THRUD
Prologo
Todo parecía ser un día perfecto, una mañana muy tranquila en el palacio de Bliskimir, la servidumbre del palacio parecía estar muy inquieta, los sirvientes iban de un lado a otro, preparaban todo para la gran celebración que se llevaría acabo en el esplendoroso palacio, seria una gran fiesta, en honor de la única hija del soberano del palacio. Se festejaba el cumpleaños de Thrud, hija de Thor y de Sif.
Thor amaba mucho a su pequeña hija, que en realidad no era tan pequeña, pero el la veía de esa forma ya que era su única hija mujer.
Sus otros dos hijos Magni y Modi eran muy sobre protectores con ella. La belleza de Thrud era sublime. Así que ellos se encargaban de espantarle los pretendientes que se le acercaban, y ella era el principal motivo por el cual Thor era enemigo de los gigantes de hielo. En varias ocasiones muchos gigantes se habían escabullido y logrado cruzar el puente que custodiaba Heimdall, solo con la intención de desposar a Thrud.
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No muy lejos del palacio, en los jardines de este; se encontraba la joven, de larga cabellera rubia como la de su madre, y ojos carmesí, que había heredado del lado paterno. Su piel era tan blanca y suave.
Amaba pasear por los jardines que rodeaban el castillo de su padre. Todas las mañanas salía a pasear entre los jardines para deleitarse con el dulce aroma matutino de las flores.
No le había agradado mucho la idea que tenia su padre en festejar su cumpleaños, para ella era otro día más, no tenia mucho sentido hacer fiesta todos los años, cuando sabia perfectamente que al ser inmortal jamás moriría; por lo tanto siempre cumpliría años, no necesariamente tenia que hacerle una fiesta cada año.
Su atención estaba enfocada en las hermosas rosas que estaban entre los jardines de la residencia de su padre. Las flores eran su fascinación, le encantaba comenzar y terminas los días disfrutando de la sinfonía de aromas que inundaba aquel lugar.
-Sabes, con tu presencia aquí, opacas a las flores.- dijo una voz a su espalda.
Se giro y se encontró con un joven de cabello azabache y ojos del color zafiro. La miraba con una tierna sonrisa, que ella correspondió de la misma manera.
-No esperaba que llegaras tan temprano.- le dijo ella.
-Queria ser el primero en felicitar a tan hermosa dama.- respondió, tendiéndole su mano para ayudarla a ponerse de pie.
-Lamento informarte que ese puesto ya te lo quitaron.- dijo al momento que tomaba su mano para levantarse. Pero no espero la acción que ejecuto el chico. El había besado su mano de forma muy galante.
-No hay ningún problema si esas personas fueron su familia.- dijo cuando hubo terminado con su acción.
Ella no hizo más que sonrojarse por el atrevimiento del chico, nunca antes el había tenido ese gesto con ella. Tenía mucho tiempo de conocerlo, prácticamente desde que eran niños, pero jamás había hecho eso. Definitivamente ya no era el niño que ella conoció.
-Eh… bueno, creo que será mejor de entrar al palacio, si mis hermanos me ven a solas contigo, seguramente armaran un escándalo.- dijo riendo nerviosamente por lo que podrían hacer sus hermanos.
-¡Es demasiado tarde!- grito una voz que provenía detrás de un árbol cercano.- ¡Ya los ví!- grito saliendo de su escondite.
-¡Modi!-grito Thrud molesta porque su hermano la estuviera espiando.
-¡Que crees que diría nuestro padre si supiera que te ves a escondidas con Forsetti!- pregunto Modi señalando con un dedo índice al chico en cuestión.
-No nos estamos viendo a escondidas.- declaro en su defensa Thrud.
-A no. Y entonces como explicas lo que el acaba de hacer.- cuestiono Modi.
-No tienes porque molestarte por eso Modi.- respondió Forsetti tratando de evitar que se hiciera una riña entre los dos hermanos.
-Si, como no es tu hermana a la que están tratando de ligarse.- respondió Modi.
-¡Ay! ¡Hermano!- exclamo molesta de lo sobre protector que era el.
-Vamos, tenemos que irnos te están esperando, recuerda que es tu fiesta.- dijo al momento en que la tomaba de la mano, prácticamente llevándola en contra de su voluntad.
Así los dos se marcharon, dejando atrás a Forsetti quien miraba la escena un poco apenado por el comportamiento de Modi. Y según lo que le había dicho Thrud, Magni era aun más exagerado. Pobrecilla, tener un padre y hermanos así, si que debía ser difícil.
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Los invitados comenzaron a arribar en el lugar, admiraban la decoración que había en el lugar, sobre todo tratándose de la hija de Thor, era de esperarse que el siendo un padre tan consentidor, como lo era con ella, hicieran una fiesta jamás antes vista.
