Drabble de 434 palabras,que nació por accidente mientras escribía una viñeta de este fandom. Otro ZADR para mi colección, que logra situar a esta pareja entre mi top de favoritas. A pesar de que parezca lo contrario, Zim es mi personaje fetiche y algún día tendré lista la historia dónde se vea centralizada su genialidad (?). Por el momento, les dejo otro oneshot con aquel viejo incomprendido que sólo Dib sabe encarnar.


Disclaimer: nop, ni Invader Zim ni sus personajes me pertenecen; los mismos son propiedad de su creador Jhonen Vasquez y de (por desgracia) Nickelodeon.


-Inevitable.-

Venenosa, adictiva, peligrosa. Así era la boca que rodaba por su piel, regalándole sangrantes llagas, llenando su interior de un dominante recorrido eléctrico.

Preso entre sus garras cerró los ojos, el cuerpo de su amo lo aprisionó una vez más contra la pared. Entregado al doloroso deseo, soltó un gemidito inaudible cuando las manos del extraterrestre jugaron a recorrerlo.

– Me gustan esos ruidos que haces con la garganta, larva humana. –dijo mordiéndole el cuello. –Me gusta sentir tu temblor ante los toques del gran Zim. –

El humano entreabrió los ojos, el gusto de unos labios ajenos lo invadió.

Venenoso, adictivo.

Las garras de Zim subieron por sus piernas, una alerta invisible estalló. Moviéndose brusco logró soltarse, el irken sonrió complacido.

–Dib-gusano, deja de luchar… – susurró bajito, asiéndolo por las muñecas. – Ya te rendiste al poder del gran Zim una vez, esto a ti no te molesta. –

Una rodilla presionó su entrepierna, las patas de araña salieron del Pak. Atrapado en un juego de dos, Dib se tragó sus propias palabras. Él nunca se había rendido.

Venenosa, adictiva. La boca que agitaba su interior forjó una sonrisa cruenta, su corazón gritó enloquecido.

Zim, el Más Alto Zim, dejó que su lengua oblicua recorriera el pecho del humano. Sus garras reclamaron terreno peligroso.

Días, meses, años.

Incapaz de recordar el momento de su captura, el chico cabezón se mordió los labios. Inevitable, cómo la muerte de su madre antes de la invasión o las burlas de sus compañeros de clase. Inevitable, cómo la indiferencia de su padre o el odio de su hermana, cómo la conquista misma o la pérdida de su libertad. Inevitable cómo su corazón latiendo con cada toque suyo.

Venenoso, adictivo. Zim bajó por su cuello, un agradable escalofrío lo estremeció.

Capturado, vendido, comprado.

Dib jadeó, su mirada castaña corrió libre por los ventanales de La Inmensa. Allí afuera, detrás de la inmensidad del espacio, su dominado planeta pedía ayuda.

El chico de la tierra sonrió triste, su dueño le acarició la frente. Defectuoso quizás inservible, los irkens no amaban, no querían. Y Dib, cómo un buen objeto de deseo, sabía que algo estaba mal con su amo.

Venenoso, adictivo.

Temblando bajo su peso, acarició una de sus antenas. Zim gimió, una nube de placer le eclipsó el rostro, sus labios se unieron en un beso hambriento, urgido.

Dib lo abrazó por el cuello, los años ya no le pesaban tanto.

Venenoso, adictivo.

Besos suicidas delineando sus rasgos, pensamientos desagradables moviéndose en su interior. Quizás un día, luego de muchas lunas, uno de ellos termine con el otro. Y eso también sería, inevitable.


Simplemente quiero agradecer a quiénes leen 'Lo que no debe ser nombrado' y a todos aquellos que comentaron o agregaron a favoritos a 'Libertad' ¡Gracias por todo lo que dicen! (: ustedes me animan a seguir un poco más.

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