Nota de autora: Hola a todos!, ya se no tengo perdón de dios! Y sé que quieren leer pero antes ¡quiero agradecerles porque ya supere los 200 reviews y estoy súper feliz por eso! También quiero hacerles saber que este capítulo va dedicado a SoRa DaHee! Muchas gracias! Y por supuesto quiero agradecer a las locas de atar del Escuadron con las que puedo compartir mi insano amor por Severus Snape!

Capítulo 20: Cuando el amor duele

Se encontraba sentado escuchando los agudos pitidos que ocacionaban los curiosos artefactos metálicos en el despacho de Albus Dumbledore, el alba ya se vislumbraba detrás de las lejanas colinas y el firmamento se teñía lentamente con el tono anaranjado del sol, dejando a las estrellas como diminutas antorchas a punto de apagarse en el fondo negruzco que se aclaraba poco a poco. Había sido llamado con urgencia hacía pocos minutos por el patronus del director, sin embargo al llegar el anciano no hacía más que dar vueltas en el despacho de un lado a otro con aires de preocupación, él había preguntado un par de veces para que había sido solicitada su presencia, tratando de sonar lo más cordial posible, por que verdaderamente no le agrado ni un ápice el hecho de haberse separado de Hermione, sin mencionar lo cansado que estaba, habían pasado muchas horas amándose, y si bien Hermione se había dormido casi de inmediato al terminar, él solo había dormitado a su lado unos minutos antes de ser interrumpido por un fénix plateado, luego solo se había limitado a esperar que director se dignase a hablarle de una buena vez.

Así que ahí se encontraba después de incontables minutos, en la larga espera, sentado en la silla con aire de aburrimiento y pesadez; hasta que de repente el anciano se detuvo en seco.

- ¿Y bien?- Pregunto impaciente. ¿Para qué me llamaste? Si es por el Señor Oscuro ya te dije lo último que sé, sigue reclutando hombres lobo y se rumorea que quiere reclutar vampiros también, pero nadie sabe con certeza… porque ambas especies se odian y para lograr que se unan a una misma causa tendrá que dar un buen discurso para convencerlos.- El silencio que prosiguió a sus palabras exaspero más aun a Snape de lo que creía posible, pero se mordió la lengua y mantuvo el silencio.

- No fue por eso para lo que te llame, Severus.- Pronunció taciturno el director.

- ¿Entonces podrías decirme de una maldita vez la razón?- Inquirió haciendo hincapié en la últimas palabras, mientras exhalaba ruidosamente el aire por su nariz. - Por que mirar estúpidos objetos moverse no es mi pasatiempo favorito.- Comento haciendo alusión a todos los cachivaches que decoraban el despacho. - Sin contar todas las cosas que tengo que hacer.- Dijo poniéndose de pie. Acción que fue detonante para que los azules y perspicaces ojos de Dumbledore finalmente se posaran en él.

- Quiero que te alejes.-

La disyuntiva tomó por sorpresa al pocionista, quien con una ceja levantada le brindo una mirada de disgustada confusión.

- ¿De que estas hablando?-

- Quiero que te alejes de la señorita Granger, Severus.-

Snape se quedó petrificado, su sorpresa había sido grande, pero por fortuna muy bien disimulada. - No sé de qué me estás hablando. No veo ninguna razón por la que yo habría de acercarme a esa insoportable mocosa en primer lugar.-

La severa mirada del director taladró su ser y a pesar de que Dumbledore no trato de entrar en su mente, Severus sabía que esa mirada delata que algo no andaba bien.

- No hay nada que ocurra en este castillo de lo que yo no me entere.- Aseguró, logrando exasperar a su colega, que se puso de pie, preparándose para una de las tantas discusiones que últimamente tenían. - No puedes negármelo, Severus, ya lo sé, sencillamente lo sé.-

El oscuro mago revoleó los ojos, tratando de parecer ignorante. - ¿A si?, ¿y qué es lo que se supone que sabes?- Era una pregunta arriesgada, pero quería saber cuánto conocía el director, era indispensable.

El anciano suspiró y reanudo su caminata por la estancia. - Sé que mantienes una relación… amorosa con la señorita Granger y no creo que sea necesario ahondar en detalles.- Le dijo brindándole una severa mirada por sobre sus lentes de media luna. Snape había abierto la boca listo para refutar, pero el anciano se adelantó. - Pero si quieres saber hasta qué punto tengo conocimiento de esto, basta con que diga que sé que acabas de estar con ella…- Snape se quedó en silencio y comenzó a negar una y otra vez con la cabeza queriendo aparentar fastidio. - No tiene sentido que me lo niegues o que trates de defenderte. Es un hecho y uno muy peligroso.-

Pero Dumbledore tenía razón, no tenía sentido seguir negándolo.

- No me importa si me hechas de Hogwarts, yo seguiré…-

- ¡Por Merlín, Severus! ¡Esto va más allá de las normas académicas y lo sabes! Me refiero al peligro que todos corremos estando tú con ella. ¿Acaso no lo has pensado?-

- ¡Por supuesto que lo hice!- Contestó furioso, sintiéndose un verdadero mocoso al tratar de defenderse de esa forma.

- Entonces estarás de acuerdo conmigo en que debes dejar de comportarte como un adolecente y alejarte de ella por su propio bien y por el de los demás.- Exigió aproximándose a él con ojos enajenados.

