20.-Invaluable.

No era sólo un trozo de papel previamente preparado para obtener, por medio de reacciones químicas, una imagen. Era uno de sus mayores tesoros.

La guardaba entre sus prendas, procurando verla de cuando en cuando. Si estaba exhausto la miraba y todo el agotamiento se esfumaba. Si se encontraba irritada, con tan sólo verla sus labios terminaban por curvarse y el día marchaba mucho mejor. De todos sus trofeos, ese era el mejor. Sin embargo, fue realmente un infortunio que su rubio la descubriera. Y siendo la segunda cosa que más celaba en la vida –Dei era la primera-, no estaba dispuesto a entregársela, aun cuando las consecuencias fueran catastróficas.

Pese a todo, incluidas las explosiones dentro de la guarida y las amenazas -que no dejaban de divertirle-, la fotografía de Deidara durmiendo después del acto carnal y con ese exquisito rubor, seguía siendo invaluable.

—¡Senpai, tómelo con calma!

—¡Deja de fingir idiota, uhn!