8.50… afortunadamente solo faltaban 10 minutos para salir de la oficina, estaba ansioso y desesperado, me moría de ganas de irme corriendo a su casa y tenerla entre mis brazos como tantas veces lo había hecho.
Además estaba preocupado, ella no había venido hoy al trabajo, lo cual era lo más extraño del mundo, hasta yo, Edward cullen presidente de la compañía exportadora de madera más grande del país, había faltado en varias ocasiones a la oficina por una u otra razón, pero ella no.
No, Isabella Swan era la mujer más responsable que había conocido en mi vida, nunca llegaba ni un minuto tarde y se iba siempre después de todos los empleados, era algo que yo admiraba mucho en ella, además de esa belleza tan hipnotizante y esos ojos abrasadores y brillantes, ella era una mujer en todo el sentido de la palabra.
Isabella Swan… bueno bella, así me gustaba llamarle, había comenzado a trabajar en la compañía hacia apenas un año, pero era tiempo suficiente para demostrar lo eficiente y trabajadora que era, ella era mi secretaria, hacía de mis pesados días llenos de papeles, los más ligeros y relajados, siempre estaba dispuesta a cooperar y ayudar a los demás, era como una maniática, incapaz de estar sentada, siempre buscando algo que hacer, era mi mano derecha, era mi apoyo más grande, era mi secretaria y era… mi amante.
Desde que vi bella cruzar el marco de la puerta de mi oficina, supe que mis días de trabajo dejarían de ser aburridos, recuerdo perfectamente que llevaba un traje sastre negro que marcaba las curvas de su cuerpo de una manera peligrosa, además dejaba al descubierto unas pálidas y kilométricas piernas que me llenaban de deseo, su rostro era una maravilla, facciones perfectas y redondeabas, labios gruesos y rojos, ojos chocolate derretido y esa melena castaña cayendo en cascada… no era un hombre hormonal a mi 28 años podía presumir de eso, pero con ella perdí todo sentido, perdí hasta la cordura, solo sentía el deseo abrasarme completamente al verla.
Los primeros meses fueron muy difíciles para mí, no podía hacer nada más que mirarla de arriba abajo cada vez que la tenía enfrente, no podía alejar las fantasías que inundaban mi mente cuando se inclinaba a decirme algo, era un enfermo, un psicópata, intentaba controlarme lo mas que podía, yo tenía una relación y no estaba bien desear a otra mujer de esta manera, además yo no podía ofrecerle nada mas a bella y ella era una mujer maravillosa, merecedora de un hombre que la mirara solo a ella, intente convencerme muchas veces de eso, pero los celos me inundaban al imaginarla con alguien más.
Mi novia tanya y yo llevábamos mas de tres años de relación, desde el principio comencé a salir con ella por la estrecha amistad que compartían nuestros padres, ella era hermosa y sofisticada, ideal para un hombre como yo, formábamos una hermosa pareja y todo mundo lo sabía, eramos compatibles en algunas cosas, en la cama, los deportes y el gusto por las fiestas, manteníamos la relación en el ámbito más superficial que se podía, ninguno de los dos creíamos en el romance, ni en el amor, solo en las conveniencias y el deseo.
Todo iba bien hasta ese momento, había logrado mantener una conversación completa con bella sin querer lanzarme sobre ella, pero una noche mientras estábamos en la oficina recibió una llamada extraña, regularmente el único que le hablaba era su padre, ya que no tenia mas familia que el, pero esa llamada era diferente, ella se disculpo y se fue a su escritorio, tome mi teléfono y alce el altavoz dispuesto a escuchar a hurtadillas su conversación.
Hola – contesto ella con esa voz tan suave y dulce que poseía.
Hola, preciosa, como estas – contesto una voz masculina, preciosa?, quien se atrevía a llamarla así- pensé lleno de rabia.
Hola jake como estas – pregunto ella amablemente.
Bien, feliz porque te veré esta noche – estuve a punto de gruñir pero me detuve.
Si jake, yo también estoy ansiosa – dijo condescendiente, sentía mi cara roja de los celos.
Si, una sorpresa nos espera en mi departamento – le conto este.
Si estoy ansiosa – respondió y no pude seguir escuchando nada mas, azote el teléfono contra el escritorio.
Quien se creía ese estúpido para trata así a bella, sería su novio?, ella estaría con alguien, no, no podía ser, ella nunca recibía llamadas de nadie y las veces que indiscretamente se lo había preguntado había respondido que no, y ahora se citaba con ese tipo en su departamento, eso no podía ser posible, era hombre y sabía perfectamente las intenciones que el tenia, quería llevarla a su cama… No! Yo no lo permitiría, la simple idea de verla en brazos de otro me revolvía las tripas y me enfurecía al grado de querer golpear a alguien, yo tenía un plan para evitar esa cita y lo pondría en marcha desde este mismo momento.