La sangre comenzaba a hervir en el cuerpo de Snape, y las ganas de tomar al director por el cuello se hacían demasiado tentadoras. - Ella no te importa un knut ¿verdad? Solo se trata de proteger tus estúpidos y manipuladores planes.-

- ¡Por el amor a Merlín, severus! ¡Tienes que entender que tú eres una pieza muy importante en esto, no puedo arriesgarme a que todo se arruine porque te quitas las ganas con una estudiante!- De un segundo a otro Snape se encontraba sujetando al anciano de las solapas de su túnica purpura como si de un saco de frijoles se tratase, pero casi de inmediato un haz de luz amarillo lo empujo con violencia, unos cuantos metros logrando que el profesor se golpeara con fuerza la espalda en la pared, quedando sentado en el suelo; Albus se acercó a él con varita en mano, pero ya no le apuntaba. - Severus ¿crees que solo por sentir lo que sientes por la señorita Granger vas a poder detener esta guerra? O ¿qué vas a poder detener a Voldemort tu solo por defenderla? ¡Abre los ojos una vez hijo mío!-

- No vuelvas a decir algo así, ¿entendiste?- Contestó el pocionista con el rostro semi escondido por las pétreas cortinas de cabello que caían por los costados. -Lo que… yo siento por Granger…-

- Me temo que no es más que una ilusión.- Se apresuró a completar Dumbledore.

Los oscuros ojos se abrieron de par en par, ¿cómo podía decirle algo así? -De cualquier forma te habrás dado cuenta que no es en absoluto… conveniente. Ella… ¿lo sabe?, ¿sabe por qué haces esto?-

- No, no sabe nada, porque me avergüenza hacerle saber que barres el suelo con mi dignidad.- Contestó derrotado, sintiendo como en su interior la razón y sus sentimientos se debatían a un duelo a muerte; sabiendo de antemano quien resultaría ganador en la contienda.

- No digas eso, es algo muy noble lo que tú haces, lo haces por el bien de todos.- Contestó tendiéndole la mano para ayudarlo a ponerse de pie, sin embargo el pocionista lo hizo por sus propios medios, su rostro estaba contraído en una expresión de firme disgusto. - Solo hago esto por Lily y nada más…-

- Y por Granger.- Agrego rápidamente el director. - Después de todo si tu no cumplieras con tu parte de los planes, ella sería una de las primeras en perecer, ¿lo sabes no?- Preguntó con falsa preocupación. Por supuesto que lo sabía, lo sabía más que nadie, por esa misma razón si de él dependiese tomaría a Hermione y se marcharía sin que le importara un comino absolutamente nada, pero no, no podría hacerlo, porque tenía una antigua deuda que saldar, y por qué en el fondo sabía que Hermione no escaparía tan fácil como él quisiese a los deberes de una guerra que abarcaba principalmente a sus amigos.

Pero ya no quería, no quería seguir ese camino donde la muerte era una promesa, había descubierto las verdaderas ganas de vivir junto a Hermione, tal vez no como un esposo, no como un hombre decente, por que ciertamente él no lo era, no era la clase de hombre que convertía los finales en cuentos rosa, pero... pero…

Y eso era suficiente para jugarse la vida, porque era él era lo único que valía realmente la pena; estar junto a esa ingenua joven de enmarañado cabello castaño y preciosos ojos miel, en los que tanto le gustaba perderse y de los que tanto deseaba ser el único dueño.

Si bien en su mente nunca se había permitido pensar en un futuro junto a ella, porque conocía el peligro de su trabajo y sabía a ciencia cierta que cualquiera de sus días podía tratarse fácilmente del ultimo, era por ello que vivía el día a día con su estudiante, lo único que se permitía planificar eran las mentiras, los engaños y la manera de escabullirse sin ser descubierto.

- Entonces entiendes que no puedo permitir que esta… "relacion" siga en marcha, por lo que deberé pedirte, sino ordenarte, Severus que te alejes de ella.-

El pocionista cerró los ojos con fuerza. - Si, lo sé. Pero si me exiges que haga eso, entonces… entonces te suplico…- Comenzó a decir con gran esfuerzo, sintiendo como los ojos comenzaban a arderle como los mil demonios. - Me digas ¿por qué lo hiciste?, tú fuiste quien me abrió los ojos al obligarme a ver mi reflejo en el espejo de OSSED, porque tú lo sabias, lo sabias… ¿verdad?-

Un suspiro de derrota escapo por los labios del anciano. - Si, comencé a sospecharlo cuando estábamos en la casa de la señorita Granger, sospechas que se convirtieron en certezas cuando…- Suspiró. - Sabía que tú te sentías atraído por ella y que ella te profesaba un enamoramiento platónico. Aunque para ser sinceros… nunca pensé que llegarías tan lejos. Se perfectamente que eso estaba mal, y si hubieran sido otras las circunstancias… pero debía hacerlo, debía dejar florecer tus sentimientos porque… porque… te pido que te pongas en mi lugar.- Exclamó nervioso. - Tenía miedo, temía que aquello que hace años te impulsó a estar aquí, ya no sea una motivación lo suficientemente fuerte para que permanecieras… temía que desistieras.- Decía acompañado de ademanes, tratando por todos los medios de hacer entrar en razones.

Los ojos negros del pocionista se aguaron, no podía creerlo, lo había usado como una marioneta barata, se aprovechó sin remordimiento alguno... él era una pieza más en su juego y lo sabía, era cierto que en un principio aceptó por propia voluntad… de hecho… rogó para que el anciano no lo matara; desesperado y roto, lloró a sus pies suplicándole por lo único que le importaba: proteger a Lily. Y el director aceptó ayudarlo a cambio de ser su propio espía.

Se arrepintió de sus malas acciones y juró ayudar a la Orden del Fénix, su comportamiento fue deplorable y era más que consiente que tarde o temprano debería pagar sus pecados, pero… pero hacerle algo así… y no solo a él sino también a Granger… era demasiado. Jugó con sus sentimientos solo para conseguir lo que necesitaba.

