Ante todo:

DISCLAIMER: los personaje pertenecen a Stephenie Meyer, aunque la historia es mía.

Las cursivas son conversaciones telefónicas o conversaciones que se oyen en la lejanía.

Los pensamientos de los personajes están escritos "entre comillas".

(Entre paréntesis está lo que comunica uno de los protagonistas a través de la mente.)

Lo escrito en negrita y entre comitas, son conversaciones entre lobos.

La historia está escrita desde el punto de vista de Seth.

…………………………………………………………………………………………………….

Al principio, la historia está contada desde el punto de vista de Bella, como está señalado por el POV BELLA, aunque a partir del POV SETH, la historia siempre estará contada desde el punto de vista de Seth, tal y como he señalado arriba.

Espero que os guste.

…………………………………………………………………………………………………….

1. REENCUENTRO CON LOS CULLEN.

POV BELLA.

- Abu…

- dime cariño. – dije acariciando los rizos de la pequeña que tenía a mi lado, abrazada a su lobo de peluche.

- Existe la magia?

- La magia? Creo que si, porque? – pregunté sin dejar de mirarla, la pregunta realmente me había sorprendido.

- A veces, cuando estoy con Jake, y le pregunto alguna cosa, solo me dice: es magia. – dijo las dos últimas palabras imitando la voz de su padre, lo que provocó que se me escapara una risita.

- Primero, no deberías llamar a tu padre por su nombre de pila. - dije intentando parecer autoritaria, aunque pronto me callé. Yo siempre había llamado a mi padre por su nombre de pila, aunque no en su presencia. – Segundo, empiezo a creer que la magia existe, como sino iba a haber un ángel tan precioso como tú. – dije cogiéndola en brazos y la senté en mi regazo.

- Gracias abu. – dijo abrazándome con sus bracitos, con el peluche entre nuestros cuerpos, que rugió ante la presión. – tú también eres muy guapa.

De haber sido posible, en ese momento estaría roja como un tomate. Esa niña siempre lograba ruborizarme.

- Vamos cielo, tienes que comer antes de la fiesta. – dije cogiendo en brazos a Sarah y la llevé hacia la cocina.

La senté sobre la encimera y empecé a preparar las cosas para hacer la comida y encendí la Vitro cerámica. Se me hacía muy extraño que, la comida que antes me encantaba, ahora me repugnaba.

- Cuando volverán Renesmee y Jacob? – preguntó mirando a su peluche y apretándole la tripa, haciendo sonar el débil rugido.

- No conozco a esas personas. – dije sin mirarla.

- Cuando volverán papá y mamá? No me acordé de preguntarles.

- En un par de semanas.

- Porque no puedo llamar a mis papis por su nombre? – preguntó logrando sorprenderme por segunda vez en un mismo día. Puse la comida a fuego lento y me volví para mirarla.

- A tu abuelo no le gusta. – dije. Edward no había evolucionado en ese aspecto. – le parece una falta de respeto. Entiendes? – dije con mis manos en su rostro.

- Si, pero a los bisabu no les molesta.

- A los bis qué?! – sorprendida por tercera vez.

- Tú eres mi abu, y Esme mi bisabu.

No reaccioné. Me costó de entender lo que me estaba diciendo. No pude evitar ponerme a reír, lo que sorprendió a la pequeña.

- Tú de verdad tienes tres años?

- Casi cuatro. – dijo ofendida.

- Perdóneme usted, señorita. – dije acariciando su rosado rostro. – porque no ves un rato la tele hasta que la comida esté echa? En cuanto hayas comido, podrás ayudarme a decorar la casa. – dije y la dejé en el suelo.

- Vale. Puedo ver una película?

- Cual quieres ver?

- Una de magia! – exclamó y se sentó de un salto en el sofá.

- Sabrina? Harry Potter? – pregunté mientras ella iba negando con la cabeza. Miré su colección de dvd's hasta que encontré una película que seguro que querría ver. – Matilda?

- Si!!

Sonreí, cogí la película y la puse en el dvd. Sarah se quitó los zapatos y se sentó con las piernas cruzadas. Mientras Sarah veía la película entusiasmada, terminé de hervir la pasta y puse a freír un poco de tomate.

Empecé a sacar los adornos que Alice había comprado para la fiesta de Edward. Decoré el salón en diez minutos, pero dejé los regalos guardados, para que Sarah los colocara sobre la mesa.

