-¿Qué quieres, Pein? – el joven albino se encuentra de frente a su líder, al parecer le asigno una misión después de tanto tiempo.

-Encontré la manera de devolverte a la normalidad. El sello para liberarte de ese brazalete, está en un pergamino que se encuentra en Konoha, en la biblioteca del Hokage.

-Y mi misión consiste en ir a por el pergamino.

-Si, lo bueno esque será fácil para ti.

-¿De que demonios me esta hablando? – encara una ceja.

-Tú eres pequeño, además de tu apariencia de infante, no será difícil hacerte pasar por un niño que perdió a su aldea.

-Ahh. ¿Y quien me va a acompañar?

-Será misión en solitario, pero Kakuzu te escoltara hasta Konoha. Puedes irte.

-Hai – sale de la habitación y camina a la sala, sabe que debe prepararse para irse.

-Hidan, vamonos. Konoha queda a tres días de aquí, muévete.

-Como fastidias – ambos salieron de la cueva y emprendieron su marcha para llegar a la villa.

Después de tres días de viaje, ya casi llegaban a Konoha, solo tenían que cruzar una pequeña barranca, por la cual, por cierto, el albino cayo, haciéndose un par de raspones en la cara, rodillas y manos.

-Buh… me duele – se talla sus ojitos y tose un poco debido al polvo que provoco su caída.

-*suspiro* ¿Qué are contigo? – se desliza por la barranca y llega donde el otro.- Uhn, esa es facha de un niño que perdió su aldea…Perfecto.

-Jodido Kakuzu – el otro solo lo incorpora y el resto del camino se lo llevo en brazos, hasta estar lo suficientemente cerca de la entrada de la aldea.

-Bien, aquí te dejo. Recuerda que tienes solo dos días para conseguir ese pergamino – lo baja de sus brazos y comienza a caminar alejándose de poco en poco.

-Bueno, a caminar – no tubo que hacerlo mucho tiempo, en cuestión de media hora ya había llegado a la entrada, custodiada por shinobis.

-Oe, mira – señala al pequeño.

-¿Un niñito? – al llegar donde ellos, le toman en brazos y lo examinan.- ¿De donde eres pequeño?

-De una aldea cerca de Yugakure, fue asaltada por ladrones y mi mamá…- sus ojitos se humedecen.- Y Kakuzu decía que no se actuar.

-No te preocupes, aquí en Konoha no te pasara nada malo.

-Ay que llevarlo con la Hokage.

-Hai – comienzan a saltar de edificio en edificio, con el niño bien aferrado a su pecho.

Al llegar donde Tsunade, esta se sorprendió al ver al pequeño albino.

-¿Y este niño?

-Dijo que es de donde Yugakure, atacaron su aldea y asesinaron a su madre.

-Esa es una aldea pacifica, aunque tienen muchos recursos, no me sorprende mucho que hayan robado…Pero pobre pequeño, ¿Y tu padre?

-Murió hace mucho…ahora soy huérfano.

-Tranquilo bebé. Ustedes pueden irse, yo me encargo del pequeño.

-Hai, Tsunade Sama – desaparecen en una bola de humo.

-Bien, te tengo que revisar para ver que no estés herido – se agacha a la altura del niño y mira sus rodillas, manos y cara.

-Esto es reciente, ¿Te caíste?

-Aja, cuando venia llegando me caí por una barranca pequeña.

-Bueno – concentra chakra en su mano y la apoya contra su rodilla, esta se cura al instante, hace el mismo procedimiento con el resto de las zonas afectadas.

-Listo – mira detalladamente su rostro albino.

-¿Qué…tengo algo en la cara?

-Estas muy pálido.

-Daa, si por algo se nos llama ALBINOS. Yo soy así por naturaleza, soy albino.

-Si, pero en general tienen un sonrojo en sus mejillas y tu no tienes ninguno. ¿Hace cuanto que no comes?

-Mmm… tres días.

-Estas desnutrido… ya se. ¡Shizune! – entra una morena de pelo corto y vestido negro.

-Si, Tsunade Sama.

-Quiero que vayas a la farmacia por esto – le da una pequeña lista.- Y también algo de ramen.

-Hai.

-Veamos, puedes sentarte aquí en lo que llega Shizune – lo sienta en un sillón y le da una revista y un plumón para que raye.

