Titulo: They say all's fair in love and war

Summary: Edward es un cantante despreocupado que lleva una vida de lujos y romances esporádicos. Su vida transita de fiesta en fiesta, ¿Pero que sucederá cuando conozca Bella, una camarera que lo detesta? Desde que la vio en ese pequeño bar de New York solo tiene un objetivo, conquistarla. TH

Todos los personajes de esta historia pertenecen a la genial Stephenie Meyer, yo solo los tomo prestados un ratito :D

Espero que les guste, nos leemos más abajo



Capitulo uno

Pero, ¿Qué pasa contigo?

Bella caminaba de un extremo al otro del bar. Era viernes por la noche, el día más abrumador para la nueva camarera del elegante club situado en una de las tantas esquinas de la ciudad de New York.

Estaba orgullosa de al fin haber podido encontrar un trabajo donde sus estudios universitarios no molestaban. En cada empleo que había solicitado ponían una mueca al escuchar sus horarios de clases, salvo, claro, en un club. ¿A quién le importa lo que hagas de día mientras puedas acarrar una bandeja lo suficientemente alto de un lado al otro?

Bueno, lo de la bandeja había sido un problema para Bella. En realidad, para su equilibrio. Era una de esas personas que, con mucha mala suerte, nacían con dos pies izquierdos... y sus manos tampoco ayudaban mucho. Y bueno, mantener la bandeja derecha fue todo un desafío y más aun cargada de relucientes copas de tragos de todos colores. Si su padre la hubiera visto ella sabría exactamente cual seria la expresión de su rostro.

Bella estaba segura de que hubiera soltado un bufido y nunca hubiera creído que su hija, ahora, llevaba elegantemente una bandeja cargada de dos martinis secos y un cosmopolitan (N\A: Estamos en New York chicas, ¿Cómo no va a aparecer un cosmopolitan?). Bella suspiro al recordar a su padre.

Charlie Swan había fallecido hacia un par de años en un violento asalto a un banco. Era un policía de civil que iba a recoger su paga cuando un par de maleantes entraron al banco reclamando dinero. Y claro, policía o no, el hombre tenia su genio y con un arma en el cinturón no vaciló al defender la vida de todos los demás presentes. Aunque el hubiera caído en el medio.

Y Bella lo extrañaba demasiado.

Había vivido con él los últimos años del instituto, ya que su madre, la alocada Reneé se había vuelto a casar y Bella no quería incomodarla. Pero Charlie nunca había llegado a ver a su hija entrando a la universidad ni la vio cargando orgullosamente la bandeja de moza en su primer trabajo.

"Y nunca lo hará" se dijo a sí misma mientras dejaba las bebidas sobre una de las mesas. La mujer rubia fingió desinterés mientras colocaba el cosmopolitan en su lugar y los dos hombres sonrieron a Bella.

Eran guapos y Bella no pudo negarlo. ¿Cuál de los dos estaría con la mujer? ¿O serian los dos? Bella negó con la cabeza y disperso esas ideas de su mente. Trabajar en clubes tan movidos le llenaban la cesera de lo que ella consideraba estupideces.

Volvió a su trabajo, llevar la bandeja y recordar los pedidos de cada cliente resultaba algo difícil si ibas pensando en otra cosa. Y más con lo despistada que era Bella.

Los primeros días tuvo que concentrarse en cada paso que daba. En ese momento estaba mas confiada, ahora conocía los peligros del club... los lugares donde era mejor no pasar y donde solía resbalarse. Sabia que debía cuidarse de las corridas y las personas que no pensaban en ella a la hora de caminar por el pasillo o levantarse de sus lugares.

Si, había adquirido experiencia después de haberse bañado varias veces en.. whisky, cosmopolitan, champangue, hasta en ron... un loco que solo bebía eso. Puaj. En varias ocasiones el alcohol se había adherido a su ropa y mientras viajaba en tren hacia su casa olía como un borracho.

