Los personajes son de SM. La historia es mía.
Capítulo 2
Chequeé una vez más que todo estuviera en su lugar, así que comencé con mi lista mental.
-Ropa interior sexy… listo.
-Vestido provocador y capaz de levantar cualquier polla… listo.
-Zapatos altos que hacen lucir mis piernas mucho más apetecibles… listo.
-Aceite afrodisíaco por todo mi cuerpo… listo.
-Accesorios a juego… listo.
-Maquillaje provocador… listo
Bien, mi físico estaba en condiciones, ahora necesitaba ver que mi arsenal también estuviera listo, así que abrí mi bolso y comencé a revisar.
-Consolador… listo
-Esposas… listo
-Lubricante… listo
Bueno, no creo que falte nada y en tal caso, tendré que improvisar, toda la vida, bueno, desde que Carlisle me quitó la virginidad, me ha gustado ser la que lleve el control en el sexo, y ahora que por fin tenía la posibilidad de estar con dos hombre juntos no iba a ser la excepción, los iba a someter, iban a rogar por meter su polla en cualquier orificio de mi cuerpo, iban a implorar porque los tocara y porque los dejara llegar al orgasmo.
Eso sí, debo reconocer que no me agradaba mucho la idea de que fueran hermanos porque no me hubiera molestado ver un buen y jugoso beso entre Emmett y Edward, pero en fin… algo era algo.
Me subí a mi hermoso bebé, un Volkswagen Beetle que mis padres me habían regalado por mis 16 años, porque eso sí, podía ser una perra con los hombres y cogerme cualquier cosa que me excitara, pero nunca dejé de ser buena hija, me sacaba buenas notas y no les creaba mayores problemas a mis padres.
Tomé en mis manos mis celular y abrí el mensaje que me mandó Edward con la dirección de donde sería el encuentro, bueno, esto tampoco me gustó, jamás había dejado que me citaran, siempre era yo la que elegía los lugares y las condiciones, accedí en el lugar pero las condiciones seguían corriendo por mi cuenta.
Estacioné en frente a la dirección y me mojé al ver que no había una sola casa cerca de donde estaba ubicada la cabaña que me indicaron, iba poder gritar como nunca, no es que importe que me escuchen pero esto me daba mucha más libertad, me bajé del auto y mis bragas ya estaban estilando, necesitaba esas dos pollas en mi cuerpo cuanto antes.
— Hola – levanté la vista y ahí en el umbral de la puerta estaba Emm con su sexy sonrisa dibujada.
— Hola – me pasé la lengua por mis labios cuando me fijé en su abultado pantalón.
— Pasemos cariño – me tomó de la mano y su solo contacto me hizo gemir – estás mojada –afirmó — ¿eso lo logré solo con tocarte? – me sonrió y yo le devolví la sonrisa.
— Sabes que sí – acaricié suavemente su palma – cariño – me acerqué y quedé muy cerca de sus labios – no he estado con nadie desde que me cogí a tu hermano en el sauna así que hagan que esto valga la pena – para terminar pase mi ya caliente lengua por sus labios.
— Eso te lo aseguro – me giré hacia la voz y ahí estaba Edward… sin camisa… rectifico… ahora sí que estaba cerca de mi orgasmo.
— ¿Quieres tocar? – pasó uno de sus largos dedos por entre sus músculos del pecho y tuve que afirmarme de Emm para no caer.
Negué con la cabeza — No, – gemí – quiero pasar mi lengua por tu torso.
Me di cuenta que no esperaba mi respuesta, pero sé que a ambos les encantó por como gimieron.
— Quiero sus dos pollas follándome hasta que me canse – comencé a hablar con la autoridad que acostumbro a tener en las relaciones – y tienen prohibido hablar o tocar a menos que yo se los indique.
— Linda – Emm puso sus dos manos en mis hombros y dejo un beso en mi cuello. – amo cuando me dominas pero hoy…
— … Hoy nosotros te dominaremos – terminó Edward por él.
