Ep. 2:

Ella lo hizo, y escuchó el susurro de la tela cuando él se quitó la máscara. Notó una mano que la acariciaba en la frente, después en la mejilla, hasta que un pulgar frotó delicadamente su labio inferior. Luego la boca de Kakashi recorrió el mismo camino, jugando con sus labios y haciendo que los abriera. La lengua del jounin buscó la suya, lamiéndola y atrapándola.

- Haz lo mismo que yo, Sakura - le indicó - Muévela junto a la mía.

Sakura obedeció. El beso fue largo y dulce, los dos se saborearon mutuamente hasta quedarse sin respiración. El instinto empezó a despertar en la chica, haciendo que levantara los brazos en torno al cuello del jounin, pero él la detuvo.

- Todavía no - le dijo, bajándolos de nuevo - No ofrezcas algo que no estás en condiciones de dar.

Ella no entendió por qué lo decía, pero se dejó guiar. Kakashi continuó besándola hasta que el primer escalofrío de excitación subió por la espalda de su alumna y su respiración se agitó.

- Ahora, continuemos con las caricias - ella seguía con los ojos cerrados, tal como le había dicho, así que la cogió de las manos e hizo que se levantara sobre sus rodillas - Aprende cómo dar placer a tu pareja y obtener el tuyo propio.

Kakashi la dejó un momento, y se desnudó completamente. Luego volvió a su lado en la cama.

- ¿No podré verte?

- Ya has visto hombres desnudos en los libros. Ahora vas a sentir a uno - la abrazó un momento y le desabrochó el sujetador - Como antes, haz lo mismo que yo.

Un rubor muy favorecedor cubrió el cuerpo de la chica, pero no se resistió. Kakashi llevó las manos hasta sus caderas y comenzó a bajarle las braguitas. Al notarlo, Sakura se abrazó al fuerte pecho de su maestro, apoyándose en él para levantar una pierna cada vez y quedarse al fin los dos completamente desnudos.

- Tu corazón late más rápido, Sakura - murmuró en su oído - Recuerda que puedo detenerme cuando quieras.

- Continúa, Kakashi-sensei - susurró contra su torso.

La verdad era que no podría detenerse "cuando quisiera". Obviamente, en algún momento llegarían al punto sin retorno, pero esperaba que ella le avisara antes de eso, porque si no, ya no habría vuelta atrás...

Kakashi no hizo nada durante un rato, únicamente abrazó a Sakura para darle calor, masajeando los tensos músculos de su espalda; la chica hizo lo mismo. Después llevó la boca hasta su cuello, besando la sensible zona de su nuca, y bajó lentamente hasta sus bellos pechos dejando un rastro mojado. Sus manos se deslizaron por los brazos de Sakura, frotándola, despertando cada nervio. Su lengua jugueteó con los rosados pezones de su alumna, y cuando ésta comenzó a gemir y arquearse, sus manos bajaron hasta su trasero para sujetarla y seguir excitándola.

Las manos de ella se enredaron en su cabello. Kakashi llegó hasta los muslos de Sakura, cuya respiración se tornó agitada e irregular. El jounin volvió a capturar sus labios, bebiendo sus gemidos, y acariciando el suave vello que protegía la entrada al cuerpo de su alumna. Kakashi deslizó un dedo dentro del hueco secreto, absorbiendo el gemido de sorpresa de la chica. Sakura dejó caer la cabeza sobre el hombro de su maestro. Sentía la sangre correr desbocada por su cuerpo, hasta concentrarse en el sitio exacto donde estaba la mano de Kakashi.

- ¿Cómo sabes... dónde...? - no sabía cómo preguntarlo.

- Conozco todos los rincones secretos del cuerpo de una mujer - dijo.

Movió el dedo dentro de ella, y notó que empezaba a licuarse por todo lo que le estaba haciendo. Kakashi sonrió levemente, satisfecho.

