Disclaimer: Los personajes y la historia original de Naruto pertenecen a Misashi Kishimoto y a su editorial, por lo que no obtengo beneficio alguno a escribir esta historia más que pasar un buen rato de ocio.
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XI
Todo está bien
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Los gemelos estaban fuera del cuarto de Yuki, tenían una considerable variedad de juguetes de varios colores, tamaños y formas esparcidos a lo largo y ancho del pasillo, sin embargo, no estaban jugando con ninguno de ellos, más que eso, parecían más preocupados por apilar cada uno de ellos cuidadosamente contra la puerta del cuarto de su hermano mayor. Quizás, si elegían los juguetes correctos, su niisan saldría a jugar con ellos como solía hacer todos los días después de llegar de la Academia.
Los pequeños rubios aún no entendían mucho sobre el tiempo y su medición, pero entendían perfectamente que la última vez que su hermano jugó con ellos fue el día especial del pan de melón y de eso, hacía ya muchísimo tiempo, tanto tiempo que hoy era nuevamente el día especial del pan de melón. Mamá solía recompensarlos con aquel delicioso postre después de ser niños buenos por tanto tiempo y comer todo los vegetales.
Una semana podía ser una tortuosa eternidad para niños tan pequeños.
Así que decididos a recuperar a su hermano mayor habían vaciado su caja de juguetes en el pasillo principal para luego elegir los mejores juguetes de su colección y comenzar su labor.
— ¿Gumi?
— No
El pequeño Minato observó al panda de peluche entre sus manos, Ji-chan tenía razón, Gumi no era lo suficientemente genial para llamar la atención de Yuki-nii. El menor de los gemelos se encogió de hombros y lanzó por sobre su cabeza el peluche. Al poco tiempo ambos concordaron que pato-kun era una buena opción.
— Ji-chan, Mi-chan, les pedí que fueran a jugar a su cuarto.
Ambos niños volvieron su mirada hacía su padre, quien caminaba hacia ellos con cuidado para no aplastar ningún juguete y tirar la bandeja con comida que cargaba en sus manos.
— ¿Qué es lo que hacen?—Preguntó Naruto entrecerrando los ojos mientras observaba curioso todos los juguetes puestos contra la puerta.
— Niisan lo quiere—Contestó Minato, alzando su cara para poder ver bien a su padre ¡Él era tan alto!
— ¿Ha, si?—Naruto sonrió— ¿Yuki quiere jugar con todo esto?
— ¡Sí!—Exclamó Minato asintiendo energéticamente.
Naruto soltó una risilla.
— Bueno, antes de que niisan pueda jugar tiene que comer algo.
— ¿Si?
— Si—Respondió Naruto haciendo ademán de querer abrir la puerta.
— ¡Noo!—Exclamó Jiraya de pronto, intentando alejar a su padre de la puerta. Minato al ver los esfuerzos infructuosos de su hermano se acercó rápidamente ayudarlo. Naruto ahora tenía a los dos niños jalando de sus rodillas y aunque el peso combinado de ambos era insignificante para alguien de la complexión de Naruto, lo cierto era que el leve temor de lastimar ambos niños era más que suficiente para hacerle trastabillar y amenazar con tirar la bandeja de sopa caliente sobre él mismo y los gemelos.
— ¡Hey! ¡Esperen, Minato, Jiraya! ¡Basta!—Exclamó el rubio sintiendo un leve ardor en la pierna derecha donde el mayor de los gemelos había dado una mordida.
— ¡Quiero a Yuki-Nii!—Exclamó esta vez Minato con los ojos vidriosos para luego mascullar cosas inentendibles sobre la montaña de juguetes que habían creado en la puerta de su hermano mayor.
— ¡Suficiente, Ustedes dos!—Advirtió Naruto con la voz más seria que pudo mientras se balanceaba sobre sí mismo para no caer.
Jiraya respondió con otra mordida.
— ¿Qué están haciendo?
Tanto Naruto como los gemelos se detuvieron en seco y parpadearon confundidos al ver a Yuki de brazos cruzados en el umbral de la puerta. Los juguetes se encontraban ahora esparcidos en el suelo del cuarto de Yuki y algunos más en el pasillo principal.
— Yuki-chan…
— ¡Niisan!
