nOtita dE lA aUtOra:

una larga (e inexcusable) espera, pero me he torturado los ojos esta bella madrugada, para traerles un capitulo en extremo largo con escenas nunca antes vistas. muchísimas gracias de antemano, de nuevo una enorme disculpa. y ojalá disfruten el capítulo

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Disclaimer: Personajes de JK Rowling


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"PLAN MACABRO"

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7. A LO MUGGLE

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-¿Malfoy?-

-¿Si, Granger?-

-No que me esté quejando…- habló cautelosa, mientras que con la mirada recorría todos los rincones de la tienda, paranoica –Pero no crees tú que tres refrigeradores es un poquito… ¿extraño?-

El rubio volteó a verla con el ceño fruncido -¿Extraño? ¿Por qué sería eso extraño?-

La castaña rodó los ojos –Pues verás- enfatizó -La gente 'normal' tiene un solo refrigerador en su casa, y ya-

-¿Solo uno?- preguntó atónito el rubio.

-Sí, Malfoy. Solo uno-

-¿Y por qué mierda tienen nada más uno?-

Te diré…- soltó entre exasperada y divertida -Es costumbre guardar toda la comida en uno solo, por eso de ahorrar espacio, luz y sobre todo, salvaguardar el medio ambiente- suspiró hondo - ¿Para qué demonios quieres tres refrigeradores?-

-¿No es obvio?-

La castaña sacudió la cabeza en negación.

-Granger… me sorprende que el intelecto no te alcance para algo tan básico – bufó -Uno es para mí, el otro para ti y el tercero para Junior- soltó con una sonrisita cómplice (y poco cuerda)

Hermione abrió los ojos atónita -¡¿Un refrigerador para cada uno?!-

El rubio le respondió con otra enorme sonrisa.

-Un refrigerador para cada uno-

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Cuando Hermione Granger había acordado ir de compras con Draco Malfoy para adquirir todo lo necesario que hacía falta en su nueva casa, creyó que sería algo de lo más rápido y sencillo, comprarían lo básico para sobrevivir, y ya, asunto arreglado.

¿Qué tan difícil podía resultar?

Pero…

En su vida imaginó que Draco Malfoy sería del tipo de persona que admiraba cada mueble, comparaba precios, y peor aún… contrastaba los colores… ¡para que combinaran!

Así que, aquí estaba ella, eligiendo tres refrigeradores de tres diferentes tamaños, para que, según el rubio, se ajustaran a la altura de cada uno.

El de ella no era tan alto como el de él (ni tan grande). Y el tercero… no llegaba ni al metro de altura.

¿En qué vida asesinó a quién, para merecer esto?

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-Malfoy…- suspiró abatida, por decimo novena vez -¿Para qué quieres una parrilla?-

-Granger, de verdad, ¿qué te sucede hoy?- sonrió, mientras le señalaba a un muy contento vendedor el asador que había elegido -¿Pues en dónde crees que cocinaremos la carne los domingos? –

Paciencia, Merlín. Paciencia…

-¿Y sabes tú cómo usar una de esas cosas sin morir quemado en el intento?- le preguntó poco convencida.

-Pues para eso han inventado los manuales, ¿no?- sonrió victorioso –Quién diría que los muggles pensarían en todo- murmuró satisfecho.

Hermione entrecerró sus párpados, rogando que si Malfoy moría quemado, mínimo no se la llevara a ella con él en el proceso.

-Así que, tendremos parrilladas los domingos por las tardes, ¿eh? – cuestionó, recelosa -¿Y a quién invitaremos? Porque cuando todo mundo se entere…-

El rubio sonrió despreocupado, mientras dirigía su atención a las enormes pantallas de plasma.

-Si lo dices por San-Potty y su secuaz, despreocúpate – continúo mientras le señalaba al vendedor un gigantesco equipo de sonido –Invitaremos a Blaise, la pequeña Weasley, incluso Lovegood, y con Junior… será perfecto-

La imagen de pronto apareció en la cabeza de Hermione, con un pequeño niño rubio, Malfoy y un arbolito de navidad, un perro ladrando y dos gatos persiguiendo una bola de estambre…

Meneó la cabeza y alejó cualquier pensamiento así de peligroso.

Y claramente desquiciado.

El vendedor la distrajo cuando ahogó (sin mucho éxito) un grito de absoluto éxtasis, porque Draco, no sólo se llevaba un equipo de sonido, sino, dos

Porque si esta baratija muggle se descompone, no pienso venir a comprar otra.

La castaña alzó la vista al cielo.

¿Por qué permites que me meta yo en estos líos?

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-No, Malfoy. Ni creas que voy a permitir que metas eso en mi casa-

-Vamos, Granger. No seas absurda…-

-¿Absurda?-

-Sí, absurda. ¿Qué tiene de malo esta preciosidad?-

-Llamas a eso… ¿preciosidad?-

-No tan preciosa como tú, por supuesto-

La castaña cruzó sus brazos a la altura del pecho -Malfoy, la adulación no te llevará a ningún lado conmigo-

El rubio chasqueó la lengua divertido.

