Saludos a todas mis lindas y fieles lectoras.

En primer lugar no me pregunten que esto porque ni yo misma lo sé... O bueno, tengo una vaga idea: Mi primer M descarado (Lo sé, lo sé. No mencionen mis otros fics que aparecen T y debería reclasificar). Es algo BIZARRO y extraño, incluso algo lejano de mi propio estilo, que nació de una noche luego de poco dormir, en vísperas de San Valentín que se olvida de mí y de quien me quise burlar escribiendo esto.

Muchas gracias a Irene Garza que beteó la primera parte del fic y me secundó con la idea inicial... Saludos especiales a Jos Black, quien leyó y beteó esto y me dio el empujón final para publicarlo. Chicas, que fic más loco les dedico.

Les dejo esta increíble locura y espero que no me tomateen mucho en los RR... aunque lo mereceré U_U

Disclaimer: JK se inventó los personajes, publicó los libros y se quedó con el dinero. Yo sólo los tomo prestados.


LA JUVENTUD DE AHORA

1. En la azotea

Estaba echado en el piso frío, completamente inmóvil y hecho un total desastre. Si no fuese por sus ojos azules completamente abiertos mirando el cielo, cualquiera podría haberlo confundido con un cadáver.

Pero a pesar de la extrema palidez que poseía y de las grandes ojeras que surcaban sus ojos, Ron Weasley estaba más vivo que nunca y su corazón seguía latiendo y bombeando sangre y alcohol por sus venas; sangre que, cabe aclarar, estaba hirviendo de impotencia, rabia e instinto asesino.

Sí. Sobre todo instinto asesino.

Se incorporó lentamente y dando tumbos, golpeándose una y otra vez en sus intentos fallidos de ponerse de pie, teniendo sólo cuidado de no romper la botella de whiskey de fuego que tenía empuñada en su mano derecha.

Cuando por fin pudo caminar, agitó su cabeza violentamente tratando de despejar su mente un poco, pero era imposible debido a que su cerebro estaba sumergido en alcohol, producto de la borrachera más grande que se había pegado desde que pudo comenzar a beber… Y eso era decir mucho.

Se movió lentamente mientras una suave brisa mecía su cabello rojo surcado por unas pocas canas, se acercó hasta donde se acababa el suelo y se levantaba un muro de un metro de alto, y miró hacia abajo el enorme vacío que se presentaba ante sus ojos: Por si no lo había mencionado antes, Ron se encontraba en la azotea de un edificio de más de 40 pisos, dispuesto a acabar con su vida con un solo salto.

-No hagas nada de lo que te puedas arrepentir después, Weasley…-y ahí estaba, la última voz de este mundo que quería escuchar llegaba a sus oídos y, además, dándole una orden.

Se giró sobre sus talones para encarar al recién llegado y, con una mueca despectiva pintada en la boca, escupió cortante:

-Lárgate de aquí. No hay espacio para ti en este lugar a menos que quieras hacerle el favor al mundo de librarle de tu asquerosa presencia.

Draco Malfoy frunció su ceño dejando entrever su disgusto, no era para nada de su agrado tener que lidiar con una comadreja borracha, llena de despecho y con el orgullo herido. Dio un paso acercándose hasta la figura pelirroja y dijo hastiado:

-Weasley, nadie quiere librarse de mi presencia. Cada quien está feliz viviendo su vida como debe ser. Deja de actuar como un tonto y bajemos de aquí.

Ron casi escupe un trago de la botella que se inclinaba contra la boca en ese preciso momento y estalló en una carcajada ruidosa:

-¿Acaso al señor Malfoy le preocupa lo que pase conmigo? ¡Seguiría viviendo mi pacífica vida si tú no hubieses irrumpido en ella!-la risa del hombre se convirtió en un triste lamento que terminó en un llanto que no dejaba de hacerle ver un tanto patético- ¡Maldito Malfoy! ¡Maldita Vida!

