Mi familia era reconocida mundialmente por la línea de cruceros más grande y lujosos por lo que estábamos muy bien considerados entre la gente más acomodada de la orbe. Pensando en todo esto un día mi padre me informó que había decidido que como su única hija debía casarme en un matrimonio acordado y por conveniencia mutua. Además, por si lo anterior fuese poco no conocía lo suficiente al susodicho, las únicas indicaciones que tenía de mi futuro esposo eran demasiado vagas y poco alentadoras para mi felicidad. Era hijo único, heredero de la fortuna Cullen y su familia era dueña de la cadena mundial de hoteles más prestigiosa que existía.
Mi madre y mi padre, jamás habían sido tan obsesivos en un tema como este.
Así que me veía tristemente condenada a casarme con alguien que definitivamente no causaba ningún efecto en mí, en realidad ni siquiera lo había visto en persona, un par de reportajes, fotografías y conversaciones obligadas y mediadas vía MSN.
¡Dios, estamos en el siglo XXI! Y aún así me veía obligada a casarme con un mujeriego que constantemente aparecía en la prensa rosa, mientras que mi vida personal no valía lo suficiente como para ser más importante que la riqueza familiar sustentada por tantos siglos.
Y así, cada vez que tenía un berrinche mi madre me llevaba a un salón donde poseía ambos árboles familiares, el de mi padre y el de mi madre, y comenzaba con su discurso.
—Isabella Marie, sabes a la perfección todo esto, es el colmo que deba repetírtelo cada vez que sales con ese tipo de cuestionamientos. Tu padre y yo —y ahora nadie podría detenerla —hemos formado esta alianza para que tengas un futuro próspero y lleno de éxitos, debemos asegurarnos que sigas la línea de la familia y no que te cases con un oportunista ni mucho menos un caza fortunas, eso no es admisible querida. Imagínate ¿Qué habría dicho nuestra querida Isabel I si te hubiese oído?
Y volvía a sacar a colación la ascendencia —pensé.
Me quedé en silencio, no pretendía volver a escuchar semejante sermón.
Abandoné la habitación en silencio y sin chistar nada, después de todo cualquier reclamo sería en vano, el encuentro con los Cullen estaba programado para la semana entrante.
En los últimos días de Universidad, Alice, mi mejor amiga me había invitado a su casa para hacer una pijamada, ya que se iría a Londres por una temporada y no nos veríamos en un largo tiempo. Así que más me valía permanecer en silencio y ser obediente si es que quería conseguir el permiso.
Si, mi vida es patética con 23 años aún debía solicitar permisos y permanecía obligada a vivir con mis padres.
Fui al estudio de mi padre, era un tanto más comprensivo que mi madre y una milésima más flexible.
—¿Papá? —dije mientras golpeaba la puerta.
—Adelante —respondió desde el otro lado.
—Hola —le entregué mi mejor sonrisa.
—Tú madre me ha dicho que estas molesta por lo del compromiso —declaró mirando aún sus papeles.
—Bueno, es normal ¿no? Estamos en el siglo XXI, la gente normal se casa con quien decide y no con la persona que le imponen —bufé —pero no te vine a hablar de eso.
—¿Si? Entonces ¿De qué me hablarás? —dijo mirándome por primera vez desde que estaba en su estudio.
—Alice, me ha pregunta…
—¿Alice? ¿La hija menor de los Brandon?
—Si, papá, la hija menor de los Brandon —repetí asqueada.
Mi papá nunca le otorgaba importancia a mis amigas, a excepción de Alice y Rose, que eran de familia muy bien consideradas.
—Prosigue —dijo hojeando nuevamente unos documentos.
—Me ha invitado a alojar a su casa —continué.
—¿Cuál casa?
—Papá… La casa de NY, ¿Cuál más?
—Bueno, podría ser cualquiera de sus casas —dijo reprobándome con la mirada.
—Te lo habría mencionado de ser así ¿No te parece? —bufé.
—¿Cuándo?
—Mañana en la noche.
—¿Le dijiste a tu madre?
—Si —mentí.
—¿Qué respondió?
—Que te preguntara a ti —no era necesario preguntar, llevaba veintitrés años con ese problemita.
—Bueno, entonces si puedes ir pero tienes que estar acá el miércoles —declaró.
