Disclaimer: Ichigo y compañía son propiedad de Tite Kubo.

Nota: Senbonzakura en su versión materializada es sexy… imagínate que dentro de esa armadura esta una réplica de Byakuya sin ropa ;)


Pastillita Seis

"Taza"


Crash fue el sonido estruendoso que hizo la taza al caer y hacerse pedazos.

Lo primero que pensó Ichigo Kurosaki al verla esparcida en el piso de su cocina fue en su puñetera mala suerte… ¿tenía que romper justo la taza favorita de su mujer? Suspirando se agachó a levantar el cuerpo del delito antes de que llegara su esposa. No fuera ser que Rukia, presintiendo el accidente de su amada taza, apareciera por arte de magia y lo colgara de sus partes nobles.

Y él no estaba siendo irracional respecto a que ella lo colgaría por romper accidentalmente a Dumbito —nombre con que bautizó su cónyuge a la taza por tener forma de ese elefante orejón de Disney—; desde que adquirió el fetiche por ese paquidermo mutante, Rukia había empezado a comprar películas, sudaderas, accesorios y demás cosas de ese animalejo, siendo el tesoro de su colección la susodicha taza.

Así que: o bien arreglaba la taza o se despedía de su hermoso cuerpecito.

Al terminar de recoger todos los pedazos esparcidos se dio cuenta que no habría forma de arreglarlo. Lo único que le quedaba era irse de compras en busca de la misma taza, y mejor si se apuraba, ya que le quedaban sólo dos horas antes de que Rukia llegara. Cogiendo al vuelo su billetera, abrigo y los restos de Dumbito en una bolsa, salió rumbo al centro.

Doce tiendas y sesenta minutos después, tiró la toalla. Le quedaban aproximadamente cuarenta minutos para que la Kuchiki llegara a su hogar y eso sin contar los veinte minutos del viaje de regreso, lo que daba como resultado que debía mover el culo rápidamente unos veinte minutos más en busca de una solución.

Y como tiempos desesperados requerían de medidas desesperadas, no tuvo mejor idea que regresar a casa y hacer uso del mejor pegamento que encontrara, quizás tenía suerte y Rukia no usaba la taza esa noche, así al día siguiente podría conseguirla en algún lado.

Reunió todos los pedazos de la taza rota y los puso sobre la mesa y fue en busca del Super Glue.

Poniéndose manos a la obra pegó todas las piezas como pudo y, al sentir que alguien abría la puerta de su departamento, procedió a dejarlo en el estante de la vajilla para acto seguido intentar despejar el olor del pegamento sacudiendo los brazos frenéticamente.

En vista de que el olor seguía siendo penetrante y los pasos de su mujer se acercaban a la cocina, puso en movimiento su cuerpo y en tres saltos llego a la puerta, la abrió de un manotazo y por poco le da a Rukia. Ésta, utilizando la agilidad que la caracterizaba, dio una voltereta invertida para esquivar la puerta; una vez de pie, encaró a su maridito.

—¿Qué te pasa imbécil?

—Perdón, no pasa nada, solo me llamo la atención el ruido.

—¿Te asustaste creyendo que era un ladrón? —preguntó algo burlona la Kuchiki.

—Claro que no, creí que era el gato molesto de la vecina de arriba que se había vuelto a meter por alguna de las ventanas.

—Ya claro, de seguro el gato haría ruido girando la llave en la puerta y acercándose con pasos sonoros.

—Hm.

—Eso creí, cuidado con mojar los pantalones, Kurosaki —provocó Rukia.

Ichigo intuyó que era mejor no seguirle el jueguito y dejarla creer lo que quisiera, ahora lo apremiante era sacarla rápidamente de la cocina y llevarla, si era posible, fuera de la casa. Claro, lo más sensato era invitarla a comer fuera.

—Oye, enana, ¿por qué no salimos a cenar fuera?

—¿A cenar? Pero si tú nunca quieres salir, vives la vida dormitando en cualquier parte. Incluso pareces una masa deforme color naranja sin vida.

Desgraciada…

—Pero hoy estoy con ganas de salir, así que salgamos —intentó una sonrisita—, ¿te parece?

—¿Estás sonriendo o mostrando tus espeluznantes dientes y encías, Kurosaki?

Respira, Ichigo, respira…

—¿Quieres salir o no?

—Si tanto lo pides aceptaré tus ruegos, pero yo elijo el lugar —Kuchiki dio la vuelta dispuesta a salir y su esposo, rechinando los dientes, la siguió.

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Al día siguiente, Kurosaki se levantó muy temprano como todos los días desde que había empezado a trabajar. Realizó todos sus rituales mañaneros y despidiéndose de Rukia se dispuso a irse al hospital; cuando estaba bajando las escaleras del tercer piso escuchó su nombre siendo chillado de una forma terrorífica.

¡Mierda! Se le había olvidado por completo esconder bien la taza, ahora solo le quedaba regresar arriba a disculparse o hacerse el desentendido y correr, aunque lo último era de cobardes.

Ichigo era a veces tonto, pero de imbécil no tenía un pelo, así que corrió… ¡Qué carajo! Mejor que dijeran "aquí corrió" que "aquí murió", más tarde intentaría aplacar la ira de su esposa.

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FIN

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Nota mía:

Esta idea la tenía rondando en la cabeza desde que observe a una conocida casi asesinar a su novio por romperle su taza azul-cielo(según ella la describió); en serio, un poco más y le rompe en la cabeza toda la vajilla al novio, el pobre tipo tenía una cara de no entender nada.

Nos leemos.