Draco puso los ojos en blanco y caminó hasta Ron que yacía arrodillado en el piso maldiciendo entre sollozos a todo el mundo, Potter incluido. No ahondó mucho en el asunto, porque pudo imaginar lo que sentía el pelirrojo, se permitió suspirar quedamente y trató de ayudarlo. Era lo mínimo que podía hacer por él.

Y cuando decía que era lo mínimo, en realidad lo era, porque no se sentía ni un poco mal aunque sabía que era el causante del estado deplorable en el que se encontraba el otrora héroe de guerra.

No pudo evitar sonreírse sólo un poco porque es que fastidiar a Weasel nunca dejaría de ser divertido.

Mientras tanto, para Ron todo era culpa de Harry, a esa conclusión llegó en el punto más alto de su borrachera: si él no se hubiese casado con Ginny, no habrían tenido a Albus, y ese chiquillo no se habría vuelto amigo de Scorpius y así su pequeña e inocente Rose no habría tenido manera de mezclarse con gente de esa calaña.

El pelirrojo rechazó la ayuda que le brindaba Malfoy y dio una pequeña carrera hasta quedar cerca de la pared que le separaba del vacío. Inclinó la botella dentro de su boca y pudo sentir algo de alivio mientras el licor bajaba quemándole la garganta. Era un calor reconfortante que le llenaba de valentía:

-¡Te exijo que me digas como empezó todo esto!-aulló con voz quebrada-. ¡Es mi derecho!

Draco puso los ojos en blanco y se alejó de él un poco, decidiendo que si quería matarse lo dejaría, pero debía cumplir su última voluntad, por lo que mascullando en voz baja, trató de responder la pregunta. Pero hasta ese momento no se había dado cuenta de lo difícil que sería hacerlo.

¿Cuándo había comenzado todo? No lo tenía muy claro, nada fue a propósito de eso estaba seguro, sólo fueron una cantidad de momentos y decisiones que se cruzaron unas con otras hasta dejarlo a él en esa azotea con un Ronald Weasley borracho y suicida.

-No estoy muy seguro…

-Esa es la peor respuesta que he escuchado en años… ¡Inventa algo mejor, me lo merezco antes de morir, hurón desgraciado y sin imaginación!

Imaginación… sí, ese era un buen comienzo.

Si su traviesa imaginación no se hubiese puesto a trabajar de más, tal vez no estaría metido en ese lío.

-Tal vez fue en verano…


Ese último verano su hijo le confesó que estaba perdidamente enamorado de una mujer a la que tal vez él nunca aceptaría, lo cual le pareció patético y por lo que devolvió sus ojos al Profeta rápidamente.

-Has hecho todo lo que te viene en gana desde que tienes memoria, ¿Qué te hace pensar que no podrás estar con la mujer que quieras? No hagas como si te interesara mi opinión…

Scorpius sonrió ampliamente al escuchar la respuesta de su padre y siguió desayunando.

-Nunca me decepcionas, papá. Sabía que me dirías algo así. Pero no te preocupes, sólo lo dije para añadirle un poco de dramatismo a la situación, te agradará estoy seguro. Es una gran chica.

Draco miró a su hijo de reojo y soltó como quien no quería la cosa:

-¿Es sangrepura…?-su hijo asintió quedamente conociendo lo incómodo que era aquello para ambos, Draco se permitió suspirar aliviado antes de seguir con su lectura-. Sabes que no me importa mucho eso… Es por tu abuelo, más que nada.

Scorpius sonrió nuevamente. No era un mal chico, sólo un poco diferente a todos los Malfoy que habían vivido desde…siempre. Pero eso lograba escandalizar demasiado al viejo Lucius, mientras que Narcissa insistía en que le había hecho falta una figura materna.

Draco llevó sus ojos hasta el retrato de su querida Astoria y se alzó de hombros esbozando una pequeña sonrisa. La mujer en el cuadro le devolvió la sonrisa y comenzó a interrogar a su hijo por aquella muchacha.