-Entonces… ¿no me dejarás llevarla?-

-No-

-¡Pero es perfecta!-

Lo miró inquisidora -No pienso dormir en una cama de agua- siseó firme.

-Podemos comprar dos- sugirió el rubio -Un día usamos la de agua y al otro día la normal-

-¡No vas a comprarnos dos camas, Malfoy!... espera…- abrió los ojos horrorizada -¡¿Quién dice que voy a dormir en la misma cama contigo?!-

El rubio sonrió lascivo –Me temo que fuiste tú la que lo ha sugerido-

-¡No! ¡Primero muerta!- exclamó alterada, atrayendo la atención de varios clientes -¡Cómprate tu cama de agua! Que yo a esa cosa… ¡no me subo!- furiosa, se alejó a la siguiente sección de la tienda.

El rubio sonrió satisfecho, mientras pedía una sola cama normal, de tamaño familiar.

El vendedor sugirió -¿No preferiría llevarse dos, por si alguna llegase a romperse?-

Draco Malfoy lo miró serio.

-Si se rompe, vendré por otra-

No pensaba darle a la castaña ni una sola oportunidad de dormir en algún otro lado que no fuera entre sus brazos y sobre su única cama.

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- Malfoy…- reprimió las ganas de golpearse el cráneo contra la pared más cercana -¡¿Para qué demonios quieres tres inodoros?!-

-A estas alturas, creí que te sería bastante obvio-

-La casa, si mal no recuerdo… ¡no tiene tres baños!- gritó ya desquiciada -¡¿Dónde carajo vas a meterlos?!-

-Ah sí, respecto a eso…-

-Malfoy…- susurró horrorizada -¿Qué has hecho?-

-Tranquila, Granger, si sigues estresándote así, te arrugarás más pronto, y créeme, a ninguno de los dos nos conviene eso-

- ¡¿Qué mierda le has hecho a mi casa?!-

¡Esa casa era perfecta! Si Malfoy había hecho algo para arruinarla, la castración sería la última de sus preocupaciones.

-Solo hice que la agrandaran un poquito-

-¿Qué la agrandaran? Pero si…- titubeó –La casa está perfecta, y quitarías espacio del jardín-

-Sabes, Granger, hay algo muy curioso y bonito, llamado magia… ¿has escuchado hablar de ella?-

-¡Es una casa muggle! ¡No puedes andarle metiendo cosas mágicas! ¡Está penado por el Ministerio! Si alguien se da cuenta… -

-Hermione- sonrió orgulloso -¿Crees que el Ministerio me negaría a mí, Draco-todo-poderoso-les-dono-cantidades-groseras-de-dinero-Malfoy, algo tan… pequeñito, como una remodelación inmobiliaria?-

-Eres… increíble- gruñó derrotada.

El rubio le guiñó el ojo –No lo olvides nunca, preciosa-

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-¿Cuál es el objeto de estos… objetos?- le preguntó de pronto el Slytherin, con una franca señal de confusión en el rostro.

Por suerte, el vendedor había ido en busca de una nueva libreta de productos, por lo que ella podría contestarle sin parecer idiota (él, por supuesto)

-¿A qué te refieres?-

-Pues, admito que están curiosos y todo- reflexionó con la mirada aguda -Pero vamos, ¿cuál es la practicidad tras de ellos?-

Había que admitir que Draco se veía casi lindo con los labios fruncidos y la mirada tan inquisidora -Malfoy, me sorprende que el intelecto no te alcance para tanto- se burló divertida.

El rubio despegó la vista un momento del aparato y la miró entre serio y entretenido -¿Sabías que es de mal gusto usar las frases patentadas de otros?-

-No me digas que la tienes patentada-

-Granger, cariño- le giñó el ojo con todo el carisma que solo un maldito rompecorazones posee -Todo en mi está patentado-

-¿Por qué sigue sorprendiéndome tu egocentrismo?- bufó medio acalorada.

¿Se estaría descomponiendo la calefacción de la tienda?

-Ni idea- río sincero -Así de fascinada he de tenerte-

-Malfoy…- protestó ceñuda.

-Bueno, y me vas a explicar para qué demonios son estos…- regresó la mirada al aparato blanco que tenía enfrente -¿Microlondas?-

-Microondas- lo corrigió impaciente, aunque en el fondo, pero muy ahí en el fondo, enternecida.

Parecía un niño en una tienda de juguetes, apretando botones a lo 'nada inteligente' y frunciendo esos labios tan finos…

-Como sea que se llame- tomó el objeto entre sus palmas y lo apretó, como queriendo averiguar de qué material estaba hecho.

-Sirven para calentar, y hasta hornear, los alimentos- le contestó ella.

