OBSESIÓN
Mi regalo de navidad para todos… espero que lo disfruten porque me puedo demorar algo en volver a escribir….
Saludos….
Su voz es encantadora y su rostro es un hechizo para quienes se encuentran ante su presencia.
Antes de salir al escenario delinea sus ojos con un lápiz negro y sus cabellos rojos como el fuego caen sensualmente sobre su rostro como si se tratara de una aparición.
Por lo general mantiene los ojos cerrados mientras canta, pero cuando lo hace su sola presencia es suficiente para quienes lo escuchan.
Aún así cuando los abre, los demás pierden el control al sentirse completamente atraídos por ellos.
Es un hombre muy apuesto, en realidad es toda una estrella del rock.
Es el príncipe de la oscuridad para quienes lo escuchan.
Las letras de sus canciones enloquecen a quienes tratan de entenderlas y caen rendidos a los deseos de su nuevo señor.
El escenario está oscuro, las luces se encienden llenando de colores los instrumentos y allí en el fondo de todo, una figura se levanta al ritmo de una hermosa voz.
Todos están perdidos luego, han caído en el hechizo de su canción.
Su nombre es Sasori, la estrella de rock.
El concierto termina como siempre, es todo un éxito y debería ir a celebrar, pero esta noche tiene una cita especial con su manager.
De todas maneras le da lo mismo, no tiene ganas de fiesta, ya está cansado de ser el centro de atención por donde vaya, todas las mujeres con las que se acuesta le parecen cada vez más una sola y últimamente tiene ganas de hacer otras cosas.
De pronto le está cansando la fama y el éxito, aunque la fortuna nunca le ha molestado, de todas maneras siempre tuvo dinero, es un heredero de una enorme fortuna familiar.
Sin embargo, lo que le corresponde desde niño sumado a lo ha conseguido le hacen uno de los solteros más codiciados del medio y del mundo.
Camina hasta la ventana de la enorme habitación en el hotel y su frente choca cansina con la ventana de vidrio que le deja ver el sin fin de luces de Konoha.
Acomoda mientras tanto la corbata en su cuello, es una estrella del rock, pero sabe ser elegante y formal, aún más cuando quiere pasar desapercibido.
Peina su cabello hacia atrás y luego hacia el lado, en verdad no parece el mismo, ahora se ve aún más guapo y atrayente.
Él lo sabe, por eso con frustración revuelve sus cabellos y tomando la gabardina roja sale caminando tranquilo hasta el restaurante del hotel cinco estrellas.
Su vida gira en torno a tres ejes: Dinero, música y sexo.
Su vida excluyó hace mucho tiempo otros tres ejes: Tranquilidad, libros y amor.
Renunció a todos ellos porque vendió su alma a algo más interesante: El control de todo lo que le rodeaba.
En realidad no se trata de dinero, siempre lo ha tenido.
No se trata de la música, puede guardar sus canciones para él solo.
El sexo lo disfruta, pero la verdad le daría lo mismo hacerlo con un pedazo de torta que con una de sus tantas amantes o fans.
Se convirtió en una marioneta que se movía con los tres hilos que eligió como destino.
Subió al ascensor con la mirada justo en el piso al notar que alguien más estaba utilizando ese servicio, arrugó el ceño pensando una histérica que pronto se le iba a lanzar, pero en verdad no pasaba nada.
Luego de un minuto en silencio y supuesta tranquilidad a su lado empezaron unos sonidos extraños, se trataba de un sonido especial producido por el morder de una uñas.
De reojo observó a su lado derecho, en realidad era una mujer con un vestido negro.
Cuando percibió el olor de su perfume se animó a levantar la mirada y chocó con una dubitativa mujer que jugueteaba con sus dedos y mordía sus uñas con algo de infantilismo que contrastaba con una hermosa figura.
Parecía el cuerpo de las prostitutas costosas que él pagaba, pero ella no parecía serlo, más bien parecía una mujer con clase.
Además una prostituta no se pondría lentes para atender a un cliente exigente si era uno como él.
Se le cayó en el juego un anillo dorado a la mujer y él galante lo recogió antes que chocara con el piso.
- De veras lo siento – dijo ella anonadada con la velocidad de su acompañante – es que estoy algo distraída.
