"True Choice"
Capitulo 4.
De aquel frío día de diciembre, ahora solo quedaba el recuerdo.
Cuatro años habían transcurrido desde que los viajeros habían llegado a su destino. Cuatro años desde que habían entablado relación con la joven madre de quien en su tiempo había sido el mago oscuro más grande, más poderoso, más temido de la historia.
Cuatro años desde que se habían asentado en el pasado, dispuestos a vivir una vida normal por el máximo de tiempo posible, vigilando, cuidando y protegiendo, nunca olvidando la misión que les había traído hasta este lugar, hasta este tiempo.
Su misión.
Si bien su misión era lo que les había traído hasta este lugar, no podían simplemente olvidar todo lo que habían dejado atrás. Siempre recordando que es lo que los había traído hasta acá, recordando todo lo que habían tenido que abandonar en pos de lograr su objetivo, todas las vidas que estaban salvando con su misión, el mundo que estaban esperando cambiar con sus acciones. La esperanza era lo que les mantenía avanzando cada día, cada mes.
Había días en donde las cosas parecían difíciles, en donde recordar todo lo que habían vivido les dolía demasiado, donde no podían dormir pensando en toda la gente que había muerto, en todos aquellos a los que habían defraudado al esconderse y desaparecer, en todo ese mundo que al final habían dejado por su cuenta.
A veces no podían evitar pensar que habían abandonado todo solo para salvarse a ellos, pero ese pensamiento no duraba demasiado, siempre que veían a Merope lo entendían mejor, se daban cuenta de que lo que habían hecho había sido mucho más grande que ellos mismos, mucho más importante.
Pero cuando no sabían que sentir aparte de tristeza y algo de nostalgia, recordaban el hecho de que por lo menos se tenían los unos a los otros, tenían la esperanza de que habían logrado salvar a Merope, de que ella sería la primera vida dentro de la enorme lista de gente que pretendían salvar. Con ese pensamiento lograban conciliar el sueño, lograban seguir con sus vidas lo mejor posible.
No sabían por cuanto tiempo estarían aquí, no sabían hasta cuando tendrían permitido intervenir con la línea temporal, hasta cuando esta existencia que llevaban les dejaría estar junto Tom y Merope, y curiosamente, a pesar de que muchas veces parecían estar cansados como para seguir con todo este plan, la idea de dejar atrás a los últimos descendientes de Slytherin les dolía. Inevitablemente se habían encariñado con ambos, con la vos suave de Merope y con los ojos brillantemente celestes de Tom.
El nacimiento del hijo de Merope había sido el principio de todo, decisiones tenían que tomarse, precauciones y cuidado, no podían simplemente dejar de lado todo una vez nacido el bebé, era ahora que la verdadera misión comenzaba. Al poco tiempo de haber nacido el joven Tom Riddle, Hermione había decidido de que si querían quedarse en el pasado y a su vez ayudar a Merope, debían encontrar alguna forma de hacer la vida de la bruja, y la de ellos más fácil. El hecho de tener un lugar en donde vivir y un trabajo para mantener dicho hogar se volvió la meta que debían lograr en el menor tiempo posible.
De inmediato fueron descartados lugares en el mundo muggle, Hermione y Harry sabían que estaban demasiado cerca de las fechas en las que la Primera Guerra Mundial arremetería en contra del mundo, no podían arriesgarse a que algo pudiese pasarle a Merope y a Tom si es que decidían vivir entre los no mágicos, en especial sabiendo perfectamente el desastre que caería sobre los muggles durante ese tiempo. Así que descartada esa opción, comenzaron a barajar las otras posibilidades. Vivir en el mundo mágico sería mas fácil, más seguro para todos ellos.
Tras mucha meditación y discusiones, había sido Ron el que había salido con la idea de poner una tienda, la que no solo serviría como ingreso para Merope, si no que también como un medio para que ellos tuviesen algo que hacer durante el tiempo que estuviesen en el pasado, un lugar en donde poder ocupar su tiempo, un lugar en donde poder distraerse y al mismo tiempo mantener un ojo atento a la sociedad y a la misma Merope.
- Después de todo, por lo que sabemos hay muchos terrenos vacíos en Hogmeade y en el Callejon Diagon, podemos ver algún terreno en cualquiera de los dos lugares, así Merope puede integrarse en la comunidad mágica, y Tom puede crecer rodeado de gente como él.