- Ella era una jovencita con un enamoramiento temporal, sabía que tarde o temprano se desilusionaría, que descubriría… otras oportunidades que ofrece la vida, sobre todo a jovencitas como ella, su corazón se rompería pero sería sencillo reconstruirlo y que tu hijo mío, te convencieras de que hacías lo correcto y tus convicciones se reforzaran y no titubearas, inclusive cuando el camino se oscureciera. Tienes que entender que eres muy importante, tu sacrificio es esencial para la cusa.-

Cada palabra era un puñal en su pecho. ¿Qué Granger tarde o temprano se desilusionaría de él? , ¿Qué descubriría otras oportunidades?, ¿que su corazón seria sencillo de reconstruir? , ¿Qué todo había sido hecho para que no desistiera de su deber? , ¿Cómo podía haber hecho algo así? Era una tortura mucho peor que un crusiatus.

El sol ya comenzaba a ganar la partida y se asomaba tímido por los grandes ventanales, arrancando las tinieblas, acorralándolas a los recovecos más apartados de la habitación y a pesar que unos rayos de luz acariciaban la espalda del pocionista, este no podía sentir su calor.

- No te importa que rompa su corazón, que lo haga trisas en el suelo y deje su recuerdo a la deriva en el olvido para nunca regresar.- Contestó casi en un susurro, más para sí mismo que otra cosa y con la mirada perdida en algún punto de la habitación.

- Seamos sinceros, hijo mío, prefiero ver a la señorita Granger con el corazón roto y no muerta a causa de seguir a un ridículo enamoramiento.- Sentenció, pero al ver el gesto del profesor se apiadó de él y acercándose colocó una mano en su hombro. - Creí que el recuerdo de Lily estaba siendo opacado por los años y pensé que llegaría un momento donde tu voluntad se debilitaría, corriendo el riesgo de quebrarse en el momento menos indicado.-

- Y tenerme endemoniadamente enamorado de alguien que seguramente me detestaría por mi condición, por ser quien soy, y que para colmo sea la mejor amiga de Potter, motivo suficiente para asegurarte de que llegaría al final, para seguirme teniendo bajo tu ridícula túnica, era la mejor opción ¿no es así?- Contestó apartando la arrugada mano de su hombro, sintiendo como la ira recorría sus venas, quemando en su interior.

- Piensa un poco, Severus, y te darás cuenta de que lo que digo es razonable y que ella corre mayor riesgo estando contigo que al lado de Harry, si ella decidiera seguirte se descubriría todo y ella sería una de las primeras en morir.- Las palabras del director retumbaron en ecos escalofriantes en su mente, y pronto una pequeña voz en su cabeza le anuncio lo que tanto temía; le dijo que todo era una horrenda y retorcida verdad. Que todo aquello que hacía y debía hacer también lo hacía por el bien estar de Granger y que sin duda ella estaría mejor y más segura sin él. Después de todo, nadie le aseguraba que saldría con vida después de esto o que el amor de Granger perdurara en el tiempo… tal vez si se trataba de un simple enamoramiento juvenil. Lo había visto millones de veces en los mocosos que enseñaba, los mocosos lloraban y se encerraban en la idea de "amar" a alguien, pero solo se trataba de un simple capricho. ¿con Granger sería lo mismo?

"Te amo Severus"

No. Ella no haría eso. Ella le dijo que lo amaba. Y él le creía.

Pero no por eso podía ligarla a un futuro incierto, oscuro y lleno de peligros.

Porque era cierto, todo y cada una de las cosas que le había dicho Dumbledore. Ella era demasiado joven y podría abrir mil puertas con oportunidades diferentes, todas y cada una de ellas mucho mejores que estar al lado de un hombre corroído por el tiempo y el dolor.

Los ojos le quemaban como las brasas del mismo infierno, su garganta se convirtió en un nudo ciego y su estómago le pesaba al igual que si hubiese comido rocas, pero aun así se giró hacia el director y manteniéndole la mirada le pidió:

- Déjame verme una vez más al espejo de Ossed.-

El rostro surcado de pálidas arrugas del director se transformó en una mueca de confusión. - ¿Porque?-

- Porque esta será la última vez que vea a Hermione Granger.-

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Aun sin abrir los ojos estiró su brazo en busca del cuerpo cálido añorado, pero sus dedos acariciaron la seda fría de la ausencia, aun con los ojos cerrados frunció el ceño y con un poco de dificultad logro despertarse, solo para confirmar aquello que ya sabía: estaba sola. Se enderezo y lo buscó con la mirada, lo llamo, pero no había nadie allí. Un suspiro de decepción escapo de sus labios, se giró con la intención de comenzar a vestirse y al hacerlo descubrió una hermosa rosa roja descansando en la mesa de luz. Una sonrisa asomó por su rostro y con cuidado de no lastimarse con las espinas la tomó en sus manos, admirando la flor, acariciando con delicadeza la anatomía de los pétalos, bajando por el tallo, sorteando las pequeñas espinas, definitivamente era preciosa. Sonrió una vez más, antes de ponerse de pie en busca de su ropa, tenía algo muy importante que hacer.

La Dama Gorda miró con el ceño fruncido a Hermione cuando esta se presentó ante ella y pronuncio la contraseña. – No recuerdo haberte hecho salir esta mañana.-

- Si lo hizo, pero ahora necesito entrar, así que por favor: "Hipogrifo errante"- La mujer del cuadro la miro unos segundos más, con su rostro dubitativo, haciendo un gran esfuerzo por recordarla, es cierto que ya había dejado marchar varios grupos de estudiantes, pero no sabía por qué tenía la sensación de que esa joven estaba cometiendo una penalización. – De acuerdo.- Dijo finalmente dándole paso a la sala común. La próxima vez pondría más atención.

Hermione entró como bólido esquivando varios estudiantes que se encontraban dispersos por allí, he ignoró olímpicamente los comentarios de Lavander Brown respecto a su ausencia nocturna y subió las escaleras hacia el dormitorio de los varones.

