero no cuenta con el precio que le va a costar. O quizás sí.

Bueno, heh... No, no tengo excusa, ok, lo sé. Tenía esto escrito desde julio del 2010, ahí guardado en alguna carpeta, y bueno, no voy a engañar a nadie, me olvidé de ello. Si sirve como disculpa, he estado desaparecida de todo esto durante muuucho tiempo.

Pero pft, de verdad que tengo intención de terminar algunas cosas que tengo empezadas (Addiction no, ok, eso no) y subir otras cosas nuevas yyyy volver por aquí más a menudo, y no sólo a leer.

Así que hale, por si todavía alguien está esperando la venganza de Axel... Aquí está, que con cuatro años de retraso el pobre chico ya iba teniendo ganas.


Capítulo 2. La venganza de Axel.

"Sol". "Sol." Mierda. Su cerebro intentaba decirle algo, pero no lo entendía. "¡Sol!" ¿Sol? ¿A qué venía eso? Abrió los ojos perezosamente. Y los volvió a cerrar. Mierda. El sol le daba de lleno.

Se removió un poco en la cama. Y, casualmente, una de sus manos encontró algo blandito. ¿Un peluche? No recordaba haberse acostado con nada parecido. Aunque, a decir verdad, no recordaba haberse acostado. Para nada. Y eso tenía algún que otro inconveniente. Y el primero era que no sabía donde estaba. ¡Ah, sí! En un lugar con ventana, cómo olvidarlo. Y sin persianas, al parecer.

Toqueteó un poco más. Estaba calentito. Y, bueno, no quería alarmarse, pero se parecía demasiado a un culo. Se recolocó para poder utilizar algo más el sentido del tacto, pero algo desde su propio trasero le llamó la atención. Y para mal. Porque le estaba doliendo de una manera que no le había dolido en la vida. ¡Bien! Otro problema más a añadir a la lista. Dolor de culo. Quizás debería hacerse una lista de verdad. En cuanto encontrase un boli. Bueno, sólo puede. Demasiado trabajo. Y demasiado dolor como para ni siquiera pensar en levantarse a buscar uno. Además, ni siquiera sabía dónde estaba. No quería ni pensar en la noche loca que debía de haber pasado.

No le hizo falta no querer pensar, su cerebro automáticamente se centró en su recién descubierto dolor y se dedicó a explorarlo para que fuese lo único que ocupase su mente. Axel podría cagarse en quien inventó las terminaciones nerviosas. Bueno. Podría haberlo hecho si no fuese porque le dolía el culo – parte que tenía más bien mucho que ver con realizar esa acción –.

Oh, jodida mierda – que también tenía mucho que ver con su parte adolorida –, no encontraba ninguna maldita posición en la que no le doliese. Y la buscó. Durante un buen rato, además. Pero nada. Lo único que consiguió fue casi tirar de la cama a su acompañante, peluche o lo que fuera que fuese. Y esperaba que fuese al menos humano. Peluchefilia, no, gracias.

Vuelta, vuelta, vuelta. Acabó enredado entre las sábanas de tanto dar vueltas. Y, realmente, no mereció la pena. Su particular dolor seguía ahí, justo donde al principio. Y lo único que había conseguido había sido destapar al que estaba en la cama con él. Que, oh-Dios-gracias, era humano al menos hasta donde dejaba ver su pantalón, más bajado de lo necesario.

Estiró el brazo que tenía debajo de su cuerpo y justo le llegó para alcanzar el cuerpo de su acompañante, exactamente el elástico del pantalón. Así que, como no tenía nada más que hacer, tiró de él hacia abajo. Oh, ¡sorpresa! ¡Un culo! Y uno que le sonaba bastante, para qué mentir.

Justo la persona con culo interesante que malgastaba el oxígeno de Axel se dio la vuelta, y Axel tuvo que sentirse molesto. Más que nada, por quitarle de su campo de visión un culo así. Pero no fue durante mucho tiempo, porque puso su cara, no en el lugar de su culo, pero casi. Oh, y a Axel también le sonaba su cara. Su cara, su pelo, y el resto de cuerpo visible, que era bastante. Y vaya si le sonaba.

Pensó durante un par de instantes. No era normal que a él le sonase alguien tanto. De hecho, ni siquiera se fijaba en la gente, para empezar. Así que, una de dos. O éste en cuestión era famoso, o realmente era – o había sido – importante para él. Se decantó por la segunda. No era que un famoso no fuese a acabar en su cama, no había más que mirarlo para darse cuenta de que caería, y de cabeza; más bien era que le sonaba como más familiar. Más a lo verlo todos los días. ¡Ah, claro! Que él tenía novio. Ahora lo recordaba, no con claridad, pero al menos el recuerdo estaba en su mente o donde fuese que tuviese que estar. Y posiblemente ese chico fuese el afortunado. Y sería bastante más afortunado si pudiese, al menos, recordar su nombre.

