Los personajes pertenecen a Kishimoto-sama.

Nueva historia. No he abandonado las demás, la siguiente actualización será la de "Doloroso sentimiento"

Disfrutad la lectura


"No desesperes, ni siquiera por el hecho de que no desesperas. Cuando todo parece terminado, surgen nuevas fuerzas. Esto significa que vives"

Franz Kafka

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Prólogo

Respiró hondo por enésima vez en aquella mañana. Hyuuga Hinata se encontraba en su despacho en el edificio en donde se emplazaba la empresa de su familia, empresa que ella lideraba desde hacía un par de años, empresa que se estaba yendo al traste por culpa de la maldita crisis económica.

Leyó una vez más los documentos que tenía sobre su mesa y se frotó los ojos. No había otra solución.

No era la solución lo que le preocupaba, realmente era una opción más que aceptable para ella, el problema era lo que acarreaba, el problema era él.

Él, que lideraba la otra facción de la empresa familiar, él, que tenía su misma sangre, sus mismos ojos, su mismo apellido. Él, que la odiaba más que a nadie en el mundo. Él, Hyuuga Neji.

Ambas empresas, la que pertenecía a la rama principal y la de la rama secundaria se encontraban en un momento delicado, por lo que la solución más factible sin tener que vender la empresa o parte de ella, era fusionarse.

Observó de nuevo los documentos que acreditaban que se convertirían en una sola empresa y suspiró. Trabajar con la rama secundaria no suponía un problema para ella, siempre había aborrecido esas estúpidas diferencias, pero trabajar con Neji era otra cosa.

Neji.

Aquel que era nada y todo a la vez. Aquel que había producido en ella tantos sentimientos contradictorios a lo largo del tiempo.

Cariño. Amor fraternal. Complicidad. Compañerismo. Distancia. Diferencias. Pena. Tristeza. Miedo. Culpabilidad. Amor.

Odio.

Porque si alguien pensaba que la dulce Hinata no podía odiar a nadie, estaba muy equivocado.

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Unos golpes sonaron en la puerta del despacho y una mujer asomó.

_ Hinata-sama, Neji-sama ha llegado.

_ Hazle pasar_ fue todo lo que dijo al tiempo que se levantaba para recibir a su primo.

Hyuuga Neji presentaba el mismo porte que recordaba desde la última vez que lo había visto en persona, años atrás. Altivo, arrogante e intimidatorio.

Pero ella ya no era aquella muchacha de trece años que se dejaba avasallar y amedrentar. Permaneció de pie detrás de su mesa y con la vista fija en aquellos ojos tan iguales a los suyos.

_ Onisan_ saludó.

_ Hinata-san_ para ella no pasó desapercibido que ya no usaba el sufijo de máximo respeto, después de todo ambos ostentaban ahora el mismo puesto. Ambos presidirían aquella fusión.

_ Estos son los documentos_ dijo la mujer extendiéndoselos_ los he firmado. ¿Y tú?

Neji le aproximó los papeles en donde se encontraban las condiciones expuestas por Hinata, su firma lucía al final.

_ Bien, supongo que todo está arreglado ahora _ dijo ella.

_ Debes de sentir que has caído muy bajo ¿no?_ habló por primera vez el hombre _ la rama principal teniéndose que unir a la secundaria en igualdad de condiciones. Abrumador.

Hinata vio como en los labios de su primo se formaba una sonrisa irónica.

_ Entonces tú debes de sentirte muy frustrado _ contraatacó ella_ teniendo que trabajar mano a mano con aquellos a los que tanto aborreces.

La sonrisa del hombre se borró de un plumazo, pero aún así no de achicó.

_ Al menos mi vida no se desmorona por cada esquina_ soltó. Hinata sabía a lo que se refería, apretó los dientes intentando calmarse.

_ Ya me has entregado los papeles y ya has dado tu opinión sobre temas que no te conciernen _ se sentó en su enorme butaca_ ahora puedes irte.