Neville se sobresaltó cuando Hermione entró dando un portazo detrás de ella y con un simple – Esta dormido.- Le explico todo lo que ella necesitaba saber.

- No me importa.- Declaró corriendo las cortinas con dosel de la cama de Harry Potter con una violencia innecesaria. Pero lo único que encontró fue un pedazo de pergamino sobre las sabanas tendidas. La sorpresa la asalto y corrió a recogerlo, sentía en su interior que algo no andaba bien. Era una carta de Harry y tal como sospechaba su contenido le quito el aliento por un momento, sus ojos se abrían desmesurados con cada palabra que leía. Segundos después salió corriendo nuevamente dejando atrás a un Neville completamente atónito.

Ronald Weasley caminaba rumbo a su sala común mientras liquidaba una tostada con mermelada cuando Hermione apareció como por arte de magia y se lo llevó arrastrando por los pasillos hacia los jardines a pesar de sus quejas.

- ¡¿Qué sucede?! , ¡Deja de actuar como loca!- Exigió una vez que estuvieron solos.

- Harry nos ha dejado una carta, ¡dice que se ha marchado con el director en busca de un Horrocrux!-

- ¿Qué? , ¿Pero por qué solos?-

- No lo sé pero Harry nos pide que vigilemos Hogwarts, a Draco y a… Snape.- Termino incomoda.

- Entonces debemos hacerlo, pero primero buscaremos ayuda.-

El plan se había puesto en marcha hacia unas cuantas horas. Ginny y Neville junto al mapa del merodeador vigilaban puertas y pasillos del castillo, Luna vigilaba circundando el bosque prohibido, Ron acechaba a Draco Malfoy igual que una fiera, siguiéndolo a todos lados y Hermione tras una armadura en el pasillo vigilaba la puerta de la habitación de Snape, donde lo había visto entrar hace unas horas antes. No se había atrevido a buscarlo, por alguna razón tenía vergüenza y miedo, no de él, sino de la situación, temía que en algún momento sus amigos la necesiten y ella tenga que salir corriendo como alma que persigue el demonio; pero también se sentía estúpida allí escondida igual que una niña. Estaba segura que no podría dar explicaciones si alguien la encontraba allí, ¿Qué podría decir? ¿Qué contaba arañas sentada sola en medio del pasillo? Bufó molesta ante toda esta estúpida pantomima de vigilancia, ella estaba completamente segura que Snape no "intentaría" absolutamente ninguna de las fantasías conspiraciones de Harry. Pero ¿Qué otra opción tenia?, después cuando Harry regrese tendría la conciencia limpia y cuando él le pregunte si hizo lo que pidió podría restregarle en la cara con gran orgullo un "Si lo hice y no paso absolutamente nada". Si, hasta podía saborear el exquisito sabor de la victoria cuando le cuente a Harry que Snape se había pasado casi todo el día corrigiendo aburridos ensayos.

¿Portero de los Chudley cannons? Si, sería fantástico, pero ¡por favor! Debía admitir que tenía excelentes dotes como espía: Seguir a Draco Malfoy había sido pan comido, estuvo detrás de él en el comedor, donde tuvo oportunidad de recoger unas porciones de pastelillos de calabaza que le darían fuerzas para seguir con su labor, también lo siguió en la biblioteca, a la lechuceria donde la pequeña serpiente envió una carta y estuvo sentado un par de horas en el patio de transformaciones, nada en absoluto sospechoso y cuando comenzaba a aburrirse del hurón oxigenado y pensar que todo se trataba de una pérdida de tiempo, este se levantó y caminó rumbo a su sala común, Ron se encogió de hombros y camino con cuidado tras él, pensando en el camino donde podría esconderse para esperar a que Malfoy saliera de su sala común. Al faltar unos pocos metros para llegar Draco se detuvo de repente.

- ¿Te has divertido hoy, Weasley?- Su voz asustó a Ron hasta dejarlo de una pieza de la impresión, era imposible que se haya dado cuenta.

- Pero ahora me temo que el paseo terminó ya me has fastidiado demasiado.-

De repente dos pares de manos enormes y rasposas se cerraron en sus hombros y lo jalaron con fuerza bruta, Ron trato por todos los medios de soltarse, de llegar a su varita escondido en el bolsillo interior de la túnica, pero fue inútil todo lo que pudo ver antes de quedar en la sombría oscuridad de un armario de escobas fueron las regordetas caras de Crabble y Goyle sonreír burlonamente.

- ¡Me las pagaran malditos orangutanes!- Exclamó colérico.

- ¡Ya verán cuando… cuando…!- Decía mientras revisaba sus bolsillos enérgicamente.

- Cuando… encuentres tu varita…- Terminó Draco con una sonrisa socarrona mientras lanzaba la varita de Weasley por la ventana. - Tal vez tengas suerte y encuentres algo de queso en las ratoneras, comadreja.-

Los coléricos gritos de Ron se opacaron en tan solo un giro de la varita de Draco, mientras se encaminaba al lugar donde finalmente sellaría su destino.

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Hacia tan solo unos minutos el sol se había escondido tras el horizonte y la espesura de la noche ya comenzaba a tragar todo rastro de luz, cubriéndolo todo con un intermitente manto de estrellas y en la ignorante tranquilidad de Hogwarts mientras que en las profundidades de la fortaleza de piedra, antiguas y poderosas palabras fueron pronunciadas frente a un viejo armario de cedro y al abrirse con un sonoro crujido una espesa mata de humo negro se materializó en oscuras siluetas con frías mascaras de metal que salieron a toda velocidad a cumplir con su cometido. Casi al mismo tiempo, muchos metros arriba, en la torre más alta del castillo un fuerte y sonoro plop retumbo en las paredes debelando a dos hombres, uno anciano y encorvado y el otro joven con el rostro manchado de lodo y sudor que ayudaba al primero a sostenerse de pie.

