CAPÍTULO 22 – TRANQUILIDAD
¡Reciban un cordial saludo, luego de tanto tiempo!
Me ha costado mucho trabajo construir el final que quería, por muchas razones: Primera, no caer en el aburrimiento del epílogo que es mandado a recoger mientras los lectores duermen; Segundo, porque no sabía cómo darle ese tono SÁDICO Y PERVERSO, que tanto me gusta y espero haberlo logrado; Tercero, porque espero que sea memorable para todos, en especial para mí, porque es el fic que más me ha gustado y el que nunca me canso de leer.
Así que sin más preámbulos, les llego con el final de mi fanfic más querido (Cosa que siempre digo…-… jujuju)…..
Ahora si me pongo triste T-T …es que no quería acabarlo nunca, pero me agradó construir un final que vale la pena…..
No era malo pasar la navidad en casa, menos cuando estaban sus padres, Sasuke y Sakura, además de su pequeña hermanita Akane. Pero si era algo tenebrosa esa fecha, cuando su tío Naruto, acostumbraba a atormentarlo con sus sermones de buen comportamiento…pasaba las horas enseñándole cómo tratar a su querida hermana, tal como él a su edad.
Y en cómo evitar que los hombres se le acercaran ….. tal como él a su edad.
No sabía para qué cuando estaba el 99% del tiempo en Londres, en donde debía estudiar mucho para superar el precedente marcado por su padre, uno de los mejores alumnos. Luego se preguntaba entonces en las cosas que tuvo que hacer su padre para casarse con su madre, seguro que debió ser a espaldas del tío Naruto.
Así era que Mat ignoraba ciertos detalles de la historia familiar, sólo recordaba sentirse sin padre, pero luego las cosas cambiaron y tuvo una familia muy feliz.
- Está loco – dijo sumergido en la depresión, mientras le veía hablar como un verdadero poseso – y mis padres no llegan. Rayos, que aburrido.
Pero eso era totalmente exagerado cuando él tenía tan solo 18 años y a esa mocosa jamás en la vida le había faltado nada con un padre más sobreprotector que un agente de la DEA y más listo que la inteligencia militar de cualquier país.
- ¡Que no tengo por qué ir con Akane y sus amigas a cine tío! – gritaba a todo pulmón Mathew – menos cuando ellas se la pasaban viéndome como una cosa rara y no tardan en querer tirárseme encima. Eso es tan injusto – terminó aburrido – yo quiero ir con ustedes a la playa el fin de semana, desde que voy a la universidad de Londres no he pasado algún tiempo con Gaara y con los mellizos, los extraño – dijo aburrido con una mano en la quijada y la otra botando los libros al piso – demasiado – colocando una cara de trauma que sólo funcionaba con Itachi, que era el único que le acolitaba las locuras que de vez en cuando se le ocurrían a él y a los propios hijos de su tío Naruto, es decir, sus primos.
Ellos si estaban dementes, sólo que el tío Naruto les controlaba tan rigurosamente, que nunca lo podían engañar, por eso pretendía ser igual de estricto con él.
- ¡Hermano! – gritó una pequeña con los ojos color verde y los cabellos negros – te extrañé muchísimo mi querido hermanito – un momento, ¿Querido? ¿Hermanito? ¿Extrañé? Demonios, luego vendría la frase que bien conocía y los lagrimones chantajistas – por favor….
- Lo sabía – se levantó molesto lanzando los libros al piso dejando atónito a Naruto con la palabra en la boca, al reaccionar exageradamente - ¡Necesitas ir al cine! ¿No es cierto? – gritó furibundo asustando a la niña que con lágrimas hacía su pequeño show – y me necesitas ¿No es cierto? – le miró acusadoramente y le señaló con el dedo muy molesto – Mocosa – dijo antes voltearse y chocar con alguien mucho más alto que él. Para luego solo temblar.
Había insultado a la princesita de la casa frente a él… su padre…Sasuke Uchiha.
- Discúlpate con tu hermana – sólo dijo.
- Lo siento mocosa – dijo de inmediato sin hacer esperar al que le pedía o mejor, al que le ordenaba – digo, pequeña hermanita – y le hizo una seña que ella bien sabía lo que significaba.
- Papá – gritó ella – me está insultando ese pedazo de ogro verde y cochino.
- Hay Dios – dijo Mathew con cerrando los ojos con cansancio – no puede ser, es más divertido ver la tele en la sala comunal del campus.
Sin embargo, sus palabras fueron interrumpidas por un abrazo que le quitó el aliento.
