No podía creer lo que escuchaba. Edward no tardaría en llegar y Jacob se encontraba aun ahí. Desesperada por no saber lo que podría suceder pero teniendo una leve sospecha de ello, me asuste más de lo debido.
-Jacob…tu…ya…vete…-Estaba tratando de decirle que se fuera pero las palabras simplemente no salían de mi boca.
-Jacob vete-Dijo Alice con decisión.
-¿Por qué? ¿Qué sucede Bella?-Pregunto confundido.
-No preguntes más, solo vete ya-Dije mirando hacia todos lados.
-No hasta que me digas que sucede-Me respondió.
-Edward viene…Por favor Jake-Dije suplicando.
-Solo si prometes que te veré en la fiesta de la compañía- Respondió.
-Sí, sí, pero vete ya-Le dije.
Y sin esperar que se lo repitiera nuevamente Jacob monto en su moto y dándome una última mirada de despedida, salió del estacionamiento de la escuela. Pero no duramos mucho tiempo allí paradas ya que sentí como Alice me arrastraba prácticamente adentro del auto.
-Edward llegara…-Comenzó a decir con los ojos cerrados, como si estuviera viendo algo mentalmente- En un minuto aproximadamente-.
Y sin esperármelo Alice comenzó a rosearme con uno de sus tantos perfumes. Por un momento creí que terminaría escurriendo la loción de tanta que me había aplicado.
-A penas llegues, báñate-Dijo con decisión.-Y cambia esa cara Isabella, sino Edward se dará cuenta de que sucede algo.
¿Pero cómo calmarme con algo así? ¿Y si Edward se daba cuenta? Vamos no pienses en eso, me dije mentalmente. Todo saldría bien, forzosamente cambie mi expresión respirando profundamente.
No pasaron más de 5 segundo cuando escuche un auto frenar cerca de nosotras. Ante esto mi pulso se volvió a acelerar.
-Cálmate-Escuche a Alice susurrar.
Y así lo hice, sino quería que Edward notara mi rara actitud. Suspirando fuertemente decidí bajar del auto. El susodicho me esperaba recostado de la puerta de su lindo medio de transporte. Apenas lo vi mi mundo se movió. Era imposible que algo tan bello y de apariencia angelical, se le pudiera tener tanto miedo en algunas ocasiones.
-Hola Bella-Dijo mientras me tomaba de la cintura y depositaba un casto beso en mis labios.
Rápidamente mire a mí alrededor buscando una cara conocida que pudiera decir algo. No era muy bueno que vieran a una chica de 15 años al lado de un hombre de más de 20.
-¿Por qué te has puesto tanto perfume?-Pregunto arrugando levemente la nariz.
Al finalizar su pregunta creí que mi corazón se saldría del pecho. Cálmate, vamos Isabella cálmate me repetía mentalmente. Y tratando de sonar lo más normal posible le respondí.
-Creí que te gustaría-Dije.
-Prefiero tu olor natural-Dijo alejándose un poco de mí.
Cualquier persona normal diría que lo que Edward olía lo estaba lastimando hasta los huesos, por su expresión. Su nariz se había arrugado hasta su máximo punto y ahora solo pareciera que poseía solo una ceja.
-Oh Edward que sorpresa-Dijo Alice apareciendo en escena.
-Si Alice, que gran sorpresa-Dijo Edward sin mucho ánimos.
Esta sonrió levemente y me miro por una milésima de segundo. Pero luego se dirigió a su hermano.
-¿Iras a la fiesta de esta noche?-Pregunto.
-¿Qué fiesta?-Salte preguntando.
-La fiesta de la compañía-Dijo Alice mirándome significativamente.
¡Oh! ¿La fiesta era hoy? Bueno ahora lo comprobaba Jacob estaba completamente loco, como esperaba que asistiera hoy a la tan mencionada fiesta.
-No lo creo-Respondió Edward- No me apetece-Dijo.
-¡Vamos Edward!-Dijo Alice- Debes ir, eres prácticamente el dueño de "The Culles Company"-
-Si lose, pero podría decir que estoy enfermo-Respondió alzando una ceja.
-Tu y yo sabemos perfectamente que eso no es posible-Exclamó Alice sonriendo.
Eso último no lo comprendí muy bien, aunque lo que más me importaba en estos momentos era que Edward aceptara ir a la fiesta y tenía la leve impresión de que mi cuñada me estaba ayudando. Lo que no entendía era ¿Porque? ¿No se supondría que debería estar en contra de que viera a otros hombres estando con su hermano? Aunque en realidad yo no tenía planes de tener algo con Jacob y ella lo sabía muy bien. Era realmente raro que se ofreciera a ser mi cómplice.
-Si bueno, ya veremos-Respondió Edward, sacándome de mis cavilaciones.
-Eso es un si-Dijo Alice-Pasare por tu casa como a las 3 para arreglar a Bella.
Este al parecer no estaba muy convencido con la idea, pero no dijo ni una sola palabra. Yo por mi parte estaba realmente nerviosa. ¿Cuál era la idea de llevarme a esa fiesta, si estaría siempre al lado de mi "novio"?
-Nos vemos-Finalizó Alice. Esta me dio un largo abrazo y por un segundo deposito su mirada en mí tratando de mandarme un mensaje, pero no duro mucho ya que Edward hablo.
-Nos vamos Bella-Dijo subiéndose al auto.
Sin decir ni una sola palabra lo seguí. Esperaba con todo el corazón que no hubiera notado nada fuera de lo normal. Por los siguientes 20 minutos, ninguno rompió nuestro cómodo silencio. Yo estaba desesperada por llegar y meterme a la ducha tal y como me había ordenado Alice.
Pronto sentí como el auto se detenía afuera de la gran casa. Pero antes de poder poner siquiera una mano en la palanca de la puerta, la mano de Edward tomo mi muñeca ejerciendo una leve presión.
-¿Isabella sucede algo?-Pregunto.