Cerró los ojos durante unos breves segundos. Sí, parecía ser que su memoria empezaba a hacer acto de presencia, precisamente trayéndole recuerdos del chico en cuestión. Que, por cierto, aparecía en demasiados. Algunos bastante placenteros, para qué mentir. Y otros… otros… otros… Oh… "Roxas, hijo de la gran…" Oh sí. Era Roxas. Su novio. O lo que sea. Y el jodido cabrón que había hecho lo peor que podría haber hecho. Ahora empezaba a entender su dolor en la parte de atrás. Y eso, vaya que sí, lo iba a pagar. Y su culo tenía un precio muy, pero que muy, alto.

Reptó hasta que consiguió salir de la cama sin tener que esforzarse demasiado, todo por que no le doliese el culo. Vale, no funcionó así que lo único que hizo fue un poco el imbécil, pero eso no lo sabía antes de empezar a reptar, así que tenía excusa. Consiguió ponerse de pie – y el dolor con él – y echó un vistazo a la habitación. Sí, definitivamente esa habitación le era conocida. Por lo menos la recordaba de alguna que otra noche – y algún que otro día –. Y era la de Roxas, obviamente. Pero eso no venía a tener ninguna importancia. Porque ahora, lo que necesitaba, era una jodida aspirina. Y vengarse de Roxas, claro. Por dejarlo en ese estado de dolor. Y por haberlo emborrachado, que de eso Axel estaba seguro. Si no, a ver por qué le dolía levemente la cabeza. Porque tampoco podía llamarlo dolor de cabeza, sólo molestia. Pero estaba allí. Y a Axel-no-tengo-resaca no le acababa de gustar su presencia. No, para nada.

Oh, esta vez Roxas sí que se la había buscado. Porque Axel-follo-mucho-y-bien – otro de esos motes que se había ganado tan bien ganado – le tenía bastante cariño a su culo. Un culo que era para admirar, no para otro tipo de actividades. Porque su culo era su culo. Aunque eso era obvio, era lo que tenía el cuerpo y sus extensiones. El culo de Axel era el culo de Axel, igual que el culo de otro era el culo de otro. Aunque, como siempre, ahí estaba la excepción que confirma la regla, ya sea una regla que existe, una regla no escrita o una regla recién inventada. Porque si el culo de Axel era de Axel, no se podía decir lo mismo del culo de Roxas. No. Porque el culo de Roxas no era de Roxas en el sentido estricto de la palabra. Era suyo en cuanto a que pertenecía a su cuerpo. Pero nada más. Porque el culo de Roxas era propiedad exclusiva y absoluta de Axel. Y sin posibilidad de objeción.

Pero lo que importaba ahora – sí, ahora, observando desde una buena perspectiva la espalda y continuaciones de ella de Roxas – era qué le iba a hacer a Roxas. Porque vengarse, se iba a vengar. Eso estaba bastante claro. No podía dejar que se saliese con la suya sin consecuencias. Además, llevaba diez minutos repitiendo que su culo era mucho culo y que Roxas merecía un castigo. Al menos debería cumplirlo. Porque borrar todos sus pensamientos anteriores iba a ser un poco más difícil.

El problema era la venganza. Sí, claro. Era muy fácil decir que se iba a vengar. Pero no tan fácil era decidir qué hacer. Porque, lo primero, ni siquiera estaba en condiciones de pensar normalmente. ¡Le dolía todo, le dolía ahora y quería una puta aspirina de una vez!

Así que, con trabajo, se deshizo de la ropa que tenía enrollada a sí mismo y se arrastró hasta alcanzar por fin el objeto de sus deseos, que no supo cómo encontró, en la cocina – dejando a su paso cinco armaritos abiertos y tres de ellos medio vacíos con su contenido esparcido por el suelo – y cogió la maldita aspirina y una coca cola. Con lo que estaba sufriendo, ¿se iba a resignar a tomarse la aspirina con agua? Ya, ni en sueños.

Se arrastró de nuevo, menos penosamente que la vez anterior, ya que estaba acostumbrándose de forma relativa al dolor – vamos, que como Roxas volviese a atreverse, ni acostumbrarse ni hostias – y logró alcanzar la habitación en menos de diez minutos, marcando un nuevo récord.