- Eso veo – le contestó él pasando su mano de forma sensual por su cabello, más por costumbre que otra cosa, pero ella lo ignoró dejándolo sorprendido.
Recibió el anillo agradecida y el ascensor llegó a su destino, se trataba del mismo piso al que él se dirigía.
- Muchas gracias – le agradeció ella sonriendo.
- De nada señorita – terminó él – en verdad será por mucho, pero eso lo veremos – luego para él solo.
Miró hacia la zona de mesas y allí estaba su manager, el respetado señor Deidara quien manejaba su carrera como todo un amo de los medios.
En verdad la mitad de su fortuna se la debía, pero él le pagaba bien y Deidara estaba satisfecho.
- Buen día Sasori – sonrió ampliamente – me alegra que vengas a verme.
- Sabes que soy muy responsable con mis amigos – sonríe cauteloso mientras de reojo observa a la chica de cabellos rosas que acaba de dejar sentarse a unas cuantas mesas de la suya.
- Veo que ya pusiste tus ojos en algo interesante – le volteó a ver Deidara – pero, es una mala opción.
- ¿Por qué lo dices? – contestó Sasori - ¿Quién es ella?
- Es la hermana del dueño del hotel, el joven Naruto Uzumaki y pues es la prometida de uno de los socios.
- ¿Quién se la coge? – dice susurrando mientras la mira con deseo y pasa la lengua por sus labios.
Deidara suelta una carcajada que lo hace derramar un poco el vino.
- Pero que impertinente Sasori – susurró – ella es el pastelito de nada más y nada menos que Sasuke Uchiha – Sasori sonríe malicioso.
Claro que conoce a Sasuke Uchiha desde niño y una de las pocas personas a las cuales le gustaría hacerle una muy mala pasada.
- Pensé que para ser tan hermosa se trataba de una prostituta – y mirándola aún con mayor malicia – una que contrataría ahora por un par de horas.
- Vaya concepto que tienes de las mujeres – y observándola de nuevo mientras se pasaba un cigarrillo hasta la boca – no todas las hermosas son prostitutas y no todas las prostitutas son hermosas.
- La quiero – le cortó Sasori – la quiero en mi cama esta noche.
Deidara tosió un poco y acercándosele al rostro le dice serio.
- No juegues con esto Sasori – y señalando a un joven de cabellos negros y porte prepotente siguió – ese que ves sentarse frente al joven de cabellos rubios y la chica, no es otro que Sasuke Uchiha – tomo un poco de su vino y continuó su historia – es el hijo del medio de la familia Uchiha, el mayor Itachi Uchiha maneja los hoteles en el extranjero. El hijo del menor, Sai Uchiha es un pintor afamado en Londres. Pero Sasuke Uchiha es el predilecto de su padre Madara Uchiha y seguramente será quien maneje el emporio de la familia luego de su muerte.
- ¿Y eso qué tiene que ver con la chica? – contestó sin sorprenderse Sasori. Ya los conocía, desde niños.
- Ella – dijo - según dicen, es brillante. Logró cautivar a un hombre que se decía jamás caería en las manos de una mujer, quizás porque es definitivamente buena. Movería cielo y tierra por cuidarla, además tiene los medios y los recursos Sasori. Además dicen que ella está profundamente enamorada, si desearas tener algo con ella sería en contra de su voluntad. Olvídala de una buena vez. En verdad creo que harías mucho daño Sasori.
En la otra mesa, ella avergonzada aceptaba un abrazo impertinente del hombre de cabellos negros que le besaba la mejilla y pasaba las manos muy cerca de sus nalgas.
Definitivamente en ese compromiso había amor.
Quizás debería renunciar a ese deseo que no le dejaba pensar ahora para nada.
Cenaron, pero no pudo despegar los ojos de la hermosa mujer, acompañó a Deidara hasta el parqueadero del hotel y allí su regreso fue detenido por el mismo.
- Oye – dijo Deidara intranquilo – no vayas a hacer nada estúpido – susurró – no es sólo la familia Uchiha, la familia Uzumaki tiene un enorme poder y podrías ser atacado por dos enormes poderes.
- Basta – dijo Sasori – no soy tan estúpido, voy a dormir de una buena vez.