Malfoy despegó de nuevo la mirada del microondas y la miró desconcertado -¿Y entonces para qué mierda quiero una estufa?-

Hermione llevó la palma de sus manos a la cadera -¿Con esa boca besas a tu madre?-

El maldito hurón sonrió lascivo y se acercó un poco -Pues a mi madre no…- y le susurró cerca del oído -Pero podría besarte a ti encantado-

-Malfoy…- balbuceó nerviosa.

-De acuerdo- sonrió malditamente satisfecho, alejándose de pronto –Entonces- analizó -Calentar comida- y suspiró frustrado -Pero, repito, ¿para qué demonios queremos entonces una estufa?-

-Son diferentes tipos de cocción- intentó explicarle, ya un poco alterada.

El vendedor regresaría en cualquier momento y podría escucharlo todo -Pero si tanto conflicto te provoca, pues no nos llevamos microondas y ya- declaró impaciente.

-¿Sin microondas?- la miró perplejo -¿Y cómo calentaremos lo que se supone debemos calentar en un microondas si no tenemos un maldito microondas?-

-¿Sabes? Existe esta cosa curiosa llamada magia…-

-No-

-¿Por qué?-

-¿Qué pensarán los vecinos de una familia sin microondas?- exclamó contenido -Claramente, levantaremos sospechas-

-¡No vamos a levantar sospechas si no tenemos microondas!- exclamó ahora ella, con ganas de golpearlo por absurdo y besarlo por encantador.

¿Qué demonios…?

-Pues a mí me suena a que levantaremos sospechas, y no sé tú, pero no quiero crear malas relaciones con mis vecinos- declaró solemne, mirando a los microondas ahora con un nuevo y profundo respeto.

-¿Y para qué demonios quieres buenas relaciones con los malditos endemoniados vecinos?- siseó agitada.

-¿Y con esa boca piensas besarme?-

-¡Malfoy!-

El rubio meneó la cabeza y le dio dos palmaditas al microondas más grande, de color negro -Pues entonces, ¿con los hijos de quién jugará junior?- soltó con tono sabelotodo -¿O piensas dejar a tu hijo sin amigos solo porque no quieres un maldito microondas que claramente, sirve para todo, menos para algo nuevo que no hace ya la maldita estufa y mi maldita varita?-

-¡Junior no necesita amigos cuyos padres juzguen a la gente por sus productos electrodomésticos!-

¿Se le quedaron viendo los clientes y otros vendedores? Muy probablemente. Pero este maldito hurón de pacotilla la estaba sacando de las últimas casillas que le quedaban.

-¿Y entonces?- le refutó él -¿Lo dejarás jugar solo y ya? Porque la princesa tardará en llegar otro rato, y mientras tanto, lo tendrás solo y desamparado, junto a su pobre padre- recalcó emotivo -Todo por tu síndrome trabajocólico y tu falta de sensibilidad a la hora de equipar tu cocina-

-Malfoy- gruñó ahora sí colérica -No te voy a permitir… espera-lo miró asustada - ¿Princesa? ¿Cuál princesa?-

-Nuestra segunda hija, por supuesto- contestó de lo más natural.

-¡¿Segunda hija?!- ahora sí que esto estaba saliéndose de control -¡Más te vale que estés bromeando, Draco Malfoy! Acordamos un hijo ¡No dos!-

El rubio rodó los ojos, y de repente, le tomó la mano derecha, apresándola entre sus dedos.

Largos, fríos y suaves dedos.

-Como sea, Granger-levantó la muñeca y la posó cerca de sus labios, dándole un pequeño beso en el dorso de la palma -Nos llevaremos dos microondas y punto-

Hermione tardó más de diez segundos en reaccionar.

-¿Y tú crees que dos microondas levantarán menos sospecha que ninguno?- articuló nerviosa, con cada pequeña fibra en su brazo temblando cerca de esos labios tan finos, y tan suaves.

-Al menos no daremos la impresión de ser unos padres insensibles que no pueden comprarle siquiera un microondas a su pequeño hijo-

-Draco Malfoy, te juro…-

La soltó despacio, dándole una de esas miradas que estaba segura, no lograría descifrar ni en un millón de años.

-No tienes que agradecerlo, Granger- chasqueó, recuperando la compostura y la sonrisa de lado - Que por cierto- frunció de nuevo los labios -¿No harán de estos en miniatura?-

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Cuando llegaron a la caja registradora, Hermione estaba segura que llevaban consigo la tienda entera.

Nunca había visto a un vendedor, y gerente, tan felices.

El rubio no solo tenía una ligera obsesión con comprarlo todo, sino que lo compraba todo… tres veces… tres malditas, enfermas y espeluznantes veces.

¿Para qué querían tres licuadoras?

¿O tres lavadoras? ¡Si él ni siquiera lavaba!

-Para que los elfos no confundan nuestra ropa- Había dicho el muy mal nacido.

