DISCLAIMER: D. Grey Man no es mio, soy una fan escribiendo para fans.
Hace muchos años Allen disfrutaba de mirar la luna llena y las estrellas iluminando el cielo y aun hasta hace poco era una de sus pasiones, pero no esta noche. La luz de la luna llena brillaba intensamente a través de la pequeña ventana de su habitación hasta la flor de loto en la mesa pegada a la pared.
"Moyashi" – Susurró una voz a su espalda. "¿Es el bebé?" – preguntó besando el cuello pálido y pasando su mano por el extendido estomago.
"El bebé está durmiendo BaKanda, no te preocupes vuelve a dormir"
"Deja de ver la flor, tu eres el que debe dejar de preocuparse, aun no voy a morir Moyashi" – Allen se sonrojó por haber sido descubierto, las manos de Kanda se dedicaron a acariciar la extensión de blanca piel por un momento sintiendo como el cansancio lo arrastraba de nuevo a la inconciencia. El chico de cabello blanco buscó la calidez del otro cuerpo tratando de volver a dormir.
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"BaKanda… Kanda" – Llamó Allen con desesperación cuando la mañana hubo llegado y el sol decidía salir. Kanda abrió sus ojos negros con lentitud, estaba un poco cansado luego de una larga misión y su pequeño amante se negaba a dejarlo dormir.
"¿Qué quieres Moyashi?" – Preguntó con enojo.
"Quiero ir al baño y no puedo levantarme" – Contestó el menor con un puchero, el japonés estuvo a punto de echarse a reír pero sabía que su pequeño Moyashi estaba un poco molesto por haber perdido todas sus habilidades físicas desde que había pasado la marca de los seis meses de embarazo y ahora con ocho meses encima el chico no era mas que una pelotita de playa.
"Baka" – Kanda se levantó de cama mientras sentía los ojos color plata siguiendo los movimientos de su cuerpo semi desnudo, su cabello suelto un poco revuelto por las horas en la cama.
Una vez que Allen entro tras la puerta del baño tocaron la puerta tres veces, el samurai hizo su camino hacia la puerta de metal dejando pasar al científico loco. Komui abrió la puerta del todo entrando a la habitación con una sonrisa fijando sus ojos en la pequeña cuna y la mesa de cambio mirando luego a los ojos negros, estremeciéndose bajo la mirada asesina y de pocos amigos.
"Tienes una misión, el vaticano tiene pistas de la aparición de un Noah en Alemania y como Allen está fuera de combate es tu obligación, Lavi irá contigo"
"¿Cuándo debo partir?" –
"Esta tarde, esperamos que la duración sea de tres semanas… lo siento Kanda"
"Es mi trabajo idiota, no necesito tu lastima" – Kanda contestó con enfado, Komui se echó a reír "Estaré aquí para el nacimiento de mi hijo, eso es lo que cuenta" – Susurró el japonés señalando la puerta con la punta de su espada.
Kanda estaba acostumbrado a la soledad de su vida en general pero desde que el peli plateado se le había declarado eran pocos los momentos que tenia para meditar o estar solo pero una vez que se había acostumbrado a la presencia de su infantil amante no podía dejar de pensar en el chico.
La única cosa suya que adornaba la habitación lo atrajo nuevamente una vez que Komui hubo cerrado la puerta, la solitaria flor que no había hecho más que traer desgracias. Su vida se estaba acortando rápidamente, solo tres pétalos restaban por caer; la mayoría había caigo durante la batalla final entre los exorcistas y el conde, habían triunfado pero no todo había terminado, Akumas todavía rondaban por el mundo comandados por los Noah que lograron huir de la batalla.
Poco después de esta batalla, Allen había anunciado a su amante y a sus amigos su extraña e inusual condición, el chico por primera vez en mucho tiempo había sonreído verdaderamente tocando con ternura su aun plano estomago, Kanda había saltado de su puesto arrastrando a su Moyashi hasta la habitación para besarlo con fuerza.
Una patadita lo sacó de su tren de pensamientos, Kanda se dio la vuelta sonriendo levemente cuando Allen se dio la vuelta en sus brazos acercándose lo más que pudo en el abrazo haciéndole sentir los movimientos y golpes de su bebé.
"Tengo que irme a una misión esta misma tarde" – Los ojitos plata se llenaron de lagrimas rápidamente, Kanda rió por lo bajo. "Controla esas hormonas Moyashi, no es nada peligroso así que no tienes de que preocuparte"
"¿Vendrás a tiempo?"
"Baka, no me lo perdería por nada en el mundo"
"Lenalee y yo iremos a hacer las ultimas compras cosas, Komui quiere que dejemos todo en esta habitación mientras remodelan mi antiguo cuarto, la orden no esta hecha para niños" – Explicó Allen con una calida sonrisa, el brillo del embarazo lo hacia ver mas joven que sus 22 años.
"Ten cuidado y no actives tu inocencia, deja que Lenalee se encargue de cualquier problema no quiero que te canses"
"Lo se, lo se… no soy un completo inútil sabes, solo voy a tener un bebé"
"Lo que sea, Moyashi" – Allen hizo un puchero golpeando el pecho de su samurai antes de caminar a través de la pequeña habitación para salir, Kanda suspiró tomando a mugen en sus manos para comenzar su entrenamiento y meditación antes de irse lejos de casa.
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Kanda encontró al menor en la cafetería pocas horas antes de irse, el chico estaba sentado con sus dos mejores amigos cubriendo la mesa con alrededor de cien platos, de por si el chico ya comía demasiado, con el embarazo Jerry tenía suerte de quedarse con un plato para los demás habitantes de la orden.
"BaKanda" – El chico gritó al mismo tiempo que se metía a la boca un pedazo de pan, Kanda hizo una mueca tomando asiento al lado de la chica que antes amaba a su querido Moyashi.
"Pedí un poco de soba para ti" – Dijo el menor con la boca llena de comida, Kanda le lanzó una mirada amenazadora. "Si lo se, los modales" – Refunfuño Allen pasando el plato de comida japonesa.
Kanda terminó su comida en silencio esperando que Lavi hiciera lo mismo para poder partir, entre mas rápido se marcharan mas rápido terminaría la misión y el podría regresar a casa antes del nacimiento.
"Ya es hora" – Murmuró el pelirrojo, Kanda asintió tomando a Allen de la mano para llevarlo un momento a una habitación cercana, cerciorándose primero que esta estaba vacía.
"Regresaré lo mas pronto posible, trata de dormir en las noches y no mires esa flor, no me hagas volver a darte una paliza baka Moyashi, cuídate"
"Lo se, vuelve pronto" – Kanda se inclinó para besarlo, delineando su labio inferior pidiendo acceso, Allen gimió agarrándose con fuerza del abrigo negro; Kanda terminó el beso antes de que fuera demasiado tarde arrodillándose frente al menor para depositar un par de besos en su estomago.
P.D
yo de nuevo, si yo se que tengo miles de historias sin terminar y que voy a terminar... espero.... pero tengo esto en mi mento desde hace ya meses y hasta ahora estoy escribiendo ya voy casi a la mitad, iba a ser un one shot pero voy a dividirlo en pocos capitulos porque si no se hace muuucha letra en un solo espacio y eso como que cansa la vista a veces
pero bueno espero que les guste y nos vemos luego!