Regresó al ascensor con la cabeza baja y mirando en el piso la posibilidad de una idea que le hiciera reprimir el terrible deseo que sentía por esa mujer que le pertenecía a otro, alguien que no le agradaba mucho en verdad, pero que tampoco le había hecho algo malo.
Música suave que le taladraba los oídos sonaba dentro del ascensor, pero sus ojos se abrieron y agudizaron cuando una cariñosa pareja subió junto con él sin siquiera notarlo.
- Vamos – susurró él – déjame hacerlo, sólo por esta noche – era Sasuke.
- No – decía ella avergonzada – vete a tu casa y mañana nos vemos en la noche Sasuke, no seas tan meloso – y esquivando un beso furtivo justo en los labios – además debo estudiar, mañana debo presentar un examen muy difícil.
- Vaya – susurró Sasuke – sí que me tienes sufriendo Sakura – sonrió rendido mientras le pasaba el brazo por la cintura – debes prometerme que me dejarás desquitarme por esto sin que hayan quejas.
- Lo prometo decía ella sonriendo divertida – y dándole ahora si un beso tierno – mi padre es muy quisquilloso Sasuke y no pretenderás algo conmigo en sus propios hoteles, la verdad no te lo perdonaría. Ni mi hermano.
De pronto notaron que alguien estaba con ellos, cómo pudieron ignorarlo, él siempre era el centro de atención.
- Sasuke – dijo ella apenada – compórtate.
Sasuke volteó a ver de reojo a su acompañante y con una sonrisa de superioridad ni siquiera se disculpó, sólo se abrazó a ella con más fuerza.
- A él no le importa – susurró en los oídos de su novia – apuesto inclusive que lo disfruta – sonriendo ampliamente y apretando el botón para detener el ascensor.
Sasori frunció el ceño, disfrutaba de la chica, pero no de él imbécil que la manoseaba frente a él.
Sasori se colocó frente a Sasuke con la firme intención de afrontar un insulto, mientras Sasuke reaccionó presumido con total disposición a responderle cualquier palabra que le rebotara.
- Por favor Sasuke – dijo la chica asustada – es sólo un malentendido, por favor – suplicaba abrazando la espalda de su novio – hazlo por mí Sasuke – mirando con algo de temor al hombre de cabellos rojos que le observaba profundamente.
- No llores amor – dijo el joven de cabellos negros – es sólo un idiota – y le besó la frente tiernamente – vamos, te dejo en tu cuarto.
Sakura agradeció que el ascensor se detuviera justo en ese momento y apretando con ahínco el fuerte brazo casi lo arrastró hasta la puerta de su cuarto.
En el ascensor alguien acababa de cambiar de opinión, en verdad esta noche u otra iba a cometer una completa estupidez.
Era una persona bohemia, y aunque caía en el desorden con su persona, era disciplinado y cada día dedicaba parte del tiempo a su cuidado personal, no sólo en el cuerpo, también en el espíritu como le enseñaron sus padres.
Tiró la gabardina al piso con rabia, arrojó luego la camisa, la corbata, el chaleco, los pantalones y la ropa interior mientras caminaba hacia la ducha, pretendía darse un chapuzón de agua fría para calmar sus deseos, pero justamente allí en el cuarto frente al suyo estaba ella quitándose prenda a prenda la ropa que le acaba de ver usar.
No se resistió y su mano se dirigió directamente a su miembro que estimulado por sus pensamientos le pedía tomar a esa joven hermosa y sensual que se movía graciosamente frente a sus ojos.
Estaba haciendo pasos de ballet, como un ángel que exponía su divinidad frente a sus ojos, pero para él los mensajes le llegaban transformados, como una incitación maliciosa a la autosatisfacción, todo en un deseo reprimido y exacto en ella.
Acomodó el brazo derecho contra el vidrio de la pequeña ventana de la ducha, mientras que con el derecho hacía suaves movimientos que placenteros y mortificantes lo llevaban a un seguro clímax.
Sus deseos ya no tendrían reversa, porque en su cabeza la idea iba e iba creciendo sin posibilidad de replantearse la posibilidad de dejarla en paz.
Cuando sintió el máximo de su excitación, ella dejaba caer la última prenda de su ropa sobre el piso, eso y su hermoso cuerpo lo convencieron.