Ella por supuesto, le echó bronca.

-¡No habrá elfos domésticos en mi casa!-

Y la discusión se siguió por el pasillo de lácteos.

-Les pagaremos sueldo y si quieres, hasta prima vacacional-

Hermione lo miró perpleja -¿De verdad harías eso?-

El rubio apartó la mirada y de pronto, pareció encontrar muy interesantes los yogurts bajos en grasa.

-Por ti, por supuesto-

Hermione no supo si lo imaginó diciendo eso, pero por la forma en la que Draco Malfoy ahora cerraba su puño alrededor de un pudín de chocolate sin calorías… no, no lo había imaginado.

-Gracias- susurró apenada, y sospechosamente, agradecida.

Draco volteó a verla de nuevo con ese brillo en los ojos que la dejaba desorientada y continúo caminando en silencio a su lado.

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Justo después de que el rubio pagara en la caja, en un intento de romper ese silencio que se había formado entre ellos, que aunque no era incómodo, si la desarmaba de formas que no quería ser desarmada, Hermione comentó casual -Al menos habrá tres camas, y no tendré que dormir cerca de ti-

Draco Malfoy volteó a verla con una sonrisa ligeramente nerviosa -Sí, Granger, respecto a eso…-

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Hermione sintió el cambio de temperatura en cuanto salieron de la gran tienda -¿A dónde vamos?- le preguntó a Malfoy en cuanto éste la sujetó caballerosamente del brazo y comenzó a encaminarlos por la calle.

-Voy a llevarte a cenar-

¿Cenar? ¿Con Draco Malfoy?

-No gracias, no tengo hambre-

El susodicho carcajeó quedo y la apretó un poquito más fuerte hacia él –No te estoy preguntando-

-Pues deberías- contestó un poco cabreada.

-Hemos estado más de cuatro horas en ese infierno, te ves cansada y apuesto a que tienes hambre-

De acuerdo, eso sonó considerado. Y tomando en cuenta que es Draco Malfoy quien lo estaba diciendo…

-¿Y tú, señor invencible?-

-Muero de hambre también, vamos castaña, déjame invitarte a cenar-

Hermione no pudo evitar una pequeña sonrisa. Y los retortijones estomacales que sentía, al verse rodeada tan íntimamente por el rubio…

Son una clara señal de hambre, maldijo en voz baja.

¿A quién demonios quería engañar?

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-¿A lo muggle?- le preguntó justo cuando acababa de darle un último sorbo a su vino.

-Sí, a lo muggle- contestó por tercera vez.

-¿Por qué?- le preguntó él por… tercera endemoniada vez.

-¿Por qué preguntas el por qué si ya te lo he explicado?- dijo ya un poco más impaciente.

-Supongo que guardo la esperanza de que lo que acabas de decir en realidad lo haya yo imaginado, y que ahora, me dirás que en realidad no hay que hacerlo a lo muggle- contestó tranquilo, alejando la copa y recargándose en la respalda de su asiento, sin perder la elegancia ni un solo instante.

-Pero es justo lo que te estoy diciendo, Malfoy- insistió ella -Que hay que hacerlo a lo muggle-

El rubio meneó la cabeza, y un par de mechones hicieron un movimiento demasiado atractivo para la salud mental de alguien sentado al frente, observándolo -Me rehúso a cometer tremenda barbarie- se negó serio.

-¡No es una barbarie!-

-Me temo que estás equivocada- sonrió -Es una barbarie. Y de las grandes-

-Malfoy… no tiene nada de malo hacer una mudanza a lo muggle- declaró orgullosa, echándose también hacia atrás en la silla, aunque nunca con la misma elegancia.

-Y en eso tienes razón, no tiene nada de malo- concedió.

-¿Entonces?-

-Se vuelve algo malo cuando dicha mudanza a lo muggle tengo que hacerla yo- aseguró divertido.

-¡No vas a hacerla tú!-

-¿Ah no?-

-No- al maldito le gustaba sacarla de sus más cuerdos cabales -Yo voy a empacar, tú solo tendrás que ayudarme a cargar las cajas a la pequeña camioneta que me han prestado unos amigos de mis padres y listo-

Malfoy negó con la cabeza, levantó la mano y pidió la cuenta.

La mesera (que a gusto de Hermione, se le había quedado viendo demasiado tiempo al rubio) (Pero bueno, ¿a ella qué demonios le importaba eso, no?) de inmediato trajo la orden sellada con el costo.

-¿No sería mejor contratar muggles para que hagan el trabajo?- sugirió el rubio mientras pagaba con su dinero muggle y caballerosamente se dirigía hasta donde estaba ella, retirando la silla cuando ella se levantó -No tienes que preocuparte del dinero- le susurró de pronto al oído, con los dos demasiado cerca el uno del otro y la mano de él tan peligrosamente cerca de su espalda baja -Corre a cuenta mía-

-No se trata del dinero- balbuceó nerviosa.