Pero ahora lo controlaba. O eso creía.

Camino lentamente por uno de los pasillos peligrosos. Casualmente tenia mala memoria para los pedidos pero no para las situaciones embarazosas. Casi podía recordar cada una de las veces que la bandeja y su contenido no habían terminado donde debían. Bueno y ese pasillo era un lugar con altas probabilidades de accidentes, también era buena en matemáticas.

Apretó un poco el paso y volvió a la barra. La cruzó y ingresó al sector de empleados. Necesitaba un momento para tomar aire. Las piernas le dolían y sus pies adoloridos gritaban desde dentro de sus zapatos de tacones altos. Otra cosa mala para el equilibrio.

Emmett, el dueño del bar, había insistido en que los tacones altos no debían suponer un gran desafío para alguien como Bella. Claro, claro que no la conocía. Bella maldijo entre dientes y entorno los ojos. ¡Hasta había llegado a suplicarle a Emmet que la dejara usar sus zapatos bajos! Y con eso solo se había ganado una cuota gratis y de por vida de las bromas de su jefe.

Emmet era un caso particular. La primera vez que Bella lo vio, en su entrevista y después de recorrer varios bares y clubes que estaban publicados en la zona de empleos del diario local, casi se cae del susto. Pensó por un momento salir pitando de allí pero luego lo vio sonreír.

Era extraño. Emmett era gigante, todo músculos, altísimo. Pero cuando sonreía se le formaban dos simpáticos hoyuelos en la comisura de sus labios y eso lo hacia lucir como un niño encerrado en un cuerpo de adulto. Y sus bromas, confirmaban esa teoría.

"Definitivamente suplicar no fue una buena idea" repitió Bella en su mente mientras se preparaba para una hora mas de aquel infierno de tacones altos.

Recordó la cara de Emmet cuando inconcientemente y apelando a la piedad, Bella dibujo un puchero en sus labios para intentar convencer a Emmet. No lo logró. Lo único que consiguió fue su risa estruendorosa y su nuevo apodo. Pucheritos. Bien. Y Emmett había asegurado que le conseguiría una nueva camiseta para su uniforme de trabajo, donde dejara bien en claro su apodo.

Bella se llevo las manos la cara, respiro profundamente y después de unos segundos y con firme determinación, levanto la bandeja y ella misma se irguió sobre sus pies para volver a la carga.

"Solo es una hora"

Le gustaba su trabajo. Y estaba orgullosa de poder llevarlo también, teniendo en cuenta de que estudiaba Literatura en la universidad. Pero había logrado equilibrar las horas de sueño, de trabajo y de estudio muy eficientemente. Hasta podía llegar agregar algunas de ocio. Y no era por que a Bella no le gustara divertirse, sino por que era muy responsable.

Ja, justo como a su madre le gustaba llamarle. Siempre repetía una y otra vez que Bella había nacido con treinta y cinco años y cada año se volvía más adulta.

Un par de pedidos mas tarde, Bella se concibió un minuto para pasar por el servicio de mujeres. Abrió la pesada puerta con una mano y se adentró en el pequeño cubicuelo. Había dos mujeres mas allá, enfrascadas en una conversación. Una lloraba desconsoladamente. Decidió que no era un buen momento para meterse, además no las conocía. Se miro al espejo un segundo.

La camiseta apretada con el logo del bar no le quedaba tan mal. Acentuaba sus escasas curvas y le daba un toque de sensualidad que nunca se hubiera animado a llevar. Seguramente, si Bella se hubiera probado una remera así en una tienda nunca la hubiera comprado y menos, se la hubiera puesto.

Se observó al espejo y se ruborizó. Sino fuera por Emmett y su maldito uniforme no le dolerían los pies y tampoco se sonrojaría así. Movió la cabeza hacia los lados varias veces. Sus ojos cafés relucían todavía, aunque estaba agotada por una semana interminable y empezaba a dolerle la cabeza.

