Clary despertó de golpe, ni siquiera recodaba lo que había estado soñando, pero algo la había sobresaltado, una terrible sensación, un terror desconocido a que algo pudiera ocurrir. Se di la vuelta y miro a la figura que dormía a su lado.

Rozó con su mano el rostro de Jace, su cálida mejilla y vio que este se removía y ronroneaba débilmente como un gato. La chica sonrío y se acurrucó contra él, como siempre le gustaba dormir.

Estar con Jace, sentir su calor y su cuerpo contra el suyo le hacía sentirse protegida como si así supiera que no le podía ocurrir nada malo.

Jace protestó en sueños, dijo algo que Clary no pudo comprender y se agitó nervioso, en a la cama. Clary le acarició de nuevo el rostro, eso siempre le relajaba a él, aunque estuviera dormido sentía el contacto de Clary

Hacía ya un tiempo que Jace no tenía pesadillas con Valentín o con Sebastián, le había costado casi dos años, pero Clary estaba segura que había conseguido superarlo. Ahora empezaba a dudarlo.

Jace volvió a protestar, más insistentemente que la vez anterior, de una forma más dolorosa, parecía que estaba enfrentándose a alguien en sus sueños y no parecía que estuviera ganando. Dijo algo de nuevo, algo que parecía ser un nombre, como si estuviera llamando a alguien y un momento más tarde gritó y pataleó con fuerza.

Clary tuvo que apartarse para evitar que la lastimara y sobretodo APRA evitar que hiciera, sin querer, daño al bebé que crecía en su interior. No quería separarse de su lado, pero Jace no era dueño de sus actos en esos momentos, no estaba allí con ella, no era consciente de que estaba soñando, no sentía el cuerpo de su compañera al lado y no escuchaba sus llamadas cada vez más desesperadas por hacerle reaccionar.

"Jace, por favor, escúchame, tienes que despertarte." Clary acercó la mano hasta él pero Jace se revolvió e impidió que tocara.

Sin embargo, Clary no iba a cesar en su empeñó, no se iba a alejar de él tan fácilmente, era una cazadora de sombras y como tal había aprendido, pues el propio Jace le había estado entrenando, a no permitir que l miedo se apoderara de ella.

Se aseguro de que su futura hija, que nacería en poco más de dos mees, estuviera bien y volvió a intentar tocar a Jace; estaba segura que su contacto, le devolvería a la normalidad.

"Jace cariño." La mano de Clary tocó finalmente el pecho de él y para su sorpresa, se dio cuenta que su corazón latía muy acelerado, como si realmente estuviera aterrado por algún motivo. "Jace, soy yo, Clary, todo está bien. Vamos despierta, por favor."

"Nnca tendrás una familia Jace, igual que nunca has tenido un nombre, nunca podrás ser feliz. Me lo quitaste todo, creías que eras más fuerte que yo y me diste por muerto. Pobre iluso, como si fuera tan fácil acabar conmigo."

Jace miró a Jonathan, Sebastián le había llamado en vida, pero se dio cuenta que este Jonathan era distinto al de entonces. Seguía sin tener la mano de Isabelle le había amputado con su látigo, pero su expresión era todavía más terrible que la que le había visto entonces. Ahora no parecía humano, sus ojos eran de un negro total y todas las venas de su cuerpo se marcaban como si estuviera en continua tensión.

Jace miró a su alrededor, buscando a Clary, tenía que asegurarse que su compañera estuviera bien y sobretodo que Jonathan no llegara a saber que Clary estaba embarazada, o entonces iría a por ella sin dudarlo.

"Clary no está aquí y nunca la encontrarás, creías que iba a venir primero a por ti hermano. No Jace, primero te quiero destruir y para eso voy a matar a la mujer que quieres y al niño que nunca tendrás, bueno a la niña, seguro que sería preciosa, seguro que tendría tus ojos y el cabello de su madre, pero ahora que tengo a Clary jamás lo sabrás."

"No te acerques a ella, no se te ocurra ponerle una mano encima o…"

"¿O qué Jace? Ya es un poco tarde para eso."

Jonathan se echó a un lado y dejó ver un bulto en el suelo. En realidad había dos. Jace ya sabía lo que es significaba, por eso no quiso moverse; no quería ver muerta a la mujer que quería, a la que tanto amaba y por la que hubiera dado la vida sin dudarlo, tampoco quería ver el pequeño cuerpecito que había a su lado y prefería no pensar lo que eso significaba.

"No puede ser."