- Profesor, iré a buscar a Madame Pomffrey.- Dijo asentando al anciano sobre la pared.

- No Harry, no. Llama a Severus, solo a él, ¿entendiste? , nadie más debe saber…- Susurro en un lastimero gemido que se fue apagando a medida que hablaba, su rostro estaba desfigurado por la fatiga y el dolor.

- Pero…-

- Prometiste hacer lo que te dijera, sin cuestionarme…-

- Si pero…-

- Solo llama a Severus…-

El joven lo observo con los ojos bien abiertos llenos de miedo y preocupación, en su interior las emociones batallaban, sin embargo había hecho una promesa, y aun que no estuviera de acuerdo con lo que el director dijo, la cumpliría. Luego de asegurarse de que Dumbledore estuviese bien apoyado en la pared estuvo a punto de salir corriendo a toda velocidad, sintió un fuerte jalón en sus ropas impidiéndole avanzar, se giró alarmado para encontrarse con el rostro de Dumbledore con una extraña mueca que jamás había visto. - Espera… alguien viene.- Susurró. - ¡Ponte tu capa Harry, ahora y quédate en silencio!- El muchacho obedeció de inmediato y su cuerpo se desvaneció en el aire.

Casi inmediatamente la esbelta y demacrada figura de Draco Malfoy apareció entre las sombras.

- Buenas noches Draco, ¿Qué te trae por aquí?- Preguntó el director enderezándose con algo de dificultad.

- Vine a buscarlo.-

- ¿De verdad? , ¿Quieres hablar? , ¿Por qué no te acercas un poco a la luz? , así puedo verte mejor.- Invito inocentemente. El joven rubio hizo caso y se acercó unas cuantas zancadas hasta que su cuerpo se iluminó gracias a la luz de luna que entraba por la ventana y su figura dejo de ser un simple contorno en la oscuridad.

- No quiero hablar, no vine a hablar…-

- ¿No? , bueno entonces ¿en qué puedo ayudarte?- Preguntó manteniendo la misma compostura.

- Viene a matarlo.- Sentencio descubriendo la varita que mantenía escondida, conjurando un rápido expeliarmus que hizo volar por el aire la varita hasta caer con un pequeño sonido a unos metros de Harry. Instintivamente quiso tomarla, pero se dio cuenta completamente alarmado que no podía moverse, quiso gritar pero ni siquiera su boca se movió. Estaba completamente petrificado, lleno de impotencia observando todo sin poder hacer nada.

- Draco, ¿Por qué no bajas la varita y hablamos un poco?

- ¡No!- Grito que lo sobresalto más a él mismo que a Harry y Dumbledore. Su rostro estaba crispado y completamente sudado.

Sin embargo y a pesar de todo Dumbledore se mantenía calmado. - Por favor, Draco, tú eres un buen muchacho, no tienes que hacer esto.-

- ¡Cállese! , ¡Cállese!- Su labio temblaba al igual que la mano que sostenía la varita alzada. - Él me lo ordenó, él confía en mi para hacer esto.-

- Draco, entiende que la única razón por la que Voldemort te eligió a ti, entre todos sus mortífagos adiestrados, rudos y sedientos de sangre, fue porque quería verte fracasar.- Explico con suavidad, con un claro gesto de lastima hacia el muchacho parado en frente.

- ¡Eso no es verdad, él me concedió… el honor!- Volvió a gritar tratando de mantener firme la mano con la que apuntaba la varita.

- Draco, las personas no se dividen en buenos y en malos, todos tenemos luz y oscuridad en nuestro corazón, lo importante es que parte decidimos potenciar con nuestras decisiones...-

- ¡Cierre la boca!- En ese momento una tropa de pasos se escuchó llegar de entre las sombras, un reducido grupo de mortífagos se formó alrededor de Malfoy.

- Bien hecho Draco. - Felicitó Bellatrix. - Ya lo tienes ahora ¡mátalo!- Exclamó mostrando los dientes manchados en una demoniaca sonrisa. La oscura varita del muchacho apuntaba al pecho del director, pero temblaba entre sus dedos pálidos. Y Harry lo supo, a Draco Malfoy lo poseía el miedo, el genuino miedo.

- ¡Vamos!, ¡¿qué esperas?!- Le aspetó su tía como loca. Los ojos grises del joven se humedecieron rápidamente, pero a pesar de eso no derramó ni una lagrima.

- Draco tú no eres un asesino.- Las palabras del director sonaron esta vez un poco alteradas.

- ¡Cierra la boca viejo inmundo!- Gritó Bellatrix mostrando los dientes igual que una fiera. - Adelante Draco, hazlo, el Señor Tenebroso te ha bendecido con este gran honor, vamos adelante.- Susurro en su oreja.

Las figuras de los mortífagos que los acompañaba comenzaron a moverse inquietos y a murmurar entre ellos.

-No puede hacerlo.-

- No tiene las agallas.-

- Se meara en cualquier momento.-

- ¡Yo lo haré!- Exclamó finalmente Yaxley perdiendo la paciencia, levantando la varita.

- ¡No!, ¡el Señor Tenebroso se lo ordenó a Draco!- Gritó. - Vamos, hazlo, solo son dos palabras, Draco…-

- Él no puede hacerlo, Bella.- Interrumpió una voz aterciopelada que a Harry le detuvo el corazón. Sus ojos se giraron hacia un rincón en el preciso momento en que surgía desde las sombras al igual que un monstruo una figura imponente y sumamente pálida.

- ¡Cierra la boca Snape!- Grito Bellatrix a todo pulmón, logrando que Draco se sobresaltara, pero en ningún momento dejo de apuntar con la varita.

- Es cierto, no tiene ni una pizca de las agallas de su padre.- Susurró un mortífagos.

Draco había comenzado a sollozar y su rostro estaba igual de desfigurado como si hubiera mordido un limón.