- Sarah, hora de comer.

- Vale. – vi como ponía la película en pausa y vino corriendo hacia la cocina.

- Deja a Remus en el sofá.

- Pero también tiene hambre. – se quejó. – además, en mis brazos no tiene frío.

- Dame. – cogí el peluche y lo coloqué sobre el sofá. Cogí el trapo de cocina limpio que llevaba sobre el hombro y cubrí al peluche con él. – ves? Ya no tiene frío.

- Vale. Gracias abu. – se sentó a la mesa, se puso la servilleta a modo de babero y comenzó a comer.

- Cuantos años cumple el abuelito?

- Pregúntaselo a él cuando llegue. – dije intentando no meter la pata. No recordaba siquiera si me lo había dicho.

- Vale. Porque todos tenéis dos cumples menos yo? – sorprendida por cuarta vez.

- Bueno…- "haber como se lo explico yo ahora" - celebramos el día en que nacimos y el día en que entramos en ésta familia.

- Y yo? Yo también quiero un segundo cumple.

- Cuando quieres que sea? – pregunté agachándome a su lado.

- No lo sé. – dijo frunciendo el ceño, como si estuviera pensando con fuerza. – tendré que pensármelo.

- Vale. Me avisarás cuando lo sepas?

- Si. Y le diré a Masen que él también elija un día.

- muy bien. Termina de comer, amor, y podrás colocar los regalos.

- Guay!

Mientras Sarah terminaba de comer, yo limpié las ollas y fui a vestirme para cuando llegara la familia. En teoría iba a ser una fiesta sorpresa, pero con Edward eso parecía ser siempre un imposible. Por suerte, parecía que Sarah había adquirido un don como el mío, por lo que Edward no podía leerle la mente, aunque seguro que lo vio en la mente de Masen.

- Terminé. – dijo levantándose de la mesa.

Yo ya me había vestido con un veraniego vestido de color azul, con unas sandalias blancas. Sarah metió su plato y su vaso en el lavaplatos y vino corriendo hacia mi, lista para saltar a mis brazos.

- Alto, alto, alto. – dije alejándome un par de pasos, con los brazos en alto. – antes de nada límpiate esa boca.

Fui hacia la mesita del comedor, cogí un paquete de toallitas húmedas y cogí una para limpiarle la cara, que la llevaba llena de tomate. Cogí a Sarah en brazos y la llevé hasta el antiguo dormitorio de Renesmee, donde la vestí con un vestido igual que el mío.

- Cuando llegaran Emmett y Masen? – preguntó bajando las escaleras. Las dos íbamos con las manos repletas de regalos.

- Pronto. Tenían que ir a comprar una cosa. Mira, ya se oye su coche.

Dejemos los paquetes sobre la mesa del salón, y fuimos hacia el porche, donde vimos llegar el coche de Emmet. Emmet y Masen se bajaron del coche con una caja un poco sospechosa. Jasper y Carlisle también se bajaron del coche. Masen iba vestido igual que Jasper, lo cual me hizo reír por lo bajo, aunque no quería hacerlo.

Masen adoraba a Jasper, aunque era tan travieso como Emmett.

- Mira abuela. Al fin encontré el regalo perfecto! – exclamó dejando la caja en mis brazos.

- Qué es?

- Sorpresa! – dijo Emmett con una gran sonrisa.

Ambos entraron en la casa, junto a Sarah, que no dejaba de preguntarle a su hermano que era lo que habían comprado.

- Temo mirar. – susurré mirando la caja.

- Haces bien. – dijo Jasper.

Miré a Carlisle y éste asintió.

Entramos los tres en la casa y dejé la caja junto al resto de regalos. Sarah y Masen estaban en el sofá viendo la película, mientras que Emmett y Carlisle habían ido a cambiarse de ropa. Jasper y yo fuimos hacia la cocina.

- Que sabes de Edward? – pregunté mirando por la ventana.

- Alice lo llevó de compras. Rosalie y Esme han ido a buscar a Seth al aeropuerto.

- Al final puede venir?

- Al parecer, las cosas siguen tranquilas por La Push, así que al final ha podido escaparse.

- Me alegro. Hace más de cuatro años que no le vemos. – dije con nostalgia. Desde que Renesmee estaba embarazada y nos habíamos mudado, no le habíamos visto. Era muy amigo de Edward y creí que le gustaría venir, aunque Renesmee y Jacob no estuvieran en el pueblo.