Otro punto en contra para su trabajo. La música no era buena cuando tenias una jaqueca.

Bella decidió no pensar en eso, y si en su cheque próximo a llegar con su paga del mes, y tomó la bandeja.

Recorrió las primeras mesas con una sonrisa medio fingida. Así le gustaba llamarla a ella. No era del todo fingida por que se esforzaba... solo un poco. Pero tampoco lo suficiente como para que fuera una sonrisa sincera. Pero para ella era suficiente. Y punto.

Un hombre levanto la mano desde una de las mesas mas alejadas. Esas que son mas privadas y donde es mas difícil distinguir las copas por la iluminación mas tenue. Caminó con paso decidido hasta la mesa donde la solicitaban.

Una voz profunda le pidió la cuenta. Volvió a la barra y le pidió a Mike el ticket para la mesa 11.

-Ey, Bella.. ¿Qué es lo que haces al salir de aquí? - dijo levantando una ceja, tratando de sonar provocativo. A Bella casi le dan arcadas.

-Pienso tener un hermoso encuentro con mi cama

-No seas aburrida

-Estoy molida..

-Como tu digas - dijo algo decepcionado. Sus ojos celestes se volvieron a concentrar en la pantalla del computador, solo para que Bella no distinguiera la decepción es sus ojos. Pero ella no era tonta y sabía perfectamente lo que hombre rubio y ojos claros que estaba a su lado sentía. Solo que ella prefería mantenerse alejada de él. Ella solo se preguntaba por que los hombres no pueden entender las indirectas. Ella solo deseaba ser su amiga. Mike no la atraía ni pizca. Y eso era ser muy generoso.

-Cuenta para la mesa 11... - dijo extendiendo el ticket. Cuando Bella alargó el brazo para tomarlo, Mike tomó su mano y la miró con sus ojos celestes - solo piénsalo, Bella.

-OKOK. - No tenía nada que pensar. Mike se estaba volviendo una mosca pesada y ahora ni como amigo lo quería Bella.

Suspiro y volvió a la mesa 11. Donde, gracias alguna luz que ahora estaba encendida, podía ver la cara del hombre. Era apuesto, elegante y parecía desencajar con su caro traje negro. Su brazo rodeaba codamente la cintura de una mujer vestida con un apretado conjunto rojo. Bella la observo un momento. Era rubia y su larga nariz le daba un toque de... rareza. No era bonita pero tampoco era fea.

Cuando Bella llego hasta la mesa, el hombre separó por un momento su brazo de la cintura de la mujer, tomó el ticket y luego, revolvió en la billetera. Le tendió a la camarera un poderoso billete de cien dólares.

-Quédate con el vuelto

Bella no podía creerlo. Gracias que habían gastado la mitad de ese dinero en el club esa noche. Bella se atrevía a decir que menos de la mitad. Se le desencajó la mandíbula pero tomó el dinero y volvió a la caja agradeciéndole al hombre.

-De nada... espero volver a encontrarte aquí, .. - entornó los ojos para descifrar las pequeñas letras que Bella llevaba en un costado de la camiseta - ¿Bella?

-Oh, si claro - dijo. Volviendo a observar la camiseta que llevaba impreso su nombre. A Bella le resultaba extraño que la gente ya no preguntara su nombre, sino que directamente leyera la camiseta.

"Solo intentan demostrar que no son analfabetos" Bella bufó en su interior.

Con los cincuenta dólares en un bolsillo y la bandeja en la mano Bella comenzó otra ronda. La mesa ocho rápidamente la solicito y volvió con dos martinis listos.

Pero cuando solo le faltaban dos pasos para llegar y ya podía imaginarse dejando las delicadas copas sobre la mesa, el hombre de la mesa siete corrió su silla hacia atrás sin mirar.

Y precisamente la mesa siete se encontraba enfrente a la ocho. Y precisamente Bella se encontraba parada con la bandeja en su mano derecha y dos maritinis sobre esta, parada en el medio del pasillo que separaba las dos mesas.