- Lo lamento hermosa bailarina – dijo suavemente abriendo la ducha y metiéndose para limpiar los estragos de su pasión desbordada – no podría morir tranquilo si no te tengo aunque sea en una sola ocasión.
Ella inocente miraba emocionada su anillo dorado, el anillo de compromiso que hace pocos meses en una fiesta muy elegante le fue regalado por Sasuke, frente a su hermano y su padre.
A la mañana siguiente en la habitación de la señorita Sakura Haruno estaban dos boletas para el concierto tan esperado de fin de gira del joven Sasori.
- Vaya – dijo ella en voz baja – así que ese joven del ascensor era ese famoso cantante. Su música es increíble pero Sasuke la odia, espero que sea todo un éxito. ¡Yoko! Quieres ir a ese concierto – le gritó a la joven que le ayudaba – puedes llevar a tu novio, es un cantante muy bueno.
Sasori la escuchó desde su cuarto y la copa que tenía en la mano se le quebró abriendo una herida profunda que lo hizo reaccionar.
La noche llegó de nuevo y luego de unas copas se dirigía hasta la habitación con los tragos tomando el control de sus acciones.
Dicen que las coincidencias no existen, pero en el ascensor subía ella, con varios libros que le hacían tambalear.
Con delicadeza colocó sus manos en la cintura de la mujer y le permitió recuperar el equilibrio.
- Gracias – respondió ella con la compostura recuperada – es que debo estudiar demasiado.
- No te molestes – dijo Sasori con voz sensual que le hizo temblar a la muchacha – pero no deberías estudiar tanto. Te pierdes de muchas cosas – y colocando sus manos en las nalgas de la chica la apretó contra su cuerpo ansioso de hacerse a ella – entre estas.
- ¿Cómo se atreve? – dijo ella – suélteme – pero cuando trato de soltar los libros las manos del joven le cubrieron el rostro. Segundos después se apagaron las cámaras, por pocos dólares todos se venden, inclusive los guardias del hotel.
La suite se ubicaba en el último piso y el ascensor sólo llegada a cinco cuartos en el hotel:
El del padre de Sakura.
El de ella.
El del hermano.
El de la novia del hermano.
Y el más costoso ofrecido a los clientes del hotel, él.
La soltó apenas entró en su cuarto y ella empezó a gritar cuando descubrió de quién se trataba, estaba como poseída debido al miedo que le ocasionaba lo que él le pudiera hacer.
- ¿Qué quieres? – susurró ya más calmada en el piso con los libros regados y algunos con quiebres causados por la caída.
- Verás hermosa – susurró mientras se sentaba en el sillón de la sala y se quitaba la gabardina – quiero cogerte toda la noche y espero que estés de acuerdo, puesto que me niego a aceptar un no por respuesta.
- Claro que no – gritó ella asustada tratando de salir de la habitación, pero el abrazo del joven de cabellos rojos le evitó cualquier posibilidad – no, por favor.
- Vamos – siguió completamente perdido Sasori - ¿Cuántas veces te lo hace tu amado novio en la semana? Viéndote, estoy casi seguro que no puede contenerse más de 10 minutos a solas contigo.
- Sasuke no es así – dice ella corriendo hasta el teléfono de la habitación, pero las líneas no servían.
Creo que tu padre te va a extrañar por un buen tiempo, preciosa.
- Por favor – dijo ella apelando a su cordura y aferrándose a su ropa al verlo despojarse de la camisa – esto traerá consecuencias muy graves en tu carrera, luego de esto terminarás en la cárcel y me destruirás la vida. Piénsalo – decía ella cubierta en lágrimas – mi hermano y mi padre te van a asesinar luego de esto – ya desesperada.
- Tu padre es un pobre anciano que se destruiría si sabe esto – dijo muy seguro – y tu amado hermano es muy interesante – continuó dejándola pensativa - ¿Nunca te has preguntado los motivos para sobreprotegerte tanto? Sólo cedió ante su mejor amigo porque Sasuke es muy inteligente y también descubrió que ante los ojos de Naruto Uzumaki no eres solo una hermana, sino un objeto de deseo.
- Eso es mentira – dice ella sorprendida – mi hermano no es un pervertido.
- Sólo te voy a amar – siguió mientras se quitaba los pantalones y los bóxers dejando a la vista una erección que le asustó a la muchacha.