- Kakashi-sensei, ¿cómo podré hacerte lo mismo si no me dejas mirarte?

- Mientras no me veas la cara, Sakura, puedes mirar adonde quieras.

Al oír esto Sakura abrió los ojos, y lentamente bajó una mano hasta la parte masculina de Kakashi. Estando todavía aferrada al hombro de su sensei, rozó ligeramente su miembro con un dedo, dudando sobre lo que tenía que hacer, hasta que lo cogió con cuidado. Al jounin también empezaron a escapársele los gruñidos.

- ¿Te gusta esto?

- Sí, me gusta - dijo él algo ronco - Lo estás haciendo muy bien. Acaríciame, como he hecho yo antes contigo.

La chica comenzó a frotarle despacio, de arriba abajo, sintiendo en su mano esa parte grande y caliente que parecía endurecerse cada vez más con su contacto. La curiosidad hizo que se despegara un poco de Kakashi y llevara los ojos a ese mismo lugar. Tragó saliva al ver su miembro, pues era el primero que veía en estado de excitación. Le resultó algo chocante imaginarse eso dentro de ella, y su rubor se hizo más intenso. Kakashi se dio cuenta.

- No te preocupes, Sakura. Sabes que...

- No vuelvas a repetir que puedo detenerte cuando quiera - le interrumpió - Ya te he dicho que quiero ir hasta el final, Kakashi-sensei.

- Disculpa - tomó su mano con la suya, apartándola de su miembro y entrecruzando sus dedos - Sólo quería asegurarme de que no te ibas a arrepentir después.

Posó la otra mano sobre los ojos de su alumna, haciendo que los cerrara de nuevo, y la volvió a besar. Mientras sus lenguas jugaban con pasión, Kakashi la tumbó con suavidad sobre la cama y volvió a deslizar un dedo en su interior. Sakura pronto comenzó a arquearse y gemir de nuevo, echándole los brazos al cuello, y esta vez el jounin se lo permitió. A medida de su mano inflamaba la parte más delicada de la chica, ella fue doblando las rodillas inconscientemente, acercando las piernas a las caderas de él. Kakashi notó que ya estaba bastante mojada, pero no lo suficiente.

- Sakura - le murmuró en el oído - estás demasiado apretada. Necesito que te relajes, o si no te haré más daño del necesario.

- Lo... lo intentaré - susurró ella - Es que... esto se siente tan... raro...

- ¿No te gusta? - inquirió Kakashi preocupado - Esta es tu primera vez, si no la disfrutas no tiene sentido para mí.

- No... no es eso lo que quise decir - trató de explicarse la médica - Quizá me equivoqué de palabra. Sí me gusta, Kakashi-sensei, me haces sentir... bien. Quería decir que se siente... intenso.

Eran palabras de elogio, y Kakashi no pudo menos que sentirse orgulloso. Controló sus besos, marcando un ritmo algo más lento para que Sakura se relajara, y en cuanto notó que lo estaba introdujo un segundo dedo en su interior. La vagina de la chica se apretó en torno a él, y utilizó su propia humedad para masajear el delicado punto que era la cima de su placer. El pequeño botón pronto vibró con el roce de su pulgar, y los gemidos de Sakura se intensificaron al máximo. Sus besos volvieron a ser apasionados, ardientes, y finalmente Kakashi sintió que Sakura ya estaba lista para recibirle.

- Llegó el momento, Sakura - la advirtió, apoyando la cara sobre su hombro - Esta es la última oportunidad que tienes para pensártelo mejor. En cuanto empiece a penetrarte, ya no podré detenerme.

- Lo sé - sus uñas se clavaron en la espalda del jounin - Hazlo, Kakashi-sensei.