"Mierda" Pensó Bella en cuanto sintió el golpe de la silla en su muslo y trastabilló. Por un momento pensó que tenia todo controlado, pero estaba equivocada.. Muy equivocada. Cerró los ojos y esperó el golpe contra el piso. Pero nunca llegó.

Lo que si llego fue un frío baño de Maritinis.

"Justo lo que me faltaba"

Bella abrió los ojos para encontrarse con unos color esmeralda surcando su rostro. El hombre que había corrido, irresponsablemente agregaría Bella, la silla desde la mesa siete hacia la mesa ocho la había agarrado de la cintura y la sostenía para que no golpeara el piso.

Bella de repente se sintió volver a la realidad. Percibió el fuerte agarre del brazo del hombre en su cintura y un extraño cosquilleo que le causaba el contacto de su piel fría contra la suya.

Bella se irguió y miró con mala cara al hombre.

-Lo siento.. Yo. - su voz aterciopelada acompañaba perfectamente su rostro que parecía cincelado en piedra.

Bella recorrió con la mirada sus líneas perfectamente rectas y varoniles. Su nariz alargada, su mentón duro, sus largas pestañas, el color níveo de su piel y por ultimo, se permitió echarle una mirada a sus ojos esmeraldas. Soltó todo el aire de una vez.

-No importa, señor. Todo esta arreglado

-¿Señor? - dijo levantando una ceja.

-Señor - repitió Bella, preguntándose interiormente que le pasaba a ese tipo.

-¿No sabes quien soy?

-Yo.. no. - ¿Quién mierda era?

Se rió. Con su risa melodiosa.

-Escucharte, este..Tanya? Tina? - movió la mano como haciendo que no importaba. Bella cayó en la cuenta de que se refería a su acompañante -.. no sabe quien soy

Por primera vez, Bella se fijo en la mujer que estaba en la mesa. Era.. Como explicarlo. Bella pensó que era una modelo cuando la vio bajo las tenues luces del club. Tenia facciones de modelo, por supuesto. Su cuerpo era escultural y su rostro... perfecto. Enmarcado por un brilloso cabello pelirrojo digno de cualquier propaganda de shampoo. Y ese cretino ni siquiera sabia su nombre. Y en cima, era tan arrogante como para pavonearse que Bella no lo conocía.

Ella se desvenia los sesos pensando quien era hasta que lo escuchó y soltó lo primero que se le vino a la mente. Obvio, sin tener en cuenta de que era su cliente.

-Pero, ¿Qué pasa contigo? - dijo levantando una ceja..


Hola! Bienvenidos a otra de mis locuras!! jaja. Esta vez, decidi no tomar ningun tema complicado y vamos a ver que pasa con esta nueva version de Bella y Edward.

En serio, deseo con toda mi alma que les guste :d y claro, ustedes saben que los reviews son mi paga.. asi que no se olviden de apretar el botoncito verde de mas abajo..

Pero antes de despedirme tengo que agradecerle a un par de personitas por siempre apoyarme!

Vampire Princess, Rosa Cullen Facinelli, katlyn cullen, DeMorcef y Bella de Cullen Swan (perdon si me olvido de alguien pero ya borre la otra historia jiji).

Muchisimas gracias,

y nos estamos leyendo,

Charlotte-1208

PD: Vampire Princesss: Oh!! Se me paso, perdon perdon perdon. En el momento que lo lei no me andaba el msn y lo deje para despues.. y asi termino y me olvide!. Lo peor de todo es que perdi ese mensaje..se borro o algo asi.. Por lo que, estaria tremendamente agradecida si me volves a mandar tu mail. Y con respecto al argumento de la otra historia, no puedo mandarte mensaje. Me parece (aunque no tengo idea de estas cosas) que tenes una opcion en el perfil que se llama Private Messaging desabilitada y por eso no te puedo siempre, muchisimas gracias!