- No – gritó ella al tratar de escapar gateando por el piso, pero un abrazo aprensivo de Sasori y con su peso la aplastó bajo su cuerpo que ardía en deseo y lujuria.
- Prostitutas de cabellos rosa – decía al arrancarle el abrigo – cada vez que te mira se contiene de hacerte lo mismo que voy a hacerte ahora. Princesa, deberías sentirte muy culpable, estás enloqueciendo a tu hermano de simple y puro deseo.
- Eso no es cierto – decía ella mientras Sasori amarraba las manos de su princesa con los pies de una mesa de noche y las piernas con la base de una mesa comedor.
Su escenario estaba dispuesto, la musa de sus deseos disponible para acceder a ella con toda tranquilidad y morbo.
Caminó hasta su cuarto en completo orden y en un cajón estaba lo que buscaba.
- Hace mucho que no te necesito – susurró a punto de enloquecer de deseo – pero es en esta ocasión en que me vas a servir para algo mejor – sacó el pequeño paquete y caminó hasta donde estaba la hermosa mujer llorosa y triste.
- Suéltame – dice ella – te conozco, eres ese cantante, tu música es hermosa, no es como esto – terminó llorando.
- No trates de manipularme nena – dijo atacado de risa Sasori – en realidad mi música no expresa mi alma – y clavó con rapidez una pequeña jeringa que estaba en el paquete, sus ojos se volvieron pesados y ella estaba despierta, pero completamente indefensa.
Ahora ella era toda una muñeca para él, una princesa que sería la protagonista de sus canciones hasta su muerte.
Nunca había forzado a una mujer, pero ella se había convertido en una obsesión apenas la vio.
Fue completamente loco e incomprensible, pero con tan sólo verle supo que le pertenecía y que la iba a tener desnuda en sus brazos mientras se posesionaba de ella.
Con ella era muy diferente que con las otras mujeres, ella era pura y limpia, pero él la iba a corromper para él.
Para que se adecuara a él y a su vida.
Retiró los zapatos y subió lentamente sus manos acariciando sus piernas hermosas, subió hasta que sus manos llegaron al orillo de su falda.
Reteniendo un orgasmo seguro ocasionado por esas caricias, levantó la falda y arrastró hacia abajo las medias veladas.
Con rapidez arrancó su falda que cedió a sus fuertes manos.
Luego con cuidado y luego de buscar una navaja que siempre llevaba consigo, cortó la camisilla que le cubría esos hermosos pechos que ahora tan sólo se escondían en un top deportivo que lo enloquecía.
Soltó con cuidado sus brazos y piernas y la llevó a su cama con vehemencia, ella no era una prostituta, ella era una princesa, era la dueña de sus canciones y deseos.
Desató la incómoda tela de su sostén deportivo y lo arrojó por un orillo, mientras lo hacía notó a un joven caminar presuroso por el cuarto de su princesa.
- Puede ser tu padre – y mirando bien – no, es joven, puede ser tu hermano o tu prometido – mientras le dejaba al aire los senos que ansioso deseaba meter en su boca.
Bajó la pequeña tanga que cubría su intimidad y observó a una joven en verdad muy hermosa, una que era suya por esta noche.
Abrió sus piernas y delicadamente ascendió hasta que llegó a su intimidad, en ese momento sintió una estocada en el corazón, estaba a punto de hacer algo tan terrible con una mujer que deseaba le diera más que sexo.
De todas maneras, ella no le iba a dar más aunque se lo rogara.
Así que colocándose sobre ella, se ubicó entre sus piernas con cuidado, colocó sus manos para entrelazar sus dedos con los de ella y soltando la mano derecha la ubicó en su miembro que ya listo introdujo en ella.
Sólo deseaba tomarla y ella abrió los ojos llorosa, consciente pero sin posibilidad de defenderse.
El abrazó su espalda dulcemente con la ternura y compromiso de un amante y la embistió suavemente.
- ¿No te defiendes? – preguntó él con los ojos perdidos en el desconcierto y el placer – no parecías una puta – terminó suavemente mientras la seguía embistiendo cruelmente.
- No – susurró ella temblando con los ojos llorosos – no soy una puta – y tratando inútilmente de alejarse era manipulada por la estrella que se jactaba de ella.