Los gemelos soltaron rápidamente las piernas de Naruto para lanzarse sobre su hermano quien los recibió con brazos abiertos. El mayor de los Uzumakis sonrió de forma amable y con un gesto de cabeza señaló al interior del cuarto, más específicamente hacia la cama. Los gemelos, al igual que Naruto, dirigieron sus miradas a la poco impresionada persona que se encontraba recostada leyendo lo que parecía ser, por el volumen, más una enciclopedia que un libro de terror que era lo que parecía estar anunciando la portada.
— ¡Yuki-Nii!—Volvieron a exclamar eufóricos los gemelos y sin vacilar se lanzaron a la cama con su hermano.
— ¡Hey, les dije que se tranquilizaran, su hermano está enfermo!—Advirtió Naruto pero ninguno de los niños pareció escuchar y continuaron con sus fallidos intentos por subir a la cama con su hermano mayor.
— No estoy enfermo—Dijo Yuki entrecerrando los ojos y observado de forma inquisidora a su padre quien dibujo al instante un puchero.
— Tienes las costillas fracturadas, Yuki-Chan, necesitas reposo y con tus hermanos aquí no podrás descansar—Dijo Naruto mientras observaba como el clon de sombra de Yuki ayudaba a los gemelos a subir a la cama.
— Mi-chan, Ji-chan—Llamó de inmediato Yuki cuando sintió a sus hermanos acurrucarse contra él—estoy herido—Ambos niños dibujaron adorables y exageradas caras de asombro.
El clon de sombra soltó una risilla—Niisan tiene lastimada algunas costillas—Explicó y señaló la parte afectada en el cuerpo del Yuki original, los gemelos escuchaban con atención la explicación del Bunshin mientras Naruto observaba curioso la escena. El rubio Hokage encontraba extraño y fascinante ver a Yuki interactuar con su propio clon de sombra, después de todo, era de conocimiento público que el mayor de los hermanos Uzumaki odiaba esa técnica en particular a pesar de que a sus cortos nueve años de edad había logrado perfeccionarla; de hecho, eran extrañas las ocasiones en que la utilizaba prefiriendo enfocarse en las técnicas heredadas por el lado materno de su familia. Los Hyūga era un Clan horrible (bueno, el consejo de ancianos lo era) pero Hanabi y el padre de Hinata se mostraron entusiasmados por cumplir con la petición de Yuki para que le enseñaran el Jūken y se sintieron especialmente extasiados al ver que el niño absorbía todo lo que se le enseñaba como esponja, incluso, Neji había insinuado la posibilidad de hablar con Iruka (quien era el actual director de la Academia) para que permitieran a Yuki graduarse antes y comenzar a realizar misiones bajo la tutela Hyūga.
Ni Naruto o su primogénito se mostraron especialmente felices con dichos planes.
— Si quieren quedarse conmigo deberán estar tranquilos, ustedes no quieres que me duela mi herida ¿verdad?—Preguntó Yuki con un todo algo exagerado, los gemelos negaron de forma rápida.
— ¡Nosotros cuidaremos de Yuki-Nii!—Exclamó Jiraya apoyado por su gemelo quien solo asentía de forma energética.
— ¿De verdad?—Preguntó el clon de sombra mientras acariciaba la cabeza de Minato.
— ¡Sí! ¡Cuidaremos a Yuki!—Exclamaron al unísono los niños y volvieron sus miradas de forma intensa hacia Naruto.
Naruto soltó una risilla—Papá también quiere cuidar de Yuki—Los gemelos asintieron satisfechos con la respuesta mientras ambos Yuki observaban a Naruto de forma intensa.
El Hokage sintió un pequeño escalofrió recorrerle la espalda mientras sentía la penetrante mirada de su hijo clavada en su persona, sabía que el niño estaba intentando averiguar si él era o no un clon de sombra. De llegar a una conclusión afirmativa, Naruto sabía que Yuki terminaría por ignorarle olímpicamente y, en el peor de los casos, le trataría de manera muy cortes y distante, dedicándole esa sonrisa tan falsa que le revolvía el estómago. Ese era un tipo de gesto que no deseaba de ver en el rostro de su hijo, lamentablemente, Naruto no sabía cómo equilibrar su papel de padre con el de Hokage sin tener que usar la (excesiva) ayuda del Kage Bunshin no Jutsu.
