Demashita! Powerpuff Girls Z Copyright © Yoko Kamio

Warning!: Lime, OoC.

Notas de Perfect Hell: Hola, ando corrigiendo el fanfic para darles mayor calidad de lectura. Ya saben algunos acentos o palabras mal escritas. De antemano gracias por leer.


Muérdeme… ¿En dónde?

By_PerFecTHeLL

Era un día de verano como cualquier otro. Ya saben: sol, mar, trajes de baño, helados, calor. Infierno diría yo, mendigo día… estaba demasiado caliente, sentía como el sudor empapaba completamente mi cuerpo. Hoy, precisamente hoy… tenían que obligarme a salir de mi fresca casa. Mis amigas me insistieron mucho para ir al mar, como si no fuera suficiente sol por un día.

Momoko iba súper emocionada, saltando muy felizmente; simplemente no entiendo cómo puede tener tanta energía. La verdad es que a mí, este calor infernal me quita toda mi vitalidad y Miyako, pues ella iba muy calmada y sonriente; saludaba a todo aquel que se encontrara… es decir chicos. Los súper bobos, babeaban por ella… pero Momoko y yo sabemos que sólo un chico puede llamar la atención de Miyako. Bien, de acuerdo… ¿a quién quiero engañar? En realidad son dos: un chico llamado Takaaki y el idiota número 3 de los chicos súper olorosos. No me pregunten porque pero sí, Miyako es… rara.

¡Genial!, esto es realmente ¡genial!, hablando de los tres súper idiotas, están aquí en la playa. ¡Qué demonios hacen aquí!, creo que debo tranquilizarme… cuando me enojo el calor aumenta; así que para qué enojarme.

—Oigan chicas, ¿qué harán ellos aquí?— dijo Momoko, apuntando hacia donde estaban.

—Al parecer ellos también vinieron por el calor— expresó Miyako, poniéndose un dedo en su barbilla, como tratando de encontrar una explicación.

—Da igual, con tal de que no nos molesten todo estará bien— dije desinteresada.

Buscamos un lugar donde ubicar nuestras cosas y las empezamos a acomodar. Momoko extendió un gran paraguas rosa, mientras Miyako extendía su toalla azul. Yo por mi parte, buscaba algo con que refrescarme. ¡Oigan! Hablaba enserio cuando dije que este día parecía un infierno. Vi un puesto de paletas de hielo. Volteé a ver a mis amigas y me sonrieron.

— ¿No quieren paletas? — pregunté tratando de no sonar tan ansiosa.

—Claro— me dijo Momoko. Era de suponerse, ella nunca negaría algo que tenga que ver con golosinas.

—Sí, no estaría mal— me contestó Miyako. Pude notar como desviaba la mirada hacia un lugar en específico, volteé hacia donde ésta se dirigía y ¡Sorpresa! No era nadie más ni nadie menos que… Boomer. El idiota número tres. Pude notar como el rubio negaba con la cabeza… mi mirada vagó sobre donde miraba el chico. Era lógico, lo más baboso del mundo que podía haber visto, Butch (el idiota número uno) se estaba peleando con Brick (el idiota número dos) y porque… simplemente por una estúpida paleta de hielo. Al parecer sólo pudieron robar dos, digo robar porque dudo mucho que las hayan comprado. Suspiré, dejé de mirar y me dirigí al "señor de las paletas".

— ¡Buenos días señor! — le lancé una 'tierna' sonrisa, según mis amigas y el señor sólo me sonrió.

— ¡Buenos días Kaoru!— no es por presumir, pero… era muy conocida debido al equipo de fútbol. No por nada soy la mejor jugadora.

— ¡Me da tres paletas heladas!

— ¡Claro! Toma, pequeña— me dio las paletas, mientras yo le daba el dinero.

— ¡Gracias!

—A ti.

Me fui corriendo, llegué con mis amigas y les di sus paletas. Me agradecieron y empezaron a comerlas. Yo empecé abrir la mía, cuando sentí que alguien estaba viéndome. Volteé a ver quién era el que me estaba criticando, pero… simplemente no lo pude encontrar. Nos metimos al mar después de un rato.

— ¡Oigan, me voy a salir un momento!— les grité para que me oyeran, debido a las olas.

— ¡De acuerdo! — dijeron al unísono.