Espere a que diera la hora de la salida y todos los empleados se fueran, observe como bella metía sus cosas en su bolso y se dirigía al ascensor, espere a que entrara y baje casi corriendo por las escaleras, ya le había indicado al portero que tuviera mi mercedes en la puerta, llegue hasta abajo y fingí caminar hacia mi auto, mientras bella salía distraída tropecé con ella.
Oh – alzo la vista – señor cullen disculpe – dijo apenada.
No bella, no te preocupes, fue mi culpa – dije naturalmente.
No lo creo, soy demasiado torpe – sus mejillas se inundaron con ese sonrojo tan hermoso que ya conocía.
Ni lo digas – negué.
Bueno, nos vemos mañana señor – dijo mientras caminaba hacia un taxi.
Bella – la llame.
Si dígame – pregunto.
Te vas en taxi?, aceptarías que t lleve a tu casa? – ella parecía nerviosa.
Eh, yo, no me gustaría desviarlo de su camino, prefiero…
Insisto bella, no esta bien que andes en taxi a esta hora, es peligroso – la mire fijamente, intentando ejercer algún poder de convencimiento sobre ella.
La vi tragar y agachar la mirada, se veía demasiado hermosa – es… está bien – acepto al fin.
Sonreí – adelante – le abrí la puerta del copiloto y ella entro.
Gracias – respondió tímidamente.
Conduje hasta su departamento, estaba en una zona bastante céntrica y poblada, mientras la observaba de reojo pensaba en que tan efectivo seria mi plan, estaba nervioso por su reacción, pero no permitiría que se citara con ese tipo y menos que él la sedujera, no mientras yo pudiera evitarlo.
Llegamos y ella se bajo rápidamente, casi corrí a su lado, no se me escaparía tan fácilmente.
Te acompaño a la puerta – sugerí – tal vez en algún momento necesite venir y por algún documento – mentí.
Eh, claro – agacho un poco la mirada.
Caminamos hasta la puerta y ella tomo sus llaves nerviosamente, mientras me miraba fijamente – gracias por traerme, es usted muy amable – sonrió.
No es nada, cuando comenzaras tutearme ¿ - pregunte.
Lo siento es la costumbre señ… - enarque una ceja – Edward – que hermoso sonaba mi nombre saliendo de sus labios.
Así está mejor – ambos sonreímos.
Abrió la puerta y me miro fijamente – bueno… tengo que entrar nos vemos mañana – parecía triste.
Bella, espera – le pedí.
Ella me miro fijamente, un extraño brillo se poso en sus ojos chocolate y me perdi en su belleza, ella era tan maravillosa, su rostro angelical brillando con el reflejo de la luna, mire sus labios rojos y rellenos y los desee con desesperación, justo en ese momento como si fuera poco ella mordió su labio inferior haciendo este calor insoportable, no pude mas y estrelle mis labios contra los suyos.
Eran suaves y perfectos, cabían perfectamente entre los míos, su sabor era maravilloso y sentí como el cielo me concedía la dicha mas grande, ella se quedo estática por un momento, pero al compas con el que se movían mis labios contra los suyos comenzó a corresponderme, la felicidad más grande de todas me invadió por completo y la tome por la cintura haciéndola entrar a la casa.
Cerré la puerta con el pie y la lleve casi cargada hasta adentro, delinee su labio inferior con mi lengua pidiéndole permiso y ella lo acepto gustosa, no pude reprimir un suave gemido cuando nuestras lenguas se encontraron, el roce era maravilloso, perfecto, acaricie su espalda y su cintura, estaba demasiado excitado y la deseaba con desesperación.
Señor cu..llen – jadeo.
Dime Edward – susurre mientras besaba su cuello.
Ed…Edward, esto no está bien – respondió.
Como pude me separe de su cuello y la mire fijamente – bella, te deseo demasiado, te he deseado desde el primer momento en que te vi, tu belleza me cautiva - admití mientras acariciaba su mejilla.
Tú tienes novia – murmuro.
Lo se, y soy un imbécil, por no poderte ofrecer más bella, pero por favor no me alejes de ti – casi suplique.
Me pides… que sea tu amante – pregunto.
No puedo terminar mi relación con tanya, nuestros padre tienes negocios en común – explique.
Mire sus ojos fijamente, no era odio, ni desprecio los que reflejaban, sin más decirlo busco mis labios a tientas fundiéndonos en un beso desenfrenado y apasionado, lleno calor y deseo.
Eso.. es un sí? – pregunte expectante.
Solo con una condición – dijo y yo sonreí, haría cualquier cosa con tal de tenerla solo para mí.
Lo que desees – ofrecí.
