Nop, Saint Seiya sigue sin ser mío y sigo sin ganar nada con esto.

Comentarios de la Autora:

Bueeeno… Heme aquí de regreso… Justo con la Luna Nueva :)

Cuando dije que no iba a abandonar mis historias, es porque no las voy a abandonar, pero al parecer eso no implica que me tarde un poquito… después de todo ¿qué son unos cuantos añitos?

Y aunque podría parecer que ha pasado mucho tiempo, recuerden lo que varios sabios afirman mis queridos lectores: el tiempo es sólo una ilusión ;)

Importante mencionar, toooodo el nuevo material que ha salido de Saint Seiya desde el ultimo capítulo que subí (como Saint Seiya Sho, la película Legend of Sanctuary, la adaptación de Netflix y un largo etc) no van a ser tomados en cuenta aquí, porque a mi parecer cada vez rayan más en la dimensión desconocida…

Agradezco de todo corazón a quienes se tomaron cinco minutitos de su tiempo para dejar un comentario y sus PMs sin importar el tiempo transcurrido. Gracias por esos mensajes y comentarios que son un abrazo para el alma, una fuente de inspiración y una causa de entusiasmo para esta autora.

Voy a retomar la idea del capítulo anterior, donde expliqué que, consciente que tal vez no todos se acuerden perfectamente de algunos detalles, sucesos o situaciones de la historia por el tiempo transcurrido, este capítulo y el siguiente van a ser cortitos, así vamos retomando poco a poco la trama sin abrumar a nadie.

Ahora, sin más, vamos a la historia…

En el último capítulo…

Sumido en sus pensamientos, Mu de Aries observó silencioso y ansioso cómo el caballero de Piscis cruzaba el Primer Templo para perderse fuera de las Doce Casas; por la energía del cosmo de Aphrodite, y las marcas amoratadas de manos en el níveo cuello del sueco, Mu consideró que no sería prudente acercarse al otro rubio por ahora.

Después de todo, Mu aún no conocía lo suficiente a Piscis como para acercarse a él cuando estaba en ese estado de humor. Lamentablemente, reflexionó Mu, no era cercano a nadie para tomarse tales libertades.

Luego de cerciorarse vía cosmo que Kiki estuviera en camino con Mysty de Lacerta, el guardián de la Primera Casa salió por la parte posterior de Aries para disfrutar un poco del aire fresco de la mañana.

Por ello el lemuriano fue testigo de uno de los eventos que a su juicio fue de los más extraños que había presenciado en su vida: cómo Máscara de la Muerte de Cáncer se acercaba a él, abandonada toda pretensión de arrogancia y con sus rojos ojos brillando con alarma e inquietud.

Capítulo XXVI: Desasosiego

Por Vaire

La mañana avanzaba lánguidamente, como si incluso ella quisiera demorarse para otorgar más tiempo a los habitantes del Santuario de Atena, sabiendo que tan solo un fugaz momento podía marcar la diferencia entre la esperanza o el desaliento entre los excepcionales seres humanos que se conocían como Caballeros Dorados.

Mu de Aries era consiente de tan pesada tranquilidad cuando vio cómo el caballero de la Cuarta Casa se acercaba a él con pasos tan decididos como desasosiego mostraba su mirada.

'¡Qué diferente del Caballero de Cáncer que confronté en Rozán!' fue lo primero que pensó el lemuriano, y un sentimiento de compañerismo le arrebató, pese a todo, una leve e imperceptible sonrisa.

"Aries, considero que estamos más allá de vanas cortesías y no tengo tiempo que perder en protocolos inútiles, ¿has visto a Piscis cruzar?" La abrupta voz del italiano arrancó a Mu de sus pensamientos, pero al igual que sus ojos escarlata, sus palabras carecían de la arrogancia socarrona característica de Ángelo y transmitían la inquietud del albino.

"Si, lo vi hace unos momentos cuando salió de Aries y de las Doce Casas" contestó Aries entendiendo la premura del otro y respondiendo acorde a las circunstancias, pero con su siempre tono amable y sosegado.

Ángelo maldijo en italiano, sueco y griego al tiempo que su cosmo se elevaba colérico, pero cual no fue su sorpresa cuando unos instantes después de irradiar su furia a través de su cosmo, el cosmo de Aries se elevó también, suave, conciliador y protector. Por la sorpresa, Cáncer olvidó su arrebato y miró abiertamente desconcertado a Aries, Jamás había sido el destinatario de semejante apoyo. No lo entendía, no podía siquiera interpretar las razones detrás de ello.