Unos pasos rasgaron el silencio.

- Yo lo haré.- Determinó Snape desenfundando su varita y extendiéndola hacia el anciano, automáticamente causando el llanto del joven a su lado, que salió corriendo en pocos segundos.

- ¿¡Cómo te a través mal nacido?! ¡Le corresponde a Draco, solo a él!-

Pero el pocionista ignoró los gritos y clavó sus inexpresivos ojos en los azules del anciano director. Harry veía la escena como si de una película de terror se tratase, su cuerpo seguía sin poder moverse, su cuerpo estático como una estatua, tan distinto en su interior, donde rugía una furia incontrolable al igual que el miedo. Estaba desesperado, necesitaba hacer algo y ¡ya! Se concentró y trato con todas sus fuerzas invocar un conjuro no verbal pero era inútil. La frustración quemaba en sus venas, intento gritar con todas sus fuerzas y la presión que ejerció le provoco dolor en los pulmones, pero ni un insignificante sonido salió de su boca. Sentía retumbar su corazón, la sangre acumularse en sus oídos, no importaba lo que intentara… no lograba nada.

- Severus… por favor.- La voz temblorosa del director lo volvió a la realidad. Sin aliento Harry observo como en cámara lenta a Snape mover su varita.

- ¡Avada Kedabra!-

Un potente rayo verde se disparó directo al pecho del director y a medida que la vida se escapaba por sus azules ojos, el caía por ventana hacia el vacío, donde la oscuridad lo tragaba por completo.

Un agudo pitido lo ensordeció, el sentido del tiempo se distorsionó, el mundo se detuvo. No. Albus Dumbledore no podía estar muerto.

No.

Imposible.

Gritos de júbilo resonaron en las paredes de la torre, Bellatrix Lestrange se acercó a la ventana y conjuro un sonoro "mosmorde" apuntando con la varita al cielo, inmediatamente un potente rayo explotó contra las negras nubes y una enorme y horrorosa calavera con lengua de serpiente se dibujó en el firmamento, acompañada de una diabólica carcajada de la bruja. Luego se marcharon, pero él se quedó de pie ahí, estático, sin poder creer nada de lo que acababa de suceder, sin embargo una aguda punzada atravesó su cabeza, una desesperada sed de venganza. Se podía mover. Ahora sí.

Ahora que Dumbledore estaba muerto.

Sonoros estruendos y ruidos de lucha lo alertaron, sin pensarlo más salió corriendo a toda velocidad en su dirección, dejando atrás su capa y el llanto. Apretaba con desesperada fuerza la varita, al punto que sus nudillos estaban blancos, sus piernas le ardían como el infierno mismo de tanto correr, pero no se detendría, no hasta hacerlos pagar por lo que hicieron.

"Hacerle pagar por lo que hizo".

Al llegar a los pisos inferiores se encontró con un escenario escalofriante, mortífagos maldiciendo, alumnos y profesores enfrentándolos, los escombros salpicaban el suelo, por lo que tuvo que esforzarse para sortearlos, lo mismo tuvo que hacer con los cuerpos esparcidos por el suelo. No se detuvo a mirarlos, pero era sencillo aun corriendo, distinguir las negras túnicas de los mortífagos de los coloridos pijamas de los estudiantes…

Los gritos ensordecían al igual que las explosiones de los hechizos, que incluso en ocasiones pasaban a escasos centímetros de él. Se subió sobre un escombro y barrio con la mirada el lugar hasta que los encontró, lejos ya de él un grupo numeroso de mortífagos se abría paso a la salida, cuando de repente un rayo morado se dirigía directamente a él, pero segundos antes de colisionar una pared invisible aguanto el hechizo, allí fue cuando Harry se dio cuenta de lo vulnerable que era en esa posición, pero antes de tener cualquier reacción fue tomado de la mano y jalado con fuerza hacia abajo.

- ¡Hermione!-

- ¿Qué es lo que está pasando Harry? , ¿Cómo es que los mortífagos entraron al castillo?- Exclamo la castaña con los ojos bien abiertos y la piel demasiado blanca.

- Yo… no sé cómo sucedió… pero ellos… el… él lo mató Hermione… él lo mato…-

- ¿De que estas hablando?-

- ¡Snape mato a Dumbledore!- Gritó con todas sus fuerzas.

La sangre pareció evaporarse de su cuerpo y su respiración al igual que su corazón se detuvo en seco. No podía ser cierto.

- No, Harry… estas confundido, él no pudo haber matado a nadie, yo… yo lo estuve vigilando todo el tiempo y no Salí de allí hasta que escuche el alboroto.-

- Fue él Hermione estoy seguro que fue él. Lo vi con mis propios ojos.-

- No, Harry, no…-

- Ahora necesito que me ayudes a encontrarlo, tengo que vengar a Dumbledore.-

- ¿Pero de que hablas….? , ¿Tu… tú no estás diciendo que… quieres matarlo?...- Pregunto blanca como el papel.

- ¡Rápido!- Harry salió disparado de su escondite y su amiga no tuvo más remedio que seguirlo. Ambos se movieron con dificultad a través del gran comedor que se había convertido en un verdadero campo de batalla, siguiendo el mismo camino que los mortífagos habían tomado, sin embargo cuando llegaron a la convergencia de dos pasillos que se dirigían en direcciones opuestas no supieron qué camino tomar, por lo que decidieron dividirse, Harry tomaría el de la izquierda y Hermione el de la derecha.