"Si puede hermano. Encontré a tu querida Clary esta mañana y que sorpresa cuando vi que estaba esperando un hijo tuyo. No voy a decir que me alegrara, porque la verdad es que pensé que la felicidad que tu gozas ahora, debería ser mía." Sebastián sonrió, de una forma tan terrible que Jace se estremeció. "Pero eso ya da igual ¿verdad Jace? Ahora estamos empatados, tu me mataste a mi y me arrebataste toda la familia que tenía y yo cuando acabe contigo, habré hecho lo mismo."

"Pagarás por eso."

Jace no dudó. Ni siquiera miró el cuerpo de Clary pues en su corazón ya sabía que era cierto. Su alma se había roto nada más ver el bulto en el suelo, Jace había muerto nada más sentir que su joven compañera no estaría más con él y que la pequeña criatura que iban a tener juntos, no nacería nunca.

Gritó con tanta furia que sintió que las paredes del cuarto en el que se encontraban iban a caerse. Pensó que no sería tan mal si eso ocurría, al menos así Jonathan moriría por mi y él también lo haría, iría al cielo, al más allá o donde fueran los cazadores de sombras muertos y encontraría a Clary por fin.

Se lanzó contra Jonathan y evitó el primer golpe que intentó darle, ahora que tan sólo disponía de una mano para golpear, era mucho más fácil ver por donde iban a venir los golpes. Recibió un puñetazo en la cara, que lo dejó descolocado por un momento y no pudo evitar que le diera un nuevo golpe en estómago.

Por algún motivo que en aquel estado de shock no podía comprender, no le importaba todo el dolor físico que estaba sintiendo, incluso lo agradecía, pues de algún modo tenía que pedir perdón a Clary por haber permitido dejarla morir. Jonathan siguió golpeándole, el dolor fue en aumento y una parte de él quiso dejar de luchar, permitir que el otro joven cazador lo matara y así dejaría de sufrir para siempre. Pero una parte mucho más grande, quería vengar a Clary, quería demostrarle que nunca la olvidaría, nunca se enamoraría de otra persona, que nunca habría otra persona en su vida y por eso tenía que matar ahora a Jonathan, por haberle arrebatado lo más importante que había tenido en toda su vida, porque él ya estaba muerto sin Clary.

se volvió a lanzar a por él, como un felino persiguiendo a su presa y descargó toda su fuerza y toda su furia contra él. Jonathan no lo vio venir y por algún extraño motivo no evito que cayera sobre él.

"Jace, no lo hagas por favor." Jonathan estaba asustado o así lo demostraba su rostro, había empalidecido de repente y para mayor sorpresa de Jace, estaba temblando de miedo. "Jace, mirame no hagas esto."

"¿Qué te pasa ahora? Siempre has dicho que eres más fuerte que yo, pero al final siempre termino ganándote después todo." Jace sonrió con maldad mientras levantaba el puño contra Jonathan.

"¿Jace que te ocurre?"

"¿Qué me ocurre a mi? Yo no soy el que perdió la cabeza por la sangre de demonio que tiene en su interior. No fue tu culpa, fue Valentine, lo se, pero aún así ni Clary, ni yo, ni nuestra hija, tenían culpa de nada de lo que te hizo ese desgraciado.

Clary estaba en el suelo, se había hecho daño cuando Jace había caído sobre ella, pero sobretodo estaba aterrada al ver aquel terrible odio en su mirada, si no hacía algo para detenerlo, estaba segura podría llegar a matarle.

No se protegió la cara, tan sólo rodeó el vientre con ambas manos para proteger al bebé, fuera lo que fuera lo que le ocurría a Jace, no podía permitir que lastimara a su hija, eso no se lo perdonaría él nunca.

"Jace cariño. ¿Qué te ocurre?" Volvió a repetir ella, cada vez más alterada, más nerviosa y más aterrada.

"Se puede saber que os pasa a vosotros dos. Ya se lo que estáis haciendo y todo eso, pero me gustaría dormir un poco y agradecería que hicierais un poco de menos ruido si fuera posible."

Isabelle entró en el cuarto, pero se quedó parada en la puerta, petrificada y sin saber que decir, pues no se podía creer lo que sus ojos estaban viendo. Jace estaba fuera de si, aquella expresión en su cara no pertenecía al muchacho que tan bien conocía y mucho menos era normal que estuviera atacando a Clary.

"Jace ¿Qué demonios haces?"