Eso fue como un detonador, mi corazón comenzó a bombear fuertemente. Lo sabía, sabía que Edward se daría cuenta, después de todo no era ningún idiota. Pero de igual modo debía mantenerme fuerte, no podía dudar en mis palabras y muchos menos comprometer la confianza de Edward hacia Alice.
-No Edward, ¿Por qué lo preguntas?-Respondí haciéndome la confundida.
Este me miro como evaluándome, tratando de encontrar algún signo de mentira en mi mirada y en mi voz; Pero gracias a Dios al parecer no hallo lo que buscaba. Cuando por fin salió del auto, solté todo el aire que había estado reteniendo en mis pulmones y sin durar mucho más dentro del carro, Salí.
Edward me aguardaba en la puerta, mirándome de arriba abajo. Definitivamente mi actuación no había sido la mejor pero lo mantenía calmado a mi parecer. Y cuando creí que ya no diría más escuche como decía desde la cocina.
-Y no quiero que vuelvas a usar ese perfume-Dijo- Te lo prohíbo.
Molesta porque se atreviera a prohibirme cosas sin ser mi padre, subí los escalones de tres en tres y fue directo al baño de nuestra habitación. Desasiéndome de mi ropa, me metí lo más rápido que pude bajo la transparente agua. Enjaboné mi cuerpo si tardarme mucho, lo que más quería en estos momentos era dormir y olvidar la rabia de hace apenas unos minutos.
Cuando estuve lista, salí recogiendo mi ropa que realmente estaba impregnada de loción. Olía tan solo al moverla. Sin dudarlo mucho la coloque en el cesto de la ropa sucia y me dirigí al cuarto
Edward sorprendentemente no se había dignado a subir, lo cual era una gran suerte para mí. Tomando aire por fin tranquila, me puse a pensar en todo lo sucedido hoy: Jacob se había aparecido en el colegio, me había pedido que nos viéramos en la fiesta de esta noche, Edward casi descubre que Jake había ido a visitarme, Alice me salvo por un poquito de tiempo.
Ahora la gran pregunta se basaba en: ¿Qué haría ahora? Nunca podría estar con Jacob en el mismo sitio donde Edward se encontrara. Era como tratar de prenderle fuego a un iceberg. Pero tendría que encontrar una solución, ya que Jake era un excelente chico y a pesar de todo era un amigo.
Si, definitivamente encontraría una solución. Y con este pensamiento en mente me quede profundamente dormida.
…
-Bella despierta-Decía una dulce voz en mi oído.
Molesta por la interrupción de mi sueño, me di vuelta tratando de seguir en donde estaba. Pero fue prácticamente imposible ya que sentí como alguien se recostaba a mi lado y comenzaba a depositar besos en mi hombro.
Obviamente supe inmediatamente quien era; El único que ser que vivía conmigo y que tenía el don de despertarme de la mejor manera posible.
-¡Vamos! Es hora de despertar dormilona-Dijo sonriendo contra mi oreja.
-Solo un poco más, por favor-Respondí lentamente y con la voz melosa, buscando convencerlo.
-Ah, Bella no sabes que efecto causas en mi cada vez que me pides algo así-Dijo besando mi cuello.
Ante esto un escalofrió recorrió mi cuerpo al recordar la primera vez que Edward me había dicho esa misma oración, solo que en otro contexto: Recordaba perfectamente el elegante carro cortando mi paso, la aparición de Edward ante mi vista, su amenaza contra el tan amado trabajo de mi padre, mi suplica y sus palabras.
Flashback
-Déjame en paz por favor- Trate de suplicarle.
-Hablándome así, solo haces que te desee más- Dijo mientras sentía que su mano tomaba mi cintura y me acercaba más a el.-Pero en estos momentos no estoy aquí Bella, para esto, estoy aquí para hablarte de una propuesta que te tengo.
Fin Flashback
Ese día mi vida cambio por completo, pero ya era muy tarde para lamentarme o alegrarme. Cualquier persona normal elegiría la primera opción pero ¿Cómo lamentarme si estaba con una persona que amaba?
Tratando de calmar la nueva reacción de mi cuerpo, sonreí forzosamente. Y sin muchas ganas, me levante. Era hora de enfrentar a Edward.
-Lamento tener que despertarte-Dijo.
-Está bien, pero ¿Qué sucede?-Pregunté. Sabía que Edward no me despertaría porque sí. Tenía que tener al menos dos razones; Una tenía ganas de hacer el amor o algo sucedía.
-Alice está por llegar-Respondió.
-¿Ya?-Exclamé confundida, ¿Cuánto tiempo había pasado desde que me había quedado dormida?
-Sí, llegara en un momento-Dijo.
-¿Qué hora es?-Le pregunté mientras me levantaba para ir al baño.
-Falta muy poco para que sean exactamente…-respondió consultando su reloj- Las seis y cuarto.
¡Oh! Exclame para mí misma, había tenido un largo sueño. Algo largo pero muy reconfortante al final. Ahora era tiempo de volver a pensar como solucionaría mi situación. Aunque si lo pensaba bien, a juro no tenía que hablar con Jacob. El estaría allí porque es socio de la empresa, no necesariamente solo para verme a mí.
Con un poco más de esperanza de que las cosas no se salieran hoy de control y Edward no se enterara de nada, entre al baño, donde enjuague mi rostro, al salir ya Alice me esperaba con una pequeña maleta a su lado y una sonrisa de oreja a oreja.
Y así fue como comenzó mi noche. Luego de esto Alice no me soltó en ningún momento. Me obligo a bañarme, después me probo alrededor de 5 hermosos vestidos ninguno tan formal, pero si algo elegante a la final terminamos o mejor dicho, termino por escoger uno totalmente negro de strapple, que llegaba unos cuantos dedos más arriba de mi rodilla, para acompañarlos Alice decidió que usaría unos tacones rojos a mi parecer demasiado altos para alguien tan torpe como yo.
A las 8 en punto estuve completamente lista, de pies a cabeza. Poseía un maquillaje realmente suave y mi cabello había sido recogido en un mono alto dejando que mi flequillo rosara levemente mi ojo.
-Listo-Exclamó Alice, tocándose la frente dramáticamente.