- Papá – dijo susurrando y sabiendo que no acostumbraba ser muy cariñoso– yo también te extrañé mucho y me alegra verte- en verdad eran seis meses que llevaba tan lejos, en su cuarto semestre de derecho.
Si, sería abogado como su padre, el hombre que siempre admiró y su más grande héroe. Sabía todo de él, las cosas buenas y las malas, su vida turbia y que casi murió por salvarlos de una muerte con un hombre muy malvado que los había atacado luego de querellas por los negocios sucios.
Sabía todo, bueno, casi todo, menos los detalles escabrosos de su nacimiento.
- Bienvenido a tu casa Mat, tu madre te ha extrañado mucho y esa pequeña también – susurró mientras miraba con simulada risa a la consentida de la casa - ¿No es cierto Akane Uchiha?
- Si señor – dijo ella molesta, pero su semblante cambió cuando tuvo entre brazos un enorme regalo color rosa lleno de ropa traída desde Londres – Hermanito, ¿Esto es para mí? No lo puedo creer, el ogro tiene corazón – y sacó la ropa para regarla por todo el piso, mientras se colocaba sobre la ropa las faldas y las camisas. Todas al tiempo, como siempre.
Ella si amaba a su hermano, más que a nada. En verdad no lo aceptaba, pero ella confiaba ciegamente en él, era su protector y su héroe, pero no se lo iba a decir tan fácilmente.
Sasuke vio con especial interés una falda verde que ella se ponía y que le gustó mucho a la pequeña, justo por la puerta entraba su querida Sakura, los dos intercambiaron miradas y a la vez dijeron: Esa falda no Akane, no es para una niña como tú. Sasuke abrió los ojos algo sorprendido y Sakura cambio de colores de inmediato.
Sólo ellos sabían los motivos, la misma falda verde que ella había usado la noche en que fue concebido su primer hijo, definitivamente Sasuke Uchiha no iba a dejar que su adorada hijita consentida se colocara esa ropa. Menos cuando sabía que a cualquier hombre con dos dedos de frente le gustaría hacer ciertas cosas con esa ropa. Menos un hombre que fuese como él. Un completo perverso.
- Demonios – dijo por lo bajo a Mathew - ¿No te dije que no le trajeras esa clase de ropa a tu hermana? Mañana no va a querer hacer otra cosa que ponérsela de una buena vez y voy a tener que controlar a los mellizos de Ino.
- No exageres papá – dijo Mathew en tono de burla colocando su mano en el hombro de Sasuke con una sonrisa heredada seguro de Naruto – ella ya está grande y dentro de poco no te asustes si llega con un novio – pero sus palabras fueron neutralizadas por una mirada asesina de su padre y de inmediato corrigió – sabes que tienes razón ¡Akane! Deja de pensar esas cosas, no tienes edad para tener novio y dame esa ropa tan vulgar – mientras corría como le daban sus pies para abrazar a su madre.
- Pero – dijo ella sin entender – no he dicho nada ¿Papá? – y estaba como para fotografía con muchas mudas de ropa encima - ¿O sí?
- No Akane – dijo cansino Sasuke con los ojos al cielo y diciendo sólo para él – sólo Dios podría haberme dado una hija tan hermosa como castigo por mis pecados – y luego la miró a ella.
Si que era una preciosura, ojos como los de su madre, verdes esmeralda, con la piel también heredada de ella. Lo único que había heredado a él, era el negro cabello que tanto cuidaba y el cual él acariciaba desde que era bebé.
Pero sólo tenía 13 años la mocosa, como le decía Mat, sólo 13 y ya había despertado el repentino interés de los hijos de Gaara, quienes se disputaban el derecho para invitarla a cenar o a comer helado o alguna otra cosa.
- Te salvaste por un pelo – dijo Sakura sonriendo, luego de saber rescatado a su primogénito – tu padre está algo obsesivo con Akane y también está algo irritable últimamente.
- ¿Últimamente? – dijo el algo nervioso – papá siempre es así y desde que nació mi hermana es algo peor ¿Qué pasa para que se comporte de esa manera? – dijo él sin soltarla y mirando de reojo a su padre que seguía mirándole con desgano – ¿Me sigue viendo? – dijo Mat nervioso.
- Creo que si – susurró ella también en voz baja.
- Demonios, mi fin de semana se fue a la mier…, lo siento mamá – dijo él cayendo en cuenta que no estaba en su ambiente.