_ Nos veremos pronto_ dijo él dándose la vuelta.

_ No sabes la ilusión que me hace_ ironizó ella viéndolo cerrar la puerta.

Apoyó los codos sobre la mesa y reposó su cabeza en sus manos. Nada podía ir peor.


Introdujo la llave en la puerta de su imponente casa y entró. Al instante se dio cuenta de que la luz del enorme salón se encontraba encendida. Se dirigió hacia allí y le vio, estaba de espaldas metiendo algunas cosas en cajas.

_ ¿Qué haces aquí?_ preguntó apoyando su bolso y sacándose la chaqueta.

El misterioso hombre se giró y le dedicó una sonrisa. Hinata frunció el ceño y se dirigió a la cocina.

_ Esta también es mi casa_ respondió el siguiéndola.

_ Técnicamente, ya no_ replicó ella abriendo la nevera _ ¿A qué has venido?

El hombre mostró una clara molestia por la frialdad con la que Hinata lo estaba tratando.

_ Tenía que recoger algunas cosas_ hizo una pausa y se acercó a ella_ Hinata…

La mujer retrocedió automáticamente. Sabía lo que el hombre pretendía porque ya había sucedido más veces. No podía permitir que se le acercase, que la convenciese con bonitas palabras y reconfortantes caricias. No podía. Porque si lo dejaba introducirse un poco más en su espacio vital volverían a lo mismo de siempre, y ella no quería eso. No lo quería.

_ No_ dijo ella.

_ Vamos_ el hombre alargó la mano para tocarla pero ella la apartó_ podemos hacer que funcione. Lo sabes. Solo ha sido una mala época, podemos…

_ No_ repitió ella_ no podemos. No puedes. Esta conversación la hemos tenido miles y miles de veces y nunca ha funcionado. Eres libre, sólo firma los malditos papeles del divorcio y ya está.

_ No quiero el divorcio y lo sabes. Y tú tampoco.

_ Cierto. Cuando me casé no entraba en mis planes divorciarme, pero tampoco entraba en mis planes que mi marido compartiese cama con toda mujer que se le cruzase por delante_ respondió ella. Hablaba calmada con la seguridad que le daba haber mantenido aquella conversación tantas veces_ lo hemos intentado. Bueno, yo lo he intentado. Te perdoné la primera vez, ilusa por pensar que cualquiera puede cometer un error. Te perdoné una segunda, porque supongo que el amor nos hace idiotas. ¡Por Dios! Te perdoné una tercera y una cuarta vez sin si quiera saber porque lo hice_ endureció la mirada y habló sin pestañear_ pero se acabó.

_ ¿Estás segura?_ dijo él.

_ Sólo firma los papeles y dáselos al abogado de una vez.

_ Esto no tiene que ser así.

_ Se acabó Pein_ dijo ella dándole la caja que antes estaba recogiendo él _ lárgate. Espero que tengas todas tus cosas ya porque mañana mismo cambiaré la cerradura de la puerta. Esta ya no es más tu casa. Yo no soy más tu mujer. Y tú ya puedes acostarte con cuantas mujeres desees ¡Oh! Espera, eso ya lo hacías_ ironizó_ Vete.

El hombre la miró una última vez mientras ella sostenía la puerta de salida. Sin pensarlo hizo un último comentario hiriente.

_ Dime Hinata ¿cómo se encuentra Neji?

Ella apretó la mano con fuerza en la manilla y no respondió. Cerró con un portazo cuando Pein se fue y caminó hasta la cocina. Recordó las palabras dichas por Neji solo para hacerle daño.

"Al menos mi vida no se desmorona por cada esquina"

Bebió un vaso de agua y apoyó las manos sobre la encimera, dejando su cabeza baja.

La mía sí, pensó, la mía sí.


Esto es solo el prólogo :) espero vuestras opiniones.

¡Hasta pronto!