— Bueno…será mejor que comas antes de que se enfrié—Dijo Naruto con una sonrisa nerviosa mientras colocaba la bandeja de comida en la mesa de noche que había sido desocupada días antes para dar lugar a las cosas que Yuki necesitaría mientras se recuperaba. El Uzumaki creía que hubiera sido más sencillo si Sakura hubiera accedido a curar a Yuki, sin embargo, al antes apellidada Haruno había argumentado que el Ninjutso medico era completamente innecesario en alguien tan joven y saludable como Yuki, por lo que era mejor si dejaban el tiempo seguir su curso y que el niño se curara de forma natural.
Naruto, cuan terco era, seguía opinando distinto, aunque admitía que la situación actual de su hijo mayor era perfecta para consentirle hasta el cansancio. No es que el jinchuriki del Kyubi se alegrara de ver a Yuki adolorido ¡al contrario! Pero la enfermedad era lo único que obligaba al niño a depender completamente de sus padres, después de todo, Yuki era bastante independiente, prefería hacer las cosas por sí mismo y solo si después de varios intentos no lograba conseguir algo era cuando buscaba ayuda. Para Naruto aquello era un tanto molesto, él prefería que Yuki se comportara como lo que era, un niño de nueve años, y se apoyara más en la guía de sus padres.
— Di ¡Haaaaaa..!— Canturreó Naruto abriendo la boca exageradamente mientras acercaba la cuchara con comida a la boca de Yuki.
— Puedo comer solo—Dijo Yuki con las mejillas encendidas. Naruto sonrió en un gesto zorruno.
— Lo sé, solo complace a tu padre ¿quieres?
Yuki suspiró resignado después de unos segundos de observar aquella sonrisa tímida que le dedicaba Naruto, permitiendo así que su padre le alimentara. Los gemelos soltaron risillas divertidas causando que el rubor en las mejillas de Yuki se incrementara, si es que eso era posible.
Naruto se sintió secretamente satisfecho consigo mismo.
— Yo también quiero dar de comer a niisan—Pidió Ji-chan al poco tiempo inclinándose por sobre su hermano mayor para tomar la cuchara de las manos de su padre.
— Cuidado, podrías tirar la sopa caliente sobre Yuki-chan—Advirtió Naruto al tiempo que el clon de sombras de Yuki retiraba gentilmente las manos del pequeño.
— Y-yo también quiero ayudar a niisan—Masculló de forma tímida Mi-chan causando que su gemelo continuara con sus esfuerzos por quitarle la cuchara a su padre.
Tanto los Yuki como Naruto intercambiaron miradas divertidas.
— De acuerdo, de acuerdo…Pero tienen que ser muy cuidadosos—Dijo Naruto y los siguientes quince minutos se fueron turnando entre los tres para dar de comer a Yuki quien solo permanecía en silencio y con las mejillas sonrosadas.
— ¿Me dirás ya lo que pasó?—Preguntó Naruto de forma amable mientras comenzaba a retirar los platos. Yuki le miró por unos segundos y sonrió de forma tímida.
— Ya lo explique….me excedí en mi entrenamiento—Respondió el niño cual mantra. Aquello era la historia "oficial" que había contado Yuki a todo quien preguntaba desde hacía una semana cuando llegó al hospital herido y ayudado por un muy preocupado Hatake Yami.
Naruto y Hinata intuían que había más detrás la historia de Yuki, quien se veía particularmente indiferente a su actual estado, además, era imposible obviar la mirada llena de culpabilidad del menor de los Hatake. Lo que sea que hubiera ocurrido había sido lo suficientemente grave para que ambos niños ganaran varias heridas superficiales y a Yuki, en particular, unas costillas fracturadas. "Los chicos siempre serán chicos", había dicho Kakashi restando importancia al asunto, Naruto, por su parte, no quería dejar las cosas en el olvido, después de todo, alguien había herido a su hijo ¿qué clase de padre sería él si no era capaz de defender a su propia familia?
— Yuki…
— Papá…
Naruto suspiró resignado. Él había logrado investigar o, más bien, había hecho que Konohamaru investigara por él qué era lo que realmente había ocurrido, enterándose así que Yuki y Yami habían tenido una pelea, aunque los testigo advirtieron que fue algo más verbal que otra cosa, después había un margen de dos horas donde nadie los había visto, al menos no en las partes transitadas de la aldea así que el nieto del tercero no tenía forma de saber lo ocurrido sin recurrir a técnicas más invasivas con ambos niños por lo que solo ellos tenían conocimiento de lo que realmente había acontecido la semana pasada. Naruto tendría que esperar a que Yuki o el Hatake hablaran, lo cual el rubio Uzumaki no creía fuera a pasar pronto. Si Yuki estaba protegiendo a Yami entonces no hablaría, el niño era así de leal, ahora, el joven Hokage esperaba que Yami, llevado por esa culpabilidad que tenía tatuada en el rostro confesara, sin embargo, el niño no se había dejado ver por la residencia Uzumaki desde que habían dado de alta a Yuki permitiéndole recuperarse en casa.