Júrame que no te acostaras con ella mientras estemos juntos – dijo seriamente – yo prometo estar aquí, cada noche para ti, pero tienes que prometerme que no estarás con ella – sonreí tontamente.
Te lo juro bella, no necesito a otra mujer si te puedo tener a ti – dije sinceramente.
Sonrió – entonces… bésame – dijo seductoramente.
Así lo hice la bese hasta que nuestros cuerpos se fundieron en uno solo, nuestro deseo se convirtió en uno mismo y nos entregamos el uno al otro, creí soñar cuando su piel cedió ante mis caricias y su cuerpo reaccionaba ante mi cuerpo, fue maravilloso tenerla entre mis brazos, sentirla mía.
Y así fue cada noche durante los siguientes meses, cada día hablábamos, conversábamos y trabajábamos lo más serios que podíamos, aunque a veces fallaba, era demasiada tentación tenerla todo el día tan cerca y no poder tocarla, no poder besar su suaves labios, cada noche irrumpía en su departamento como un ladrón, pero ella era mía, completamente mía y en cierto modo yo también solo era suyo, había cumplido mi promesa, no estaba con otra mujer desde aquel día, ni siquiera con tanya, ella no parecía tan deseable comparada con bella, si piel no era tan suave, ni sus labios tan deliciosos.
Y por supuesto que había tenido consecuencias, tanya me reclamaba que no la tocara, que no pasara tiempo con ella y yo solo me escudaba en mentiras y pretextos, pero llego un día en que todo estallo, ella me grito que no quería seguir conmigo y yo a pesar de los intereses en común le dije que no la quería y que me importaba un comino, y ese día terminamos, me había convertido en un hombre libre.
Una parte de mi deseaba intentar algo serio con bella, ella era perfecta y yo conocía su dos facetas, la mujer trabajadora y entregada, siempre dispuesta a ayudar y eficiente a no poder mas, y la otra, esa mujer apasionada y deseosa de experimentar cada noche, esa que se dejaba llevar entre mis brazos permitiéndome disfrutar de su cuerpo; pero tenía miedo, ambos estábamos demasiado acostumbrados a compartir solamente las noches, antes del amanecer yo salía de su departamento y volvía a mi vida habitual, ni siquiera le había contado que hacia un par de meses había terminado con tanya y que ya era un hombre libre para amarla, pero temía de su reacción, tal vez ella no deseaba compromisos, tal vez solo le gustaba la aventura que compartíamos y no aceptaría conocerme realmente.
Y aquí estaba yo, contando los segundos para poder ir a buscarla, para poder saciarme de ella otra vez, para hacerla gritar, temblar, estremecerse entre mis brazos, para liberar todo este deseo retenido, ella era como un droga, no me cansaba de ella, al contrario cada minuto deseaba mas y mas.
Salí de la oficina un poco desesperado, de verdad me sentía ansioso por no haber visto a bella en todo el día, sin su presencia aquí parecía un completo desastre, además la llame casi a todas horas a su casa y a su celular pero no me contesto, un raro escalofrió me recorrió al pensar que algo le podía haber sucedido, pero aleje la idea de mi mente, no seguramente solo estaba resfriada o le dolía la cabeza.
Conduje hasta su departamento preguntándome que le había pasado, me desespere por el trafico estaba tardando demasiado en llegar, si tan solo ella hubiera aceptado mi oferta de comprarle un departamento más lujoso y a las fueras de la ciudad, pero ella era tan terca, casi siempre se reusaba a recibir mis regalos, no entendía que solo quería demostrarle lo mucho que me importaba, quería llenarla de joyas, de regalos, darle cuanto podía, pero ella siempre se negaba, tenía que ser tan terca?, pero así me encantaba.
Pare en un semáforo y había un joven vendiendo rosas, pensé que a bella le gustaría así que le compre un gran ramo de rosas rojas, llegue a su departamento y estacione mi auto afuera, subi a hasta su puerta con el ramo en mis manos deseoso de verla y toque varias veces, pero nadie me contestaba, un horrible ansiedad comenzó a crecer dentro de mí, habría salido?, a esta hora?, sobrepasaban las diez de la noche, era peligroso andar en la calle a esta hora.
Toque muchas veces mas pero no obtuve respuesta alguna, llame varias veces a su celular pero estaba apagado, me recargue sobre la puerta desesperado, como se atrevía bella a desaparecer de esta manera, no sabía lo preocupado que estaba por ella?, seguramente no le importaba, cuando estaba a punto de irme vi a un hombre bajo y calvo, estaba seguro de que era el portero.
Buenas noches – salude.
Buenas noches señor cullen en que le puedo servir – pregunto, genial me conocía.
Disculpe es que estaba buscando a isabella Swan pero al parecer o esta – fruncí el ceño.
Enserio? Qué extraño no la he visto salir en todo el día – dijo preocupado.