Me fui saliendo poco a poco del mar. Mi cuerpo estaba completamente mojado y mi cabello no dejaba de escurrir; aun así, podría jurar que cada gota que habitaba en mi cuerpo se iba evaporando de poco a poco debido al calor. Salí a comprar otra paleta de hielo. Sé que ya me había comprado una, pero oigan… cuando una chica tiene calor… tiene calor. Me acerqué de nuevo al señor que vendía las paletas, pedí una paleta, me la dio. Todo iba bien, excepto porque llegó el más estúpido, arrogante, bobo, idiota, engreído, tarado… bueno, en definición todo lo malo del mundo. Se me quedo viendo, yo no le bajé la mirada, no iba a dejar que ese idiota me ganara. Él puso cara de fastidio y volteó a ver al señor.

—Me da una paleta helada— el heladero buscó, para después mirar al chico más tarado del mundo.

—Lo siento chico, esa era la última— señaló mi paleta y yo abrí los ojos impresionada. Esperaba un insulto o algo por el estilo, pero… hizo algo peor… me quitó mi paleta. Me empecé a enfurecer y fruncí el ceño.

— ¡Oye idiota dame mi paleta!

—Claro que no, esta es mi paleta… yo venía a comprarla, además si quieres te la pago, hoy no tengo ganas de discutir con una tarada como tú.

— ¡Yo quiero mi paleta, no quiero tu estúpido dinero! — le grité descontrolada.

— ¡Por qué no vienes y me la quitas! — me retó. Ven porque es el idiota número uno… siempre me hace rabiar.

— ¡Argh! ¡Maldito! — él empezó a correr, por toda la playa. Mientras yo lo iba siguiendo.

— ¡Ven acá, no huyas cobarde! — le grité, ya estando algo agitada.

— ¡Déjame en paz loca!

Estuvimos corriendo por casi media hora… no sé cómo fue que pasó, pero me tropecé con él. Dimos varias vueltas hasta que por fin caímos. Él arriba de mí. Yo me quedé estupefacta, él estaba en el mismo estado que yo. Pude notar como sus mejillas se tornaron carmesí, también pude sentir como mis mejillas empezaban arder. Nos habíamos alejado de la gente, bastante diría yo. Sentía su cuerpo rozar contra el mío, sus manos estaban acorralándome. Él simplemente estaba en shock, mientras yo tenía un infernal calor corriendo por mi cuerpo.

—Butch…— pronuncié con mi voz un poco ronca

— ¿Si?

—Podrías quitarte— le dije, ciertamente… el calor estaba empezando a crecer. Y esta vez no me refiero al clima. Pero ¡Oh mendiga suerte!, porque tenía que escuchar esa respuesta. Porque él tenía que contestar eso.

No— maldita respuesta.

Sentí como mi respiración empezaba a ser agitada. Mi corazón latía a mil por hora, el rostro de él se acercaba poco a poco al mío… cuando ya no pude esperar más y fui yo quien lo jalé, invitándolo a saborear mis labios.

Él puso sus manos sobre mi cintura, sentí el pesor de él sobre ésta pero qué más daba. Sus manos parecían estar moldeando mi cuerpo ya que estas subían y bajaban de éste. El calor aumentó, yo traté de abrir mi boca para tomar aire pero él aprovechó para meter su lengua y saborear cada parte de mi cavidad. Su boca sabía a Mora azul… de seguro la paleta que estaba peleando con Brick era la responsable de eso. Necesitaba aire, realmente lo necesitaba. Cuando sentí que él se despegó de mis labios y comenzó a besar mi cuello. Yo solté un pequeño gemido, mientras el mordía cada parte de mi cuello. Sentí leves ardores de éste, pero no le tomé importancia. Una mano de Butch, se posicionó tímidamente sobre mi pecho izquierdo y empezó a masajearlo. Yo sólo podía gemir ante esto, sentí una pequeña humedad instalarse bajo mi traje de baño. Mi sudor se estaba haciendo presente, mientras Butch instalaba pequeños besos desde mi cuello hasta mi boca.

—Kaoru…— escuché que susurró mi nombre.

—Mhm…— fue mi respuesta.

Muérdeme— dijo con una voz extremadamente seductora.

—Mhp… ¿En dónde? — le pregunté. Reí levemente al ver su cara de sorpresa, al parecer no se esperaba esa respuesta.

