Disclaimer: Ninguno de los personajes es mío, son de Meyer.

Claim: Jacob/Seth.

Summary: "Un gemido ahogado, litros de alcohol en su sistema, despecho y una cama. Una combinación explosiva, si le preguntan."

Dedicatoria: Kyde, esto es para ti. Feliz navidad, cariño :)


Combinación explosiva.

«El despecho puede traer cosas buenas, sexo quizás»


Están sentados, ahogándose en whisky y despecho, juntos, tan juntos que ni siquiera se sabe cuál es la chaqueta de Jacob y cuál es la de Seth.

Ellos no se dan cuenta de que se han ido acercando el uno al otro, poco a poco, conforme se han ido emborrachando. Un trago y un centímetro, otro trago y otro centímetro más, yendo hacia el calor, hacia el otro.

Salen, dando tumbos, del bar de mala muerte de Port Angeles, agarrados por los hombros, llorando como cachorros abandonados y maldiciendo su suerte.

Entran al auto de Jacob, Seth en el asiento trasero y Jacob en el del conductor. Conduce un buen rato, pero la vista se le nubla y decide que lo mejor es parar en un motel de carretera.
Encuentra uno al poco rato. Baja a Seth del auto, ambos tambaleándose y balbuceando. Sólo queda una habitación, le dice a Jacob la muchacha que atiende la recepción, y no le importa un carajo porque quiere dormir, así tenga que hacerlo en la misma cama que Seth.

Caminan por las escaleras hasta el segundo piso, entran a la habitación 209 y tira a Seth sobre la pequeña cama, cayendo sobre él en el proceso.

Un gemido ahogado, litros de alcohol en su sistema, despecho y una cama. Una combinación explosiva, si le preguntan.

Ni siquiera la importa que Seth es un tío, ataca su boca y le toca por encima de la camiseta. Seth corresponde y, joder, pierde consciencia.

No se besan, se muerden los labios, las caricias son rasguños y la saliva recorre cada rincón. Ven todo rojo, la pasión los ciega y se ven ahogados en un mar de sensaciones del que no pueden escapar, está la rabia, el dolor y la lujuria, todo junto en un potente desastre emocional. Buscan comprensión, calor, desahogo, buscan fuego y se encuentran un infierno. Bocas que chocan, manos que recorren y, de repente, se olvidan de por qué lo hacen.

¿Edward? ¿Bella? ¿Quiénes son esos? Nada importa, nada que no sea el otro, nada que no sea el momento.