-Es muy linda, inteligente y una excelente jugadora de Quidditch…-Draco rió levemente mientras pasaba una hoja del periódico y tomaba un poco de su té.

-Bueno, al menos puede hacer algo que tú no…

-Muy gracioso, padre-respondió el chico con ironía ignorando el comentario evidente acerca de su inhabilidad para mantenerse en una escoba por más de cinco minutos sin sufrir heridas graves. Por cosas como esas, Draco creía en el karma-…La invité a venir este fin de semana, espero que no te moleste.

El hombre movió la cabeza, confundido y consciente de que se había perdido una parte de la charla, por lo que miró a Scorpius interrogante:

-¿Cómo dices?

-Que la he invitado a pasar el fin de semana en casa y espero que no haya inconveniente. Sus padres no saben nada por lo que la dejaron venir sin problema…Bueno, sin muchos problemas-le guiñó un ojo a su padre que puso los ojos en blanco.

-Y es así como me convertí en un alcahueta.

-Querido, deja terminar a Scorpius-dijo con voz dulce la mujer del retrato.

-Gracias, madre-replicó él sonriéndole en agradecimiento-. No viene sola, la acompañan otros dos amigos. Espero que no haya problema.

-Claro que no hay problema, pero la próxima vez, coméntame antes-terminó convencido de que su hijo era un caso perdido.

-Entendido, señor-dijo burlón levantándose de la mesa-. Ahora me voy a recibirlos, Lily se marea con facilidad cuando viaja por red Flú y ni que digo del pobre Albus que apenas alcanza a mantener sus gafas sobre la nariz.

Draco de repente se paralizó, tratando de entender las últimas palabras pronunciadas por Scorpius, incluso la imagen de Astoria se puso más atenta al escuchar lo que había dicho su hijo.

-Scorpius, ¿Cómo me dijiste que se llamaba la chica en cuestión?-preguntó temiéndose lo peor y Scorpius sonrió antes de responder porque la cara que pondría su padre era para que quedara fotografiada:

-No te lo dije, sólo te dije que no la aceptarías-Draco miró a su hijo fijamente con un semblante tan sereno que presagiaba muerte-. ¿Recuerdas a Albus Potter?-la pregunta correcta sería cómo olvidarlo: Nada fácil que el mejor amigo de tu único heredero sea el hijo de tu enemigo de infancia y adolescencia, además del héroe sufrido y más amado del mundo mágico-. Bueno, es Lily… Su hermana menor.

Y en ese momento, Draco Malfoy estuvo seguro que lo poco que le quedaba de pacífica a su vida de padre viudo, acababa de terminar, pero no tenía ni idea que tenía mucho que ver con la tercera invitada.

Siguió de lejos a su hijo mientras pensaba por donde comenzar la reprimenda que tenía en su cabeza. Ese muchachito del demonio… ¡Cómo se había atrevido a enredarse con la hija de Potter!

Abrió la boca para decir algo pero llamaradas verdes llenaron el salón y la chimenea escupió la figura de un alta y espigada pelirroja que giraba a gran velocidad y que su hijo recibió entre sus brazos. La chica tosió repetidas veces producto de la ceniza que la rodeaba y Scorpius se permitió sonreír burlón al identificarla.

-Weasley…Eres tú-dijo soltando el agarre de sus brazos del cuerpo de la chica que aun se tambaleaba mareada-. Padre, creo que puedes ayudarla.

Y sin más la lanzó suavemente a los brazos de su padre que no podía creer la enorme desfachatez de su hijo. Pero apenas tuvo tiempo de recibir a la muchacha mareada y llena de ceniza en sus manos cuando salieron disparadas de la chimenea otras dos figuras.

Albus Potter cayó arrodillado en la fina alfombra persa del abuelo Abraxas mientras los labios de su hermana aterrizaron suavemente sobre los de Scorpius, para la completa estupefacción de su padre.