- En verdad se va a ir Mat – dijo mientras Sasuke se acercaba a los dos, pero lo que hizo fue besar a su esposa en la frente y despeinar como acostumbraba a su hijo mayor, el segundo amor de su vida, luego llegó la pequeña que los abrazó a todos, su tercer amor y punto de quiebre.
Luego Sasuke, acarició con mucho amor el enorme estómago de Sakura que anunciaba la llegada de un nuevo miembro a la familia.
Ya lo sabían, era un niño, un pequeño al cual le pondrían de nombre Sai.
Si, lo harían: Primero porque él se lo debía, Sai salvó su vida y quiso a su querida esposa, aunque aún le molestara que la hubiera tenido en su cama; Segundo, porque nadie en el mundo pudo convencerla de lo contrario. Si, Sasuke Uchiha, fue vencido por el carácter de una esposa embarazada y no le quedó nada más que secundar su idea.
Si….eran una bonita familia y muy feliz, el hijo mayor era el orgullo de sus padres y la menor, sería una gran doctora, o por lo menos eso decía ella.
Pero qué sentimentales están todos – dijo una voz desde la puerta y tras ella el mayor cómplice de Mathew.
- Tío Itachi – gritó a todo pulmón y se lanzó a abrazarlo – No sabes lo que te extrañé, estando tan lejos – terminó para que el hombre le alzara y le dejara en el piso luego de una llave – pero me ganas aún …. – y rindiéndose se dejó ayudar a levantar muy rápido.
- Debes hacer ejercicio Mat, te noto algo debilucho – dijo sonriente Itachi, justo antes que dos niños se le abalanzaran revoltosos y luego le soltaran para abrazar a Mat.
- No sabes Mat – dijo el más pequeño de tres años – mi papá me ha regalado una patineta genial, pero aún no se montar – y sacaba debajo de su brazo una pequeña patineta que trataba de montar casi resbalando, así que Mat le sostuvo los brazos y le sonreía con cariño. Hacía lo mismo que una vez también hizo por él su tío Itachi.
El pequeño llamado Sanosuke, se divertía como nunca, él tenía el cabello negro heredado de su padre y los ojos azules de su madre, una madre que había muerto hace varios años en un triste accidente. Itachi sufrió mucho por la muerte de su esposa, pero gracias a todos sus amigos y a su familia, logró sentirse mejor.
Mat, le sonrió a Itachi y él le respondió igual, claro que se acordaban de esas travesuras y del tiempo que tuvo que sacarlo de casa porque sus amados padres estaban encargando a su preciada hermanita con mucho empeño. No fue fácil que Sakura concibiera a la pequeña Akane, estaba por esas épocas algo enferma y se llevaron muchos sustos, afortunadamente al final todo estaba bien. Sólo que ella, la pequeña Akane era portadora del gen hemofílico. Sasuke sufrió cuando supo que el bebé que esperaban era una niña, ella podría sufrir tanto como su madre, pero para eso estaba él, para cuidarla y protegerla, luego el destino decidiría su futuro, que sería el mejor mientras él estuviera vivo. Además que se había encargado de instruir a Mat para que luego, él fuese el responsable de que no sufriera por su estado de salud.
- Si – dijo uno mayor de diez años – pero es porque Sanosuke es un idiota que aún no aprende que no debe hacerlo en lugares tan poco apropiados. En verdad mi hermano es gran idiota – dijo molesto el mayor llamado Yuki, que en verdad casi nunca estaba feliz luego de perder a su madre, Itachi nunca pudo borrar la marca de tristeza de su rostro antes feliz y tranquilo.
Mat soltó al pequeño Sanosuke y con cuidado alzó al triste Yuki.
- Extrañas a tu madre – dijo suavemente, mientras le acariciaba las mejillas y le desordenaba los cabellos – no te sientas triste pequeño, tienes a muchas personas que te queremos mucho. Tu padre es muy especial y él siempre te va a cuidar.
- Mi papá está muy triste – dijo él en el oído de Mat – está solo en las noches y ya no sonríe tanto.
Mat miró a Itachi que simulaba muy bien su tristeza y pensó en que había dejado a muchas personas sin su cariño y había dejado de prestar atención a sus necesidades.
- Escúchame bien Yuki – dijo Mat bajándolo con cuidado – tu papá es uno de mis mejores amigos y siempre me ha cuidado como mi segundo padre, así que no tengas miedo, que tu mamá te cuida desde el cielo.
Mat sonrió y también el pequeño Yuki, que con emoción corrió y abrazó a su hermano menor y luego a su papá que con fuerza lo aferró a su cuerpo.
- Pequeño Yuki – dijo Itachi triste abrazando a sus hijos – vamos – dijo ya un poco más calmado – debemos ir a cenar ahora.