Sonriendo me dirigí al gran espejo y no podía creer lo que veía. Esa chica del espejo parecía poseer mucho más de quince años. Se veía realmente hermosa o más bien yo estaba realmente hermosa.
Cada día más se afirmaba mi sospecha, Alice era un gurú en cuestiones del aspecto.
-Gracias-Dije, mientras la abrazaba. Ella y su hermano eran los únicos que me hacían sentir bella y una mujer de verdad.
-Siempre a su servicio capitana-Me dijo haciendo el típico saludo militar.
-Y sobre Ja…-Trate de decir, pero mi susurro fue cortado por su canto.
Al parecer ella creía que Edward podría oírnos desde la cocina. Aun así no hice algún otro comentario, si Alice presentía que su hermano podría oírnos yo confiaba en ella. Me había demostrado más de un par de veces que su instinto nunca fallaba.
-Hablaremos después-Dijo entre los cantos. Y así fue como se fue danzando hasta el baño. Según había entendido ella se arreglaría aquí, ya que no le quedaba mucho tiempo para llegar hasta su casa y prepararse.
Sin esperarla decidí bajar. A las 8 en punto estuve en el primer escalón. Iba tan concentrada en no caerme que no me di cuenta de que mi "novio" se encontraba al final de las escaleras aguardando por mi llegada.
Cuando nuestros ojos chocaron, note como un brillo peculiar había aparecido en los de Edward.
-No tengo palabras-Dijo simplemente.
-Gracias-Respondí sonrojándome.
-No sabes las ganas que me dan de arrancarte ese vestido-Dijo mientras me tomaba de la cintura y comenzaba a besar mis labios.
Su toque fue muy suave y lento. Pero no se detuvo allí, ya que su boca se dirigió a mi cuello donde fue dejando un camino de besos hasta mi hombro, el cual mordió levemente. Ante esto de mi boca escapo un jadeo por lo que tuve que sostenerme más fuerte de la barandilla de los escalones.
Tomando con la otra mano el cabello de Edward, lo acerque mucho más a mí. Este captó mi mensaje ya que sin dudarlo mucho arremetió mi boca. Su lengua luchaba por encontrar un lugar en mi boca y la mía pelea para concedérselo.
Pero fue como llegar al clímax cuando Edward mordió mi labio muy suave y delicadamente. Pero esa sensación no duro mucho, porque ambos pudimos escuchar un carraspeo en lo alto de las escaleras.
Sin tardarse mucho el sonrojo apareció en mi rostro. No era la primera vez que Alice nos veía en esta situación y eso era lo más incómodo. No sé qué podría pensar de nosotros. Tal vez creía que éramos unos adictos a los besos de cada uno.
Nuestra espectadora no dijo ni una sola palabra, solo se dedicó a observarnos con una expresión de burla en la cara, lo que logro que el sonrojo me durara hasta nuestro camino al auto. Edward por su parte se mantenía con su mentón bien alto, como si no le avergonzara en lo más mínimo que su hermana lo viera en una situación tal como esa.
El camino fue aún peor, si es que eso era posible. Ya que en la limosina Edward y yo quedamos sentados justo al frente de la susodicha que no paro de vernos en todo el trayecto a la recepción. Su expresión era algo parecido a la de una niña que no puede reírse en un salón de clases pero que ganas no le faltan.
Yo trataba en lo posible de ignorarla pero era muy difícil sentir su mirada fija en mí. Parecía esos tipos de cuadros en donde el muñeco o la figura retratada te siguieran con sus ojos a todos lados.
Después de un rato, gracias al cielo, llegamos. Y fue muchísimo peor, ya que aquí debíamos caminar por una gran alfombra donde había alrededor de unos cincuenta fotógrafos esperando conseguir una foto de uno de los empresarios más influyentes a nivel mundial y el hombre más rico de toda América, según había leído hace un par de días en un periódico local.
Apena y sin saber que hacer me apretuje al lado de Alice que sonreía sin parar a las cámaras, definitivamente ella estaba en lo suyo. Y Edward hablaba con un reportero mientras lo grababan, respondiendo a las preguntas de estos mismos.
No me quedo más solución que tratar de sonreír. Me sentía como una completa idiota, parada sola y con una sonrisa extremadamente falsa.
Pero fue mucho peor cuando un reportero me llamo para hacerme un par de preguntas, sin estar muy segura me acerque.
-¿Cuál es su nombre señorita…?-Preguntó, tenía el aspecto de uno de esos presentadores de farándula que espera que cometas en mínimo error para hundirte.
-Swan, Isabella Swan-Respondí, tratando de sonar segura de mi misma.
-¿Qué relación guarda con el ?-Preguntó de forma directa.
-Ah...yo...- ¿Qué supone que debía responder ante esto? Después de todo uno de mis temores se haría realidad, todos pensarían que Edward era un pedófilo. Si lo es en cierta parte, dijo esa pequeña voz en mi cabeza. Obligándome a mí misma a concentrarme en la pregunta, trate de contesta pero las palabras simplemente no salía de mi boca.
-¿A caso oculta usted algún secreto?-Preguntó alzando una ceja.- ¿Qué edad tiene señorita Swan?
Fue en ese momento que me creí perdida. Nos habían descubierto y de la peor manera, ahora Edward se molestaría por haber dejado en ridículo a su familia, pero antes de que pudiera ponerme más histérica sentí como una mano tomaba mi cintura. Al voltear observe como Edward veía al reportero con expresión seria.
-Clinton-Dijo ácidamente.
-Edward-Respondió este mirándome fijamente.
-Señor Cullen para ti y ah, ya veo que conociste a Isabella-Dijo sonriendo falsamente-La amiga de mi hermana.
Yo presa del pánico asentí rápidamente. Tratando de verme lo más segura posible. "Clinton" como lo había nombrado Edward, me miro de arriba abajo, lo más seguro era que trataba de encontrar un error en las palabras de mi acompañante.
-Así que... ¿Amiga de Alice eh?-Repitió en son de pregunta.
-Señorita Alice o Cullen y si exactamente-Dijo Edward con convicción.