Thrud se encontraba sentada en la mesa principal, acompañada por su madre y Magni, quienes conversaban amenamente. En cambio ella, se sentia desplazada por ambos, y se dio cuenta de que si se retiraba ellos jamás notarían su ausencia.
Se levanto de su asiento procurando no llamar la atención de se madre y su hermano, y cuando se dio cuenta de que ellos seguían en lo suyo, se marcho en dirección a su habitación para descansar del bullicio de todos los dioses que se encontraban en el lugar. El único que paso desapercibido esto, fue Forsetti, quien vio en esto una oportunidad de oro para poder tener un momento a solas con la festejada y decirle lo que siente.
Mientras tanto, el señor del trueno se acercaba a la mesa principal hablando animadamente con su mejor amigo el dios del engaño Loki.
-¿Dónde esta Thrud?- pregunto Thor a su esposa e hijo.
-Esta…- dijo Sif, su esposa, pero no pudo continuar al darse cuenta que no había nadie en el asiento que estaba a su lado.
-¿Dónde esta?- volvió a preguntar un poco mas molesto.
-Hace un momento se encontraba sentada con nosotros.- respondió Magni.- Talvez este con Modi.-
-No lo creo, Modi esta hablando con Syn.- señalo su padre.
-No te preocupes querido.- dijo Sif.- debe estar en su habitación, sabes que a ella no le gusta tanto alboroto. A ella le gusta más la tranquilidad.-
-Pero sabe que debe estar presente, no puede marcharse así como si no fuera descortés el dejar a los invitados sin antes disculparse.-dijo Thor.- además había prometido a Loki presentarle a mi hija, la ultima vez que la vio era prácticamente un bebe.
-Por mi no hay ningún problema, comprendo lo que debe sentir Thrud, a mi tampoco me gusta tanto alboroto.- dijo Loki.
-Pero aun así, le he dicho muchas veces que no lo haga.-
-En lugar de estar aquí conversando, será mejor que vallamos a buscarla.- dijo Magni.
Los cuatro salieron del salón, y fueron a buscarla en los lugares que ella solia frecuentar. Y debido a que Loki no la conocía, fue junto con Thor a buscarla. Realmente no creía que fuera conveniente, dado que el caso de que la encontrase el, probablemente este la regañaría, y el no queria meterse en asuntos familiares.
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Forsetti caminaba siguiendo a Thrud sin que esta se diese cuenta de ello. A pesar de ser amigos de la infancia, jamás había entrado al palacio de Bliskimir, y por consiguiente no conocía el camino a la habitación de la joven.
La seguía con extrema cautela, para que ella no notase su presencia. Ella se detuvo frente a una gran puerta doble color hueso con hermosos adornos en ella. Abrió la puerta y se introdujo en su habitación, cerrando la puerta tras de si. Segundos después, Forsetti se aproximo a la puerta y se mantuvo unos momentos ante ella, la miraba con interés; si así de hermosa era la puerta… ¿Cómo debía ser el interior de aquella habitación?
Por mucho tiempo había soñado conocer los aposentos de su amada, saber si ella vivía como lo merecía, como la más hermosa diosa debía vivir. Hasta que se dio cuenta que perdía su tiempo en admirar aquella entrada, cuando lo que realmente le interesaba era lo que aquella habitación guardaba en su interior.
Aproximo su mano y con los nudillos toco la puerta esperando respuesta del otro lado.
-Adelante.- dijo la voz de joven que le robaba el sueño.
Sin titubear, abrió la puerta encontrándose con la dueña de su corazón. Estaba sentada en el marco de la ventana, observando la luna que brillaba intensamente en lo alto del firmamento.
-No esperaba que fueras tú, Forsetti.- dijo ella, dirigiendo su mirada al umbral de la puerta que era donde se encontraba el nombrado.
-Vine a ver como estabas, te vi abandonar el salón, y creía que algo te ocurría.- comento cerrando la puerta para poder tener mas privacidad, si es que queria hablar con ella.
-No, no te preocupes, no me pasa nada. Lo que pasa es que no me agrada el bullicio de las fiestas, por mas que se lo digo a mi padre el jamás me hace caso.- dijo sonriendo gentilmente, lo cual hizo que el moreno se sonrojara un poco.
Se quedaron en silencio por un momento. Hasta que ella volvió su mirada a la luna hasta perderse en la hermosura que del astro.
-Me gustaría poder ser libre.- dijo sin inmutarse de la posición en la que estaba.
-¿Por qué dices eso? ¿No eres feliz?- pregunto extrañado de el comentario de Thrud, el siempre la veía tan feliz y enérgica.
-Mi padre y mis hermanos siempre andan tras de mi. No me dan un respiro, me siento como si estuviese encadenada.- dijo. Ahora había bajado su mirada dirigiéndola hacia un punto indefinido del suelo.