La mesa, estaba lista en la mansión Uchiha. Una que estaba lista para 17 personas: Primero, Naruto y su esposa Hinata con sus dos hijos varones con 17 y 16 años respectivamente; Segundo, Sasuke y Sakura con sus dos hijos Mat y Akane; Tercero, Ino y Gaara con sus mellizos que miraban pícaramente a la pequeña Akane que inocente ignoraba lo que acontecía con esos muchachos que fueron severamente corregidos por su padre y tuvieron que pedir disculpas en la distancia al malgeniado señor Sasuke; Cuarto Itachi y sus dos pequeños hijos; para terminar Sasori y Neji, Arquitecto y Economista respectivamente, y muy responsables en su trabajo, pero sin familia aún.
Estaban en la sala luego de la cena, en la piscina estaban todos los muchachos, pero esta conversación era sólo para ellos dos, los hermanos Uchiha.
- No lo olvides Itachi – susurró Sasuke con un vaso de Whiskey en la mano derecha – soy tu única familia, además de Yuki y Sanosuke, no trates de alejarme de tu vida, tal como una vez me ayudaste, permite que ahora sea yo el que te ayude.
- Estaré bien – dijo en un tono muy suave con la tristeza en los hombros como grandes cargas que le atormentaban – es sólo que ellos son tan pequeños y la muerte de su madre fue algo tan repentino. Nunca se supo la causa del accidente – y terminando con las manos en el rostro – pero basta de eso, estoy tratando de olvidarlo. Dime ahora, ¿Cómo está Sakura con su embarazo?, recuerdo que el anterior fue algo complicado.
Sasuke sacó un cigarro de su chaqueta y fumando muy despacio le contestó a su hermano.
- Estará bien – dijo serio y aunque guardando en sus palabras algo que le preocupaba desde hace tiempo, sospechaba que la muerte de su cuñada no fue del todo un accidente, pero no le podría decir eso ahora a Itachi.
- Eso espero – sonrió algo melancólico – me alegra que sea un muchacho, no me gustaría verte preocupado por otro de tus hijos.
- Akane estará bien – dijo sonriendo Sasuke – he invertido una enorme cantidad de dinero en unos laboratorios que garanticen que sus hijos no vayan a sufrir de la misma forma que Sai o yo.
- El pequeño Sai – dijo burlón Itachi.
Una burla que soportó sólo por ver sonreír a su hermano.
Nunca me acostumbraré, por eso creo que le colocaré un segundo nombre o un apodo para no tener que nombrarlo tantas veces como el ex - novio de su madre.
- Nuestro primo – dijo Itachi, sabiendo que Sasuke seguía siendo tan posesivo con su querida esposa y que nunca algún hombre pudo siquiera dirigirle una mirada malintencionada sin ser descubierto a tiempo por él mismo.
Sasuke se rascaba la cabeza en ocasiones tratando se procesar lo que sus hombres, si, sus hombres, pero eran hombres buenos, sólo que cuidaban a sus seres queridos, jamás volvió a los malos negocios, menos luego de tener una familia real que amaba. Regresando a lo anterior, lo que sus hombres habían descubierto: La amada esposa de su hermano, no era otra que un familiar de Kabuto y no quería pensar que ella quería hacerle daño a su hermano o a su familia, quizás a Mat, por eso lo envió al extranjero y su esposa e hija, los cuidaría el mismo.
- ¿Qué me ocultas Sasuke? – dijo Itachi conociendo a su hermano y sabiendo que algo tramaba.
- Estoy preocupado por Mat – mintió, bueno no del todo – tiene 18 años y es tan rebelde como nosotros lo fuimos a esa época.
- No te preocupes – dijo Itachi – es muy listo y te admira – siguió – quiere ser una vil copia tuya – y soltando una pequeña risa – no sé por qué tu querido hijo se empeña en parecerse a un perdedor como su padre.
- Basta – dijo Sasuke sonriendo – pero tienes razón, él es diferente – y volviendo a tomar otro trago con cuidado – espero que su futuro sea mucho mejor que el nuestro – y mirando a su hermano con cariño – además, debe cuidar del resto de la familia, tus hijos y sus hermanos, además de los hijos de Naruto y de Ino, todos somos una familia.
- Si – dijo Itachi – todos somos una familia – y tomó un trago de su copa muy despacio – además, creo que está enamorado – terminó Itachi haciendo que Sasuke devolviera su bebida.
- ¿Pero de de quién? – preguntó de inmediato.