-Bueno…Fue un placer Isabella-Respondió pronunciando mi nombre con un extraño acento que logro erizar los bellos de mi cuerpo.
-Igu…Igual-Respondí con la garganta seca.
Por un momento creí que había echado todo a perder, pero gracias al cielo, Edward había hecho su aparición en el momento justo. Suspirando aliviada le dirigí una mirada de agradecimiento a mi acompañante que solo me sonrió de vuelta.
-Tranquila-Me dijo al oído-No pasó nada.
Sus palabras fueron como un bálsamo para mi estado de terror. Y su suave toque en mi cintura logro relajarme tanto que por un momento pensé que caería de espaldas. Sin pensar más en el incómodo momento que acababa de atravesar, seguí la dirección que indicaba la alfombra hasta la gran entrada del salón.
Fue como si nos hubiéramos devuelto en el tiempo. A la fiesta donde había conocido a mi pareja de esta noche. El salón estaba completamente brillante y una araña de luz colgaba en el centro de este, iluminando todo a su paso. Las mesas poseían una decoración digna de la realeza; Cada una con sus altas copas y utensilios de plata.
Sin saber exactamente a donde dirigirme, espere a que Alice llegara a mi lado para que nos sentáramos juntas. Aunque tenía una leve sospecha que sería en la mesa que se encontraba justo debajo de la araña de luz. Era la mesa más grande, con la misma decoración que las otras solo que en esta destacaba un ramo de rosas rojas justo en el medio.
Por estar tan distraída no note cuando mi cuñada y a la vez estilista llegaba a mi lado.
-¿Qué te parece?-Pregunto sonriente.
-Es perfecto-Conteste simplemente mientras mi vista recorría hasta el último rincón del lugar. Estaba maravillada.
-Gracias-Me dijo Alice.
-¿Tu lo decoraste?-Pregunte.
-Por supuesto-Dijo caminando hacia al frente, cuando dirigí mi vista hacia allí, me di cuenta de que se encontraba su esposo Jasper.
Observe como se abrazaban amorosamente y como el depositaba un casto beso en sus labios para luego mirarse fijamente como si trataran de decirte cuanto se amaban solo con la mirada.
-¿Te gusta la decoración como…para…una boda?-Pregunto una voz a mi espalda. Supe inmediatamente que era Edward.
-¿Una boda?-Pregunte confundida-¿Quién se casara?
No hizo falta que Edward respondiera mi pregunta, solo con ver el peculiar brillo que había aparecido en sus ojos, lo entendí todo. Un escalofrió recorrió todo mi cuerpo. ¿Yo? ¿Casarme? ¿Con Edward?
-No creo que haga falta responder eso-Me dijo al oído.
Ante eso cerré fuertemente mis ojos, un sudor pegajoso comenzó a surcar por mi frente. No podía hablar enserio; Apenas tenía quinces años y ya Edward tenía planes de boda.
-Yo…yo..no…-Comencé a decir pero fui cortada por Edward.
-Ya veremos-Dijo dando por finalizada la conversación.
Aun así no pude tranquilizarme. Si Edward tenía esa idea fijada en la cabeza nada podía sacársela y estaba segura de que haría todo lo posible por hacerla realidad: Desde una amenaza hasta lograr convencerme.
Respirando profundo, deje que Edward me tomara de la mano y me guiara hasta nuestras respectivas sillas. Al parecer aquí adentro no se permitían fotógrafos y yo estaba más que agradecido por ello. Así que no debíamos preocuparnos en que alguien nos sacara una foto.
Al llegar a la mesa, Esme nos esperaba sonriente.
-¿Qué tal todo?- Pregunto dándonos un abrazo a cada uno.
-Excelente-Respondió Edward. Yo aún seguía sin encontrar mi voz. Por lo que solo le sonreí, aceptando gustosa su abrazo. Se sintió realmente bien, por fin después de unos días recibía un gesto de amor maternal. Esto me hizo darme cuenta de cuanto extrañaba a mis padres.
Sentía como si hubieran pasado años desde la última vez que los había visto. Era extraño vivir sin ellos. En realidad si hace unos años me hubieran dicho que no viviría con mis padres a los quinces sino con mi "novio" hubiera dicho que él lo dijo estaba totalmente borracho.
Pero ahora no tenía sentido llorar, ya no estaban y solo tenía a Edward. Tratando de alejar esos nuevos pensamientos, me fijé en las personas que acababan de entrar y casi preferí no haberlo hecho. Entre ellos se encontraba Jacob, se veía realmente apuesto. Con un traje negro, parecía un actor de televisión. Por un momento creí que me encontraba en una reunión de Hollywood.
Tratando de ocultarme tras Edward, lo abrace por la espalda. Este al parecer se sorprendió por mi acto, pero de todas formas acepto mi gesto. Tomando una de mis manos, la beso.
Sin dejarme intimidar por la llegada de Jake, me senté en mi respectivo puesto. Era al lado de Edward que le toco en una punta, por ser el gran jefe.
Luego de un rato podía sentir la mirada de un centenar de personas clavadas en mi espalda. Sin tener que ser adivina pude saber que una de ellas era la de Jacob. Sin inmutarme, me mantuve concentrada en la comida. Un banquete realmente fuera de serie.
Después de haber quedado satisfecha, nos quedamos sentados un rato más hablando banalidades entre todos. Pero luego observe como un grupo de personas se levantaba para bailar al suave ritmo de la música. Muy provocativa por cierto.
-Bailemos un poco Bella-Dijo mi compañero.
-No tengo la menor idea de cómo se baila esto- Le respondí.
-Bailaras conmigo-Dijo como si eso fuera suficiente.
Sin hacerme de rogar acepte su mano y deje que me guiara hasta que el lugar que el considerara adecuado. Tal y como lo sospechaba escogió entrar en el centro de los bailarines. Esto rápidamente me recordó a nuestro primer baile y lo único que obtuve con esto fue que mi rostro se tornara de un color rojo intenso, aunque me sentía tranquila al saber que no era muy perceptible debido a las bajas luces del área de baile.