"Pero qué demonios… ¡Para!" Dijo finalmente el italiano, primero turbado, luego enojado. "¡No tengo tiempo para esto ahora!"

"Recuerda Cáncer, no estás solo. Ni tú, ni él" respondió Mu, lejos de irritarse y sin detener la elevación de su cosmo.

Ángelo estaba preocupado, verdaderamente preocupado por Aphrodite, pues desde que hubieran hablado solos la noche anterior después e la reunión el Patriarca y todos sus compañeros, Piscis se encontraba de un humor melancólico que no presagiaba nada bueno y el enfrentamiento con Escorpio había empeorado las cosas sobremanera.

Después de todo lo vivido desde la noche anterior, todo eso era demasiado para Cáncer y por lo tanto el albino le dio la espalda a su compañero tratando de recobrar el control, porque su primer impuso, como había sido siempre que se sentía desesperado, fue agredir física y verbalmente a Aries, pero inmediatamente Máscara de la Muerte supo que cualquier insulto, ofensa o ataque no tendría resultado alguno con Mu y por primera vez desde que había sido nombrado caballero, Cáncer no supo cómo actuar.

Súbitamente las palabras de Aphrodite de la noche anterior resonaron en sus oídos.

'¿Y dónde está el Caballero de Cáncer que hace unos días me decía que algunos de nuestros compañeros nos aceptarían? ¿Dónde está el Caballero de Cáncer que parecía cómodo con la presencia del guardián de la Primera Casa e incluso esperaba su compañía?… Aunque sólo fuera por unos días tuviste el suficiente valor como para confiar. ¿Por qué abandonarte ahora al abatimiento?' [1]

Poco después de esas palabras se habían presentado Acuario y Escorpio… y antes de que todo se deteriorara entre Aphrodite y Milo, el mismo Cáncer le había dicho al sueco con decisión 'El todo por el todo'

"El todo por el todo" repitió ahora en un murmullo y de manera decidida se dio la vuelta y tras unos breves pasos quedo frente a Mu. La diferencia de altura era mínima [2], y por lo tanto el lemuriano tuvo frente a sí los ojos escarlata del albino que ardían como dos carbones incandescentes y aunque no había hostilidad en ellos, el lemuriano sí pudo apreciar el poder del espíritu de Cáncer.

"Bien, es momento de probar lo que repites constantemente.

Déjame decirte que Aphrodite y Milo tuvieron un enfrentamiento por un agravio pasado de Piscis a Escorpio. No fue un malentendido y, aunque si quieres conocer la naturaleza del asunto tendrás que hablar con cualquiera de los dos involucrados, si es indiscutible que fue un perjurio por parte de Piscis.

Sabiendo esto y si en realidad eres sincero, y estás dispuesto a sostener que nos apoyas a Aphrodite y a mi, acompáñame y habla con él. O ve con Escorpio, quien nunca traicionó a Atena, y apóyalo a él."

"No tengo que elegir entre Aphrodite y Milo, Cáncer."

"Entonces no harás nada, como siempre" Bufó molesto Máscara de la Muerte, y pese a sí mismo no pudo evitar sentirse desilusionado y abatido.

Aries por su parte, sintió el comentario del albino como un golpe directo a su corazón. ¿Acaso no era eso justamente lo que más le dolía a Aries de todo su pasado? Y como le había comentado a Alderbarán la noche anterior [3] quería cambiar las cosas, pero nunca imaginó que otros de sus compañeros pensaran así de él.

La tristeza del lemuriano fue tan fuerte que sus ojos inmediatamente adquirieron un tono grisáceo pálido [4], aunque Máscara de la Muerte no se dio cuenta de ello.

"No Ángelo, no pretendo quedarme sin hacer nada cuando podría ayudar a mis amigos. Nunca más. Pero no tengo que elegir entre uno u otro. Si voy ahora contigo y con Aphrodite no significa que le estoy dando la espalda a Escorpio" las palabras de Mu eran suaves y para quien no lo conociera bien, como Cáncer, tenían el mismo tono sosegado de siempre, pese a que en realidad ocultaban una nota de pesar raramente escuchada en la voz del lemuriano.

"No te entendiendo y creo que jamás lo haré. Pero ahora no se trata ni de mí, ni de tí, sino de Piscis. Ya me demoré más de la cuenta contigo, con muy pobres resultados. Haz lo que quieras, yo me voy" para quien no conociera bien al albino, como Mu, la voz de Cáncer era distante y sin duda con un tono molesto y descortés, aunque en realidad ocultaba un deje de decepción y dolor.