- Creo que de una compañera de la Universidad en Londres – susurrando – pero no quiere decirte para que no averigües la vida de la pobre chica.
- Debes entenderlo Itachi – y bajando la mirada – aunque Madara nos haya dejado en paz, seguimos teniendo muchos enemigos.
- Es cierto – dijo triste Itachi – tenemos muchos enemigos.
- Lo has pensado – le contestó de inmediato Sasuke – que ella murió porque alguno de nuestros enemigos lo ordenó.
- Si – contestó más triste Itachi – no me perdonaría que mis hijos se quedaran sin madre por culpa de nuestra familia, ellos la han necesitado tanto y yo no puedo reemplazarla.
- Lo haces bien hermano – dijo Sasuke aún pensando en lo que le dijeron sus hombres: Señor, ella es uno de los familiares de Kabuto, más exactamente su hermana menor. Pero dejó que se casaran y los años confirmaron su felicidad, primero con un hijo, luego otro y esa mujer se veía tan indefensa que era posible ignorara las cosas que hacía su hermano o era muy buena actriz.
Quizás ella se enamoró de Itachi y los mismos hombres que la mandaron la asesinaron, pero eso nunca se sabría, por ahora debía cuidar a todos los que en este momento estaban en la casa.
Sasuke Uchiha pasó de ser el monstruo al protector de todos, en especial de su familia.
- Eres un completo malgeniado – dijo ella con la mano derecha en su vientre y la izquierda tocando los cabellos que tanto amaba.
Si, los cabellos de Sasuke Uchiha.
- Creo que no estás en lo correcto – pero al ver las miradas de enojo de su esposa sólo calló y la abrazó contra su cuerpo – bueno, solo mientras nace el bebé estarás en lo correcto – y le besó en los labios con algo de pasión.
- Sasuke – dijo Sakura con los ojos algo perdidos – debes controlarte mientras nace el bebé – dijo ella algo incómoda mientras se movía hasta el otro lado de la cama - falta muy poco para que nazca tu hijo así que mi amor por favor te comportas.
Cerró los ojos, tuvo que pensar en otras cosas, ¿Ovejas? No le funcionó, ¿Mariposas? Era estúpido por completo, no podía, quería tener bajo su cuerpo jadeando y gimiendo su nombre a su amada esposa. Este tercer hijo no estaba planeado, sólo con dos bastaría, más cuando supieron que el segundo era niña, sabían lo que se le venía encima a la creatura por ser mujer.
- Sasuke – dijo ella con la voz tan suave que Sasuke la ignoró mientras recordaba las fechas en que concibieron a su hija. Claro que sí, Itachi se llevó al pequeño Mat de campamento por dos semanas, unas en las que le enseñó todas las cosas que él no había hecho porque estaba tan ocupado con la firma de abogados.
Recordó que hicieron el amor en cada uno de los lugares de la casa, la misma noche en la sala completamente desnudos, en la mañana con las batas puestas en la cocina y en la tarde en la cama matrimonial. Siempre la sorprendía mientras ella trataba de hacer alguna cosa productiva, por lo menos mientras él tuviera tiempo libre. A los dos meses se enteraron, un nuevo miembro, luego que era niña y aunque no se decepcionaron, si se preocuparon.
- No funciona – dijo aún ido en sus pensamientos.
- Sasuke – dijo ella con las manos en su estomago – es hora, viene el bebé, llama a la clínica y que preparen la sala de parto.
- Demonios – dijo Sasuke – otra vez – y recordó como siempre que lo único que le molestaba era considerar que alguno de los dos, Sakura o el bebé, estuviese en peligro. Además reconocer que él sería completamente impotente en esa situación, ni el dinero o el poder le aseguraría un nacimiento sano libre de cualquier riesgo.
Las luces de la casa se encendieron rápidamente, todos se habían quedado a dormir, Naruto pues vivía allí con su familia, Ino y Gaara, pues estaban de visita y todos, sin excepción, llegarían al hospital.
En diez minutos llegaron y la doctora más reconocida como joven del hospital tendría todo libre para traer a ese bebé al mundo.
- Mira – dijo una enfermera – es el señor Uchiha, el esposo de la doctora Sakura ¿No es muy guapo? – siguió respirando cansina.
- Si – dijo la otra – pero mira al hijo mayor de la doctora, es un bombón, quisiera con él ahora y …. – pero no pudieron terminar.
- Señoritas – dijo una mujer de cabellos negros hasta la cintura.
- Doctora Hinata – dijeron en coro – lo sentimos.