Al principio la música era lenta, esa que colocan al final de cada fiesta para las parejas. Así que Edward y yo debimos actuar como los "novio" o como nos conocían aquí: Amigos.
Edward primero tomo mis manos y las coloco detrás de su cabeza, donde sin dudarlo tome su cuello. Después dirigió las suyas a mi cintura, donde con la punta de sus dedos hacia el recorrido de: Subir por mis dos costados y volver a bajar. Estaba demás decir que en cada movimiento lograba nublar mis sentidos.
Nuestras frentes juntas, mirándonos fijamente como si no existiera nada más en el mundo. Como si fuéramos uno solo, porque no era necesario estar solos para sentirlo mío o yo suya, ni mucho menos hacer el amor para saber que nos pertenecíamos y que a pesar de todo, lo amaba.
A veces lo que más amas, es lo que más poder tiene, de destruirte.
No supe porque exactamente, esa frase llego a mi mente. Pero si de algo estaba segura es que me hubiera arrepentido sino hubiera aceptado la invitación de Edward a bailar.
Poco a poco sentí como sus labios invadieron los míos, tan salvaje y tierno a la vez. Capaz de alterar cada fibra de mi ser. El primer hombre en mi vida y tal vez el ultimo. Gustosa respondí a su acercamiento, tomándolo con fuerza por su cuero cabelludo para que no existiera ni un milímetro de distancia entre nosotros.
Entre todo esto la música cambio radicalmente, las luces desaparecieron completamente y ahora destellos de colores se movían por todos lados, invitándote a unirte. Ahora el ritmo era mucho más rápido y muchísimo más sensual, era la típica canción donde en el video aparecerían chicas semidesnudas bailando alrededor de un rapero. Otra vez esto me hizo recordar ciertas cosas. Pero fue muy raro pasar de un ritmo tan relajado a otro tan movido, al parecer fue petición de la gente que se estaba quedando dormida.
Definitivamente había invitados que deseaban pasarla bien. Como Edward y yo lo hacíamos:
Ya que en nuestras bocas se libraba una batalla, cada uno buscando la rendición del otro. Su lengua luchaba con más fuerza y más experiencia pero no me rendiría. Y para ganar más ventaja me atreví a morder su labio inferior, la respuesta no se hizo esperar: Un jadeo departe de Edward y mi nombre pronunciado por sus labios.
Sonreí contra su boca en señal de triunfo. Pero mi gloria no duro mucho ya que los labios de mi contrincante volvieron a embestirme y esta vez mucho más cargados, llenos de poder y ansiedad.
Era como si a Edward no le importara que estuviéramos en un salón, rodeados por más de 300 personas. Yo por mi parte me encontraba muy a gusto, este era un riesgo que estaba gustosa de correr.
-Te quiero Bella…Te quiero ¡Ahora!-Dijo levantándome levemente para besar mi cuello.
Estas palabras hicieron un efecto inesperado en mí; Sentí como si estuviéramos entre llamas, un fuego repentino había invadido todo mi cuerpo y necesitaba agua que lo calmara.
Y el hecho de que fuera aquí justamente, delante de todas estas personas hacia todo mucho más interesante. Aunque teníamos a nuestro favor que era casi imposible ver y estaba más que segura que no éramos los únicos en esta situación.
Casi lo podía sentir en el ambiente, el sudor, los perfumes ligados entre sí, hombres contra mujeres, los gemidos eran casi perceptibles. Si se veía desde mi perspectiva era muy excitante.
Sin darme cuenta Edward me había levantado tanto, que ahora podía besar el inicio de mis senos, al punto de que ahora podía besar su cabello, pero yo necesitaba más. Enredando mis piernas entorno a su cintura, elimine el inexistente espacio entre nosotros. Y fue mejor aun cuando alrededor de nosotros se arremolinaron más personas, logrando que nuestros cuerpos se rozaran entre sí.
Gracias a esto, podía sentir como la erección de Edward era ya visible o más bien perceptible a mi acercamiento. No sé cómo, pero escuche perfectamente como un gemido escapo de mi labios y fue eso lo que hizo arder con más fuerza las llamas de mi interior.
El bulto de Edward chocando contra mi sexualidad, era una de las mejores sensaciones de este mundo. Sus labios mordiendo levemente mi cuello y sus manos que sujetaban fuertemente mis muslos obligándome a no separarme de él. Tampoco es que yo quisiera acabar este momento.
-Vamos-Dijo haciendo espacio entre la gente para pasar, aun cargando mi peso. Como si de una pluma se tratara.
No sabía exactamente a donde nos dirigíamos, lo único que pude notar aun con los labios de Edward en mi boca fue que todo el tumulto había desaparecido y que ahora solo quedábamos él y yo. Lo único que se mantenía presente era la música, estaba más que segura que se oiría hasta en los confines más cerrados de este salón.
Ahora subíamos por unas escaleras, besándonos como si el mundo se nos fuera en ello. Ahora el agarre de mis piernas en torno a la cintura de Edward era mucho más fuerte asegurando mi posición. Mis manos jugaban con su cabello; Jalándolo tenuemente y mi boca buscaba una pequeña abertura en su traje para besar su cuello, sin tener algún signo de delicadeza, arranque su corbata dejándola caer al suelo. Que ahora era de un negro brillante.
Pero no pude seguir analizando más nuestra ubicación, ya que Edward me dejo caer en lo que reconocí como un mueble de cuero: Todo negro, muy majestuoso. Por el tamaño muchos creerían que era una cama, yo lo pensé.
Sin siquiera dejarme pestañear, Edward ya estaba casi completamente desnudo y ahora se ocupaba de mi vestido. Rogaba a Dios que no lo rompiera. Al parecer mis suplicas fueron escuchadas ya que este saco lenta y tortuosamente el vestido de mi cuerpo. Pero apenas este desapareció, se abalanzó sobre mí como un tigre hambriento.
No tengo la menor idea de donde fue a parar mi ropa íntima, lo único de lo que estaba consiente es que Edward se había colocado un preservativo. Como siempre, pensé. Y sin esperar mucho más, lo sentí dentro de mí.