- El tiempo pasa muy deprisa. – dijo Jasper saliendo por la puerta.

Que quedé un rato más en la cocina, pensando en Charlie. También hacia mucho tiempo que no le veía.

Unos brazos rodearon mi cintura. No me moví, sabía muy bien quien era.

- Te has perdido mi entrada y mi cara de sorpresa. – susurró en mi oído.

- Fingida, sin duda.

- Masen no pudo evitar disimular su entusiasmo. – con sus manos en mi cintura, me dio la vuelta y me sentó sobre la encimera. – aunque me ha encantado la fiesta sorpresa.

- Ha llegado Seth?

- Esme y Rosalie dijeron que su avión se ha retrasado y que irán a buscarle en cuatro horas. Gracias por llamarle. – sus labios se posaron sobre los míos, aunque pronto abandonaron mis labios y bajaron por mi cuello.

Rodeé su cintura con mis piernas, pasando mis manos por su pelo.

- Te recuerdo que la casa está llena de gente – dije entre jadeos, mientras Edward me llevaba hacia la mesa, tumbándome sobre ella. – podrían pillarnos. Emmett parece tener un radar.

- Así es. Marchaos a un hotel – dijo la voz de Emmett desde el salón.

Edward hizo caso omiso a sus palabras y siguió besando mi cuello.

- Edward…

- Vale, aquí no.

Edward retrocedió y fue hacia la puerta.

- Vamos a dar un paseo? – dijo con picardía. Me levanté de la mesa y le seguí.

POV SETH.

Había estado hablando con Bella hacía un par de días. Se acercaba el cumpleaños de Edward y me invitó a pasar unos días en su casa.

Hacía casi cinco años que no les veía. Si, habíamos hablado con bastante frecuencia pero, aun así, les había echado mucho de menos. A Bella, a Edward y a Jacob, mi hermano.

Estaba a punto de entrar en el avión cuando, de repente, nos dijeron que habían tenido que retrasar el vuelo y saldríamos en un par de horas…

- Mierda! – dije por lo bajo. Llamé al número que me había dado Bella y me respondió Rosalie.

Me dijo que en unas horas irían al aeropuerto, a ver si mi avión había llegado ya. En pocos minutos, mi móvil sonó de nuevo. Era Roberta.

- Dime Bobbie. – dije sin poder evitar sonreír. Como quería a esa chica.

- Hola cariño, como ha ido el vuelo?

- Aun no he llegado. Han retrasado el vuelo. En pocos minutos me voy. Aun puedes venir si quieres.

- No puedo, aunque ya sabes que me encantaría.

- Y tampoco puedes venir un día de estos? No creo que pueda pasar tanto tiempo lejos de ti. – dije embobado. Pasábamos tanto tiempo juntos, que me costaba separarme de ella.

- Lo intentaré. Tal vez, si puedo presentar la tesis pronto, pueda ir en un par de días.

- Te estaré esperando.

- Te quiero, Seth.

- Yo también, Roberta.

Colgué el teléfono en el momento en que decían por megafonía que mi avión estaba a punto de salir. Paré el móvil, cogí mi mochila y me puse a la cola, con el billete de avión en la mano.

Bella me había pagado el billete de avión para primera clase. Me acomodé en mi asiento y me dormí incluso antes de despegar. Estaba tan nervioso por ver a mis amigos que no había podido pegar ojo en toda la noche. Bella también había comprado un billete de avión para Roberta, sin fecha definida, para cuando ella quisiera viajar.

Me desperté cuando noté unos golpecitos en mi hombro. Miré hacia mi derecha, intentando mantener los ojos abiertos, y vi a una joven de cabello negro como el carbón y los ojos de un precioso azul grisáceo, con una gran sonrisa en los labios.

- Sorpresa!! – gritó abrazándome con fuerza.

- Roberta, que haces aquí? – pregunté realmente sorprendido.

- Quería darte una sorpresa. Anoche presenté mi tesis y he podido venir a tiempo.

- No sabes cuanto me alegro. – separé a Roberta, con mis manos en su rostro, y la besé brevemente en los labios.

Me senté bien en el asiento, con la cabeza de Roberta en mi hombro y ambos nos quedamos dormidos, aunque no por mucho rato, ya que en media hora ya habíamos aterrizado.