- Vamos llamen a la doctora Tsunade, ella debe atender este parto, es algo complicado porque Sakura ya no es una jovencita – y mirándose en el reflejo de la ventana, dijo para ella – yo tampoco - y volviendo a las muchachas – y no quiero saber que están molestando al joven Mat Uchiha y menos a mis hijos, porque les pongo a las dos turnos dobles durante toda la semana.
- No señora – dijeron las dos al tiempo, mientras miraban a los mellizos.
- ¡A los mellizos tampoco! – gritó furiosa Hinata al ver que los jóvenes eran más un efecto de distracción que complicaba la cosas, pero ellos querían tanto a la familia Uchiha que no podría pedirles que se fueran.
Sasuke no entró, la última vez, es decir, cuando nació Akane, golpeó a un doctor luego del parto por considerar que había puesto en peligro la vida de su esposa, la verdad era cierto, pero Tsunade no se lo dijo para evitar una tragedia, bien sabía que Sasuke por ella daría su propia vida.
Afuera en la sala en verdad casi 25 personas entre los choferes y los guardias esperaban la ansiosa llegada del tercer hijo de la familia Uchiha.
- Papá – dijo Mathew con los ojos alegres – mira – y él volteó a ver cómo de la sala salía Tsunade con un pequeño bulto de color azul que lloraba sin consuelo.
Todos corrieron a verlo.
- Papá – gritó Akane – es mi hermanito Sai – y salió corriendo para subirse en una silla que le dejara verlo de lejos, en verdad temía tomarlo y hacerle daño.
- Si – dijo Sasuke – ni modo las mujeres de la casa lo han ordenado.
- Eso veo – dijo Itachi con su bata color azul oscuro que no se pudo cambiar, mientras burlón veía a su hermano menor con una bata color negro y sin camisa bajo ella, intuyendo que como era costumbre estaba acosando a su pobre cuñada.
Lo alzó con mucho cuidado y le miro con cariño, su hijo, su tercer hijo amado, su cuarta razón de vida, nunca pensó que de ser ese muchacho loco y desquiciado llegaría a tener tantas cosas buenas.
No el dinero … ese siempre lo tuvo…
No las casas…esas siempre las tuvo…..
No las mujeres ….esas siempre las tuvo …..y ya no las necesitaba …desde que ella llegó a su vida.
- Mis hijos y mis mujeres – dijo serio y muy suave – son lo mejor de mi vida. ¿Cómo está Sakura? – dijo preocupado a Tsunade.
- Solo no quiere más bebés Sasuke – dijo con un guiño – deberías controlar tus impulsos o aprender a usar un preservativo.
- Hum - le alzó una ceja y la ignoró para ver al pequeño.
Mat estaba algo alejado dejando que su padre disfrutara de su hijo, luego él tendría a su pequeño hermanito.
- Pero qué suertudo soy – dijo para él solo – es mucha responsabilidad cuidarlos a todos - él era el responsable de cuidar luego de su padre de toda la familia. El tío Itachi era el jefe de caballería, pero luego de la muerte de su esposa, las cosas no estaban muy bien.
Solamente estaba en Londres y su padre llamó muy urgido.
- Vente a casa ya Mathew, la esposa de tu tío Itachi a fallecido en un accidente – fue lo único que le dijo serio.
Pero él sabía que las cosas no eran tan simples como se las querían hacer creer, algo turbio estaba bajo todo eso, pero no era su deber averiguarlo, su padre era el responsable y se molestaría. Si él lo pedía lo ayudaría, de lo contrario su héroe, siempre se las arregló solo.
Qué bonito bebé era el nuevo hermanito, lo alzaría luego de su padre y con un beso en la frente le daría la bienvenida a su vida, a ser un Uchiha, un valor que aprendió con el tío Itachi.
Al fondo, los mellizos saltaban de emoción al ver a su nuevo primo adoptivo como les decían a los Haruno y a los Uchiha, mientras miraban de reojo a Akane, quien los miraba con risa divertida al ver como caían a sus pies.
Era una pilluela que sabía lo que tenía, pero que también sabía que era portadora de ese gen que había condenado a su abuela y a su padre, uno que ella tendría que vencer para tener una vida normal.
- Eres un niño muy guapo – dijo Sasuke – además te pareces a Mat, por lo tanto te pareces a mí.
- Es un niño con suerte – dijo Ino – eres un hombre afortunado Sasuke.
- Lo sé – dijo él mientras pensaba, cómo habían cambiado las cosas desde hace tantos años – jamás pensarías que estaríamos en esta situación ¿No es cierto?