Al principio fue lento, pero tan solo unos segundo después sus movimientos se aceleraron a tal punto que pensé que ambos llegaríamos en ese preciso momento. Pero abruptamente detuvo sus caderas, solo para quedar sentado y posicionarme sobre él. Con mis dos piernas chocando contra mi muslo, comencé a moverme al mismo ritmo.
Gemidos, jadeos, nombres al aire. Eso era lo único que se escuchaba y mucho más atrás en el fondo, la música. Mientras que al mismo tiempo me abrazaba a su cuerpo, mordiendo sus hombros, pero fue extremadamente raro, se sintió como morder una piedra y…
Mis pensamientos fueron interrumpidos por una fuerte mordida de Edward en mi hombro, nunca había ejercido tanta fuerza, trate de observarla pero este me lo impidió allanando con su boca la mía, para llegar precisamente al orgasmo.
Definitivamente hoy había sido una de las noches más locas de todo mi vida, estaba extasiada. Pero ahora que el fuego había sido exterminado en mi interior volví a recordar donde nos encontrábamos y todos los presentes que se preguntarían por nuestra ausencia.
Respirando entrecortadamente me levante. Edward hizo lo mismo, pero antes de poder comenzar a vestirme sentí como este me abrazo por la espalda aun en el mismo estado que Dios lo había traído al mundo.
-Fue espectacular-Menciono besando mi hombro, justo el que me dolía.
Disimuladamente observe lo que pensaba que sería una pequeña mordida y casi mis ojos se salen de orbita. Se estaba tornando de un color morado oscuro y pareciera que hubiera sangrado. ¿Pero yo no había sentido nada? Sí, me había dolido pero nunca pensé que había llegado tan lejos. Sin pensarlo pase delicadamente mis dedos sobre la marca ya sobresaliente. ¿Ahora como rayos taparía esto si mi vestido no poseía tiras?
Definitivamente Edward no poseía control sobre sí mismo. Además, ¿Cómo había logrado que mi herida sangrara y yo ni siquiera lo había sentido?
Te dejaste llevar por el momento, me dije a mi misma tratando de no pensar en lo peor.
Sin perder mucho tiempo, nos arreglamos. Haciendo una triste imitación del arreglo con el que llegue al salón. Ahora mi cabello estaba todo esponjado y algo mojado debido al sudor. El delicado maquillaje que Alice me había colocado, ya no existía.
Por su parte, Edward lucia tan hermoso como al principio o como siempre lo ha hecho. Su ropa a pesar de estar algo arrugada, lo hacía ver más desordenado y sexy de lo normal. Su cabello ahora pareciera que tuviera vida propia; Mechones cobrizos cubrían pedazos de su frente.
-Vamos-Me dijo mientras al mismo tiempo tomaba mi mano, entrelazando sus dedos con los míos.
Me di cuenta de que no tenía ni la menor idea de nuestra posición. Pero en cambio Edward caminaba como si ya hubiera hecho este recorrido mil veces. Esto provoco que mi estómago se contrajera. ¿Con quién pude haber venido Edward?
Esa pregunta logro que en mi garganta apareciera un nudo que me dificultaba la respiración. Bueno, yo no he sido la primera mujer de su vida. Él tiene ya prácticamente 25 años, por supuesto que ha tenido otras compañeras.
Esto a pesar de hacerme sentir mal, tuve que aceptarlo. Aunque lo que ciertamente me molestaba o me dolía era el hecho de haberlo hecho en el mismo sitio con que Edward pudo estar con otra mujer.
Suspirando trate olvidar esto y me concentre en el camino que recorríamos. Pero no pude seguir observando ya que ante nosotros apareció una alterada Alice.
-Edward te necesitamos-Dijo tendiéndole lo que reconocí como la corbata que yo misma me había encargado de desaparecer. Gracias a esto me sonrojé. ¿Qué pensaría Alice?
Seguro creía que éramos como perros en celo. Ya que eran varias las ocasiones en que Alice había presenciado nuestro comportamiento animal. Y esta vez no se trataba de unos tontos besos, sino que algo más íntimo.
-¿Qué sucede Alice?-Preguntó mi amante, justo en el momento que se colocaba la prenda que Alice le tendía.
-Ha surgido un problema-Dijo mirándolo significativamente. Este mostro por un momento una mueca de desconcierto, aunque luego recobro su postura inicial.
-Sí, solo déjame acompañar a…-Comenzó pero fue cortado por Alice.
-No hay tiempo, yo la acompaño. Tu vete-Grito Alice, tomando mi mano me jalo. Ambas comenzamos a caminar en dirección opuesta a la de Edward, cuando voltee para darle una última mirada, este ya no se encontraba allí.
-¿Qué suc…-Iba a pregunta, pero Alice al igual que con Edward, me corto.
-Voy a entretener a Edward máximo por una hora-Dijo hablando velozmente-Tu podrás hablar con Jacob. Lleva un largo tiempo buscando la manera de hablar contigo, pero si Edward los ve juntos puede volverse loco.
-Yo..yo..yo…Gracias-Respondí sinceramente-Pero, ¿Por qué lo haces?
-Por qué te quiero-Dijo- Y sé que aunque amas a mi hermano, necesitas otra oportunidad de ser feliz-Menciono-Alguien que trate como te mereces-
No tuve palabras para responder esto, ella tenía la razón en algo; Yo amaba a su hermano y no quería alejarme de él. Solo quería la amistad de Jacob.
-Pero…Yo solo quier…-
-Sí, si ya lose. Su amistad-Me dijo exasperada-Pero tengo la esperanza de que Edward recapacite. Estoy segura de que pueden haber dos opciones; Serán muy felices o…
-¿O que Alice?-Pregunte interesada.
-Por ahora eso no importa Bella…Vete-Dijo empujándome a la salida del pasillo-Te esta esperado en el mini-bar. Y ten, cubre eso- Señalando la mordida de su hermano en mi hombro, para eso me dio un pequeño suéter negro. Rápidamente me lo coloque.