¿Cómo demonios lograba dejarla tan… inmune?

-¿Entonces?- la miró expresivo.

-Sí pienso contratar muggles para que me ayuden con lo más pesado, y por supuesto que correrá a cuenta tuya, pero…-

-¿Pero?-

Hermione notó que estaban en un lugar muy concurrido, así que sin aviso, empezó la marcha, huyendo de la cercanía del Slytherin.

Cuando la alcanzó en la acera de la calle, él seguía viéndola de forma expectante.

-¿Prometes no burlarte?- le susurró un poco apenada.

¿Qué demonios le estaba pasando?

-Lo prometo- le dijo quedo, acercándose y tomándola de la mano izquierda.

Hermione tragó hondo.

-Mis cosas personales… las quiero demasiado- dijo despacio, queda -Guardan recuerdos hermosos que no me gustaría que se perdiesen o dañasen-

-¿Y por qué no con magia?- le cuestionó todavía serio, alto, Draco, Malfoy, él.

-No lo sé…-

Intentó soltarse del agarre pero él no la dejó.

-¿Hermione?-

La castaña tomó aire y apretó los ojos -Pues, vamos a mudarnos a una casa muggle, en un barrio muggle, y yo sé que no soy un muggle, pero…-

El agarre, de alguna forma, se volvió más personal.

Hermione abrió los ojos, y al hacerlo, chocó con dos orbes grises anhelantes, llenas de un calor tan extraño y al mismo tiempo tan familiar…

-¿Quieres sentir tus raíces y toda esa mierda de tu ascendencia y las tradiciones y demás?-le dijo suave.

-¡Malfoy!-

El susodicho soltó una carcajada.

Maldito infeliz.

-De acuerdo- le dijo aún con una sonrisa en el rostro y sin soltar su mano.

-¿Eh?-

-Te ayudaré a mover las cajas con tus cosas importantes, al puro estilo muggle- Y de nuevo, subió la muñeca de ella hasta la altura de sus labios fríos y delgados, pegándolos al torso tibio, mandándola a una realidad donde los pensamientos coherentes no existían -Pero ni se te ocurran las grandes, me encargaré de que una de esas empresas de mudanza haga el resto-

-¿De verdad?- susurró todavía mareada.

Ese olor. Y el calor que emanaba. Y su mano envuelta en esos dedos tan largos y perfectamente proporcionados…

-Primero, promete que no me harás cargar cosas grandes- sonrió travieso, y ella no pudo evitar rodar los ojos.

Era un crío.

Y de los pesados.

-Lo prometo- masculló, mientras luchaba para que una sonrisa no se le asomara entre los labios.

-Entonces sí, lo haré- le susurró cerca del rostro, con un aliento a vino y fuego.

Y por una idiota razón, que claramente era muy idiota, ella deseó con todas sus fuerzas que él la besara…

-Eres un cobarde- dijo en su lugar, temerosa a que las cosas se salieran de control -Unas pequeñas cajas te intimidan, oh gran príncipe de Slytherin gallina-

Draco ni siquiera se ofendió. Soltó una carcajada y la soltó de la mano tan solo para rodearla con la otra.

-No es cobardía, sino astucia y supervivencia- le aseguró con una ceja levantada y esa sonrisa medio lasciva -Deberías aprender a diferenciarlos, Granger-

-¿Y ahora las cajas de cartón matan?- preguntó retadora.

-Uno nunca puede estar demasiado seguro-

Y ahora sí, no pudo evitar reír absurda.

Un crío. Un adorable, petulante pero encantador, crío.

-Me gusta- le dijo de pronto serio.

-¿Qué cosa?-susurró ella, ahogando la risa.

-Cuando ríes así, te ves hermosa-

Hermione sintió un calor recorriéndola por todas partes.

-Te llevaré a casa- dijo él sin más.

Estaba tan aturdida, que sólo atinó a asentir.

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-¡No puedo creerlo! ¡Sólo a mí se me ocurre aceptar ayudarte! –gruñó una muy furibunda Ginny Weasley mientras arrojaba más libros a la caja en el suelo -¡¿En domingo, Hermione?! ¡El único día que tengo para dormir!

-Lo sé, lo siento, Ginny- se disculpó la castaña –Prometo recompensártelo en cuanto pueda-

-¡No! ¡Ni me hables, Granger! ¡No quiero que me recompenses nada!-

-¿Por qué andas de tan mal genio?-

-Porque soy una persona sociable, Hermione…- explicó la pelirroja mientras cerraba la caja ya llena -¡Mantener este secreto tuyo me está matando!-

-Ginny, no es para tanto…-

-¡¿No es para tanto?!- bufó- Claro… que te mudes con Malfoy no es para tanto- soltó mordaz.

