Capítulo 1: Coruscant

19 ABY. El recientemente formado Imperio Galáctico lleva a cabo la Gran Purga Jedi, a través de la Orden 66. El mismo Darth Vader al mando de la 501 ataca el Templo Jedi en Coruscant, al mismo tiempo que varias otras legiones de clones se deshacen de sus antiguos generales Jedi en sectores recónditos del Universo. Todo parece indicar que los Jedi no sobrevivirán a esta traición; sin embargo, a bordo de la "Tantive IV" el maestro Yoda y Obi-Wan Kenobi, supervivientes de la persecución imperial, planean esconder a los hijos de Anakin Skywalker y asegurar que no sean alcanzados por la Orden 66.

Sin embargo, hay algo más con lo que ni los Jedi supervivientes ni el Emperador cuentan. Algo se esta gestando en las profundidades de Coruscant…

Una sensación de aturdimiento muy grande seguido de otra de profundo dolor en su costado derecho. Recuperó parcialmente el conocimiento y se levantó de rodillas. Quiso apoyar sus brazos en el suelo pero eso lo hizo perder el equilibrio y caer otra vez. Se dio cuenta que el dolor provenía de su brazo derecho (el cual además no respondía) e intentó no usarlo. Se incorporó con ayuda de su brazo izquierdo y sintió un dolor en su pecho. Se tocó y le dolió más: se había dado un buen golpe al caer de tan grande altura.

Por primera vez percibió lo que había a su alrededor: estaba en una zona desconocida para él; una especie de callejón abandonado y neblinoso, pero sabía que era Coruscant porque lo único que alcanzaba a ver a su alrededor era ciudad. Además, distinguió a lo lejos el Templo Jedi y, aún mas lejos, el edificio del Senado.

Al darse cuenta de este último detalle, le palpitó el brazo que le dolía. Se atrevió a mirarlo por primera vez y notó con inmensa repulsión que le faltaba el antebrazo y a su mente llegaron los últimos recuerdos que tenía. Skywalker… Palpatine…

La sangre parecía hervirle desde dentro de su estomago e inundaba su cerebro. No había nada en su mente salvo deseos de venganza, ni siquiera un atisbo de lo que le habían enseñado desde chico. "La calma era para los débiles" se decía; él mismo había experimentado ciertos aspectos de la Fuerza propios del Lado Oscuro que nunca llegaron a arrastrarlo hasta allí y que lo habían vuelto muy poderoso. ¿Por qué no iba a poder entonces desatar su furia para vengarse…?

Entonces recordó a su amigo de la infancia Dooku y al traidor Skywalker y se asqueó de pensar lo que había pensado. ¿Quería terminar acaso como ellos? ¿Un siervo más del Lord Oscuro de Sith?

Liberó su mente de todo pensamiento iracundo y se concentró en contactar con los demás Jedi y dar la alarma. Pero no parecía haber nadie cerca con la Fuerza como aliada… Temiendo lo peor, buscó su sable de luz pero tampoco parecía estar cerca. Se sentía solo, desprotegido y vulnerable, cosa rara porque en cierta ocasión hacía unos dos años se había enfrentado a un batallón de droides sin su sable. Pero esta vez era distinto: era él solo contra aquello que se había desencadenado y que él mismo había previsto.

-Se genera un plan en contra de los Jedi- le había dicho al maestro Yoda no hacía mucho tiempo. Luego había desconfiado de Palpatine y de Skywalker y su intuición no le había fallado.

Pero esta vez sabía a que se enfrentaba. "Se necesita más que un par de Sith para vencer a Mace Windu" se dijo y corrió hasta el Templo Jedi.