Amanecer rojo

-¡Mugiwara! ¡Está vez te atraparemos! – Malas estrategias habían sido planeadas en todo el mundo, pero a nadie más que a la tripulación de Luffy se le ocurría seguir los tontos planes de su capitán, ¿como podían no hacerlo, si de todas formas él hacía lo que le daba la gana?

-¡Qué divertido! – Y encima se lo pasaba a las mil maravillas corriendo de un lado a otro por toda la isla llena de marines que querían atraparlo - ¡Por aquí!

Aunque realmente, en el fondo, luego del stress del combate, la huida y las palizas, todos disfrutarían de un buen banquete y se reirían de haber escapado otra vez de los marines con una gran sonrisa de satisfacción. Pero la cosa no siempre tiene que salir bien, ni siquiera salir y ahora, rodeados de marines no tenían otra opción más que luchar contra los marines una vez más para poder cruzar hasta el puerto y volver al Sunny…

¿Cómo acabaron así? Bien…volvamos unas semanas atrás, justo al día del nacimiento de los gemelos de Sanji…

-¡Sácalos de una jodida vez! – Llevaban seis horas dando vueltas por la cubierta, nerviosos porque de repente Sanji estaba sufriendo dolores inimaginables y nadie más que Chopper podía ayudarlo. – Cuando lo coja voy a arrancarle los huevos de golpes y se los voy a hacer traga ¡ahhh!… ¡Dios!

-Respira, Sanji, respira y ¡no empujes! – El doctor solo tuvo como respuesta un gruñido entremezclado con un sollozo, Nami le estaba sujetando la bandeja de instrumental mientras Robin le secaba el sudor a Sanji y le apartaba el pelo de la frente – Todavía no has dilatado lo suficiente.

Sin embargo los niños se morían de ganas por salir de una vez y conocer el mundo, no, si viendo a su padre y su tío biológicos iba a ser de lo más complicado cuidar de ellos. Sonrió al pensar en que Luffy no tenía ni idea de lo que había pasado con su hermano y se alegraba bastante de que no lo supiera, pero Zoro si que lo sabía y aunque ahora estaba esperando la visita de Ace para acabar con el aunque fuera ahogándolo en el retrete, le había asegurado de que se encargaría de los pequeños como si fueran suyos…incluso si eran morenos y tenían narcolepsia.

-Sólo sácalos, Chopper, por el amor de Dios… - Demasiadas horas y la dilatación no acababa de ser suficiente, las contracciones eran tan seguidas que ni siquiera tenía un respiro entre una y otra.

Chopper volvió a revisar la dilatación, casi estaban en los diez centímetros, estaba casi seguro de que solo faltaba un poco más, y sabía lo que le dolía a Sanji, pero quería evitar cualquier tipo de desgarro por apresurarse. Por otro lado, debía preocuparse también por si la joven madre se quedaba sin fuerzas, no quería darle ningún tipo de drogas tampoco.

-Bien, a la cuenta de tres…puja – Sanji asintió y respiró hondo, no era la primera vez que pasaba por esto – Bien… ¡tres!

Nova llevaba bebidas para todos los tripulantes, no había querido entrar en la enfermería, prefería no saber como nacían sus medio hermanos, así que se quedaría fuera y sería más útil asegurándose de que a nadie le faltase nada y que todos tuvieran lo necesario para aguantar la larga noche que les esperaba.

-Roronoa-sama, ¿quiere café o sake? – Zoro estaba solo en el pasillo de la enfermería y se había sorprendido cuando Nova se acercó.

-Estoy bien. ¿No entrarás?

-Estoy segura de que no me necesitan ahí dentro – Nova dejó la bandeja con el sake y el café a un lado y se sentó frente a Zoro, la verdad es que no había pensado mucho en las pequeñas cosas que sabía del espadachín – Ne, Roronoa-sama… ¿Va a cuidar de Sanji-kun?

-Por supuesto que sí, es mi nakama después de todo – Nova se acercó gateando hasta él, apoyando las manos en su pecho y acercándose demasiado a su rostro.

-Cuidarás de él porque es más que tu nakama, ¿verdad, otou-sama?

-¿Cóm…Cómo lo sabes?

-Los escuché hablando cuando papá me estaba entrenando, al principio pensé que era algún tipo de broma, pero luego simplemente vi que era verdad, aunque todavía no sé por qué no cumpliste tu palabra de buscarlo.

-Tenia otras cosas en mente en esa época – Vaya, se lo estaba tomando demasiado bien para haberse enterado de quien era su padre – Pero no es como si no me gustase la idea…nunca pensé en una familia.

-No somos una familia, Roronoa-sama, que te acepte como padre depende de que me venzas en un duelo – Sonrió de lado, casi con crueldad y su rostro era todavía más parecido al suyo que al hermoso de Sanji – Y luego me iré de la tripulación, no voy a estar aquí mucho más tiempo, quiero formar mi propia fama.