—Gracias, papá —dije besándole.
—¿Te ha dicho tu madre que nos visitarán los Cullen?
Y volvía a salir el temita.
—Si, me dijo que venían la semana entrante —dije restándoles importancia.
—No, querida, han adelantado el viaje. Llegarán el jueves.
Fingí no sentirme sorprendida.
—Esta bien.
¡Claro que no estaba bien!, no quería saber nada de esa familia, mucho menos de su hijo.
Bueno, no me quise amargar el día y decidí comenzar a ver que llevaría para la casa de Alice.
Entré a mi habitación y me dejé caer en la cama.
No había tomado el peso de lo que me había declarado mi padre hacía tres días.
Casarme. ¿Yo? No nací para eso, no sería buena esposa, en realidad sé que lo sería, pero no con un completo desconocido y además ¿No pudieron buscarme otro candidato? Tenía que ser el escandaloso Edward Cullen.
Un día antes de que me dejaran caer el balde de agua fría, había visto un reportaje de Edward donde aparecía con una modelo en un bar y estaban bastante desinhibidos… para ser un lugar público.
Sonó mi celular.
—Alice, ¡Hola! —dije respondiendo a su cariñoso saludo.
—Bella ¿Qué te ha dicho tu madre? —dijo al otro lado del teléfono.
—Hablé con mi papá y si, mañana iré para allá —sonreí ante la idea.
—¡Genial! Podríamos salir a bailar.
—Sabes que si me ven en un boletín de farándula ¡me matan! —y no era una exageración.
—Hay un lugar estupendo, es nuevo y tan especial que los Paparazzi aún no lo han ubicado —susurró.
—¿Estas sola?
—No.
—¿Esta tu mamá?
—No.
—¿Emmett?
—Si.
—Hablamos luego —Emmett le estaba hablando —.¡Conéctate en un rato! —chillé para llamar su atención.
—Si, si. Te dejo, Bella. Besos —y cortó.
Comencé ver que llevaría a la casa de Alice. Tenía demasiado tiempo libre y no quería detenerme a pensar en todo lo que me había ocurrido la última semana.
Nuevamente sonó mi celular, el número entrante era desconocido.
—¿Aló? —titubeé.
—Hola —respondieron del otro lado.
—H-Hola —volví a tartamudear.
—¿Isabella Marie Swan? —era una voz masculina.
Debe ser alguien importante como para saberse mi nombre completo —pensé.
—¿Quién esta al habla? —pregunté.
—¿Eres tú Isabella?
—No responderé si no me dice: ¿Quién es usted? —volví a preguntar.
—Soy Edward Cullen —dijo la voz.
—¡Ah! —fue todo lo que pude decir.
—Mis padres han insistido para que nos veamos lo antes posible, así que estoy en NY —dijo el chico Londinense.
Su voz era aterciopelada, no sé si la fingía o realmente tenía un tono tan agradable y el típico acento británico que tanto me gustaba.
—¡Ah! —volví a repetir tontamente.
—¿Podemos vernos?
—D-Debo preguntar.
—¿Preguntas cuando puedes salir?
—Si.
—Perdona, pero ¿Cuántos años tienes? —rió tras el teléfono.
—Veintitrés —respondí un poco avergonzada, no es que me guste demasiado mi condición de eterna adolescente al seguir pidiendo permisos, pero más aún me molestaba decir mi edad.
—¿No crees que estas grandecita?
—Eso no es de tu incumbencia, pero si quieres verme, podrías venir a mi casa —dije sin ánimos de tenerlo cerca.
—No, prefiero que sea en otro lugar —dijo Edward agravando su voz —¿Podrías mentir?
—¿Tengo necesidad de hacerlo? ¿No puedes esperar a vernos el jueves? —no entendía ¿Por qué tanto interés?
—Me gustaría conocerte fuera de protocolo —sonaba interesante y muy acertado.
—¿Conoces bien NY? —pregunta tonta, su padre era dueño de una cadena mundial de hoteles.
—Si —respondió cortante.
—Ven a la calle Kennedy 207, allí hay un Restaurant llamado "La tua Cantante". ¿Te veo allí en una hora? —dije contando el tiempo en que me demoraría en arreglarme.
—Claro, en una hora entonces.
—Adiós —colgué primero.