"Así Tom puede tener una vida normal" habían sido las palabras que el pelirrojo no había dicho, pero que sin embargo sus dos amigos habían leído entre líneas.
Todos encontraron la razón en las palabras del pelirojo, así que después de unos papeleos rápidos, y de una inversión monetaria de parte de Harry y compañía.
Merope Riddle pasó a ser la dueña de una preciosa librería ubicada en Hogmeade. La tienda funcionaría como librería en todo el primer piso, dejando así el segundo piso como hogar para la joven madre, la que ayudada por los viajeros había ampliado cada rincón para hacerla cómoda y hogareña. Era la primera vez que tenía un hogar que era realmente suyo y de nadie más, una familia a su lado y amigos dispuestas a ayudarle en lo que pudiesen.
Merope podía decir sin dudarlo siquiera, de que después de mucho tiempo, después de haber vivido la vida que había tenido hasta ese momento, al fin era feliz.
- Este es el principio de nuestra aventura - había dicho Hermione casi a modo de broma, sabiendo que muy en el fondo, esas palabras eran verdad.
La aventura recién comenzaba, y quizás, sería la más importante de sus vidas.
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- No se realmente si estoy preparada para hacer algo como eso - le dijo Merope a la otra bruja. Ambas se encontraban sentadas en el comedor, sus tazas de té humeando sin haber sido tocadas si quiera una vez.
- Hemos esperado bastante para hacerlo, estábamos esperando a que estuvieses lista. - le respondió Hermione, porque ella entendía. Entendía que Merope estuviese insegura de todo eso, era entendible, tomando en cuenta lo que le estaban pidiendo que hiciera, pero era algo que tenía que hacerse, un secreto menos que el pequeño Tom tendría que descubrir, un secreto que no sería secreto, y que por tanto no condicionaría su vida, un secreto menos que podría llevarlo por un camino oscuro y peligroso para el futuro de todos. Hermione sabía que Merope estaba consciente de lo importante que sería.
- Lo se, lo se, pero...
- Es algo grande, lo sabemos - dijo esta vez Harry, adentrándose en la sala, el de ojos verdes venía con Tom en brazos, el niño tenía un semblante serio a pesar de su edad, sus ojos celestes clavados en el rostro de Harry, casi como si buscara algo. Merope simplemente no pudo evitar sonreír al verlos, aquella sonrisa que siempre le dejaba cierta emoción extraña a Hermione, como si Merope supiera algo más que no les había dicho, algo que le carcomía de curiosidad, pero que de cierta forma tenía miedo de preguntar. - Pero es algo que es tuyo solamente...
- Algo que te pertenece a ti y a tu hijo, y que a largo plazo hará las cosas más fáciles para ambos - dijo Hermione, lo que le gano la atención del pequeño Tom, el que siempre parecía estar atento a las palabras de las personas a su alrededor, ya fuesen "sus tíos" o los clientes en la tienda, las voces siempre parecían hacerle entrar en una clase de trance, en donde parecía incluso analizar tu propia alma con sus ojos celestes. La castaña simplemente sonrió y le extendió los brazos a Harry para que este le entregara al niño, el que de inmediato se aferró a su cuello y comenzó a jugar con unos mechones de cabello de Hermione, el que parecía fascinarle tanto como los ojos de Harry o las pecas de Ron, esos detalles que marcaban la identidad de cada uno de los viajeros y que Tom parecía adorar en su propia manera.
Tom Riddle desde el principio había sido un niño especial, Harry y compañía habían sabido eso desde mucho antes, después de todo, esa era una de las principales razones por las que estaban aquí. Tom había pasado de ser un bebé tranquilo, a ser un niño tranquilo, lleno de una curiosidad que lo llevaba a estar siempre cerca de Hermione o de Harry, los que pasaban casi todo su tiempo leyendo o revisando papeles, siempre hablando, siempre diciendo cosas que si bien el pequeño no entendía del todo, parecía seguir con demasiada atención.
A Tom le gustaba mirar los juegos de ajedrez entre Harry y Ron, le gustaba ver como el pelirrojo parecía ganar sin dificultad alguna, como siempre reía victorioso con cada derrota del de ojos verdes. Tom quería aprender a jugar ajedrez como el pelirrojo, el que siempre se veía seguro y con una sonrisa picara ante cada uno de los movimientos de sus piezas.