La verdad que esto no me lo esperaba pero después de considerarlo por unos segundos pensé que sería muy bueno probar algo distinto, así que solo cambié mi pose y busqué mi voz de niña buena.
— ¿Me castigaran por lo mal que me he portado? – hice un puchero y mordí mi labio inferior
— A las perras se las trata como tal… así que desnúdate – demando Emmett
Jamás lo había visto en ese plan, así que me tildé unos segundos hasta que sentí como alguien tiraba de mi cabello hacia atrás.
— Desnúdate… obedece – Edward tenía mi cabello en sus manos, no me estaba haciendo daño pero si sentía la presión – no quiero tener que golpearte – sin más sacó su lengua y la pasó por mi cuello.
— Lo siento.
En seguida procedí a desnudarme, no es que me tomara mucho tiempo, solo tenía que sacarme mi vestido y la ropa interior, mientras mi pequeño vestido caía, dejándome semidesnuda, clave mis vista en esos dos sexys hombre y vi el hambre en ellos, así que en seguida llevé mis manos hacia mi espalda para quitar mi brasier.
—Déjalo, – habló Edward – eso quiero hacerlo yo.
Asentí y me quedé quieta mientras él rondaba cerca de mí.
— ¿Qué es esto? – miré hacia Emm y en sus manos tenía mi bolso.
Rodé los ojos por la obviedad — Mi bolso – murmuré
— ¿Qué hay dentro?
Lo abrió sin esperar mi respuesta y comenzó a sacar los pocos juguetes que alcancé a reunir.
— Supongo que esto es para que te folle el culo – me enseñó el lubricante. Yo solo asentí y bajé la mirada como si hubiera hecho algo malo.
— ¿Quieres que uno te folle el coño mientras el otro te folla el culo? – Edward estaba exhalando su aliento en mi cuello y eso me hizo estremecer.
— ¡Sííí! – ahora chillé por su cercanía.
No sabía cuánto más iba a aguantar, mi cerebro me estaba traicionando enviando imágenes que quería que se hicieran realidad lo antes posible — Perra, – miré a Emm – ¿te gusta masturbarte? – me enseñó el consolador.
— No… es… para…
No pude hilar una sola frase porque no sé cuándo pero Edward estaba jugando con mis ya muy excitados pezones, así que no pude hacer más que gemir y restregarme contra él, cuando me encorvé un poco me encontré con su dura pelvis y pude sentir a la perfección como su pene ya estaba más que listo para mí.
— Emm – chillé, quería que a los dos tocándome
— ¿Quieres que te toque? – se comenzó a acercar mientras yo asentía
— Por favor…
Una de las manos de Edward dejó mis senos para adentrarse en mi minúscula tanga, Emm llego a nosotros y él en vez de tocar mis pechos, se los llevó a la boca, aun tenía la ropa interior puesta supuestamente pero cuando bajé la vista me di cuenta que mi brasier ya no estaba en mi cuerpo.
— Mmm… exquisitos – siguió chupando y succionando como solo él sabía hacerlo.
— Eso hermanito… chúpale los pezones que yo le chupo el coño.
De pronto me vi alzada y puesta sobre una superficie blanda… una cama pensé.
Emm siguió entreteniéndose con mis pechos mientras el aliento de Edward llegaba a mi sexo, rajó la tanga con mucha fuerza y sin esperar más comenzó a lamer los jugos que ya se estaban resbalando por mi entrepierna.
— ¡Sí!… chupen… así me gusta.
— No hables – rugió Emm y de pronto sentí como mordió con algo más de fuerza mi pezón derecho.
Cerré los ojos y me concentré en disfrutar, ya estaba por alcanzar mi orgasmo y eso me tenía muy contenta, Emmett no dejó mis pechos y Edward seguía jugando con mi entrada, ninguno usó nada más que sus maravillosas lenguas, y eso solo me hizo desear aun más verlas enredadas entre ellas.