A penas colgué me sentí estúpida, no tenía necesidad de reunirme con él, además tendría que mentir y soy fatal en eso.
Mi única escusa era decir que iría a la Universidad a algún taller o algo por el estilo.
Bajé rápidamente y en el vestíbulo encontré a mamá.
—Mamá, voy a la Universidad, me han llamado de última hora tengo que asistir a un taller y luego pasaré a la biblioteca —dije atropelladamente.
—Llévate el auto, hoy le he dado vacaciones a Frank así que no tenemos conductor hasta que consiga un reemplazante decente—respondió sin mirarme.
¡Era estupendo! Hoy todo jugaba a mi favor.
Tomé el auto de mi Alfa romeo, era un 8c spider del año… amaba mi auto, aunque llamaba demasiado la atención, era estupendo.
Me dirigí al restaurant, era cliente habitual de allí, así que no habría problemas en pedir que cuidasen bien a mi pequeño…así llamaba a mi auto.
Llegué con diez minutos de anticipación, como era mi costumbre, pero se sorprendió ver a Edward sentado en un rincón. Bien sabido era que los ingleses acostumbraban a llegar siempre a la hora, pero no pensé que Edward también mantuviese tradiciones.
Él se levantó de inmediato y se dirigió hacía mí.
—Hola, Isabella —sonrió.
—Hola, Edward—me besó en la mejilla.
Creo que fue muy obvio mi enrojecimiento.
—¿Te ha costado mucho salir? —preguntó mientras me invitaba a pasar a un privado.
—Menos de lo que imaginé —respondí.
El mesero no tardó en llegar a la habitación.
Era pequeña, había estado antes allí, cuando quería salir y estar sola me venía a un privado. Había una mesa para dos personas y adornos.
—Tú dirás —le dije al ver que se quedaba en silencio observándome.
—Sólo quería conocerte fuera de protocolo, debe ser muy aburrido estar allí los seis sentados y tratando de mantener la compostura, la gente comúnmente muestra caretas y yo quiero conocerte sin ella —se sinceró.
—Tienes razón, bueno lo que quieras saber pregúntalo y prometo responder con sinceridad.
Él se acomodo el cabello, torció el labio en una sonrisa increíble.
—Bueno, entonces será pregunta rápida, respuestas cortas —sonrió —. ¿Quién comienza?
—Fue tuya la idea, deberías comenzar tú —no sabía que preguntarle así que sería lo mejor.
El mesero no tardó en llegar con la orden. Yo simplemente había pedido un jugo natural de mango, mientras que Edward pidió Whisky.
Demasiado temprano para beber —pensé.
Una vez que el mesero se retiró, Edward comenzó con el interrogatorio.
—¿Has tenido novio?
—Muy pocos, ninguno formal —respondí con rapidez.
—¿Sales a fiestas?
—Rara vez, evito salir en la prensa, por lo que cuando salgo es a lugares de muy bajo perfil.
—¿Estas enamorada?
—No.
—¿Te has enamorado?
—No.
—¿Eres virgen?
—Si —estúpidamente dije la verdad.
Su boca formó una perfecta "o".
Bebió un poco de su trago y continuó.
—¿Te gusto?
—No —detestaba sus ínfulas de grandeza.
—¿Ni un solo poco?
—Absolutamente nada.
—¿Por qué?
—No eres mi tipo.
Volvió a pasarse la mano por el cabello, rió hacía un lado, me miró fijamente y continuó con las preguntas.
—¿Cómo es tú tipo?
—Alguien culto, que guste de la lectura y buena música, que tenga estilo, que no necesite mostrarse al mundo para saber que es el mejor. Cariñoso y poco presuntuoso, respetuoso, entre muchas otras cosas.
Y sinceramente él no cumplía ninguna de mis expectativas.
—Mmm, al parecer vamos muy mal —dijo en voz baja.
—Lo sé, fue un balde de agua fría la noticia.
—Para mí también lo fue —torció el labio nuevamente —. Es tu turno.
No sabía que preguntarle, la verdad es que no sabía mucho de él.
—No sé que preguntarte… déjame pensar —bebí un poco de jugo —. ¿Te has enamorado?
Salía constantemente en la prensa rosa, muchas chicas se colgaban de su fama… siempre me pregunté ¿Cuántas de ellas habrán sido realmente su novia?
