*Disclaimer: Hetalia no me pertenece, es propiedad de Hidekazu Himaruya*

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Por el resto del día, Alfred estuvo en la enfermería, a pesar que juraba e insistía en que estaba bien, pero Kiku no le dejaba que abandonase la enfermería y fuese a clases, molestando a Alfred. Existía otra razón por la cual Kiku no le dejaba ir, era porque desde el almuerzo todos en el colegio estaban sobresaltados, y desde de los cursos superiores iban al salón de ellos en búsqueda de Alfred, cosa que Alfred ignoraba. Al parecer, los delincuentes de otros cursos vieron como una victima perfecta a Alfred para demostrar que ellos eran los más fuertes y ya desde un rato se estaba corriendo la voz del que derrotase a Alfred la tendría fácil contra Arthur.

Al parecer Alfred se gano una no muy buena reputación por enfrentar (a palabras) al demonio Kirkland frente a todo el colegio.

Y no había ni que decirlo, Kiku y los demás estaban más que preocupados por el bienestar de Alfred, especialmente a ser testigos de la apariencia de los delincuentes que iban a buscar a su amigo/compañero. Si basta decir que los pobres Feliciano, Lovino y Raivis ya no podían aguantar llorar cuando uno de estos "superiores" hacia acto de presencia en su aula.

Es por ello, que al final de día, antes que oficialmente sonase la campana anunciando el fin de las clases, Kiku le invitó, o más bien "engañó", a su herido amigo para que lo acompañase hasta su habitación. Era fácil convencer al otro, con solo la pronunciación de "tengo los últimos juegos que salieron para playstation" y Alfred ya estaba más que deseoso de ir hasta la habitación de Kiku.

En ningún momento Alfred se pregunto sobre el actuar de su amigo y lo siguió sin juzgar nada. Mientras caminaban hacia las habitaciones, poniendo cuidado en que nadie los observase, como un profesor u otro delincuente, Kiku logró superar su acholo y preguntarle a su nuevo amigo lo que hace un rato ya quería preguntarle.

-Alfred-san, disculpe que te moleste, pero ¿tu me podrías decir que paso entre tú y Kirkland-san en el cuarto del conserje?- ahí estaba, por fin se atrevía a preguntar. Sabia que era irrespetuoso meterse en los asuntos de otros, pero la curiosidad le estaba matando. Alfred mientras tanto no sabia que responder, no es como si haya pasado algo tan grave (ignorando la golpiza que recibió) pero tampoco podía decirle lo que conversaron.

-Bueno, tú ya ves, me golpeó, ¿Por qué preguntas?

-No, es que me pareció muy raro el que lo haya llevado a otro lugar par golpearle… o sea, me refiero que si sólo le iba a golpear, podría haberlo hecho en el comedor…¡N-no es que piense que usted debiera de ser golpeado, nada de eso!- se justifico, al sentir la mirada curiosa e interrogativa de su amigo en él, pero no era como si Alfred le pidiese respuesta, sólo escuchaba atentamente lo que Kiku decía- S-sólo me pareció un poco raro y pensé que había otra razón…

Kiku se calló y miro a su amigo que ya no le observaba, sino que miraba hacia al frente, concentrado en sus pensamientos, al ser testigo de esto Kiku no quiso insistir en una respuesta que estuviese más acorde con sus dudas.

-… No hay nada de que preocuparse Kiku, sólo me golpeo y me amenazó y seria.

El chico japonés no quedo conforme con la respuesta, sentía que le estaban mintiendo, mejor dicho, sentía que el otro no le estaba contando todo, pero indagar más allá que eso seria muy descortés. Además, ya estaban entrando al edificio de las habitaciones y pronto se encontraron frente de la puerta de la habitación de Kiku.

Una vez adentro, el chico de cabello negro, instalo el juego prometido a Alfred, quien con la paciencia de un niño de 5 años (o sea, con ninguna) apresuraba a su amigo. Una vez terminada la instalación y que Alfred se pusiese a jugar, Kiku se dirigió hacia la pequeña cocina que él y su compañero de habitación, Yao, habían preparado. Se disponía a cocinar para su amigo y para él, sabiendo que no podría ir a los comedores esta noche, por las condiciones en su amigo estaba y porque de seguro lo estarían esperando aquellos que lo buscaban.

Mientras Kiku cocinaba y Alfred jugaba, Wang Yao hacia ingreso a su habitación, llevándose una sorpresa cuando observó al rubio frente de la pantalla de televisión. Sin perder tiempo camino hacia la cocina y pidió explicaciones a Kiku.

-¡Kiku! ¿Por qué esta ese chico aquí, aru? ¿¡Acaso no sabes que lo andan buscando, aru!