De hecho, sabía por la propia Ayame que Yami no había salido de su habitación desde entonces, para fastidio de Naruto, el hermano mayor del niño no estaba en casa a causa de una misión con su nuevo grupo genin, así que no podría persuadir a su hermano para hablar y Kakashi estaba convencido que todo era un juego de niños que no requería de más intervención.
¿Acaso solo a él le preocupaba? Naruto ya no estaba seguro si era él quien exageraba o los demás estaban pecando de neutralidad.
— Muy bien…cuando estés listo, aquí estaré para escucharte—Dijo Naruto ganándose una mirada entre curiosa y desconfiada del mayor de sus hijos—Ji-chan, Mi-chan, hay que dejar a su hermano descansar—Ambos niños comenzaron a quejarse—Vamos, no es para tanto, iremos a la cocina hacer unos ricos onigiris para que Yuki pueda comer más tarde.
Los gemelos no parecían convencidos y siguieron negándose a dejar a su niisan, después de todo, había pasado mucho tiempo desde que estaban juntos. Otou-chan era divertido pero niisan era el niisan más genial de todos.
— ¿Onigiris? ¡Me encantan los onigiris! ¿Ustedes harán onigiris para mí, Ji-chan, Mi-chan?—Preguntó Yuki con una encantadora sonrisa. Los gemelos miraron a su hermano con las mejillas sonrosadas e inmediatamente comenzaron asegurar que los onigiris que ellos prepararían serían los más deliciosos de todo el mundo. Naruto soltó una carcajada ante el nuevo entusiasmo de sus hijos pequeños, quienes, después de bajar de la cama con la ayuda del clon de sombra habían ido corriendo a la cocina.
— ¡Rápido, Otō-chan, rápido!
Naruto bufó divertido — Descansa—Yuki asintió y sin más, el rubio salió del cuarto justo a tiempo para encontrar a Mi-chan parado sobre la espalda de Ji-chan en un vano intento de alcanzar los trastes que se encontraban colgando por encima de la barra de la cocina. Naruto rio.
— ¡Hey, par de torbellinos! Papá se encargara de las alturas y ustedes darán forma a los onigiris ¿de acuerdo?—Dijo el hombre y colocó a cada niño sobre uno de los bancos de la cocina, para luego poner frente a ellos todos los ingredientes que necesitarían. Después de veinte minutos solo habían logrado hacer dos onigiris, bastantes deformes para ser sinceros, pero los niños se negaban aceptar la ayuda de su padre y Naruto dudaba que Yuki fuera a molestarse por la precaria presentación.
Y como la imagen de los gemelos intentando hacer onigiris era demasiado tierna para dejarla pasar, Naruto tomó varias fotos con la cámara que Hinata tenía siempre a mano para momentos como ese—Ustedes son las ranitas más lindas de todo Konoha—Dijo Naruto con una gran sonrisa.
— ¡Sí!—Exclamaron los gemelos con manos, brazos y mejillas llenos de granos de arroz.
Naruto soltó una risilla.
— ¿Eh? ¿Yuki-chan?—El joven Hokage observó curioso al clon de sombra que estaba bajando las escaleras— ¿Pasó algo?—Preguntó inmediatamente el hombre haciendo ademán de querer subir al segundo pisa a revisar a su hijo. El Bunshin negó rápidamente.
— No, no…todo está bien, es solo que…—Dijo, y apuntó la puerta. En ese mismo momento el timbre sonó un par de veces.
Naruto observó curioso al Bunshin y luego a la puerta— ¿Esperamos visitas?—El niño se encogió de hombros de forma tímida.
Después de pedir al clon de Yuki que vigilara a los gemelos, Naruto se dirigió abrir la puerta.
— Buenas tardes, Naruto-Sama
El rubio parpadeó una par de veces al niño que le hacía una profunda reverencia.