-No lo dudo, pero ahora no lucharé contigo. – Fue su última palabra y se quedaron así, ella entre sus piernas, y él sentado esperando a que Chopper saliera a darle las noticias, con los gritos de Sanji de fondo – Voy a pedirle que se case conmigo.

Casi amaneciendo por fin resonó en todo el Thousand Sunny el llanto del primer hijo y la leve risa de Nami cuando lo tuvo entre los brazos para limpiarlo y envolverlo en una cuna, no menos de cinco minutos después sonó el siguiente sollozo y Zoro se relajó fuera de la enfermería, rodeado el resto de tripulantes deseosos de ver a las nuevas incorporaciones al equipo Mugiwara. Pero la espera era casi aterradora, porque nadie salía a informarles y no había ni un solo ruido dentro de la enfermería.

-Por fin… - Chopper salió en su forma humanoide cargando dos pequeños trozos de tela y enseguida tuvo encima a los demás, observando las pequeñas caras rosadas – Atrás, atrás…Están durmiendo.

-¿Cómo está Sanji? ¿Cómo se llaman? ¿Puedo cogerlos? ¿No son muy pequeños? – Luffy bailaba alrededor, queriendo coger a los dos pequeños a la vez y estirando las manos alrededor del doctor, nunca se le había visto tan emocionado, ni siquiera cuando el asunto tenía que ver con comida.

-Sanji está descansado y tengo que devolver a los pequeños a sus cunas, sólo pueden mirarlos – Pero aun así dejó que Zoro cogiese a uno, la verdad es que estaba movido por el instinto y quería ver de cerca que pequeño milagro podía salir de Sanji y un muy idiota de Ace. – No lo tires al suelo, ¿vale?

-¿Ya les puso nombre? – Nova se acercó a por el otro pequeño, era su hermanito y era tan, tan diminuto.

-Si, por eso tardé un poco en salir. Son Ryu y Kei.

Hicieron una gran fiesta por los dos pequeños bebés, Ryu y Kei, aunque Sanji todavía estaba cansado y algo débil por el parto, se levanto al día siguiente para preparar un gran banquete, claro que esta vez tenía la ayuda de Nami y Robin, y los chicos mantenían alejado a Luffy de la cocina, con la excusa de que tenían que vigilar a los niños. Estaba todo bastante tranquilo y ni Nova ni Zoro volvieron a hablar acerca de su paternidad ni duelos. Sí, sin duda era todo muy pacífico en el Thousand Sunny y pronto pasaron los meses…

-¡Por fin eres un hombre, Sanji! – Y el día de su cumpleaños, como bien había constatado Usopp, Sanji volvió a ser un hombre, y celebraron por partida doble.

Tantas cosas que pasaban tan rápido, estaban muy felices, demasiado quizás, todo les iba viento en popa y salvo los llantos por las noches, los pañales sucios y demás inconvenientes que venían con los bebés, todos estaban sanos y salvos.

-El amanecer es rojo – Zoro estaba haciendo la vigía junto a Sanji, más bien teniendo una cita al amanecer cuando se dio cuenta de que el sol era rojo, rojo sangre.

-El capitán obvio al ataque – Sanji estaba burlándose otra vez de él, así que le dio un mordisco en el hombro – No seas… ¡ah~! Zoro, los demás están por levantarse…

-Me encanta cuando gimes, así que no te hagas de rogar – Le sujetó la barbilla y lo atrajo hasta él para besarlo con húmeda pasión – Y déjate llevar, esos idiotas no se levantarán hasta dentro de un rato…

-¿Visión para mayores de edad desde tan temprano, Roronoa-sama? – No habían contado, por supuesto, con Nova y su extraño hábito de dormir una hora cada doce más o menos – Papá, Ryu se ha levantado y quiere jugar, pero Kei todavía duerme…

-Ya voy – Y con la misma se levanto, dejando al marimo totalmente rendido, había estado tan cerca, levantarse temprano era la única manera que tenía de estar a solas con el ero-cook y aun así había problemas – Nos vemos en el desayuno, marimo.

-¿Por qué sigues llamándome Roronoa-sama? No es como…

-No te voy a llamar oto-sama por que sí, ¿sabes? Todavía tenemos un duelo pendiente.

-Podemos no luchar y aun así no llamarme tan formalmente, incluso puedes decirme Zoro, como hacen todos.

-Me niego.

En el fondo, Zoro sólo quería escucharla llamándolo padre, incluso papá una vez, siendo piratas nunca sabían cuando serían capturados o ejecutados, o cuando no podrían vencer a un enemigo y los matarían, Luffy se metía en muchas batallas estúpidas la mayor parte del tiempo, así que era lógico pensar en que iban a vivir muy poco.

-Entonces me niego a luchar contigo, además, ¿quién lucharía contra una niñita?

-Un verdadero guerrero, ¿es que tienes miedo de que te gane esta "niñita"? – Picarlo no era la mejor baza que tenía pero era la que mejor le serviría si quería que luchase en serio – Después de todo, soy hija de un gran pirata con capacidades suficientes para derrotarte con los ojos cerrados.

-No voy a luchar contra ti, un verdadero guerrero sabe cuando luchar y cuando no luchar.