-¡Ah! Yao-san, bienvenido…- al ver a su enojado exhermano mayor, Kiku dejo de cocinar y enfrento al recién llegado. – Si, se que lo andan buscando no muy buenas personas, pero no podía dejarlo solo, es mi amigo…. Y no podría dejar que vuelva a su habitación, ahí esta Kirkland-san después de todo….lamento no haberte avisado con anticipación.- se inclino en una leve reverencia.

-Geez, sabes que si descubren esos delincuentes que esta aquí, seremos nosotros los que estaremos en peligro, aru.

-Lo sé, y lo lamento mucho, pero no dejare que se vaya. Por favor Yao-san, deje que se quedo sólo por esta noche-otra reverencia. Yao no podría esconder su sorpresa, su exhermano menor había cambiado mucho, nunca antes lo había visto rogar para proteger a un amigo, y lo que es peor aun, nunca le había visto con un amigo.

-…Esta bien, aru. ¡Pero sólo por esta noche, aru!

-¡Hai! ¡Gracias, Yao-san!- Kiku estaba más que agradecido, y lo demostraba con una sonrisa sincera que adornaba su rostro, sonrisa que era respondida con otra igual por parte de Yao, ninguno de los dos pensó que sus diferencias que fueron la causa de su pelea hace años atrás, serian olvidadas ahora.

Como ambos estaban metidos en su mundo, ninguno se dio cuenta que Alfred estaba parado cerca de la cocina y había escuchado todo. Sin guardarse la tentación, pregunto aquello que le causaba curiosidad, llamando la atención de ambos asiáticos.

-¿Quién me busca?- pregunto inocentemente.

-¡Alfred-san! ¿Estaba aquí?- Kiku estaba sorprendido, y hasta avergonzado por ser descubierto por su amigo.

-¿Qué no la sabes, aru? ¡Todas las pandillas de la escuela te buscan para derrotarte, aru! Dicen que si te derrotan a ti será pan comido derrotar al demonio Kirkland.

-¡Yao-san!- llamo la atención a su compañero, él no quería decirle nada a su amigo para no preocuparlo.

-…pero, ¿Por qué?- Alfred estaba confuso, ¿Por qué lo buscaban? ¿Y que tenia que ver él con derrotar a Arthur?

-Bueno, Alfred-san, te buscan porque vieron que te enfrentaste a Kirkland-san…

-Pero…aun no lo entiendo…

-No es muy difícil de entender, aru. ¡Nadie, pero absolutamente nadie que este cuerdo, se atreve a enfrentar a Kirkland así como tu lo hiciste! ¡Demonios, si con suerte los profesores se atreven a hablarle, aru!

-…-Alfred no sabia que responder. Se quedo en blanco.

-C-como sea, Alfred-san la cena esta lista ¿quieres comer? Yao-san esta invitado…-Kiku al ver la confusión en el rostro de su amigo, decidió intervenir. Y sin esperar respuesta alguna su apresuro a poner los cubiertos en la mesa. Yao sin entender lo que pasaba ahí, decidió ayudar a su exhermano. Así, en pocos minutos los tres hombres estaban sentados con un plato de comida cada uno. Comían curry.

Alfred aun no salía completamente de su asombro, aunque si había ayudado a los asiáticos en poner la mesa, pero aun no podía decir mucho, solo monosílabos respondía. Mientras comía, pensaba en las palabras de Yao, en como todos en la escuela temían de Arthur, y como a la mínimo posibilidad buscaban algo para poder derrotarlo (aunque esa excusa de tener que derrotarlo a él primero para luego ir a por Arthur, rayaba lo ridículo). Eso debe de ser muy solitario para Arthur, el saber que nadie te hablara por miedo, ahora entendía el trato frío que Arthur le había dado cunado se conocieron. Era como si le estuviese advirtiendo que no involucrara con él o seria metido en peleas sin razón.

-¿Alfred-san? ¿Estas bien?-preguntaba Kiku, Alfred salio de su hilo de pensamiento y miro a su amigo y al compañero de este, la cara de ambos asiáticos mostraba la profunda preocupación que tenían por él. Alfred se sintió mal por preocupar a sus amigos.

-¡Si, estoy bien Kiku, no debes preocuparte!

Aunque Kiku no se trago las palabras de su amigo, decidió no insistir.

-Alfred-san, esta noche te puedes quedar aquí, ya he hablado con Yao-san y él no tiene problemas en que te quedes. Después de todo, no creo que sea agradable para ti el que pases la noche en la misma habitación con Kirkland-san, por lo menos no hoy.