-Ya se acostumbrará, señor Malfoy-comentó una voz que le resultaba molestamente familiar-. Son bastante proclives a demostraciones de cariño aun más extravagantes que esa.

Draco se apresuró a soltar a la chica que le sonrió un poco avergonzada y se alejó de él un par de pasos, para ayudar a su primo que buscaba sus gafas en el suelo.

-Padre, como creo que aun no las conoces, debo hacer las respectivas presentaciones-comenzó Scorpius con un aire de solemnidad que hizo sospechar a Draco de que su hijo planeaba pasar un muy buen fin de semana a su costa-. Ella es Lily Luna Potter, la hermana de Albus e hija de Ya-Sabes-Muy-Bien-Quienes, así que ni para que te lo repito. Va en quinto año y juega como cazadora de Gryffindor-la joven pelirroja, de vivaces ojos color avellana, le sonrió tendiéndole la mano y Draco le respondió el saludo, internamente espantado de lo parecida que era a Ginny Weasley en sus mejores tiempos-. Y esta otra es Rose Weasley, prima de Albus y Lily, hija de También-Sabes-Quienes y la primera de la clase. Una ratona de biblioteca, si me permites aclarar, es por eso que nunca logro alcanzarla.

La chica puso los ojos en blanco y saludo cortésmente a Draco con un gesto de su cabeza pero se abstuvo de ofrecerle la mano. Recomendación de su padre.

-Es un…gusto, señoritas-alcanzó a decir él apenas recuperándose de la sorpresa y siendo observado con reprobación por el rostro de su mujer desde uno de los retratos de la sala.

-Bueno, como a Albus ya lo conoces, no debo decirte nada más. Les voy a enseñar sus habitaciones y luego iremos a la piscina. Nos vemos en el almuerzo.

En ese momento estuvo por completo seguro. Nada sería pacifico y tranquilo ese fin de semana.


-¡¿En verano?!-gritó Ron completamente fuera de sí-. ¡¿Justo cuando mi hija estuvo de vacaciones en tu casa?! ¡Eres un maldito cabrón, Malfoy! ¡Juro que si no me mato hoy, te mataré!

El hombre puso los ojos en blanco ante tamaña amenaza y se acercó hasta Ron que ahora estaba sentado en el muro sosteniendo la botella de whiskey que no bajaba de nivel por más que tomaba.

Se sentó al lado de Ron que se alejo un tanto. Con un gesto le pidió la botella y después de dudárselo un momento, el pelirrojo se la tendió con desconfianza.

Draco se inclinó la botella largamente y se pasó un gran sorbo para continuar con la historia, mientras una suave brisa les refrescaba en esa azotea.

-No es mi culpa, Weasley… Es que los chicos de ahora…


Draco descubrió, para esa tarde, que lo mejor sería encerrarse en un lugar en el que nadie pudiese molestarlo, y ese era precisamente el lugar en el que se encontraba.

Por algún motivo, a su hijo le había parecido divertido armar una fiesta en la piscina con quince amigos más, que se convirtieron en treinta amigos más, y así sucesivamente hasta que su mansión estuvo llena de ruidosos adolescentes en cada rincón.

Los jardines y las salas estaban llenos de chicos desde los 13 hasta los 18 años que tomaban cerveza de mantequilla y charlaban en vestidos de baño sentados sobre sus caros muebles hindúes.

Finalmente había llegado hasta la biblioteca que estaba junto a su estudio y que no era precisamente el lugar en el que quería estar, pero el bullicio no le había dejado opción.

Acababa de sentarse en un mullido sofá, con un grueso ejemplar político entre las manos cuando el chirrido de la puerta, le hizo dirigir su mirada exasperado hasta donde se dirigía la entrada.

El murmullo de pasos suaves que se acercaban le alertó que esa pila de adolescentes revoltosos había alcanzado su refugio personal. Estuvo a punto de gritarle al que fuera que se largara inmediatamente cuando distinguió la figura de Rose Weasley acercarse a él.