Forsetti estuvo a punto de decir algo, pero al escuchar la puerta abrirse tan estrepitosamente hizo que se detuviera, para dirigir su mirada a quien osaba tal interrupción.
Fue grande la sorpresa en ambos al ver al Dios Thor parado en la entrada junto al Dios Loki, quien al mirar a Forsetti no pudo evitar dirigirle una mirada fría, que fue correspondida por el nombrado con una mirada de odio.
-¡¿QUÉ HACES TU AQUÍ!?- grito Thor enfurecido al ver a un hombre en la habitación de su hija.
El aludido no pudo responder, sabía de antemano que Thor era el dios más fuerte (físicamente) de todos los dioses. Y siendo el dios de la paz, detestaba las peleas. Por lo tanto no le vio el caso de tratar de razonar con el. Ese Dios era demasiado terco con respecto a si de su hija se trataba.
-¡No estamos haciendo nada si es lo que piensas, papá!- aclaro Thrud, quien se había aproximado hacia su padre, para poder evitar que este le hiciera algún daño al moreno, si es que eso era lo que tenia planeado. Pero no se había percatado de la segunda persona que había entrado a su habitación junto a su padre.
Loki había dejado de mirar a Forsetti para posarla hacia la hermosa hija de Thor, jamás había visto una criatura tan sublime. La última vez que la vio aun andaba en pañales, y ahora ya era toda una mujer. Lastima que era la hija de su amigo, porque si no lo fuera, se lanzaría a conquistarla.
-¡QUIERO QUE SE MARCHE!- el grito de Thor saco a Loki de sus pensamientos.
-Esta bien, me marcho.- dijo simplemente sin protestar. Se marcho pasando de largo al dios enfurecido, no sin antes dirigirle una mirada de odio al dios del caos.
-¡No quiero que lo vuelvas a ver! ¡Entendido!- ordeno.
-Pero papa el es mi amigo, no puedes decirme con quien puedo y no puedo hablar.-
Sin embargo el no le hizo caso, se dio la vuelta y se dispuso a marcharse seguido de Loki, quien miro a la chica por ultima vez antes de salir de la habitación.
En cambio, Thrud se echo a llorar en su cama, su padre la amaba demasiado, tanto que le causaba daño sin querer. Estuvo llorando durante mucho tiempo hasta ya no pudo derramar una lagrima mas.
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Thor y Loki bajaban al salón para disculpar a su hija con los invitados argumentado que ella se sentia indispuesta para seguir con la fiesta, pero que era su deseo que continuasen con la celebración.
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Había estado pensando en su situación, ya no soportaba el permanecer encerrada por los celos paternos de su padre. Así que tomo una decisión.
Ingeniándoselas para salir por su ventana, salio corriendo en dirección al puente que custodiaba el dios Heimdall. Ahí, se encontró con el, quien fue el único dios en no asistir a la fiesta, y suponiendo que el dormía, a paso lento se dirigió al inicio del puente.
-¿Qué se supone que haces?- dijo una voz tranquila a su espalda.
-¿Qué no es obvio? Me marcho a Midgard.- dijo volviéndose para encarar a su tío.
El dios se incorporo y avanzo hasta donde ella estaba, examinándola hasta dar con quien era ella.
-¿Y porque lo haces?-
-Ya no soporto vivir como lo he hecho hasta ahora… es por eso que pienso comenzar una nueva vida donde nadie me conozca.- dijo firmemente.
-No te culpo, Thor es un insoportable. Lo que tu no quieres es que el te encuentre ¿Cierto?- dijo Heimdall.- yo puedo ayudarte con ello.-
-¿De verdad?- pregunto incrédula.
-…-el simplemente no respondió.
-Y ¿Cómo?-
-Puedo darte una nueva vida, si es eso lo que quieres.- señalo.
-Claro. Eso es lo que quiero.-
-Pero, tendrás que olvidar todo lo que has vivido y quien eres. Te enviare a Midgard, y nacerás allá como una humana.- dijo.
-Esta bien.- dijo firmemente ella.
-Estas realmente segura de que es lo que quieres.-
-Si.-
Al decir esto, Heimdall utilizo un conjuro el cual hizo que Thrud comenzara a desvanecerse ante la vista del dios de la estrategia.
Los días que le siguieron a ese, fueron muy intranquilos en todo Asgard, la búsqueda de la hija de Thor se realizaba incansablemente personalmente por el padre, que con la ayuda de Odin, su padre, buscaban por todos los rincones de Asgard. Odin, amaba mucho a su nieta, apreciaba los momentos que podía compartir con ella, cada una de esas experiencia lo llenaban de gozo. Ahora todo eso había sido reemplazado por la angustia de no saber que había sido de ella.
Y una gran culpa se había anidado en el corazón de Thor al sentirse culpable de la desaparición de su hija.
Ningún dios sabía que Heimdall conocía la ubicación de la chica, quien ahora estaba en espera de nacer del vientre de una humana.