- Para ser sincera, Sasuke, era lo último que hubiese pensado hace tantos años.
- Ya basta – interrumpió Tsunade – ese bebé debe regresar con su madre que se muere por darle de mamar.
Todos se habían marchado a la playa por el fin de semana y ella tenía en brazos a su pequeño hijo llamado como su primer amor, aunque Sasuke era el actual amor de su vida, no pudo olvidar a Sai y allí llorando dejó derramar unas lágrimas.
- Espero que tengas una buena vida pequeño Sai – susurró mientras le acariciaba las mejillas y retiraba los cabellos, ya con un año de edad, se veía cada vez como era de parecido a los otros dos hombres de su vida.
Caminó hasta el balcón y con delicadeza alzó al bebé para que los rayos del sol le alumbraran y él le respondía con risas, con sus ojos alegres y juguetones.
- Pero qué juguetón eres Sai – dijo ella dándole vueltas, viendo como buscaba con sus manitas llegar hasta sus senos para alimentarse – así que tienes hambre – pero sabía que ya no debía darle de esa leche que no le alimentaba bien.
Fue a la cocina y le preparó un tetero, mientras le acomodaba en la cuna del cuarto continuo al suyo, le cobijó y le dio un beso en la mejilla.
- Duérmete travieso – susurró con amor – tu padre debe descansar cuando llegue del trabajo, el pobre ha estado muy ocupado.
- El pobre tiene mucha hambre – dijo sereno y en silencio mientras entraba al cuarto de su hijo – además no he dormido muy bien últimamente.
- Ya no digas más Sasuke – se sonrojó ella – si no has dormido es por tu culpa – y salió luego de ver al pequeño a punto de dormirse.
Sasuke camino hasta la cuna y le dio un beso al bebé en la frente, sin dejar que su esposa se alejara.
- No te vas – dijo sonriendo – si no he podido dormir ahora es por culpa tuya, por ser cada vez más hermosa y por incitarme cada noche a tomarte, sin tener compasión por ser un hombre trabajador y ocupado.
- No puedo creer tus excusas Sasuke – dijo ella algo molesta – si mal no recuerdo la última vez que no te aguantaste hasta llegar al cuarto, el pequeño Sai fue concebido ¿No querrás un cuarto hijo? – y sonrió al ver como las manos que se aferraban a su cuerpo cedían.
Claro que no quería tener otro hijo, eso significó meses sin sexo y cambiar pañales durante seis meses, el pobre tenía que ir a la ducha para bajarse la calentura.
- Si que sabes romper un momento apasionante – dijo Sasuke.
- No mi amor – le besó en la frente – sé cómo hacerte poner los pies sobre la tierra.
Sin embargo la cena estuvo muy tranquila, a las dos horas estaban en la cama, ella durmiendo y él, él pensando en ella, luego de tantos años seguía sintiendo ese loco y obsesivo amor que no le dejaba estar en paz.
A su lado, con una pequeña bata verde, y una colcha cubriendo su cuerpo estaba tan profunda, pero él la necesitaba. Con cuidado tiró de la manta hasta que le descubrió su cuerpo por completo y la bata no le dejó mucho a la imaginación, se colocó sobre ella y muy despacio quitó los tirantes dejando al descubierto sus hermosos senos, unos que habían aumentado de tamaño gracias a la llegada del bebé.
Con desespero posó su boca en uno de ellos y lo empezó a lamer ocasionando que la mujer sometida despertara.
- Sasuke – dijo aún adormilada – ¿no deberíamos primero ver que el bebé esté bien? – susurró ida en las caricias que le daba su esposo.
- Ya lo vi – dijo suavemente – antes de decidir que no aguantaba más de dos días sin hacerte el amor revisé al pequeño Yuta está profundo.
Sakura soltó una pequeña risa, cuando registraron al pequeño no resistió la tentación de darle un segundo nombre, bueno luego de recriminarle por haberle puesto un nombre no tradicional a su primer hijo.
Aunque ida en sus pensamientos no notó cómo Sasuke la arrancaba la ropa y se posicionaba sobre ella, cuando se dio cuenta tenía el miembro palpitante de él rozando su intimidad.
- Sasuke – susurró al sentirse vulnerable – te amo tanto – y abrió las piernas para permitir el contacto que tanto deseaba. Sentir las manos de ese hombre salvaje tocar su cuerpo, besar sus manos y su toda su piel con delicadeza y entrega, luego pasar a terrenos salvajes donde él se convertía en un completo animal y le hacía vibrar como si fuese la última noche.