No había salido?, entonces no quería recibirme, pero porque, que le había hecho, es que acaso ya se había hartado de mi?, por eso no había ido tampoco al trabajo.
He si ella ha salido, necesito buscar unos papeles, es urgente – explique.
Señor cullen. Yo no puedo…
Vamos, no cree que entraría a robar algo o así? – dije en tono bromista.
Claro que no – dijo seguro – pero tal vez la señorita Swan se moleste.
Ella no le dirá nada, además se recompensar bastante bien – asegure, tomo mundo tenía un precio, saque un billete de 100 dólares y se lo tendí.
Oh, es usted muy generoso – sus ojos brillaban de felicidad.
Suelo serlo, ahora usted podría ayudarme – le recordé.
Claro señor venga por aquí – me condujo hasta la puerta y tomo un mazo de llaves, después de rebuscar un poco por fin la encontró y me abrió.
Le suplico vuelva a cerrar cuando salga – me pidió.
No se preocupe, y de esto ni una palabra a nadie – comente.
No se preocupe, hasta luego – dijo y se fue.
Bien, ya estaba dentro de su casa, si ella no estaba la esperaría hasta que llegara, me debía una explicación por tenerme todo el día preocupado, pero no fue necesario esperar tanto, ya que escuche unos ruidos provenientes de su habitación, camine hasta ahí sin hacer ruido, cuando llegue escuche claramente los sollozos que ella propinaba y me preocupe demasiado, deje las flores en la mesa y entre a su recamara, bella estaba acostada en la cama hecha un ovillo y lloraba sin cesar, me sentí desamparado al verla así, alguien la abría lastimado?, si así era lo mataría con mis propias manos pro hacer que esta diosa sufriera.
Si poder detenerme me tumbe en la cama, ella estaba de espaldas a mí y la abrace por la cintura, ella se movió intranquila y asustaba, pero la tranquilice.
Shh, tranquila bella, soy yo, soy yo – dije mientras acariciaba su cabello.
Ed…Edward?, como entraste -pregunto mientras limpiaba sus lagrimas.
Yo… soborne a tu portero, pero no te enojes cielo, estaba muy preocupado por ti – intente justificarme.
Ella se giro quedando frente a mí, su rostro perfecto y hermoso estaba lleno de lagrimas y sus ojitos chocolate rojos e irritados, sentí una opresión en el pecho al verla así.
Que sucede bella, porque estas así?, alguien te lastimo? Sucedió algo – pregunte ansioso, apretándola entre mis brazos de manera protectora.
No, yo… paso algo horrible por eso no pude ir al trabajo, discul…
No importa bella, solo dime que sucedió – pregunte.
Edward… mi padre falleció anoche – su voz se quebró al decirlo, su dolor me traspaso completamente y la apreté contra mi pecho, intentado calmar su sollozos.
Bella, lo siento tanto – dije sinceramente – porque no me avisaste, pude haber estado contigo – pregunte molesto, realmente deseaba haber podido consolarla.
Yo… no quería molestarte – dijo tristemente.
Molestarme? – Inquirí – como puedes decir eso, tu jamás serás una molestia, dime por favor si hay algo que pueda hacer por ti, el velorio, lo que sea- pregunte.
Gracia, pero todo esa resuelto, él quería ser cremado y así lo hice, he dejado sus cenizas en la iglesia, ahí estará tranquilo – me conto.
Oh, bella, cómo pudiste no llamarme, me hubiese gustado estar junto a ti en esos momentos – dije molesto.
Lo siento, tu eres un hombre muy ocupado, además yo solo soy tu secretaria – murmuro, sentí un odio terrible hacia mí en ese momento, ella pensaba que solo me interesaba llevármela a la cama todos los días, que equivocada estaba.
No vuelvas a decir eso, tu eres mucho más bella – tome su rostro entre mis manos – eres maravillosa, me has ayudado más que nadie y te necesito – confesé.
Ella solo me miro fijamente mientras las lágrimas seguían recorriendo sus suaves mejillas.
Edward, esta noche… no puedo, me siento muy mal, si quieres puedes irte – enarque una ceja.
Me quedare contigo, no importa que no hagamos el amor esta noche, necesito saber que estas bien, estar aquí por si necesitas algo, quieres algo en este momento – pregunte.
Solo abrásame – dijo con la voz rota.
Y así lo hice, la envolví entre mis brazos, apretándola contra mi pecho, no quería que se alejara ni un centímetro de mi, necesitaba saber que estaba bien, que estaba tranquila, daría lo que fuera por mitigar su dolor, por hacerlo desaparecer, pero sabía que era imposible, solo me quedaba estar aquí y consolarla lo mejor que pudiera, demostrarle que para mí no solo era una aventura, que realmente me importaba.