Sin pensar más la joven corrió con la varita en su mano sudada, sus piernas temblaban, sus mejillas estaban rojas, su respiración era rápida y su corazón latía tan fuerte en su pecho que creía que en cualquier momento saldría disparado. Detuvo en seco su carrera, y presto atención a los sonidos de la batalla, se escuchaban amortiguados, también se dio cuenta que en aquel pasillo la luz era más bien escaza, solo en la mitad del corredor había unas pocas antorchas encendidas, pero unos metros más adelante solo había oscuridad interrumpida eventualmente por la luz de la luna que entraba por las ventanas. Tal vez los mortífagos no tomaron ese camino, se giró con la intención de marcharse, pero un ligero movimiento entre las sombras la alertó. Frunció el ceño y escudriño la oscuridad en busca de alguna señal que le dijera que se equivocaba, sin embargo allí estaba otra vez, ese movimiento casi imperceptible. Allí fue cuando se dio cuenta que una silueta se movía entre la oscuridad avanzando hasta los ventanales. Allí podría descubrirlo.

Lo siguió cuidando sus pasos, lo que le dio tiempo a su mente a pensar en qué hacer si se encontraba a algún mortífagos, ¿y si era más de uno? Trato con todas sus fuerzas de controlar su respiración. Aquello que se movía dio unos pasos más hasta llegar a los ventanales, donde la luz de la luna baño su silueta con plata liquida.

- ¡No se atreva a dar un paso más!- Exclamó Hermione apuntando con la varita en alto. Tuvo miedo de que su voz sonara tan temblorosa que pueda ser pasada por un chiste, pero por fortuna su orden fue acatada.

- Dese la vuelta despacio y… y… muéstreme la varita.- Exigió acercándose a él un poco más, pero manteniendo una distancia prudente. La figura obedeció y se giró lentamente y cuando quedo de frente Hermione se sintió desfallecer.

- Severus…-

El rostro lívido de su profesor se veía casi fantasmal en esos momentos, los ojos negros como la noche alcanzaron los suyos, pero no le transmitían calidez alguna.

El mundo parecía romperse a sus pies, desintegrarse lentamente… pero antes de que todo se destruyera, debía saberlo…

- ¿¡Es cierto!? , ¡Dígame si es cierto! , ¿Mataste a Dumbledore? - El eco de su voz retumbo en las paredes, pero pronto murió en la oscuridad del pasillo. Un destello, una chispa, se encendió en los oscuros ojos de su profesor, pero fue tan efímero como un relámpago, sin embargo el silencio fue su única respuesta. Los ojos melados de Hermione se inundaron con rapidez y un gemido ahogado escapó de sus labios que intento ocultar tapándose la boca.

Su silencio no solo confirmaba el hecho, sino que también afirmaba todo lo que su amigo le dijo sobre su persona… todo eso que ella difamaba fervorosamente, tratando de defenderlo… Escudándose en las palabras que el mismo Dumbledore decía y mantuvo siempre… hasta unas horas atrás… hasta su muerte.

Pero eso no era lo más doloroso. Lo más doloroso era el puñal de traición que Snape le había clavado en la espalda. Y ella se había entregado a él sin reservas… repentinamente se sintió sucia, usada y con el corazón hecho pedazos. Se sentía morir, la vida se escapaba por cada poro de su cuerpo, lenta y dolorosamente. Un sollozo escapo de sus labios. - ¿¡Por qué?!- Su voz resonó en el pasillo como un auténtico rugido. - ¿Por qué?...- Gimió nuevamente sin poder contener las lágrimas que rodaban libres por sus mejillas como brazas ardientes. Sus ojos empañados distinguieron el lento avance de su maestro hacia ella, ¿ahora querría matarla a ella también?

Su cabeza comenzó a girar, se desmayaría en cualquier momento… "bueno tal vez sea mejor así, al menos no sentiré dolor cuando… él termine conmigo".

El avanzaba hacia ella, imponente y con la mirada clavada en sus orbes, Hermione retrocedió y sus piernas le fallaron, pero antes de tocar el suelo fue tomada rápidamente por un par de brazos que se enredaron en su cintura y la sujetaron con fuerza, levantándola suavemente, apoyándola contra la pared del pasillo.

- No…- Susurró tratando de apartarse de su agarre, todo era demasiado doloroso, sus brazos la desgarraban, ardían en su contacto. - Suéltame…- Pidió luchando inútilmente, la fuerza abandonaba sus extremidades, dejándola a su merced, estaba atrapada entre la pared y su cuerpo. La respiración cálida de su profesor acaricio su mejilla, estaba cerca, demasiado cerca. - No me toque…- Y él se detuvo un momento, o eso fue lo que le pareció, pero segundos después sus labios estaban besando los suyos duramente, mientras una mano hábil abandono su cintura para apoderarse de la varita de Hermione casi sin que se diera cuenta, y ella no opuso resistencia alguna.

"Estoy por desmayarme…" Dijo una voz dentro suyo.

"Pero aún estoy consciente y no he hecho nada para detenerlo" le contesto otra voz en su mente. Si unos segundos antes su situación era difícil y penosa, ahora era completamente patética… porque no solo la habían desarmado, sino que no opuso resistencia en ello… ni tampoco en el beso… ese beso tan brusco y apasionado, en el cual Hermione sentía que drenaba su vida, igual que un Dementor haría. Se había entregado por propia voluntad a la muerte. ¿Pero si quería matarla, porque la besaba? No pudo evitar preguntarse.

Tal vez un gesto más de su morbosidad. Cuando él se separó lo miro al rostro y vio sus ojos, eran tan negros, tan hipnotizantes como siempre pero carentes de emoción alguna. Él la mataría ahora, estaba segura. Cerró los ojos esperando el momento… rogando que no doliera tanto.

Las imágenes se arremolinaron en su mente, formando una verdadera tormenta: Ella junto a sus padres en la cena de navidad, Severus Snape besándola, Harry advirtiéndole que Snape era una espía, Ella compartiendo una tarde de sol con sus amigos en los jardines, Snape gimiendo contra su cuello mientras le hacia el amor, Harry gritándole que Snape mato a Dumbledore, ella misma enredada en el cuerpo de su profesor confesándole que lo amaba. Las lágrimas volvieron a resbalar por sus mejillas, sin detenerse, una tras otra. Su respiración seguía cerca de ella, sus brazos aun la sostenían soportando casi todo su peso.