-No lo tomes como amenaza ni nada- habló la castaña cerrando los ojos como rendijas –Pero si abres la bocota, le diré a Ron con quién te estuviste acostando el mes pasado-

-¡No lo harías!- gimió aterrorizada la pelirroja.

-Oh si… no me obligues a hacerlo, Weasley-

A lo mejor lo Slytherin se le estaba pegando del rubio.

En eso, sonó el timble.

Hermione se levantó del suelo –Entonces…- habló antes de dirigirse a la puerta -¿Mi secreto está a salvo?-

Ginny rodó los ojos -De acuerdo-

-Sabía que podía contar contigo, amiga- dijo la castaña con una enorme sonrisa mientras abría la puerta.

Y ahí estaba. El mal de sus males.

-Granger- los ojos de Malfoy la recorrieron, con su mirada ya patentada de voy-a-comerte-enterita.

Hermione intentó actuar lo más natural posible.

-Malfoy- dijo lo más cortés e indiferente que pudo.

Tranquila ¡Es sólo Malfoy!

-¡Hermione!- exclamó una voz detrás del Slytherin - Un placer volver a verte-

Blaise Zabinni se metió sin previo aviso, abrazando a la castaña.

-Igualmente, Blaise- contestó sorprendida, mientras el moreno la soltaba del fuerte abrazo -Bienvenido a la tierra de las cajas-

Mientras ambos hombres entraban al departamento de la castaña, la susodicha comenzó las introducciones.

-Blaise Zabinni. Ginny Weasley- miró a su amiga –Ginny Weasley. Blaise Zabinni-

La pelirroja prácticamente saltó desde el lugar donde estaba inclinada, para poder tomar la mano del moreno.

Esa mirada que tenía su amiga, sólo significó una cosa para Hermione: 'Tenemos un problema'

-Entendí la parte donde dijiste que habría mucha testosterona ayudándote en la mudanza – dijo a su amiga, sin despegar la vista de Blaise –Pero no me dijiste que sería tan alto, moreno y atractivo- sonrió coqueta.

El susodicho soltó una carcajada y perforó con sus grandes ojos oscuros a la pelirroja de enfrente –Me declaro culpable-

-Mido uno setenta y dos- dijo Ginny, sin soltarlo aún -Saludable, no fumo y soy muy…- sonrió aún más - Muy soltera-

-No olvides hermosa- respondió el italiano antes de dirigirse al rubio -¿Todas las chicas de Gryffindor son tan hermosas? ¿Por qué no me di cuenta antes?-

Antes de que Malfoy pudiera contestarle, la pelirroja habló de nuevo.

-Me gusta… lindo, y halagador- le guiñó un ojo al moreno –El halago te llevará muy lejos conmigo-

La castaña movió una caja llena de fotografías –Un par de tragos te llevarán a donde sea con ella-

-¡Oye!- bufó la pelirroja - No reveles mis oscuros secretos a la carne fresca tan pronto-

Hermione sacudió la cabeza y durante veinte minutos selló caja tras caja, evitando cruzar miradas con un par de ojos grises que la traían confundida y con el ritmo acelerado.

...

Tres horas después, Draco Malfoy y Blaise Zabinni renegaban completamente agotados, mientras cargaban las cajas de la castaña a la camioneta muggle que le habían prestado a la susodicha.

Después de doce cajas, el rubio dudaba que quedara algo en el departamento aparte de la cama y los sillones.

Blaise le pegó un codazo a su amigo, mientras bajaban las escaleras –Ilústrame de nuevo, Malfoy, ¿por qué mierda andamos cargando todo esto, si tenemos varitas?-

El rubio pretendió un carraspeo -Hermione pensó que sería lo mejor. Estamos en un barrio muggle, no quiere levantar sospechas-

El moreno empezó a reír.

-¿Y tú de qué te ríes?- preguntó ceñudo Draco.

-¡Granger te ha domado!-

-¿Qué?- exclamó esquivo -¡Granger no me ha domado!-

Blaise rodó los ojos, sin esforzarse en ocultar la sonrisa que traía en la cara -Lo único que digo compañero… es que te tiene amarradito con encantamiento-

El rubio bufó exasperado mientras metía las cajas al aparato muggle de ruidos infernales -¿Granger es atractiva? ¡Por supuesto! ¿Disfrutaré cada segundo dejándola embarazada? ¡No lo dudes! Pero eso es todo…- aseguró, no muy convencido –A mí nadie me doma-

-Malfoy, te tiene haciendo trabajo manual- recalcó su amigo -Ni siquiera tú hiciste tu propia mudanza, y de alguna extraña y bizarra manera, ella te tiene haciendo la suya-

Draco Malfoy definitiva, absoluta y rotundamente, había contratado un montón de gente (no se atrevió a usar a los elfos) para que empacaran todas sus cosas. Todas.

Ni siquiera el cepillo de dientes pasó por sus manos antes de acabar empaquetado en alguna caja.