Esto hizo pensar a Alfred. En cierta forma entendía la preocupación de su amigo por él, pero sabia que Arthur no le haría nada, ya que se lo había prometido, y también sentía que si no llegaba esta noche a su habitación, su misión de hacerse amigo de Arthur seria aun más difícil y complicada. Eso porque el británico consideraría que él, el héroe, había huido asustado. Alfred no podría permitirse que Arthur creyese eso de él, como tampoco podía permitir que Arthur pensase que Alfred le temería, eso seria lo peor para poder formar una amistad con presidente.

-Lo siento, Kiku. Pero mejor paso la noche en mi habitación…-dijo tranquilamente para no sonar malagradecido- además, presiento que si no llego esta noche no podré acercarme a Arthur…-sonrió, con una sonrisa grande y brillante. Kiku, se quedo en silencio, pero interiormente comprendió a su amigo. A pesar de solo conocerlo desde hace unos días atrás, sentía como si lo conociese desde siempre.

-Entiendo, Alfred-san.

-…Eres un idiota, aru- Yao sin conocer al otro, comprendió en parte su decisión, aunque no era como si le importase.

Alfred sonrió más alegremente mientras continuaba comiendo animadamente su comida, agradeciendo silenciosamente la compresión que su amigo y el compañero de este le daban.

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Una vez terminado de comer, de ayudar a lavar la loza y terminar de jugar el nivel 5 de su juego, vio que ya era tarde y decidió irse. Con las despedidas y agradecimientos usuales, salio de la habitación de amigo, caminado lentamente hacia su habitación. A pesar de que Kiku ofreció su compañía, Alfred decidió caminar solo, después de todo no es como si se fuese a perder o que algo le pasase, era muy tarde para que los delincuentes estuviesen aun despiertos. Además aprovechaba el tiempo para pensara un poco.

Decir que estaba nervioso seria una mentira, porque un hero jamás se ponía nervioso, así que si él temblaba un poco no era por nervios, era porque hacia frío. Más rápido de lo que creyó se encontraba frente a la puerta de su habitación, respirando profundamente metió su llave en la cerradura, abriendo lentamente la puerta, por la hora que era, Arthur ya debe estar dormido.

Y era así, Arthur dormía… con la luz prendida y en su escritorio. Al parecer se quedo dormido mientras hacia su tarea. Alfred no pudo si no que sonreír levemente y acercarse al dormido delincuente tratando de hacer le menor ruido posible.

Una vez frente a él, observo como dormía Arthur, como su pecho se levantaba y bajaba al son de su respiración y como los labios de su compañero de habitación se movían de vez en cuando como si mascullase algo. Al parecer estaba soñando.

Lo más silencioso que pudo, tomo en brazos a Arthur, al estilo nupcial y lo llevo hacia la cama de este. Para su sorpresa, el demonio Kirkland no despertó, al parecer estaba muy cansado. Luego de sacarle los zapatos y tapar a su futuro amigo, le quedo mirando, mientras que Arthur al sentir la comodidad de su cama de movía y abrazaba levemente su almohada y hacia un pequeño ruidito de comodidad, Alfred no pudo evitar pensar lo lindo que aquel gesto había sido.

Pensaba en como alguien que se vería tan pacifico al dormir como Arthur, podía tener tantos enemigo y personas que le temiesen. Lo encontraba injusto. Injusto porque aquellas personas que no se atrevían a hablarle ni siquiera habrán insistido en hacerlo, solo temiendo a Arthur por la reputación que esta tenia y no descubriendo por sus propios medios lo que Arthur realmente era…aunque él todavía no descubría lo que Arthur realmente era… pero no podría ser tan malo, ¿verdad?

Con un suspiro, cerro la cortina de la cama de Arthur y comenzó a ponerse su pijama, una vez acabado apago las luces y se acostó en su cama, ya no queriendo pensar en nada más, nunca había estaba pensando tanto en una sola cosa, la cabeza le dolía como también los golpes de la paliza dada por el que ahora dormía pacíficamente en la cama de abajo. Y fue a este cansancio excesivo que Alfred rápidamente entro al mundo de la inconciencia.

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¡LO SIENTO MUCHÍSIMO!

Estoy muy apenada no haber subido nada de este fic en todo este tiempo, pero mi inspiración murió en algún momento durante mis vacaciones… y para colmo cuando le traigo un capitulo nuevo es relleno y muuuuy corto, lo siento muchísimo T.T

Prometo que el próximo capitulo será más largo, ya que lo debo, pero no sé cuando podré subirlo (o escribirlo =/) pero espero que sea pronto (vacaciones del bicentenario: ¡denme su fuerza! XD)

Ahora, un pequeño review servirá de motivación para esta desmotivada chica, así que, ¡DEJEN REVIEW POR FAVOR! XD

¡Nos Vemos! ¡Y no lo olviden, Neo-chan las ama!