— ¡Aggggg! – apreté fuerte el edredón cuando alcancé la cima.
— Ahora veremos que tan buena eres… — palmeó mi trasero Edward
— Debes complacernos a ambos.
¡Claro que lo haría! — Lo haré – afirmé
Sin esperar nada me levanté y comencé como pude a despojarlos de sus ropas, primero bajé los pantalones de Emmett y su duro miembro me saltó directo en el rostro así que no pude contenerme de darle una lamida, pero me concentré y me giré hacia Edward, a quien también le saqué los pantalones, pero esta vez no le di solo una lamida, me metí toda su polla en la boca, mientras que a ciegas busqué la de Emm y lo comencé a masturbar, relajé mi garganta para que la larga polla de Ed llegara hasta dentro en mi garganta.
Los gemidos de los hermanos eran tantos que mi orgasmo también se estaba acercando, así que me esmeré en hacerlos llegar pronto, después de esto iba a tener a estas dos ricas pollas cogiéndome por los dos lados, así que más les valía hacerlo bien.
— Te dije que era la mejor mamándola – gimió Emm
— Y también la mejor masturbando… – devolvió Edward – estás por llegar
— Tú también… se que amas su rosada lengua alrededor de tu duro pene.
— Me voy a correr en su boca – Edward enredó sus dedos en mis cabellos y me penetró hasta el fondo – trágatelo todo.
Sin más se corrió fuerte y de golpe, saboreé todo y alejé mi boca de él.
— Ahora yo – me tomó por el cabello Emm – también quiero mi semen en tu garganta
No me dejó ni hablar cuando ya me tenia chupándosela, no tardó mucho en correrse y yo lo acompañé, cuando me levanté me di cuenta que Edward no estaba en la habitación pero no alcancé a seguir buscándolo cuando ya estaba entrando de nuevo.
— Fui a buscar esto – me señaló el tubo de lubricante – yo te coger el culo y Emm el coño.
Asentí pero me moría por pedirles que se besaran.
— Ven – Emm me levantó de la cama y me puso en cuatro sobre él — ¿Sigues cuidándote? – en mi mirada vio el sí – bien… no me gusta usar condón.
A mí tampoco me gustaba, de hecho lo odiaba, tampoco es que iba por la vida cogiendo con desconocidos, confiaba en que los chicos estaban limpios.
— Para bien el culo – demando Edward detrás mío – quiero ver que tan dilatado lo tienes… supongo que con lo perra que eres ya te han cogido por acá.
Sin esperar mi respuesta metió dos dedos llenos de lubricante, pero lo que no sabía él es que ese agujero aún era virgen.
— ¿Eres virgen? – noté un toque de burla y de sorpresa.
— ¡Síí!
Edward pasó su mirada hacia su hermano — Mira Emm… la perra tiene un hoyo virgen – ahora sí su voz era de burla.
Entrecerré los ojos y procuré batir exageradamente mis pestañas — Soy una chica buena.
Gemí cuando sentí su mano impactar con una de mis nalgas, le dio un certero golpe, no fuerte pero sí excitante.
— Eso es mentira – me tomó del cabello y me acerco a él – o si no, no estarías acá
Sin más metió su lengua en mi garganta y me dio uno de los mejores besos de mi vida.
— ¡Mierda!... Malditos. ¿Se dan cuenta que el coño de Bella está a un centímetro de mi polla?... ¡necesito metérsela!
— Tranquilo.
Edward tomó mis caderas y me dejó caer sobre Emm, la penetrada fue fuerte y firme pero no alcancé a disfrutarla cuando ya tenía la polla de Edward abriéndose paso entre mis nalgas.
— ¡Joder!... estas tan estrecha… soy el primero… ¡Mierda que rico!
Mientras Emm cogía mi coño, Edward lo hacía por atrás y estaba segura de que sus testículos se estaban tocando, esta era mi fantasía hecha realidad, era todo lo que quería… bueno… casi todo.
