Chapter 7:

Él se encontraba algo mejor, pero su compañera no entraba en calor. Cuando la cogió notó que sus ropas estaban húmedas. Probablemente por eso ella seguía temblando. Lo único que se podía hacer al respecto era …

Las mejillas del espadachín cambiaron de color de solo pensarlo...

-"Es por su propio bien"-se decía Zoro a sí mismo con la finalidad de darse ánimos para poder llevar a cabo una tarea tan inoportuna para él. Tenía que reconocer que no tenía experiencia con las mujeres, su pasión por convertirse en el mejor espadachín se lo impedía, su deber era evitar cualquier distracción y dedicarse únicamente a cumplir sus objetivos, promesas que le había hecho a Kuina, y a su capitán.- "Solo tengo que quitarle las botas, el abrigo, el jersey y el pantalón, hasta un idiota es capaz de hacerlo. Será solo un momento y ella entrará en calor enseguida, no se porqué le doy tantas vueltas".

Una vez que estuvo armado con suficiente valor y sin tiempo que perder, se arrastró hasta la pared donde se encontraba apoyada Robin. Posó con cuidado las rodillas encerrando el frágil cuerpo de su nakama entre la fría pared y no tan frío Zoro. Él tomó una gran bocanada de aire y acercó sus manos con un imperceptible temblor, resultado del frío aire que reinaba en la cueva y los nervios que le provocaba la cercanía de ella.

Con un movimiento un tanto brusco, pero lo suficientemente suave teniendo en cuenta de quién se trataba y del poco tacto que tenía Zoro con las mujeres, deslizó la cremallera del abrigo, dejando al descubierto el torso de su compañera. Debajo del abrigo, Robin vestía un fino jersey de color morado que se ceñía a su perfecta figura. En un primer momento Zoro se alegró ante la idea de posiblemente no tener que quitarle el jersey, viendo que éste no estaba mojado, pero de repente recordó el enorme agujero en su abrigo, y por tanto en su jersey, que le hizo tocar su piel desnuda. Frunció el ceño. Agarró con ambas manos los hombros de ella y los acercó hasta él, alejando su cuerpo de la roca y poniéndolo a salvo en su pecho. La cabeza de Robin quedó acostada sobre el hombro del espadachín, su respiración, aún siendo muy débil y entrecortada,conseguía erizar la morena piel del kenshi con el cálido aliento rozando su cuello.

Zoro tragó saliva. ¿Cómo era posible que uno de los hombres cuya cabeza superaba los 100 millones de berries, una pesadilla para la mayoría de sus contrincantes, un gran espadachín dispuesto a todo por hacer realidad sus sueños, cómo era posible que esté tan desquiciado con el simple roce de una mujer? Si, era posible, y la culpa de todo la tenía Nico Robin.


-¿Qué demonios es eso?-el manitas del barco forzó la vista hasta toparse con algo que no se esperaba para nada,-si no me equivoco, ¡lo que hay en la cuesta de esa montaña es un barco!

-No puedo creer lo que ven mis ojos, aunque no debería fiarme de lo que veo, porque ¡No tengo ojos! Yohohooo,-Brook no perdía el sentido del humor hasta en momentos tan extraños como ese.

En este caso, lo que veían los profundos ojos del esqueleto era real. En la ladera de una de las incalculables montañas que cubrían la isla se encontraba algo que se asemejaba a un barco. Igual que todo lo que lo rodeaba, estaba cubierto completamente por la nieve, excepto un gran mástil de madera, gracias al cual Franky supuso que se trataba de un barco, y bastante grande.

-¿Cómo habrá llegado este barco hasta aquí? Es prácticamente imposible que alguien haya podido trasladar un objeto tan pesado por las acusadas pendientes de las montañas. Estoy seguro que esto no ha sido obra de un humano, ni siquiera Luffy podría con él,-a Franky le costaba creer lo que estaba viendo.

Brook mantuvo el aliento unos segundos:

-Lo mejor que podemos hacer es ir a examinar ese enorme barco, a lo mejor allí encontramos información sobre esta extraña isla y buscamos el modo de reunirnos todos de nuevo,-dijo el esqueleto en un tono muy decidido. Era una gran oportunidad de demostrar lo útil que podía llegar a ser para la tripulación. Definitivamente tenían que ir.

-Estoy de acuerdo contigo,- aceptaba Franky la idea de su nakama,- además estoy seguro que si los demás se encuentran con este barco, irán a verlo sin duda.

Dicho esto, cambiaron de dirección para desaparecer entre las montañas. Ya era de noche y el barco sin vida podría servir de refugio contra el frío viento que parecía cobrar más fuerza a medida que pasaba el tiempo.


A duras penas había conseguido liberar a Robin del empapado abrigo. Ahora se veía con más detalle su espalda, el tostado color de su piel se había convertido en un remolino de manchas rojas y moradas. El estado de su nakama no se debía únicamente al frío, las marcas en su espalda revelaban haber recibido varios golpes. Zoro se mordió el labio, una extraña sensación de impotencia se apoderó de él. No soportaba ver lo que tenia enfrente, no soportaba ver a Robin en ese estado, tan débil e indefensa. Él había visto a sus nakamas en peores situaciones, pero esta vez era diferente, esta vez se sentía mucho más afectado.

Aún con el cuerpo de la arqueóloga sobre el suyo, Zoro quitó con agilidad las botas que ella calzaba, retrasando de esta manera lo inevitable. Ahora el espadachín se planteaba una difícil cuestión.