Bueno, para ser exactos, distinguió la figura de Rose Weasley ataviada sólo con la parte superior de su bikini y una corta falda, acercarse a él.

Podía ser cierto que la chiquilla bien podría ser su hija pero, como hombre que era, semejante visión logró acelerarle el pulso.

La chica le sonrió amablemente y siguió caminando hasta él que se irguió en su silla y cerró el libro.

-Es una colección impresionante-dijo ella mirando la enorme cantidad de estantes que llenaban el lugar-. Si no le molesta ¿Podría pasar un rato aquí? Es una verdadera oportunidad poder estar un lugar así-se acercó hasta cualquier anaquel y tomó el primer libro para hojearlo-. Muy impresionante. Casi tanto como la biblioteca de Hogwarts y la del Ministerio… Pero, bueno. La primera es inaccesible en verano y la segunda es inaccesible…siempre.

Draco no dijo nada, en parte porque se había quedado sin nada que decir. Esa muchachita le recordaba más de lo que hubiese querido a cierta compañera de año suya que era realmente insoportable.

No pudo evitar recorrerla de arriba a abajo con la mirada mientras ella se empinaba para alcanzar otro ejemplar. No pudo evitar preguntarse si en su momento, su madre había tenido el cuerpo que ella le exhibía de esa manera tan desvergonzada.

Antes de darse cuenta, ladeó suavemente su cabeza para tener una mejor visión y… ¡Fue en ese momento que se dio cuenta de la estupidez que estaba haciendo! Se puso de pie de un brinco, llamando la atención de la chica que le miró extrañada, y habló dando un paso hacia atrás y buscando infructuosamente con la mirada una botella de whiskey de fuego que recordaba haber dejado por ahí en algún lugar.

-¿No…No deberías estar afuera con los otros chicos en la fiesta?-alcanzó a decir mientras la miraba de reojo. Ella alzó una ceja desconcertada y se alzó de hombros para seguir hojeando el libro que tenía entre sus manos:

-Puede ser. Pero nunca he encajado del todo bien en las fiestas que organiza su hijo…-Draco escuchó algo de resentimiento en su voz pero no se preocupó mucho por ello cuando finalmente pudo servirse su trago-. Parece que Scorpius disfruta divertirse a costa de otros y aparentemente yo estoy en su lista de carnadas predilectas…-en ese momento de la conversación, Draco no pudo evitar comenzar a acercarse hasta la chica que seguía abstraída en el libro-. No lo entiendo pero… ¡Por alguna razón le pareció entretenido emborracharme luego del partido de Quidditch y…!-Rose se calló de repente y miró asustada al hombre que la miraba intimidándola desde detrás de un vaso lleno de líquido ámbar. Scorpius se parecía tanto a él.

-¿Y…?-Draco quiso continuar escuchando la historia pero ella no parecía dispuesta a seguir. Estaba sonrojada de los pies a la cabeza por lo que pudo deducir que su hijo le había hecho alguna marranada de esas que sólo un Malfoy sabía hacer bien. Suspiró quedamente y se acercó hasta quedar lo suficientemente cerca a ella para detallarla con cuidado. Luego de analizarla unos segundos y de notar que al parecer lo único que quería hacer Rose Weasley era esfumarse por la vergüenza, le preguntó- ¿Cuántos años tienes?

Ella, que no se esperaba la pregunta, no supo que responder en ese momento. Abrió la boca un par de veces pero la cerró antes de poder decir nada. Él esperó con paciencia pero antes de que se diera cuenta, la pelirroja se giró para caminar fuera del lugar.