- Vamos dímelo princesa – decía mientras bajaba su boca a los dulces senos que hambriento comía - ¿Te gusta?
- ¿Por qué lo haces? – ante la última embestida del poseso cantante – es sólo un deseo – y se rompe en lágrimas soportando el clímax que le daba uno de los hombres más codiciados del mundo – no me embaraces, por favor – pero él no la escuchaba.
- No pidas por favor – sonrió él perverso – te estoy violando, no estamos haciendo el amor – cruelmente y malvado con ella sólo para humillarla.
Ella sólo trataba de asumir lo que pasaba mientras llenaba de jadeos tristes la habitación, él la llenaba de jadeos roncos y bruscos.
Con el tiempo las acciones se volvieron bruscas y ella terminó lastimada.
Asustada por los daños sobre su cuerpo y sobre su alma.
El concierto de ésta noche fue el mejor de todos, el famoso cantante Sasori abría sus ojos llenos de un nuevo sentimiento y los fans habían enloquecido.
Era el último de la gira de conciertos y ahora se retiraba a unas merecidas vacaciones.
Los fans protestaron, pero él ya lo tenía decidido hace mucho tiempo, iba a volver a casa con su hermano Gaara para vivir tranquilos.
Al fin les había hecho caso e iba a sentar cabeza.
La fiesta de despedida fue exitosa, todos se lamentaron, en especial su manager Deidara que extrañaría sus bonificaciones y sueldo.
- Te voy a extrañar cabrón – dijo Deidara con algo de nostalgia.
- No más que yo – susurró tranquilo – cuídate mucho amigo.
- ¿Dónde la tienes? – se le acercó al oído Deidara con curiosidad – hemos hecho muchas cosas tu y yo de las cuales no me voy a sentir orgulloso, pero estoy casi seguro que a ella la tienes tu – terminó para verle a los ojos.
- Claro que no – dijo Sasori – bien sabes lo que dijeron los medios, la pobre muchacha se suicidó y cayó sobre un auto haciendo que explotara haciendo imposible reconocerla. La dentadura dijo que era ella – y sonriendo casi cansino –no puedo hacer nada contra la ciencia.
Afuera un hombre de cabellos negros se estaba embriagando sin control y rompía las copas con rabia, su hermosa novia estaba muerta, se había suicidado y él no sabía los motivos para que esto pasara.
Una llamada le dijo que ella se había quitado la vida porque su propio hermano la había violado esa misma noche, pero él no podía dar crédito a algo en contra de su mejor amigo.
Naruto tenía ciertos deseos por ella y él mismo lo sabía porque se lo había confesado, por eso mismo insistió que se casaran y se la llevara lejos pero si no lo había hecho antes no lo haría ahora.
De todas maneras los doctores lo dijeron, ese cadáver pertenecía a su amada Sakura.
Naruto estaba borracho y consolado por su novia, ella era una chica buena, pero estaba destrozado. Han pasado varios meses desde la muerte de la hermosa heredera de los hoteles Uzumaki y nadie supera la triste realidad. Los medios tampoco.
Sasori sube a su avión privado, en él lo espera su amado hermano Gaara que lo recibe con un abrazo, él es algo duro y cruel, pero su punto débil es el hermano menor que se dio a una vida un poco loca y bohemia.
Pero siempre sería su hermano mayor y lo cuidaría.
- No vas a saludar a tu hijo hermano – dice Gaara al dar paso a la otra habitación del avión – ella está un poco confundida pero va a estar bien. Es un niño con todos los rasgos de nuestra familia y tiene una potente voz, te felicito hermano.
- ¿Está muy mal?
- Ve tu mismo a verla.
Allí en una cama sencilla estaba una hermosa mujer de cabellos rosa hasta la cintura que daba de amamantar a un pequeño de cabellos rojos que no paraba de llorar.
- ¿Cómo estás querida?
- Bien – dice ella algo cansada - ¿Terminaste tus negocios?
- Claro que sí.
- Es que me siento algo mareada.
- Ya mi amor – susurra mientras le acaricia la cabeza con una pequeña venda – te golpeaste muy fuerte cuando te caíste de la habitación del hotel, pero no te preocupes, los doctores te revisaron y no tienes nada – mientras se acercaba y la besaba con deseo.