No tenía nada más que hacer que tomarse la cosa esa, que supuestamente iba a acabar con sus dolores y ya de paso con sus ganas de torturar a Roxas, y pensar en una venganza. Pero por más que pensaba, sólo encontraba dos opciones. O dejarlo con las ganas o desquitarse haciéndole lo mismo. Pero claro, no iba a ser lo mismo. Roxas estaba acostumbrado. Y a eso no había derecho. Dejó el bote de la coca cola vacío en el suelo esperando que la pastilla funcionase. En fin. Tendría que ser la segunda opción, ya que la primera no lo acababa de seducir. Vaya, qué pena, tendría que tirarse a Roxas. Y justamente estaba desnudo. Parecía que todo se confabulaba a su favor para poder realizar su venganza. Y él no podía ir en contra de todo. En realidad sí, pero estaba cansado y dolorido. Así que haría como que no y se dedicaría a la venganza.

Con uno de esos jerséis que estaban tirados por los alrededores de la cama sin ninguna razón aparente hizo un pseudo nudo uniendo los brazos de Roxas por detrás de su espalda. Que estuviese boca abajo era definitivamente una gran ventaja, sí. Aunque que llevase todavía un pantalón no acababa de convencer a Axel. Pero eso tenía fácil solución, y Axel, dos brazos muy capaces a la hora de quitar ropa. Y todo solucionado. Pantalón colgando de la lámpara: hecho. Brazos atados a la espalda: hecho. Roxas boca abajo y todavía dormido: conseguido. Ganas de tirarse a Roxas: eso ni había que preguntarlo, por supuesto, ahí estaban. Y bueno, venganza: en proceso.

Así que ahí estaba Axel, mirando objetivamente – sí, claro – a Roxas, preguntándose cuál sería la mejor posición. El culo, mejor un poco en pompa. Y ya. Perfecto. Ahora podría torturarlo. Al fin.

Cerró los ojos.

Oh sí, podía verlo. Seguro que a Roxas no le molestaba para nada que fuese un poco brusco. Y un poco brusco en idioma de Axel es identificable con la palabra dico. Axel quería venganza, y ¿qué mejor manera? Ninguna. Sí, sí que lo estaba viendo.

Atado, bien atado. Dormido, sin darse cuenta de nada. Todavía. Y puede que cuando empezase a darse cuenta, fuese demasiado tarde como para que Axel parase. O pudiese parar. Porque el autocontrol de Axel estaba empezando a fallar. Demasiadas ganas. Y la culpa era de Roxas, obviamente. No iba a tenerla él, desde luego. Era Roxas el que tenía el culo delante de él, exponiendo su entrada para que hiciese lo que quisiera con ella. Puede que estuviese dormido, pero seguía estando en la misma postura y no hacía nada por evitarlo. Y Axel no era de piedra. Al menos no todo su cuerpo lo era. Porque su polla sí que podría decirse que era de piedra, de lo dura que estaba.

Tiró del pelo de Roxas, despertándolo de golpe y sobresaltándolo. Y Roxas gimió de dolor. Exactamente el sonido que Axel quería oír. Con su boca en su oído, sólo tuvo ganas de anticiparle a Roxas lo que iba a hacer. "Voy a follarte como nunca antes. Te va a doler. Y te va a gustar tanto que lo único que vas a poder hacer será pedirme que te dé más fuerte." Y sólo pronunciando estas palabras, Axel se calentó más. Y podía jurar que Roxas también. Podía oír su respiración pesada, acelerándose por momentos. Podía sentir la piel de su espalda erizarse cada vez que él respiraba en su oreja. Y podía notar cómo se restregaba contra la cama, en busca de algo de alivio. Y eso, eso ya no le gustó.

Tan rápido como pudo – y haciéndole daño a Roxas, probablemente – alejó su entrepierna de la cama, exponiendo aun más su entrada, no permitiéndole disfrutar del contacto. Eso no era lo que quería. Apretó la sujeción en las caderas, tan fuerte que dejaría moratones, tanto que Roxas gimió débilmente. Con una mano, se masturbó rápidamente, hasta que unas gotas de preseminal aparecieron en la punta. Con la misma mano, tiró de nuevo del pelo de Roxas, haciéndole levantar la cabeza y girarla, obligándolo a mirarlo por el rabillo del ojo. Sonrió de forma bastante atemorizante. Y de una sola estocada, lo penetró por completo. El grito ahogado de dolor de Roxas fue para él una señal de triunfo. Lo que estaba buscando.

