ADVERTENCIA: LOS PERSONAJES DE ESTA HISTORIA NO ME PERTENECEN

HECHO CON FINES DE ENTRETENIMIENTO Y NO LUCRATIVOS


(MISAKI)

Las miradas siempre están ahí cada que llego a la Universidad, no importa cuánto trate de ignorarlas, al final, terminan siendo una molestia…siempre…en cualquier momento. No importa cuánto trate de esforzarme en no causar molestias, al final, termino por causárselas a las personas de mi alrededor, especialmente a la persona que más quiero: Usagi – san.

Mi nombre es Takahashi Misaki, estudiante universitario y, al parecer… pareja de el famoso escritor Usami Akihiko.

Usagi – san… No era justa la forma en que le juzgaban. Siempre decían que era una persona extremadamente delicada y difícil de comprender. Nunca compartí la misma idea. Él era una persona cálida y capaz de dar todo por un ser querido, obviamente, todo esto lo sabías si le prestabas la atención necesaria. Es una persona que soporta tanto su mundo como el mío sobre sus hombros y es entonces cuando me pregunto: ¿Qué es lo que hago para ayudarlo a soportar ese peso? La respuesta es hiriente. Nada, hago absolutamente nada por ayudarlo.

Siempre manteniéndose inalterable. Jamás pide ayuda y estoy casi seguro de que no lo hará. No importa lo doloroso que llegue a ser para él, jamás lo dirá. Porque comprendo su actitud, somos iguales en el fondo, siempre negándonos a causar molestias.

Sin embargo, últimamente había algo ligeramente distinto en él, ¿Qué era lo que lo hacía lucir diferente? En la Universidad, en el trabajo, en el departamento, en cualquier lugar, no dejaba de pensar en ese cambio en él. Mi corazón latió sobresaltado… ¿Acaso sería cansancio? Pero no me refiero a un cansancio físico, me refiero a uno interno.

-Deberías tomarte un descanso – le sugerí en cierta ocasión mientras leía una de sus recientes obras

-¿Eh? ¿Por qué lo dices? – siempre su tono despistado

-Luces cansado – respondí, sonrojándome ligeramente

Él sonrió, abrazándome por la espalda

-Soy feliz cuando te preocupas por mí – susurró a mi oído

Mi corazón latía desenfrenadamente, ¿Estaría latiendo de la misma forma su corazón?

-¿Sabes? – rompí el silencio que se había formado en la habitación entrada la noche – Si hay algo que te preocupe, puedes contármelo

Usagi me estrechó más contra su cuerpo desnudo.

-Estoy bien – murmuró – Sólo me preocupa el que Misaki sea feliz

Nuevamente me ruboricé

-Baka… - dije apenas en un susurro, cerrando los ojos

Es difícil ingresar a un mundo cerrado bajo llave. No puedes forzar la cerradura pues, de hacerlo, podrías dañarla y trabarla más. Tampoco puedes ignorarla pues, en el fondo, aguarda impacientemente a ser abierta y revelar lo que esconde con tanto recelo. La única forma de poder ingresar es encontrar la llave correcta que la abrirá y te permitirá la entrada a su mundo desconocido.

Soy consciente de que no entiendo de asuntos complicados pero puedo entender perfectamente cuando un corazón empieza a sentir los estragos del agotamiento aunque se niegue en aceptarlo.

Sólo una pregunta me atormenta y me hace temblar, ¿Cuánto más podrá resistir ese peso?


(USAGI)

Últimamente, ignorando la razón, me he sentido profundamente agotado. Mi corazón late con fuerza pero a la vez quisiera que se detuviese. Veo a Misaki a mi lado, con sus enormes ojos de preocupación por mí, y una inmensa felicidad me invade pero, a la vez, desearía alejarlo para protegerlo.

Siento que todo a mi alrededor empieza a desmoronarse con una premura que me desespera y me destroza por completo. La inmunidad que solía tener frente a la sociedad está flaqueando y siento el peligro… un peligro que no sólo me amenaza, también amenaza a Misaki.

Es difícil para él, lo sé. Infinidad de veces me ha pedido que sea más discreto en la Universidad pero veo un rival en cada estudiante y es cuando me pongo a la defensiva y actúo como actúo.

Deseo mantener todas estas inquietudes ocultas de Misaki pero él empieza a notarlo. "Luces cansado" fue su observación al pedirme que me tomara un descanso. ¡Soy tan feliz cuando él se preocupa por mí! Mi única forma segura de mostrar mis sentimientos, es hablando corporalmente, de otra forma, él podría notar mi cansancio.

De sobra sé que no resistiré por mucho más tiempo. Necesitaba urgentemente de un consejo.

Era muy noche cuando me levanté discretamente de la cama, cuidando de no despertar a Misaki que dormía a mi lado, ¡Deseaba tanto besarlo hasta calmar mis nervios! Pero logré contenerme y salir de la habitación para dirigirme al teléfono. Sólo una persona podría ayudarme.


(HIROKI)

¡Cuánto lo extrañaba durante los largos fines de semana! Nunca se lo diría pero así era como me sentía cada que él partía al hospital, ¿Sentiría él la misma tristeza?