Y sin más, Cáncer dio la media vuelta y salió del primer Templo y de las Doce Casas, dejando a Mu solo con el viento que jugaba con sus largos cabellos, como si fuera el único que supiera la desolación que en ese momento el rubio sentía.

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'¿En realidad sólo ha transcurrido un día desde que Géminis y Sagitario se vieron por primera vez después de trece años?' pensaba Camus de Acuario mientras caminaba hacia las estancias del Patriarca, donde Shion le había pedido que le buscara. 'Pareciera que han transcurrido meses' [5]

El guardián del Onceavo Templo caminaba con marcial elegancia por el Templo Principal, provocando que los soldados, las doncellas e incluso algunos caballeros de bronce y plata ahí presentes le miraran de reojo con profunda admiración y respeto, aunque también con un poco de aprensión y temor. Después de todo, era uno de los Doce, ahora Trece y todo tipo de historias y conjeturas circulaban en torno a ellos, lo cual a Camus le tenía sin cuidado.

Lo que sí le estaba despojando de su tranquilidad era la situación con Milo y Aphrodite, pero sabía que, como nada podía hacer él al respecto, lo mejor era que se enfocara en el asunto que tenía frente a sí: Shion.

Cuando los guardias que se encontraban custodiando las estancias privadas de Shion lo vieron venir, inmediatamente le abrieron el paso, con lo que el pelirrojo se se encontró dentro de las estancias Privadas del Patriarca, las cuales destacaban por su magnificencia... Y por las hermosas rosas que se podían apreciar en múltiples jarrones y vasijas, rosas que sin ninguna duda eran regalos de Aphrodite, y Camus no pudo evitar pensar que parecía como si los dioses estuvieran presentando en su camino todo cuanto pudiera hacerle recordar a Piscis.

Tal vez, hacerse a un lado de todo el conflicto no fuera lo más apropiado, pero involucrarse en el asunto iba en contra de sus principios, incluso si Milo o el mismo Aphrodite pidieran su intervención, lo cual ninguno había hecho, Escorpio por conocerlo demasiado bien, Piscis por no conocerlo en absoluto.

'Sin duda, dos polos opuestos de naturaleza semejante siempre terminan por ser similares' pensó fascinado el francés.

Y tan sumido en sus pensamientos estaba, que no se dio cuenta que Shion lo observaba detenidamente y en silencio desde su escritorio particular.

A medida que pasaban los minutos y el ensimismamiento del pelirrojo no cesaba, el lemuriano frunció el ceño preocupado, pues ese no era el comportamiento de Acuario. De hecho, Shion jamás había visto a Camus tan pensativo que incluso olvidara el protocolo básico frente a la máxima autoridad del Santuario en ausencia de Atena.

Por lo que el Patriarca decidió que esperaría a ver qué es lo que hacía el caballero de la Décimo primera Casa.

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Kanon caminaba sin rumbo por los alrededores de las Doce Casas.

Sin saber por qué, el menor de los caballeros de Géminis no quería apartarse demasiado del territorio de la élite de Atena, pero tampoco quería estar dentro de los Doce Templos. Absurdo.

Pero acaso ¿no era toda esa situación absurda?

Suspirando, el hermoso rubio siguió su errático deambular, siendo cada vez más consciente del dolor en su cuerpo y en su corazón y del temblor por frío y cansancio en sus manos, pero ignorando todo a propósito. Después de todo, él nunca se había dejado incomodar por ese tipo de problemas, que él consideraba insignificantes e indignos de su tiempo.

La mañana que se había beneficiado un poco de los rayos del Sol daba paso a una tarde sombría que nuevamente amenazaba con lluvia y viento. Ya las nubes grises se estaban reuniendo, ocultando la luz y dando paso a la oscuridad, al tiempo que el viento comenzaba a soplar frío e impasible, agitando los largos cabellos del menor de los caballeros de Géminis.

Kanon cerró los ojos y levantó su cabeza al tiempo que extendía sus brazos, pues en lugar de tratar de evitar el contacto con el gélido viento, le daba la bienvenida satisfecho, pues esa era una sensación que le agradaba bastante y que había extrañado mucho los trece años que había pasado en Atlantis, pues en el Reino Marino no había viento alguno.

Inmediatamente una punzada de agudo dolor le penetró el pecho, como siempre que recordaba Atlantis… y a sus habitantes. Absurdo.