Un suspiro brotó de la garganta del jounin, y Sakura no supo si era de alivio o de resignación. Kakashi se inclinó hacia la mesita y cogió un condón que tenía allí; en cuanto se lo puso, separó los suaves muslos de su alumna y llevó la punta de su excitado miembro hasta su lugar secreto, el que antes habían explorado sus dedos. La chica dio un respingo al sentirlo, haciendo que le resultase difícil ir con lentitud, pero se contuvo; a fin de cuentas ella era virgen, y no quería dañarla más de lo que iba a hacer. Los músculos de su cuerpo se abrieron para él a medida que fue invadiéndola, topando con la barrera que le aseguraba ser el primero en poseerla.

Kakashi aferró la cintura de su alumna, procurando distraerla con sus besos, y la penetró por completo. Sakura soltó un gemido doloroso que fue absorbido por los hábiles labios de su sensei, hasta que se acostumbró a tener ese cuerpo dentro del suyo. Pasado el momento amargo, en el que un par de lágrimas se deslizaron de sus bellos ojos verdes, comenzó a sentir cómo el jounin se movía contra ella, sobre ella, dentro de ella.

- ¿Estás bien, Sakura?

- Sí, no te preocupes. Ha sido más o menos lo que esperaba.

Y lo que vino después... había leído sobre el placer de la cópula, pero aquello era... bueno, era maravilloso. Su cuerpo y el de Kakashi estaban íntimamente unidos, sus labios acariciándose con ardor, sus manos recorriendo cada centímetro de piel. Y su miembro en su interior... la hacía sentirse llena, plena. El pulso de Sakura se aceleró todavía más, su corazón latía con fuerza dentro de su pecho, reclamando la atención de Kakashi. Él no tardó en bajar la cabeza y excitarla nuevamente por allí, haciendo que todos los puntos sensibles de su joven cuerpo clamaran por algo más. Y ese "algo más" llegó cuando el orgasmo estalló en ella, recorriéndola como una ola de mar. Al notar las vibraciones de su alumna y comprobar que había alcanzado la cumbre del éxtasis, Kakashi también se dejó llevar a su propio culmen.

Se quedaron quietos un momento, tratando de calmar el desbocado compás de sus corazones. El jounin tenía la cara oculta en el hombro de la pelirosa, y ella le mesaba el cabello con los dedos. Cuando su respiración se tranquilizó, volvió a posar una mano sobre sus ojos para que los cerrara; cuando ella lo hizo se levantó para desechar el condón, y ponerse de nuevo la máscara y los pantalones. Observó el cuerpo que yacía sobre su cama, joven e inmaduro; una fruta sabrosa a la que él había dado el primer mordisco. Pasado el momento del placer, un sentimiento de ternura le dio paso, y se acercó para dejar un inocente beso en la frente de su alumna. Entonces Sakura abrió los ojos y agarró una sábana para cubrir su desnudez, ignorando lo ridículo que podía parecer.

- Gracias, Kakashi-sensei - dijo sonriendo - Ha sido estupendo.

- No hay de qué - le sonrió por debajo de la máscara.

- Tú... ¿también lo has disfrutado? - se sonrojó al preguntarlo, pero necesitaba saberlo.

- Sí, mucho - dijo sincero - Ahora vístete y ve a casa, que ya es muy tarde - sonó más brusco de lo que pretendía, y lo notó por la sombra de tristeza que pasó por el rostro de Sakura - Mañana por la noche seguiremos con el... entrenamiento - y le tapó los ojos un momento para bajarse la máscara y dejar un rápido beso sobre sus labios.

Aquello la alegró al instante, y una brillante sonrisa iluminó su rostro. Mientras Kakashi permanecía de espaldas, ella se vistió de nuevo. Antes de irse abrazó a su maestro por la espalda, susurrando un "Gracias, Kakashi-sensei" otra vez. El jounin no dijo nada, tan sólo le acarició la cabeza como cuando era pequeña y sonrió. Cuando Sakura se marchó, miró las gotitas de sangre que había en su cama, prueba evidente de que todo había pasado realmente. Kakashi suspiró; a partir de ahora y por muchas noches, no tendría tiempo de leer sus novelas eróticas...

F I N