Se demoró en contestar.
—No, creo que nunca.
—¿Te gusta la fama?
Por que siempre aparecía en alguna revista.
—No lo sé, quizá.
—¿Te gusta leer?
—En los viajes.
Seguramente alguna revista de farándula. Sonreí ante la idea.
—¿De qué te ríes?
—La que esta haciendo las preguntas soy yo.
Sonrió ante mi respuesta.
—¿Haces deporte?
—Todo el tiempo.
—¿Te gusta la música?
Había leído un articulo que decía que le gustaba mucho la música, mi pregunta era que tipo de música, por que no me lo imaginaba escuchando música clásica.
—Me gusta la música, casi todo tipo de música y de hecho me gusta el piano.
Mi mandíbula casi me traiciona y cae al suelo.
—¿Sorprendida? —rió.
—Un poco, pensé que no tenías cerebro.
—Que no demuestre mis facultades no significa que no las tenga.
—Pero demuestras otros tipos de facultades ante los paparazzis.
—Lo sé, pero continúa.
No sabía que más preguntarle, por que evidentemente no era virgen.
—No sé que más preguntar —reconocí.
—Te falta la pregunta más importante.
—¿Cuál?
—Si es que me gustas… —sonrió.
No le preguntaría algo así, es que realmente no me interesaba saberlo, no valía la pena después de todo me tendría que casar con él a la fuerza.
—No es relevante —reconocí.
—Debería serlo.
—Nos casaremos obligados, de cualquier forma, eso ya da igual —volví a beber de mi jugo.
—¿Quieres que responda?
—Te dije que me da igual —sinceramente así era.
—Bien, entonces quédate con la duda —sonrió.
—No podré dormir pensando si le gusto a mi futuro esposo —dije con evidente sarcasmo.
—Pocas horas de sueño se reducen a un cutis poco saludable —rió.
—Gracias por el dato —respondí seria.
No conversamos demasiado.
Revisé la hora en mi celular. Era tarde.
—Me debo ir —dije.
—¿Control parental?
—No, mañana saldré con una amiga y aún no decido algunas cosas —respondí exclusivamente para taparle la boca.
—¿Te voy a dejar?
—He venido en mi auto —sonreí.
Ambos salimos al estacionamiento, gracias a Dios no había ningún paparazzi o algo por el estilo.
—¿Cuál es tú auto?
—El pequeño… es el Alfa romeo 8C Spider —sonreí.
—Así que te gustan los autos rápidos —levantó una ceja.
—Si, pero no cambio a mi pequeño.
—Parece que te ha encerrado un idiota.
—Si, no faltan los imbéciles con ínfulas de dueños de la carretera —reclamé.
Un autazo se había apegado tanto a mi auto que no cabía ni siquiera para entrar en la cabina del conductor.
—No te preocupes, este imbécil sacara su auto para que puedas sacar el tuyo —sonrió.
Sentí como mis mejillas se enrojecían.
—Así que el Lamborghini Lp 710 es tuyo…
—Te manejas ¿Eh?
—Por supuesto.
—Bueno, por lo menos hay algo en común…
Levanté la ceja.
—Nos vemos el jueves —respondí.
Se acercó demasiado a mí…Estremecí al sentir su respiración en mi oído.
—En cuanto a la respuesta del privado —susurró —. Es… no. Tú tampoco me gustas ni un solo poco —sentí la tibieza de su hálito en mi oído.
¿Para qué querría yo saber eso? No me interesaba en absoluto… Idiota.
Hola chicas!
Bueno les cuento esta es una idea loca que me surgió... pero no es como todos creen...
el desenlace de esta historia... tendrá muchas tribulaciones... no es la felicidad en pleno y nada de fácil...
como comenzaré ahora a escribir 2 fics... trataré de actualizar más seguido...
Este fic tiene una dedicación especial a mi amiga MissKathy90
Ella sabe mucho sobre esta historia...
asi que ahora a ver como se desenvuelve...
las invito tambien a revisar mis one shots...
(haciendome un poco de publicidad) jajaja!
GRACIAS A TODAS QUE DEJAN REVIEWS... COMO DICEN EN EL BLOG .com
TU COMENTARIO ES MI PROPINA...
Besos a todas en especial a Nikkio_o Novaly y SofiCullen