Roxas tenía los ojos cerrados, en un rictus de dolor. "Vaya, qué pena" La mano de su pelo se desplazó hasta alcanzar su hombro. Apretó, arañó y posiblemente hizo sangre. Y Axel se movió, con rapidez, hacia fuera hasta salir, y hacia dentro, entrando de nuevo, con la misma fuerza que la primera vez. Esta vez no hubo grito de dolor. Sólo un simple jadeo. La mano siguió bajando, dejando las marcas de las uñas por todo su recorrido, por toda la espalda. Luego se trasladó hasta el estómago. Y bajó un poco más. Hasta encontrar el miembro erecto de Roxas. Con otra estocada más, Roxas gimió y Axel apretó su miembro con la mano. Sólo eso, dejando ahí su mano, sin moverla, apretando.

A Axel le empezó a resultar incómoda la posición. Y se movió hacia delante, su boca a la altura del hombro de Roxas, perfecto para morder. Que fue exactamente lo que hizo. Y mientras tanto, seguía embistiendo a Roxas, cada vez con más fuerza y llegando más adentro, con su mano todavía en su polla, sólo apretando, más haciendo daño que dando placer, la otra mano clavada en su cadera, hundiendo los dedos, y con la boca mordiendo su piel. Axel podía sentir los intentos de Roxas de desatarse a la altura de su estómago. Pero no lo iba a conseguir. Y aunque lo consiguiese, sólo había que escuchar a Roxas para saber que realmente estaba disfrutando. Al menos, tanto como él. Roxas rogaba, pedía de forma entrecortada que fuese más fuerte. Y, como si con sus palabras no fuesen suficiente, gemía y jadeaba sin control, se retorcía de placer y se empujaba como podía contra Axel, buscando que entrase todavía más en él. Como si Axel no lo estuviese haciendo.

Y, de pronto, su mano se sintió demasiado húmeda y los músculos de Roxas se tensaron. La polla de Axel quedó completamente enterrada en el culo de Roxas, sintiéndolo contraerse a su alrededor. Roxas se estaba corriendo. Y Axel, tras un par de estocadas más, lo hizo con él. "Joder."

Exactamente, joder.

Axel abrió los ojos y se dio cuenta de que fantasear no era nada bueno. Y menos fantasías que incluyesen ese tipo de escenas. Axel no necesitaba nada más para excitarse, ya lo estaba bastante de por sí.

De todas formas, no pretendía ser tan brusco. No tanto.

Era hora de continuar, demasiado tiempo perdido ensimismado.

No tenía ningún interés en prepararlo, realmente. Quería una venganza, no una dulce sesión de sexo. De hecho, esa opción ni se había pasado por su cabeza. Quería hacérselas pagar a Roxas. Y de paso, disfrutar él. Ya que estaba, no podía desperdiciar la ocasión.

Con una mano en su miembro, y la otra apoyada en la cama ayudándolo a mantener la posición, se preparó para la incursión, acariciándose a sí mismo. Aunque preparado ya estaba. Y por preparado se entiende más duro que el suelo. Y – probablemente – de forma literal.

Se acercó a él. Realmente, lo que se acercó a algo, fue su polla al culo de Roxas, pero el resto del cuerpo de Axel fue detrás. Y el culo de Roxas estaba pegado a su cuerpo. Por lo que, Axel se acercó a Roxas. Fuera como fuese, su miembro se acercó a su culo. Y sí, estaba ansioso, quería – ya más que cumplir con la jodida venganza – tirárselo. Seriamente lo estaba necesitando. Y la única duda era por qué cojones Axel no lo estaba haciendo ya. Así que punto. Se estiró por encima de Roxas sin aplastarlo – milagro – y con un par de dedos buscó su entrada. Ahí estaba. Con esa misma mano que había ido a investigar, acercó su miembro a su entrada y metió sólo la punta. Y en ese momento Roxas ya no podía estar de ninguna manera dormido. O estaba fingiendo, o estaba muerto. Y la necrofilia tampoco le gustaba. Así que, por su bien y el de todos, esperaba que estuviese fingiendo.

Y sí, sí que fingía. Porque mientras Axel empezaba a penetrarlo con más bien poca consideración, Roxas empezó a hacer movimientos y acciones poco propias en un dormido, y, desde luego, nada propias en un muerto. Se recolocó, dejando su entrada más accesible, intentó durante un par de segundos desatar sus manos – sin éxito – y movió la cabeza, dejándola hacia un lado. Seguía con los ojos cerrados, pero no había duda.