Le gustaba escuchar a Hermione deletreandole palabras, enseñándole cosas, mostrándole libros. Hermione con su cabello rebelde y suave, con sus voz firme y sus manos delicadas pero llenas de pequeñas cicatrices. Al pequeño Tom le encantaba escucharla y aprender de ella, le gustaba tocar sus manos y sentir la magia de la bruja en cada uno de sus dedos.
Y por sobre todas las cosas, Tom amaba escuchar la voz de su madre narrando aquellos fantásticos cuentos, contándole sobre aquel pasado que había marcado para siempre a su familia completa, diciéndole con dulces palabras que Tom era alguien especial, que sin importar lo que hiciera en el futuro, estaba hecho para cambiar el mundo. Y si alguno de sus tíos escuchaba esas ultimas palabras, no podían evitar desear con todo su ser, de que esta vez, las cosas salieran bien. Que Tom llegara realmente a cambiar el mundo, pero no de la forma que había cambiado el mundo de ellos.
- Esta bien, lo haré - fueron las palabras definitivas de Merope, después de todo, ellos tenían razón. Recobrar el verdadero valor de su herencia familiar le daría a ella y a Tom una seguridad que solo el estatus podía lograr, y ser la madre del ultimo heredero Slytherin les daría eso.
Un estatus que ninguna otra familia podría negar nunca.
- Eso es lo que quería escuchar. - le devolvió Hermione sonriendo, sintiendo como el pequeño Tom reía contra su cuello, sabiendo que de seguro Harry estaba haciéndole caras graciosas a su espalda - Vamos Tom, aun tenemos un libro que terminar.
- Ya no me sorprende que le guste tanto aprender cosas - dijo Ron apareciendo de la nada y deteniéndose junto a Harry, el que simplemente sonrió de medio lado.
- Era de esperarse. Creciendo en una librería y teniendo a Hermione influenciando su vida, era un resultado lógico.
- Toda la razón amigo, toda la razón.
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Harry podía sentirlo, cada vez que Tom le miraba con sus atentos ojos claros, cada vez que el pequeño tomaba su mano podía sentir una chispa en el núcleo de su magia, en lo profundo de su ser, un algo que parecía empujarle hacía Tom, o quizás era algo en Tom que tiraba de él. No estaba muy seguro de que se trataba, pero era algo lo suficientemente poderoso que siempre le hacía tambalearse, que de cierta forma le hacía perder el sentido del donde y el cuando se encontraba, que con tal de que estuviese el pequeño Tom atento a cada una de sus palabras, o sintiéndole cerca, el mundo estaba en paz. El se sentía en paz.
Irónicamente era Tom quien más parecía calmarle.
Irónicamente Tom parecía haberse convertido en su eje.
Harry se lo había contado a sus amigos, a estas alturas ya no existían secretos entre ellos, tomando en cuenta que toda su existencia pendía de un hilo cualquier cosa que les sucediera debía ser discutida entre los tres, después de todo, ellos eran los primeros que habían logrado algo como esto, y sabían que las únicas personas que quedarían de testigos al final, serían Merope y Tom, porque ni siquiera ellos mismos estarían para contar la historia de su aventura.
Harry y la conexión con Tom pareció no sorprender a nadie.
Hermione había intentado explicar todo esto de una manera que pudiese ser entendido por todos, que pudiese darle sentido a Harry, pero igualmente era difícil de entender, o quizás simplemente era imposible.
La castaña había dicho que era alguna clase de reacción de parte de Harry hacía Tom, una clase de eco desde el Tom de su tiempo, desde Lord Voldemort lo que llevaba a Harry a estar irrefutablemente atraído de alguna forma hacia el pequeño. Lo que al final seguía sin tener sentido ya que Harry nunca había estado "atraído" por Lord Voldemort, a lo que Hermione le refutó, aclarándole de que ella no se refería a una atracción física, ella hablaba de una reacción poco más que magnética, el poder dentro de ambos desde siempre había estado atrayéndose mutuamente, lo que sumado a sus naturalezas completamente diferentes les había llevado a chocar de manera inevitable, lo que al final no disminuía el hecho de que realmente había existido una atracción. y que ahora esta se reflejaba en este tiempo, entre este Tom y Harry.
Lord Voldemort y Harry Potter habían sido dos caras de una misma moneda, ambos eran el reflejo de como hubiesen sido sus vidas si hubiese tomado decisiones diferentes, sus destinos habían estado entrelazados desde el nacimiento de Harry.
Ahora, sus destinos volvían a entrelazarse, esta vez con el nacimiento de Tom.