Y sin decir más, se fue. Dudosa de lo que estaba a punto de hacer, emprendí la marcha. Las palabras de Alice me habían causado una especie de temor que no desaparecía. Se había instalado en mi pecho, para no salir de ahí.
-Bella-Escuche una voz a mis espaldas.
Muy clara de quien se trataba, voltee. Y ahí estaba el, Jacob Black. Con una sonrisa encantadora, que iluminaba todo su rostro. Lucia exactamente igual a un sol. Sin esperar ni un segundo más, lo abrace con fuerza. A pesar de no conocerlo tanto, sentía que Jake estaba al tanto de mi situación, aunque nunca habíamos hablado de ello.
Este me devolvió el abrazo fuertemente.
-Pensé que no podría hablarte-Me confeso al oído. Cuando su aliento rozo mi piel descubierta, un escalofrió recorrió mi cuerpo.
-Ya estoy aquí-
-Sí, doy gracias al cielo por ello-Dijo sonriendo.
Camínanos un rato más. En el trayecto Jacob tomo mi mano, nunca pensé en negarle el tacto. Me conto que me busco prácticamente hasta en el fin del mundo. Me confeso que le pregunto al director de la escuela por mi paradero, pero que este no supo que responder. Sino que hasta un día, gracias a una gran suma de dinero, el director había accedido a avisarle cualquier cosa. Y fue así como se enteró que volvería al colegio por lo que siempre me esperaba a la hora de salida.
Obviamente me pregunto que era en realidad lo que había sucedido, pero sinceramente no tenía muchas ganas de hablar de ello. Ya era suficiente vivirlo.
-Así que…¿Tus padres te abandonaron?-Dijo dubitativo.
-Ellos...no...Yo...-Suspirando no pude contestarle. Porque el tenia razón, ellos se habían ido sin siquiera luchar por mí. Sin detenerse a observar como su hija era destruida por dentro y por fuera. Solo soñaban con el dinero y el poder de manejar una empresa tan grande como era "TCC"
-No te preocupes Bella, aquí estoy-Abrazándome paternalmente.
Nuestra conversación se extendió al igual que nuestros pasos, ya habíamos llegado hasta los jardines del salón, tan hermosos, rodeados de todo tipo de flores exóticas. Jacob tomando una rosa roja, me la tendió. Ante este gesto me sonrojé. El sí que sabía cómo tratar a una chica. Sonriéndole, lo abrace y lentamente le susurre un; Gracias.
No hacía falta explicarle porque lo decía. Su compañía, su apoyo, su sonrisa. Me hacía sentir como si de verdad le importara a alguien, como si tuviera un verdadero amigo al cual le podría confesar todo. Claramente yo tenía a Ángela, pero a ella nuca podría confesarle que había sucedido desde hace un tiempo para acá en mi loca vida.
-Siempre estaré para ti pequeña-Dijo devolviéndome el abrazo con más fuerza.
Y desde este ángulo pude visualizar la puerta principal, que a pesar de estar a muchos kilómetros, me di cuenta de que Alice estaba observándonos. Cuando le devolví la mirada ella me señalo hacia el estacionamiento. Rápidamente capte que Edward estaba a punto de llegar.
-Es hora de que me valla Jake-Le dije depositando un beso en su mejilla. Aunque gracias a un movimiento brusco de Jake, por poco mis labios rozan los suyos. Al darme cuenta de ello, lo mire confundida.
-Te dije que me conformaría con tu amistad...Por un tiempo-Aclaro-Quiero que estés conmigo, yo sí puedo amar de verdad.
Sin esperar oír más, corrí hasta el salón. No sabía porque, pero decidí pasar entre la gente, para tratar de desaparecer el olor de Jacob. En el camino por chocar contra alguien, la rosa que Jake me había obsequiado se me cayó y no pude tomarla de nuevo porque alguien la pateo lejos de mí. Nerviosa por la llegada de Edward no trate de buscarla más y seguí corriendo entre la gente. Pero esto no desapareció los pensamientos que ahora rondaban mi mente.
Quiero que estés conmigo.
Yo sí puedo amar de verdad.
Era como si tuviera una grabadora en mi cabeza que no dejaba de repetirse por más que intentara pensar en otra cosa. Aun corriendo logre llegar a nuestra mesa, respirando profundamente trate de calmar mi corazón que galopaba sin control, cuando al mismo tiempo me di cuenta de que Edward hacia su entrada a la recepción fijando su vista en mi mesa.
Al llegar a mi lado le sonreí, este respondió de la misma manera.
-Quiero irme-Susurre-Estoy cansada.
-Tus deseos son ordenes-Respondió tomando mi mano mientras desaparecíamos de allí.
El regreso a casa me pareció eterno, con la mirada de Edward fija en mí. Sabía que mi expresión denotaba confusión. Y es así como me sentía; Confundida. Siempre tuve sospechas de la atracción que sentía Jacob hacia a mí, pero en realidad nunca me puse a pensar que podía ser tan serio.
Bueno mientras yo no le diera alas y le dejaba muy claro mi situación sentimental, todo estaría bien. No quería volverlo a perder por culpa de Edward. Y con este pensamiento llegamos a nuestro gran "hogar'.
Cuando estuve apunto de subir el primer escalón, sentí como Edward tomo mi mano.
-¿Sucede algo?-Me interrogo.
-No, solo estoy cansada-Admití.
Este me miro por unos segundos tratando de encontrar algún signo que delatara mi mentira. Pero al parecer me había vuelto una experta en esto de mentir.
-Subo en un minuto-Me dijo.
-Te esperare-Respondí depositando un suave beso en sus labios. Ante esto me sonrió.
Agotada subí escalón por escalón. Con la sensación de la boca de Edward sobre la mía. Mis sentimientos hacia mi compañero no habían cambiado en nada; Lo amaba, pudieron haber sucedido tantas cosas en el pasado, pero aun así lo quería. Esto no significaba que había olvidado todo, simplemente le había tomado cariño (tal vez más de lo debido) a Edward.