— Mmm – gemí – que rico
Tuve que cerrar los ojos como si eso me ayudara a soportar tanto placer — ¡Grita! – Ed me pegó otra vez – grita fuerte… que se escuche como disfrutas.
— Eso nena – Emm llevó sus manos a su senos — ¿Te gusta?
— ¡Sí!… me encanta… sus pollas se sienten tan bien.
Cerré los ojos mientras sentía una nalgada. Dolorosa pero exquisita — Y tu culo esta tan apretado… Emm debes probarlo
— Tu coño está muy caliente… después cambiamos hermano.
— ¡Ahhhhhhh! – una mano, no sé de quién, tocó mi clítoris y fue el nirvana máximo – me voy a correr… quiero que se vengan conmigo… por favor
— Me falta poco… ya casi – Edward se inclinó y comenzó a repartir besos por mi espalda.
— Yo… — Emm tomó mis caderas, me penetró de golpe y se corrió
En seguida lo seguí yo acompañada de Edward, yo caí sobre Emm y Edward encima de mí, nuestros rostros estaban a milímetros, así que esta era mi oportunidad.
Enredé mi lengua con la de Edward y nos acerque a Emm, dejé un segundo al ojiverde y pasé a Emm, saqué la lengua y toqué los labios de Edward, ya estaba listo, solo fue cosas de segundos para que las lenguas de los dos hombres se tocaran, fue un momento de lo más excitante, más que el sexo, esto era más íntimo y más rico.
— Mmm… esto es todo lo que quería – gemí.
— ¿Un beso de nosotros? – preguntó con dulce voz Edward.
Asentí ya que no estaba segura de que mi voz me acompañara — Sí – unas manos comenzaron a hacer figuras por mi espalda.
— ¿Y por qué no lo pediste? – preguntó Emm.
— Porque son hermanos – dije como si fuera lo más obvio.
Vi un intercambio de miradas entre ellos que hizo que mis esperanzas crecieran — Adoptivos – rió Edward – mira.
Sin más, Edward se levantó y devoró los labios de su hermano, yo me excité enseguida y noté que ellos también.
— ¿Estás lista para la segunda ronda? – me guiñó un ojo Emm.
Llevé una de mis manos a mi sexo, saqué un poco de jugos y los probé delante de ellos.
— Más que lista – reí
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De eso ya había pasado seis años, hoy estaba frente al espejo preparándome para otra de mis fantasías, pero esta era solo de dos, solo entre él y yo.
Respiré hondo y procuré dejar atrás todos los miedos, esto era lo que quería así que nada podía salir mal.
— ¿Estas lista?
— Si, Emm
Asintió y yo contuve la respiración por unos segundos — Bien… entonces vamos – me extendió su mano – luces hermosa – acarició mi mejilla y sonrió pícaro – lo siento – rió – pero no puedo dejar de pensar en esa noche.
— Yo tampoco, – me reí con él – ustedes cumplieron mi fantasía.
— Solo por ti nena.
Se me acercó lentamente y con mucha cautela, acunó mi rostro entre sus grandes manos y dejó sus labios en mi mejilla.
— Vamos cuñada… Eddie está muy nervioso.
Cuando llegamos a la entrada ya estaba mi padre esperándome para recorrer el pasillo de la iglesia donde al final me esperaba mi pronto marido… Edward.
La ceremonia se me pasó en un abrir y cerrar de ojos, solo fui consciente cuando el sacerdote nos declaró marido y mujer y pidió el beso, fue tierno y casto como muy pocas veces acostumbrábamos.
— ¿Señora Cullen? – me tomó por la cintura — ¿Cuál es tu próxima fantasía?
Le di una sonrisa que solo él sería capaz de interpretar — Cualquiera que te incluya a ti y a un gimnasio.
Hasta acá llegó este TS tan antiguo.
Nuevamente le doy las gracias a Erica Castelo que lo beteó y gracias a ustedes por leerlo.
Ojala se pasen por mis otras historias :)
Besos, Joha!