Fue por ello que antes de proponérselo, Draco estiró su brazo libre y apresó la muñeca de la chica que se volteó a verle espantada. Él, que en ningún momento quiso ser malinterpretado y que no entendía como pudo haberlo sido, le habló con voz firme y señaló con su cabeza la botella que reposaba en la mesa cercana al sillón:

-Comienzas séptimo año, ¿No? Es decir que ya tienes diecisiete-revolvió su trago con parsimonia mientras le soltaba el brazo y terminó-. Sólo quería saber si tenías edad suficiente para aceptar un trago de whiskey, pero puedes irte ahora con tus amiguitos a seguir tomando cerveza de mantequilla.

Ella, que aun no sabía cómo reaccionar, se acerco hasta él y asintió con la cabeza. Draco sonrió de medio lado y le sirvió un trago. Porque es que sólo con verla lo pudo notar: esa chiquilla necesitaba un vaso de whiskey luego de hablar de acerca de Scorpius. Le tendió el licor a Rose que lo aceptó sin dudar y se lo pasó de un trago como tuviese mucha experiencia con eso.

Ella le pasó el vaso vacío y le pidió otro poco más mientras la lengua comenzaba a aflojársele un poco más.

-Su hijo es un tonto, ¿Lo sabía?-Draco asintió lastimeramente al escuchar confirmar por otros labios esa verdad. Ahora la pregunta era qué le había hecho a esta chica que hablaba así de él. Le pasó otro vaso consciente que sería la mejor ruta para que le contara todas las marranadas que su hijo hacía en la escuela y de las que no se alcanzaba a enterar-. No sé qué es lo que le ve Lily, es un arrogante, presumido, envidioso, cabeza hueca…

De repente ella pareció reaccionar y se calló mirando asustada a Draco que había recibido cada insulto a su hijo con una entereza envidiable. La miró sin ninguna expresión en el rostro y se alzó de hombros mientras tomaba otro trago y le servía otro vaso a la chica que ya se había acomodado en el sofá.

-Si tanto lo odias, ¿Por qué te juntas con él?-preguntó interesado detallando los pequeños pliegues que se habían formado en el abdomen de la hija de Weasley ahora que estaba sentada frente a él.

-No lo odio-dijo ella solamente y apartó la vista. Inclinó el vaso nuevamente y terminó todo su contenido mientras escuchaban desde fuera a algunos chicos corriendo y coreando el nombre de Scorpius-. ¿Lo oye? Es un completo imbécil. Debe estar cogiéndose a mi prima en la piscina frente a todos…-Draco se tensó al escuchar eso y tuvo intenciones de salir inmediatamente a verificar que no fuera cierto cuando ella le detuvo-. Era un decir, señor Malfoy. Aunque viniendo de su hijo, se puede esperar cualquier cosa: es un jodido cabrón.

Al parecer las cosas ya se habían salido de control, Draco se dio cuenta de ello cuando Rose tomó por sí misma la botella y la empinó contra su boca, borracha como una cuba en menos de quince minutos.

-Señorita Weasley, creo que debería ir a su habitación y…

-¿Ya no le gusta que le diga todo lo que pienso de su hijo?-replicó ella un tanto agresiva-. Una lástima porque no pienso parar ahora…-Rose comenzó sólo a hacer pausas para tomar más y más whiskey que fue desapareciendo rápidamente de la botella-. Luego de un partido de Slytherin, Scorpius pensó que sería buena idea celebrar. Yo creo que el whiskey era demasiado fuerte para mí a los quince años- y lo seguía siendo entonces, quiso anotar Draco pero prefirió callarse-. Qué buena idea irnos al Lago los dos solos… ¡Cuando necesito que mi cerebro funcione, la razón decide irse de vacaciones!-al hombre le pareció que la historia no iba a terminar nada bien pero nunca así de esa manera tan abrupta-. ¡Y esa noche era la chica que mejor movía la lengua en Hogwarts pero desde entonces me trata como mierda!

Eso había sido demasiada información.

Draco no supo que decir, no sabía si alejarse o acercarse, si irse o quedarse. Su cara era toda una oda a la confusión porque de lo último que quería enterarse era de las hazañas sexuales de su hijo con la hija de la comadreja.