Nos levantamos, cogí mi mochila y salimos del avión cogidos de la mano.

Ese día el cielo estaba cubierto de nubes, y parecía que fuera a llover. "un día perfecto para los Cullen."

- Donde nos esperan tus amigas? – preguntó Roberta con timidez.

- Supongo que en la salida. – dije una vez dentro de todo el jaleo del aeropuerto, mientras esperábamos a que salieran nuestras maletas, que fueron las últimas en salir.

Cargué con las tres maletas, mientras que Roberta cargaba con mi mochila y su bolso.

Encontramos a Rosalie y Esme en la salida, junto a un descapotable rojo. Un BMW, creo.

Esme se acercó a nosotros, dejé las maletas en el suelo y estreché a la pequeña vampiresa entre mis brazos.

- Me alegro de verte, Esme.

- Seth, que guapo que estás. Quien es? – dijo mirando a Roberta con dulzura.

- Esme, esta es Roberta

- Me alegro de conocerte, - dijo abrazándola, ante la sorpresa de Roberta, aunque ésta le devolvió el abrazo. – Al fin Seth ha encontrado a alguien. Y por su cara, veo que es muy feliz.

- Ésa es mi meta. Me alegro de conocerla señora Cullen.

- Llámame Esme. Ésta es mi hija Rosalie – dijo señalando a la vampiresa rubia, que ya había cargado las maletas en el maletero del coche.

- Encantada. – dijeron al mismo tiempo.

- Vamos, subid al coche.

Rosalie se puso al volante, Esme de copiloto y Roberta y yo en el asiento trasero, con sus manos entre las mías. Estaba temblando.

- Tranquila – susurré – todo irá bien.

- Estoy nerviosa, aunque parecen buena gente. – dijo con nerviosismo, también en un susurro.

- Lo se, y les gustas.

- Y a los demás?

- También, ya lo verás. – besé su frente, intentando tranquilizarla, aunque no lo conseguí del todo.

- Gracias. – apoyó su cabeza sobre mi hombro. Miré el retrovisor y vi que Rosalie nos miraba sonriente.

Llegamos a una gran casa blanca en apenas media hora más. Estaba un poco apartada de la ciudad, lo cual les daba más intimidad. Rosalie sacó las maletas del coche y entró en la casa.

- Seth, puedes entrar. Quisiera poder hablar con Roberta.

Miré a Roberta y ésta asintió. Dejé atrás a Esme y Roberta y seguí a Rosalie por la casa, hasta un gran salón de paredes blancas. Allí estaba Emmett, sentado en el sofá junto a un niño de piel morena y cabello oscuro. Tendría unos cinco o seis años. Ambos estaban jugando con una video consola.

- Veo que sigues siendo como un niño. – dije acercándome a ellos.

- Te veo bien, Seth. Ahora no puedo levantarme, sino el renacuajo va a ganarme. – dijo emocionado con el juego.

El niño apretó uno de los mandos de la consola, lo dejó sobre la mesita que había delante de ellos y se puso en pie. Reconocí a aquel niño, era igual que Jacob, aunque con los ojos de otro trono castaño. Sonrió al verme. Tenía la sonrisa de Renesmee.

- Tío Seth? – dijo abrazándome las piernas.

- Tú debes de ser Masen. – dije recordando su nombre. Jacob me había hablado mucho de sus hijos.

- Al fin has venido!

Cogí al niño en brazos y le abracé sin poder evitar sonreír. Cuanto había deseado llegar a esa casa.

- Siento haber tardado tanto. – dije dejándole en el suelo.

- No pasa nada. Quien es ella? – preguntó mirando en dirección a la puerta. Me volví y vi a Roberta, que parecía no atreverse a entrar.

- Es Roberta.

- Es tu novia? – dijo Emmett, que se había levantado del sofá.

- Si. – respondí orgulloso.

Masen salió corriendo y se abrazó a las piernas de Roberta.

- Hola Roberta.

- Hola Masen. – dijo sonriendo. Cogió al niño en brazos y también le abrazó. – estaba deseando conocerte. Y Sarah?

- Arriba, vamos. – Roberta dejó a Masen en el suelo, éste le cogió de la mano y tiró de ella escaleras arriba.

Me reí ante esa imagen y me senté al lado de Emmett, que volvía a estar sentado con el mando en la mano.

- Donde está Edward?

- Ahora vendrá. Está ocupado… con Bella.