Siempre era así, desde la primera vez luego que los rescató de Madara, cada vez era tan salvaje como si se tratase de la última vez.
Él le besó los labios con delicadeza y con sus manos acarició su intimidad hasta sentir que estaba lista para recibirle, aunque las caricias se hicieron tan largas que ella levantaba las caderas ansiando la intrusión que le iba a dar ese enorme placer.
- Hazlo de una buena vez – dijo ella.
Y fue entonces que con su petición él se dejó caer sobre ella y la penetró con fuerza y pasión, para luego quedarse dentro tan estático como una roca. Siempre hacía eso, porque estar así le daba la tranquilidad más grande que sólo reconoció la primera vez que se apropio de su cuerpo.
¿Que si lo lamentaba?...
No …
La verdad y aunque a ella nunca se lo dijera, la hubiese violado si ella no se entregaba por salvar a Naruto. No hubiese soportado no tenerla para él.
¿Qué si en verdad no reconoció a Naruto la primera vez que lo vio postrado en una cama?
Si….claro que vio a su amigo.
Mintió, pero cómo no hacerlo si era un PERVERSO completo, claro que reconoció a su amigo y aunque jamás fuese a abandonar a Sakura, haría lo más bajo para lograr que ella se le entregara y le diera esa tranquilidad que él siempre necesitó, esa paz que se había hecho tangible con sus hijos.
Como adoraba a esos muchachos: Mat, su orgullo; Akane, su consentida y traviesa niña a la complacía siempre; y ahora el pequeño Sai, bueno no, el pequeño Yuta, siempre se salía con la suya.
Salió un instante mientras ella se aferraba de su espalda con fuerza y marcaba las uñas con fuerza al sentir ese enorme placer.
- Aghhhhhhh- dijo poseída de éxtasis – Sasuke…
Claro que valió la pena, ella siempre valió la pena y del dolor que pasó luego de saber que tenían un pequeño hijo, inclusive los disparos que dejaban cicatrices eternas en su cuerpo.
- Sakura – dijo con los ojos llenos de placer – te amo tanto – y de nuevo la penetró con pasión.
Pasó sus manos por la espalda de su amada y luego bajó hasta tomar con fuerza las nalgas, ese trasero que siempre lo enloqueció, desde la primera vez que lo vio en la clase de deportes.
Claro que la recordaba entrando a las canchas mientras él jugaba rugby, con esos cortos que lo distrajeron en clase y le costó la expulsión del partido, una expulsión que buscaba para verla toda a ella. Le preguntó a Sasori de una vez quién era ella y claro que le dijo que se trataba de Sakura Haruno, luego el mismo Sasori supo que él se había obsesionado con ella.
- Te la quieres coger – dijo él burlón – Sasuke ella está como un caramelo.
- No – dijo él – ella va a ser la mamá de mis hijos.
- Pues si puedes – contestó Sasori – ella es muy esquiva, si yo mismo he tratado de acercarme y me ha ignorado la muy tonta.
- No pasará conmigo – dijo seguro – quiera o no, ella es mía.
Claro que fue suya y lo sería pro siempre.
Pensaba en eso mientras entraba y salía de ella con los latidos de su corazón tocando fondo.
- Eres mía Sakura – dijo Sasuke absorto en su olor.
- Siempre – dijo ella, apretando con fuerza sus piernas a las caderas de su amado.
Y él le tomó el rostro, besó sus labios y derramó su esencia dentro de ella.
Qué más daba otro hijo. Limpiaría pañales nuevamente, no tenía la culpa de no poder soportar tener a esa mujer a su lado.
En Londres, el Uchiha mayor. Si Madara Uchiha hablaba con uno de sus asistentes.
Pronto vendrá mi sobrino nieto a pasar una temporada en la firma de abogados.
- Ya veo – dijo el hombre – y señor, una pregunta, ¿Él lo sabe?
- Claro que no – dijo sonriendo – no se acercaría a mí de saber quién soy.
- Igual usted, siempre los ha cuidado.
- Claro que si, protegí a Itachi de esa maldita mujer que iba a destruirlo.
- Es muy noble de su parte señor – dijo el asistente – cuidarles sin importar lo lejos que están.
- Igual, debo estar cerca – dijo sonriente- el pequeño Sai va a necesitar de alguien además de sus padres, a otra persona que lo proteja, tienen muchos enemigos. Ya sabes Shikamaru, deben cuidarlos a todos, en especial a los pequeños Uchiha, siempre que viva, cuidaré de mi familia, mucho más de los pequeños.
Más de mi hijo Sasuke…..
FIN …