-Eh…Weasley, creo que deberías subir a tu habitación y calmarte un poco…-alcanzó a decir mientras la tomaba por lo hombros para ayudarla a poner de pie, cosa en la que falló estrepitosamente y por lo que la chica quedó arrodillada frente suyo.

Él intentó retroceder rápidamente pero ella se lo impidió agarrándole por el cinturón. Draco no entendía que sucedía, había estado frente a la mejor alumna de Hogwarts instantes atrás y ahora tenía una adolescente borracha y de mirada lujuriosa desabrochándole los pantalones.

-¿No me cree, señor Malfoy?-dijo ella mientras su aliento se perdía cerca de la ropa interior de Draco que no daba para moverse ni un ápice. Él, medio confundido, medio atontado y medio excitado, se apoyó en la mesa que tenía detrás y murmuró algo como:

-Por…por supuesto que te creo. Mi…mi…mi hijo es un canalla…-ella le miró desde abajo finalmente metiendo sus manos pequeñas dentro de su ropa antes de que él pudiese hacer nada y haciéndole cosquillas mientras su boca buscaba un rumbo que ya sabía él cual era:

-No hablaba de eso… Veamos si después de esto puede confirmarle a su hijo que sí soy la chica que mejor mueve la lengua en Hogwarts, después de todo.

Sintió frío y calor, cosquillas y corrientazos, chispas y explosiones, recorrerlo entero cuando los labios de una chiquilla que bien podía ser su hija (y que de hecho había tenido cierta clase de enredo con Scorpius) le tocaron justo donde debían hacerlo.

Ni que hubiese querido la habría detenido y por eso se dedicó a perder la cabeza por un rato mientras se dejaba hacer… lo cual era bastante placentero. Tal vez no habría sido tan mala idea dejar que Scorpius armara esa fiesta.

La sintió jadear desde abajo y no pudo contenerse más, se dejó llevar por su ritmo y terminó finalmente recargándose en la mesa y soltando un gemido que la hizo sonreír aunque él no pudiera verla… ¡Merlín santo! ¡¿Qué había hecho?!

La miró sonriéndole y aun con sus manos en el cuerpo del delito. Se levantó a trompicones y, limpiándose un poco, le guiñó un ojo antes de salir y casi caerse en la puerta de la biblioteca.

Draco si acaso pudo con el asombro. No acababa de digerir lo que había pasado mientras comenzaba a cerrar el broche de su pantalón, cuando escuchó pasos atrás de él. Se giró entre avergonzado y enfadado sólo para encontrarse con la figura medio ebria de su hijo mirándole burlón apoyado sobre un estante de lleno de libros.

-Me encontré a Weasley afuera…dijo que tenías algo que decirme-Draco, por supuesto, no le iba a decir nada, pero al ver la ceja enarcada de su hijo que al parecer ya sabía muy bien que había pasado, le respondió lleno de arrogancia:

-Creo que no sabes cómo tratar a las mujeres, Scorpius.

-Creo que tal vez nunca me lo enseñaste, padre.

-No pienso que se necesite nada más que sentido común para lidiar con una situación como la que se presentó entre la señorita Weasley y tú.

-¿Sentido común? Eso no funciona con Weasley… Suerte con eso, papá-giró sobre sus talones y salió despidiéndose con un gesto de mano y caminando en zigzag-. Y como parece que vas a tener una relación más estrecha con ella, por favor dile que no sólo es quien mejor mueve la lengua… sino que no he podido encontrar a ninguna otra que la chupe como ella.

Definitivamente los chicos de ahora no eran como los de antes.


Bueno, y qué tal? Qué les pareció? Qué tal estos personajes tan lejanos a mis otras historias? X-l

Espero que al menos quieran ver como termina la historia que prometo no serán más de unos tres capítulos...

Para las chicas que siguen CAD, ya estoy trabajando en ese Epílogo.

Saludos a todas.

Londony