- Por favor…- Rogó en un susurro, ya no aguantaba la agonía de la espera. - Acabe conmigo de una vez.- Le exigió.

- ¿Qué será de mí, entonces?- Lo escucho decir muy bajito, cerca de su oreja. Sorprendida abrió los ojos.

- Profesor… -

- Esto siempre fue un error, Granger y siempre supimos que acabaría de la peor manera.-

- Entonces va a matarme.- Afirmo con dolor.

- Jamás podría hacerlo.- Le contestó acariciando su mejilla suavemente, humedeciéndose los dedos con sus lágrimas.

- ¿Por qué no?-

Snape no contestó, se limitó a mirarla. - Debes olvidar todo.- Ordenó en un susurro. ¿Olvidar todo lo que han pasado? , ¡por Merlín! , si era más probable que olvidara su propio nombre que olvidar todo lo vivido a su lado. Hermione solo pudo negar con la cabeza de forma repetida, no podía hablar su garganta se había cerrado, pero quería hacerle saber… a pesar de todo, que ella jamás podría olvidarlo… ni aun que su vida dependiera de ello.

Lentamente fue soltándola, permitiendo que su frágil cuerpo resbalase quedamente por la pared. - Debes entender que hago esto por tu propio bien.- Dijo mirándola en el suelo, luego se giró y dejó la varita de su estudiante en el alfeizar de una ventana cercana.

Y allí sentada en el frio suelo, Hermione vio con impotencia y envuelta en un llanto descontrolado como su profesor, el hombre que amaba le daba la espalada y se marchaba sin mirar atrás.

Nota de autora: Si, ya sé… me odian con toda su alma.

Recuerden que pueden buscarme en Facebook para hablar, insultarme o lo que les venga en gana: Lina Carrizo (Scully Malfoy)

Respuesta a los comentarios:

karina Snape: Hola querida, aquí estoy de vuelta, es mejor tarde que nunca, ¿no? Muchas gracias por comentar, y con respecto a Harry bueno las cosas a veces no salen como lo deseamos, pero ya verás.

Lora: ¡Yo también! Siempre me lo imagine así, me parece súper sensual jajaja. Gracias por comentar.

Alexza Snape: A decir verdad yo también odie a Harry por eso, pero bueno ¿que se le va a hacer? Hombres son hombres. Jajaja Gracias por comentar y tu apoyo incondicional.

Kony Greene: No sé por qué tengo la sensación de que no va a agradarte este capítulo… jajaja. Pero no te preocupes… Muchas gracias por comentar

Elizabethamberlufor: Exactamente! Y eso mismo va a pasar!, ya veras! Muchas gracias por comentar!

Megumisakura: Me alegro que te haya gustado, espero que este no te desilucione. Besos

Vicky: Hola querida! , si definitivamente a Harry no le salieron bien las cosas. Pero ahora se vienen tiempos oscuros, veremos que pasa. Muchas gracias por tus comentarios!

SamanthaBlack30: Hola! Me alegro que hayas comenzado a leerlo! , espero no te defraude! Muchas gracias por tu comentario!

chio g: Siiii Harry se portó muy mal, pero bueno, por suerte las cosas no le salieron como quiso… Aun que ahora… bueno ahora las cosas van a estar un poco complicadas! Muchas gracias por comentar.

Lady Maring: Ah querida no sabes lo contenta que me pone leer tu comentario!, muchas gracias! Espero este capítulo no te defraude! Besos y muchas gracias por comentar.

Jocy: Hola jajaja, bueno decirte cuando la voy a terminar es bastante difícil!, pero intentare con todas mis fuerzas de no demorarme tanto en actualizar. Te comento que la historia esta prácticamente hecha, o sea no es que me demoro tanto por que no se que escribir, sino que no tengo tiempo! De todas formas y aun que me demore mucho no la voy a abandonar! Muchas gracias por tu comentario!

Reynadraki: Hola muchas gracias por comentar! Bueno con respecto a las críticas tienes que tener en cuenta que siempre habrá alguien a quien le gusta lo que escribís, y gente que no. Y eso vas a tener que aceptarlo te guste o no. Pero también vas a tener que cargar (la mayoría de las veces) con gente que te critica desde el anonimato, donde no vas a poder defender tu punto de vista, de esos cobardes abundan en la web. Sin embargo yo siempre dije: si no te gusta… no leas. Es muy simple. Pero desgraciadamante hay gente que AMA molestar a los demás, pero vos no les hagas caso, no valen la pena. Recuerda también que siempre, siempre se puede mejorar.

Kharlasevsnape: Me alegro que te guste! Y espero hayas disfrutado de este capítulo! Muchas gracias por comentar!

MIELCULLENBLACK: Querida eso es como clavarme un puñal! Jajaja perdón pero no puedo decirte cada cuanto actualizare porque desgraciadamente casi no tengo tiempo para escribir!, sin embargo si tienes Facebook búscame y en ahí yo voy a avisar. Muchas gracias por tu comentario!

Carina: Muchas gracias! Y no te preocupes que nada va a quedar así… jajajaj ya vas a ver!

SoRa DaHee: Querida una vez más GRACIAS! Tus palabras me llenaron de orgullo! Y de ganas de seguir! La verdad me muero de gusto por ser mi historia la que te introdujo en esta hermosa pareja como lo es Severus/Hermione! Espero sigas disfrutando!

AcizeJ- HaruZuchIa: Aquí esta querida, recién sacadito del horno! Jajaja espero te haya gustado este capitulo! Besos y muchas gracias por comentar!