- Ah. "entiendo."

- Volverán pronto. Una partida?

- Vale. – cogí el mano y nos estuvimos jugando al Tekken6.

Nos pasamos así cerca de una hora. Masen bajó por las escaleras y vino a sentarse a mi lado. Nos pusimos los tres a jugar.

Edward llegó al cabo de media hora más, con Bella, que vino corriendo hacia mí y nos abrazamos.

- Me alegro de verte al fin. – dijo abrazándome con fuerza.

- Yo también, Bella. Estás genial. Edward – dije a modo de saludo, tendiéndole mi mano, pero la rechazó y me abrazó. – me alegro de verte.

- Yo también, Seth.

- Feliz cumpleaños.

- Gracias. Has venido solo?

- No. Roberta está arriba. Creo que Rosalie, Alice y tu nieta la han secuestrado. Hace casi dos horas que subió.

- Tranquilo, voy a rescatarla. – dijo Bella, con una sonrisa y subió corriendo las escaleras.

Edward y yo nos sentamos junto a Emmett. Jasper llegó en unos minutos, y entre los tres me hicieron hablarles de lo que había pasado en mi vida durante los casi cinco años que hacía que no nos habíamos visto.

Había decidido ir a la universidad, ante la sorpresa de mi familia y mis hermanos de la manada, donde estudié psicología. Allí fue donde conocí a Roberta, cuando yo había empezado el segundo curso y ella el primero. Empezamos a salir a los tres meses de conocernos, y hasta ese momento no nos habíamos separado. Teníamos planes de irnos a vivir juntos en breve. A mi madre le encantaba Roberta, aunque Leah, no sabía porque razón, no podía estar en la misma habitación que ella más de media hora. Aunque no me importaba, yo amaba a Roberta.

Las chicas salieron de compras esa tarde, dejándonos a los hombros solos en la casa. Aun no había conocido a Sarah, la otra hija de Jacob y Renesmee. Se habían marchado al centro comercial en cuanto habían podido.

Llegaron entrada la noche. Edward nos ofreció la pequeña casa en la que vivía su hija para que pasáramos allí la noche.

- Como ha ido? – dije tumbándome al lado de Roberta, que llevaba puesto un top de color rosa pálido y unas braguitas del mismo color.

- Estoy agotada. Alice me ha comprado un montón de ropa.

- Típico en ella. – dije empezando a besar su cuello. – te quiero.

- Yo también te quiero. – dijo poniéndose a horcajadas sobre mi y empezó a besar mi pecho.

Empecé a quitarle la ropa, sin dejar de besarnos, quedándonos los dos desnudos, haciendo el amor durante toda la noche.

Alice vino a despertarnos bastante temprano. No dejaba de oírla reír mientras nos vestíamos.

Fuimos con ella hacia la casa, donde estaban todos.

- En la cocina tenéis el desayuno. – dijo Bella, acompañándonos. Nos llevó a una mesa repleta de comida, en la que ya estaban sentados un niño y una niña. Roberta se sentó junto a los pequeños, que la saludaron animadamente al verla.

Me acerqué a ellos y vi a la niña, sentada entre Roberta y Masen. Tenía el pelo largo y rizado como su madre, pero tenía los ojos verde esmeralda, que me miraron fijamente durante unos segundos. Masen le susurró algo que no alcancé a oír.

- Tío Seth! – gritó levantándose de la silla y corrió hacia mí, lanzándose a mis brazos.

- Hola Sarah. – dije sonriendo a la pequeña, que me abrazaba con bastante fuerza. – me alegro de conocerte al fin. – dije ahora dejándola en el suelo.

- Ven, vamos a desayunar. – dijo marchando hacia la mesa. – Tío Seth? Pasa algo?

- Eh? No, no, ya voy. – dije saliendo del embobamiento. Sentía una sensación extraña. Muy extraña.

- SETH!! – gritó una voz desde el salón. Parecía cabreado.

"Mierda, Edward."

…………………………………………………………………………………………………….

Bueno, aquí está el primer capitulo de la secuela de Jacob y Renesmee nace el amor.

Que os ha parecido? Pinta bien o que? Espero que os haya gustando lo suficiente como para leeros, al menos, el siguiente capítulo, jejeje.

Espero tener noticias vuestras. Aunque queráis dejar un revew en blanco, no me importa, así sabré si alguien ha leído la historia.

Nos leemos guapetonas!!