-Cómo quiera, Roronoa-sama. Voy a por algo de desayunar, si quiere luchar solo vaya a buscarme.

Ojala le hubiera concedido el maldito capricho, ojala hubiera luchado con ella aunque fuera una sola vez por un recuerdo más.

-¡Isla a la vista! – Pasó por alto los malos presentimientos y volvió a su rutina.

-¡Mugiwara no Luffy, arriba las manos!

Y de vuelta al principio de la historia, tenemos a nuestros protagonistas rodeados de marines apuntándolos con espadas y fusiles, pero el capitán no se rendiría, ¿por qué habría de hacerlo? No, Mugiwara no Luffy nunca se rinde, nunca se da por vencido y siempre usa antes los puños que la cabeza, y como es de goma…

-¡Fuego! – Los marines tampoco se quedan atrás y son tan o más tontos, no se han enterado todavía que las balas no funcionan contra el hombre de goma que todo lo repele, pero son perseverantes y siguen intentándolo antes de pasar a las espadas – ¡Atrapadlo, vivo o muerto!

-¡Ahí viene Sunny! – Los marines iban volando de adelante hacia atrás ante los puños de Luffy y demás ataques, desde su posición se podía ver el Sunny perfectamente y se podía oír a Chopper y Franky llamándolos, realmente ir a esa isla había sido una tontería – ¡Vamos, que empiezo a tener hambre!

Y como cada vez que acababan una aventura, lo primero que hacía Luffy era estirarse, estirarse y lanzarse, junto a sus nakamas al barco, aunque esta vez solo alcanzó a agarrar a Usopp, Robin y a Zoro durante su lanzamiento, dejando a Sanji, Nova, Brook y Nami atrás. Cómo se arrepentiría de no haber esperado, como se arrepentirían de no haberse acercado más.

-¡Se escapan! – Gritaban los marines, aunque se fuese la mitad de la tripulación todavía tenían a tres de ellos en el puerto, atrapados – ¡A por los que quedan!

-Brook, saca a Nami-san de aquí – Sanji se valía solo para acabar con esos patéticos marines, y sabía que no irían a por Nova porque después de todo, no era miembro reconocido de los Mugiwara – Y asegúrate de que llegue sana y salva al barco.

-No vamos a dejarte aquí, Sanji-kun – Sanji sonrió, normalmente se emocionaría, pero no por ahora, luego ya bailaría – Lucharemos contigo.

-Nami-san, adoro cuando demuestras tu amor, pero necesito que vuelvas al barco o no daré lo mejor de mi, algo me dice que el marino vendrá pronto a inmiscuirse.

Brook cogió a Nami y se fue, seguro de que con el Sunny no tardarían demasiado en recoger al cocinero y a su adorable hija, porque Mugiwara no dejaba nakamas atrás…no si podía evitarlo.

-Oe, pervertido – Miro a su hija con sorpresa, nunca la había oído hablarle así sin estar bastante enfadada – Zoro será un buen padre, pero Ryu y Kei necesitan una madre también.

Y dicho eso le lanzó las botas, tirándolo al mar con el peso extra, la sorpresa le sacó todo el aire de los pulmones y retrasó su vuelta a la superficie, el Sunny estaba a medio camino, todavía un poco lejos, y el era el único ahí para ver como la pequeña silueta de su hija, su pequeña dama, su princesa, luchaba contra los marines, manteniéndolos alejados del punto donde él había caído y ni balas ni espadas podían atravesar su determinación, ni heridas, ni golpes, podían apagar el fuego en su mirada.

-¡Nova! – Nadó tan rápido como pudo, sin soltar las botas de su hija, justo para ver como un soldado cualquiera la hería, como la cortaba casi en dos por la cintura, cómo sus ojos se abrían sorprendidos ante el repentino dolor – ¡Nova!

El resto fue un borrón, realmente un borrón, no vio saltar a Zoro ni a Usopp disparando desde el barco, no vio las manos de Robin o los golpes de Lucy, no, él solo veía la sangre de Nova cubriendo rápidamente el suelo mientras él intentaba frenar la sangre. Chopper la salvaría, Chopper era el mejor médico después de todo, el renito no dejaría que su hija muriese ahí, no cuando tenía tantas cosas que vivir todavía.

-Es…u-una buena forma de morir, ¿ne, papa? – Ni siquiera había abierto los ojos, pero sonreía – Al menos…ugh…al menos sé quien es mi padre.

-No digas nada, solo espera, Chopper vendrá enseguida, no hables, ¿por qué me empujaste? Yo podía con ellos…yo…

-Ryu y Kei no te decepcionaran como yo, Sanji-kun, yo…yo fui tu mayor error, pero…lo hiciste bien, lo…lo…-El pecho de Nova empezó a subir y bajar cada vez más deprisa, pero en cortas respiraciones hasta que al final no conseguía pasar más aire y tembló antes de que se perdiese en la oscuridad.

-¡Nova! ¡No, no, no, Nova! ¡Háblame, por favor, Nova, dí algo!