Para evitar cualquier otro percance, el griego decidió buscar un lugar donde poder sentarse por un momento y aclarar sus pensamientos. Fue así que encontró, en el bosquecito que estaba cerca del territorio de los Caballeros Dorados y que era exclusivo de ellos, un tronco caído de buen tamaño bajo un grupo de abundantes robles, que proporcionaba refugio suficiente para no ser visto por alguien en caso que algún otro compañero dorado decidiera pasearse por allí.

Así, Géminis se acomodó lo mejor que pudo, evitando lastimar más su ya de por si malherido cuerpo y, una vez que encontró una posición que no le causaba tanto dolor, sin darse cuenta de ello le venció el cansancio y cerró los ojos, sumiéndose en un sueño intranquilo, pero profundo.

Y tan profundo su sueño fue, que no se percató cuando las nubes finalmente liberaron la helada lluvia que cayó torrencialmente sobre el Santuario de Atena, empapando el ya frío cuerpo de Kanon y provocando que tuviera pesadillas terribles de Cabo Sunión y su encierro en ese lugar hacía más de trece años.

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En el Noveno Templo, Aiolos miraba pensativo mientras la lluvia que había iniciado unos momentos antes, y que, al igual que la noche anterior, pronto se había convertido en una tormenta salvaje, oscurecía la tarde como si fuera ya noche.

La verdad era que Sagitario estaba agotado emocionalmente, pero igualmente estaba satisfecho con los sucesos de la noche anterior y del día que estaba por finalizar.

Como todos los Caballeros Dorados, había sentido el increíble poder de Saga y Shaka conjugarse en una armonía tan hermosa que había hecho que su cuerpo se estremeciera de emoción. Era innegable la excelsa energía de esos dos caballeros, los más poderosos entre la élite de Atena [6], pero este pensamiento le hizo recordar que había alguien más con el mismo poder.

Y ese era el hermano gemelo de Saga. Alguien que jamás había conocido, ni siquiera estaba al tanto de su existencia, aún cuando había sido tan cercano al mayor de los gemelos, que lo consideraba prácticamente hermano.

Pero después de conversar con Aiolia y tras la plática con Saga, Aiolos comenzó a saber más del hermano de sangre de Saga y se convenció de lo opuesto que Kanon era a su hermano. Mientras Saga era nobleza, Kanon parecía ser la encarnación de la vileza. Mientras Saga vivía (al menos antes de la posesión de Ares) bajo códigos de deber altruista, Kanon parecía regirse por una irresponsabilidad egoísta.

Y sin embargo, Aiolia le dejó entrever que, aunque no sabía bien cómo era que Kanon había sobrevivido a la derrota de Poseidón y la destrucción de Atlantis, en la guerra contra Hades, el que había sido un traidor había luchado del lado de Atena, con la aceptación de la Diosa.

Y lo que es más, Sagitario no podía ignorar el hecho que Kanon había revivido junto con todos los demás caballeros fieles a Atena, lo que claramente demostraba que el menor de los caballeros de Géminis contaba con la aprobación de la Diosa y sus bendiciones… al igual que sus compañeros… al igual que Saga… al igual que su hermano…. Y que él mismo.

Y así, aunque exhausto por la vorágine que en los últimos días había estado viviendo, Aiolos de Sagitario no podía conciliar el sueño al tratar de llegar a una conclusión con respecto al menor de los custodios del Tercer Templo, Kanon de Géminis.

Continuará….

Recuerden, todos sus comentarios son bienvenidos (¡y esperados!)

[1] Referencia al Capítulo XIX

[2] La altura de Mu es de 1.82 y la de Máscara de la Muerte es de 1.84, según fuentes oficiales consultadas. Dato curioso ;)

[3] Referencia al Capítulo XXI

[4] Recuerden que en este Vaire-universo, los ojos de Mu cambian de color dependiendo de su estado de ánimo.

[5] Ven… el tiempo es solo una ilusión :D

[6] Si, ya sé que esto ha dado lugar a debates épicos que rayan en discusiones bizantinas, pero según información de fuentes oficiales, Saga y Shaka tienen el mismo nivel de poder. Y para fines narrativos en este Vaire-universo, va a ser así, añadiendo que, como según Milo, Kanon tiene casi el mismo nivel de poder que Saga, con una licencia artística por aquí y con un gusto por Kanon por allá ¡puf! Kanon para esta historia y todas las demás que escriba tendrá el mismo nivel que Saga y Shaka.