Antes de marcharse siempre decía "Te quiero, Hiro-san" y unía su rostro al mío en un apasionado beso. Entrada la noche, me mantenía despierto tan sólo para escuchar el sonido de la puerta abrirse y su voz diciendo "Estoy en casa", era entonces cuando mi corazón saltaba de alegría y me obligaba a ponerme en pie y decir "Bienvenido" . Tan sólo con una mirada suya, llena de esa calidez, bastaba para que mi corazón cobrara vida nuevamente.

Era otra noche en la que aguardaba la llegada de Nowaki, leyendo un libro escogido al azar, esta vez se trataba de un libro recientemente publicado de Akihiko…

¿Qué era de mi amigo de infancia que alguna vez me robó el corazón? La verdad era que hacía mucho tiempo que no lo veía. Él estando con ese alumno universitario y yo con Nowaki, simplemente no quedaba tiempo para visitarnos como antes.

Tal vez el poder de la mente es realmente fuerte pero, sin esperarlo, el teléfono sonó. Seguramente se trataba de Nowaki que hablaba para decirme que llegaría un poco más tarde.

-¿Sí? – levanté el auricular

Me sorprendí al reconocer la voz.

-¿Akihiko? ¿Pero qué…? ¿Por qué…?

Guardé silencio al notar algo diferente en el tono de él, no era el mismo. Escuché atentamente sus palabras.

-¿Eh? ¿Ahora mismo?

Su tono con cierta vacilación me hizo actuar sin pensar.

-Bien, entendido… estaré ahí en unos minutos – finalizó la llamada

Medité aún con la mano sobre el auricular. Ya era muy tarde como para vernos pero era mi amigo y no podía abandonarlo cuando más me necesitaba. Tomé una hoja de papel y pluma y escribí una breve nota a Nowaki, dejándola a un lado del teléfono. Me abrigué, pues la noche era fría, y salí del apartamento.


(NOWAKI)

El amor es hiriente, lo sé, pero, ¿A caso habrá un límite para el dolor? Puedes creer que tienes toda la felicidad del mundo en la mano pero no es así, a cada minuto hay un nuevo fragmento de ella que se cruza en tu camino y, ¿Qué haces cuando encuentras ese fragmento? Simplemente te inclinas para recogerlo, limpias la suciedad que opaca el brillo de ese preciado tesoro y lo colocas junto a los demás fragmentos. Sin embargo, no siempre es fácil. Hay veces en las que te encuentras un pedazo que se obstina en conservar su suciedad pero, pese a que eres consciente del daño que puede llegar a causarte, decides conservarlo.

Mi nombre es Kusama Nowaki, estudiante de pediatría. Hasta hace poco, me bastaban mis empleos para sobrevivir pero, cuando conocí a Hiro-san, se volvió lo más importante para mí y cambió drásticamente mi mundo.

Hiro-san es una persona realmente obstinada pero es una persona a la que admiro mucho. Siempre cumpliendo sus metas sin retroceder. Él es la persona de la que me enamoré, una persona que puede parecer fría pero que en el fondo es sumamente sensible y vulnerable, es por eso que debo ser cuidadoso y no lastimarlo.

-Buen trabajo, Nowaki – dijo Senpai, una vez que finalizó mi turno

-Gracias – respondí al tiempo que me quitaba la bata

En el fondo, Senpai es una buena persona. Está al tanto de mi relación con Hiro-san, pese a que Hiro-san piense que esté mal. No logro comprender del todo la razón por la que debo de negar mis sentimientos, negarlos sería el no aceptar a Hiro-san y eso sería doloroso.

-Aun tenemos algo de tiempo – prosiguió senpai - ¿Qué tal si comemos algo?

-Ah… no lo sé, Senpai – respondí dudoso, acomodándome el cuello de mi chaqueta

-No seas tan antipático – protestó, posando un brazo al rededor de mis hombros – Estoy seguro de que no le molestará a tu novio…

-¡Senpai! – protesté ante su comentario

-Ah, lo siento… - quitó su brazo, agitando las manos con aire inocente – La costumbre

-Tal vez en otra ocasión – finalicé, tomando mi bolso

Senpai sonrió de una manera extraña, agitando una mano a modo de despedida.

Hacía frío cuando salí. El helado viento golpeó con rudeza mi rostro pero careció de importancia al saber que una calidez mayor me esperaba en casa: Hiro-san. Casi inconscientemente, aceleré el paso para estar más pronto a su lado.

-¡Estoy en casa! – anuncié con gran alegría de estar por fin al lado de Hiro-san

No hubo respuesta, ¿Estaría dormido?

Caminé hasta la habitación sin éxito. No estaba. Una terrible preocupación invadió a mi pecho pero logré controlarme un poco al reparar en la nota cerca de teléfono.

"Tuve que salir, no me esperes despierto

Hiroki"

Debo admitir que me sorprendió aquella nota, era bastante tarde como para que Hiro-san estuviese fuera de casa. Un ligero dolor se apoderó de mí… un dolor que sería motivo de risa para otros pero que para mí significaba una herida.