Y Axel estaba viendo que era su momento de gloria. Mientras Roxas se acostumbraba y no a su lenta intromisión, Axel se cansó de la lentitud. De un solo golpe, enterró en el trasero de Roxas el resto de su miembro, que no era poco. No supo si a Roxas le dolió – aunque supuso que sí – porque el único sonido que emitió fue un jadeo ahogado. Pero, ésa era la cosa. Y por eso Axel continuó. Cada vez más consciente del culo de Roxas alrededor de él, de la forma en la que sus paredes oprimían su miembro, de lo caliente que estaba y de los sonidos que Roxas dejaba escapar. Todo esto sin tocar a Roxas nada más que para sostener sus caderas y poder penetrarlo sin que se cayese. Nada más. Y Roxas, con sus manos atadas a la espalda, poco podía hacer para tocarse a sí mismo. Conclusión: Roxas restregándose contra la cama desesperadamente mientras Axel se reía interiormente de él. Interiormente porque exteriormente lo único que salía de su boca era aire en forma de jadeos, gemidos y suspiros. Suficientemente ocupado estaba como para encima reírse. No, no.

Axel entraba y salía del interior de Roxas, sujetándolo fuertemente por las caderas pero sin llegar a hacer daño, escuchando los sonidos que salía de la boca de Roxas y guiándose por ellos a la hora de aumentar el ritmo. Desde luego, Roxas estaba disfrutando, eso si sus gemidos decían la verdad. Y lo más seguro era que así fuese. Y Axel no podía negarlo: escuchar a Roxas de esa manera, en ese momento, era demasiado. Aumentó el ritmo de repente, lo que hizo que la frecuencia con la que Roxas dejaba escapar gemidos o jadeos aumentase. Un largo gemido indicó que Roxas estaba terminando, sin que Axel lo hubiese siquiera tocado. Su culo se tensó alrededor de Axel. Y esto fue el detonante del orgasmo de Axel, que le llegó fuertemente, corriéndose en el interior de Roxas. Y, ohjoder, eso había estado jodidamente bien.

No salió de su interior y se dejó caer encima de Roxas, prácticamente aplastándolo contra el colchón. No se quejó. Suponía que había adivinado que él no iba a dejar pasar tan fácilmente una ofensa tan directa contra una parte de su cuerpo. Y no, no lo había hecho. Qué bien lo conocía.

Consiguió desatar las manos de Roxas, que cayeron a ambos lados de su cuerpo con un suspiro exhausto por parte de Roxas. Bien, punto para Axel por haber conseguido dejar en ese estado a un Roxas descansado y recién despierto.

Lo abrazó. No, no buscaba mimos. Era sólo que tenía calor y no le gustaba ser el único que sufría, así que le daba calor también a Roxas. Y cuando frotó su cara contra la espalda de Roxas, sólo fue porque quería rascarse y tenía las manos ocupadas. Nada más.

Roxas no abrió la boca. Probablemente estaba dormido de nuevo. Y Axel empezaba a pensar que dormir hasta la hora de cenar era una buena idea. Después de todo, no se iba a levantar él a preparar la comida. De ninguna manera. Si se dormía, igual, al despertar ya estaba hecha. Incluso podría encontrársela delante de sus narices nada más abrir los ojos. No, no era que se fuese a comer a Roxas. Bueno sí, pero no. Él se entendía. Al diablo el resto.


Yyy eso es todo. ¿Ha merecido la pena todo el tiempo de espera...? :P Ok, no me reiré, que de veras me siento mal por haber dejado esto perdido. No sé si todavía me quedará algún lector fiel por ahí, pero... peeerdón ): No era mi intención abandonaaaaar

Pero llegó primero de carrera, luego segundo, luego tercero, luego cuarto... y quinto, y bueno, al final me han podido las ganas de escribir, yyyy... voy a dejar de hablar de mi vida, yep. Para más información sobre lo que tengo pendiente y no, en mi perfil está resumidito

Ah, y por cierto, no tengo beta para este cap, así que lo he revisado yo por encima, pero si ha quedado algún fallo, se aceptan críticas de todo tipo :) También se aceptan betas, por favor, mandadme el currículo a... ok, no, pero acepto betas, eh.

Yyy... espera, yo tenía que decir algo y se me ha olvidado...

Ah, sí. Un review me hace feliz, y me anima a seguir. ¿Quieres una escritora motivada? ¡Únete al programa "Un review, una historia"! :D

Letra pequeña: la autora no tiene tiempo para hacer una historia por cada review, pero la intención es lo que cuenta, ¿no?

Ok, ya. En fin, gracias por leer, espero queeee os haya gustado, y un besote muy grande. ¡Abrigaos bien y no cojáis frío!

MayaT