-Uhh – comienza a rayar a las modelos.

Pasado un rato llega la joven aprendiz, con ella un pote de ramen Ichiraku y una bolsa con el signo de la farmacia.

-Gracias Shizune. Ten…esto.. ¿Cómo te llamas?

-Hidan – huele el delicioso aroma del ramen.- Dame, dame, dame, dame – estira sus brazos para recibir el alimento.

-Toma – le pasa los palillos y el pequeño comienza a comer apresuradamente.- Despacio o te ahogaras.

-Ahh, delicioso – sonríe de manera zorruna.

-Bien, ya comiste y tienes un lindo sonrojo en las mejillas, eso es buena señal, pero te faltan vitaminas, por eso – toma la bolsa de la farmacia y saca unas pastillas.

-Ten, son vitaminas para niños, come una al día y te sentirás más fuerte.

-Mientras no sean pastillas soldado… Hai – se lleva una a la boca, el sabor es horrible pero se lo traga.-Corrección, saben igual.

-Y por último – remueve la bolsa y saca una jeringa ya preparada.- Esto es para prevenir alguna infección.

-¡Ahh! ¡No me gustan las inyecciones! – retrocede lejos de ese artefacto del mal.

-Ohh vamos, ven no te pasara nada, solo es un piquetito – lo toma entre sus brazos y lo recuesta contra el sillón, le baja un poco los pantalones solo para mostrar parte de su trasero.

Le clava la punta de la aguja y comienza a encajarla más. El niño comienza a llorar.

-Quiero a mi mamá.

-Ya, no fue para tanto – con un algodón limpia la heridita y le sube los pantalones.

-Buh…

-No llores, mira, ten una paleta – le ofrece el dulce, el albino no duda en tomarla y llevársela a la boca.- Buen niño… Mira que horas son, las doce del medio día.

-¿Tan pronto? – se talla de nueva cuenta un ojito y un bostezo sale de su boquita.

-Mira, te voy a dejar en la biblioteca, ahí no hay ruidos, así que podrás dormir muy bien.

-Hai – entra Shizune y Tsunade le ordena que deje al nene en la biblioteca del Hokage sobre un sillón para que duerma.

-Juu, pero que fácil – de un salto se para y comienza a buscar el condenado pergamino.- ¿Dónde estará...? ¿Dónde…? – busca entre los cajones hasta que da con el mentado rollito de papel.

-Bien, retirada – antes de siquiera poder tocar la puerta, se escucharon pasos y rápidamente oculto el pergamino en un bolsillo de su pantalón y se hizo el dormido.

-Hi-chan – la amable voz de Shizune lo despierta.

-Mmm.. ¿Nani?

-Acompáñame, te voy a dejar en una guardería – lo toma de la mano y caminan por la aldea para dejarlo en la estancia.

-No quiero ir a ninguna guardería – hace un puchero.

-Tienes que, así que aguántate… Bien, ya llegamos, vengo en un rato por ti Hi-chan.

-*Le saca la lengua* Joder – entra y mira a su alrededor, muchos niños correteando y jugando entre si.- Pff, mentada mierda.

-Niños, atención, este es su nuevo compañero Hidan, sean buenos con él – el albino solo hace una seña con la mano a modo de saludo. Acto seguido se va donde la ventana y se sienta ahí para mirar el paisaje.

-Hola – se le acercan un pequeño grupo de niños.- ¿Quieres jugar?

-No – dirige su mirada violácea de nuevo a la ventana.

-Vamos, será divertido.

-Que no, joder – al decir la grosería los niños se sorprenden y corren donde su maestra.

-Hidan-kun, ¿Qué es eso de andar diciendo groserías?

-¿Y que mas da? Igual las terminaran diciendo – la maestra lo toma de la mano y lo sienta en un banquito en el rincón.

-Estarás en penitencia hasta que decidas portarte bien.

-Juu, puede esperar sentada.

-Corrección, hasta que lleguen por ti – se va dejando al albino, quien le arremeda y le saca la lengua.

Una hora murió y el jashinista en miniatura ya esta harto de estar sentado en el mentado banco mirando a la pared.

-Hidan-kun, ¿Quieres venir a bailar con nosotros?