Sasori – decía ella entregada al beso – no sé por qué tengo tanto miedo – y se soltaba un poco en llanto.
- Ya mi amor. Mientras estés conmigo nada te va a pasar. Gaara llévate al bebé para hablar con mi esposa.
- Ven con tu tío Gaara, pequeño Sasori – y le acariciaba las mejillas sonrosadas – te pareces tanto a tu padre cuando era chico.
Ella se abraza a él con fuerza y aún así tiene miedo.
Él baja sus manos con vehemencia por el cuerpo de su esposa tan solo cubierto por una delgada bata y acaricia los pechos llenos de leche de su pequeño hijo.
- Esas pesadillas me están matando – llora ella desconsolada – me siento caer por ese abismo y aún me duele recordarlo.
- Ya mi amor – suelta él al fin sufriendo porque la amaba.
Ella no lo soportó y apenas él se descuidó al tomar una ducha, caminó hasta el balcón y se quiso lanzar al vacío.
Se dio cuenta y la detuvo, pero se golpeó muy fuerte con la baranda sin que él pudiera hacer nada.
Cuando despertaba ella no recordaba ni su nombre.
Afortunadamente su hermano Gaara estaba en la ciudad y vino al hotel para atenderla.
Ella estaba bien, Gaara era un buen médico y prontamente adivinó lo que pasaba. Sabía que su hermano se había pasado, es decir, la había violado.
Lo reprendió, la muchacha era muy débil y sobretodo de buena familia.
Cuando compendió que Sasori la deseaba para algo más que lo que había acontecido, acepto hacer algo al respecto y consiguió un cadáver para hacerla pasar por la joven.
Todos lo creyeron, había sido un accidente, estaba muerta ante los ojos de las personas a las que alguna vez en la vida le importó.
Ella estaba muy confundida, más cuando se dieron cuenta que estaba embarazada.
Se la llevaron muy lejos sin que nadie lo notara, la llevaron al país en donde vivía Gaara y muy pronto cuando las giras terminaran Sasori haría público su retiro de la música.
Se casaron en una ceremonia privada, sólo gente muy conocida y le cambiaron el aspecto, nadie que la viera en la calle adivinaría que se tratara de la misma persona, menos cuando todos pensaban que estaba muerta.
Menos con un estómago de 8 meses de embarazo y mucho menos con Gaara cumpliendo sus antojos.
No recuperó la memoria, menos con las inyecciones que mantenían un estado semiconsciente, un estado en donde ella aprendió a enamorarse de su amado esposo Sasori.
Sin embargo en las noches soñaba con un joven de cabellos negros al cual ella trataba de reconocer.
Le dijeron que su familia había muerto en un accidente y que sus hermanos mayores habían muerto en el mismo.
Su nombre ni a ella misma le gustaba, prefería amor, querida o mami cuando su pequeño hijo creciera.
Se aferró al pecho de su esposo, abrió la camisa un poco desabotonada y dio suaves besos en el pecho fuerte que cada noche le abrazaba.
ajó su mano y acarició lentamente los abdominales quitándole la camisa.
Él ya sabía lo que venía, ella deseaba que la amara, porque en forma increíble se sentía segura cuando le hacía el amor, cuando la tomaba y se posesionaba de ella.
Cuando la primera vez quiso tomarla de nuevo, pensó que ella se iba a negar, pero ella al contrario le respondió extasiada.
Según Gaara, ella inconscientemente recuerda el sexo como el último momento de lucidez y quiere recuperar lo que sintió antes de ese instante.
A él no le importa ayudarle, mientras pudiera hacerla suya y ella aceptara, mientras la pobre se engañe creyendo que las inyecciones son para ayudarla, cuando solo la hacen olvidarse de los imbéciles que la rodeaban antes.
Acaricia su rostro, delinea sus labios con ternura y se acerca para besarla.
Ella desliza su bata y se entrega como siempre que su esposo también la solicite.
Sasori quiere un nuevo hijo en su vida.
Ella deja que él la toque, igual bien sabe que es la mayor obsesión de su amado Sasori, aunque ella siempre que le tenga cerca le de unas enormes ganas de llorar que irónicamente calma cuando se rinde a él mismo.
Él está obsesionado con ella, de todas formas ya es suya y sus hijos son de ella.