Blaise Zabinni, continuó –Además, no creas que no me he dado cuenta de cómo te le has quedado viendo a la castaña toda la bendita tarde-

-Blaise, sigues fumándote esas porquerías, ¿verdad?- esquivó el rubio, cerrando una de las puertas.

-¡Oye! No me he metido nada en años- se defendió el moreno –Sólo digo lo que veo, amigo-

-Pues necesitas lentes. No ha habido miraditas especiales entre Hermione y yo-

'Porque la leona te ha estado evitando toda la maldita tarde', le siseó el subconsciente.

El moreno bufó divertido –Yo jamás dije que ella te estuviera viendo a ti…-

-Idiota-gruñó el rubio con el orgullo medio magullado.

Era cierto, ella no lo había volteado a ver directamente ni una sola vez.

-Quisieras- sonrió el italiano.

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-¿Qué tanto sonríen?- sonó la voz de la castaña, mientras feliz, salía a revisar que todas las cajas estuvieran resguardadas dentro de la camioneta.

-Hermione- habló serio Blaise –Somos machos rudos aquí… nosotros no sonreímos-

-¿Machos…rudos?- preguntó con una ceja muy levantada.

-Estaría feliz de probártelo, ahora mismo si insistes- sonrió Malfoy mientras se llevaba la mano al cierre del pantalón.

Al menos ahora, ella si lo estaba mirando a los ojos.

-¡No!- la castaña se cubrió la cara en un micro segundo.

Maldito crío del demonio…

-¡De acuerdo!- salió de pronto la pelirroja, aferrándose al brazo libre de la castaña y mirando directamente a los pantalones del rubio.

-¡Weasley! ¡Tú no puedes andar viendo estas cosas! – Hermione, sin pensarlo dos veces, se paró frente a Malfoy, tapándole toda la vista a la pelirroja.

-¿Por qué?- preguntó la susodicha -¡Si él ofrece, yo le echo un vistazo!-

-Hermione tiene razón, pequeña Weasley- sonrió muy complacido el rubio por la actitud de la castaña –Hay una sola persona a la que me interesa enseñarle mi hombría-

La pelirroja y Blaise rieron divertidos, mientras la cara de la castaña se tornaba totalmente roja.

Y aparte de crío, enfermo sexual. Bonito padre le andas buscado a tu hijo.

...

...

Hermione cerró la puerta, escuchando las risas de Ginny y Blaise mientras se alejaban por el pasillo. La habían ayudado a terminar de mover todas sus cosas a la nueva casa y ahora que habían terminado, se retiraban, dejándola a ella y Malfoy con la tarea de desempacar.

Mientras el cerrojo daba un click, la realidad la golpeó como blogger de quidditch directa en la cara.

Estaba sola, completamente sola… con Malfoy.

Suspiró abatida. Uno juraría que Draco Malfoy no podría ser más sexy, hasta que lo veías cargando cajas, con pequeñas gotas de sudor cayendo por su frente, empapando la tan ajustada camisa… sus brazos tensos, con las venitas saltando a través de la piel, obviando el esfuerzo físico de levantar tanto peso.

Mierda. Mierda.

¡Mierda!

Y ver ahora la casa, como Malfoy lo había modificado, era imposible no marearse.

Inmenso no era suficiente para describirla. Y sin embargo, seguía siendo igual de acogedora.

Cinco habitaciones, tres baños completos, una sala inmensa, un cuarto de entretenimiento, cocina prácticamente industrial, hermosos balcones y un patio trasero (que gracias a la magia) se extendía por más metros cuadrados de los que hubiera podido soñar…

No enamorarse de… la casa, era imposible.

¿Cómo diablos iba a sobrevivir viviendo bajo el mismo techo que Draco Malfoy durante tanto tiempo?

Y con solo una maldita cama. Rugió internamente.

Iba a mandar a dormir al sillon al descarado, eso era seguro.

...

...

Cuando Malfoy entró a la sala, vio a Hermione parada ahí, viendo las cajas esparcidas en el piso, con una ligera arruga entre las cejas.

Hermosa.

Por mucho que quisiera a su amigo, estaba más que feliz de que él y la pelirroja se hubieran ido ya… significaba tener a Hermione Granger para él solito.

Recargándose en el marco de la puerta, la siguió observando extasiado.

-¿Blaise y Weasley se han ido ya?-

La castaña levantó la vista, sorprendida por encontrarlo ahí, mirándola.

-Sí, acaban de irse ya- sonrió –Pobre Blaise, Ginny se lo va a comer vivo-

-Zabinni es más rudo de lo que aparenta- bufó incrédulo.

-Al igual que Ginny-

Compartieron una sonrisa.

Y luego un silencio incómodo invadió la estancia.

Segundos pasaron, y luego, los dos al mismo tiempo intentaron hablar.

-Creo que yo mejor…-

-Hermione creo que…-

Ambos rieron por tremenda idiotez.