-Ni de coña…no gracias.

-Vamos, así te quitare el castigo.

-Tsk…ya voy – se levanta y va con los demás formando un circulo, van de niño, niña. Uno queda al medio y comienza la canción.

Naranja dulce,
limón partido
dame un abrazo
que yo te pido
si fueran falsos mis juramentos
en otros tiempos se olvidaran.

Toca la marcha
mi pecho llora
adiós señora, yo ya me voy
a mi casita
de Sololoy
a comer tacos y nos le doy.

Comienzan a andar en círculos, y al llegar a la última parte, los niños hacen la mímica de adiós y hacen el círculo pero en dirección opuesta. Al final de la ronda cuando se repite el verso "Naranja dulce limón partido dame un abrazo que yo te pido" y al momento de decir la última palabra del verso, todos los niños se abrazan incluyendo el de en medio y por supuesto uno quedará sin pareja. El niño o niña que quede sin pareja se queda en medio de la rueda y sustituye a quien ya estaba en medio de la rueda al inicio del juego.

Así paso el resto de la tarde para el joven, que más que divertido fue tortura china para él.

-¿Cómo aguantan esto los niños? – ahora iba de la mano con Shizune de nuevo a la torre del Hokage. Mañana sería su gran escape de Konoha.

Al día siguiente su escape, el cual fue planeado con mucha cautela, un ataque de Akatsuki, solo Deidara y Sasori, para causar distracción y llevarse a Hidan.

-¿Cómo te fue enano?

-Eso fue tortura china, no vuelvo a ir – se tumba sobre el lomo del pájaro de arcilla del rubio.

-¿Qué te hicieron? – el pelirrojo también esta interesado en saber como lo paso el otro.

-No quieres saber.

-Si, si queremos, y por supuesto que la organización también.

-Luego les platico, por ahora – saca el pergamino.- A la normalidad.

Al llegar a la cueva de Akatsuki, el menor fue donde el Líder e inmediatamente fueron donde hacían la extracción de los bijuu ya que era el lugar con mas espacio en la cueva.

-Bien – el pelinaranjo termina de hacer un complicado círculo con muchos sellos e inmediatamente abre el pergamino.- Ahora, acuéstate en el centro – el ojilila obedece y el de los percings comienza a hacer rápidos sellos con las manos para terminar con la posición del caballo y golpear con el puño lleno de chakra el centro del pergamino.

Una luz clara rodea al menor, este no siente nada de nada. En un destello de luz que deja atontado al líder, el cuerpo del joven vuelve a ser grande, sus pectorales marcados, extremidades mas largas, etc.

-Joder – el poseedor del rinnegan le lanza unos pantalones junto con ropa interior, el otro se viste rápido.

-Yush – truena su cuello.

-Listo, espero entiendas que jamás debes subestimar a tus enemigos, Hidan.

-Hai, hai – salen y el albino camina donde los demás a la sala.

-Vaya, ya me había acostumbrado a poder molestarte.

-Sigue soñando Deidara-chan – se sienta al lado de Kakuzu.

-¿Y bien, Hidan. Nos dirás que te paso en Konoha? – el pelirrojo sigue con su curiosidad.

-Ya no me acuerdo, fíjate.

-Mentira, sabes que te acuerdas, ahora habla – el moreno también esta interesado.

-No quiero, joder.

-Hidan, te juro que ahora como eres inmortal te corto la cabeza.

-Sigh, joder contigo Kakuzu – le saca la lengua al inmortal mayor, ya se le hizo costumbre.

-Habla, Hidan.

-No soy perro, joder. Y no les diré nada – recalco la última palabra y se levanto del sillón.

-¿A dónde va el nene? – pregunto Kisame.

-Tch, a entrenar con mi guadaña, he perdido mucho tiempo…Y no me llames nene, atún mal parido – se va a su cuarto a por su guadaña.

-Si, ha vuelto a ser el mismo.

-Una lastima…Aunque, ¿Cuál era la diferencia de antes y ahora? –cuestiono el moreno de ojos rojos.

-Solo el tamaño…solo el tamaño – respondió con simpleza el ojiverde.

¿Ta…da? ToT el peor fic que pude haber escrito en mi vida!

Espero siquiera les aya gustado.

Bye.