-"Llegado a este punto, ¿le quito primero el pantalón o el jersey?"- el pobre Zoro no lo estaba pasando nada bien. Finalmente, y teniendo en cuenta lo frío que tenía Robin el torso, se decidió primero por el jersey. Con mucho cuidado alejó el cuerpo de la morena hasta apoyarlo de nuevo en la pared, para después dirigir sus manos hasta la cintura y agarrar el jersey de manera que le sea más fácil deshacerse de él. Las mejillas de Zoro se encendían cada vez más a medida que asomaba el abdomen de su nakama:

-"No soy un pervertido como ese cejas rizadas, hago esto porque es lo único que puede salvarla"- los intentos de no darle importancia al asunto habían sido en vano, porque cuando volvió a apoyar a Robin en la pared, libre del jersey el cual yacía en el suelo a su lado, quedó embobado, preso de la belleza que tenía frente a sus ojos. Aún en mal estado, la morena se veía muy bonita. Sus grandes pechos, sujetos cuidadosamente por un morado sostén de encaje, que dejaba muy poco para la imaginación, consiguieron desquiciar por completo al espadachín.

Ya era de noche y el viento amenazaba con volverse incontrolable. Precisamente una ráfaga de viento que había conseguido colarse en la cueva despertó a kenshi. Aún no había terminado. Decidió acabar rápidamente, antes de que se consuma el tronco de la hoguera, para que todo este sufrimiento no haya sido en vano. Cogió en brazos el medio-desnudo cuerpo de su compañera y lo colocó sobre sus piernas, de forma que le fuese fácil deshacerse de la última prenda.

Por desgracia para Zoro, el pantalón estaba más mojado de lo que parecía a simple vista, y se había adherido con fuerza a la piel de Robin, de manera que quitarle el pantalón se había convertido en una tarea más complicada de lo que creía. El espadachín desabrochó el botón del pantalón y deslizó la cremallera, dejando a la vista la prenda interior que le quedaba por ver. Esto le venía de grande a Zoro, que sentía arder su estómago como si de un ataque enemigo se tratase. Con extremada delicadeza le retiraba el pantalón, haciendo uso de sus fuertes manos que flaqueaban con el tacto de la suave piel de la morena.

El subconsciente del espadachín se esforzaba por no caer en la sensual trampa que le había deparado el destino, tenía que mentalizarse de que lo que había ocurrido formaba parte de su obligación como pirata de la tripulación sombrero de paja, él no era un mujeriego, solo ayudaba a su nakama:

-"¡¡Que por desgracia no podría ser otro que Robin!!"-rugió Zoro recordando que la arqueóloga solía ser la protagonista de los momentos más ridículos a los que se había enfrentado.

El pantalón ya no cubría las piernas de Robin, ahora permanecía en el suelo junto con el resto de las prendas, dejando el frágil cuerpo de la morena sobre los brazos de Zoro. Esta vez no fue víctima de la vergüenza o incomodidad de la situación, había liberado a su compañera y se iba a poner bien. Con Robin todavía sobre él, el espadachín cogió su abrigo, que a diferencia del de la morena estaba seco, y se lo puso con cuidado sobre los hombros sin fuerza, y la volvió a apoyar sobre la pared. Ahora su compañera recibía todo el calor de la hoguera, y su piel volvía a tomar lentamente ese color de piel rosado.

Zoro había acercado las ropas de Robin al fuego, para que se sequen, desde luego que no iba a permitir que ella permaneciese así por mucho tiempo, el suficiente para entrar en calor y poder avanzar de nuevo en busca de los demás.

El espadachín permanecía sentado frente a la arqueóloga sin poder quitarle el ojo de encima. La sensación que reinaba en su cuerpo, por muy extraño que parezca, no era nueva para él, no se trataba de un sentimiento habitual, pero sí conocido. Zoro observaba a Robin a través del fuego, sin tener muy claro lo que le estaba pasando.

-"Ella es diferente"-suspiró él-,"es más madura que Nami, y más seria, no estorba ni reniega. Puede ser por la edad, pero no creo, no me imagino a Nami más tolerante ni con 50 años más. Robin es, no se, más mujer. Exacto".-Zoro parecía aceptar lo que le estaba sucediendo. Huir era en vano, ella era su nakama, vivían juntos, no podía cambiar su condición. Nunca antes una mujer había llamado tanto su atención, no de esta manera, como una mujer puede llamar la atención de un hombre... Como Robin llamaba la suya...


Para Franky y Brook el viento helado se hacía cada vez más insoportable, se estaba levantando una buena tormenta y ellos aún no habían llegado al misterioso barco.

Desde que decidieron tomar ese desvío, Brook había notado cambiar la actitud de Franky, parecía más preocupado. Mientras que él caminaba animado, obsequiando a su nakama con una que otra melodía, el carpintero seguía avanzando pensativo, sin quitar la vista del barco.

De repente, Franky tomó una bocanada de aire:

-Brook, llevo un rato dándole vueltas al objeto al que nos estamos acercando, y es que la forma de ese barco, me es muy familiar. Cada vez más creo que mis sospechas van a ser ciertas.

El esqueleto estaba bastante confuso:

-¿Qué te preocupa Franky-kun? ¿Qué sospechas?

-Estoy casi seguro, que el barco al que nos estamos acercando, es nada menos que de los marines...

Fin Chapter 7

Hola a todos y gracias por leer mi fic. Espero que disfrutéis mucho leyendo este capítulo.

Flames to Dust puedes estar tranquilo, no se trata de un arca, aunque no se que es peor.. xDD

Gynee gracias por tu review, me encanta ZoRo asique sin duda me pasaré a leer los tuyos.

Por favor comentad este capítulo, y decidme si os ha gustado.

Un besito a todos!!!