— Yami-Kun…
El niño dio un respingo en su lugar y enderezándose, asintió de forma tímida aunque se negó hacer contacto visual con el hombre. Naruto torció la mueca.
— ¿Qué estás…?
— ¡Oh, Yami-Kun!—Intervino inmediatamente el clon de sombra de Yuki y apartando a Naruto de la puerta permitió que el menor de los Hatake ingresara a la casa.
— Oye, espera…— Dijo Naruto ganándose inmediatamente una mirada molesta por parte del Bunshin.
— Estas en tu casa, Yami-Kun—Dijo de forma amable el clon de sombra y con un gesto animó a Yami a subir las escaleras. El menor de los Hatakes observó al Hokage de forma tímida y con una pequeña sonrisa agradeció y se dirigió con paso lento a la habitación de Yuki.
Naruto arrugó el entrecejo mientras se cruzaba de brazos.
— Vamos, los gemelos han comenzado a comerse el arroz—Advirtió el clon jalando del brazo a Naruto en caso de que este decidiera seguir a Yami.
El rubio gruñó molesto pero decidió hacer caso y volver donde los gemelos.
— Ni lo pienses—Advirtió el clon con un tono molesto, Naruto volvió su mirada a él,
— ¿Qué?
— Mandar a un clon a espiar por el balcón—Naruto realizó un gesto de exagerada sorpresa, el clon de Yuki le miró serio—Solo necesitan hablar, en serio, si fuera algo malo él ya te lo hubiera dicho—Aseguró el Bunshin.
Naruto guardó silencio por un momento y con un suspiro melancólico preguntó— ¿de verdad? ¿Me dirías todo?
El otro Yuki dejó de limpiar el rostro de Ji-chan y volvió su atención a Naruto—Yo…Él, el Yuki original te diría si necesita tu ayuda.
— ¿Solo si necesita mi ayuda?
Yuki suspiró—Dudo que algún hijo cuente todo a sus padres, pero te aseguro que si él necesita ayuda la pedirá. A pesar de su cara, lo cierto es que no es tan tonto.
Naruto soltó una carcajada, la cual fue callada rápidamente por un fuerte golpe proveniente del segundo piso.
— ¡Hey, espera!—Exclamó el otro Yuki al tiempo de que Naruto corrió para dirigirse al cuarto de su hijo mayor.
La puerta del cuarto estaba abierta así que Naruto entro sin más demora, sin embargo, antes que pudiera preguntar qué era lo que estaba ocurriendo la imagen que lo recibió causó que se detuviera en seco y que cualquier cosa que hubiera pensado decir muriera en ese instantes.
Allí, en medio de la habitación, se encontraban Yuki y Yami, ambos sobre sus rodillas, uno frente al otro. Yami tenía los brazos a los costados, su cuerpo reflejaba cansancio y derrota, Yuki, por su parte, se encontraba rodeando con sus brazos el cuello del menor de los Hatake, en un abrazo que esperaba por ser correspondido. Naruto no podía escuchar claramente lo que Yuki estaba diciendo, ya que al tener la cara entre el cuello de Yami y sus propios brazos, las palabras terminaban por ahogarse, sin embargo, podía observar la forma en que el cuerpo del Hatake había comenzado a temblar mientras este intentaba contener en vano los sollozos. Naruto sonrió enternecido, y observó como el pequeño Hatake devolvió el abrazo al tiempo que se soltaba a llorar a moco tendido, el rubio jamás había visto al hijo de su Sensei llorar de esa forma, ni siquiera cuando era un bebé.
Con una última mirada, Naruto decidió darles espacio y se retiró del lugar un poco antes de escuchar como Yuki se unía a los sollozos de Yami.
— Te dije que necesitaban hablar ¿no lo arruinaste, verdad?—Preguntó el otro Yuki en cuanto lo vio bajar de las escaleras.
El rubio estuvo en silencio por un momento, pensando que quizás sería mejor pedir comida a domicilio, quizás pizza, así Hinata descansaba de tener que hacer la cena y, además, los niños amaban la pizza, quizás también podría llevar la televisión al cuarto de Yuki, hacer palomitas y permitir que vieran algunas películas hasta tarde. Definitivamente debería hablar con Ayame para informarle que Yami se quedaría a pasar la noche.
— ¡Hey! ¡Te estoy hablando!—Exclamó el bunshin con una gran puchero.
Naruto volvió su mirada a él y dibujo una amplia sonrisa.
— Tranquilo, todo está bien.
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