Hi... este fic se lo dedico a pame, que hace poco me dejó un lindo review... y que por ahora lamentablemente no sé que voy a hacer con ese fic.

lo siento!! la vida parece querer aplastarme!!!

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entre mañ o pasado subo la segunda parte

kisses

enjoy


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Inocencia: primera parte

El cerezo y Adán

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La canción parecía haber sido escrita para mí y debo confesar que no debe existir nada más deprimente que esto.

El cantante había logrado describir, casi como si estuviera dentro de mí, mi triste y pobre –por no decir nula- vida amorosa.

La única diferencia entre la estrofa y la realidad era una sola: el sexo.

El protagonista de tan endiablada melodía era un hombre, mientras que en la realidad el personaje principal era yo: una "inocente" mujer de veinticuatro años.

La letra se repetía una y otra vez en mi mente, y todas esas veces pude confirmar mi teoría: entre ese "Adán" y yo había muchas similitudes.

Recostada sobre el sillón del living de mi apartamento de soltera, con la cabeza echada hacia atrás, la luz apagada y los ojos abiertos no pude –ni quise- pensar. Sabía que sólo un instante iba a durar mi tranquilidad. Un instante muy parecido a la calma que antecede al huracán, y que luego iba a romper en un silencioso llanto.

Y sólo un instante duró.

Acurrucada; con las piernas y los brazos flexionados, y el rostro escondido; lloré y me sentí un tanto más idiota con cada lágrima derramada.

Mi vida amorosa era nula, pero debo reconocer que en cierto punto yo me lo busqué. Recordé una frase extraída de una película romántica, que no son más que malditos venenos para el alma. Malditos venenos porque me ilusionan, me hacen creer que en este mundo existe alguien para mí, porque en el fondo no hacen más que alimentar los anhelos y deseos de toda mujer: sentirse bella, segura y amada junto al ser amado. La línea decía algo así como que "cada mujer tiene la vida amorosa que ella misma quiere"… ¿pero yo quería, quiero y querré esto? Estaba segura que no, mi ser entero gritaba que no, pero la realidad me mostraba otra cosa totalmente distinta.

Nunca antes me había importado el hacho de tener o no tener novio, de salir o no con alguien. Desde chica fui así, y muchas cosas no cambiaron.

Sé que "el príncipe azul" no existe, como también sé que el matrimonio no está en mis planes ni a mediano ni a largo plazo… y el hecho de tener hijos no me parece en estos momentos demasiado importante.

Jamás en mi vida había soñado con el hombre ideal ni con el hogar ideal… y quizás eso fue mi problema.

La adolescencia la transcurrí tranquila, relativamente normal, ningún problema demasiado grave, ninguna adicción ni muchas salidas nocturnas. Ningún novio, ningún beso, ningún roce.

Y fue así como llegué a mi patético presente.

"Va a ser una larga noche" me dije a mí misma.

"No tuvo Eva este Adán,

No hubo asiento de atrás,

Ni caricias, ni carta perfumadas.

No hubo citas en el parque"

"No habrá despedidas,

Ni canciones de amor, ni Capuleto y Montesco.

Crecerán y en la espuma del tiempo

Se deshacen los sueños...(sus sueños)

No quedará ni un recuerdo,

Ni en la noche un lamento."

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Me había quedado dormida para variar. El sonido del teléfono irritaba mis nervios y lastimaba mis oídos.

"¿Quién puede ser a esta hora?" pronuncié enfadada. No hace falta ni aclarar que me golpeé varias veces antes de poder atender al maldito aparato.

Aún algo inconsciente logré divisar el reloj y darme cuenta que era un horario normal para hacer llamadas. "¡Genial! Otra vez tarde"

"-Si?" dije con la voz ronca. Del otro lado de la línea mi madre no dejaba de chillar que la tenía preocupada, que cómo podía ser que no atendiera el teléfono, que era una hija desagradecida, etc, etc, etc. Con milagrosa paciencia la escuché quejarse en silencio; cuando advertí que se había tranquilizado le pregunté: "¿Otra vez te peleaste con papá?" y ella me respondió un seco sí para luego cortar la llamada.

"Bien!! el día promete ser hermoso!!!" la ironía fluía libremente por mi.

Observé el reloj una vez más, las agujas marcaban las diez y media de la mañana de un sábado soleado. Me metí en la ducha, luego de deambular un rato por la cocina sin saber qué hacer, y dejé que el agua fría limpiara mi cuerpo y despejara mi cansada y atontada mente.

El espejo me devolvía una imagen horrible y el dolor de cuello rayaba lo insoportable. Quedarse dormida tras haber llorado en el sillón no había sido bueno para mi salud… o mi cuello. En fin, ya mucho no podía hacer.

Salí al balcón con mi taza de café en la mano y dejé que el sol me abrazara. Mis ojos verdes de a poco se fueron acostumbrando a la repentina y total luminosidad; mientras mis oídos sangraban con los excesivos bocinazos de conductores maniáticos.

"Y después la loca soy yo…" me dije a mí misma.

En eso volvió a sonar el teléfono. Atendí y la voz que me respondió me robó una sonrisa… Pero aún más su propuesta.

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Las estrofas fueron extraídas de la canción "Amores imposibles" de mi genial Ismael Serrano, y pertenece al albúm "Sueños de un hombre despierto".

Y el fic se inspiró en esa canción.

kisses

enishi