—En mi paleta— dijo sonriendo divertido, desenvolvió la paleta y la acercó a mi boca. Yo sólo hice lo que me pidió… la mordí. Aun así el calor que el maldito de Butch había provocado en mi cuerpo, aún estaba ahí, no se había ido. Mordí la paleta por segunda vez y Butch sólo me miraba.

— ¿Quieres? — le pregunté con un tono bastante irónico, él sólo arqueó una ceja.

— ¿Qué quiero? — me preguntó él, ciertamente no le entendí. Negué con mi cabeza, aun estábamos en la misma posición. Él no se había quitado de mí y yo… la verdad no había hecho ningún esfuerzo porque se quitara.

— ¿Quieres morder? — le pregunté un tanto divertida. Él me sonrió y vi en sus ojos un toque de ¿lujuria?

—Esperaba que me preguntaras eso— me dijo al oído, se levantó y yo me extrañe de eso. No es que lo quisiera tener todo el día encima de mí, pero… ¿Por qué se levantó?

Sentí como me levantaba, yo quedé completamente en shock. Nos fuimos hasta un árbol que había ahí y me sentó sobre sus piernas. Yo seguía sin poder creérmelo. Volteé mi mirada hacia él. Era tan hermoso de cerca, ¡diablos! Que cursi me estoy poniendo… pero era verdad. Su blanca piel, sus brazos fuertes rodeándome, sus bellos ojos tan penetrantes e intimidantes. Su tórax muy bien formado. Ay Dios… a quién quiero engañar, realmente me gustaba ese maniático.

—Enserio, ¿quieres que te muerda? — me preguntó, sacándome de mis pensamientos. Ciertamente me extraño esa pregunta, que tenía de malo que mordiera la paleta. Yo asentí. Sentí algo húmedo en mis pechos, él había empezado a morderlos.

—Aah… B-Butch q-qué haces… aah…— le dije o más bien le trate de decir, ya que la parte entre mis piernas ya me estaba pidiendo la atención necesaria.

— ¿No querías que te mordiera?— dijo él con uno de mis senos en su boca

—Yo… amm…— no podía ni hablar, él seguía mordiendo cada parte de mi cuerpo y el maldito calor aumentaba. Mis mejillas ardían demasiado. Quería pedirle que ya no me torturara, que me hiciera suya de una buena vez. Pero…

—Que dem…

—Humm… lo siento verdecita, pero se me antojo un poco de mi paleta— dijo con una sonrisa bastante burlona —Sera mejor que te cubras, alguien podría verte— me dijo aguantándose las ganas de reír, ciertamente me molesté mucho. Pero una parte de mí se sintió dolida… ¿Qué tal si sólo me había utilizado para complacer sus estúpidos placeres?

Sentí unas ganas inmensas de llorar, y otras más de golpearlo. Me subí mi traje de baño y justo cuando me iba a levantar, me rodeó con sus brazos, haciéndome caer nuevamente en sus piernas y su cara tan cerca de la mía.

—Yo nunca dije que podías irte— yo le miré enojada, él me sonrió.

— ¡Suéltame! — le exigí, si me seguía torturando así acabaría llorando enfrente de él. Él me apegó más a su cuerpo.

—No me malinterpretes, no creas que hice esto sólo por la estúpida paleta… además desde hace tiempo quería hacerlo… quería sentir a que sabía tu cuello y sobre todo tus pechos— lo último lo dijo besando mi cuello, mientras su mano derecha se posicionaba en uno de mis pechos, apretándolo, haciéndome soltar un suspiro.

—Créeme que si sigo, no podré controlarme… y… con este calor no será nada satisfactorio— me susurró al oído, provocándome más suspiros.

—Pero… descuida… estoy ansioso porque llegue invierno— finalizo él. Haciéndome un gran chupetón en mi cuello. Yo lo volteé a ver, él todavía conservaba esa estúpida sonrisa tan típica de él.

—Eres un idiota Butch… pero, espero que llegue pronto el invierno— al parecer él se sorprendió. Reí para mis adentros, y apoyé mi cabeza sobre su mejilla. Mientras el mordía su paleta.

—Kaoru…

—…mhp…

Muérdeme.

¿En dónde?

Él alzó mi rostro para que quedara frente al suyo y me besó de nuevo. Yo… le mordí el labio, después de todo me las debía por haberme mordido tanto.


Reviews?

Original story...* Perfect Hell