Aunque sabía que en el fondo siempre lo odiaría porque lo que me obligo a hacer, por haberme separado de mis padres y por tantas cosas más. Pero la sola idea de separarme de él, me dolía. Además al igual que Alice aún conservaba mis esperanzas para que el cambiara.
Pero seguía confundida, me molestaba de sobremanera este nuevo sentimiento que se estaba formando en mi pecho: La actitud de Jake, la de Edward. El hecho de amar y odiar al mismo tiempo a este último. Ojala todo fuera más fácil, pensé suspirando.
Al subir me deshice de mi vestido lo más rápido que pude y me metí a la cama. Sentí que solo pasaron unos segundos antes de caer rendida.
...
-Realmente si estabas cansada-Dijo una voz distante.
Confundida, fui abriendo mis ojos poco a poco. Acostumbrándolos, ya que la luz invadía cada rincón de la habitación. Lo único que recordaba era haber caído profundamente dormida y tener sueños muy vividos con Edward, donde se repetía nuestra cómica situación de la fiesta. Pero aun así, no tenía idea de que hora o que día era.
-¿Qué hora es?-Pregunte frotando mis ojos.
-Dentro de un minuto, serán exactamente las...4-Respondio.
¡Las cuatro!. Exclame levantándome de golpe, logrando que una puntada de dolor atravesara mi cabeza. ¿Y la escuela?, ¿Porque no me habían despertado?
-¿Porque no me despertaste?-Pregunte.
-Lo intente-Me dijo. Yo lo mire acusadoramente, si lo hubiera intentado, no hubiera faltado a mi segundo día de clases-¡De verdad que lo intente!-Exclamó riéndose-Pero solo balbuceabas en sueños y me pedias que te dejara dormir un poco más ya que deseabas seguir soñando con un tal...Edward-Dijo riéndose a carcajadas.
Sintiéndome avergonzada me sonrojé. Lo más seguro es que hubiera hablado en sueños; Repitiendo una vez tras otra el nombre del dueño de esta casa.
Sin escuchar más los comentarios de Edward sobre mis calientes sueños, me metí a la ducha. No tarde mucho por lo que al salir, este se encontraba aun en la habitación.
-¿Ya fuiste a trabajar?-Pregunté.
-No, decidí hacerte compañía-Explicó-Además en mis días de trabajo normalmente llego siempre tarde.
Eso fue como un golpe directo al pecho.
-Así que no te veré… ¿En todo el día?-En la última oración un pitido de desaprobación adorno mi última frase.
-Lose-Suspirando me respondió-Pero aprovechare el tiempo que tenemos, así que... ¿Quieres ir a comer?-Preguntó.
-Sí, déjame me arregle rápido-Y así comencé a acomodarme para salir.
Me coloque unos pantalones tipo tubo blanco, con una camisa de flores y mis sandalias griegas. Al estar lista, baje. Edward me esperaba listo. Me llevo a un lindo restaurante en las afuera de la cuidad, hablamos de todo un poco. Me conto porque tuvo que desaparecer tan repentinamente ayer; Fue porque unos empleados habían hecho un escándalo por un supuesto robo. Pero que trato de resolverlo lo más rápido posible para volver a mi lado.
Esto último me hizo sentir extremadamente feliz y triste. Porque mientras él pensaba en volver a estar conmigo, yo me encontraba con Jacob (Aunque no hicimos nada malo) hablando sobre las oportunidades que tendríamos para vernos. Sonriendo a medias, seguí escuchando su relato.
Y así fue como se nos pasó la tarde. Al terminar de comer fuimos a dar un pequeño paseo donde la noche nos acogió. Regresamos a casa, porque Edward por más que no quisiera me recordó que mañana tendría que ir a la escuela.
Como había dormido tanto conciliar el sueño me fue extremadamente difícil, por lo que le pedí a Edward que hablara conmigo hasta que le diera sueno. Este sonrió ante mi pedido y así lo hizo. Nos quedamos hablando hasta las 4 de la mañana. Me relato los planes que tenía para nosotros, sobre una casa nueva, sobre el carro que me daría al cumplir los 16. Aunque al escuchar esto último comencé a protestar pero hizo caso omiso a mis quejas.
Así en la madrugada, me dormir por obligación.
...
-Despierta-Dijo una voz cantarina.
-Voy Alice-Respondí de inmediato.
Estar completamente lista, no me tomo más de media hora. Y al igual que hace dos días fue Alice la encargada de dejarme en la puerta del colegio, dándome mi "pequeña" cantidad de dinero para el almuerzo. Prometiéndome estar aquí a la una. Pero algo que me sorprendió fue que me tendiera un celular, diciéndome que lo necesitaría. Sin pedirle más explicaciones, entre.
El resto del día, no fue muy interesante. Ángela me pregunto porque había faltado y yo le explique que me había quedado dormida. Esta me sonrió y seguimos hablando estupideces. Las clases estuvieron realmente normales, nada digno de mencionar aparte del hecho de que casi me sacan del salón por no prestar atención. Bueno esto ocurrió debido a que mis pensamientos no tenían más espacio sino para recordar la hermosa tarde que pasamos Edward y yo ayer.
Al finalizar las clases, como siempre me dirigí a la salida, donde me quede sorprendida ante la imagen que esta daba. Jacob en su moto, con un casco en una mano y con la otra se apoyaba del manubrio de esta.
-Hola-Me saludo coquetamente.
-Hola-Respondí sonrojándome.
-¿Quieres dar un paseo?-
-Yo...yo...no...-Pero fui cortada por el sonido de mi celular.
-Bella-
-Dime Alice-Conteste.
-¿Jacob esta allí cierto?-Pregunto.
¿Cómo lo sabía? Me pregunte mentalmente.
-El...yo...Si-Dije sincerándome.
-Si te vas con él, tienes que prometerme que traerá a mi casa a las 6-
-Sí...yo...Está bien-
-Chao Bella-Dijo.
-Entonces... ¿Te animas a dar un paseo?-Pregunto haciendo rugir su moto.
-Si-Dije decida, tomando el casco que me tendía.
Nuevas oportunidades surgían en mi vida, pero la pregunta era si las tomaría.