Y de nuevo el silencio reinó, mientras uno esperaba a que el otro hablara.

-Yo solo…-

-Mira se que…-

Draco Malfoy gruñó impaciente. ¿Qué más patético podía comportarse? La leona iba a salir corriendo por esa puerta si seguía actuando como un reverendo idiota.

El rubio se acercó a ella con lentos pero decididos pasos.

Tres.

Tres lentos, predadores, posesivos pasos.

La sangre le hervía, y de solo verla, ahí, perfecta, se le disparaba a muchos y diversos lugares.

En cuanto estuvo frente a ella, pudo casi olerla, y las ansias de tocarla se hicieron insoportables.

Hermione instintivamente se echó para atrás, pegándose a la puerta.

-Malfoy, ¿q-qué crees q-que estás haciendo?- ¡No era momento para estar tartamudeando!

Él se pegó totalmente a ella, levantado sus manos, recargándose contra la puerta.

La sintió, pequeña, apretada, perfecta, entre él y la fría pared, y la sangre ya no hervía, sino explotaba, subía, bajaba, y convulsionaba cada rincón.

Algo que he querido hacer desde hace semanas- le susurró ronco.

-Oh- sus enormes ojos chocolate se perdieron en esas lagunas de luna reflejada. Olerlo, sentirlo, casi probarlo… Merlín que ella iba a volverse loca ahí mismo.

Y él la observó, mientras todas las emociones de ella se matizaban en sus brillantes ojos; demostrándole que también lo sentía… ese deseo de fundirse en uno solo.

-Largas, interminables… torturantes semanas- su aliento golpeó la mejilla de ella, y luego el lóbulo de su oreja, haciendo que la castaña temblara de pies a cabeza.

Se repitió a sí misma –Oh-

-Oh- copió él, sonriendo contra el cuello de ella, mientras sus finos labios rozaban la suave piel de ahí.

Y Merlín que ella sabía a gloria.

Y redención.

Y toda esa mierda salvadora.

-Me he portado bien, Hermione- gruñó impaciente -He sido un perfecto caballero-humedeció sus labios.

-Oh- estaba perdida, rotundamente perdida.

Si él no la besaba iba a gritar, suplicar, gemir.

Merlín, que la estaba volviendo loca.

-Y los caballeros, reciben un premio, ¿no es así?- sus labios se acercaron a los de ella, casi uniéndolos.

Ese maldito labio inferior, llevaba semanas, meses, volviéndolo loco. Tenía unas tremendas ganas de estrujarlo entre sus dientes. Verla echar la cabeza hacia atrás mientras dejaba salir un sonido gutural por la garganta.

-Especialmente, cuando han estado rodeados de tanta, tanta…- tomó uno de los rizos castaños entre sus dedos –…tentación-

Hermione se levantó de puntitas, acercando sus labios a los de él.

A la mierda el auto control. Y la dignidad. Y la razón.

Lo quería y él a ella.

-¿Me darías mi premio, Hermione?-

Y ¡oh dulce tormento!, su nombre salido de esos labios fríos y delgados…

Draco Malfoy sintió las manos de ella recorrer desde su cintura hasta sus hombros, y luego… tímida, su cuello. Envolviéndolo en fragancia, húmedo calor y palpitante deseo.

Cuando los brazos de ella se aferraron a él…

No perdió más tiempo. Draco Malfoy eliminó los pocos milímetros que quedaban… uniendo sus labios a los de ella, en un embriagante, pasional y destructor beso.

...

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...

Hace calor, ¿no?

De verdad espero que haya valido la pena la espera, ojalá hayan disfrutado las nuevas escenas y todos los nuevos detalles.

Nop, no existen los pudines de chocolate sin calorías. ¡Si existieran, oh bendito y redentado creador, yo no comería otra cosa!

Mil gracias a: betzacosta , Sobeyda , La ChancludaM , Shaska , Leiannar , Holly90 , luna-maga , donna008 , Misao Koishikawa , tormenta oscura , Elianela , Tsuki-Lu , Karii Malfoy , Smithback , EmilyGoncalvesFelton , Diable Dreams , Aiko Amitie , fior aquarium, KuruA , Rivert1407-PotterGranger , La Flacu , Simblack , Pao Malfoy Cullen Uchiha , Caroone , andeli Malfoy Cullen , lucy, chibiKino, karlha-jonas-hale , SunnyDay3 , Ringel muam , Rousalka , Mirixhita- , aline, nena10124 por sus hermosos reviews.

Por favor, ¡no olviden comentar!

Y si tienen oportunidad, ya he posteado el segundo capítulo de mi nuevo Dramione, "Uisge Beath", me alegrará mucho verlos por ahí. Y espero pronto, subir el segundo de "Love Story", ese me hace carcajearme con unas ganas que ni les cuento.

De nuevo, mil gracias

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Besitos

Sari