Pero su amigo no respondió, tenía el puño cerrado sobre la cabeza de Clary y todo él hacía un gran presión para que la chica no pudiera levantarse y tratar de atacarle, tal y como Jonathan habría hecho.

Isabelle no lo dudó y con su agilidad y destreza que le caracterizaba como cazadora de sombras, se lanzó contra él y lo quitó de encima de Clary, lo tiró al suelo, alejándolo de ella todo lo que pudo. Clary se levantó, no todo lo rápido que le hubiera gustado, pues estando embarazada de casi de siete meses, la velocidad no era una de sus mayores virtudes y salió del cuarto. Se quedó en el pasillo escuchando lo que ocurría dentro del cuarto.

"Isabelle ¿Qué haces?" Jace se revolvió pero Isabelle lo sujetó con fuerza evitándolo.

"Eso mismo te iba a preguntar yo a ti."

"Has dejado que Jonathan o Sebastián o como quieras llamarlo, escape." Jace se revolvió otra vez, si se levantaba ahora conseguiría volver a atraparlo.

"¿Qué estás diciendo? Has estado a punto de matar a Clary."

"No es cierto, no era ella."

"Mira." Aunque Jace estaba reacio a hacerlo, Isabelle le movió la cabeza hasta la puerta de la habitación.

Allí la encontró, pegada a la pared, sentada en el suelo y mirándole directamente a él. Clary respiraba agitadamente, aunque no sabia si eso era bueno para el bebé. Jace no se lo podía creer, no era posible que la hubiera atacado así como así, tanto como para que ella temiera ahora estar cerca de él.

Se revolvió e intento levantarse, pero Isabelle seguía evitándolo, con sus propios brazos apresando los de su amigo.

"Suéltame estoy bien."

"Yo no estaría tan segura, no después de lo que he visto."

"Isabelle déjalo." Clary estaba mirando a Jace y en sus ojos veía un dolor que antes no existía. Lo que antes era rabia y odio había pasado a ser desesperación y pena. Jace había vuelto.

El muchacho echó a correr hasta ella y se arrodilló delante de Clary, la miró primero a ella y luego bajó la mirada hasta su vientre. "Dios mío Clary, lo siento mucho, no tengo ni idea de cómo ha pasado esto, pero estaba seguro que tu…"

"No digas nada, por favor, ahora no." Clary no quería saber más en ese momento, tan sólo lo quería tener cerca. Que la abrazara y la protegiera como siempre hacía. Ella no tuvo que decirlo para que Jace la comprendiera y la rodeó con sus brazos. "Creo que necesitamos ayuda."

"Y que lo digas ¿Jace como te has hecho esto?" Clary levantó la camiseta con la que dormía Jace y vio unas marcas en su pecho, que unas horas antes no estaban allí hacia días que no había luchado con ninguna criatura y que él recordara no le había atacado nadie. "¿Qué es esto?"

"¿Chicos que está pasando?" Isabelle se apoyó en la puerta y miró las marcas en el pecho de Jace, que parecían ser de una garra de alguna criatura. "¿Qué tal si llamamos a Magnus? Tal vez sepa lo que es todo esto y porque te has comportado así."

"No quiero moletarle, Alec y él están recién casados, aunque suene raro de decir. No quiero estropearles el momento." Se le hacía extraño decir que Alec, al que conocía desde que eran un niño, estuviera casado y él no se atreviera a pedirle matrimonio de forma seria a Clary.

"Has puesto en peligro a Clary y al bebé."

"Isabelle no seas tan dura con él." Clary sostuvo con fuerza las manos de Jace, al darse cuenta que este, por primera vez desde que lo conocía, había empezado a temblar.

"¿Qué no sea tan dura? Clary le has visto igual que yo, has visto lo que estaba a punto de hacerte. Si estuvieran mis padres aquí se lo diría a ellos, pero están de viaje, estamos solos en el instituto y tu estás…"

"Muy bien Isabelle tu ganas. Llama a Magnus."

Isabelle cogió el móvil y desapareció pasillo adelante, dejándolos a los dos solos.

"Clary lo siento mucho. No eras tu, eras Sebastián, me estaba atacando. ¿Crees que me estoy volviendo loco?"

Sin llegar a contestar, Clary se arrodilló en el suelo y tomando el rostro de Jace entre sus manos le besó en los labios. Un momento después, el muchacho la abrazó y escondió el rostro contra su hombro.

"Si te hubiera hecho daño a ti, si hubiera lastimado a la niña." Clary no estaba segura si alguna lo había visto llorar, pero sintió que se le desgarraba el alma al escucharlo sollozar.