Aunque en la práctica, todo fuese mucho más complicado de lo que lo había hecho sonar la castaña, pero Ron y Harry entendían a grandes rasgos a que se refería
- No importa cuantas veces lo expliques, sigue sonando extraño para mí - soltó Ron, los tres hechiceros se encontraban sentados en la sala del pequeño departamento que compartían. Harry y Ron compartiendo el sofá y Hermione de pie frente a ellos, caminando de un lado hacia otro de brazos cruzados, pensando, meditando sus propias palabras.
- Si a ti te suena extraño, imagina lo que estoy sintiendo yo en este momento - Le devolvió Harry cruzándose de brazos y mirando a la chica, la que simplemente soltó un suspiro - Pero...a pesar de todo, entiendo a lo que te refieres...
- Igual entiendo - dijo Ron con cuidado - Pero eso no quita el hecho de que suene extraño.
- Lo se, creerme que lo se, pero no encuentro mejores palabras con las que explicar toda esta situación, tampoco es como si tuviésemos algún otro caso como esto para comparar. - Ron simplemente levantó los brazos en la señal universal de rendición, para luego mirar a Harry, el que parecía absorto dentro de su cabeza.
- ¿Que estás pensando Harry? - inquirió la bruja sentándose finalmente en el sillón frente a ellos.
- ¿Mione? ¿Crees que esta "atracción"... - dijo haciendo las comillas con sus manos - Pueda traducirse en algo más con el tiempo?- la chica enarcó una ceja ante la pregunta.
- ¿Algo más? ¿Algo así como una verdadera atracción? ¿Una atracción que vaya más allá de un magnetismo entre sus magias? ¿A eso te refieres? - soltó ella mirándole atentamente.
- Si, exactamente.
- Pues...- ella dudo por un segundo, ordenando sus palabras - Realmente no sabría decirte. Tom aun es demasiado pequeño, y no estamos seguros de cuanto tiempo nos queda en este lugar, cuanto tiempo tendremos para seguir con nuestra misión. - le respondió ella con voz cansada. - Tu sabes que todo esto es demasiado ambiguo, no sabemos muy bien como terminarán nuestras vidas...
- No nos queda más que seguir adelante y esperar lo mejor - soltó Ron con ojos firmes.
- Así que todo queda en el aire, no sabemos que puede pasar con esto. - le devolvió Harry con el rostro cruzado por el cansancio.
- Exacto, porque no sabemos si tenemos un futuro, no creo que realmente tengamos uno - dijo Hermione mirando sus manos, las que descansaban sobre su regazo.
- A veces olvido eso - no pudo evitar decir Ron casi en un susurro. - O sea, lo entiendo, se que nosotros, los que estamos aquí atrapados en el pasado cumpliendo con una misión, tarde o temprano desapareceremos... - el pelirrojo se detuvo y miró a sus dos amigos con una sonrisa algo nostálgica en sus labios - Pero tenemos que recordar, que nuestros "yo" de esta línea temporal tendrán una vida nueva, un futuro mejor.
- Ellos tendrán el futuro que nosotros no tuvimos, ellos podrán vivir una vida tranquila. - susurró Harry pensando en las posibilidades, en como sería ese hermoso futuro, cuan feliz sería ese Harry.
- Espero que volvamos a ser amigos - soltó Hermione de pronto, levantando la mirada y sonriéndole a los otros dos, los que rieron con suavidad.
- Espero que sea así.
Los tres guardaron silencio por largo segundos, hasta que algo pareció cruzar por la mente de la bruja, la que sonrió con algo de tristeza, desviando la mirada para luego clavarla en sus manos nuevamente.
- ¿Creen que Tom nos recuerde? ¿Creen que llegue a conocer a nuestras versiones de este tiempo? - Ron y Harry le miraron con sorpresa ante esas palabras, no habían pensado en ello.
- Yo creo que eso dependerá enteramente de cuanto tiempo estemos con él, de por cuanto tiempo aun estemos presentes en su vida - le respondió Ron - Aunque es lindo pensar, de que si logramos cambiarlo todo, si logramos que Tom se convierta en alguien mejor, y si ese Tom puede encontrarnos y recordarnos a nosotros al verlos a ellos...
- Sería lindo...- dijo ella - aunque no lo recordemos.
- Nunca lo habríamos conocido.
Y otra vez, el silencio les envolvió.
Fin Capitulo 4.